Este escrito supone una defensa y un argumento en favor de la filosofía científica. Conceptos como naturalismo y cientificismo serán contrastados a la luz de la investigación filosófica, defendiendo un cientificismo crítico que, más que sostener que la ciencia es la única fuente de conocimiento fiable, sostiene que la actividad científica es una excelente creación cultural humana para adquirir conocimiento y que la filosofía que la desprecia o ignora, no es productiva. Se defiende que el diálogo entre la ciencia y la filosofía es fructífero y necesario si es que la meta es una reflexión filosófica consistente, informada y crítica.