En la introducción de Hypokeímenon, Javier Hernández-Pacheco afirma que “[… ] la filosofía no es un acto solitario, una reflexión intimista, encerrada en la inmanencia de lo que después se llamará conciencia, sino que desde el primer momento asume la forma de un discurso. Es algo que alguien dice a alguien” (2003 27). En este libro, escrito con zancadas de gigante y atención de tejedora, Hernández-Pacheco pretende rehabilitar lo que en el pensamiento filosófico hay de “dimensionalidad social” (Id.), frente a la dominante del solus ipse, que recorre la historia de la filosofía de Descartes a Husserl, y que identifica el ejercicio de pensar con la autosuficiencia y la intimidad del sujeto, abstraído en sus elaboraciones mentales frente a una estufa o entregado a sus ensoñaciones de paseante solitario.