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    Diseñar para el mundo real
    Vol. 1 Núm. 30 (2022)

    A la insidiosa y recurrente pregunta de latitud excluyente sobre qué es proyectar frente a diseñar, se le une la tragicómica vacilación sobre qué pueda ser la realidad, o mejor, de entre las posibles, la que decante para un mero relevamiento, que no objetivo determinativo.

    Atravesadas ya –como recorridos, pero también como lacerantes estocadas- las crisis económicas de 2008 y pandémica de 2020 y sospechando que son la misma, se precisa un posicionamiento que sea, a la vez, un actuar, renovando las claves argumentales de las disciplinas que antes de esas crisis tradicionalmente tenían atribución social, es decir, todas.

    Renovar significa no solamente replantear qué es la arquitectura hoy, sino qué mundo es, qué realidad es la que se desvela. Si admitimos el diseño como una categoría de categorías, colocado en la dimensión “Mundo”, conlleva considerar “la vida cotidiana, pero pasa a las infraestructuras, las ciudades, el espacio habitado, las tecnologías médicas, la comida, las instituciones, los paisajes, lo virtual y, en última instancia, la experiencia” si seguimos la reflexión que Arturo Escobar hizo en “Autonomía y Diseño, la realización de lo comunal” en 2016.

    En la constitución de todo estatuto de renovación aparece un estado de la cuestión, a tenor de unos antecedentes para, consecuentemente, apostar por la radicalidad de lo que hasta ese momento no era factible. El desleimiento de la base Moderna, que lo impregna todo con su exacta inadecuación tendría, en tal acto de renovación, un paño de absorción con el que despejar las consecuencias para dejar visible qué es lo que tenemos como fundamento común.

    Unos, usando garantes que tienen limitados sus grados de libertad, apelan a lo fraterno y el perdón para la cohesión. Otros, autistas, se mantienen en que la crisis es una transición y que de ellas se sale tarde o temprano. Los hay que sacan rédito de las noticias de los últimos días, con la miserable consecuencia de su aceleración.

    Mundos reales, distantes aún interactuados, cuya cláusula final de la constitución de lo factible deja abierta la puerta a la acción generada por una clave ontológica del diseño donde no hay especialistas sino responsabilidades diseminadas para lograr autonomía y formular formas-de-vida.

    Editor Invitado: José Enrique López-Canti Profesor de la Universidad de Sevilla

    Los autores que deseen participar de este número podr´án tener en consideración, como guía, ampliación o crítica el texto que ha producido Arturo Escobar, que colabora generosamente aportando bases conceptuales a este número de Astrágalo:

    Sobre el reequipamiento ontológico de las ciudades. Arturo Escobar 2022

  • Ciudades Divididas
    Vol. 1 Núm. 29 (EXTRA) (2021)

    Este número de Astrágalo mira el concepto de ciudades divididas. La idea de división para este número es multifacética. Estamos viendo ciudades divididas por conflictos como Belfast, Nicosia, Jerusalén. En este caso, dos culturas diferentes, creencias, grupos crean un conjunto urbano de murallas y artefactos. Observamos ciudades divididas por razas, como el Post-Apartheid en Sudáfrica, donde un sistema de segregación racial deja huellas de un pasado, en el que las diferentes razas tuvieron que salir y ser segregadas en diferentes áreas. Desde las calles de Soweto, hasta los barrios bajos verticales de Hillbrow en Johannesburgo. Las ciudades que se enfrentaron a esos desafíos y detrás del dolor y la historia, contaron una historia positiva. Miramos las ciudades divididas por la segregación racial, por experiencias dolorosas que detienen nuestra humanidad básica. Miramos las ciudades divididas por el capital, donde el desplazamiento de los pobres de las zonas ricas crea una huella urbana desarticulada. Ciudades con procesos de aburguesamiento, o división social y económica. Miramos ciudades divididas por bordes, y fronteras donde las conurbaciones suburbanas reúnen a diferentes habitantes. Las ciudades divididas agradecen las contribuciones de todos estos ejemplos mencionados. Buscamos contribuciones originales y valientes, desde el interior. Aquellos que desafían nuestras ideas preconcebidas, aquellos que se unen a esa tensión causada por la división.

    Editora invitada con el número a su cargo: Alona Martínez. De Montfort-Leicester University

    30 octubre: fecha límite de recepción de artículos.

    25 noviembre: fecha límite de respuesta de los evaluadores externos (60 días)

    25 de diciembre: fecha límite de decisión desde la recepción del artículo (90 días).

  • Ciudad Enferma
    Vol. 1 Núm. 28 (2021)

    CIUDAD ENFERMA

    La coronación virósica del mundo 2019-20 (21?) depara inquietudes filosóficas, políticas y vitales y convoca o exige a pensar de nuevo el ya de por sí devaluado arsenal teórico-disciplinar de la arquitectura.

    De momento se advierte la restauración virtuosa del infierno foucaultiano de panópticos y diferentes modelos de reclusión y segregación terapeútica de los cuerpos. Lo que costó un siglo para contrarrestar –esa insidiosa vocación funcionalista de separar, distinguir y clasificar, que quizá une las ideas finales del XVIII con el espíritu del CIAM- renace valorado por los higienistas que claman por ayudas de especialistas-espacialistas que aseguren distanciamientos y  porosidades sociales así como que consigan amenizar los lockdowns. Con conciertos de balcones e inusitados afectos por los arreglos vegetales y diversos efectos para eludir los déficits espaciales.

    Ayudando a pensar esta actualidad intensa valdrá la pena apuntar algunas direcciones de reflexión:

    1 A la distancia quizá sea de interés analizar las enfermedades sociales de mediados del XIX (que venía recurriendo con diferente intensidad y localización al menos desde la Peste Negra medieval) en cuanto circunstancias que produjeron el inicio del pensamiento higienista (con la Hygeia de Richardson por ejemplo) y la voluntad infraestructural de mejorar el saneamiento de las ciudades mediante una evidente cesión de utilidad del naciente capitalismo industrial para financiar esa modernización. Los industriales del XIX –Engels era uno de ellos- así como el malévolo Henry Ford hoy parecen candidatos al Nobel de la Paz, comparados con la ferocidad inhumana (no poshumana) del selecto club mundial de multimillonarios.

    2 La pandemia se hace sindemia (novísimo nombre que parece exaltar su magnitud) como consecuencia doble de la globalización económica-cultural y la intensidad de economías-culturas líquidas según el viscoso mote aplicado por Bauman, liquida en un sentido la calidad del mundo –devastando naturaleza que permite el florecimiento de multitud de zoonosis- y en otro, compromete la salud mundial porque ahora fluyen (o fluían hasta apenas ayer) cosas, personas e información. Hay al menos una historia de 30 años de zoonosis graves y diversas, como lo divulgó David Quanmen, que no alcanzaron el estatuto sin-pandémico simplemente porque la globalización absoluta no había alcanzado su cénit.

    3 Es curioso advertir un retorno casi gozoso a cierta ultravaloración del criterio de ciudad medieval, no sólo en las ya preanunciadas neo-medievalidades descriptas por Eco desde los ´70 como eco de culturas apocalípticas sino más recientemente en la desesperada noción de proponer la ciudad de 15 minutos, cuyas graficaciones planteadas por Carlos Moreno –uno de sus apólogos- es singularmente parecida a los quartiers de artesanos del siglo XIII, incluso dibujada a mano. Un poco más sofisticada –a través de la renderización- pero igual en intentar proponer la creación de pequeños núcleos habitativos con pretensión de integrar en el conjunto el trabajo y la producción de alimentos es el proyecto que Guallart Architects desarrolló para plantear la Nueva Area de Xiong´an que a 120 kilómetros de Beijing se anuncia como primera ciudad poscovid. 

    4 Como expresión levemente alusiva a establecer el lugar en el mundo de cada uno de nosotros prolifera una radical geometría terraplanista de líneas, puntos y cruces dibujadas por todas partes, sea como indicios del deseo de vacío (en las plazas del metro o en la espera del dentista), sea como suaves instrucciones de distanciamiento y colocación esponjada de cada cuerpo idealmente separado de todo otro por distancias clínicamente recomendadas, todo lo cual organiza a los humanos en filas para acceder a los cajeros o a las cajas del súper y que despliega una nueva especie de ciudad dibujada, en un op art más bien regularizado y modular que incluso alimenta las más audaces innovaciones del urbanismo covideano que como en Barcelona pintan las calles y aceras con abundantes grafismos blancos y amarillos que proponen espacios de peatones y bicicletas y destierran a buses y autos, alimentando asi nuevos formatos de ciudad de cercanías.

    5 En la polaridad del desarrollo chino –emblematizada por Wuhan, la ciudad dónde empezó todo, en que se comen sopas de murciélagos pero que además (o por eso) es también capital del 5G- la reciente urbanidad aglomera gente que mantiene rasgos intensos de cultura rural (comer cualquier animal vivo y no con mejor salud natural sino con peores estadísticas y tratamientos sanitarios) y que está disciplinada como pocas a someterse a vigilancias amables que decantaron en la cercana Corea de Samsung, cuya tecnología ídem consigue conectar en vivo a sanos y enfermos aportando nuevas e intensas versiones de una nueva gran-hermandad que más acá de los horrores orwellianos parece que ha salvado vidas detectando a tiempo real cada nuevo infectado y sus movimientos. Desde esa potenciación del rastreo minucioso de la vida de cada surcoreano se extiende sobre el mundo la idea de la salvación electrónica en que cada uno podrá sobrevivir de aquí en adelante a la enfermedad pero también a otras cuestiones como el trabajo, la educación, el delivery y hasta a las diversas instancias de las relaciones afectivas.

    6 Y como final lo más radical aunque todavía invisible: el aparente colapso de la economía global (al menos con una crisis de la mayor enverdadura de las que tengamos memoria), las derivas insondables de políticas antisociales (desde Trump y Bolsonaro hasta la extendida pléyade europea de diferentes intérpretes de la amistosamente llamada nueva derecha), ningún atisbo o manifestación concreta de redireccionar el planeta hacia el cese del calentamiento global y de la regresión de biodiversidad y toda una agenda necesaria de interpretar de nuevo la perspectiva de mejores territorialidades. 

    Astrágalo invita a participar mediante artículos y recensiones a los autores interesados y desde campos disciplinares diversos, que sepan encarar una reflexión dentro de los argumentos anteriores. Como base reflexiva, el artículo de cabecera del Profesor Roberto Fernández, que será publicado en este número, puede servir de foco de atención y crítica, incluso, para los autores que deseen participar de esta convocatoria:

    SIETE NOTAS SOBRE LA INMUNDA CORONACION.pdf

    15 junio (ampliado): fecha límite de recepción de artículos.

    2 de agosto: fecha límite de respuesta de los evaluadores externos (60 días)

    30 de septiembre (prorrogado por ampliación de plazo de recepcción de ar´ticulos: fecha límite de decisión desde la recepción del artículo (90 días).