Escenificaciones bienalísticas y agotamiento crítico
[Notas pesimistas sobre el colapso del antagonismo en "tiempos interesantes"]
DOI:
https://doi.org/10.12795/crater.2022.i02.07Abstract
En la década de 1820 se inventa la taxidermia, que viene a producir la ilusión de vida en lo muerto anticipando lo “siniestro” freudiano. La psicosis moderna va desde esos animales fríos y sin pulso a la madre en descomposición, pero capaz de imponer su mandato esquizofrénico sobre Norman Bates. El retorno de lo reprimido necesitaba de la construcción familiar (completamente sórdida) de la “ceguera” edípica mientras que el regodeo en el seno de lo sintomático caracteriza la precariedad contemporánea. Uno de los grandes logros de los estudios culturales es, como sostiene Adrian Rifkin, la aparición de los Teletubbies, figuras aparentemente “simpáticas” pero inquietantes, incluso en su “vecindad homofónica” con los talibanes. De la petrificación de lo salvaje al entretenimiento infantilizante hay una deriva semejante a la que lleva de las barricadas decimonónicas y la pulsión que derriba las columnas monumentales a la gestualidad “muda” del asamblearismo interminable que está ensamblado, con frecuencia, en un antiinstitucionalismo insípido...
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