Cuando hoy hablamos de teoría estética en el ámbito académico, no podemos evitar la asociación con la inconclusa obra de Adorno que lleva ese mismo título y que se ha convertido en uno de esos textos clave a partir de los cuales podemos seguir enfrentándonos no sólo a “pensar el arte del pasado”, como diría Hegel, sino también a descifrar los enigmas que objetiva el arte contemporáneo.