La desatomización del dibujo: la memoria, un paseo hacia el mundo real.

Resumen

El acto de dibujar puede ser una herramienta de interpretación y lectura que permita la integración y organización de información y experiencias, configurando la movilización política. Si el dibujo puede reconocerse como un acto político y se fundamenta en la observación, abarcando cuestiones de memoria, saber, sentidos y percepciones, intención y acción, frente a la ruptura con el lugar y con los cuerpos, ¿De qué manera se vaciaría el dibujo de su esfera política y de su dimensión cívica? 

Buscando responder a estas preguntas, se permitió la construcción de este texto a través de un camino investigativo, como metodología de diseño a las nuevas demandas que trae la instantaneidad de la contemporaneidad, capturada por la mercantilización de espacios, planes y sueños y la fragmentación de la memoria. La cuestión esencial del dibujo se reconoce aquí como ontológica, y el acto de dibujar corresponde a la representación de las diferentes formas de ser y habitar la Tierra. Así, el carácter inmaterial de las memorias y las identidades son fundamentales para la comprensión y el reconocimiento de la multiplicidad de mundos y significados. 

El proceso de desatomización del dibujo, en el que la memoria puede ser reconocida como instrumento de resistencia y oposición a las relaciones de poder y dominación, permite visibilizar sujetos y colectivos, según una perspectiva contrahegemónica. En este sentido, (re)pensar el diseño de la ciudad requiere considerar las particularidades de quienes forman parte de ella, considerando su paisaje cultural, que representa aspectos que configuran su identidad y memoria. Dar visibilidad a lo hasta ahora invisible es uno de los caminos hacia el mundo pluriverso.