«Todas las fronteras son porosas»: continuidad filosófica entre el Medioevo y la Modernidad
Durante la primera mitad del pasado siglo XX, autores como Étienne Gilson, Martin Grabmann o Antonin Sertillanges (entre otros muchos) iniciaron una tarea arqueológica que pretendía patentizar el íntimo vínculo existente entre el ideario de la Modernidad europea y las distintas corrientes filosófico-teológicas de la Plena y Baja Edad Media. En la actualidad, numerosos investigadores elaboran sus trabajos con el mismo objetivo, pese a que nuestra época se halla profundamente marcada por una imagen negativa del medioevo. Así, desde el último cuarto del siglo XX la era medieval ha sido interpretada como un tiempo de anquilosamiento y futilidad del pensamiento donde la mayor preocupación era crear intrincados juegos conceptuales y no el provocar progresos en el conocimiento. Desde este punto de vista, la dedicación al estudio de la Edad Media quedaría como un interés museístico o de pura erudición, siempre y cuando no ocultase determinados intereses particulares tales como: hallar argumentos para justificar creencias religiosas, encontrar elementos para utilizar en lógica o, incluso, localizar un punto en el que radicar los problemas (filosóficos, teológicos y sociopolíticos) de nuestra contemporaneidad.
Pese a todo, frente a este punto de vista (mediado por una distorsionada imagen de la Edad Media) se alzan cada vez más voces reivindicando el renacimiento de una investigación imparcial que dé a conocer el medioevo en toda su magnitud, abriendo así la posibilidad de dilucidar si es o no posible encontrar en él algún elemento que nos ayude a abordar los problemas de un tiempo como el nuestro, marcado por el relativismo, el escepticismo y la ausencia de sentido; época paradójica en la que el ser humano se siente amenazado y desplazado por la propia tecnología que creó para servirse.
En este monográfico de Thémata Revista de Filosofía nos proponemos, siguiendo los pasos de Alain de Libera, Olivier Boulnois o John Marenbon, recuperar el valor de las ideas tardomedievales (especialmente de los siglos XIII a XV) mostrando su íntima conexión con los constructos teóricos que, según los cánones, impulsaron un tiempo nuevo: la Modernidad. Tomando como referencia el espíritu que animó la elaboración del Index scolastico-cartésien (1913) y la decisiva repercusión que este tuvo en la historiografía filosófica, nuestro objetivo será evitar la mera recopilación de ideas o lugares comunes entre el pensamiento medieval y moderno para hacer explícita la viva línea de continuidad entre ambos periodos. Cualquier investigador del medioevo se enfrenta cotidianamente a la centralidad de la libertad humana, a la reivindicación de la conciencia o a la sospecha (duda) sistemática, viviendo con profundo asombro que estas características sean presentadas como refulgentes muestras de la ruptura con un pobre pasado que sólo destaca por su medialidad. Por ello, este monográfico tendrá dos objetivos fundamentales: [1] destacar la imbricación entre las ideas tradicionalmente concebidas como propias de la Modernidad y el pensamiento del tardomedievo, mostrando a su vez que el conocimiento no evoluciona de manera disruptiva sino continuada. [2] Reivindicar la riqueza y profundidad de la época medieval, subrayando tanto el valor de sus conceptos y teorías como la entrega desinteresada al conocimiento, hecho parangonable (o superior) a la situación que vivimos hoy. Apelar a los vínculos entre la Modernidad europea y la Edad Media nos obligará a tener en cuenta la pluralidad cultural que implica esta última, asumiendo que distintas (e incluso antagónicas) creencias e idiosincrasias dieron lugar a una Modernidad filosófica que (pretenciosamente) se presentó al mundo como novedosa creación, realidad estanca o mónada sin ventanas.
Monográfico coordinado por José Carlos Sánchez-López (Universidad Loyola Andalucía) y Manuel Porcel Moreno (Universidad Loyola Andalucía). La sección monográfica se publicará en diciembre de 2024.Envíos hasta el 20 de junio de 2024.