Abstract
Miguel Ángel no era, strictu sensu, un poeta, pero escribió poesía. Sin embargo, si consideramos con cierta ironía que tampoco se veía como un pintor y recordamos su “Tondo Doni” de los Ufizzi o su Entierro de la National Gallery, por no hablar de los titánicos frescos de la Capilla Sixtina, comprobamos que a pesar de su soberbia modestia no había “bella arte” que se le resistiera. Fijémonos un momento en el Tondo Doni. Esta pintura, seguramente la única pintura datable de Miguel Ángel antes del techo de la Capilla Sixtina que comienza cinco años después (1508-9), es una obra al temple que sigue en la órbita formal de los tondos Taddei y Pitti que hiciera también en esos años. Y aunque es verdad que el grupo central está construido como una pieza escultórica y los contornos son firmes y secos y los colores son algo duros y no están suficientemente matizados (+)Downloads
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