En la filosofía de la mente contemporánea, la idea de que tenemos un acceso epistémico privilegiado a nuestros propios estados mentales ha sido considerada incompatible con el externalismo de los contenidos mentales. William of Ockham, en el siglo XIV, también parece haber observado que no podemos tener un acceso epistémico privilegiado al contenido de nuestros estados mentales – particularmente, de nuestras intuiciones, si tal contenido depende de algún factor externo y no sólo de nuestros estados internos. En este artículo me propongo mostrar que, en sus primeros escritos, la solución de Ockham al problema del conocimiento introspectivo de los contenidos de nuestras intuiciones consistió en la distinción entre la introspección directa de nuestros estados mentales y la introspección indirecta de su contenido.
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