Rosario Cabrero García realizó la carrera de Filosofía y Letras (Sección de Historia) en la Universidad de Sevilla comenzando su dedicación académica a la Prehistoria en el 1969 con la lectura de la Tesina de Licenciatura referente al yacimiento de la Cueva del Gato (Málaga), bajo la dirección del profesor D. Antonio Blanco Frejeiro, Director del Departamento por aquellas fechas.
La trayectoria como profesora de Prehistoria en dicha Universidad se inicia en el año 1975 tras la llegada de los catedráticos D. Manuel Pellicer y Dña. Pilar Acosta quienes se encargarán del recién creado Departamento de Prehistoria y Arqueología impulsándose así una docencia y líneas de investigación referentes a dichas áreas de conocimiento, y en particular en lo referente a la Prehistoria, puesto que existía un acusado vacío, apreciándose tanto en las asignaturas impartidas así como en los volúmenes de la biblioteca. Y Rosario fue la primera en recibir una adscripción como profesora para colaborar en el desarrollo de tal docencia en este caminar del Departamento para crear y dotar de formación e información en Prehistoria a la Universidad de Sevilla.
Durante unos 32 años impartió clases en este Departamento, abordando además de asignaturas de Prehistoria, otras referentes a la Arqueología, Arte y Arqueología de Grecia y Roma, así como algún año de Filología y L. Clásicas. En ese dilatado tiempo docente se sucedieron unos seis planes de estudio, en los que fue asumiendo asignaturas de nueva creación a medida que los planes cambiaban y permitían ampliar el conocimiento de la Prehistoria de forma más específica y transversal. Tales circunstancias le dieron unos conocimientos y manejo de la materia a impartir, no solo desde la óptica de contenidos históricos sino también en vertientes teóricas, técnicas y metodológicas y que además transmitía con una esmerada y cuidada dedicación al alumnado, del que siempre se han recibido palabras de reconocimiento hacia ella, por su actitud abierta y respetuoso trato personal a la hora de orientarlos en cuanto a la formación como discentes.
La investigación de Rosario Cabrero giró en torno a la Prehistoria Reciente en Andalucía Occidental, centrándose principalmente en las sociedades de la Edad del Cobre, en el aspecto del hábitat y más si cabe en el funerario. En dicha zona la información además de escasa y dispersa necesitaba de una labor de investigación, labor que que asumió con un gran esfuerzo personal, teniendo en cuenta las posibilidades disponibles de aquellas fechas, pero evidentemente resultaron operativas dado que sus investigaciones siguen siendo básicas para abordar su continuación, así como para rendirle homenaje y agradecimiento por su producción investigadora, con aportaciones de especial interés para el conocimiento científico sobre el Megalitismo andaluz como recordaremos a continuación.
Colaboró en unas series de excavaciones de diferentes periodos históricos y aunque su primera dirección fue una prospección arqueológica y excavación en la necrópolis medieval de Zahara de la Sierra (Cádiz) con D. Antonio Blanco Frejeiro en 1972, posteriormente fue centrando sus investigaciones. Así, en los años 1975 y 1976 excavó el conjunto dolménico de Los Gabrieles (Huelva), una necrópolis de estructuras bien complejas.
Y ya a partir de 1978 las publicaciones se refieran mayoritariamente al megalitismo y/o aspectos concretos sobre ello, caso por ejemplo como los del Dolmen del “Moral” o del tholos de la Zarcita, abriéndose así su camino hacia la gran aportación que será en 1982 con la lectura de la Tesis Doctoral titulada “El fenómeno megalítico en Andalucía Occidental”. Dada la extensión de este trabajo iba dándolo a conocer en sucesivas publicaciones incidiendo y valorando, aún más si cabe, el contenido científico del estudio. La repercusión de la Tesis no solo afectó favorablemente a la actualización del conocimiento de ese mundo funerario, por demás afectando al amplio espacio de Andalucía Occidental, con las correspondientes y pormenorizadas valoraciones, sino que ha sido y seguirá siendo una obra clave para a la defensa del patrimonio, al usarse en las catalogaciones realizadas por la Dirección General de Cultura.
Es de destacar las intencionalidades en los posteriores trabajos, cada vez más especializado, sobre tumbas o necrópolis de las que apenas se tenía información, por lo que sus aportaciones seguían aumentando en cantidad y calidad respecto al megalitismo. Podemos destacar casos como el de cuevas artificiales (Juan Corrales en Gilena o Cerro del Ojo en Predera, Sevilla); la sepultura de Caño Ronco (Camas, Sevilla) y su relación con el asentamiento de Valencina de la Concepción (Sevilla); el sepulcro megalítico con puerta perforada de El Poyato (Córdoba); Los dólmenes de Cortagana (Huelva); los estudios antropológicos y cronológicos de Cañada Real y El Palomar (Sevilla), entre otros. Merece incidir entre las investigaciones puntuales las realizadas a nivel antropológico sobre determinados registros humanos con laboratorios y especialistas específicos, profundizando en aspectos físicos y rituales de estas comunidades. Y en el mismo sentido de análisis puntuales realizó un gran esfuerzo por el estudio de determinados materiales arqueológicos, ya fueran artefactos o ideológicos, pero que consideraba de especial relevancia cronocultural o económico social. Así, de hecho señala la posible antigüedad de ciertas comunidades dolménicas en la campiña sevillana.
De su dilatada labor como arqueóloga, resultan de muy especial interés las excavaciones sistemáticas realizadas en el Amarguillo II (Sevilla), mediante un Proyecto General de Investigación iniciado en 1986. Este generó una amplia bibliografía respecto a la ocupación de la campiña sevillana entre el IV y II milenio a.n.e. con especial incidencia en el periodo metalúrgico, y al igual que en los casos anteriores podemos remarcar los esfuerzos por abordar y hacerle un seguimiento a los distintos registros arqueológicos, con la mayor profundidad posible, cuyo fruto se refleja en las publicaciones.
Rosario fue un ejemplo de constancia y de trabajo, teniendo en cuenta que la profesión la inició en un momento de carencia de medios pero con sobras de ilusiones. Supo llevar adelante esta descompensación entre inconvenientes e ilusiones, dejándonos en herencia un ejemplo luchador como profesional docente, investigadora y compañera.