Resumen
No es necesario un conocimiento experto ni tampoco exhaustivo de arte, historia y crítica de arte o estética filosófica, para reconocer que Frida Kahlo representa una posición extraordinaria e irreductiblemente singular en la historia de la pintura. En ella y en su obra se produce una confluencia tan excepcional, se diría que casi astral, que justifica que muchos se hayan sentido fascinados por su obra. En mi caso, mi primer contacto explícito con Kahlo se produjo en 2006, cuando con motivo de una mesa redonda sobre Cuerpos, prácticas, discursos dentro del VIII Congreso Internacional de Fenomenología (Valencia, 25-28 de octubre de 2006), dedicado al tema Cuerpo y alteridad, pensé que Frida Kahlo brindaba un motivo privilegiado para discutir precisamente esa intersección. De aquella contribución, inédita, recogeré aquí algunos fragmentos. En cualquier caso, debo confesar que me ha motivado especialmente (+)Descargas
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