Resumen
Europa aprendió pronto el significado de la guerra de los 30 años y quiso conjurarlo con el pensamiento y con la acción. La paz de Westfalia (1648), el broche de tal guerra, aspiraba a prevenir en el futuro un incendio como el que acababa de devastarla, y en el que religión y política rivalizaban a la hora de atizar las llamas. Al respecto, en el campo de las relaciones interestatales fijaba la doctrina del equilibrio del poder –el, desde entonces precisamente, llamado modelo Westfalia-, una suerte de tolerancia política en la que el principio de soberanía territorial se completaba con el de no injerencia y el respeto mutuo de los Estados cualesquiera que fuesen su tamaño o su fuerza; mientras, en el ámbito religioso se esforzó por impedir que la religión volviera a ser empuñada como casus belli, una suerte de tolerancia que implicaba privar al Papado de su reconocimiento como poder temporal y el principio de coexistencia de las diversas fes en las que había estallado la unidad del cristianismo luego de que Lutero clavara el puñal de sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del Palacio de Wittemberg.Descargas
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