La performatividad de la filosofía de Judith Butler posibilita acciones transformadoras que resignifican categorías que, a menudo, se nos presentan como coercitivas e hirientes. Es el caso del lenguaje de odio y del insulto, que puede ser resignificado como lo fue el término queer, que pasó a ser una forma de autodenominación orgullosa. Reproducir performativamente las normas sociales crea sensación de estabilidad y de coherencia, pero Butler recoge la idea de iterabilidad de Derrida: siempre se abren brechas en la repetición que posibilitan resultados inesperados. Al repetir siempre introduciendo diferencias, las normas de género se ven modificadas y nunca son reproducidas de forma perfecta y definitiva.
Judith Butler’s philosophy allows the existance of transforming actions that resignificate categories that, often, are presented to us as coercive and hurtful. That is the case of the hate speech and the insult, that can be resignificated the same way the term queer was, becoming a proud way to name oneself. Performatively reproducing social norms creates a sense of stability and coherence, but Butler follows the derridean idea of iterability: breaches are always open through repetition and they allow unexpected outcomes. By always introducing differences when we repeat, gender norms are always modified and never reproduced in a perfect and definitive way.