Resumen
Si Jean Paul Sartre tenía razón al inaugurar su famosa obra El Ser y la Nada diciendo: “El pensamiento moderno ha realizado un progreso considerable al reducir el existente a la serie de las apariciones que lo manifiestan”1 , añadiendo pocas líneas más abajo, “pero, si nos hemos desprendido una vez de lo que Nietzsche llamaba << la ilusión de los trasmundos>> , y si ya no creemos en el ser-de-tras-la-aparición, ésta se torna, al contrario, plena de positividad, y su esencia es un << parecer>> que no se opone ya al ser, sino que, al contrario, es su medida. Pues el ser de un existente es, precisamente, lo que el existente parece” 2 , entonces nos encontramos en condiciones de afirmar el carácter eminentemente estético de la experiencia postmoderna. Una experiencia que ya no se avergüenza de sí misma pues, como señala Sartre, esta vez la apariencia está plena de positividad, y por lo tanto la contemplación estética no se encuentra ya devaluada frente al peso de la contemplación eidética, como había venido sucediendo desde hacía ya algún tiempo a la luz del dualismo episteme-doxa (+)Descargas
Los datos de descargas todavía no están disponibles.
Métricas
Cargando métricas ...