Este conciso trabajo monográfico consiste en explicar el concepto originario de virtud, tanto en Esquines como en Aristóteles, y las conflictivas implicancias en una sociedad religiosa como lo era la griega, contrariamente a la idea tradicional un tanto deformada que concibe a la Grecia antigua como un paraíso de laicismo, racionalismo y libertad de pensamiento. La virtud fue en sus orígenes vista como un artificio, como una creación humana, para alcanzar la felicidad, la eudaimonía, y esto de alguna manera entraba en oposición con los designios divinos, que ya habían previsto a quién le correspondía la dicha y la fortuna y a quien no. Se indagará cuál fue, asimismo, la reacción moralizante de Platón. También se transita la concepción aristotélica del arte y su relación con la ética, y se explora el giro que sufre la ética en dos obras que llevan el mismo nombre, Alcibíades: de qué forma la finalidad utilitarista de la ética presentada en la versión de Esquines hace un viraje hacia una finalidad deontológica y moralizada en la versión de Platón. Por último se analizan unos extraños pero elocuentes fragmentos de Esquines que hacen notorio este dilema perenne para la ética: ¿el ser humano debe consagrar su vida a la felicidad o al deber? ¿debe el hombre acatar los designios divinos, aunque no hayan sido con él auspiciosos y lo hayan privado de la felicidad, o debe enfrentar las adversidades de su condición y fabricarse un artificio mediante el cual pueda obtener esa felicidad que le fue negada?