Talleres. Espacios para educar la mirada
DOI:
https://doi.org/10.12795/astragalo.2025.i39.02Resumen
Si hay un lugar donde poder explorar la intersección entre la formación arquitectónica y la práctica profesional es en el taller de arquitectura. El taller ofrece al estudiante una práctica pedagógica colaborativa similar a la que encontrará en su futuro profesional. El aula es el lugar del comienzo, un espacio de ida y vuelta equiparable a la mesa del estudio profesional. El proyecto de arquitectura pertenece al mundo real, se nutre de lo recolectado, es fruto de un proceso que necesita el espacio del mundo en sus distintas escalas. El primer paso, tanto para el estudiante como para el profesional, es el reconocimiento del lugar, para ello nuestra mirada debe educarse. En la visita encontramos tiempos detenidos en espera de ser transformados, energías latentes, arquitecturas tan erosionadas que no parecen serlo o restos convertidos en instalaciones, en obras de arte. Espacios de oportunidad que a veces son oportunidades perdidas para la ciudad o sus territorios cercanos. Todas esas ideas dibujadas y no construidas con aprovechamiento fundamentalmente docente, en algunos casos alcanzan mayor productividad y son transferidas y expuestas difundiendo las diferentes oportunidades que ofrece el lugar.
54 talleres, 54 equipos docentes, 20 c00rdinadores de taller diferentes en los últimos 14 años multiplican exponencialmente las posibilidades de crecimiento como docente y como profesional que posibilita el mismo. Mientras tanto el mosaico romano de Écija, encontrado en uno de los viajes, nos muestra el fluir de la vida, la transformación del joven estudiante de arquitectura en un arquitecto anciano, más sabio.
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Derechos de autor 2025 Olvido Muñoz-Heras

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