
Envío de artículos hasta el 15 de julio de 2023.
El monográfico se publicará en diciembre de 2023.
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Monográfico coordinado por:
Rodrigo Laera (IIF-SADAF-CONICET) y Karina Pedace (IIF-SADAF-CONICET)
Desde que Sellars propuso que todas las relaciones inferenciales son siempre entre elementos con formas proposicionales, la concepción que consideraba a «lo dado» como punto de partida de la reflexión epistemológica se ha vuelto problemática. Esta concepción se apoyaba, especialmente, en dos presupuestos. El primero consistía en pensar que el conocimiento posee una estructura o que consiste en una suerte de edificio compuesto de muchas partes, cada una apoyada en otra, pero que todas sustentan una base que funciona como fundamentación. El segundo presupuesto consideraba que dicha fundamentación es simplemente aprehendida por los sujetos sin ningún esfuerzo intelectual; es decir, que en sí misma era evidente. Tales aprehensiones pueden ser llamadas de distintas maneras –por ejemplo: “sensaciones”; “impresiones”; “apariciones”; “sensibilidad”; “qualia”; “fenómenos”, dependiendo del rasgo metafísico o epistemológico que se quiera acentuar– pero todas estas denominaciones se agrupan bajo el único nombre de «lo dado». Justamente, el problema de la doctrina de «lo dado» radica, a partir de Sellars, en que es una categoría diferente a la del “espacio de razones”.
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