Se plantea la noción de educación desde el supuesto antropológico de que el hombre está tendido entre un estado inicial de desvalimiento y un estado final de perfección: el recorrido de este trayecto es la educación. Es una tarea inmanente, que tiene por sujeto al propio educando y cuenta con la ayuda inicial de los padres. Las funciones de los progenitores se diversifican básicamente como acogida y como introducción en el mundo externo, respectivamente. Se examina cómo en el proceso educativo general desempeña un papel particular el juego con sus reglas en serio, que marcan el paso de lo ilusorio a lo real, presentado como lo interesante objetivamente, correlativo de un interés subjetivo. Se enlaza esta tesis con los estudios de Piaget sobre el tránsito del juego en solitario al juego cooperativo y de la heteronomía a la autonomía.