En este artículo se realiza un recorrido a la concepción del hombre como ser carencial, una idea presente en la tradición filosófica desde Platón pero que tuvo un importante repunte entre los siglos XIX y XX en el contexto del surgimiento en Alemania de la antropología filosófica. En primer lugar, expondremos la apropiación de esta concepción del ser humano como ser deficitario en Ortega y Gehlen, para pasar, en segundo lugar, a su crítica por parte de Sloterdijk. Acabaremos con una propuesta en la que se armonizan estas reflexiones con los últimos datos aportados por la ciencia paleoantropológica.