Vol. 1 Núm. 28 (2021): Ciudad Enferma
CIUDAD ENFERMA
La coronación virósica del mundo 2019-20 (21?) depara inquietudes filosóficas, políticas y vitales y convoca o exige a pensar de nuevo el ya de por sí devaluado arsenal teórico-disciplinar de la arquitectura.
De momento se advierte la restauración virtuosa del infierno foucaultiano de panópticos y diferentes modelos de reclusión y segregación terapeútica de los cuerpos. Lo que costó un siglo para contrarrestar –esa insidiosa vocación funcionalista de separar, distinguir y clasificar, que quizá une las ideas finales del XVIII con el espíritu del CIAM- renace valorado por los higienistas que claman por ayudas de especialistas-espacialistas que aseguren distanciamientos y porosidades sociales así como que consigan amenizar los lockdowns. Con conciertos de balcones e inusitados afectos por los arreglos vegetales y diversos efectos para eludir los déficits espaciales.
Ayudando a pensar esta actualidad intensa valdrá la pena apuntar algunas direcciones de reflexión:
1 A la distancia quizá sea de interés analizar las enfermedades sociales de mediados del XIX (que venía recurriendo con diferente intensidad y localización al menos desde la Peste Negra medieval) en cuanto circunstancias que produjeron el inicio del pensamiento higienista (con la Hygeia de Richardson por ejemplo) y la voluntad infraestructural de mejorar el saneamiento de las ciudades mediante una evidente cesión de utilidad del naciente capitalismo industrial para financiar esa modernización. Los industriales del XIX –Engels era uno de ellos- así como el malévolo Henry Ford hoy parecen candidatos al Nobel de la Paz, comparados con la ferocidad inhumana (no poshumana) del selecto club mundial de multimillonarios.
2 La pandemia se hace sindemia (novísimo nombre que parece exaltar su magnitud) como consecuencia doble de la globalización económica-cultural y la intensidad de economías-culturas líquidas según el viscoso mote aplicado por Bauman, liquida en un sentido la calidad del mundo –devastando naturaleza que permite el florecimiento de multitud de zoonosis- y en otro, compromete la salud mundial porque ahora fluyen (o fluían hasta apenas ayer) cosas, personas e información. Hay al menos una historia de 30 años de zoonosis graves y diversas, como lo divulgó David Quanmen, que no alcanzaron el estatuto sin-pandémico simplemente porque la globalización absoluta no había alcanzado su cénit.
3 Es curioso advertir un retorno casi gozoso a cierta ultravaloración del criterio de ciudad medieval, no sólo en las ya preanunciadas neo-medievalidades descriptas por Eco desde los ´70 como eco de culturas apocalípticas sino más recientemente en la desesperada noción de proponer la ciudad de 15 minutos, cuyas graficaciones planteadas por Carlos Moreno –uno de sus apólogos- es singularmente parecida a los quartiers de artesanos del siglo XIII, incluso dibujada a mano. Un poco más sofisticada –a través de la renderización- pero igual en intentar proponer la creación de pequeños núcleos habitativos con pretensión de integrar en el conjunto el trabajo y la producción de alimentos es el proyecto que Guallart Architects desarrolló para plantear la Nueva Area de Xiong´an que a 120 kilómetros de Beijing se anuncia como primera ciudad poscovid.
4 Como expresión levemente alusiva a establecer el lugar en el mundo de cada uno de nosotros prolifera una radical geometría terraplanista de líneas, puntos y cruces dibujadas por todas partes, sea como indicios del deseo de vacío (en las plazas del metro o en la espera del dentista), sea como suaves instrucciones de distanciamiento y colocación esponjada de cada cuerpo idealmente separado de todo otro por distancias clínicamente recomendadas, todo lo cual organiza a los humanos en filas para acceder a los cajeros o a las cajas del súper y que despliega una nueva especie de ciudad dibujada, en un op art más bien regularizado y modular que incluso alimenta las más audaces innovaciones del urbanismo covideano que como en Barcelona pintan las calles y aceras con abundantes grafismos blancos y amarillos que proponen espacios de peatones y bicicletas y destierran a buses y autos, alimentando asi nuevos formatos de ciudad de cercanías.
5 En la polaridad del desarrollo chino –emblematizada por Wuhan, la ciudad dónde empezó todo, en que se comen sopas de murciélagos pero que además (o por eso) es también capital del 5G- la reciente urbanidad aglomera gente que mantiene rasgos intensos de cultura rural (comer cualquier animal vivo y no con mejor salud natural sino con peores estadísticas y tratamientos sanitarios) y que está disciplinada como pocas a someterse a vigilancias amables que decantaron en la cercana Corea de Samsung, cuya tecnología ídem consigue conectar en vivo a sanos y enfermos aportando nuevas e intensas versiones de una nueva gran-hermandad que más acá de los horrores orwellianos parece que ha salvado vidas detectando a tiempo real cada nuevo infectado y sus movimientos. Desde esa potenciación del rastreo minucioso de la vida de cada surcoreano se extiende sobre el mundo la idea de la salvación electrónica en que cada uno podrá sobrevivir de aquí en adelante a la enfermedad pero también a otras cuestiones como el trabajo, la educación, el delivery y hasta a las diversas instancias de las relaciones afectivas.
6 Y como final lo más radical aunque todavía invisible: el aparente colapso de la economía global (al menos con una crisis de la mayor enverdadura de las que tengamos memoria), las derivas insondables de políticas antisociales (desde Trump y Bolsonaro hasta la extendida pléyade europea de diferentes intérpretes de la amistosamente llamada nueva derecha), ningún atisbo o manifestación concreta de redireccionar el planeta hacia el cese del calentamiento global y de la regresión de biodiversidad y toda una agenda necesaria de interpretar de nuevo la perspectiva de mejores territorialidades.
Astrágalo invita a participar mediante artículos y recensiones a los autores interesados y desde campos disciplinares diversos, que sepan encarar una reflexión dentro de los argumentos anteriores. Como base reflexiva, el artículo de cabecera del Profesor Roberto Fernández, que será publicado en este número, puede servir de foco de atención y crítica, incluso, para los autores que deseen participar de esta convocatoria:
SIETE NOTAS SOBRE LA INMUNDA CORONACION.pdf