Resumen
“El verdadero hablar -dice Gadamer en un texto de 19981 -, es un estar despierto, una vigilia que suscita vigilia. Estar despierto supone no aceptar someterse pasivamente a lo que se le viene a uno encima, sino a escuchar”. Hablar es estar despierto y estar despierto es escuchar, y si terminamos el sencillo argumento, concluimos en que hablar es escuchar. En este dicho de Gadamer reconocemos la presencia de la sabiduría antigua, de la que es tan estudioso y en la que es tan experto. Reconocemos, por ejemplo, la actividad y la atención que se le pide a los que hablan y mantienen una conversación, la necesidad de que en ella los interlocutores estén ágiles y despiertos. Más, la imposibilidad de que no estén despiertos cuando la conversación es sincera y en ella se implican convenientemente los que la mantienen. Gadamer sabe que ésta fue una de las exigencias de la propuesta platónica de la conversación dialéctica como lengua propia de la filosofía, propuesta educativa también, presentada como alternativa a la manera ateniense de educar a los jóvenes mediante la repetición de los poemas homéricos hasta conseguir su fijación en la memoria. (+)Descargas
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