Resumen
El presente trabajo analiza las imágenes desarrolladas en la historiografía y en la memoria histórica respecto a Marco Avellaneda, joven decapitado a modo de escarmiento tras el fracaso final de la Liga de provincias que se enfrentó a Juan Manuel de Rosas en 1841. En la provincia de Tucumán, y, en menor medida, en el resto de las provincias argentinas, se fue gestando desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo siguiente, una imagen que ubicaba a este joven como la suma de las virtudes cívicas, y como contracara del federalismo y del caudillismo, definidos en términos de barbarie.
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