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  • TEORÍA DE LA ARQUITECTURA COMO HERMENÉUTICA
    Vol. 1 Núm. 35 (2024)

    El tema de la arquitectura no es meramente estético ni técnico, si por ello entendemos valores autónomos, tal y como se configuran en la mentalidad occidental a partir del siglo XVIII. Más bien es algo primordialmente ético. La práctica de la arquitectura debe ser guiada por una noción del bien común, conservando una dimensión política, entendida como la búsqueda humana de estabilidad y de auto-entendimiento en un mundo cambiante y finito. Se trata de la proposición de espacios para la comunicación encarnada los cuales, al seducirnos, promuevan la justicia, consecuentemente indispensables para nuestra salud psicosomática. Las teorías instrumentales son incapaces de dar cuenta de esta dimensión, independientemente de estar dirigidas por imperativos tecnológicos, políticos o formales, o por el deseo de emular algún modelo científico (por ejemplo, recientemente, el bio-mimetismo). La alternativa que puede proporcionar la teoría para una práctica ética puede encontrarse en la ontología hermenéutica reciente, particularmente en los trabajos de Hans-Georg Gadamer, Paul Ricoeur y Gianni Vattimo. Propongo la teoría de la arquitectura como hermenéutica, entendiendo el lenguaje como fenómeno emergente, en continuidad con la consciencia encarnada, asumiendo las intuiciones ontológicas presentes en la obra tardía de Maurice Merleau-Ponty.

    A diferencia de alguna metodología científica o deconstructivista, la hermenéutica nos permite una apertura crítica a las cualidades evidentes de los artefactos históricos, llevándonos a reconocer y valorar las respuestas producidas en contextos históricos que identificamos como órdenes significativos. La misma mentalidad sugiere una lectura cuidadosa y cortés de los documentos históricos –las teorías arquitectónicas de tiempos pasados, por ejemplo– concediendo que importantes preguntas sobre el significado de la disciplina subyacen al discurso, más allá de las limitaciones impuestas por creencias locales, prejuicios y juegos de poder. El mundo de nuestra experiencia incluye los artefactos que constituyen nuestras tradiciones artísticas, incluyendo la arquitectura: formas espacio-temporales cuyo poder transformativo podemos aún discernir, en momentos de reconocimiento que son completamente nuevos, pero extrañamente familiares. Al entender estas formas de encarnación específica y articular sus lecciones en vista de nuestras propias tareas, tendremos una mejor oportunidad de construir una arquitectura apropiada y una realidad intersubjetiva que pueda cumplir con su tarea social y política como una afirmación de la cultura. La tarea de la arquitectura es la manifestación formal de un orden social y político a partir del caosmos de la experiencia, empezando por las percepciones de significado que nuestra cultura comparte en sus hábitos y encarna en sus vestigios históricos, proyectando alternativas poéticas que puedan trascender los marcos asfixiantes o represivos de las instituciones heredadas.

    Están invitados a enviar artículos los autores que reflexionen sobre ello, atendiendo al texto que el profesor Alberto Pérez-Gómez, editor invitado, ha dispuesto para marcar pautas o incitar a réplicas. Se esperan elaboradas interpretaciones de edificios o propuestas urbanas, revisiones históricas de los contextos que ahí se mencionan, actualidad o crítica de lo que hemos querido que sea el objeto de investigación, para el monográfico que se llamará teoría de la arquitectura como hermenéutica.

    Editor invitado: Alberto Pérez-Gómez. McGill University, Montreal.

    DOSSIER (A35): LOS LEGADOS DE COLIN ROWE; MATEMÁTICAS, CONTEXTUALISMO, CIUDAD COLLAGE Y MÁS ALLÁ.

    Editor invitado: David Grahame Shane

    Colin Rowe se transformó y cambió a lo largo de su vida, construyendo y refinando su aparato intelectual y conceptual en respuesta a sus circunstancias cambiantes. No cabe duda de que la experiencia más formativa del joven Rowe fue el tiempo que pasó con Rudolf Wittkower en el Instituto Warburg, tras su formación arquitectónica anterior en la Universidad de Liverpool, cuyo profesor Patrick Abercrombie dirigió la reconstrucción de Londres tras la Segunda Guerra Mundial. Rowe intentó sin éxito adaptar los análisis diagramáticos de Wittkower al St Dié de Le Corbusier con sus alumnos Robert Maxwell y James Stirling. Más tarde, con los Texas Rangers, comenzó a desentrañar la geometría wittkoveriana en el paisaje urbano, estudiando la Liga de las Naciones de Le Corbusier con sus colegas Robert Slutsky, Bernard Hoesli y John Hedjuk. Continuó este proceso para recuperar la ciudad tradicional y clásica a través de Camillo Sitte en la década de 1950 con Alvin Boyarsky en Cornell, y luego a mediados de la década de 1960 con Wayne Copper y Tom Schumaker. A partir de esta base híbrida, Rowe construyó un nuevo aparato curatorial metahistórico y reflexivo de la "ciudad como museo" esbozado en Collage City con Fred Koetter y el equipo Roma Interrotta (1978). Como se argumenta en Recombinant Urbanism (2005), muchos de los movimientos de diseño urbano posteriores se desarrollaron a partir de este enfoque estratificado, diagramático y multiescalar de la historia comunitaria, la memoria y el medio ambiente en el siguiente medio siglo, desde el neorracionalismo, la deconstrucción, el nuevo urbanismo, el urbanismo paramétrico, el urbanismo paisajístico, el urbanismo ecológico y el urbanismo estratégico, hasta el énfasis en la conservación histórica, la reutilización adaptativa, la megaciudad autoconstruida y la ciudad informativa. Incluso en Covid los diseñadores urbanos siguen luchando con la complejidad y las contradicciones de las continuidades clásicas y modernas que hicieron tan difícil y dinámica la lucha intelectual de Rowe.

    Parece un momento adecuado para volver a examinar el Contextualismo y la Ciudad Collage y Roma Interrotta en el marco de las redes de diseño urbano contemporáneas, y las nuevas herramientas de representación disponibles en la metaciudad informativa contemporánea.

    En este sentido, se invita a los autores, entre otras instancias relacionadas, a centrarse en el Contextualismo, la Ciudad Collage y más allá, a investigar el papel de Colin Rowe a mediados del siglo XX en la apropiación de la reacción de Sitte de 1890 al diseño imperial de Von Forster de 1860 para la Ringstrasse de Viena. La apropiación crítica de Rowe allanó el camino para posteriores iteraciones y cambios de código que se ampliaron enormemente hacia una Ciudad Collage más fragmentada e inclusiva. Rowe necesitó varias iteraciones para desarrollar este concepto con Fred Koetter y con su equipo de Roma Interrotta. Además, los autores están llamados a explorar los puntos fuertes y débiles de las mutaciones del impulso clásico de Rowe, ya que éste, a su vez, evolucionó con el diseño urbano más allá de lo binario en el siglo XXI.

  • Ciudad, Género y Cuidados
    Vol. 1 Núm. 33-34 (2023)

    El urbanismo no es ni ha sido neutro. Ha sido pensado esencialmente desde una visión patriarcal, capitalista y piramidal, que ha dado total prioridad a las actividades productivas, asignadas a los hombres y por el género masculino. A causa de ello, solo ha sido tenida en cuenta la esfera productiva; en cambio, las tres esferas restantes de la vida humana han sido marginadas e invisibilizadas: la esfera de la reproducción y los cuidados; la de la vida comunitaria, la interrelación y la actividad social y política; y la del desarrollo personal. 

     Por ello, hablamos de urbanismo feminista, cuyo objetivo previo consiste en el reconocimiento crítico de la realidad desde la experiencia de las mujeres. En los proyectos de estudio de áreas urbanas, la premisa de trabajo de grupos feministas son los recorridos urbanos de reconocimiento, que preceden tanto a las marchas exploratorias como a los recorridos cotidianos, en los que las mujeres recorren el barrio en grupo, compartiendo sus historias y experiencias, y explicando las razones de cada enclave y las percepciones de cada espacio urbano concreto. Tomar la calle es un acto de rebeldía y una acción política. 

     Y en la actualidad recurrimos al ecofeminismo, ya que aúna las problemáticas de la crisis ambiental y de la crisis de los cuidados: analiza críticamente las creencias que sostienen el modelo ecocida, patriarcal, capitalista y colonial de nuestra civilización; basado en la nefasta pirámide jerárquica que pone al hombre como sexo en la cúspide y a las mujeres, los animales, los árboles, la vegetación y los recursos en los estratos más bajos y explotables. El ecofeminismo, como filosofía y como acción, denuncia los riesgos a los que estamos sometidas las personas y el resto de seres vivos, proponiendo miradas alternativas para revertir esta guerra sistemática que el capitalismo decretó contra la vida. Constituye, en definitiva, una postura plural y diversa, enraizada en los diversos lugares. Por lo tanto, propone la recuperación de los valores del cuidado, aplicándolos a la escala del cuidado de los ecosistemas. Es decir, los valores del cuidado de las personas se amplían al cuidado de la sociedad y de la naturaleza; pero ello no ha de suponer en absoluto, una vuelta tecnofóbica y nostálgica a una sociedad pretecnológica, ni esencialista.  

     Concluyendo, el reto radica hoy en construir nuevos relatos, frente a las historias hegemónicas; nuevos relatos basados en las reivindicaciones feministas por la igualdad de las personas desde las diferencias, situando en lugar primordial los cuidados y afrontando la crisis climática. Nuevos relatos que analicen y propongan qué es una ciudad igualitaria y cómo se transforma la manera de proyectar las viviendas, los edificios y los espacios públicos. 

    Editores invitados: Zaida Muxí (ETSA Barcelona) y Josep Maria Montaner (ETSA Barcelona).

     

  • Formas de vida
    Vol. 1 Núm. 32 (EXTRA) (2023)

    Enfoque:

    El mantenimiento de la vida en el planeta Tierra y de las condiciones de bienestar de sus habitantes, humanos y no humanos, animales y vegetales, bacterias, protistas y hongos, tanto a escala individual como colectiva deben ser objetivos prioritarios de las agendas políticas y científicas; especialmente porque nuestras acciones, humanas, han agravado en los últimos años las crisis climática y ambiental.

    Cincuenta años después de la publicación del informe Los límites al crecimiento (The Limits to Growth), encargado al MIT por el Club de Roma, su mensaje sigue siendo válido: los recursos interconectados de la Tierra –sistema global de la naturaleza en el que vivimos– probablemente no puedan soportar las actuales tasas de crecimiento económico y demográfico de la especie humana mucho más allá del año 2100, si es que llega ese momento, incluso con tecnología avanzada; si el incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantuviera sin variación, se alcanzarían los límites absolutos de crecimiento en la Tierra, en una situación que cabría calificar de pandemia ambiental.

    Próximo ya el fin del primer cuarto del siglo XXI, la especie humana se enfrenta a lo que podemos denominar una paradoja antrópica pues, a pesar de la evidencia de su contribución a la sobreexplotación de los recursos del planeta y al empeoramiento de las condiciones para la vida en el mismo, se enfrenta a los anhelos y ambiciones de su especie de transcender su condición humana, de mejorar la vida tal y como la conocemos y, eventualmente, de constituirse en creadora de vida. Ante esta situación, algunos modelos de sociedades parecen incapaces de encontrar referentes institucionales y modelos personales que suministren certidumbres y la confianza necesaria para sentir la seguridad sobre la que vivir. Además, deben afrontar niveles de complejidad crecientes pues, no solo las opciones elegibles son múltiples sino que sus ventajas e inconvenientes no siempre están claros, no son equiparables o incluso son contradictorios (o aparentan serlo), es decir, se encuentra frente a trilemas y plurilemas diversos.

    El monográfico ‘Formas de vida’ se ocupa de esta paradoja antrópica estudiando los retos, impactos e implicaciones sociales y filosóficas de la investigación sobre los orígenes, (co)evolución, diversidad y síntesis de la vida desde un abordaje multidisciplinar, integrativo y colaborativo que interpela a la experiencia de un amplio rango de disciplinas ─desde las Ciencias de la Vida, Físicas y Químicas, pasando por las Ingenierías, hasta las Ciencias Sociales y las Humanidades─. Pensamos que la comprensión –y control– de la vida, desde la escala (sub)celular a las de organismos y de sistemas, requiere una reflexión filosófica, ética, política y social, debido al posible impacto de la aplicación de las tecnologías que hagan esto posible y a los resultados de las investigaciones en este ámbito; es decir, debido al impacto de la ciencia, de la tecnología y de la actividad humana, sobre su propia vida y sobre las condiciones para la vida en el planeta Tierra –y eventualmente en su satélite y en otros planetas–. Así, el desarrollo de aspectos puramente científicos y tecnológicos, acompañado de una evaluación ética y filosófica constante y simultánea de la investigación permite el análisis de los avances realizados y previstos, de sus implicaciones y desafíos sociales, de sus repercusiones, beneficios, incidencias y problemas, de su seguridad y bioseguridad, de sus riesgos, y sus implicaciones culturales. Además, pensamos que debe considerarse la participación de la sociedad en ellos. No podemos desatender, en este contexto, el papel de la ciudadanía: el modo en que se ve y se verá afectada y su eventual implicación.

    La idea de recoger en forma de monográfico estas reflexiones surgió en el encuentro “Retos, impactos e implicaciones sociales de la investigación sobre la vida. Pensemos, y reflexionemos juntos para actuar” que se celebró en la Casa de la Ciencia de Sevilla en mayo de 2022, auspiciado por la red Conexiones-Vida (LifeHub) del CSIC. Este encuentro permitió la interacción y el diálogo entre profesionales formados en diferentes ámbitos experimentales y sociales, relacionados de forma directa o no con las ciencias de la vida. Por eso, ‘Formas de vida’ ha sido pensado para ser construido de forma cooperativa, gracias a la interacción y colaboración de distintas autorías. El monográfico se plantea, así, como un ejercicio de diálogo entre ciencias y disciplinas culturales, con el objetivo de contribuir a mostrar la necesidad de este diálogo para la generación de una visión más amplia e innovadora, capaz de evolucionar ante la amplitud de cambios que están ocurriendo en este primer cuarto de siglo.

    Astrágalo ya publicó en 2017 un número dedicado a este tema, con el título Ciudad elusiva. Formas de vida y modos de existencia [https://editorial.us.es/es/num-23-2017]. Con este nuevo número, pretendemos revisitar el tema ‘Formas de vida’ tratándolo desde una perspectiva que resulte de la combinación en interacción entre las Ciencias de la Vida, Físicas y Químicas, las Ingenierías, las Ciencias Sociales y las Humanidades, a través de las herramientas de investigación que les son propias, sin olvidar las interacciones con los ámbitos arquitectónicos, espaciales, culturales, urbanísticos, geográficos y artísticos, temas propios de la revista.

    Editores invitados:

    Marta Velasco Martín

    Profesora Ayudante en el Departamento de Ciencias Médicas, Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) e investigadora del grupo Salud, Historia y Sociedad del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas (CRIB, UCLM). Red LifeHUB.CSIC

    Licenciada en Biología (Universidad Autónoma de Madrid), posgrado en Estudios Interdisciplinares de Género (Universidad Autónoma de Madrid) y Doctorado en Lógica y Filosofía de la Ciencia (Universidad de Salamanca, Instituto de Filosofía del CSIC). Su tesis doctoral titulada «Genética de Drosophila y género: circulación de objetos y saberes» obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude y Premio Extraordinario de Doctorado del curso 2018-2019. Sus líneas de investigación abordan la historia de las mujeres científicas; el estudio de la influencia del género en la construcción del conocimiento biomédico y en los estudios culturales e históricos de la ciencia y la tecnología; y la construcción social de la enfermedad en los siglos XX y XXI, así como las respuestas colectivas y el establecimiento de medidas de lucha contra ellas desde una perspectiva de género.

    Jesús Rey Rocha.

    Departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Instituto de Filosofía, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IFS, CSIC). Red LifeHUB.CSIC. 

     

  • De la composición a la edición.
    Vol. 1 Núm. 31 (EXTRA) (2023)

    El tránsito entre globalizaciones se ha vivido en el campo de la arquitectura de manera inconsciente, aleatoria y recogida por una multiplicidad de respuestas insuficientes y parciales, en un proceso complejo mediado por la obligada incorporación a redes contributivas y productivas. Diríamos que, sin apenas sentirlo, la arquitectura contemporánea ha estado sometida a un proceso de edición continuada por agentes externos que le han dictado, seductoramente, su inexcusable adaptación a sus lenguajes, a sus presentaciones, valores y procedimientos. En su tour de force, con estos requerimientos externos que perseguían insertarlas en un interior aún más potente y envolvente que el suyo propio, la arquitectura ha mutado en un cuerpo, recorrido por múltiples prácticas, que nunca es capaz de mostrar sino un holograma de su apariencia, en el que queda incorporada la memoria -o al menos las huellas- de sus naturalezas históricas. 

    La convocatoria que hemos titulado “de la composición a la edición”, acota un espacio de aportaciones que está indefinido en sus propios límites, a poco que indaguemos sobre la realidad de ambos. Digamos que podríamos recorrer ese espacio de convocatoria de la mano de un término u otro, para asistir a sus sucesivas transformaciones; así, composición como concepto de orden y poder, de jerarquía y sistema, habría sido deconstruido por una práctica compleja llena de singularidades y ensayos, que aportan el primer rastro de una inconsciente mutación y, desde el otro extremo -si de verdad lo es-, habríamos convergido sobre las consideraciones de fluidificación de las categorías precedentes: orden, sistema, jerarquía…, para insertar el cuerpo monstruoso de lo arquitectónico en un simbionte como producción propia de una postproducción que lo plasme en el soporte contemporáneo de la materialidad comunicativa. 

    Somos conscientes de que la llamada a este número monográfico de Astrágalo está dirigida a aportaciones que actúen reflexivamente sobre esta complejidad creciente, de la que hoy es imposible implementar una entidad característica, pero cuyo estado anima a un debate abierto y atento a otras posiciones, en el que puedan adivinarse encrucijadas como resultado de la confluencia de los caminos abiertos por una investigación seducida por el propio objeto que es incapaz de conformar. Ello animaría, al menos, a una incipiente topología de lo cotidiano en la que poder vislumbrar caminos de vuelta. 

     

  • Portada número

    Diseñar para el mundo real
    Vol. 1 Núm. 30 (2022)

    A la insidiosa y recurrente pregunta de latitud excluyente sobre qué es proyectar frente a diseñar, se le une la tragicómica vacilación sobre qué pueda ser la realidad, o mejor, de entre las posibles, la que decante para un mero relevamiento, que no objetivo determinativo.

    Atravesadas ya –como recorridos, pero también como lacerantes estocadas- las crisis económicas de 2008 y pandémica de 2020 y sospechando que son la misma, se precisa un posicionamiento que sea, a la vez, un actuar, renovando las claves argumentales de las disciplinas que antes de esas crisis tradicionalmente tenían atribución social, es decir, todas.

    Renovar significa no solamente replantear qué es la arquitectura hoy, sino qué mundo es, qué realidad es la que se desvela. Si admitimos el diseño como una categoría de categorías, colocado en la dimensión “Mundo”, conlleva considerar “la vida cotidiana, pero pasa a las infraestructuras, las ciudades, el espacio habitado, las tecnologías médicas, la comida, las instituciones, los paisajes, lo virtual y, en última instancia, la experiencia” si seguimos la reflexión que Arturo Escobar hizo en “Autonomía y Diseño, la realización de lo comunal” en 2016.

    En la constitución de todo estatuto de renovación aparece un estado de la cuestión, a tenor de unos antecedentes para, consecuentemente, apostar por la radicalidad de lo que hasta ese momento no era factible. El desleimiento de la base Moderna, que lo impregna todo con su exacta inadecuación tendría, en tal acto de renovación, un paño de absorción con el que despejar las consecuencias para dejar visible qué es lo que tenemos como fundamento común.

    Unos, usando garantes que tienen limitados sus grados de libertad, apelan a lo fraterno y el perdón para la cohesión. Otros, autistas, se mantienen en que la crisis es una transición y que de ellas se sale tarde o temprano. Los hay que sacan rédito de las noticias de los últimos días, con la miserable consecuencia de su aceleración.

    Mundos reales, distantes aún interactuados, cuya cláusula final de la constitución de lo factible deja abierta la puerta a la acción generada por una clave ontológica del diseño donde no hay especialistas sino responsabilidades diseminadas para lograr autonomía y formular formas-de-vida.

    Editor Invitado: José Enrique López-Canti Profesor de la Universidad de Sevilla

    Los autores que deseen participar de este número podr´án tener en consideración, como guía, ampliación o crítica el texto que ha producido Arturo Escobar, que colabora generosamente aportando bases conceptuales a este número de Astrágalo:

    Sobre el reequipamiento ontológico de las ciudades. Arturo Escobar 2022

  • Ciudades Divididas
    Vol. 1 Núm. 29 (EXTRA) (2021)

    Este número de Astrágalo mira el concepto de ciudades divididas. La idea de división para este número es multifacética. Estamos viendo ciudades divididas por conflictos como Belfast, Nicosia, Jerusalén. En este caso, dos culturas diferentes, creencias, grupos crean un conjunto urbano de murallas y artefactos. Observamos ciudades divididas por razas, como el Post-Apartheid en Sudáfrica, donde un sistema de segregación racial deja huellas de un pasado, en el que las diferentes razas tuvieron que salir y ser segregadas en diferentes áreas. Desde las calles de Soweto, hasta los barrios bajos verticales de Hillbrow en Johannesburgo. Las ciudades que se enfrentaron a esos desafíos y detrás del dolor y la historia, contaron una historia positiva. Miramos las ciudades divididas por la segregación racial, por experiencias dolorosas que detienen nuestra humanidad básica. Miramos las ciudades divididas por el capital, donde el desplazamiento de los pobres de las zonas ricas crea una huella urbana desarticulada. Ciudades con procesos de aburguesamiento, o división social y económica. Miramos ciudades divididas por bordes, y fronteras donde las conurbaciones suburbanas reúnen a diferentes habitantes. Las ciudades divididas agradecen las contribuciones de todos estos ejemplos mencionados. Buscamos contribuciones originales y valientes, desde el interior. Aquellos que desafían nuestras ideas preconcebidas, aquellos que se unen a esa tensión causada por la división.

    Editora invitada con el número a su cargo: Alona Martínez. De Montfort-Leicester University

  • Ciudad Enferma
    Vol. 1 Núm. 28 (2021)

    CIUDAD ENFERMA

    La coronación virósica del mundo 2019-20 (21?) depara inquietudes filosóficas, políticas y vitales y convoca o exige a pensar de nuevo el ya de por sí devaluado arsenal teórico-disciplinar de la arquitectura.

    De momento se advierte la restauración virtuosa del infierno foucaultiano de panópticos y diferentes modelos de reclusión y segregación terapeútica de los cuerpos. Lo que costó un siglo para contrarrestar –esa insidiosa vocación funcionalista de separar, distinguir y clasificar, que quizá une las ideas finales del XVIII con el espíritu del CIAM- renace valorado por los higienistas que claman por ayudas de especialistas-espacialistas que aseguren distanciamientos y  porosidades sociales así como que consigan amenizar los lockdowns. Con conciertos de balcones e inusitados afectos por los arreglos vegetales y diversos efectos para eludir los déficits espaciales.

    Ayudando a pensar esta actualidad intensa valdrá la pena apuntar algunas direcciones de reflexión:

    1 A la distancia quizá sea de interés analizar las enfermedades sociales de mediados del XIX (que venía recurriendo con diferente intensidad y localización al menos desde la Peste Negra medieval) en cuanto circunstancias que produjeron el inicio del pensamiento higienista (con la Hygeia de Richardson por ejemplo) y la voluntad infraestructural de mejorar el saneamiento de las ciudades mediante una evidente cesión de utilidad del naciente capitalismo industrial para financiar esa modernización. Los industriales del XIX –Engels era uno de ellos- así como el malévolo Henry Ford hoy parecen candidatos al Nobel de la Paz, comparados con la ferocidad inhumana (no poshumana) del selecto club mundial de multimillonarios.

    2 La pandemia se hace sindemia (novísimo nombre que parece exaltar su magnitud) como consecuencia doble de la globalización económica-cultural y la intensidad de economías-culturas líquidas según el viscoso mote aplicado por Bauman, liquida en un sentido la calidad del mundo –devastando naturaleza que permite el florecimiento de multitud de zoonosis- y en otro, compromete la salud mundial porque ahora fluyen (o fluían hasta apenas ayer) cosas, personas e información. Hay al menos una historia de 30 años de zoonosis graves y diversas, como lo divulgó David Quanmen, que no alcanzaron el estatuto sin-pandémico simplemente porque la globalización absoluta no había alcanzado su cénit.

    3 Es curioso advertir un retorno casi gozoso a cierta ultravaloración del criterio de ciudad medieval, no sólo en las ya preanunciadas neo-medievalidades descriptas por Eco desde los ´70 como eco de culturas apocalípticas sino más recientemente en la desesperada noción de proponer la ciudad de 15 minutos, cuyas graficaciones planteadas por Carlos Moreno –uno de sus apólogos- es singularmente parecida a los quartiers de artesanos del siglo XIII, incluso dibujada a mano. Un poco más sofisticada –a través de la renderización- pero igual en intentar proponer la creación de pequeños núcleos habitativos con pretensión de integrar en el conjunto el trabajo y la producción de alimentos es el proyecto que Guallart Architects desarrolló para plantear la Nueva Area de Xiong´an que a 120 kilómetros de Beijing se anuncia como primera ciudad poscovid. 

    4 Como expresión levemente alusiva a establecer el lugar en el mundo de cada uno de nosotros prolifera una radical geometría terraplanista de líneas, puntos y cruces dibujadas por todas partes, sea como indicios del deseo de vacío (en las plazas del metro o en la espera del dentista), sea como suaves instrucciones de distanciamiento y colocación esponjada de cada cuerpo idealmente separado de todo otro por distancias clínicamente recomendadas, todo lo cual organiza a los humanos en filas para acceder a los cajeros o a las cajas del súper y que despliega una nueva especie de ciudad dibujada, en un op art más bien regularizado y modular que incluso alimenta las más audaces innovaciones del urbanismo covideano que como en Barcelona pintan las calles y aceras con abundantes grafismos blancos y amarillos que proponen espacios de peatones y bicicletas y destierran a buses y autos, alimentando asi nuevos formatos de ciudad de cercanías.

    5 En la polaridad del desarrollo chino –emblematizada por Wuhan, la ciudad dónde empezó todo, en que se comen sopas de murciélagos pero que además (o por eso) es también capital del 5G- la reciente urbanidad aglomera gente que mantiene rasgos intensos de cultura rural (comer cualquier animal vivo y no con mejor salud natural sino con peores estadísticas y tratamientos sanitarios) y que está disciplinada como pocas a someterse a vigilancias amables que decantaron en la cercana Corea de Samsung, cuya tecnología ídem consigue conectar en vivo a sanos y enfermos aportando nuevas e intensas versiones de una nueva gran-hermandad que más acá de los horrores orwellianos parece que ha salvado vidas detectando a tiempo real cada nuevo infectado y sus movimientos. Desde esa potenciación del rastreo minucioso de la vida de cada surcoreano se extiende sobre el mundo la idea de la salvación electrónica en que cada uno podrá sobrevivir de aquí en adelante a la enfermedad pero también a otras cuestiones como el trabajo, la educación, el delivery y hasta a las diversas instancias de las relaciones afectivas.

    6 Y como final lo más radical aunque todavía invisible: el aparente colapso de la economía global (al menos con una crisis de la mayor enverdadura de las que tengamos memoria), las derivas insondables de políticas antisociales (desde Trump y Bolsonaro hasta la extendida pléyade europea de diferentes intérpretes de la amistosamente llamada nueva derecha), ningún atisbo o manifestación concreta de redireccionar el planeta hacia el cese del calentamiento global y de la regresión de biodiversidad y toda una agenda necesaria de interpretar de nuevo la perspectiva de mejores territorialidades. 

    Astrágalo invita a participar mediante artículos y recensiones a los autores interesados y desde campos disciplinares diversos, que sepan encarar una reflexión dentro de los argumentos anteriores. Como base reflexiva, el artículo de cabecera del Profesor Roberto Fernández, que será publicado en este número, puede servir de foco de atención y crítica, incluso, para los autores que deseen participar de esta convocatoria:

    SIETE NOTAS SOBRE LA INMUNDA CORONACION.pdf