Paisajes rurales y comunidades locales en el entorno de Emporion: dinámicas de ocupación, uso y gestión del territorio (siglos X-II a.C.)

Rural landscapes and local communities in the area around Emporion: dynamics of occupation, use and management of the territory (10th-2nd centuries BC)

Ana Delgado Hervás

Departament d'Humanitats, Institut Universitari d'Història Jaume Vicens Vives

Universitat Pompeu Fabra

Ramon Trias Fargas, 25-27, 08005 Barcelona

ana.delgado@upf.edu 0000-0002-0177-955X

(Responsable de correspondencia)

Mateo González Vázquez

Universität Trier

Universitätsring 15, D-54296 Trier

gonzalezvaz@uni-trier.de 0000-0002-3705-6759

Aurora Rivera-Hernández

Universitat Pompeu Fabra - Universidad de Granada

Ramon Trias Fargas, 25-27, 08005 Barcelona

aurora.rivera@upf.edu 0000-0002-5595-1028

Lorena Marín Muñoz

Universitat Pompeu Fabra

Ramon Trias Fargas, 25-27, 08005 Barcelona

lorena.marin@upf.edu 0000-0001-7493-1543

Meritxell Ferrer Martín

Universitat Pompeu Fabra

Ramon Trias Fargas, 25-27, 08005 Barcelona

meritxell.ferrer@upf.edu 0000-0002-4657-8030

Jordi Calvo Cortés

Universitat Pompeu Fabra

Ramon Trias Fargas, 25-27, 08005 Barcelona

jordi.calvo@upf.edu 0000-0003-2406-3682

Resumen Los grupos humanos que ocuparon el entorno del paleoestuario emporitano durante la Edad del Hierro han sido tradicionalmente marginalizados y convertidos en actores históricos pasivos. El énfasis en su papel como proveedores también ha llevado a que la investigación arqueológica se centre demasiado en sus cultivos y en la forma en que almacenaban los excedentes alimentarios. Combinando diferentes métodos de análisis arqueológico, una serie de actuaciones realizadas en extensas áreas de Muntanya Rodona, Vilanera y Les Corts han aportado nuevas evidencias que permiten dibujar una imagen más rica y compleja sobre las dinámicas que experimentaron los paisajes rurales situados en el entorno de Emporion a lo largo del I milenio a.C. Los datos obtenidos sugieren algunas hipótesis que, aunque son preliminares, permiten ir más allá de la visión excesivamente simplista centrada en los conceptos de chora y jerarquía territorial que, tradicionalmente, han configurado la percepción de los análisis de estos contextos. Este trabajo también analiza los procesos de transformación que tuvieron lugar en esta zona desde una perspectiva de larga duración, examinando así los cambios y pervivencias que influyeron en las estrategias de ocupación y explotación que implementaron diversos grupos humanos establecidos en esta zona.

Palabras clave Arqueología del Paisaje; Asentamientos rurales; Paisajes coloniales; Colonización Griega; Edad del Hierro; Mundo Ibérico

Abstract The human populations that lived in the area around the Emporitan palaeoestuary during the Iron Age have historically been marginalized and reduced to supporting roles in history. Archaeological studies have placed too much attention on their crops and methods of food surplus storage as a result of the emphasis placed on their function as providers. A number of archaeological interventions made in large areas of Muntanya Rodona, Vilanera, and Les Corts have produced new evidence that has allowed us to construct a richer and more complex picture of the dynamics that the rural landscapes in the Emporion area experienced during the first millennium BC. The data acquired indicate some first ideas that, while tentative, allow us to move beyond the too simple approach focused on the concepts of chora and territorial hierarchy that have historically dominated the perception of the research of these contexts. The long-term transformation processes in this region are also examined in this paper, along with the changes and continuities that impacted the occupation and exploitation tactics used by diverse human groups established in the area.

Keywords Landscape Archaeology; Rural Settlements; Colonial Landscapes; Greek Colonization; Iron Age; Iberian Culture

Fecha recepción 28/12/2022 Fecha aceptación 28/02/2023

Delgado Hervás, A., González Vázquez, M., Rivera-Hernández, A., Marín Muñoz, L., Ferrer Martín, M., Calvo Cortés, J. (2023): “Paisajes rurales y comunidades locales en el entorno de Emporion: dinámicas de ocupación, uso y gestión del territorio (siglos X-II a.C.)”, Spal, 32.1, pp. 77-109. https://dx.doi.org/10.12795/spal.2023.i32.03

Sumario

1. INTRODUCCIÓN

2. METODOLOGÍA Y TÉCNICAS EMPLEADAS

3. MUNTANYA RODONA

3.1. La prospección magnética

3.2. Las prospecciones pedestres

3.3. Las excavaciones de los sectores 1 y 2

4. TURÓ DE VILANERA

4.1. Las prospecciones geofísicas

4.2. Las prospecciones pedestres

4.3. La excavación del edificio 1

5. TURÓ DE LES CORTS

6. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

6.1. Continuidad vs ruptura

6.2. Espacios rurales, arquitecturas cotidianas y la construcción de una identidad “local”

6.3. Heterarquías vs jerarquías

Agradecimientos

Contribución a la autoría

Bibliografía

Lista de figuras

Figura 1. Situación de las áreas analizadas en el entorno de Emporion. Ortofoto: Instituto Geográfico Nacional.

Figura 2. Vista general del yacimiento de Muntanya Rodona (L’Escala) con la Bahía de Roses al fondo. Foto: SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 3. Resultados de las prospecciones pedestres y geofísicas en Muntanya Rodona (L’Escala). Izq. Resultados de la prospección magnética; Dcha. Mapa de densidad artefactual en los grid 2 y 3 y geolocalización de las principales concentraciones de materiales ibéricos. Ortofoto: SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 4. Izq. Situación de los sondeos realizados en los Sectores 1 y 2 de Muntanya Rodona en 2021; Dcha. Cerámicas de la Primera Edad del Hierro y de la fase ibérica procedentes del sondeo 1, sector 2 de Muntanya Rodona. Dibujos: Arnau Lario Devesa.

Figura 5. Vista general del yacimiento de Vilanera (L’Escala) con el Corredor de Albons al fondo. Foto: SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 6. Situación de los sondeos de las preventivas realizadas en los años 1999-2000 en el entorno del Mas Vilanera. Ortofoto: Institut Cartogràfic de Catalunya y SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 7. Resultados de las prospecciones pedestres y geofísicas en Vilanera, con la representación de las anomalías magnéticas y de georadar (a y b). Ortofoto: SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 8. Cerámicas registradas en las prospecciones del Turó de Vilanera: 1-5 (sector VIL3), 6-11 (sector VIL5). Dibujos: Arnau Lario Devesa.

Figura 9. Vista zenital del edificio 1 del Turó de Vilanera. Foto: Elisa Hernández, MAC-Empúries.

Figura 10. Turó de Les Corts: mapa con geolocalización de los materiales cerámicos correspondientes a época ibérica, romana y Bronce Final-Hierro I identificados durante las prospecciones superficiales y resultados de la prospección geomagnética realizada. Ortofoto: Institut Cartogràfic de Catalunya; Mapa de anomalías magnéticas: SOT Prospecció Arqueològica.

Figura 11. Cerámicas y molino de vaivén localizados en Turó de les Corts. Dibujos: Arnau Lario Devesa.

1. INTRODUCCIÓN ^ 

En las últimas décadas, el estudio de los paisajes rurales ha adquirido cierta relevancia en la arqueología mediterránea del I milenio a.C., tradicionalmente centrada en el estudio de oppida, núcleos urbanos y centros coloniales (Grau, 2002; van Dommelen y Gómez Bellard, 2008; Grau, 2014; Mazière y Ropiot, 2015; Roppa y Van Dommelen, 2015; Belarte  et al., 2021). La evidencia disponible sobre las comunidades campesinas, sus estilos de vida y el uso y gestión de la tierra se ha incrementado a lo largo de estos años, fundamentalmente, debido al desarrollo de métodos arqueológicos no invasivos que han facilitado la exploración de grandes áreas, así como de la arqueología preventiva, principalmente, relacionada con las obras públicas y los grandes proyectos urbanísticos, que ha revelado un amplio abanico de ocupaciones e instalaciones rurales. Este incremento de información arqueológica sobre el mundo rural, sin embargo, no se ha acompañado de nuevos enfoques teóricos más interesados en las estrategias, las prácticas y los estilos de vida de los grupos y comunidades campesinas. De hecho, los estudios del paisaje rural han continuado dominados por perspectivas “urbanocéntricas” que tienden a ver el ámbito rural y su gente como simples proveedores de alimentos de los “lugares centrales” y a entenderlos como actores históricos marginales.

Estas visiones han definido los estudios sobre los espacios rurales en el mundo ibérico, que se han centrado fundamentalmente en analizar el proceso de transformación de los “paisajes rurales” en lo que se han denominado “territorios rurales”. El concepto alude a una transformación política del espacio rural, que habría tenido lugar entre los siglos VII y V a.C. y que habría supuesto su integración en un sistema territorial jerárquico en el que estarían políticamente subordinados y serían social y económicamente dependientes de los lugares centrales, identificados como oppida, centros urbanos o enclaves coloniales. Tradicionalmente, este proceso se ha enmarcado en dos tipos de dinámicas diferentes, aunque paralelas en el tiempo: por un lado, las asociadas al surgimiento de las aristocracias y a la formación de territorios políticos centralizados (Grau, 2002; Sanmartí, 2004; Grau, 2014; Sanmartí  et al., 2021), y, por otro lado, las vinculadas a la implantación de enclaves de tipo colonial.

Este último enfoque ha determinado en gran medida el estudio de los paisajes rurales situados en el entorno de Emporion. De hecho, existe una tendencia general a asociar la fundación de Emporion en el siglo VI a.C. con la aplicación y organización de un sistema de explotación y gestión de los suelos agrícolas más intensivo, “racionalizado” y “eficiente”, con especial énfasis en la producción de cereales (Asensio, 2002; Buxó, 2004, p. 70), punto de partida de lo que se denomina la “ chora emporitana” . Los significados políticos, culturales y económicos otorgados a esta chora, a este territorio rural propio y dependiente de Emporion, han sido diversos e incluso dispares, al igual que las propuestas sobre sus modos de gestión, sus estructuras e incluso la extensión que se le atribuye (entre otros Domínguez, 1987; Ruiz de Arbulo, 1992; Plana-Mallart, 1994; Gracia, 1995; Pons  et al., 2010; Palet  et al., 2021). Entre los distintos trabajos dedicados al territorio agrícola de Emporion, destacan los de R. Plana-Mallart (Plana-Mallart, 1994; Plana-Mallart y Martín, 2002; Plana-Mallart y Martín, 2012), quien a partir de la detección de ciertas regularidades en la parcelación actual de la llanura emporitana, interpretadas como la fosilización de un sistema de campos establecidos en tiempos prerromanos utilizando una medida jonia, propuso que la fundación de Emporion habría conllevado un proceso de apropiación por parte de los colonos griegos de grandes extensiones de suelos cultivables. Esta apropiación no se habría limitado a los campos situados en las inmediaciones del puerto, como habían defendido diversos investigadores (Sanmartí, 1993; Santiago, 1994), sino que se habría extendido tierra adentro, alcanzando áreas que distan unos 20 km respecto al núcleo costero, donde se localizan poblados con importantes instalaciones para el almacenamiento de cereal, como Mas Castellar de Pontós y Perelada.

Frente a esta concepción de la chora emporitana, como un territorio bajo control y gestión griega, otros investigadores han subrayado el carácter ibérico de estos espacios y explotaciones, patente tanto en las ocupaciones de Pontós y Perelada, como también en los escasos núcleos rurales conocidos en el entorno de Emporion (Asensio y Pons, 2015). Dichos autores, sin embargo, mantienen la vigencia del concepto de “territorio rural emporitano”, con extensiones similares a las propuestas por Plana-Mallart, pero dotado de un significado distinto. La chora emporitana no sería un territorio gestionado directamente desde Emporion, sino un espacio rural ocupado y explotado por grupos y comunidades locales, que estarían socialmente subordinados y serían económicamente dependientes de grupos, bien griegos, bien de origen local, que tendrían su residencia en Emporion. La jerarquía del territorio estaría construida, como en otras áreas ibéricas, a través de relaciones clientelares y de conexiones comerciales (Asensio y Pons, 2015). El territorio rural emporitano reproduciría, en este sentido, el modelo clásico de territorios políticos ibéricos formulado para las tierras del noreste peninsular por J. Sanmartí (2004), sustituyendo al oppidum por el enclave colonial como lugar central.

Es importante subrayar que las evidencias empíricas sobre las que se han construido las distintas interpretaciones de la gran “ chora emporitana” son muy débiles. Más allá del yacimiento de Mas Castellar de Pontós, probablemente excesivamente alejado del pequeño puerto griego para haber constituido una parte integrante de su territorio rural, el conocimiento arqueológico de los espacios y ocupaciones no urbanas que existieron en el entorno de Emporion entre los siglos VI y II a.C. es muy restringido. Se limita a algunos núcleos dispersos de reducidas dimensiones, que se concentran en puntos muy característicos del paisaje emporitano. Entre ellos se encuentran los identificados en el entorno de la antigua laguna de Camallera (Casas, 2010), así como en ciertas áreas próximas al curso inferior del río Fluvià (Soler y Casas, 2020; Ejarque  et al., 2022), destacando especialmente los que se sitúan en el tramo final del brazo norte del Ter (Casas  et al., 2010; Casas  et al., 2013; Casas y Soler, 2016; Ejarque  et al., 2022). La mayoría de ellos parecen ser ocupaciones intermitentes o de corta duración que, a juzgar por las evidencias materiales, no se extienden más de una, dos o tres generaciones. Se definen por la presencia de silos, que suelen aparecer asociados a improntas de estructuras no pétreas o a restos constructivos que han sido interpretados como evidencias de edificios residenciales, todavía hoy poco definidos. Un ejemplo ilustrativo de este tipo de asentamientos es el yacimiento de Mas Gusó, situado en la llanura emporitana a solo 5 km de Emporion. Este yacimiento posee una secuencia estratigráfica en la que se documentan ocupaciones intermitentes que se extienden desde el Bronce Final hasta la época romana. Cuenta, asimismo, con evidencia de una ocupación del periodo ibérico que no presenta estructuras edilicias pétreas complejas (Casas y Soler, 2016).

En la mayoría de los casos este tipo de ocupaciones se asocian a uno o dos silos, aunque ocasionalmente se localizan agrupaciones algo más numerosas, de hasta 38 estructuras. La mayor parte de estos silos cuentan con restos cerámicos, entre los que se encuentran vasos elaborados en talleres griegos y púnicos, lo que indica que no estamos ante grupos rurales aislados y marginados, sino conectados con las economías locales y regionales y partícipes de ciertas prácticas sociales bien conocidas en el puerto emporitano y en otras ocupaciones urbanas del entorno indigeta. La presencia de estas importaciones ha sido el principal argumento esgrimido para proponer el carácter dependiente y subalterno de estas comunidades rurales con respecto al puerto emporitano y una supuesta transformación de sus prácticas agropecuarias a partir del siglo VI a.C. con la finalidad de atender las demandas de alimentos, en especial cereales, generada desde esta comunidad “urbana” (cf., sin embargo, González, 2020; González, 2022). Recientes estudios medioambientales realizados en el área tradicionalmente considerada como el territorio rural de Emporion, sin embargo, no atestiguan el supuesto proceso de intensificación agrícola y de transformación de prácticas rurales que asume este modelo. De hecho, los registros polínicos efectuados en una amplia área situada alrededor del paleoestuario emporitano, no han documentado evidencias de explotaciones que correspondan a una agricultura de tipo intensivo, ni tampoco se percibe un aclareo del paisaje durante el periodo comprendido entre el 580-200 cal. a.C., tal y como sería esperable en la hipótesis de la chora colonial griega (Ejarque  et al., 2022).

La debilidad empírica de los modelos que definen el entorno emporitano como un paisaje fuertemente colonial y colonizado sugiere que la fuerza de estas interpretaciones descansa en gran medida en nociones invisibles, muchas veces inconscientes, pero arraigadas en el pensamiento académico dominante, que tienden a considerar como inherentemente superior “lo griego”, a subalternizar lo rural y a entender las relaciones de poder de las comunidades humanas como naturalmente sistémicas, cuando no jerárquicas. A ello ha contribuido de forma importante una arqueología que, durante más de un siglo, ha estado centrada en el núcleo de Emporion y que ha obviado, en gran medida, el resto del territorio inmediato. Por ello y con el objetivo de confrontar estas visiones clásicas desde la crítica teórica, pero también desde la generación de nuevo conocimiento arqueológico, en los últimos años hemos iniciado un proyecto de investigación en el entorno rural de Emporion, cuyos primeros resultados, de carácter preliminar, presentamos en este trabajo. El proyecto se suma a otras investigaciones que se han puesto en marcha en esta área durante la última década y que se han centrado en el análisis y reconstrucción del paleopaisaje emporitano (Montaner  et al., 2014; Castanyer  et al., 2016) y en el estudio de territorios y de prácticas agropecuarias en el arco temporal comprendido entre el siglo VI a.C. y la época tardo-antigua (Palet  et al., 2014; Palet et al., 2021; Ejarque  et al., 2022).

El objetivo general del proyecto de investigación es analizar las dinámicas que experimentaron los paisajes rurales situados en el entorno de Emporion entre el siglo X y el II a.C., atendiendo principalmente a los modos y estrategias de ocupación, al uso y gestión del suelo, a las formas de organización territorial y a las prácticas económicas y estilos de vida de los grupos y comunidades campesinas. El proyecto se centra en analizar cómo se articulan estas dinámicas con los nuevos escenarios sociales, económicos y culturales creados tanto a raíz del establecimiento de una importante comunidad jonia en este litoral en el siglo VI a.C., como de los procesos de urbanización, jerarquización social y centralización política que se detectan en algunas áreas del territorio indigeta a partir del periodo que abarca los siglos VI-V a.C., adoptando una perspectiva de longue durée con la finalidad de atender a las rupturas y transformaciones que se generan en estos momentos, pero también a las continuidades en modos de vida, prácticas y estrategias de ocupación.

El área analizada corresponde a la pequeña llanura aluvial que se abre a lo largo del brazo norte del río Ter, entre el Montgrí y el paleoestuario emporitano. Durante el I Milenio éste constituía un paisaje salpicado de lagunas y humedales, bien conectado con el interior y el litoral a través de canales de agua y dotado de algunos suelos de alta potencialidad agrológica (Montaner  et al., 2014; Castanyer  et al., 2016). Las primeras actuaciones arqueológicas del proyecto se han centrado en el tramo inferior de este brazo del Ter, en su orilla oriental, concretamente en el punto en el que éste confluye con el paleoestuario emporitano (fig. 1). Esta área, situada a menos de 2,5 km del asentamiento de Emporion, ha sido considerada tradicionalmente como parte de su chora o territorio rural. El ámbito está definido por tres suaves elevaciones que se erigen en el paisaje y que corresponden a las áreas conocidas como Muntanya Rodona, Turó de Vilanera y Turó de Les Corts. Los tres espacios, que conjuntamente suman una extensión de 1.250.000 m2, han sido analizados mediante la combinación de distintas metodologías arqueológicas –prospección superficial, prospección geofísica y sondeo arqueológico– con el fin de obtener evidencias que permitan, por un lado, definir las dinámicas experimentadas por estos paisajes rurales y, por otro, disponer de unas primeras informaciones que arrojen cierta luz sobre las formas y estilos de vida de los grupos que los habitaron, usaron y gestionaron, un conocimiento básico para sacar de los márgenes del discurso histórico a estas comunidades campesinas.

Figura 1. Situación de las áreas analizadas en el entorno de Emporion. Ortofoto: Instituto Geográfico Nacional. ^ 

El presente artículo tiene un doble objetivo: en primer lugar, presentar y analizar los resultados preliminares de las primeras investigaciones llevadas a cabo en Muntanya Rodona, Vilanera y Turó de les Corts sobre los modos de ocupación, organización territorial y uso y gestión del suelo entre los siglos X-II a.C.; en segundo lugar, comprender estas dinámicas en relación con los nuevos escenarios que emergieron en el territorio a partir del siglo VI a.C., poniendo el foco de atención en las acciones, estrategias e intereses de las comunidades rurales que lo habitaron.

2. METODOLOGÍA Y TÉCNICAS EMPLEADAS ^ 

Abordar la complejidad de los paisajes rurales requiere metodologías que comprendan la complejidad física, social y temporal de dichos paisajes. El análisis del paisaje, más allá de las áreas residenciales arqueológicamente más visibles, a su vez, requiere la exploración de vastas extensiones de tierra a través de una combinación de métodos invasivos y no invasivos (Grau y Sarabia-Bautista, 2022). Esto nos permite superar deliberadamente viejos paradigmas urbanocéntricos centrados en la evolución de los patrones de asentamiento tradicionales y las dispersiones de materiales, que se caracterizan generalmente por presentarse en simples mapas de puntos (Kearns y Georgiadou, 2021). Para ello es crucial la reconstrucción de las prácticas y estrategias cotidianas de estas comunidades rurales a partir de la correcta identificación de los diferentes usos del suelo, las actividades agrícolas y la vida rural en su complejidad y dinamismo. Esto exige un enfoque multiescalar que integre el uso de métodos no invasivos, como las prospecciones geofísicas, con la excavación de sondeos y extensiva (entre otros: Criado, 1993; Smith, 2003; Parcero y Fábrega, 2006; Van Valkenburgh y Osborne, 2013; Grau, 2016; Ejarque  et al., 2022), permitiendo así la obtención de diferentes niveles de información.

Con el fin de identificar, delimitar y caracterizar desde una perspectiva dinámica y de largo plazo los asentamientos, ocupaciones y entornos construidos del área de estudio, inicialmente llevamos a cabo prospecciones intensivas y extensivas pedestres en una área amplia de 342.000m², donde usamos un sistema mixto de detección para registrar datos mediante un GPS Trimble R2 de alta precisión y la aplicación móvil IBapp Beta, con espacios sectorizados en función a la topografía del terreno y con prospectores desplazándose en línea recta, separados por una distancia de dos metros. De los materiales identificados y contabilizados, solo se recolectaron los diagnósticos para analizarlos en el laboratorio y poder determinar su cronología. En este sentido, los registros en superficie se han analizado como artefactos arqueológicos, entendiendo la superficie del terreno como un espacio continuo con diferentes tipos de suelo y con evidencias que varían según su naturaleza y estructura (Mayoral y Sevillano, 2014, pp. 39-42; Grau, 2017, p. 133). Para una documentación relativamente rápida y no invasiva de los restos arqueológicos potencialmente relacionados con los conjuntos cerámicos identificados en superficie, además de servir de guía para la posterior realización de sondeos, realizamos a continuación prospecciones geomagnéticas cubriendo grandes extensiones con el objetivo de identificar los diferentes usos del suelo –hábitats, uso esporádico de espacios, áreas de captación de recursos, etc.– en relación con las diferentes densidades de materiales registradas en las prospecciones pedestres, además de disponer de una cartografía más compleja que la simple dispersión de artefactos. De hecho, esta es la mejor herramienta para la correcta identificación de los tipos de estructuras y hechos arqueológicos más comunes en los asentamientos del Bronce Final, Primera Edad del Hierro y el Ibérico Pleno de la zona del Empordà, como los fondos de cabañas, silos o estructuras de combustión. La prospección con georradar se llevó a cabo en una área de 37.201 m2 con altas densidades de materiales y donde se requería un mayor refinamiento de los datos magnéticos obtenidos por magnetometría.

La identificación sobre el terreno de las anomalías detectadas es un elemento esencial para definir y evaluar correctamente las prácticas rurales y otras actividades económicas desarrolladas por estas comunidades. Además, su identificación es necesaria para profundizar en las diferentes ocupaciones y entornos construidos que integran no solo los espacios de hábitat, sino también las áreas de cultivo, los ámbitos artesanales, las estructuras de almacenamiento, las zonas de extracción de recursos, los caminos y los ámbitos rituales (Alcock y Rempel, 2006; Van Leusen  et al., 2011; De Haas, 2012). De este modo, de acuerdo a los datos obtenidos a partir de las prospecciones pedestres y geomagnéticas, excavamos algunas de las estructuras identificadas. A continuación, presentamos los resultados fruto de todas estas intervenciones, divididos por cada área y por tipo de intervención, a partir de los cuales realizamos una primera tentativa de análisis de conjunto.

3. MUNTANYA RODONA ^ 

La primera de las áreas analizadas es la formada por Muntanya Rodona y el Camp dels Pilans. Muntanya Rodona constituye la parte más elevada de este conjunto (34 metros s.n.m.), lo que convierte este espacio en uno de los principales puntos de referencia de este paisaje fluvial, a la vez que también le dota de un absoluto dominio visual tanto sobre las tierras del interior, concretamente sobre el corredor de Albons y el tramo inferior del río Ter, como sobre la costa litoral y, en especial, el Golfo de Roses (fig. 2). Este promontorio conforma una plataforma en su parte superior, hoy partida en dos por la construcción de la carretera de circunvalación de L’Escala (GI-623). Hacia el oeste presenta una suave pendiente que enlaza con la colina de Vilanera a través del área conocida como Camp dels Pilans. En su vertiente oriental cae de manera abrupta sobre las tierras que rodean una antigua área lagunar situada en un paraje conocido como l’Horta Vella (Montaner  et al., 2014). Algunas noticias previas señalaban posibles ocupaciones de este promontorio en momentos no bien definidos del Bronce Final-Hierro I (Piñero, 1978; Piñero  et al ., 1983, p. 35), así como en época ibérica (Piñero  et al., 1983; Codina  et al., 2013, p. 27).

Figura 2. Vista general del yacimiento de Muntanya Rodona (L’Escala) con la Bahía de Roses al fondo. Foto: SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

En el marco de nuestro proyecto de investigación, entre los años 2019 y 2021 hemos efectuado en este sector cuatro actuaciones que incluyen tanto metodologías no invasivas –vuelo fotogramétrico y realización de un modelo digital del terreno (DTM), prospección magnética y prospecciones pedestres–, como dos sondeos arqueológicos. Dichas actuaciones han ofrecido unos primeros datos de interés para caracterizar el poblamiento protohistórico de esta área, que exponemos a continuación.

3.1. La prospección magnética ^ 

Durante el otoño de 2019, la empresa SOT Prospecció Arqueològica llevó a cabo una prospección magnética en cinco espacios, denominados en adelante grids, que se encuentran tanto al este, como al oeste de la carretera GI-632 (Delgado  et al., 2020b). Todos ellos se ubican en la zona más elevada de Muntanya Rodona, donde los materiales hallados en las intervenciones precedentes señalaban la presencia de una ocupación durante el I Milenio a.C. De este modo, la principal finalidad de esta actuación fue la realización de una primera propuesta de zonificación de esta área en función de las agrupaciones de anomalías magnéticas registradas. La mayoría de los elementos detectados compatibles con estructuras arqueológicas se concentraban en los grids 1, 2 y 4, sobre todo en sus zonas más cercanas a las áreas más elevadas. En relación con estos conjuntos de anomalías destacan muy especialmente los grupos A y B del grid 2, que presentan morfologías compatibles con restos de estructuras constructivas, así como también el grupo C del grid 1, que muestra elementos que parecen estar relacionados con el grupo A (fig. 3a). Asimismo, al otro lado de la carretera, en el grid 4 destaca el grupo G, donde se delimitaron algunas anomalías potencialmente interesantes desde el punto de vista arqueológico, que también han sido interpretadas como posibles restos constructivos, con anomalías que podrían corresponder a posibles espacios interiores o de circulación (véase fig. 3a). Debe destacarse la escasa potencia sedimentaria de todas las áreas prospectadas, lo que podría sugerir la ausencia de ocupaciones sucesivas en los mismos espacios a lo largo de amplios periodos de tiempo.

Figura 3. Resultados de las prospecciones pedestres y geofísicas en Muntanya Rodona (L’Escala). Izq. Resultados de la prospección magnética; Dcha. Mapa de densidad artefactual en los grid 2 y 3 y geolocalización de las principales concentraciones de materiales ibéricos. Ortofoto: SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

3.2. Las prospecciones pedestres ^ 

Con el fin de generar un mapa de densidad artefactual y determinar la posible cronología de algunas de las anomalías magnéticas detectadas, realizamos una serie de prospecciones pedestres intensivas limitadas en los grids 2 y 3, con una menor densidad de vegetación. Los resultados obtenidos indicaron un patrón de dispersión artefactual consistente con los estudios geofísicos, con la principal concentración de materiales en el grid 2, el espacio más cercano a la plataforma elevada (fig. 3b). Dada la naturaleza de la dispersión, con una mayor densidad de material en la zona más baja de la colina, y el grado de fragmentación y erosión de la mayor parte de los materiales, se puede suponer que la mayor parte procedían de la zona más alta de la montaña, donde se observaban las principales anomalías a nivel geofísico. Entre los materiales registrados destaca alguna cerámica a torno claramente adscribible al período ibérico, principalmente cerámica común ibérica, producciones griegas de occidente, así como cerámica ática de barniz negro (Delgado  et al., 2020b, p. 95). Sin embargo, el alto grado de fragmentación y erosión de muchos materiales dificulta establecer adscripciones cronológicas precisas.

En otras áreas de Muntanya Rodona, con condiciones de visibilidad de la superficie del terreno bajas o nulas, se optó por efectuar un reconocimiento superficial con geolocalización de materiales. Desde un punto de vista de los resultados, cabe destacar que las cerámicas documentadas presentan cronologías múltiples y en la mayoría de casos no determinables por el grado de fragmentación y rodamiento de las piezas. A pesar de ello, entre los materiales cerámicos registrados destaca la presencia de algunas cerámicas a mano, así como a torno de tradición ibérica en las zonas más bajas de la ladera occidental de la montaña, es decir, en la zona conocida como Camp dels Pilans, que constituye el espacio que comunica de manera natural la Muntanya Rodona con el Turó de Vilanera. Se trata de pequeñas concentraciones de material quizá indicativas de distintas ocupaciones datables en el I milenio a.C., de extensión muy limitada y de corta duración, separadas por áreas abiertas y vacías y ubicadas en distintos puntos de esta suave colina. Estas concentraciones deberán ser definidas y caracterizadas en un futuro a través de prospecciones geofísicas y/o excavaciones arqueológicas.

La zona definida como grid 4, situada en el extremo oriental de la plataforma elevada, también presentaba una importante densidad artefactual a pesar de las pésimas condiciones de visibilidad de la superficie del terreno (fig. 3b). En esta área se registraron fragmentos de ánfora ibérica y cerámica común a torno, vasos de cocina a mano, así como cerámica de importación massaliota. Esta concentración de materiales, junto a los datos de la prospección geofísica que señalan la presencia de anomalías compatibles con áreas de habitación, parecen señalar una ocupación ibérica en este sector de Muntanya Rodona que se sitúa en el área más elevada y con mayor visibilidad de todo el área. Esa ocupación parece haberse extendido en el tiempo hasta los siglos II-I a.C., a juzgar por el silo registrado en el extremo meridional de la montaña, que presentaba materiales cerámicos que indicaban su amortización en época tardoibérica.

3.3. Las excavaciones de los sectores 1 y 2 ^ 

Con el objetivo de evaluar dos de las áreas de mayor interés arqueológico, durante la campaña de 2021 se realizaron dos sondeos arqueológicos en los grids 1 y 2 que, como se ha señalado, se sitúan en la plataforma elevada de la montaña. La primera área de intervención se sitúa en el denominado grid 2, y fue concretamente ubicada en una zona donde las prospecciones magnéticas situaban un conjunto de anomalías significativo –grupo A– que presentaba morfologías compatibles con restos de estructuras constructivas (Delgado  et al., 2020b, fig. 2). En esta área se realizó un sondeo de 5 x 5 m –sondeo 1, sector 1– (fig. 4a) en el que, tras retirar la capa superficial, se documentó un estrato bastante compacto y con inclusiones calcáreas que se extendía por la zona central y occidental del sondeo, donde ya empezó a aparecer la roca madre a 15-20 cm de profundidad. Esta circunstancia nos permitió comprobar que las anomalías detectadas por la geofísica en esta zona –interpretadas como posibles estructuras arquitectónicas– se correspondían realmente con afloramientos de roca madre. Cabe señalar que en este sondeo localizamos una estructura negativa que hemos interpretado como una posible estructura de almacenaje, concretamente un silo (Delgado  et al., 2022, p. 87). Sin embargo, la ausencia de materiales asociados a dicha estructura, y su escasa profundidad, imposibilitan asignarle una cronología. Por lo que respecta a los materiales cerámicos procedentes de este sondeo, en líneas generales, no fueron muy abundantes y presentan una gran heterogeneidad cronocultural, que abarca desde el Hierro hasta la actualidad.

La segunda área de intervención –sondeo 1, sector 2–, se sitúa en una zona más elevada de Muntanya Rodona, que corresponde al grid 1 (fig. 4a). En este caso, se realizó un sondeo de 5 x 6 m, que se ubicó sobre la zona donde se detectaron una serie de anomalías magnéticas –grupo C– interpretadas como niveles constructivos que se alternaban con niveles de circulación (Delgado  et al., 2020b, fig. 2). En comparación con el sondeo anterior, éste se caracteriza por presentar abundante material cerámico correspondiente a dos momentos u ocupaciones: la primera corresponde a la Primera Edad del Hierro y la segunda al período ibérico. Entre los materiales cerámicos documentados destacan, por un lado, diversos fragmentos de cerámica a mano grosera y de cerámica fina bruñida, que presentan decoraciones típicas de la Primera Edad del Hierro del área emporitana del siglo VII a.C. y, por otro, un pequeño conjunto de cerámicas de tradición ibérica y de producción griega, entre las que destacan algunos vasos áticos y de cerámica griega de occidente que permiten datar esta ocupación entre los siglos V-IV a.C. (fig. 4b). Asimismo, en el ángulo noreste del sondeo se documentaron dos estructuras murarias, muy afectadas por la acción de la vegetación que en este sector era muy densa, que forman la esquina de un edificio, que en la campaña de 2021 no se ha podido excavar en su totalidad ya que sigue fuera del espacio originalmente delimitado por el sondeo.

Figura 4. Izq. Situación de los sondeos realizados en los Sectores 1 y 2 de Muntanya Rodona en 2021; Dcha. Cerámicas de la Primera Edad del Hierro y de la fase ibérica procedentes del sondeo 1, sector 2 de Muntanya Rodona. Dibujos: Arnau Lario Devesa.  ^ 

En definitiva, este sondeo ha permitido determinar la existencia de dos momentos distintos de ocupación de esta zona, entre los que no parece haber una continuidad de hábitat, al menos en este punto concreto del yacimiento. Sin embargo, las prospecciones pedestres y geofísicas que hemos realizado en otros puntos de Muntanya Rodona y del Camp dels Pilans, junto a algunas noticias aportadas por las actuaciones arqueológicas precedentes (Piñero, 1978; Piñero  et al., 1983; Codina et al., 2000) parecen mostrar una continuidad en la ocupación humana de esta amplia área, que se extendería desde la transición Bronce Final-Hierro I al siglo I a.C. No obstante, la discontinuidad espacial y temporal que observamos podría sugerir un modo de asentamiento basado en pequeñas ocupaciones que no tendrían una continuidad multigeneracional en el mismo punto, sino que se moverían quizá a lo largo de generaciones sucesivas a otros sitios cercanos situados en este mismo paraje. Esta forma de asentamiento itinerante no genera las largas secuencias sedimentarias creadas por la ocupación o habitación de un mismo sitio durante múltiples y sucesivas generaciones, característica de los asentamientos nucleados ibéricos y que no hemos podido observar ni en los sondeos realizados, ni en los estudios geofísicos de las diferentes áreas analizadas.

Asimismo, debe señalarse que las actuaciones indican que este punto elevado del paisaje emporitano adquirió su mayor relevancia durante la época ibérica, momento al que parecen corresponder la mayoría de las concentraciones cerámicas detectadas en esta área. Sin embargo, solo la excavación extensiva de esta plataforma y la ampliación de las prospecciones geofísicas a otros puntos de esta zona, permitirán conocer mejor la naturaleza y la cronología concreta de este núcleo o núcleos residenciales ubicados en la zona más elevada de la montaña, que disfruta de una gran visibilidad, constituyendo un punto de dominio territorial desde el que se puede controlar visualmente el mar pero también buena parte de la llanura emporitana. De hecho, este dominio visual del territorio circundante –aprovechado hasta tiempos relativamente recientes, tal y como muestra la presencia de una trinchera excavada durante la Guerra Civil española– constituye una de las características definitorias de este paisaje, que podría justificar la continuidad en la ocupación humana a lo largo de los siglos, constituyendo un punto óptimo para actuar en determinadas fases del periodo ibérico como un asentamiento de tipo atalaya.

4. TURÓ DE VILANERA ^ 

La segunda de las áreas exploradas en el marco del proyecto es el Turó de Vilanera. Esta elevación corresponde a la prolongación más occidental del afloramiento rocoso sobre el que se emplaza el actual municipio de l’Escala. Junto con el promontorio de Les Corts, el Turó de Vilanera domina visualmente el tramo inferior del brazo norte del Ter y la llanura aluvial que discurre por este valle fluvial, conocida como el corredor de Albons (fig. 5). La colina no tiene una conexión visual directa con el mar, pero habría estado bien comunicada con el litoral a través de los antiguos canales de agua que se extendían durante el I milenio a.C. bajo sus pies.

Figura 5. Vista general del yacimiento de Vilanera (L’Escala) con el Corredor de Albons al fondo. Foto: SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

Las distintas estructuras funerarias localizadas a los pies de esta colina señalan la importancia que tuvo este paraje para los grupos protohistóricos que habitaban estos territorios. Desde finales de la Edad del Bronce se documenta el uso funerario de esta zona, con tumbas de este periodo ubicadas en al menos dos áreas diferenciadas (Agustí  et al., 2002; Agustí  et al., 2004; Aquilué  et al., 2012). A partir de los siglos VIII-VII a.C. Vilanera acoge un gran cementerio colectivo, que se erige sobre un paisaje tumular de tiempos neolíticos (Agustí  et al., 2004, pp. 105-112; Aquilué  et al., 2012; Codina y Pullia, 2019; Molist  et al., 2022). En este cementerio, el más extenso de toda la zona emporitana, se han excavado hasta el momento más de 130 estructuras. Sus tumbas y ajuares funerarios remiten a un contexto marcado por nuevas dinámicas sociales y territoriales, así como por nuevas conexiones mediterráneas, expresadas a través de la deposición de vasos y objetos de producción y estilo fenicio. La extensión y singularidad de este cementerio en el contexto local emporitano permite sugerir que este paraje constituyó un escenario ritual de primer orden para diversos grupos dispersos en el territorio, un paisaje vinculado con la memoria ancestral que acogió celebraciones centrales para la expresión de identidades colectivas y especialmente para la construcción de un sentido de comunidad e identidad local.

En contraste con esta riqueza documental derivada de los espacios mortuorios del Bronce Final-Hierro I, nuestro conocimiento sobre los hábitats, las ocupaciones y las prácticas cotidianas de los grupos que se enterraron en este cementerio es muy escasa. En todo el área de Vilanera, las noticias sobre posibles espacios de ocupación de este periodo se limitan a un pequeño conjunto de cerámicas inéditas procedentes del sector 2 de las excavaciones de 1999-2000, situado al este del Mas Vilanera (Agustí  et al., 2004, pp. 100-101; Agustí  et al., 2002, p. 164) (fig. 6). La información arqueológica todavía es menor para el periodo que se extiende entre el siglo VI, cuando se deja de utilizar el cementerio de Vilanera, y el siglo II a.C., si bien algunas evidencias arqueológicas apuntan a ocupaciones de algunos puntos de la colina en época ibérica (Agustí  et al., 2002).

Figura 6. Situación de los sondeos de las preventivas realizadas en los años 1999-2000 en el entorno del Mas Vilanera. Ortofoto: Institut Cartogràfic de Catalunya y SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

Con el objeto de cubrir esos importantes vacíos de conocimiento, en el marco de nuestro proyecto se han programado una serie de actuaciones arqueológicas en este yacimiento. Los primeros trabajos, que aquí presentamos, se han realizado en la ladera meridional del Turó de Vilanera, en su vertiente más oriental, caracterizada por su topografía suave, que desciende lentamente hasta una antigua área lagunar ubicada al pie de la colina, donde se encuentran los espacios funerarios excavados. Las intervenciones realizadas durante los años 2020 y 2021 se han concentrado en las zonas medias y altas de la colina. Como en otros ámbitos de análisis, la estrategia de estudio del yacimiento se ha basado en una combinación de diferentes metodologías, principalmente no invasivas –vuelo fotogramétrico, prospecciones geofísicas y pedestres– que han permitido la evaluación arqueológica de un área que se extiende 35.758 m2. Las actuaciones se han complementado con el estudio de los materiales de las excavaciones preventivas de 1999-2000 y con la excavación de un pequeño sector.

4.1. Las prospecciones geofísicas ^ 

Las prospecciones geofísicas de grandes superficies han constituido una estrategia central, tanto para evaluar y analizar el interés arqueológico de este yacimiento como para caracterizar sus diversas ocupaciones. La elección de esta estrategia ha determinado, en gran medida, los buenos resultados obtenidos en esta zona de estudio. El estudio, efectuado por SOT Prospecció Arqueològica, consistió en una prospección magnética, que cubrió una extensión total de 24.000 m2, y que se combinó en determinadas zonas con estudios de georadar (Sala  et al., 2020). La superficie explorada se dividió en tres grandes zonas (A, B y C) que se situaron a lo largo de la colina a diferentes cotas, lo que permitió evaluar áreas situadas a distintas alturas del yacimiento. Estos trabajos se han concentrado en la plataforma superior de la colina (C) y los dos tramos que se extienden en cotas medias (A y B) (fig. 7).

Figura 7. Resultados de las prospecciones pedestres y geofísicas en Vilanera, con la representación de las anomalías magnéticas y de georadar (a y b). Ortofoto: SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

En los tres sectores se han detectado numerosas anomalías de interés, pero en relación a los objetivos de este trabajo, deben destacarse algunas de las localizadas en las áreas A y B, donde se han identificado distintas estructuras de interés arqueológico. Particularmente notable entre ellas es un conjunto de estructuras de piedra, ubicadas en el ángulo sudoeste de la zona B (fig. 7a). La estructura principal que puede reconocerse corresponde a un edificio rectangular de unos 7 metros de largo y unos 4,3 metros de ancho, que muestra una orientación cardinal. Su extremo norte parece estar rematado por una estructura semicircular o absidal. El edificio se extiende hacia el sur, fuera de la zona prospectada, y está rodeado de anexos, algunos también pétreos y de apariencia cuadrangular. También existen varias anomalías en las inmediaciones que podrían corresponder a estructuras excavadas en la roca, entre las que cabe señalar algún posible silo. Asimismo, se encuentran diversos espacios termoalterados compatibles con la presencia de hogares u otro tipo de estructuras de combustión tanto en el interior de la estructura como en algunas zonas anexas. Las anomalías detectadas en este sector parecen señalar la presencia de una zona de hábitat, cuyas dimensiones no pueden ser aún establecidas, ya que las estructuras se extienden más allá de la zona prospectada. La disposición de estas anomalías indica que no se trataría de un hábitat formado por edificios agrupados y estructurados en torno a calles o áreas de paso, sino de un pequeño agregado, quizá de carácter rural.

El segundo espacio, donde las prospecciones geofísicas han mostrado datos de gran interés, es en la denominada zona A, situada en un área más meridional, a unos 150 m en línea recta de la necrópolis de Vilanera, que se encuentra en cotas bajas de la colina (fig. 7b). En esta área los datos magnéticos y geofísicos han permitido identificar diversas estructuras circulares de piedra, presentando la mayor de ellas un diámetro cercano a los 11 m. El tamaño, la forma y la alineación de estas estructuras detectadas a través de métodos geofísicos podrían indicar la existencia en Vilanera de un gran campo de túmulos, que se extendería decenas de metros al norte de los tres túmulos neolíticos ya identificados y excavados en trabajos previos (Agustí  et al., 2002; Codina y Pullia, 2019; Molist  et al., 2022). Asimismo en el área A se han detectado otras anomalías geofísicas de difícil interpretación, que podrían corresponder a áreas de circulación y estructuras complejas que requieren de investigaciones adicionales para su definición y caracterización. En superficie, sobre los sedimentos que las cubren son visibles cerámicas muy fragmentadas de cronologías amplias, entre las que se incluyen ciertos materiales datables en distintos momentos del I milenio a.C. (fig. 7 y 8). Algunas de ellas aparecen asociadas a elevaciones sedimentarias, próximas, pero no superpuestas a los túmulos. Una de ellas aparece marcada en su parte superior con un gran hito de piedra.

4.2. Las prospecciones pedestres ^ 

Con el objetivo de caracterizar algunas de las anomalías registradas y ofrecer un primera definición cronológica en relación a las distintas estructuras y posibles ocupaciones identificadas a través de los estudios geofísicos, se ha realizado una prospección superficial pedestre que ha cubierto las áreas A, B y C, así como la superficie de las zonas situadas en espacios inmediatamente adyacentes. Los trabajos han abarcado un área de 35.758 m2 que ha sido dividida en 5 grandes sectores (VIL1-VIL5), que fueron recorridos de forma sistemática por grupos de 5 prospectores situados a 2 metros de distancia. Todos los materiales y estructuras visibles en superficie se han georeferenciado mediante GPS y analizado a través de una plataforma GIS (fig. 7).

A diferencia de la prospección geofísica, los datos arqueológicos resultantes de la prospección pedestre han sido muy limitados. En todas las áreas exploradas se han registrado densidades artefactuales extremadamente bajas, incluso en aquellas zonas en cuyo subsuelo se concentran importantes anomalías geofísicas. El área en la que se detectaron estructuras edilicias pétreas, con formas absidales y cuadrangulares, carece de materiales arqueológicos visibles en la superficie. En otros sectores prospectados, sin embargo, se han registrado algunos elementos cerámicos que, aunque son escasos, aluden a posibles ocupaciones y usos de estos espacios durante un arco temporal muy amplio que se extiende desde el neolítico hasta la época moderna. Entre ellos son numéricamente importantes los materiales que corresponden al I milenio a.C., entre los que se encuentran cerámicas finas decoradas con motivos geométricos característicos del Bronce Final, fragmentos de vasos a mano con bordes y decoraciones que corresponden a la Primera Edad del Hierro, así como también algunos fragmentos de vasos a torno de tradición ibérica que consisten principalmente en fragmentos de cerámica común y en bordes de ánfora (fig. 8). Se observan pequeñas concentraciones de material de estos dos últimos periodos en diversos puntos de la colina, separadas por áreas extensas sin materiales de esos momentos. Entre estas concentraciones destacan especialmente las localizadas en el extremo oriental de la plataforma que se asienta a media ladera de la colina (fig. 7), que podrían ser indicativas de ocupaciones de extensión y duración limitadas correspondientes a momentos de Primera Edad del Hierro y, especialmente, del Ibérico Pleno. Los resultados aportados dibujan una dinámica ocupacional que estaría basada en pequeñas aglomeraciones de hábitat situadas en diferentes puntos de la zona occidental de la colina en distintos momentos del I milenio a.C.

Figura 8. Cerámicas registradas en las prospecciones del Turó de Vilanera: 1-5 (sector VIL3), 6-11 (sector VIL5). Dibujos: Arnau Lario Devesa. ^ 

Para complementar la evaluación arqueológica de las ocupaciones de estos dos periodos, también hemos estudiado los materiales cerámicos documentados durante las intervenciones preventivas llevadas a cabo en Vilanera entre 1999 y 2000 (fig. 6). Estas se localizaron en un área no analizada en las prospecciones, por lo que ofrece información relativa a las ocupaciones ubicadas en otros espacios de la colina. Los materiales estudiados proceden de distintas zanjas y sondeos (sectores 1, 4 y 5), que se sitúan en el área sudoccidental de la elevación, en cotas bajas y junto al llano agrícola. El estudio de materiales ha permitido testimoniar la presencia de ocupaciones en esa área tanto durante el Bronce Final-Hierro I, como en el periodo ibérico, si bien mal conservadas y alteradas por construcciones y ocupaciones de cronologías más recientes.

En relación a las ocupaciones del Bronce Final-Hierro I, debe señalarse la identificación de ítems de esas cronologías en los tres sectores analizados. Destacan, especialmente, algunos de los materiales localizados en el sector 5, donde junto a vasos cerámicos de cronologías del Bronce Final-Hierro I, se han documentado posibles revestimientos de paredes de cabaña similares a los identificados en contextos de hábitat de ese periodo, como Sant Martí d’Empúries y Mas Gusó (Castanyer  et al., 1999, fig. 148; Casas y Soler, 2012). Respecto al periodo ibérico, cabe indicar la presencia de materiales cerámicos de esa fase en distintas unidades estratigráficas de los tres sectores. Si bien estos materiales aparecen en la mayoría de ocasiones en posición secundaria y asociados a conjuntos cerámicos de otras cronologías, algunas unidades estratigráficas presentan una mayor homogeneidad, especialmente en los sectores 1 y 4. En estos dos sectores se han analizado distintos conjuntos de cerámica que pueden datarse hacia el siglo V a.C. y que incluyen ollas a mano de perfil en S, cerámica común ibérica, ánforas ibéricas, púnico-ebusitanas, massaliotas y greco-occidentales, así como recipientes de servicio de bebida de producción griega occidental y cerámicas áticas de barniz negro y de figuras rojas, entre las que destaca un copa Cástulo y un kylix ático. Este conjunto de materiales es indicativo de una ocupación posiblemente situada en el llano, o en las partes bajas de la colina, quizá asociada a los niveles arrasados y de escasa sedimentación detectados durante las excavaciones preventivas en el denominado sector 4, que se sitúan próximos a tres silos de época ibérica amortizados en el siglo II a.C. (Agustí  et al ., 2002, p. 165).

En líneas generales, la documentación analizada permite sugerir la presencia de pequeñas ocupaciones quizá de tipo rural en esta área de Vilanera durante el Bronce Final-Hierro I, así como durante el periodo ibérico. Estas ocupaciones pudieron bien convivir, bien intercalarse en el tiempo con los pequeños aglomerados situados en zonas más altas de la colina que hemos detectado a través de las prospecciones geofísicas y pedestres.

4.3. La excavación del edificio 1 ^ 

La continuidad de la ocupación de la colina de Vilanera durante el periodo ibérico ha podido ser confirmada durante las excavaciones llevadas a cabo en el año 2021. El objetivo de esta intervención ha sido determinar la cronología y naturaleza de las estructuras murarias cuadrangulares detectadas durante la exploración geofísica. Los trabajos realizados han permitido definir y excavar un edificio erigido sobre un zócalo de piedra y construido con técnicas arquitectónicas que presentan estrechas similitudes con estructuras edilicias de asentamientos ibéricos del ámbito emporitano, como Ullastret o Pontós.

El edificio, parcialmente excavado, presenta unas dimensiones de 13 m de longitud x 4,9 m de ancho (fig. 9). La estructura, denominada Edificio 1, está orientada hacia el sur y dispone de tres ámbitos o espacios arquitectónicos diferenciados, así como de estructuras anexas que se extienden más allá del área excavada. En el norte, se sitúa el ámbito 1 delimitado por un muro semicircular que define un espacio en forma absidal; en el centro se localiza el ámbito 2, la estancia principal, que presenta una forma rectangular y en la que se documentó un pequeño hogar y una gran fosa de combustión; por último, en la parte meridional, se ha identificado un tercer espacio, el ámbito 3, que solo ha sido parcialmente excavado y podría corresponder a otra habitación o bien a una entrada porticada o in antis. Asimismo, se ha excavado parcialmente un área abierta, situada en el flanco oeste del edificio, en la que se han identificado restos de una estructura de la misma cronología que el edificio 1, asociada con abundantes escorias y otros desechos relacionados con la práctica de actividades metalúrgicas. En el flanco este, sin excavar, parece situarse otra estancia o edificio registrado en las prospecciones geofísicas realizadas en el área. Las estancias y áreas excavadas cuentan con un único momento de ocupación. Los materiales cerámicos asociados a sus fases de construcción, circulación y abandono indican una cronología que puede situarse entre finales del siglo IV y el siglo III a.C.

Figura 9. Vista zenital del edificio 1 del Turó de Vilanera. Foto: Elisa Hernández, MAC-Empúries. ^ 

La forma absidal que presenta el edificio 1 es singular en el mundo ibérico emporitano donde, hasta el momento, no se han excavado construcciones pétreas similares de cronologías ibéricas. Sin embargo, este tipo de estructuras están bien registradas en el área del Languedoc y en la vecina región de los Pirineos Orientales, donde edificios absidales pétreos o que combinan la piedra con otros materiales de construcción son comunes en contextos urbanos y rurales datados principalmente en los siglos V y IV a.C. (entre otros, Gailledrat, 2021). Debe señalarse, sin embargo, que las construcciones absidales son muy comunes en el Bronce Final y la Primera Edad del Hierro emporitano. En núcleos como Sant Martí d’Empúries o Mas Gusó se conocen estructuras de formas y tamaños similares al edificio 1 de Vilanera, con la diferencia de que no utilizan la piedra como principal material constructivo, sino la tierra, la madera y otros elementos orgánicos (entre otros, Aquilué  et al., 2002; Casas y Soler, 2016; Casas, 2019). En este sentido, desde el punto de vista de la estructura y organización del espacio, el edificio 1 de Vilanera presenta pautas de continuidad con los modos de habitar de momentos previos al periodo ibérico.

El edificio 1 de Vilanera, parece haber acogido funciones residenciales, artesanales y posiblemente también otras relacionadas con la explotación del suelo y la gestión de los productos agropecuarios, tal y como sugieren algunos de los materiales, estructuras y anomalías geofísicas detectadas en el subsuelo de su entorno inmediato. Estas evidencias permiten definirlo como un asentamiento rural de características similares a otros núcleos bien conocidos en el NE peninsular y el sur de Francia, que aúnan la producción agropecuaria con la elaboración y gestión de determinadas manufacturas (entre otros Asensio, 2015; Mazière y Ropiot, 2015; Gailledrat, 2021; Belarte et al., 2021.). Asimismo, como la mayoría de estos núcleos rurales, el edificio 1 de Vilanera parece haber tenido una vida relativamente corta en el tiempo, probablemente limitada a una o dos generaciones. Estas pautas de duración y temporalidad de nuevo parecen señalar continuidades respecto a estilos de vida y modos de ocupación practicados por las comunidades que habitaron estos paisajes en momentos previos al siglo VI a.C.

Estas ocupaciones cortas debieron conllevar micro-desplazamientos relativamente frecuentes de grupos de campesinos o de pequeñas comunidades rurales, vinculadas al ciclo vital de sus casas. En algunos ámbitos históricos en los que se registran estas prácticas, éstas pueden implicar tan solo el desplazamiento de los núcleos o hábitats algunos cientos de metros, dando lugar a lo que se ha llamado “wandering” o “shifting settlements” (entre otros Hamerow, 1991; Hamerow, 2012, pp. 67-68). Ocupaciones ligadas al ciclo vital de la casa y del grupo doméstico también han sido puestas de manifiesto a través de distintos trabajos etnográficos que ilustran cómo en determinados ámbitos culturales cada generación construye su propia casa, abandonando las anteriores, un proceso que puede acabar generando un registro arqueológico fácil de confundir con el de un hábitat disperso (Herbich y Dietler, 2009). Los micro-movimientos que entrañan estas prácticas de ocupación y abandono, permitirían mantener en gran medida la continuidad del grupo o comunidad entre generaciones, de su identidad y memoria, pero también del uso y gestión de suelos y territorios a lo largo del tiempo. Estas formas de asentamiento podrían estar tras las distintas ocupaciones de extensión y duración limitada que hemos registrado en distintos puntos de Muntanya Rodona y Vilanera y que presentan pequeñas diferencias cronológicas. La confirmación de esta hipótesis exigirá la excavación de algunas de ellas y la obtención de secuencias de mayor precisión cronológica.

5. TURÓ DE LES CORTS ^ 

El último ámbito analizado en este trabajo es el promontorio de Les Corts, una elevación que se sitúa en la desembocadura del brazo norte del río Ter, en el punto en el que éste confluye con el antiguo estuario emporitano. Lo conforman dos pequeñas colinas, que presentan en su parte superior una extensa plataforma con una amplia visibilidad sobre el entorno. El promontorio ocupa una posición dominante en este paisaje y tiene una situación estratégica desde el punto de vista de las conexiones entre el litoral y los territorios interiores. Desde el extremo noroccidental de esta elevación se domina el antiguo estuario formado por las bocas del Ter y el Fluvià, que se sitúa a sus pies. Por tanto, este ámbito pudo haber constituido un entorno accesible a embarcaciones de cierto calado, tal y como sugiere el área portuaria de época tardoantigua documentada en Santa Margarida, sita a escasos metros al norte del promontorio de Les Corts (Castanyer  et al., 2021). Las condiciones geoestratégicas de esta elevación también fueron aprovechadas durante la Guerra Civil, cuando se instaló en ella un conjunto de trincheras, que permitían el control de la conexión terrestre entre la costa y zonas interiores del territorio, en este caso el antiguo camino que conectaba la población de L’Escala con Figueres. El promontorio de Les Corts es un referente visual en el paisaje del tramo inferior del brazo norte del Ter. Está interconectado visualmente con algunas de las principales ocupaciones conocidas que presentan ocupaciones de momentos protohistóricos: los núcleos de Muntanya Rodona y Vilanera, que se extienden algunos cientos de metros al sur, así como también las ocupaciones de Olivet d’en Pujol y Camp de l’Ylla, dos pequeños núcleos rurales de época ibérica que se sitúan en la orilla norte de este brazo del río Ter (Casas  et al., 2010; Casas et al., 2013; Ejarque  et al., 2022, fig. 9).

A pesar de la relevancia geoestratégica y arqueológica del sitio, el Turó de les Corts no ha sido objeto de excavaciones arqueológicas sistemáticas desde los años 20, cuando se excavaron y extrajeron numerosos conjuntos funerarios de la necrópolis de los siglos III-I a.C., situada en su vertiente oriental, así como del cementerio de época tardoantigua de El Castellet, ubicado en su extremo septentrional. Los materiales de ambas necrópolis fueron publicados años después por M. Almagro (Almagro, 1951; Almagro, 1955), quien también excavó y publicó una pequeña necrópolis datada entre los siglos IX-VIII a.C., El Parrallí, sita en la ladera occidental de Les Corts, en cotas bajas, próximas a las zonas de humedales (Almagro, 1950; Almagro, 1955). De este sector proceden también los materiales que permitieron a E. Pons definir la presencia de un pequeño hábitat datado en la transición entre el Bronce Final y los inicios de la Edad de Hierro (Pons, 1976-1978; Pons, 1996, p. 242). Estas dos ocupaciones, así como las interconexiones visuales de este punto de Les Corts con otros asentamientos de momentos protohistóricos de este entorno, nos ha llevado a centrar nuestros trabajos en esta área ante la imposibilidad de poder cubrir la extensión total del yacimiento en esta fase de estudio.

Las intervenciones que hemos realizado en Les Corts han consistido en una prospección pedestre sistemática con geolocalización de materiales, que se ha combinado con una prospección magnética realizada en un pequeño sector. Se ha explorado el área central y meridional de la ladera occidental de Les Corts, cubriendo también parte de la extensa plataforma que se sitúa en su cima (fig. 10). La extensión explorada cubre un total de 180.000 m2 y presenta un alto grado de densidad artefactual, con abundantes fragmentos cerámicos visibles en su superficie y, en menor medida, también elementos líticos. Desde el punto de vista de las cronologías objeto de este trabajo destaca especialmente la presencia de cerámicas a mano que corresponden cronológicamente al periodo Bronce Final-Hierro I, así como también un importante conjunto de cerámicas a torno de tradición ibérica (fig. 11).

Figura 10. Turó de Les Corts: mapa con geolocalización de los materiales cerámicos correspondientes a época ibérica, romana y Bronce Final-Hierro I identificados durante las prospecciones superficiales y resultados de la prospección geomagnética realizada. Ortofoto: Institut Cartogràfic de Catalunya; Mapa de anomalías magnéticas: SOT Prospecció Arqueològica. ^ 

Las primeras aparecen dispersas en la ladera de la colina y se localizan en alturas medias y bajas, concentrándose en dos áreas: una primera zona que se sitúa en las inmediaciones de las excavaciones realizadas en el Parrallí durante la época de Almagro y una segunda concentración, que se extiende algunos metros más al sur. Asociado a esta segunda concentración también se localizó un molino de basalto de tipo vaivén, que sugiere actividades ligadas al procesamiento de cereal, probablemente vinculadas con una zona de hábitat que se extendería algunos metros más al sur de Parrallí (fig. 11).

Figura 11. Cerámicas y molino de vaivén localizados en Turó de les Corts. Dibujos: Arnau Lario Devesa. ^ 

Los materiales cerámicos de momentos ibéricos presentan una dispersión distinta, situándose preferentemente en posiciones más elevadas, concretamente en la plataforma superior que se sitúa justo por encima de esta ladera oriental de Les Corts. Se presentan formando una pequeña concentración integrada por algún material de cocina, pero principalmente por fragmentos de cerámica común a torno y por ánforas (fig. 11). Cerca de esta agrupación también se localizó algún fragmento de escoria de hierro. En esta plataforma superior, algunos metros más al norte, se detectaron asimismo desechos relacionados con otras prácticas artesanales, en concreto paredes de hornos de alfar, que no pudieron, sin embargo, asociarse a densidades significativas de materiales cerámicos de tradición ibérica. Para definir y caracterizar la zona relacionada con esta concentración de cerámica ibérica se optó por la utilización de métodos no invasivos y se realizó una prospección magnética en sus inmediaciones, que cubrió una área de 5.399 m2 (Sala  et al., 2020). Esta exploración permitió detectar un conjunto de anomalías de bajo contraste en el área septentrional del sector estudiado, interpretadas como posibles huellas de arado o cultivo (fig. 10). Asimismo, se registró una agrupación de valores compatible con la presencia de un silo o de una cubeta con relleno sedimentario, así como ciertas anomalías que podrían corresponder a restos de fogatas o a pequeñas fosas o cubetas, que no presentan geometrías que indiquen de forma clara la presencia de estructuras constructivas en esta área.

Los datos obtenidos en este sector occidental de la plataforma podrían ser compatibles con una pequeña explotación de carácter rural, quizá de corta duración, a juzgar por la debilidad sedimentaria que presenta el área. Las evidencias obtenidas muestran ciertas similitudes con algunas ocupaciones emporitanas de época ibérica, interpretadas tradicionalmente como modestos núcleos rurales. Entre ellas debe mencionarse el asentamiento de Camp de l’Ylla, datado en el último cuarto del siglo V a.C., y situado a algo menos de 3 km de distancia en línea recta de este núcleo de Les Corts. El núcleo, rodeado de buenas tierras de cultivo, consta tan sólo de dos silos y algunas estructuras negativas en forma de zanjas o pequeñas fosas, interpretadas en un primer momento por sus excavadores como restos de posibles estructuras hechas en madera (Casas  et al., 2010), y posteriormente reinterpretadas como zanjas de delimitación de parcelas de época romana por la presencia en ellas de materiales de esa cronología (Burch  et al., 2013, pp. 20-21). El patrón se repite en otro núcleo ibérico, el de Les Cabanes, situado en la vecina población de Vilaür, en este caso datado entre los siglos III-II a.C. (Soler y Casas, 2020), lo que indicaría la larga perduración de este estilo de vida y modo de gestión del suelo.

Si bien es necesario explorar en mayor extensión la plataforma y la ladera occidental de Les Corts, mediante nuevas prospecciones geofísicas y a través de excavaciones arqueológicas que permitan comprobar algunas de las anomalías magnéticas detectadas en este sector, la concentración de cerámica ibérica localizada en este punto, los datos de la prospección geofísica y ciertas similitudes con otras ocupaciones ibéricas próximas, parecen sugerir la presencia de un modesto núcleo rural en el extremo occidental de la plataforma. Su localización, justo sobre Parrallí, indica una pauta ya observada en las otras dos áreas analizadas: una continuidad a largo plazo en el uso y gestión de estos suelos marcada, sin embargo, por intermitencias y micro-desplazamientos.

6. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES ^ 

El conjunto de actuaciones realizadas en extensas áreas de Muntanya Rodona, Vilanera y Turó de les Corts mediante la combinación de diferentes metodologías de análisis arqueológico han aportado nuevas evidencias que permiten dibujar una imagen más rica y compleja sobre las dinámicas que experimentaron los paisajes rurales situados en el entorno de Emporion a lo largo del I milenio a.C. Los datos resultantes sugieren algunas hipótesis iniciales que, aunque todavía son preliminares, nos permiten ir más allá de las visiones excesivamente simplistas centradas en los conceptos de chora y jerarquía territorial que tradicionalmente han configurado el análisis de estos espacios.

6.1. Continuidad vs ruptura ^ 

Los espacios de hábitat, producción artesanal y almacenamiento identificados durante las intervenciones realizadas en los yacimientos de Muntanya Rodona, Turó de Vilanera y Turó de les Corts parecen indicar que la segunda mitad del siglo VI a.C. no constituyó un punto de inflexión en relación con las formas de hábitat y ocupación que dominaban el entorno en el período anterior. Desde finales del siglo VI o inicios del siglo V a.C. estos paisajes muestran un nuevo dinamismo expresado a través de nuevas formas arquitectónicas y entornos construidos, especialmente a través de cambios en las conmemoraciones funerarias, pero también hay una continuidad obvia en las zonas de estudio, las tres con ocupaciones o frecuentaciones asociadas a determinados momentos tanto del Bronce Final-Hierro I, como del período ibérico.

En los tres yacimientos se han documentado evidencias de pequeñas ocupaciones de extensión limitada y de corta duración del período del Bronce Final-Hierro I. Las prospecciones y excavaciones en el área han demostrado que este tipo de estrategia de asentamiento y este patrón de ocupación asociado a pautas, que sugieren una relativa itinerancia, no terminó durante la Primera Edad del Hierro, sino que se extendió en estos territorios del entorno de Emporion más allá del siglo VI a.C. Al respecto, cabe señalar que en ninguna de las áreas estudiadas se han localizado hábitats aglomerados para el período que abarca entre los siglos V-II a.C., consistentes en espacios de habitación organizados por paredes medianeras compartidas y zonas de paso entre casas. Esta composición espacial, reutilizada a lo largo de varias generaciones, ha definido tradicionalmente los núcleos de “tipo urbano” en contextos ibéricos. Sin embargo, las ocupaciones detectadas en estos paisajes rurales ibéricos parecen expresar, de hecho, la pervivencia de ciertos modos de habitar de una época anterior.

Los espacios ibéricos que hemos excavado, o que hemos identificado a través de prospecciones y estudios geofísicos, corresponden en todos los casos a pequeñas ocupaciones, de diversos tamaños y configuraciones, constituidas por estructuras no necesariamente pétreas, rodeadas de grandes extensiones de espacio aparentemente abierto. En función de la temporalidad de estas ocupaciones, cabe señalar que en todos los espacios excavados, tanto en el marco de este proyecto como en los anteriores sondeos preventivos de las campañas de 1999-2000, los niveles de ocupación de la fase ibérica se caracterizan por una baja sedimentación, un patrón que también se detecta en las distintas áreas que analizamos mediante prospecciones magnéticas y de georadar. Ninguna de las áreas excavadas que documentan ocupaciones ibéricas presentan una superposición continuada a largo plazo del mismo espacio de hábitat o circulación, sino que muestran ocupaciones de duración limitada, aparentemente seguidas de abandono después de una vida restringida de esos espacios, posiblemente relacionada con una o dos generaciones.

Desde nuestro punto de vista, la ausencia de estas secuencias verticales no implica una falta de continuidad intergeneracional en el uso y ocupación de estos paisajes. Arqueológicamente, esta continuidad se manifiesta horizontalmente en el territorio como producto de pequeños desplazamientos o micromovimientos que necesariamente acompañaron al abandono y clausura de estructuras y ocupaciones previas. Si bien la contrastación de esta tesis exigirá una secuenciación y datación más precisa de las ocupaciones identificadas y extender el análisis a otras zonas inmediatas, las evidencias obtenidas en el marco de este proyecto permiten abandonar la idea de que en la segunda mitad del siglo VI a.C. en estos paisajes que rodean al puerto de Emporion se produjo una ruptura con las antiguas formas de habitar y con los viejos modos de uso y gestión del suelo. De hecho, las pervivencias detectadas ponen en entredicho el argumento clásico que postula la transformación de estos paisajes rurales en territorios políticos rurales en el siglo VI a.C., es decir, en espacios de producción agropecuaria planificados, organizados y políticamente controlados desde el nuevo centro urbano creado en el litoral con el fin de satisfacer las demandas de alimentos que requería el comercio y el consumo de su población. De hecho, las evidencias arqueológicas obtenidas parecen subrayar que tras el establecimiento de una comunidad griega en la zona, los grupos locales que habitaban estos territorios jugaron un papel activo y altamente relevante en las dinámicas territoriales y en el juego de relaciones sociales, políticas y económicas que se abrieron en estos ámbitos.

6.2. Espacios rurales, arquitecturas cotidianas y la construcción de una identidad “local” ^ 

Esta continuidad en los modos de habitar también se expresa en ciertas configuraciones arquitectónicas que caracterizan algunos de los hábitats ibéricos identificados. Las estructuras de habitación ibéricas excavadas en áreas como Turó de Vilanera o Muntanya Rodona parecen remitir a la incorporación de estructuras erigidas sobre zócalos de piedra en esta zona desde al menos el siglo V a.C. Este es un punto de interés en la discusión, ya que en las comunidades iberas este tipo de arquitectura ha sido vista, tradicionalmente, como evidencia de una ruptura con los antiguos modos de habitar, que implicaría un proceso de creación de hábitats permanentes. Esta estrecha conexión entre la incorporación de arquitecturas de piedra y nuevas concepciones de permanencia ya fue cuestionada por M. Dietler en sus estudios de las comunidades vecinas del Golfo de León y el sur de la Galia (Dietler, 2010, pp. 269-270). Las evidencias de los espacios residenciales de los paisajes rurales analizados en el contexto de Emporion apuntan en la misma dirección, en primer lugar porque no permiten asociar estas arquitecturas con el uso prolongado de un mismo espacio, y en segundo lugar y más importante, porque remiten a realidades diversas, híbridas y complejas, que en estos paisajes exigen llevar el debate “residencial” más allá del tradicional contraste entre la cabaña y la casa de piedra. En este sentido, es interesante apuntar la pervivencia durante la fase ibérica de muchos elementos característicos de las antiguas arquitecturas del Bronce Final-Hierro I, basadas en el uso de postes de madera, entramados vegetales y barro. Esta continuidad se documenta en algunos asentamientos rurales colindantes de época ibérica, donde distintas estructuras negativas, algunas claramente alineadas, parecen indicar posibles estructuras de habitación parcialmente erigidas sobre postes o estructuras de madera (Casas et al., 2013; Soler y Casas, 2020). La continuidad de estas arquitecturas también se aprecia en algunas casas “innovadoras” con zócalos de piedra, que en ocasiones pueden constituir configuraciones arquitectónicas mixtas, como se aprecia en el edificio 1 de Vilanera, donde uno de los muros fue erigido utilizando un sistema de postes y entramados vegetales, una combinación técnica bien conocida en algunos espacios de habitación rurales del sur de Francia (Ropiot  et al., 2011).

La estructura y la configuración espacial de este edificio, así como su gran planta de forma absidal, también sugieren la continuidad de ciertas prácticas y estilos de vida conectados con las tradiciones locales de fases anteriores. En este contexto del siglo III a.C., hay que remarcar, sin embargo, la singularidad arquitectónica que representa esta estructura, en la que la tradición se combina con elementos innovadores e incluso monumentales. Esta elección arquitectónica podría entenderse como una mirada al pasado, como una representación de la conexión de este grupo con la gente que vivió en ese territorio en un pasado lejano. De hecho, la expresión de memorias y conexiones con el pasado también se puede percibir en otras características del edificio. En este sentido, destaca el uso de algunas piedras singulares en su construcción que, por su tamaño y características, podrían proceder de los espacios funerarios que se sitúan a escasos metros de distancia. Asimismo, la ubicación del edificio, que domina visualmente una área de enterramiento y culto ancestral que acoge sepulturas desde el 4500 a.C., también podría considerarse como una expresión de apego al pasado del grupo que lo ocupó. Esta explotación del pasado a través de construcciones, objetos o prácticas arcaicas es bien conocida en otros paisajes coloniales o de contacto mediterráneo, donde convivieron grupos de origen local, griego y/o fenicio. En estos espacios se identifican prácticas de similar naturaleza en relación con lo que se ha denominado la producción de la locality, una práctica política y de representación que responde a la voluntad de determinados grupos de legitimar su estatus y afirmar el control sobre comunidades, grupos y/o territorios (Öhlinger  et al., 2019; Kistler, 2020).

6.3. Heterarquías vs jerarquías ^ 

A la singularidad arquitectónica que ofrece este edificio, hay que sumar la complejidad de las funciones que acoge. Las evidencias arqueológicas de las excavaciones y prospecciones geofísicas realizadas indican funciones residenciales, de gestión de excedentes agropecuarios y el desarrollo de una importante actividad metalúrgica. De este modo, las características materiales, simbólicas y funcionales reunidas en este espacio son, hoy por hoy, del todo singulares en los contextos rurales ibéricos emporitanos conocidos. Estas singularidades apuntan, por un lado, a una cierta especificidad del grupo que ocupó el edificio 1 del Turó de Vilanera y, por otro, dibujan una diversidad social, política y/o económica de los paisajes rurales del entorno de Emporion que, generalmente, ha permanecido oculta bajo visiones que han priorizado las oposiciones urbano/rural y griego/local.

Hábitats rurales con una configuración arquitectónica y dimensiones excepcionales, a veces con instalaciones artesanales y/o de gestión de excedentes agropecuarios de carácter singular, son también conocidos en otros ámbitos del área del noreste de Iberia, así como en el Golfo de León (Asensio, 2015; Belarte et al., 2021). Algunas de estas granjas han sido interpretadas como espacios funcionales con roles definidos en el seno de un territorio político jerarquizado regido por un núcleo urbano u oppidum. Dentro de estos territorios políticos, se considera que estos núcleos rurales singulares ocuparon posiciones de “tercer orden” en la jerarquía de los asentamientos. Entre estos núcleos rurales “especializados”, algunos se destacan en la bibliografía como espacios económicos especializados, cuyos roles funcionales se atribuyen a determinadas tareas productivas o de redistribución de productos dirigidos al comercio (Asensio, 2015).

Esta imagen funcional de los territorios rurales ibéricos, sin embargo, presenta un encaje particularmente problemático con los paisajes del entorno inmediato a Emporion. Aunque en la zona destaca el edificio 1 del Turó de Vilanera, éste no parece haber tenido una posición privilegiada o especializada en este entorno en relación a la producción y gestión de excedentes agropecuarios. Aunque ciertas configuraciones arquitectónicas del edificio y algunas anomalías geofísicas detectadas sugieren la posible presencia de estructuras de almacenamiento de cereales, no tenemos evidencia de que el grupo humano vinculado a esta estructura tuviera capacidades excepcionales en la gestión de este tipo de productos. Esto también debe tenerse en cuenta en otras actividades de producción documentadas. A pesar de la importancia de la evidencia relacionada con las prácticas de la siderurgia en el exterior de este edificio, distintos datos sugieren que este núcleo no fue el único que podría tener acceso a estas tecnologías en el escenario que se extiende en el tramo inferior del brazo norte del río Ter. De hecho, otras ocupaciones rurales del entorno emporitano, de dimensiones mucho más pequeñas y con estructuras menos imponentes que las del Turó de Vilanera, también muestran indicios de prácticas metalúrgicas. Es el caso, por ejemplo, de la ocupación ibérica identificada en el Turó de Les Corts. La existencia en distintos núcleos de desechos relacionados con el trabajo del metal sugiere que en estos entornos rurales existiría un acceso social relativamente abierto a esta tecnología, lo que implica que no estaría limitada solo a grupos campesinos de alto estatus o a quienes residían en oppida u otro tipo de centros urbanos.

Este mismo acceso social abierto puede proponerse en relación a determinados vasos y productos foráneos. Todas las ocupaciones rurales ibéricas identificadas en el entorno emporitano, independientemente de sus características, extensión y envergadura, presentan importaciones. Destacan los vasos de bebida y de servicio de producción ática o greco-occidental, así como las ánforas elaboradas en distintos talleres mediterráneos. Esta pauta se repite en otros contextos rurales ibéricos del área próxima como Mas Gusó, Camp de l’Ylla o l’Olivet d’en Pujol. En todos ellos, las cerámicas asociadas a las prácticas de consumo, especialmente de bebida, guardan una gran semejanza con las vajillas y recipientes documentados en ámbitos domésticos emporitanos, donde se observan prácticas y culturas materiales que responden a una realidad social y cultural híbrida y diversa (Delgado  et al., 2020a). La frecuencia con la que estos vasos cerámicos aparecen en los pequeños núcleos rurales del entorno de Emporion sugiere que están lejos de ser espacios autónomos y aislados, sino que participaban de una forma activa y fluida en las redes por las que se movían estos productos y en ciertas prácticas sociales asociadas a ellos.

La presencia de estos vasos en el entorno rural de Emporion ha sido tradicionalmente considerada como un argumento a favor del concepto de la chora emporitana, entendida como un espacio políticamente subordinado y económicamente dependiente del puerto griego (entre otros, Asensio y Pons, 2015). La tesis parte del modelo clásico de la redistribución, argumentando que estos productos foráneos en este contexto eran bienes con un acceso restringido y socialmente regulado. Su disposición habría estado mediada por relaciones clientelares con grupos sociales dominantes, que monopolizarían el control de estos productos (entre otros, Sanmartí, 2009, p. 59). Sin embargo, si atendemos a la distribución de estos ítems, tanto en los contextos domésticos emporitanos como especialmente en los núcleos rurales que se sitúan en su entorno, encontramos que tienen una distribución horizontal y fluida que parece reflejar un acceso social y cultural muy amplio, en el sentido de que sigue una pauta distinta a la observada en contextos ibéricos en otros ámbitos geográficos. En este sentido, la distribución de vasos de consumo y recipientes mediterráneos importados dibuja un paisaje rural emporitano similar al de otras zonas de contacto mediterráneas con presencia de emporia (Delgado, 2018). Estos lugares de mercado son espacios socialmente abiertos donde la movilidad y el acceso a estos ítems y prácticas se rigen por mecanismos económicos más que puramente sociales. Por ello, en estos entornos, los modelos redistributivos clásicos presentarían ciertas dificultades para cimentar relaciones de control social y dependencia económica basadas en el acceso a estos bienes.

Los grupos que ocupaban el entorno emporitano disponían de un acceso socialmente más abierto a las redes y conexiones mediterráneas, lo que puede haber sido un factor importante en la configuración heterárquica que se percibe en estos paisajes rurales a lo largo del periodo ibérico. La proximidad del puerto emporitano puede haber desactivado algunos de los mecanismos tradicionales que, en otros ámbitos ibéricos, permitieron concentrar el poder y la autoridad en manos de unos pocos, abriendo un paisaje heterárquico con diferencias políticas, económicas y sociales entre distintos grupos, pero donde no se percibe una jerarquía política verticalmente establecida en el territorio, sino posiciones de poder distintas y múltiples.

Agradecimientos ^ 

Este trabajo recoge los resultados del Proyecto Cuatrienal 2018-2021, Grecs i comunitats locals a l’entorn d’Empúries: Dinàmiques del paisatge, estratègies de poblament i contactes culturals a l’antic estuari del Ter i el Fluvià (segles X-II a.C.) (CLT009/18/00087), aprobado y financiado por el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Asimismo, algunos de estos estudios forman parte del proyecto Dietas, formas de consumo y movilidad en zonas de contacto (PID2019-105659GB-I00/AEI/10.13039/501100011033), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.

El proyecto ha contado asimismo con la estrecha colaboración del Museu d’Arqueologia de Catalunya-Empúries, especialmente de su directora Marta Santos. Por último debemos reseñar el apoyo recibido por parte del proyecto Maritime Verbindungen und ihr Einfluss auf den antiken Seehandel - Nautische Simulationen als Grundlage historischer Forschungen (449943696), financiado por la Deutsche Forschungsgemeinschaft (DFG).

Contribución a la autoría ^ 

Ana Delgado Hervás (ADH), Mateo González Vázquez (MGV), Aurora Rivera-Hernández (ARH), Lorena Marín Muñoz (LMM), Meritxell Ferrer Martín (MFM), Jordi Calvo Cortés (JCC).

Bibliografía ^ 

Agustí, B., Codina, D., Dehesa, R., Llinàs, J. Merino, J., Moltanbán, C. y Vargas, A. (2002) “Excavacions arqueològiques a Vilanera, L’Escala”, Sisenes jornades d'Arqueologia de les comarques gironines. Sant Joan de les Abadeses: Generalitat de Catalunya, Universitat de Girona, pp. 161-166.

Agustí, B., Codina, D., Dehesa, R., Llinàs, J., Merino, J., Montalban, C. y Vargas, A. (2004) “Excavacions arqueològiques a Vilanera (L’Escala, Alt Empordà)”, Tribuna d’Arqueologia, 2000-2001, pp. 99-114.

Alcock, S. y Rempel, J. (2006) “The more unusual dots on the map: ‘special-purpose’ sites and the texture of landscape”, en Guldager Bilde, P. y Stolba, V. (eds.) Surveying the Greek chora: the Black Sea region in a comparative perspective. Aarhus: Aarhus University Press, pp. 27-46.

Almagro, M. (1950) “Una necrópolis de Campos de Urnas en Ampurias: El cementerio Parrallí”, Archivo Español de Arqueología, 78, pp. 39-71.

Almagro, M. (1951) “El recinto sepulcral romano tardío de El Castellet de Ampurias”, Archivo Español de Arqueología, 83-84, pp. 99-116.

Almagro, M. (1955) Las necrópolis de Ampurias, vol. II. Barcelona: Diputación Provincial de Barcelona.

Aquilué, X., Castanyer, P., Santos, M. y Tremoleda, Q. (2002) “Nuevos datos acerca del hábitat arcaico de la Palaia Polis de Emporion”, Pallas, 58, pp. 301-327.

Aquilué, X., Castanyer, P., Santos, M. y Tremoleda, Q. (2012) “El paisatge funerari en el territori d’Empúries, entre el bronze final i la primera edat del ferro”, en Rovira, N., López-Cachero, F. J. y Maziere, F. (eds.) Les necròpolis d’incineració entre l’Ebre i el Tíber (segles IX-VI a.C.). Barcelona: Museu d’Arqueologia de Catalunya, pp. 75-90.

Asensio, D. (2015) “El poblament rural en les comunitats ibèriques del nord-est de la Península Ibèrica entre els segles VI i III aC.”, Documents d’Archéologie Méridionale, 36 (2013), pp. 321-37.

Asensio, D. (2002) “Àmfores importades, comerç i economia entre els pobles ibèrics de la costa catalana (segles VI-II aC): un exercici de quantificació aplicada”, Revista d’Arqueologia de Ponent, 11-12, pp. 67-86.

Asensio, D. y Pons, E. (2015) “Características, evolución y particularidades del poblamiento indígena en el área de colonización griega del Ampurdán”, en Roure, R. (dir.) Contacts et acculturations en Méditerranée occidentale: Hommages à Michel Bats. Aix-en-Provence: Publications du Centre Camille Jullian, pp. 219-227. http://doi.org/10.4000/books.pccj.1768

Belarte, M.C., Canela, J., Morer, J., Cuscó, O., Ocaña, M., Euba, I. y Valenzuela-Lamas, S. (2021) “Rural Settlement in Iron Age Cessetania (Northeastern Iberian Peninsula): Characteristics and Socioeconomic Role”, Journal of Mediterranean Archaeology, 34(2), pp. 225-251. http://doi.org/10.1558/jma.21980

Burch, J., Casas, J. y Castanyer, P. (eds.) (2013) L’Alt Imperi al nord-est del Conventus Tarraconensis : una visió de conjunt. Girona: Universitar de Girona.

Buxó, R. (2004) “El món colonial i l’agricultura: les arqueobotàniques”, en Buxó, R. (coord.) Eines i feines del camp a Catalunya: l’estudi de l’agricultura a través de l’arqueologia. Girona: Museu d’Arqueologia de Catalunya, pp. 70-71.

Casas, J. (2010) “Prensas para la elaboración de aceite en el establecimiento rural ibérico de Saus (Gerona): notas sobre la explotación del campo en el territorio de Emporion”, Archivo Español de Arqueología, 83, pp. 67-84. http://doi.org/10.3989/aespa.083.010.004

Casas, J. (2019) “La casa ibèrica. Estructura, materials i tècnica de construcció”, La Punxa, 57, pp. 50-57.

Casas, J., Nolla, J. y Soler, V. (2010) “Les sitges ibèriques del Camp de l’Ylla (Viladamat, Alt Empordà)”, Cypsela, 18, pp. 223-242.

Casas, J., Nolla, J.M. y Soler, V. (2013) “L’Olivet d’en Pujol (Viladamat, Alt Empordà): anàlisi global d’un jaciment extraordinari”, Annals de l’Institut d’Estudis Gironins, 54, pp. 263-296.

Casas, J. y Soler, V. (2012) “Elements decoratius d’un edifici de la Primera Edat del Ferro a Mas Gusó (Bellcaire d’Empordà)”, Revista d’Arqueologia de Ponent, 22, pp. 119-142

Casas, J. y Soler, V. (2016) Mas Gusó. Evolución de un asentamiento rural en el territorio de Ampurias: Del Neolítico Final a época ibèrica. Oxford: BAR Publishing.

Castanyer, P., Esteba, Q., Pons, E., Santos, M. y Tremoleda, J. (1999) “L’assentament indígena de la primera edat del ferro”, en Aquilué, X. (ed.), Intervencions arqueològiques a Sant Martí d’Empúries (1994-1996). De l’assentament precolonial a l’Empúries actual. Girona: Museu d’Arqueologia de Catalunya, pp. 103-215.

Castanyer, P., Santos, M. y Tremoleda, Q. (2016) “Darreres recerques sobre la gènesi de l’enclavament grec d’Emporion”, Empúries, 56, pp. 55-73. Accesible en https://raco.cat/index.php/Empuries/article/view/327073 (consultado el 27 02 2023).

Castanyer, P., Santos, M., Tremoleda, Q., Sala, R., Ortiz, H., Julià, R., Montaner, J. y Riera, S. (2021) “New information about the Santa Margarida sector in Empúries based on archaeological excavation, geophysical prospection and the sedimentary register”, Journal of Mediterranean Geography, 133, pp. 43-52. http://doi.org/10.4000/mediterranee.13152

Codina, D. y Pullia, M.F. (2019) “Intervenció arqueològica a la necròpolis de Vilanera, L’Escala, Alt Empordà 2016-2017”, Catorzenes jornades d'Arqueologia de les comarques de Girona. Caldes de Malavella: Generalitat de Catalunya, Universitat de Girona, , pp. 89-95

Codina, D., Dehesa, R., Llinàs, J., Merino, J., Montalbán, C. y Vargas, A. (2000) “Prospeccions i excavacions arqueològiques en el sector afectat pel projecte de construcció d’un camp de golf a Vilanera (l’Escala, Alt Empordà)”, V Jornades d‘Arqueologia de les comarques de Girona, pp. 57-59.

Criado, F. (1993) “Límites y posibilidades de la arqueología del paisaje”, SPAL. Prehistoria y Arqueología, 2, pp. 9-55. http://dx.doi.org/10.12795/spal.1993.i2.01

De Haas, T. (2012) “Beyond dots on the map: intensive survey data and the interpretation of small sites and off-site distributions”, Journal of Roman Archaeology, 88, pp. 55-79.

Delgado, A. (2018) “Dinámicas económicas y grupos domésticos en áreas de contacto del suroeste ibérico (siglos X-VIII a. C.): una perspectiva “desde abajo””, en Rodríguez, I. y Duque, D.N. (eds.) Más allá de las casas familias, linajes y comunidades en la protohistoria peninsular. Cáceres: Universidad de Extremadura, pp. 141-170.

Delgado, A., Ferrer, M., Sala, R., Rodríguez, P., Ortiz-Quintana, H., Rivera-Hernández, A., Marín Muñoz, L., Calvo, J. y González, M. (2020a) “Intervencions arqueològiques a la Muntanya Rodona i el Camp dels Pilans (l’Escala, Alt Empordà)”, Quinzenes jornades d'Arqueologia de les comarques de Girona. Girona: Documenta Universitaria, , pp. 93-97.

Delgado, A., Ferrer, M., Santos, M. (2020b) “¿Dualidad étnica o heterogeneidad social? Equipos cerámicos y prácticas cotidianas en la Neápolis de Emporion, c. 425-375 a.C.”, Zephyrus, 85, pp. 79-108. http://doi.org/10.14201/zephyrus20208579108

Dietler, M. (2010) Archaeologies of Colonialism. Consumption, Entanglement, and Violence in Ancient Mediterranean France. Berkeley, Los Angeles, London: University of California Press.

Domínguez, A.J. (1987) “La función económica de la ciudad griega de Emporion”, en Padró, J. (ed.) Protohistòria catalana: 6è Col·loqui Internacional d’Arqueologia de Puigcerdà, 7-9 de desembre 1984. Puigcerdà: Cymys per a l’Institut d’Estudis Ceretans, pp. 193-199.

Ejarque, A., Julià, R., Castanyer, P., Orengo, H.A., Palet, J.M. y Riera, S. (2022) “Landscape footprints of peopling and colonisation from the Late Bronze Age to Antiquity in the coastal hinterland of Emporion-Emporiae, NE Iberia”, The Holocene, 32(4), pp. 280-296. http://doi.org/10.1177/09596836211066597

Gailledrat, E. (2021) “From household to cities: habitats and societies in southern France during the Early Iron Age”, en Gleba, M., Marín-Aguilera, B. y Dimova, B. (eds.) Making cities. Economies of production and urbanization in Mediterranean Europe, 1000-500 BC. Cambridge: McDonald Institute for Archaeological Research, pp. 345-365. http://doi.org/10.17863/CAM.76133

González, M. (2020) “Food Storage among the Iberians of the Late Iron Age Northwest Mediterranean (ca. 225–50 BC)”, Journal of Mediterranean Archaeology, 32(2), pp. 149-172. http://doi.org/10.1558/jma.40578

González, M. (2022) “Producción y almacenaje de cereales en el noreste peninsular en época ibérica: algunos aspectos metodológicos y problemas de interpretación”, Archivo Español de Arqueología, 95, e18. http://doi.org/10.3989/aespa.095.022.18

Gracia, F. (1995) “Producción y comercio de cereal en el N.E. de la península ibérica entre los siglos VI-II A.C.”, Pyrenae, 26, pp. 91-113.

Grau, I. (2002) La organización del territorio en el área central de la Contestania Ibérica. Alicante: Publicaciones de la Universidad de Alicante.

Grau, I. (2014) “The Iron Age landscape of Alcoi Valley, eastern Iberia: agricultural intensification and sociopolitical dynamics”, Journal of Field Archaeology, 39: 124-33. http://doi.org/10.1179/0093469014Z.00000000078

Grau, I. (2016) “Forging communities: coalitions, identity symbols and ritual practices in Iron Age Eastern Iberia”, World Archaeology, 48, pp. 110-124. http://doi.org/10.1080/00438243.2015.1086671

Grau, I. (2017) “Tecnologies geoespacials aplicades a l’arqueologia del paisatge”, en Frías, C., Castillejo, C. y López Mira, J.A. (eds.), Nuevas tecnologías aplicades a la Gestión Turística del Patrimonio Arqueológico. Alicante: Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi, pp. 128-139.

Grau, I. y Sarabia-Bautista, J. (2022) “Multiscaled Archaeological Survey in Eastern Iberia: Ancient Settlement Dynamics, Agrarian Practices, and Rural Landscapes”, Journal of Field Archaeology, 47(7), pp. 471-485. http://doi.org/10.1080/00934690.2022.2099614

Hamerow, H.F. (1991) “Settlement mobility and the ‘Middle Saxon Shift’: rural settlements and settlement patterns in Anglo-Saxon England”, Anglo-Saxon England, 20, pp. 1-17.

Hamerow, H.F. (2012) Rural settlements and society in Anglo-Saxon England. Oxford: Oxford University Press. http://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780199203253.001.0001

Herbich, I. y Dietler, M. (2009) “Domestic Space, Social Life and Settlement Biography: Theoretical: Reflections from the Ethnography of a Rural African Landscape”, en Belarte, M.C. (ed.) L’espai domèstic i l’organització de la societat a la protohistòria de la Mediterrània occidental (1er mil·leni aC): actes de la IV Reunió Internacional d’Arqueologia de Calafell. Barcelona: Universitat de Barcelona; Tarragona: Institut Català d’Arqueologia Clàssica, pp. 11-23.

Kearns, C. y Georgiadou, A. (2021) “Rural Complexities: Comparative Investigations at Small Iron Age Sites in South-Central Cyprus”, Journal of Field Archaeology , 46(7), pp. 461-479. http://doi.org/10.1080/00934690.2021.1928426

Kistler, E. (2020) “The Late Archaic House at Monte Iato: Greek-style Architecture, Ritual Abandonment and Politics of Indigeneity in Western Sicily (500–460/50 BC)”, Ancient West & East, 19, pp. 43-78. http://doi.org/10.2143/AWE.19.0.3288558

Mayoral, V. y Sevillano, L. (2014) “Prospección, paisaje y el “gran cuadro” de la historia agraria: una revisión crítica y algunas propuestas”, Comechingonia. Revista de arqueología, 17(2), pp. 31-56. http://doi.org/10.37603/2250.7728.v17.n2.18190

Mazière, F., y Ropiot, V. (eds.) (2015) L’habitat rural dans le sud de la France (VIe-IIIe s. av. J.-C.): actualité de la recherche. Actes de la table-ronde d’Elne (novembre 2013). Lattes: ADAM éditions. http://doi.org/10.4000/dam.2311

Montaner, J., Julià, R., Castanyer, P., Tremoleda, J., Santos, M., Riera, S. y Solà, J. (2014) “El paleopaisatge fluvio-estuari d’Empúries”, Estudis del Baix Empordà, 33, pp. 11-53. Accesible en https://raco.cat/index.php/EBE/article/view/285211 (consultado el 27 02 2023).

Molist, M., Bach, A., Gironès, I., Codina, D., Pullia, F. y Santos, M. (2022) “Noves aportacions del conjunt megalític de Vilanera (l’Escala, Alt Empordà): Estudiant el neolític antic i mitjà a la desembocadura del Ter”, Setzenes jornades d'Arqueologia de les comarques de Girona. Empúries: Generalitat de Catalunya, , pp. 62-65.

Öhlinger, B., Kistler, E., Wimmer, B., Irovec, R., Dauth, T., Weissengruber, G. y Forstenpointner, G. (2019) “Monte Iato: negotiating indigeneity in an archaic contact zone in the interior of western Sicily”, en Booms, D. y Higgs, P.J. (eds.) Sicily: heritage of the world. London: British Museum Research Publications, pp. 7-17.

Palet, J.M., Ejarque, A., Romeu, O., Hector, A., Julià, R., Marco, J., Riera, S., Garcia, A. y Montaner, J. (2014) “Landscape dynamics and territorial organization in the Empordà littoral plain (North-Eastern Catalonia) from the Antiquity to the Medieval period: an integrated landscape analysis”, en Álvarez, J.M., Nogales, T. y Rodà, I. (eds.) Centro y Periferia en el mundo clásico: Actas del XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica. Mérida: Museo Nacional de Arte Romano, pp. 311-315.

Palet, J.M., Garcia, A., Rodrigo, E., Orengo, H.A. y Ortega, M.J. (2021) “Structuration et occupation de la plaine littorale d’Empúries dans l’Antiquité: espaces agraires et réseaux centuriés”, Méditerranée: Journal of Mediterranean Geography, 133, pp. 27-41. http://doi.org/10.4000/mediterranee.13085

Parcero, C. y Fábrega, P. (2006) “Diseño metodológico para el análisis locacional de asentamientos a través de un SIG de base ‘raster’”, en Grau, I. (ed.) La aplicación de los SIG en la Arqueologia del paisaje. Alicante: Publicaciones Universidad de Alicante, pp. 69-89.

Piñero, D. (1978) “Un túmulo funerario en l’Escala”, Butlletí de l’Associació Arqueològica de Girona, 1, pp. 10-12.

Piñero, D., Bofarull, B. y Garriga, P. (1983) “Introducció a l’estudi del mapa arqueològic del terme d’Albons”, Estudis del Baix Empordà, 2, pp. 29-40.

Plana-Mallart, R. (1994) La Chora d’Emporion. Paysage et structures agraires dans le Nord-Est catalan à la période pré-romaine. Besançon: Université de Franche-Comté.

Plana-Mallart, R. y Martín, A. (2002) “Le territoire ibérique: structure du peuplement et organisation territoriale, quelques exemples”, en Garcia D. y Verdin, F. (eds.), Territoires celtiques. Espaces ethniques et territoires des agglomérations protohistoriques d’Europe occidentale: actes du XXIVe colloque international de l’AFEAF. Paris: Errance, pp. 18-29.

Plana-Mallart, R. y Martín, A. (2012) “El paisatge periurbà de l’oppidum d’Ullastret: una nova imatge de la morfologia i del funcionament d’una ciutat ibèrica”, en Belarte, M.C. y Plana-Mallart, R. (eds.), El paisatge periurbà a la Mediterrània occidental durant la protohistòria i l’antiguitat. Tarragona: ICAC, pp. 123-148.

Pons, E. (1976-1978) “Un grup diferenciat de Camps d’urnes”, en Els Pobles Prerromans del Pirineu, 2n Col·loqui de Puigcerdà. Puigcerdà: Publicacions de l’Institut d’Estudis Ceretans, pp. 57-68.

Pons, E. (1996) “Última etapa de l’edat del bronze a l’Empordà (850-700 aC): una relació del grup empordanès amb la població mailhaciana. Estat de la qüestió”, Annals de l’Institut d’Estudis Gironins, 36, pp. 235-258.

Pons, E., Asensio, D., Fuertes, M. y Bouso, M. (2010) ”El yacimiento del Mas Castellar de Pontós (Alt Empordà, Girona): un núcleo indígena en la órbita de la colonia focea de Emporion”, en Tréziny, H. (ed.) Grecs et indigènes de la Catalogne à la mer Noire. Aix-en-Provence: Éditions Errance, pp. 105-118. http://doi.org/10.4000/books.pccj.152

Ropiot, V., Berranger, M., Gaillard, C., Newman, C., Schaal, C., Fluzin, P., y Lagarde-Ramora, C. (2011) “Un établissement rural à vocation agricole et métallurgique de la fin du premier âge du Fer à Carcassonne (Aude): Le site de Christol”, Gallia, 68 (2), pp. 47-82. Accesible en https://hal-univ-tlse2.archives-ouvertes.fr/hal-01953615 (consultado el 26 02 2023).

Roppa, A. y Van Dommelen, P. (2012) “Rural settlement and land-use in Punic and Roman Republican Sardinia”, Journal of Roman Archaeology, 25, pp. 49-68. http://doi.org/10.1017/S1047759400001136

Ruiz de Arbulo, J. (1992) “Emporion. Ciudad y territorio (s. VI-I aC). Algunas reflexiones preliminares”, Revista d’Arqueologia de Ponent, 2, pp. 59-74.

Sanmartí, E. (1993) “Els ibers a Emporion (segles VI-IlI a.C.)”, Laietania, 8, pp. 85-103.

Sanmartí, J. (2004) “From local groups to early states: the development of complexity in protohistoric Catalonia”, Pyrenae, 35(1), pp. 7-42. Accesible en: http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/24181/1/523597.pdf (consultado el 26 02 2023).

Sanmartí, J. (2009) “Colonial Relations and Social Change in Iberia (Seventh to Third Centuries BC)”, en Dietler, M. y López-Ruiz, C. (eds.), Colonial encounters in ancient Iberia: Phoenician, Greek and indigenous. Chicago, London: The University of Chicago Press, pp. 49-88. https://doi.org/10.7208/chicago/9780226148489.003.0002

Sanmartí, J., Asensio, D. y Jornet, R. (2021) “Urbanization and early state formation: elite control over manufacture in Iberia (seventh to third century BC)”, en Gleba, M., Marín-Aguilera, B. y Dimova, B. (eds.), Making cities: economies of production and urbanization in Mediterranean Europe, 1000-500 B.C. Cambridge: McDonald Institute for Archaeological Research, pp. 367-384. http://doi.org/10.17863/CAM.76133

Santiago, R.A. (1994) “El texto de Estrabón en torno a Emporion a la luz de los nuevos descubrimientos arqueológicos y epigráficos”, Emerita, 62, pp. 61-74.

Smith, A.T. (2003) The political landscape: Constellations of authority in early complex polities. Los Angeles: University of California Press.

Soler, V y Casas, J. (2020) “L’assentament rural ibèric de Les Cabanes (Vilaür, Alt Empordà)”, Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos, 51, pp. 195-220. Accesible en https://raco.cat/index.php/AnnalsEmpordanesos/article/view/377484 (consultado el 26 02 2023).

Van Dommelen, P. y Gómez Bellard, C. (eds.) (2008) Rural landscapes of the Punic world. Londres: Equinox.

Van Leusen, M., Pizziolo, G. y Sarti, L. (eds.) (2011) Hidden Landscapes of Mediterranean Europe. Cultural and methodological biases in pre- and protohistoric landscape studies. Oxford: Archaeopress.

Van Valkenburgh, P. y Osborne, J. F. (2013) “Home Turf: Archaeology, Territoriality, and Politics”, Archaeological Papers of the American Anthropological Association, 22, pp. 1-27. http://doi.org/10.1111/apaa.12000