F. Xavier Oms
Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP),
Secció de Prehistòria i Arqueologia, Universitat de Barcelona,
Institut d’Arqueologia de la Universitat de Barcelona (IAUB),
Montalegre 6, 08001 Barcelona, España
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(responsable de correspondencia)
Xavier Esteve
Servei de Patrimoni Arqueològic i Paleontològic,
Serveis Territorials de Cultura a Barcelona, Generalitat de Catalunya,
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Josep Mestres
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Patricia Martín
Institut de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES),
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Juan F. Gibaja
Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC),
Grupo Investigación y Divulgación en Arqueología (InDi)
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Marta Sánchez de la Torre
Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP),
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Jordi Nadal
Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP),
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Núria Armentano
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Ferran Antolín
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Josep M. Fullola
Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques (SERP),
Secció de Prehistòria i Arqueologia, Universitat de Barcelona,
Institut d’Arqueologia de la Universitat de Barcelona (IAUB),
Montalegre 6, 08001 Barcelona, España
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Resumen En este trabajo se presentan los datos sobre La Serreta, un asentamiento prehistórico al aire libre en el llano prelitoral catalán del Penedès (Barcelona). El yacimiento está formado por estructuras como silos, tumbas, fosos y posibles cabañas. En dos campañas sucesivas se documentaron 89 estructuras negativas, que pertenecen a cronologías entre el Neolítico antiguo y la edad del Bronce. Se presentan los datos sobre las estructuras, la cultura material y sobre las dataciones radiocarbónicas disponibles. Al mismo tiempo se contextualizan los datos en el marco de los llanos prelitorales del noreste peninsular.
Palabras clave asentamiento al aire libre, almacenaje, sepulcros, Neolítico, edad del Bronce, Penedès, península ibérica.
Abstract We present the archaeological data on La Serreta, an open-air prehistoric settlement in the Catalan pre-coastal plain of Penedès (Barcelona). The site is comprised of structures such as silos, tombs, ditches, and possible huts. In two successive campaigns, 89 negative structures were documented, which belong to chronologies ranging from the Early Neolithic to the Bronze Age. Data on the structures, material culture, and available radiocarbon dating are presented. At the same time, the data is contextualized within the framework of the pre-coastal plains of the northeastern Iberian Peninsula.
Keywords open-air site, storage, tombs, Neolithic, Bronze age, Penedès, Iberian Peninsula.
Fecha recepción: 28-09-2023 | Fecha aceptación: 30-12-2023
Oms, F. X., Esteve, X., Mestres, J., Martín, P., Gibaja, J. F., Sánchez de la Torre, M., Nadal, J., Armentano, N., Antolín, F. y Fullola, J. M. (2024): “La Serreta (Vilafranca del Penedès, Barcelona), un campo de silos entre el Neolítico Antiguo y La Edad del Bronce”, Spal, 33.1, pp. 9-32. https://dx.doi.org/10.12795/spal.2024.i33.01
2. Las estructuras de tipo fosa-silo
3. Las estructuras funerarias y/o simbólicas
Figura 6. Estructura compleja E-48 (fotografías y planimetrías: F.X. Oms y X. Esteve).
La Serreta es un yacimiento arqueológico al aire libre situado al E-SE de la población de Vilafranca del Penedès (Alt Penedès, Barcelona) (fig. 1). Su intervención, desarrollada entre los años 2009 y 2010, estuvo motivada por la implantación de peajes de acceso-salida a la autopista AP-7 a la altura de la citada población, en su tramo central (denominado entonces Enlace Vilafranca Centro). Ocupó un espacio de aproximadamente 91.000 m2a unas alturas comprendidas entre los 197-204 msnm. En el marco de los trabajos arqueológicos en esta zona, también se intervino en los yacimientos de Mas Pujó (Enlace Vilafranca Sur) y Cinc Ponts (Enlace Vilafranca Norte) (Esteve et al., 2012), cuyos resultados quedaron recogidos en los documentos técnicos correspondientes (Oms y Esteve, 2010; Oms et al., 2012).
Los primeros vestigios arqueológicos de esta zona se documentaron en el año 1972, cuando se estaba trabajando en las obras de construcción de la citada autopista AP-7. Se registró una estructura funeraria en la que se documentaron, a partir de los escasos restos recuperados y de las informaciones orales de los trabajadores de dicha obra, restos humanos de 4 individuos, 2 adultos y 2 adolescentes. Entre la cerámica, solamente se documentaron dos fragmentos, uno de ellos era un perfil casi completo de un vaso con carena suave. Este descubrimiento provocó que el yacimiento fuese denominado “Sepultura de l’Autopista” y también que, casi 40 años después, se programaran una serie de seguimientos arqueológicos en el momento de iniciar las obras de remodelación de los peajes.
La campaña de 2009 permitió identificar un total de 56 estructuras negativas, entre las que se contaban una serie de grandes manchas de coloración diversa que se identificaron como paleocanales. Por su parte, en la campaña de 2010 se documentaron otras 43 estructuras negativas (fig. 1). De acuerdo con el “Servei d’Arqueologia i Paleontologia de Catalunya”, y ya que la documentación del año 1972 había quedado inédita, se acordó modificar el nombre del yacimiento por el del topónimo de esta zona de Vilafranca del Penedès, La Serreta.
De las 89 estructuras existentes, un total de 65 presentan cronologías que comprenden buena parte de la Prehistoria reciente, desde el Neolítico Cardial hasta el Bronce inicial. Del resto, existen dos silos tardorromanos (E-72 y E-76) y 7 estructuras de la Prehistoria reciente (sin material diagnóstico). Por último, un total de 15 fueron inicialmente identificadas como posibles estructuras y después fueron descartadas por no tener potencia sedimentaria, por tratarse de pies de viñedo, estructuras subactuales o paleocanales.
También en el año 2010, la construcción de la carretera C-15 afectó nuevamente al entorno de La Serreta. En este contexto, la empresa Àtics SL excavó 18 estructuras en lo que denominó La Serreta Nord. Esta intervención ha quedado en mayor parte inédita y la consulta de la memoria administrativa ha permitido conocer que se documentaron 2 sepulturas entre el Neolítico Postcardial y el Neolítico medio, 2 silos del Neolítico medio, 2 posibles sepulturas del Neolítico medio y 4 silos del Bronce inicial. El resto de estructuras se dividen entre la Prehistoria reciente (sin material diagnóstico) y una subactual. Dos de las sepulturas fueron publicadas recientemente (Armentano et al., 2019) y podrán ser utilizadas en este trabajo, mientras que el resto de esta intervención no será incluida por falta de datos.
En este trabajo vamos a utilizar las nomenclaturas de las culturas y tecnocomplejos más habituales del noreste peninsular para el estudio de la Prehistoria reciente (Oms et al., 2016). El Neolítico antiguo Cardial (5600-4900 cal BC) se caracteriza por la llegada de poblaciones de colonos de economía agroganadera, con asentamientos preferentes en las regiones litorales y prelitorales, tanto al aire libre como en cueva. El Neolítico antiguo Epicardial (5000-4600 cal BC) sigue unos parámetros similares a la fase previa, pero con una ampliación del territorio neolitizado, que gana importancia en territorios de media montaña y el interior (Martín et al., 2010). El Neolítico Postcardial o Neolítico medio Inicial (4700-4000 cal BC) representa una fase de apropiación plena del territorio, con la aparición de grupos culturales regionales y con la aparición de las primeras tumbas individuales y/o dobles con ajuares exógenos (Mestres y Esteve, 2015). El Neolítico medio (4200-3500 cal BC) representa el momento pleno de instauración de grupos regionales con una fuerte identidad, sobre todo a nivel funerario, con regiones con tumbas en fosa, en cistas u otros megalitos. Además, la existencia de redes de intercambio de gran alcance es un hecho palpable en los ajuares y que indicaría una sociedad asimétrica (Martín et al., 2022). Neolítico final-Calcolítico (3600-2300 cal BC) representa una fase de desmembración de los sistemas previos, con una disminución de la demografía, reocupaciones de tramos interiores y de montaña y con la extensión de las inhumaciones individuales y sucesivas, en cuevas, megalitos y fosas. Las antiguas redes de intercambio fueron substituidas por otras (Martín et al., 2023). Finalmente, el Bronce inicial o antiguo (2300-1200 cal BC) representa una fase de larga duración, que implica una fuerte implantación en todo tipo de biotopos, con una frecuencia relativamente pobre de utillajes metálicos, pero con relación con el sur de Francia y hasta el norte de Italia en cuanto a intercambios. El universo funerario, como en el periodo previo, es muy heterogéneo y se documentan preferentemente nichos de uso colectivo, en cuevas y abrigos, megalitos y fosas al aire libre (Soriano, 2013).
Para la fase del Neolítico antiguo Cardial, hemos identificado un total de 4 estructuras de tipo fosa-silo, E-14, E-59, E-61 y E-79 (fig. 2). Estas tienen morfologías aproximadamente esféricas y capacidades que no superan los 600 litros. El relleno de estas estructuras lo componen, de manera casi exclusiva, cantos y bloques termoalterados o sin quemar, así como restos cerámicos. Cabe destacar que la E-14 no contenía restos cerámicos decorados, por lo que no fue datada inicialmente tal como si sucedió con el resto de estructuras de este grupo (Oms et al., 2014).
El Neolítico antiguo Epicardial está representado por una única estructura de tipo fosa-silo, la E-75 (fig. 2). Tiene una capacidad de algo más de 600 litros, que está por debajo de la media aproximada de otras estructuras epicardiales del Penedès (c. 1000 litros). Además de cantos y bloques termoalterados, su relleno arqueológico estaba formado por restos cerámicos, de fauna y también, de manera escasa, malacología y macroutilllaje.
La fase del Neolítico Postcardial estaba representada por un total de 25 estructuras negativas, una era probablemente un agujero de poste (E-3, sin asociación aparente a ninguna otra estructura conservada), dos eran estructuras funerarias stricto sensu (E5 y E6), una era un silo con una inhumación primaria (E-32), dos silos estaban unidos (E88-E89), mientras el resto, hasta 19, se correspondían con fosas-silos (fig. 2). Las morfologías predominantes eran las globulares, seguidas a distancia por las de sección troncocónica, con volúmenes que oscilan entre los 300 y los 980 litros, con una media cercana a los 700 litros. El tipo de relleno era muy similar al que hemos identificado para las estructuras cardiales: dominan los restos cerámicos y los cantos y bloques quemados o sin quemar. Los soportes líticos tallados sobre sílex fueron muy raros y solamente están representados de manera abundante en las estructuras E-68 y E-69, lo que parece ser el reflejo de los residuos de un área de talla. La fauna estaba muy escasamente representada en las estructuras de esta fase.
El Neolítico medio estuvo representado por 22 estructuras negativas, de las cuales algunas tenían una notable complejidad: 3 posibles cenotafios (E-21, E-22 y E54), una gran fosa-silo con una inhumación primaria (E-27) (fig. 2), un posible agujero de poste (E-23), una estructura funeraria saqueada (E-58), una estructura funeraria intacta (E-60) y dos fosos (E-46 y E-62). El resto se corresponde con estructuras de tipo silo, con morfologías preferentemente ovoides y troncocónicas y volúmenes que oscilaban entre los 350 hasta los 1500 litros y una media cercana a los 1100 litros. Se registró una notable excepción, la anteriormente citada E-27, con casi 3500 litros de capacidad. Añadiremos, además, que los silos E-10, E-11 y E-12 estaban tan cerca y alineados, que podrían haber formado parte de alguna estructura más compleja de tipo cave-silo o algún sistema subterráneo similar (Jallot, 2009).
Los rellenos de estas estructuras fueron ricos y heterogéneos en general: abundante cerámica y cantos y bloques termoalterados, así como elementos de sílex y malacología y fauna esporádica. Entre los elementos arqueomalacológicos, la mayoría procedían de estructuras con algún tipo de especificidad cultual, pero no siempre (Nadal et al., 2021); mientras que los restos arqueozoológicos tuvieron una presencia muy desigual, procediendo especialmente de un silo donde aparecieron los restos de 7 cánidos (Albizuri et al., 2019).
El Neolítico final estaba representado solamente por 4 estructuras de tipo fosa-silo, tres de las cuales eran muy pobres y estaban muy erosionadas, mientras que la restante estaba muy bien conservada. Presentaba una morfología con paredes rectas y fondo plano, con un relleno con relativamente pocos bloques y clastos y un potente estrato de cenizas y carbones, con una capacidad aproximada de 1500 litros. Este volumen estaba por encima de la media existente tanto en el Penedès como en el resto de los espacios prelitorales del noreste peninsular (Prats et al., 2020).
La fase del Bronce inicial también estaba escasamente representada en La Serreta. Solamente 3 estructuras negativas pertenecían a esta fase; de ellas, una se correspondía con una fosa-contenedor que todavía contenía los restos de la base de un vaso cerámico, mientras que las otras dos eran fosas-silos de morfología cilíndrica. Presentaban muy poco material arqueológico, siendo por tanto una de las fases con menor representatividad arqueológica del yacimiento.
Por último, también contamos con 5 estructuras que, a través de su relación espacial o material cerámico, situamos en una fase no determinada entre el Neolítico Postcardial y el Neolítico medio. Se trata de los agujeros de poste E-39, E-40 y E-52 vinculados a la estructura compleja E-48 y, a parte, la fosa-silo E-66.
Las estructuras que contienen inhumaciones ascienden a 5, sin embargo, debemos añadir una más, que probablemente fue saqueada, y 3 más que tienen unas características muy específicas y que definimos, de manera preliminar, como estructuras simbólicas. Todas estas estructuras no se disponían de manera concentrada y, por tanto, no parecen formar una necrópolis.
Estas, tanto a partir de las dataciones radiocarbónicas disponibles como a partir de la cultura material, pertenecen al Neolítico Postcardial o bien al Neolítico medio. Dentro del primer grupo situamos las estructuras E-5, E-6 y E-32. En el segundo, la E-27, la E58, la E-60 y probablemente las E-21, E-22 y E-54. Por su parte, la E-60 presenta un registro material acorde con una cronología relativa del Neolítico medio, pero su datación la sitúa en el Neolítico Postcardial, tal como se verá más adelante.
La E-5 era una gran estructura negativa de planta elipsoidal (diámetro máximo de c. 240 cm) con una potencia conservada máxima de 164 cm (fig. 3). Se correspondía con una estructura de tipo Ib (a partir de la nomenclatura de consenso, en Martín et al., 2022), es decir, de planta elipsoidal con nicho centrado en la base. Presentaba una fosa de expolio que removió y fracturó la losa de cierre del nicho, a la vez que desplazó la inhumación de su posición original. A pesar de ello, esta presentaba una conexión anatómica estricta, por lo que deducimos que el saqueo se produjo poco tiempo después del sellado de la estructura. El inhumado, un adulto de sexo masculino, presentaba dos geométricos de sílex a la altura de la baja espalda. Asimismo, en el interior del nicho funerario, se recuperaron 5 cuentas de coral y 3 de variscita (Borrello et al., 2012; Esteve et al., 2019), que son los únicos vestigios que quedaban del ajuar original. Tanto la datación radiocarbónica del individuo como la escasa cerámica incluida en los estratos de relleno (peinada, de tipo Molinot), nos indican una cronología postcardial del último tercio del V milenio.
La E-6 era, nuevamente, una gran y bien conservada estructura funeraria. Presentaba una planta elipsoidal 200 cm de largo y una potencia de 112 cm. En este caso, se trataba de un tipo IIIa (pozo-rampa con nicho lateral) (fig. 3). En el interior del nicho funerario, que estaba cerrado por una serie de losas, se documentaron dos individuos, un adulto femenino y un individuo infantil. Solamente formaban el ajuar dos grandes punzones sobre hueso de Cervus elaphus, situados a los pies de las inhumaciones. Las dataciones disponibles y la cerámica peinada procedente de los estratos de relleno, sitúan nuevamente estas inhumaciones en el último tercio del V milenio (Esteve et al., 2019).
La E-32 era una estructura de tipo fosa-silo, con una potencia conservada que no superaba los 45 cm y que, en su interior, preservaba los restos de un individuo adulto femenino en decúbito lateral derecho. El relleno de la estructura contenía numerosos restos de cultura material, pero de la misma naturaleza del resto de estructuras de similar tipo. En ese contexto, no se registró ningún ítem que pudiese interpretarse como ajuar. La datación disponible junto con un registro material muy significativo (cerámica peinada Molinot y un asa tubular Montboló), permitieron situar esta inhumación en el último tercio del V milenio cal BC.
Entre las estructuras que, a partir de la cultura material, situamos en el Neolítico medio, una de las más destacadas es la E-60. Se trata de una pequeña estructura elipsoidal con una potencia conservada muy escasa, no superior a los 30 cm (fig. 4). En su interior había los restos de un individuo adulto masculino en decúbito lateral izquierdo. Presentaba un amplio conjunto de materiales que se corresponden con el ajuar más rico documentado en el Penedès hasta el momento. Contenía dos hachas pulidas y un conjunto de 45 cuentas de variscita en el lado derecho del cráneo (a modo de pequeño saco), una lámina de sílex melado a la izquierda del cráneo, un vaso cerámico liso y dos geométricos a la altura media del brazo derecho y un conjunto de 3 geométricos y una lámina de obsidiana a la altura del tobillo derecho del inhumado (Terradas et al., 2014; Esteve et al., 2019). La datación radiocarbónica disponible es sincrónica a las postcardiales del yacimiento y un poco más antigua que las disponibles para los silos del Neolítico medio.
La E-58 era una estructura de planta aproximadamente cuadrangular, con un pequeño nicho lateral, de tipología aproximada IIIb. Esta estructura estaba saqueada, la losa de cubierta del nicho había sido parcialmente retirada y se encontró el nicho completamente vacío de restos humanos. Aparecieron solamente 2 geométricos y los restos de un vaso cerámico esférico justo en el exterior de la cámara sepulcral. No disponemos de datación para esta estructura, pero la tipología de la misma (el tipo IIIb es raro en el Penedès, donde no se asocia con las sepulturas postcardiales) y la tipología del vaso cerámico, nos inducen a situar esta estructura dentro del primer tercio del IV milenio cal BC.
La E-27 era un silo cilíndrico de grandes dimensiones y una capacidad de c. 3500 litros, de más de 200 cm de diámetro y una potencia conservada superior a los 150 cm (fig. 2 y fig. 4). En su interior, formando parte de uno de los numerosos estratos de relleno, se documentaron los restos en posición primaria de un individuo masculino en decúbito prono. No se documentó ningún resto de cultura material que pudiese ser interpretado como ajuar funerario. La datación disponible, junto con la cultura material (con unos pocos fragmentos cerámicos esgrafiados Chassey), muestran una de las estructuras más recientes del Neolítico medio de La Serreta, plenamente dentro del primer tercio del IV milenio cal BC.
Por último, disponemos de 3 estructuras de una notable especificidad y que se sitúan entre el Neolítico Postcardial y el Neolítico medio. Las tres disponen de unas dimensiones y una morfología muy similares: recortes de planta pseudo-circular de entre 80-70 cm de diámetro máximo, potencia no mayor a los 45 cm y sistema de cierre igual en los tres casos: dos grandes losas y una serie de pequeños bloques o clastos que acaban de completar el cierre (fig. 5). Asimismo, nos encontramos en los 3 casos con un único estrato de relleno, de coloración anaranjada, sin restos antrópicos de ningún tipo. En la base de la estructura, en contacto con el suelo mismo, se encontraba el conjunto material: en la E-21 se trataba de un conjunto de 13 parejas de Glycymeris sp., con perforación natural o antrópica, amontonados a modo de collar enrollado (Nadal et al., 2021). En la E-22 se documentó un collar en posición primaria realizado a base de una cuenta tubular y 5 cuentas discoidales de variscita, una pareja de Glycymeris sp. perforados y, a su lado, una laminilla de sílex melado. Por último, la E-54 presentaba 3 parejas de Glycymeris sp. con las perforaciones alineadas, un fragmento cerámico informe recostado sobre la base de la estructura y un vaso cerámico con carena.
Estas estructuras eran más pequeñas que una tumba estándar y no tenían las pareces ovoides o rectas de un silo. Asimismo, presentaban el mismo cierre que las estructuras funerarias de tipo Ib y presentaban un notable conjunto material dispuesto en el fondo de la estructura y de manera primaria, sin alterar. Además, no presentaban ningún otro tipo de material. Estos hechos nos hacen proponer que se trata de estructuras de tipo simbólico o cultual, probablemente ligado a aspectos funerarios donde no se depositó ningún individuo, o bien como una ofrenda.
De un momento de poca determinación (poco material y poco discriminante), documentamos una estructura compleja que denominamos E-48 y que sumaba también la E-41, E-40, la E-39 y la E-51 y la E-52 como agujeros de poste. Asimismo, la estructura E-43 (con material del Neolítico medio) amortizó parte de este complejo estructural, por su lado noreste.
La E-48 (y sus UE 481 a 488) comprendía una serie de zanjas y agujeros de poste a los que se unía, por el sur, la E-51 (fig. 6). Estas dos estructuras tendrían una morfología de tendencia cuadrangular, basada en zanjas que presentaban agujeros de poste en su exterior. Algunos cortes y refacciones de las mismas parecían indicar que se amplió o redujo el espacio ocupado por esta estructura. Por otra parte, el lado Oeste de esta estructura estaría definido a partir de la existencia de 4 agujeros de poste alineados en sentido S-N (E-52, E-39, E-40 y E-41). La conjunción de todas estas estructuras negativas y sus rellenos, parecían mostrar un espacio de planta aproximadamente cuadrangular de unos 40m2.
Del Neolítico medio tenemos dos estructuras de las que, sobre todo una, la E-46, tiene un gran desarrollo, un conjunto de cultura material representativo y también una datación radiocarbónica. Se trataba de una gran estructura alargada de c. 26 m y parcialmente sinuosa y/o irregular que describimos como un foso o una base de empalizada. Estaba formada por la E-46, la E-23, la E-24 y una serie de 7 agujeros de poste (E-46.1 a E-46.7) alrededor de la E-24 y la E-46, 5 agujeros de poste en el interior de la E-46 y también, dentro de la zanja de esta, un total de 9 depresiones que en 5 ocasiones estaban rellenadas con bloques (fig. 7). Consideramos que estas depresiones podrían cumplir la función de base de pilares de sostenimiento. El tramo inicial, al Norte, se correspondía con una estructura negativa (E-23) rodeada de agujeros de poste, que podría formar parte del sistema de cierre de un gran complejo. Hacia el límite contrario de la estructura, en el sur, esta fue perdiendo potencia hasta desaparecer, a medida que variaba la topografía del campo de cultivo subactual. Los tramos con una potencia menor conservada tenían prácticamente 30 cm, mientras que las depresiones podían superar los 45 cm. Estaba formada por una base arcillosa muy endurecida –UE462–, puntualmente algunos interestratos de gravas, probablemente fruto de entradas de agua a cierta velocidad cuando la UE462 estaba en superficie y, un estrato principal –UE461–, compuesto por arcillas marrones y presencia de clastos y carbonatos. En las zonas de acumulación de bloques es donde se documentaba la mayor parte del material arqueológico y restos carbonosos dispersos. Tanto los abundantes restos cerámicos como una datación disponible indican la amortización de esta estructura durante el Neolítico medio.
La otra estructura de tipo foso o empalizada, la E-62, conservaba solamente 6 metros de longitud. La composición de los rellenos y las zonas de acumulación de bloques y agujeros de poste nos indicaban una morfología y función muy parecida a la que hemos citado para la E-46, aunque en dirección aproximada E-O.
En los cuatro silos del Neolítico antiguo Cardial se recuperaron un total de 72 fragmentos cerámicos, de los cuales 28 estaban decorados (fig. 8). Asimismo, los 10 bordes documentados pertenecen a sendos vasos distintos. Si realizamos el número mínimo a partir de las decoraciones, este número aumentaría hasta los 17 (Oms, 2014), presididas básicamente por las impresiones cardiales en posición oblicua, el cardial arrastrado y el cardial sobre cordón, mientras que los cordones lisos tienen una presencia residual. Se recuperaron un total de 21 elementos en sílex y 6 en cuarzo (probables percutores u otros macroutensilios). Entre los primeros resaltan los soportes sobre lasca más que sobre lámina; únicamente contamos con 2 retocados, un denticulado y una lasca con retoque marginal. Se recuperaron además fragmentos de dos molinos, uno de arenisca y otro de caliza. Se recuperó cristal de roca (E-79) y cuarzo (E-61), pero la mayoría de restos se corresponde con sílex de origen local (evaporítico), que se podría captar a menos de 15 km del yacimiento de manera abundante y en posición secundaria; aparecen también sílex de tipo regional (lacustre), que se encontrarían a entre 30-40 km del asentamiento, tanto en posición primaria como secundaria. Además, se recuperó un solo elemento malacológico, un bivalvo no dentado indeterminado. Estas estructuras solamente contenían algunas pocas astillas óseas, mientras que los restos carpológicos fueron muy escasos y no estaban bien conservados, con 3 fragmentos de Triticum sp. y 2 de Triticum/Hordeum.
El Neolítico antiguo Epicardial estaba representado únicamente por el silo E-75. Este presentaba 53 restos cerámicos entre los que había 5 bordes de un mínimo de 4 vasos diferentes. Las decoraciones más habituales eran el cordón impreso y la franja incisa rodeada de impresiones simples (fig. 8). También había 10 restos de fauna, de los cuales la mayoría pertenecían a Bos sp. mientras el resto eran astillas de macromamíferos de talla pequeña y grande. Ente la industria lítica, destacaban 28 elementos en sílex y 5 en cuarzo. Nuevamente, el sílex era mayoritariamente evaporítico, aunque también se documentaron tres efectivos sobre sílex lacustre. Había en total 8 retocados, 3 raspadores, una truncadura oblicua, 3 lascas con retoque y una lámina retocada. Entre la malacología, solamente se recuperó un fragmento de bivalvo pulido/rodado, probablemente Glycymeris sp.
El Neolítico Postcardial era una de las fases mejor representadas tanto en La Serreta como en el resto de campos de silos del Penedès. En las 25 estructuras se recuperaron un total de 1105 fragmentos cerámicos, con 104 bordes que implicaban un mínimo de 93 vasos diferentes (fig. 9). Entre estos, el elemento más característico de estas producciones eran los acabados peinados, presentes en 876 restos. Entre los vasos con estos acabados, se determinaron un mínimo de 60 a partir de 68 bordes diferentes. Las morfologías más habituales fueron las subesféricas y hemisféricas, y se identificaron también un mínimo de 8 vasos con carena y uno con un asa tubular Montboló (fig. 9).
Entre la industria lítica, se registraron 391 elementos en sílex y 42 en cuarzo. La mayor parte de estos restos procedían de las estructuras E68 y E69, donde se documentó toda la carena operativa, básicamente destinada a la obtención de lascas y con un peso muy bajo de la talla laminar. En el resto de estructuras, o el sílex y el cuarzo estaban ausentes o tenían una presencia marginal. En total, se han documentaron 12 elementos con entidad tipológica, todos ellos sobre lasca y con retoque marginal. Entre el tipo de sílex, es claramente dominante el de origen local, mientras que solamente existe un resto de sílex regional en la E69. También se documentaron 4 ítems de piedra pulida que se corresponden a elementos de tipo azuela. Acerca de los elementos de molienda, se documentaron un total de 7 fragmentos de molino y 2 manos activas en 5 estructuras distintas. Por otra parte, también aparecieron 6 elementos malacológicos, entre los que destacaban un efectivo del gasterópodo Charonia lampas y restos de bivalvos, probablemente Glycymeris sp. En la estructura funeraria E-5 se recuperaron 5 cuentas de Corallium rubrum. La fauna fue extraordinariamente escasa en los silos de esta fase. Solamente el silo E-69 permitió recuperar un conjunto relativamente representativo: de los 37 restos, 7 pertenecían a Bos sp. (NMI de 4), 3 a Ovis/Capra (NMI de 2) y uno a Sus sp y Cervus elaphus. El resto de las estructuras, 24, contaban con 43 restos óseos en total (astillas y fragmentos) de los que no se ha podido determinar la parte anatómica ni su taxonomía. Los restos carpológicos, como se ha visto para fases anteriores, fueron muy escasos entre las muestras de sedimento flotado, ya que solamente se recuperó una semilla de Hordeum vulgare, otra de Triticum sp. y dos de Triticum/Hordeum.
El Neolítico medio fue la otra fase más significativa de La Serreta. En las 22 estructuras asociadas a esta fase se documentaron 1494 restos cerámicos que se pueden reducir a 153 vasos cerámicos (obtenidos a partir de 192 bordes), de los cuales 45 presentaban carena. Entre el conjunto había vasos esféricos y hemisféricos, con asas de cinta y escasas aplicaciones plásticas (fig. 9). Entre los elementos más destacables de esta colección debemos mencionar unos pocos fragmentos informes de cerámica esgrafiada de afinidad Chassey en el silo E-27 y fragmentos de un vaso de boca cuadrada y una copa con sillon interne en el silo E-82.
Entre la industria lítica, que presentaba una explotación más laminar que en fases previas, se recuperaron 72 elementos de sílex, 5 de sílex melado, 13 de cuarzo y 2 de jaspe, así como 8 azuelas y un hacha pulida. Entre los retocados destacaban los 6 geométricos (triángulos y trapecios) procedentes de las estructuras funerarias E-58 y E-60, así como algunas lascas y láminas con retoques marginales. Las litologías eran diversas, puesto que abundaban los sílex compatibles con un origen local (en versiones de alta calidad), sílex de origen regional o incluso más lejano (margen SE del sílex del Ebro) y también sílex melado provenzal y obsidiana sarda (en la E-60). Entre los elementos de molienda, se identificaron 7 fragmentos de molino en 3 estructuras distintas y 4 manos activas en 3 estructuras más (sobre caliza, granito y arenisca). Los restos malacológicos tuvieron más peso en esta fase que en anteriores: Glycymeris sp., Antalis sp. y Cerastoderma glaucum se distribuían tanto en silos (p.ej, E-10, E-56) como en estructuras específicas (los cenotafios E-21 y E-22). Por último, dos de los silos de este conjunto, E-65 y E-82, presentaban 53 y 108 fragmentos de arcilla cocida que formaban parte de diferentes estructuras de parrilla y horno. La fauna estuvo nuevamente muy poco presente, sin embargo, la E-36 contaba con los restos de un número mínimo de 7 cánidos (Albizuri et al., 2019). Los restos carpológicos fueron algo más numerosos que en fases anteriores, con 9 efectivos de Triticum/Hordeum, uno de Triticum sp., 2 de Hordeum sp. y 4 de Hordeum vulgare.
El Neolítico final tuvo una presencia menor en el yacimiento y, por tanto, su cultura material fue también mucho más escasa. La cerámica ascendió a 418 fragmentos, con 64 bordes que nos remiten a un mínimo de 49 vasos (fig. 10). Entre las decoraciones cerámicas, el conjunto presenta unos pocos cordones lisos, lengüetas y también pastillas repujadas, así como un efectivo de doble lengüeta en paralelo (fig. 10). Se recuperaron 21 elementos de sílex, de los cuales solo una lasca presentaba retoque abrupto. En su totalidad, se trata de tipos de sílex compatibles con un origen local, entre 5-15 km del asentamiento. La fauna estaba compuesta por 79 restos, entre los que se ha podido determinar 5 restos de Bos taurus (NMI de 2), 6 de Ovis/Capra (NMI de 3), un resto de Sus sp y 3 de lagomorfo. Los restos carpológicos fueron algo más numerosos, con 56 efectivos en total, contando con 36 restos de Triticum/Hordeum, 3 de Triticum sp., uno de Triticum dicoccum, 5 de Triticum aestivum/durum y 11 de Hordeum vulgare. La estructura más rica de esta fase presentaba además un conjunto de c. 30 fragmentos de torchis que formaban parte de una estructura de horno. Entre los elementos de molienda, solamente podemos citar un molino y una mano activa en dos estructuras distintas.
Por último, la fase de la Edad del Bronce es la peor documentada en el yacimiento, puesto que solamente se documentaron una fosa-contenedor que presentaba los restos de un vaso de cerámica a mano con base plana y también dos silos cilíndricos con restos cerámicos que sitúan su amortización en el Bronce inicial. No contenían restos de industria lítica ni tampoco restos óseos. Esta dinámica es relativamente anómala en el Penedès para estas cronologías, puesto que el Bronce antiguo y medio son algunas de las fases con mayor representación tanto en los campos de silos como en las cuevas (Mestres y Esteve, 2015).
En La Serreta se han llevado a cabo un total de 24 dataciones radiocarbónicas de 23 estructuras diferentes (tabla 1). Inicialmente se obtuvieron 18, de las cuales 2 proporcionaron un resultado erróneo, entre subactual y medieval para las estructuras neolíticas E-56 y E-69 (Beta-280859 y Beta-280863). Posteriormente, en los últimos 2 años, se han obtenido 6 nuevas dataciones, que en parte vienen a corregir algunos problemas de la serie anterior y, por otra parte, vienen a acabar de datar las estructuras de mayor representatividad e interés.
Para el Neolítico antiguo Cardial se ha obtenido una datación de todos los silos disponibles. Estas fechas fueron obtenidas sobre carbones de vida corta, de carbón indeterminado y sobre cereal (tabla 1). El análisis Chi-2 certifica que estas dataciones muestran un lapso homogéneo, que se podría resumir en la fecha 6429±17 BP, 5475-5336 cal BC 2s (Test T=2.831/Chi2=7.81/3 grados de libertad).
Para el Neolítico antiguo Epicardial, se obtuvo inicialmente una fecha sobre Quercus sp. que proporcionó un resultado más antiguo del esperado para un Epicardial del prelitoral mediterráneo. Por ese motivo, se obtuvo otra datación, esta vez sobre un carbón de Acer sp. con un único anillo de crecimiento, por ese motivo, consideramos este efectivo como arbustivo y de vida corta. El resultado de dicha fecha corrige y rejuvenece notablemente la fecha anterior, situando la amortización de este silo c. 4980-4780 cal BC (tabla 1).
Tabla 1. Dataciones radiocarbónicas de La Serreta. Calibradas mediante el software OxCal 4.4 y la curva Intcal’20. Las dataciones E-6.1 y E-6.2 pertenecen a diferentes individuos de la misma estructura. * Señala dataciones inéditas (el resto presentadas en Oms et al., 2016). ** Señala datación inédita calibrada con la curva Marine’20 y la aplicación del efecto reservorio de Banyuls, cuyo valor medio ponderado ΔR es 279±27. Las muestras carpológicas fueron identificadas por D. López y F. Antolín, las antracológicas por E. Allué, I. Euba y B. Mas y los restos de fauna y de arqueomalacología por J. Nadal. En cursiva, dataciones no válidas o rechazadas.
Estr. |
Muestra |
δ 13C |
Referencia |
BP |
DE |
Fase |
CAL BC 2σ |
CAL BC 1σ |
||
E-61 |
Arbutus unedo |
-24.0 |
Beta-280862 |
6490 |
40 |
N.A. Cardial |
5527 |
5367 |
5489 |
5380 |
E-59 |
Angiosperma |
-23.1 |
Beta-280866 |
6420 |
40 |
N.A. Cardial |
5473 |
5326 |
5468 |
5367 |
E-79 |
Arbutus unedo |
-23.3 |
Beta-280860 |
6410 |
40 |
N.A. Cardial |
5472 |
5322 |
5467 |
5356 |
E-14 |
Triticum cf. monococcum |
-22.4 |
ETH-106991* |
6417 |
25 |
N.A. Cardial |
5474 |
5325 |
5472 |
5361 |
E-75 |
Acer sp. |
-23.8 |
Beta-660488* |
5980 |
30 |
N.A. Epicardial |
4984 |
4784 |
4984 |
4784 |
E-5 |
Hueso humano |
-19.5 |
Beta-280848 |
5240 |
40 |
N. Postcardial |
4229 |
3968 |
4221 |
3978 |
E-6.1 |
Hueso humano |
-20.5 |
Beta-280849 |
5190 |
40 |
N. Postcardial |
4223 |
3824 |
4040 |
3964 |
E-6.2 |
Hueso humano |
-17.4 |
Beta-280850 |
5180 |
40 |
N. Postcardial |
4218 |
3813 |
4039 |
3960 |
E-32 |
Hueso humano |
-17.5 |
Beta-280855 |
5150 |
40 |
N. Postcardial |
4043 |
3805 |
4037 |
3822 |
E-60 |
Hueso humano |
-17.6 |
Beta-280861 |
5200 |
40 |
N. Medio (¿?) |
4225 |
3948 |
4041 |
3969 |
E-21 |
Glycymeris sp. |
+2.4 |
Beta-280853** |
5720 |
40 |
N. Medio (¿?) |
4203 |
3938 |
4109 |
3964 |
E-46 |
Pistacia lentiscus |
-24.7 |
Beta - 280858 |
5080 |
40 |
N. Medio |
3966 |
3787 |
3952 |
3804 |
E-12 |
Poacea |
-23.3 |
Beta - 280852 |
5050 |
40 |
N. Medio |
3959 |
3715 |
3942 |
3794 |
E-10 |
Pistacia lentiscus |
-24.4 |
Beta - 280851 |
5020 |
40 |
N. Medio |
3944 |
3709 |
3936 |
3715 |
E-34 |
Hordeum sp. |
-21.2 |
Beta - 280856 |
5090 |
40 |
N. Medio |
3969 |
3794 |
3958 |
3805 |
E-36 |
Canis familiaris |
-18.8 |
Beta - 280857 |
5070 |
40 |
N. Medio |
3964 |
3778 |
3947 |
3802 |
E-35 |
Cerealia |
-24.3 |
ETH-106990* |
5045 |
36 |
N. Medio |
3955 |
3713 |
3945 |
3787 |
E-11 |
Pistacia lentiscus |
-24.6 |
Beta - 581081* |
5020 |
30 |
N. Medio |
3946 |
3708 |
3937 |
3715 |
E-56 |
Pistacia lentiscus |
-24.1 |
Beta - 581082* |
5000 |
30 |
N. Medio |
3943 |
3655 |
3895 |
3710 |
E-27 |
Hueso humano |
-19.5 |
Beta - 280854 |
4890 |
40 |
N. Medio |
3767 |
3635 |
3698 |
3646 |
E-70 |
Arbutus unedo |
-24.7 |
Beta - 280864 |
4110 |
40 |
N. Final |
2871 |
2505 |
2855 |
2582 |
E-75 |
Quercus sp. |
-24.4 |
Beta-280865* |
6160 |
40 |
N.A. Epicardial |
- |
- |
- |
- |
E-69 |
Carbón no determinado |
-25.5 |
Beta-280863* |
170 |
40 |
N. Postcardial |
- |
- |
- |
- |
E-56 |
Carbón no determinado |
-20.5 |
Beta-280859* |
1330 |
40 |
N. Medio |
- |
- |
- |
- |
La fase Postcardial cuenta con 4 dataciones procedentes de 3 estructuras que presentaban restos humanos. De hecho, 2 de estas estructuras son estrictamente funerarias y presentan dataciones del último tercio del V milenio cal BC, c. 4220-3820 cal BC. La otra estructura, la E-32, también fue datada a través de un resto humano, pero esta inhumación formaba parte del relleno de un silo. Su datación se sitúa ya a inicios del IV milenio (tabla 1). En su relleno contaba con un notable conjunto de cerámicas peinadas Molinot, así como un fragmento de asa tubular Montboló. Las cuatro dataciones representan un lapso homogéneo de tiempo, que se podría resumir en la datación 5190±20BP, 4045-3961 cal BC (Test T=2.625/Chi2=7.81/3 grados de libertad). Este hecho implica que nos encontramos en una fase terminal de lo que conocemos como Neolítico Postcardial, en plena transición al IV milenio cal BC.
El Neolítico medio sensu stricto de La Serreta ha sido datado a través de 11 fechas de estructuras distintas, todas ellas con una notable significación ya sea arquitectónica, funeraria, simbólica o simplemente se trataba de fosas con un abundante conjunto material: el foso E-46, el Sepulcro de Fosa E-60, el posible cenotafio E-21, la acumulación de cánidos en E-36 o los ricos silos E-10, E-27 o E-56 entre otros (tabla 1). Las muestras elegidas fueron restos humanos, fauna, carbones de vida corta y larga y semillas. La mayor parte de las estructuras presenta una notable homogeneidad a nivel cronológico, excepto tres que rompen esta dinámica: la sepultura E-60 tiene un conjunto de cultura material que, a priori, debería centrarse en el Neolítico medio (obsidiana, variscita, ausencia de cerámicas Molinot) pero, en nuestro caso, el resultado de la datación es coetáneo a la ocupación postcardial del yacimiento. Otro ejemplo que se sitúa antes de inicios del IV milenio es el posible cenotafio E-21. En este caso, podría ser un problema derivado de la muestra utilizada (fragmento de concha) o el poco detalle de la corrección marina lo que proporciona un resultado relativamente antiguo. Por último, el silo E-27 posee un resultado más reciente que el resto de estructuras de esta fase. Tiene algunos factores que hacen particular a este silo: posee entre su relleno una inhumación primaria en decúbito prono, es la única estructura del yacimiento con restos cerámicos Chassey y es, de largo, la estructura de almacenaje más grande del yacimiento, cerca del triple que las más grandes de su misma fase. Estos elementos nos hacen proponer que se trata de una estructura que difiere claramente del resto de conjuntos del Neolítico medio. Retomaremos la problemática derivada de esta estructura en la discusión.
El resto de dataciones, procedentes de las estructuras de tipo silo E-10, E-11, E-12, E-34, E-35, E-36, E-56 y el foso/empalizada E-46, presentan una fuerte homogeneidad cronológica que se podría resumir en la fecha 5041±13 BP, 3946-3780 cal BC (Test T=5.6732/Chi2=14.1/7 grados de libertad).
Por último, el Neolítico final está representado por una única datación que se sitúa en la primera mitad del III milenio, c. 2850-2500 cal BC (tabla 1). Es una de las pocas que tenemos en el área del Penedès para episodios no funerarios de este periodo.
La Serreta es un yacimiento al aire libre compuesto por estructuras negativas que tienen cronologías entre el Neolítico antiguo Cardial y la Edad del Bronce, así como algunas pocas estructuras más recientes. Forma parte de los denominados campos de silos o campos de hoyos. La destrucción moderna de los posibles niveles de circulación y de estructuras de pequeño formato y poca potencia (agujeros de poste, estructuras de combustión) no ha permitido documentar la (posible) existencia de hábitats más complejos, reduciéndose buena parte de la información a estructuras negativas, normalmente silos, que fueron silos amortizados como escombreras después de finalizar su vida útil (Prats et al., 2020). La presencia repetitiva de estos tipos de estructura negativa en un mismo lugar nos está indicando un patrón sobre los mismos lugares para cultivar y almacenar el excedente agrario durante milenios. Este hecho se produce en el llano del Penedès, pero otros importantes campos de silos con amplia cronología se documentan en el NE peninsular en la comarca del Vallès o el Camp de Tarragona, así como en otras regiones ibéricas.
En este contexto, La Serreta es un espacio de 9,1 ha situado en el límite sur-oriental del llano del Penedès, en contacto con la sierra litoral del Garraf y en la zona de acceso natural desde el llano hasta la costa, por el paso de Olèrdola a través de la riera de Vilafranca. Es uno más de los numerosos campos de silos de medianas dimensiones que existen en el Penedès, como el Pujolet de Moja (Olèrdola), Cinc Ponts, Mas Pujó (Vilafranca del Penedès) o Pou Nou (Sant Pere de Molanta), que cuentan con entre 20-100 estructuras (Mestres y Esteve, 2015). En otro orden de magnitud, Mas d’en Boixos (Pacs del Penedès) es el gran campo de silos de esta región, con más de 600 estructuras negativas.
La Serreta tiene algunos elementos comunes con otros campos de silos de la región, pero también algunas diferencias. La dinámica sobre la escasa presencia de restos faunísticos, líticos y carpológicos es común en todos los yacimientos del Penedès. La falta o escasez de biorestos podría explicarse a través de la naturaleza del substrato en el llano prelitoral central del Penedès. Sin embargo, los huesos humanos se conservan y los documentamos en tumbas y silos, al igual que la fauna, presente de manera puntual pero abundante en todo tipo de estructuras. De igual modo, los restos carpológicos también los podemos documentar de manera óptima y muy abundante en unas pocas estructuras (Antolín et al., 2018). Entonces, su no presencia o escasez podría deberse a uno o a una serie de hechos antrópicos destinados a no contener o no depositar este tipo de restos bioarqueológico (tabla 2); una opción podría ser la no amortización de restos culinarios en silos para ser destinados a consumo de animales (p.ej. perros, cerdos, Albizuri et al., 2019); otra posibilidad se basaría en que estos asentamientos estuviesen estrictamente destinados al almacenaje y gestión de cosechas y que, por tanto, los deshechos culinarios se localizarían solamente en aquellas estructuras que se puedan vincular con hábitats o asentamientos más estables o continuados. La escasez de industria lítica (o su presencia abundante) en unas pocas estructuras también podría explicarse de la misma forma (tabla 2). Si añadimos la información sobre un ítem relacionado con la estabilidad de un grupo, los elementos de molienda (tabla 2), se produce la presencia relativamente escasa de molinos y fragmentos de molino en casi todas las fases, con una presencia cercana al 25%, siendo solamente la fase del Neolítico medio cuando son relativamente abundantes, estando presentes en el 60% de las estructuras. En trabajos recientes hemos profundizado sobre el tipo ocupación que suponen estos campos de silos respecto a los asentamientos principales (Mestres y Esteve, 2015), como Les Guixeres de Vilobí (Oms et al., 2021).
Tabla 2. Presencia de restos de sílex, fauna y macroutillaje, por estructura, en La Serreta.
Estr. total |
Sílex |
Fauna |
Carpología |
Molinos |
|
N.A. Cardial |
4 |
3 (75%) |
1 (25%) |
3 (75%) |
1 (25%) |
N.A. Epicardial |
1 |
1 |
1 |
0 |
2 |
N. Postcardial |
25 |
14 (56%) |
3 (12%) |
3 (12%) |
7 (28%) |
N. Medio |
23 |
14 (60.8%) |
3 (13%) |
7 (30.4%) |
16 (69.5%) |
Neolítico final |
4 |
3 (75%) |
1 (25%) |
1 (25%) |
2 (50%) |
Bronce inicial |
3 |
1 (33.3%) |
0 |
0 |
1 (33.3%) |
TOTAL |
60 |
36 (60%) |
9 (15%) |
14 (23.3%) |
29 (48.3%) |
Si nos centramos en las estructuras más significativas del yacimiento, empezaremos por analizar las funerarias y los posibles cenotafios. Las primeras presentan algunos de los ejemplos complejos más antiguos del NE peninsular para esta fase, casi sincrónicos a las de otros enclaves como Hort d’en Grimau (Mestres, 2019b), Pujolet de Moja (Mestres, 2019a) o Mas Pujó (Oms et al., 2019), en las tipologías que resultan más comunes para los primeros siglos de los Sepulcros de Fosa del Neolítico medio (tipos Ib y IIIa según Martín et al., 2022). Y es que, de hecho, en el Penedès son más comunes las estructuras funerarias de esta fase inicial, que no de un periodo pleno del Neolítico medio de Sepulcros de Fosa. El hecho que se documenten acciones de vaciado –probablemente furtivo– poco tiempo después del cierre de las estructuras, es también un hecho relevante.
Los posibles cenotafios suponen algunas de las estructuras más específicas del yacimiento. No se trata de los únicos conocidos en esta región ni en otras vecinas, ya que contamos con uno en Mas d’en Boixos (Pacs del Penedès), El Bordellet y Pujolet de Moja (Vilafranca del Penedès) (Masclans, 2017; Mestres, 2019a) respectivamente y dos en Els Pujols (Santa Fe del Penedès) (a partir de documentación técnica inédita). En el complejo de Can Tintorer-Minas de Gavá se documentó probablemente otro (Borrell y Orri, 2009); en Barcelona encontramos uno en el Carrer del Pi 11 (Cebrià y Miró, 2018); en la comarca del Vallès se registran cenotafios o estructuras similares en la Bòbila Madurell (Sant Quirze del Vallès) (Martín et al., 2017), en Can Soldevila XII (Santa Perpètua de Mogoda) (Boquer et al., 2022) y en Mas Vilalba (Roca del Vallès) y en la comarca del Gironès en Can Gelats (Aiguaviva) (Augé y Soler, 2017). Todos ellos, como en La Serreta, tienen una cultura material que sitúa su cronología relativa o absoluta entre el Neolítico Postcardial y sobre todo el Neolítico medio.
Entre las estructuras de tipo fosa/silo, retomaremos aquí la problemática asociada al silo E-27. Como hemos comentado anteriormente, se trata de una estructura de almacenaje que contaba con una capacidad que supera los 3500 litros de capacidad. Presentaba 6 unidades de relleno diferentes, una inhumación primaria en decúbito prono sin ningún tipo de acompañamiento aparente y la datación del Neolítico medio más reciente del yacimiento. Si recordamos que la capacidad media de este periodo está alrededor de los 1000 litros, podemos proponer dos explicaciones: (a) que a finales del período se produjo algún cambio socioeconómico relevante que procuró el abandono de estructuras de almacenaje de unidad productiva reducida (¿grupo familiar?) y se pasó a la creación de estructuras de almacenaje colectivo; o (b) que se empezaron a producir silos de mayor tamaño como respuesta a una mayor capacidad de producción o de almacenaje. Este hecho, sea como fuere, coincide con el final del Neolítico medio en la región del Penedès, fase que pierde mucha presencia humana, número de yacimientos y de estructuras de almacenaje respecto a fases previas (Mestres y Esteve, 2015).
Las últimas estructuras a las que prestaremos una atención especial son el foso E-46 y la posible estructura de hábitat E-48. Los fosos y los complejos de fosos son frecuentes en contextos de entre el Neolítico final y sobre todo el Calcolítico en la península ibérica, sobre todo en sus partes occidental y meridional. Son más raros en cronologías previas, aunque están presentes en el Neolítico antiguo de Mas d’Is (Penágila) (Bernabéu et al., 2012), de la Revilla del Campo (Ambrona) (Rojo et al., 2006) y del Cavet (Cambrils) (J.M Vergès, com. pers.). En el Neolítico Postcardial en el Tossal de les Basses (Alicante) tenemos un notable conjunto de estructuras similares (Rosser y Soler, 2016), igual que en el Neolítico medio de Grañena Baja (Conlin et al., 2020) o en el cercano complejo de la Bòbila Madurell (Sant Quirze del Vallès) (Llongueras et al., 1986), donde se documentó una estructura conservada en 27 m de largo, con una potencia aparente de 60 cm. La mayor diferencia respecto al de La Serreta radica en la anchura, que en el caso de Bòbila Madurell llegaría a alcanzar los 4 m. La función de todas estructuras no está completamente clara en la mayoría de estos ejemplos.
Respecto a las estructuras de tipo bâtiment, las cabañas formadas por agujeros de poste son relativamente habituales y las podemos documentar desde el Neolítico antiguo (Bernabéu et al., 2012; Oms et al., 2021). Sin embargo, estructuras donde se combinen grandes agujeros de poste con fosas de sostenimiento son menos habituales y las podemos documentar a partir del Neolítico medio en el sur de Francia (Gernigon, 2016), o en el norte de Italia (Beeching et al., 2009).
En conclusión, hemos presentado en este trabajo los resultados de dos campañas arqueológicas acaecidas en 2009 y 2010. Los años transcurridos nos han permitido finalizar diferentes estudios y obtener nuevas dataciones para completar una visión lo más detallada posible de este asentamiento. Los estudios de este tipo no son comunes ni en el Penedès ni en regiones colindantes, lo que da mayor importancia a este trabajo. La Serreta tiene ciertes particularidades que lo hacen interesante: estructuras funerarias del Neolítico Postcardial, probables cenotafios y la existencia de estructuras que podemos asociar a fosos y a bâtiments, que son extraordinariamente raros en la bibliografía regional.
La intervención y los resultados (aún inéditos) de la empresa Àtics SL en el tramo E-NE del yacimiento nos permiten proponer que se conoce la mayor parte de este asentamiento y, a partir de las prospecciones y rebajes practicados, parece poco probable que se extienda hacia el Oeste y el Sur. Solamente la publicación de los resultados de esta última campaña permitiría aumentar la información acerca de uno de los campos de silos que ha proporcionado mayor cantidad de datos en los últimos años. El trabajo de síntesis sobre los resultados de más de 15 yacimientos de esta índole en el Penedès, que es una tarea en proceso actualmente, permitirá terminar de perfilar mejor las características de estos asentamientos y también la evolución demográfica del llano del Penedès a lo largo del Neolítico.
Las dataciones inéditas presentadas en este trabajo han sido sufragadas por lo proyectos AgriChange, a través de una SNF Professorship financiada por la Swiss National Science Foundation (PP00P1_170515, IP: Ferran Antolín), y PID2020-113960GB-I00 “El poblamiento humano en el NE peninsular y contexto paleoambiental durante el Pleistoceno superior y el Holoceno inicial” (IP: Josep M. Fullola). Asimismo, la excavación arqueológica y el posterior estudio integral de La Serreta fueron asumidos por la concesionaria de autopistas ACESA a través de la coordinación del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) y fueron ejecutados por la empresa Tríade SC, bajo la dirección de X.E. y F.X.O. Finalmente, la redacción de este trabajo se integra dentro del proyecto “Transicions culturals durant el Pleistocè i l’Holocè al litoral - prelitoral de Catalunya” (ARQ001SOL-172-2022), de la OSIC - Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
En la intervención participaron Jordi Amorós, Amèlia Bargalló, Vanessa Camarasa, Rony Castillo, Artur Cebrià, Marisol García, Marta Maragall, Patricia Martín, Eva Orri, Mireia Pedro, Óscar Varas, Xavier Esteve y F. Xavier Oms.
Finalmente, queremos agradecer las propuestas de revisión hechas por los/as revisoras, que han mejorado la calidad de este trabajo. Cualquier error es solamente responsabilidad de los autores.
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