Conocí a Javier Hernández-Pacheco Sanz siendo ambos residentes en el Colegio Mayor La Moncloa el año 1971, cuando él estudiaba Filosofía en la Complutense y yo había terminado recientemente la carrera y preparaba el doctorado. Entre las muchas anécdotas de aquellos años me viene a la memoria una charla-tertulia sobre fenomenología que les di a Miguel García-Baró y a él, ambos compañeros del mismo curso (no recuerdo si había alguien más); también asistimos juntos a alguna conferencia de Zubiri en la Caja de Ahorros de Arapiles; estuvo presente, asimismo, dándome ánimos, en el ejercicio oral de mis oposiciones a cátedra de Instituto. Era un gran amigo y un brillante filósofo, con quien departía frecuentemente sobre nuestras comunes inquietudes filosóficas.