El presente artículo pone de relieve una serie de aportaciones que, desde la Baja Edad Media, sientan las bases de la revolución científica. Se adopta, como punto de partida, el desarrollo de la óptica en la escuela franciscana de Oxford durante el siglo XIII, para pasar a mostrar el influjo de la misma en el surgimiento de la perspectiva en la pintura y la geometrización del espacio físico que la nueva técnica pictórica comportaba. El trabajo concluye indicando cómo la revolución copernicana en particular y la revolución científica en general son herederas del giro visual involucrado en la perspectiva.