La transición del modernismo al neobarroco visual ha transformado profundamente la relación entre forma y contenido en el arte y la cultura contemporánea. Este artículo analiza cómo las dinámicas de la sociedad de consumo han influido en esta evolución, adaptando las propuestas formalistas del modernismo a una estética accesible y emocionalmente resonante, pero potencialmente superficial. A través del ejemplo de Los Bridgerton, la serie de Netflix que combina elementos históricos y anacrónicos en un espectáculo visual exuberante, se exploran conceptos como el simulacro de Gilles Deleuze y la lógica del exceso descrita por Omar Calabrese que permiten comprender esta transformación cultural. Finalmente, se plantean interrogantes sobre si esta democratización de la forma enriquece o corrompe los valores originales de los productos culturales en un entorno dominado por el consumo masivo.