Resumen
Partiendo del comentario del film Henry. Retrato de un asesino (J. McNaughton, 1986), el artículo da a pensar la posibilidad de reivindicar, en el horizonte de un arte de lo horrible, la experiencia de sentido de lo horrible evitando supeditar dicha experiencia al horror como efecto psíquico. En la medida en que ello sea posible, la expresión artística de lo horrible quedará no sólo justificada (de cara al consumo más o menos fácil y masivo), sino revalorada/revalorizada, pues aun sin la descarga psíquica, el arte brinda la posibilidad de un acceso meditativo a lo horrible, sin que confundamos psicologistamente el motivo (lo horrible) con el efecto (el horror) ni caigamos en una mera estetización de lo horrible (que no lo tomaría suficientemente en serio).Descargas
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