La búsqueda de unos supuestos orígenes evolutivos de la moral está adquiriendo actualidad gracias al empuje de las neurociencias, reforzado por diversas investigaciones en otros campos. El primatólogo Frans de Waal identifica en nuestros parientes evolutivos ciertos componentes básicos de la moralidad en relación a los problemas de la vida social, destacando los ingredientes emotivos, especialmente el papel del mecanismo empático. Se pretende aquí poner de relieve críticamente las limitaciones de tal planteamiento para la ética.