Cueva de la Dehesilla: nuevos datos estratigráficos, materiales y radiocarbónicos (corte c006) y revisión de su secuencia neolítica

Dehesilla Cave: new stratigraphical data, materials and radiocarbon dates (area C006) and an update of its Neolithic sequence

Daniel García Rivero

Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla. Dirección postal profesional: C/ Doña María de Padilla, s/n, 41004, Sevilla

garciarivero@us.es 0000-0002-6112-3181 K-1845-2014

(Responsable de correspondencia)

María Barrera Cruz

Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua, Universidad de Valencia. Avda. Blasco Ibáñez, 28. 46010, Valencia

bacruzma@uv.es 0000-0003-4928-5070 AFP-1357-2022

Manuel J. Díaz Rodríguez

Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla. C/ Doña María de Padilla, s/n, 41004, Sevilla

mdrodriguez@us.es 0000-0002-2036-0869 AFO-8733-2022

Juan C. Vera Rodríguez

Departamento de Historia, Geografía y Antropología, Facultad de Humanidades, Universidad de Huelva. Avda. de las Fuerzas Armadas, s/n, 21071, Huelva

juan.vera@dhis1.uhu.es 0000-0002-5989-2694 I-1703-2015

Ruth Taylor

Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla. C/ Doña María de Padilla, s/n, 41004, Sevilla

ruth.taylor@hotmail.com 0000-0003-1565-4915 AFO-2039-2022

Resumen Este artículo presenta los datos procedentes de un nuevo corte –denominado C006- realizado durante 2017 en Cueva de la Dehesilla. Por vez primera, se excava una de las salas más internas de la cavidad -sala 4-. El área intervenida muestra una secuencia estratigráfica datada desde el Neolítico Antiguo hasta el Neolítico Final, y cubierta por una gruesa colada calcárea. Concretamente, se presentan los datos estratigráficos, materiales –cerámicos y líticos- y radiocarbónicos. Posteriormente, se realiza una comparación sistemática entre estos datos y los previamente conocidos en el corte C003, ubicado cerca de la entrada de la cavidad. Esta aproximación permite detectar diversos patrones empíricos subyacentes al registro material, y explorar cuestiones tanto cronoculturales como también relacionadas con las actividades y usos diferenciales contextuales en ambas salas de la cueva.

Palabras clave Neolítico, península ibérica, Estratigrafía, Cultura material, Radiocarbono, Periodización, Funcionalidad.

Abstract This article presents the data from a new excavation area -called C006- opened in 2017 inside the Dehesilla Cave. For the first time, one of the innermost chambers of the cave -Room 4- is excavated. The area shows a stratigraphical sequence dating from the Early to the Late Neolithic, and covered by a thick sheet of carbonate flowstone. This paper presents the stratigraphic data, the ceramic and lithic materials and radiocarbon dates. It also puts forward a systematic comparison between the new data and that previously known from C003, an excavation area located near the entrance to the cavity. This approach enables us to identify several different empirical patterns underlying the material record, and to explore both chronocultural and contextual questions surrounding the differential activities and uses of the two areas of the cave.

Keywords Neolithic, Iberian Peninsula, Stratigraphy, Material culture, Radiocarbon, Periodization, Functionality.

Fecha recepción: 03/06/2021 Fecha aceptación: 06/09/2021

García Rivero, D., Barrera Cruz, M., Díaz Rodríguez, M. J., Vera Rodríguez, J. C. y Taylor, R. (2022): “Cueva de la Dehesilla: nuevos datos estratigráficos, materiales y radiocarbónicos (corte c006) y revisión de su secuencia neolítica”, Spal, 31.1, pp. 57-91. https://dx.doi.org/10.12795/spal.2022.i31.03

Sumario

1. Introducción

2. Métodos

3. Resultados: nuevos datos – el corte C006

3.1. Secuencia estratigráfica

3.2. Conjunto cerámico

3.3. Conjunto lítico

3.4. Dataciones radiocarbónicas

4. Discusión: comparativa sistemática entre los cortes C003 y C006

4.1. Conjuntos cerámicos

4.2. Conjuntos líticos

5. Conclusiones

Financiación y agradecimientos

BIBLIOGRAFÍA

Contribución a la autoría

ANEXO TABLAS

Lista de figuras

Figura 1. Localización de Cueva de la Dehesilla. (Mapa base: Instituto de Estadística y Cartografía. Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad. Junta de Andalucía. [Último acceso: 22 Marzo 2020]. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia).

Figura 2. Sección (superior) y planta (inferior) de la cavidad con la ubicación de los cortes –e indicación de los años de sus correspondientes campañas- llevados a cabo en Cueva de la Dehesilla. (En azul se muestra el corte C006, en el cual se emplazan a su vez los dos depósitos rituales Locus 1 y 2).

Figura 3. Perfil E del corte C006.

Figura 4. Matriz estratigráfica del corte C006.

Figura 5. Planimetrías de las distintas fases estratigráficas documentadas en el corte C006. (a) Segunda fase estratigráfica, datada en el Neolítico Antiguo B; (b) Tercera fase estratigráfica y Locus 1, correspondientes al Neolítico Antiguo B; (c) Cuarta fase estratigráfica y Locus 2, datados en el Neolítico Medio A; y (d) Planimetría fusionada de la Quinta y Sexta fases estratigráficas, correspondientes al Neolítico Medio B y Neolítico Final, respectivamente.

Figura 6. Porcentajes relativos de las distintas técnicas decorativas según los distintos periodos del corte C006.

Figura 7. (a) Selección de materiales cerámicos correspondiente al Neolítico Antiguo B; y (b) Selección de materiales cerámicos procedentes de los estratos datados en el Neolítico Medio A.

Figura 8. (a) Selección de materiales cerámicos del Neolítico Medio B; y (b) Selección de materiales cerámicos adscritos al Neolítico Final.

Figura 9. Selección de materiales líticos del Neolítico Antiguo B (nº 1-9) y del Neolítico Medio A (nº 10-19).

Figura 10. Selección de materiales líticos adscritos al Neolítico Medio B (nº 1-13) y al Neolítico Final (nº 16-25) (Las piezas nº 14 y 15 pertenecen a la interface de contacto entre ambas fases).

Figura 11. A) Gráfico obtenido del análisis de componentes principales (PCA) realizado sobre los conjuntos cerámicos totales de los cortes C003 y C006; y B) Dendrograma del análisis clúster con los conjuntos cerámicos totales de los dos cortes.

Figura 12. A) Gráfico obtenido del análisis de componentes principales (PCA) realizado sobre el conjunto cerámico del corte C003 y la muestra sin residuos del corte C006; y B) Dendrograma del análisis clúster con el conjunto cerámico del corte C003 y la muestra sin residuos del corte C006.

Figura 13. Gráfico de barras con los porcentajes relativos de las distintas técnicas decorativas cerámicas según los distintos periodos y cortes.

Figura 14. Gráfico de barras con las frecuencias de los distintos tipos líticos según los dos periodos y cortes.

Figura 15. Gráfico de cajas comparativo para las medidas del ancho de láminas según ambos periodos y cortes.

1. Introducción ^ 

Cueva de la Dehesilla, ubicada en las estribaciones occidentales del Sistema Subbético (fig. 1), en un emplazamiento casi equidistante del Mar Mediterráneo, Océano Atlántico y Valle del Guadalquivir, constituye un sitio arqueológico de gran relevancia para el conocimiento de las poblaciones neolíticas en el sur de la península ibérica. Tras unas primeras exploraciones espeleológicas a principio de la década de 1970 (Viñas, 1970; 1971), en 1977 y 1981 se produjeron las primeras excavaciones arqueológicas, que documentaron una amplia secuencia neolítica (Acosta y Pellicer, 1990).

Figura 1. Localización de Cueva de la Dehesilla. (Mapa base: Instituto de Estadística y Cartografía. Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad. Junta de Andalucía. [Último acceso: 22 Marzo 2020]. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia). ^ 

En 2015 se retomaron las actividades arqueológicas en el marco del proyecto “Cueva de la Dehesilla: estudio arqueológico y paleoambiental para el conocimiento de la ocupación prehistórica en la Sierra de Cádiz”. Se realizó una reconstrucción topográfica tridimensional de la cavidad y se iniciaron los estudios geomorfológicos. Durante agosto y septiembre de 2016 se desarrolló la primera excavación del nuevo proyecto, que constituyó la ejecución de dos cortes en la terraza exterior frente a la boca de la cueva y un sondeo en su interior. Los dos primeros, denominados cortes C001 y C002, permitieron saber que dicha terraza externa fue construida en época andalusí (García Rivero et al., 2018a; Taylor et al., 2018), sin que tuviera carácter geológico natural ni ocupación prehistórica.

El sondeo interior, denominado C003, documentó una potente secuencia neolítica de casi 3 m de profundidad que permitió la revisión de las estratigrafías antiguas y una propuesta de periodización actualizada (García Rivero et al., 2018b). El análisis conjunto de los registros palinológicos, carpológicos y zoológicos supuso un primer avance sólido sobre el conocimiento de los patrones ecológicos y el uso de los recursos naturales por parte de las poblaciones humanas a lo largo de la secuencia neolítica (García Rivero et al., 2019). Los datos indicaron un entorno silvestre caracterizado esencialmente por bosques de encinas y acebuches, sobre el cual el impacto de las actividades agropastoriles de las nuevas poblaciones humanas -el cultivo de cereales y la ganadería de cabañas ovinas y caprinas, principalmente- se mostrarían claramente a partir de la mitad del V milenio cal BC.

Los materiales arqueológicos y las fechas radiocarbónicas de C003 llevaron a definir diversos periodos neolíticos (cf. García Rivero et al., 2018b). Las dos fases más antiguas de la secuencia estratigráfica arrojaron fechas radiocarbónicas similares, con un rango común máximo de 5616-5490 cal BC (95% 2σ), pero son diferenciables por sus materiales. La inferior destaca por la existencia exclusiva de cerámicas con matrices y motivos impresos diversos, de posible afiliación a la ceramica impressa ligur, mientras que la superpuesta no cuenta con éstas, sino con las cerámicas típicas de Neolítico Antiguo andaluz, es decir, a la almagra, impresas comunes y aplicaciones plásticas (Taylor y García Rivero, 2021). A estas dos fases se le denominaron respectivamente Neolítico Antiguo A y Neolítico Antiguo B. Encima se halló una fase caracterizada materialmente por un gran conjunto de cerámicas incisas en seco –llamadas grabadas en las excavaciones antiguas-, con motivos y composiciones decorativas peculiares, cuya fecha radiocarbónica arrojó la cifra 4728-4549 cal BC. A esta fase se denominó Neolítico Medio A. Posteriormente, se registró una fase caracterizada fundamentalmente por cerámicas incisas comunes e impresas, de la que no se obtuvo datación radiocarbónica, que se denominó Neolítico Medio B. Finalmente, se documentó una fase neolítica superior con escasas cerámicas decoradas, incisas e impresas, pero con predominio de formas abiertas. Una única datación radiocarbónica arrojó la cifra 4241-4042 cal BC. Esta fase más reciente, de difícil asignación, se refirió entonces provisionalmente como Neolítico Medio B – Neolítico Final.

En 2017 se ha llevado a cabo la excavación de un nuevo corte, denominado C006, objeto principal del presente trabajo. Se ubica en una sala más profunda de la cavidad respecto del corte C003 (fig. 2), concretamente en la sala 4. La ubicación y delimitación del corte ha venido dada por un área donde la colada superficial se encontraba rota y ausente, de forma que la intervención ha supuesto la mínima agresión posible. Por ello, la forma del corte es irregular, correspondiéndose exactamente con la línea de ruptura de la colada. Se trata de un área de aproximadamente 5 m2, de 5 m (N-S) de longitud a lo largo de la pared O de la sala, y 1 m de ancho (E-O). Los estratos removidos por las afecciones contemporáneas (antrópicas y animales) son solamente los superiores, situados justamente debajo de dicha colada, permaneciendo intacto el grueso de la secuencia, que alcanza 1,5 m de profundidad, y queda representada por todos los periodos específicos desde el Neolítico Antiguo B hasta el Neolítico Final.

Figura 2. Sección (superior) y planta (inferior) de la cavidad con la ubicación de los cortes –e indicación de los años de sus correspondientes campañas- llevados a cabo en Cueva de la Dehesilla. (En azul se muestra el corte C006, en el cual se emplazan a su vez los dos depósitos rituales Locus 1 y 2). ^ 

Los objetivos de este trabajo son, en primer lugar, dar a conocer los datos aportados por la secuencia del corte C006, en sus vertientes estratigráfica, material –cerámica y lítica- y radiocarbónica, para todos sus periodos arqueológicos. En segundo lugar, en el marco de una aproximación con vocación objetiva, acumulativa y progresiva del conocimiento, se realiza una comparación sistemática –explícita y cuantitativa- entre los resultados obtenidos desde este corte C006 y los anteriormente conocidos desde C003, ambos con secuencias neolíticas equiparables. Este ejercicio permite dilucidar las implicaciones de los datos más recientes en el seno del conocimiento previo, y por tanto una valoración y actualización del registro y las poblaciones neolíticas del sitio. Más concretamente, permite comparar los patrones empíricos de ambos cortes, explorando cuáles son convergentes y cuáles disímiles. Mientras que los primeros pueden expresar patrones empíricos consistentes que desvelan pautas conductuales de individuos y poblaciones a lo largo del tiempo, los segundos pueden encerrar diversos escenarios explicativos. Entre ellos, las diferencias significativas entre unidades equiparables de ambos cortes –digamos periodos- podrían indicar inestabilidad o sesgo empírico en el registro de algún corte, o reflejar pautas funcionales distintas que subyacen a cada sala de la cavidad. Por tanto, esta aproximación permite descubrir tradiciones culturales de las poblaciones, así como funciones propias de cada espacio de la cueva.

2. Métodos ^ 

La excavación arqueológica ha atendido cuidadosa y detenidamente a la definición de las interfaces de las unidades estratigráficas (Harris, 1991). Se ha logrado diseccionar y determinar claramente la secuencia estratigráfica y todas las relaciones microcontextuales. Todos los materiales y muestras arqueológicas han quedado debidamente registrados en sus correspondientes unidades estratigráficas, y en los casos puntuales donde no existía garantía absoluta sobre la correspondencia a una unidad concreta se han etiquetado y considerados como pertenecientes a las interfaces entre las unidades correspondientes. Esta decisión permite adscribir estos elementos al mayor nivel de precisión posible sin comprometer la garantía y rigurosidad del registro. La documentación topográfica de los elementos arqueológicos se ha hecho a través de estaciones totales y ordenadores portátiles con el software EDM Mobile (http://www.oldstoneage.com/software/edm-mobile.shtml). Último acceso: 22 de marzo de 2020. La información se ha almacenado en una base de datos exportable a softwares de gestión de datos, que permiten generar los gráficos espaciales deseados. De todas las unidades estratigráficas se ha flotado mediante agua el 20% del sedimento, y el resto se ha cribado mecánicamente, a excepción de las muestras reservadas para diversas analíticas.

La descripción y análisis del conjunto cerámico ha seguido parámetros establecidos en esta línea de investigación (Shepard, 1956; Sinopoli, 1991; Orton y Hughes, 2014; Rice, 2015; Hunt, 2016), atendiendo especialmente a la información tipológica y decorativa. El material cerámico de cada estrato se ha pesado y contabilizado en función de distintas categorías (número total, fragmentos con y sin información morfométrica o decorativa, número y porcentajes de cerámica decorada). Las categorías decorativas son: acanalado, aplicación plástica, engobe a la almagra, excisión, impresión –simple, peine y/o concha dentada-, incisión e incisión en seco/grabado. Las cuantificaciones absolutas y porcentuales hacen referencia al número de fragmentos, y no a una estimación del número de recipientes, aunque sí se han tratado unitariamente los fragmentos que conectan físicamente. El apartado Resultados aporta dibujos y fotos de una selección apropiadamente representativa, en términos morfométricos y decorativos, de la diversidad del conjunto de cada estrato.

En la comparación sistemática entre periodos equivalentes de ambos cortes llevada a cabo en el apartado Discusión, se han contemplado tanto las distintas técnicas decorativas como el conjunto de cerámicas lisas, considerando la posibilidad de que los fragmentos no decorados pudieran asociarse de manera significativa a algún conjunto y periodo. La cuantificación de cerámica a la almagra no ha considerado los fragmentos amorfos que únicamente presentan tal tratamiento sin ninguna otra de las técnicas que habitualmente se le asocian, con objeto de evitar la sobrerrepresentación de este género decorativo frente a otros. Además, como veremos, la naturaleza de arrastre y acopio de algunos de los estratos –depositados tras la acción de erosión y arrastre de sedimentos más antiguos desde áreas y cotas superiores- provoca que puntualmente alberguen materiales residuales de periodos más antiguos. La aproximación sistemática, en cuanto al corte C006 se refiere, se ha llevado a cabo con dos muestras cerámicas, una con la totalidad de fragmentos y otra que omite tales registros residuales.

El conjunto lítico se ha analizado atendiendo a dos grandes apartados: lítica tallada y piedra pulimentada. El estudio de las técnicas de talla lítica se ha basado en la tipología analítica de Laplace (1966) en lo referente al retoque y a determinadas técnicas de extracción, completando la definición de determinados atributos técnicos mediante la metodología de Bernaldo-Quirós et al. (1981). La tipometría del material ha sido establecida siguiendo la propuesta de Bagolini (1968). Con carácter general, la lítica se ha clasificado en material retocado o material sin retocar. El primer apartado comprende los útiles, hojas y lascas retocadas, mientras el segundo se compone de hojas y lascas sin retocar, núcleos, esquirlas o restos de talla informes y productos de acondicionamiento, así como de chunks. La definición de ciertos aspectos morfológicos, tales como el tipo de retoque, se ha realizado mediante observación con lupa binocular (x20). El análisis tecnotipológico se ha completado metodológicamente considerando las principales síntesis y propuestas de léxico elaboradas para las zonas occidental (Carvalho, 1998; Carvalho y Gibaja, 2005) meridional (Martínez y Afonso, 2008) y oriental (Juan-Cabanilles, 2008) de la península ibérica.

La comparación sistemática de los conjuntos líticos se limita a los periodos Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A, y no se consideran los periodos Neolítico Medio B y Neolítico Final. El primero de estos dos últimos periodos se descarta porque presenta conjuntos cuantitativamente muy dispares entre ambos cortes –10 piezas en el C003 y 180 en el C006-. Esta diferencia impide la aplicación de pruebas de contraste estadístico, aunque supone en cualquier caso un dato relevante en sí mismo. El último caso porque el corte C003 no tiene claramente definido el periodo Neolítico Final (García Rivero et al., 2018b, p. 131). Las pruebas de significación estadística se implementan sólo en la industria lítica tallada, porque la pulimentada cuenta igualmente con grandes diferencias entre los tamaños muestrales de ambos cortes. La información métrica se ha considerado sólo en el conjunto laminar, el tipo de utensilio con creces más abundante. Dada la elevada fragmentación longitudinal del conjunto disponible, el rasgo considerado es el ancho máximo de las piezas, asumiendo una correlación positiva entre éste y la longitud.

Los métodos utilizados en la comparativa sistemática permiten determinar las similitudes y diferencias entre los conjuntos –cerámicos y líticos- de las unidades temporales comunes a ambos cortes: Neolítico Antiguo B, Neolítico Medio A y Neolítico Medio B. Se han usado tanto métodos exploratorios de ordenación como métodos inferenciales de contraste. Entre los primeros, se utiliza el análisis de componentes principales (PCA), una técnica de ordenación descriptiva multivariante basada en la distancia dada por tablas de contingencia, en nuestro caso, con las frecuencias de las distintas técnicas decorativas cerámicas de cada periodo y corte. A la tabla de contingencia se le ha realizado una transformación logarítmica para ponderar las posibles diferencias de volumen entre los conjuntos. Esta misma tabla con información decorativa se ha implementado igualmente en un análisis clúster. Este segundo método opera también con la distancia entre especímenes, pero agrupándolos jerárquicamente. El nivel de ajuste entre la matriz de distancia y el clúster resultante se expresa mediante el valor cophenetic correlation (Kindt y Coe, 2005, p. 145). Ambos métodos han implementado 1000 permutaciones, con la medida de distancia Bray-Curtis, que calcula la matriz de distancias sin considerar las dobles ausencias como determinantes.

Los segundos métodos –los inferenciales de contraste- permiten rebajar el nivel de incertidumbre de las observaciones y determinar el nivel de similitud y homogeneidad entre conjuntos mediante intervalos de significación estadística. Se han implementado sobre las técnicas decorativas cerámicas, así como sobre la relación entre lítica tallada y pulimentada, sobre la diversidad tipológica de la lítica tallada y también sobre datos métricos de las láminas. Los métodos de contraste utilizados varían en función de la naturaleza de las variables observadas y del tamaño muestral. Se ha utilizado la prueba T de Student o t.test para variables continuas o de escala con distribución normal. Este último requisito se explora mediante el test de Shapiro-Wilk, mientras la homoscedasticidad se contrasta con la prueba F de Fisher. En síntesis, la prueba T de Student o t.test permite comprobar, a partir de la media, si dos muestras pertenecen (H0) o no (H1) a una misma población. En los conjuntos que no cumplen los requisitos paramétricos, se utilizan pruebas no paramétricas. Concretamente, las pruebas W de Wilcoxon o test de Fisher, que comparan el rango medio de dos muestras relacionadas para determinar si existen diferencias significativas o no entre sí, así como la prueba Chi Cuadrado de Pearson (X2), útil para explorar la independencia entre variables. Todos los análisis han sido ejecutados mediante el software RStudio 3.6.2. y sus paquetes Vegan y Biodiversity.

3. Resultados: nuevos datos – el corte C006 ^ 

3.1. Secuencia estratigráfica ^ 

El corte C006 presenta una secuencia estratigráfica con potentes estratos. La mayoría de ellos materializa eventos de arrastre y depósito en forma de bloques pétreos y sedimentos procedentes desde la adyacente y más alta sala 2, o incluso posiblemente desde techo, a través de galerías, por infiltración desde las cotas superiores del macizo. Por ello, estos estratos muestran pendientes descendientes de S a N, es decir, desde la entrada al interior de la cueva, que conforman una especie de cuña o talud que alcanza aproximadamente la mitad meridional de la sala 4, hoy sellada respecto a la sala 2. No obstante, algunos estratos muestran una naturaleza distinta, documentándose incluso algunos depósitos más o menos puntuales claramente antrópicos.

Se ha registrado una serie de estratos y fases sedimentarias que, según los materiales arqueológicos, corresponden a diversos periodos neolíticos (figs. 3 y 4). La Primera fase es de época pleistocénica y se refiere a la conformación geomorfológica de la propia cavidad, concretamente al suelo y a la pared a la que se adosan la mayoría de los estratos documentados.

Figura 3. Perfil E del corte C006. ^ 

Figura 4. Matriz estratigráfica del corte C006. ^ 

El periodo Neolítico Antiguo engloba la Segunda y Tercera fases estratigráficas. La Segunda fase se corresponde con los primeros depósitos térreos (estratos 13 y 12) (fig. 5a). El estrato basal –unidad 13- contiene una alta presencia de materia orgánica, fundamentalmente numerosos fragmentos de carbón y algunos restos de fauna, aunque escasa cerámica. Sus características sedimentológicas y el hallazgo de estos materiales cerámicos y orgánicos confieren cierto carácter antrópico al estrato, si bien no pueden descartarse arrastres de otras áreas superiores de la cavidad. Igual ocurre con el estrato superior –unidad 12-, en parte superpuesto también al propio suelo calcáreo de la sala, que además muestra parcialmente una tonalidad rojiza típica de la denominada terra rossa. La Tercera fase está compuesta por dos potentes estratos –unidades 11 y 8-, así como por el depósito antrópico Locus 1 (fig. 5b). La naturaleza geológica de aquéllos se debe a que ambos se corresponden con estratos frutos del desplome y arrastre de numerosos bloques calcáreos y del arrastre de abundante sedimento seguramente de la sala 2. Ambos estratos contienen grandes volúmenes de bloques, especialmente la unidad 8, donde además éstos son de mayores dimensiones, alcanzando 0,7 m de longitud. Es posible que algunos de éstos se deban al desplome de partes del techo o pared de la sala, porque muestran aristas vivas, angulosas, no desgastadas.

Figura 5. Planimetrías de las distintas fases estratigráficas documentadas en el corte C006. (a) Segunda fase estratigráfica, datada en el Neolítico Antiguo B; (b) Tercera fase estratigráfica y Locus 1, correspondientes al Neolítico Antiguo B; (c) Cuarta fase estratigráfica y Locus 2, datados en el Neolítico Medio A; y (d) Planimetría fusionada de la Quinta y Sexta fases estratigráficas, correspondientes al Neolítico Medio B y Neolítico Final, respectivamente. ^ 

Durante el proceso de formación sedimentológica de la unidad 8 se llevó a cabo el depósito antrópico Locus 1 (García Rivero et al., 2021), que se encuentra en el interior de aquélla, aunque relativamente próximo a su interfaz superior. El depósito se ubica cerca de la pared de la cueva, y consiste en un recipiente cerámico, tipo botella, que está de pie y rodeado de piedras pequeñas. La vasija está vacía, sin sedimento, pero su pared interna contiene una costra de color blanco. La boca del recipiente está cubierta por parte de una bóveda craneal humana, y se encuentran otros restos osteológicos entre aquellas piedras. Finalmente, la deposición se cubrió con un bloque de mayores dimensiones, que reposa sobre otras piedras de tamaños ligeramente inferiores dispuestas a tal efecto en torno a la parte superior de la vasija. Esta deposición antrópica tal vez se realizase parcialmente mediante la excavación de una pequeña negativa, imperceptible en el sedimento hallado entre las piedras pequeñas, sobre la que se situaría el recipiente, la bóveda craneal y la cubierta.

El periodo Neolítico Medio A se corresponde con la Cuarta fase estratigráfica. Engloba una serie de unidades sobre la interfaz superior del estrato 8, por tanto, posterior a la conformación íntegra de éste. Se trata de un depósito de carácter antrópico funerario cuyos artefactos y datación radiocarbónica son coherentes con dicho periodo. Las unidades y estructuras arqueológicas son Locus 2, Muro divisorio, Estructura 1 y Hogar 7/9 (fig. 5c). Locus 2 es el núcleo de tal depósito –por eso su nombre se hace extensible a todo el depósito-, y consiste en dos cráneos humanos, sin mandíbulas, y gran parte de un caprino infantil en conexión anatómica (cf. García Rivero et al., 2020). Ambos cráneos se ubican a poca distancia entre sí, en cotas muy similares, dentro de un mismo sedimento arcilloso, y parcialmente cubiertos por un bloque calcáreo de unos 35 cm de longitud. A poca distancia de ellos se ubica el caprino. Al Sur de este depósito, se documenta una alineación de grandes piedras en dirección E-W, perpendicular a la pared de la sala, que constituye un Muro divisorio entre dicho depósito y las dos siguientes unidades. La primera de ellas, adosada por el S al murete, es el hogar UE 7/9, siendo la unidad 7 una capa superior de cenizas y 9 un nivel subyacente de tierra quemada y carbones con evidencias de reverberación o refracción. La otra unidad es la denominada Estructura 1. Se ubica al SW del murete, en la parte central del corte donde la pared constituye una especie de hornacina natural. Se trata de una estructura pétrea, una plataforma conformada por piedras juntas y ubicadas horizontalmente, todas ellas con unas cotas relativamente similares. Muestra una planta con tendencia rectangular. El contorno de dicha plataforma, adosada por su parte occidental a la propia pared de la sala, se puede definir claramente en sus lados N y S, pero no tan fácilmente en su lado E. En su esquina NW, al pie de la pared, se encuentra una piedra hincada verticalmente que destaca en altura sobre las demás, cuya cara que da a la propia estructura presenta dos surcos cruzados, tal vez de carácter geológico. Esta piedra distinta del resto parece una suerte de estela, a modo de indicador de la propia estructura. Las características de todas estas estructuras y unidades, que se encuentran próximamente entre sí a lo largo de apenas la mitad N del corte, conforman un depósito puntual de carácter antrópico relacionado con pautas funerarias de corte ritual, sin que se pueda inferir un uso humano estable, de carácter doméstico, en esta sala.

El periodo Neolítico Medio B se corresponde con la Quinta fase estratigráfica. Está conformada por estratos (6b, 6 y 5) cuyos depósitos se relacionan claramente con eventos de arrastres de piedras, sedimentos y materiales arqueológicos desde seguramente la sala 2. Entre ellos, destaca UE 6, un potente nivel que se extiende por toda el área del corte y que muestra una pendiente descendiente de S a N y levemente de E a W (fig. 5d). Contiene bloques pétreos de mediano y puntualmente de gran tamaño, así como numerosos nódulos calizos de pequeño tamaño. También cuenta con gran cantidad de carbón y de material arqueológico. UE 6b es de características similares a la anterior, aunque está infrapuesta y se limita al tercio S del corte. En cambio, UE 5, que se extiende sólo por el tercio N del corte, muestra unas características distintas a las dos anteriores. Su textura es limosa, y apenas contiene materia orgánica. Tal vez pudo haberse formado como consecuencia de un leve arrastre y deposición en cubeta de limos, sin el arrastre de piedras y apenas de material arqueológico.

Por último, el periodo Neolítico Final queda materializado en la Sexta fase estratigráfica. La unidad 4 se refiere a un hogar realizado sobre la interfaz superior de UE 5 y documentado en la parte NE del corte, extendiéndose hacia el propio perfil (fig. 5d). La unidad 1 se trata del estrato superior de la secuencia, y se extiende por todo el corte. Está parcialmente afectado por bioturbaciones animales, humanas inclusive, de época Contemporánea. La colada superior (unidad 0) conformaría la Séptima fase estratigráfica. A la espera de su datación, se estima que su conformación hubo de producirse a partir del IV milenio a.C., pues todos los materiales arqueológicos de la secuencia subyacente, a excepción de las escasas intrusiones recientes una vez rota aquélla, son de época neolítica.

3.2. Conjunto cerámico ^ 

La cerámica del corte C006 supone un peso de 70,6 kg y un conjunto total de 4.259 fragmentos. Destacan en cantidad las unidades 6, 6-6b, 1, 8 y 11, contando el resto de estratos con cantidades mucho menores. Aquéllas, a su vez, son las que presentan mayores conjuntos de elementos informativos –decoraciones y/o formas– (tab. 1 –ver Anexo–).

En los estratos del Neolítico Antiguo B destaca en frecuencia la cerámica con engobe a la almagra, a veces asociada a decoraciones incisas, impresas y más ocasionalmente a plásticas (fig. 6). Tras ella, pero en proporciones similares, se documentan la impresión simple y la incisión, en ocasiones combinadas entre sí. Las impresiones simples suelen localizarse sobre los bordes –dentados– y bajo ellos (fig. 7a: 2 y 3), mientras que los motivos decorativos incisos más habituales se componen de series paralelas de líneas formando grecas, guirnaldas o bandas horizontales paralelas (fig. 7a: 3 y 6). Le sigue la aplicación plástica, en forma de cordones lisos o impresos usualmente paralelos al borde (fig. 7a: 7) o en ocasiones formando guirnaldas a partir de los elementos de prensión. En bastante menor frecuencia se encuentra la impresión con concha dentada o con instrumentos de punta múltiple –peine o gradina– (fig. 7a: 4 y 5), especialmente representadas en las unidades inferiores –estratos 13, 12 y 11–, hecho coherente con la presumible antigüedad de estos géneros. La información morfológica disponible muestra formas simples y compuestas, desde recipientes hemisféricos a los que tienen un desarrollo de tres cuartos de esfera. Las formas compuestas añaden otro cuerpo superpuesto a las formas básicas, generalmente cuellos o golletes cóncavos o rectos, en escasas ocasiones provocando inflexiones o carenas (fig. 7a: 3). La mayoría de fragmentos con información métrica disponible presenta un diámetro de borde entre 10 y 30 cm. Los bordes son en su gran mayoría de sección redondeada, aunque se documentan con frecuencias similares entre sí algunos biselados, planos y apuntados. Entre los elementos de prensión se encuentran las asas de cinta, seguidas de las de codo y los mamelones simples, que pueden disponerse elevados sobre el borde, así como un solo caso de asa-pitorro.

Figura 6. Porcentajes relativos de las distintas técnicas decorativas según los distintos periodos del corte C006. ^ 

Figura 7. (a) Selección de materiales cerámicos correspondiente al Neolítico Antiguo B; y (b) Selección de materiales cerámicos procedentes de los estratos datados en el Neolítico Medio A. ^ 

El conjunto adscrito al Neolítico Medio A presenta características diferentes al del periodo anterior (fig. 7b). Predomina la incisión en seco o grabada, seguida de la incisión, la impresión y, en menor cantidad, la aplicación plástica, la excisión y finalmente el acanalado y el engobe a la almagra. La cerámica incisa en seco o grabada muestra una amplia variabilidad interna, y es característica del sitio y de la región circundante. Engloba motivos curvilíneos y rectilíneos, con elementos como semicírculos, triángulos, guirnaldas y bandas rellenas, que además suelen combinarse entre sí y conformar composiciones más complejas (fig. 7b: 1 y 2). La excisión siempre aparece junto con la técnica incisa en seco, usualmente mediante motivos triangulares. Las impresiones simples aparecen generalmente bajo los bordes y ocasionalmente vinculadas a líneas incisas (fig. 7b: 4). Las decoraciones plásticas y engobe a la almagra son escasas y residuales del periodo anterior. La morfología de los recipientes se basa fundamentalmente en formas esféricas y ovales. Predominan los bordes redondeados y después los apuntados, seguidos a cierta distancia de los planos, biselados, engrosados e indicados. La mayor parte de los fragmentos con información métrica presenta un diámetro de borde entre 10 y 20 cm, y una media inferior de grosor de pared que en el periodo anterior. Los elementos de prensión son similares a los del Neolítico Antiguo B, aunque más escasos numéricamente, con algunos ejemplos de asas de cinta y de codo y algún túnel perforado.

El conjunto decorado relativo al Neolítico Medio B se caracteriza por la incisión y la impresión simple (fig. 8a). Los motivos incisos suelen ser líneas sencillas o bandas horizontales de líneas oblicuas reflejadas –chevrons– (fig. 8a: 1 y 2). Las impresiones se realizan mediante una gran variedad de instrumentos de punta simple (fig. 8a: 3, 5 y 6) y en ocasiones bífida (fig. 13: 7). Habitualmente ocupan el espacio inmediatamente bajo el borde del recipiente, especialmente en el caso de los fragmentos con bordes indicados (fig. 8a: 4 y 5). El conjunto de las unidades de este periodo, dado su claro carácter de arrastre en su depósito, presenta un volumen aún mayor de fragmentos residuales, principalmente cerámicas incisas en seco o grabadas, propias de la fase anterior, además de cerámicas con engobe a la almagra, con decoraciones plásticas y alguna con impresión de punta múltiple. Los rasgos morfológicos de los recipientes del Neolítico Medio B son similares a los del periodo anterior, con vasos globulares, ovales y ovoides, e incluso algún ejemplo de recipiente carenado, y se constata la forma cilíndrica de paredes subverticales asociada a la decoración chevron. Existe una gran variabilidad de bordes. Predominan los simples, redondeados, pero se documentan también apuntados, engrosados, engrosados e indicados y exclusivamente indicados. Los elementos de prensión son similares a los del periodo anterior, con algunas novedades como los mamelones llamados fungiformes (fig. 8a: 1).

Figura 8. (a) Selección de materiales cerámicos del Neolítico Medio B; y (b) Selección de materiales cerámicos adscritos al Neolítico Final. ^ 

En el conjunto del Neolítico Final destacan las decoraciones incisas e impresas (fig. 8b). Se documentan igualmente cerámicas residuales características de los periodos anteriores, como claramente son las decoradas mediante incisiones en seco y posiblemente incisión en chevron. En cuanto a la información morfológica, destacan los recipientes abiertos, mientras que los cerrados muestran en ocasiones paredes rectas en su tercio superior. Los tipos de borde son diversos, documentándose los simples, planos, indicados y engrosados.

3.3. Conjunto lítico ^ 

El corte C006 ha proporcionado un conjunto lítico total de 358 artefactos, de los cuales 233 son tallados y 125 pulimentados, más 11 nódulos colorantes. La frecuencia de industria lítica es relativamente variable a lo largo de la secuencia, pero destaca por su cantidad el periodo Neolítico Medio B, con alrededor del 50% de los conjuntos tallados, pulimentados y de pigmentos (tab. 2, –ver Anexo–).

Las piezas del Neolítico Antiguo B son 52 talladas, 47 pulimentadas y 3 nódulos de pigmento (fig. 9: 1-9). Del conjunto tallado, un 50% se corresponde con formas laminares, un 27% con lascas y un 23% con restos de talla. La industria tallada se caracteriza por diversos rasgos. En primer lugar, presenta un índice de fragmentación del 54%, afectando principalmente a las formas laminares. El soporte sobre el que se elaboran las piezas es esencialmente sílex –90%–, a excepción de cinco piezas elaboradas sobre canto rodado, arenisca, cuarcita y caliza en dos casos. La tipometría del conjunto es fundamentalmente microlítica. Los talones conservados son lisos en un 40%, seguidos de puntiformes, diedros y facetados en un 6% cada uno y finalmente de un caso de talón cortical. La mayoría de elementos –88%– no presenta córtex. Sólo está presente el córtex de tercera extracción en 6 piezas. 11 piezas han sido conformadas tipológicamente en útiles mediante retoque, de entre los que destacan elementos de hoces (fig. 9: 1), truncaduras (fig. 9: 9) y una escotadura (fig. 9: 3). En al menos un 43% de las piezas se han observado posibles huellas de uso, especialmente en láminas –70.59%– y en menor cantidad en lascas –29.41%–. Por último, un 16% de los elementos presenta posibles estigmas de calentamiento. En la lítica pulimentada de este periodo destacan los elementos de molturación (fig. 9: 6), que alcanzan un 42.55% del conjunto, seguidos de percutores –8.51%– (fig. 9: 7), así como de un caso de preforma de hacha, un fragmento distal de azuela (fig. 9: 9), un fragmento de plaqueta y dos alisadores (fig. 9: 8). Se encuentran útiles de uso múltiple –17%–: tres elementos de molturación con restos de piqueteado, una superficie de molturación con posibles estrías ligadas a tareas de afilado (fig. 9: 6), otros dos elementos de molturación con estigmas de calentamiento, así como una piedra calefactora y un percutor. El 21.28% restante lo componen útiles indeterminados con huellas o estrías de uso.

Figura 9. Selección de materiales líticos del Neolítico Antiguo B (nº 1-9) y del Neolítico Medio A (nº 10-19). ^ 

El conjunto perteneciente al Neolítico Medio A está compuesto por 15 elementos tallados, 12 pulimentados y 2 nódulos colorantes (fig. 9: 10-19). La mayoría de piezas procede del área donde se encuentran los cráneos y el caprino infantil –unidad Locus 2–, que concentra un 80% de la lítica tallada, un 66,7% de la pulimentada y además los 2 pigmentos. El conjunto de industria tallada se conforma por lascas en un 33% de los casos, formas laminares en un 40% y restos de talla en un 27%. Este último grupo incluye 2 núcleos (fig. 9: 13), uno de tipo carenoide con estigmas de calentamiento y otro informe. La fragmentación es mayor –66.67%– que en la del conjunto del periodo anterior, y afecta a la totalidad de las formas laminares. La tipometría es ligeramente distinta a la del periodo previo, pues se han documentado 2 fragmentos de gran lámina. Todo el conjunto ha sido elaborado sobre sílex. Los talones conservados son diedros –13.33%– o lisos –6.67%. De nuevo, la mayoría de las piezas no presenta córtex, a excepción de 2 piezas, una con córtex de primera extracción y otra con córtex de tercera. 4 piezas han sido retocadas para su uso –28.57%–, entre las que destaca tipológicamente una truncadura (fig. 9: 14). En este periodo desciende el porcentaje de estigmas de huellas de uso –26.67%– y ligeramente de calentamiento –13.33%–, pero las lascas parecen mostrar mayor uso, alcanzando el 40% del total de piezas con retoques de uso. En el conjunto pulimentado destacan de nuevo los elementos de molturación –58.33%– (fig. 9: 15), seguidos de alisadores (fig. 9: 16) y útiles indeterminados –16.67% cada uno– y la posible estela de caliza porosa de la Estructura 1 (fig. 9: 19).

El conjunto lítico del Neolítico Medio B tiene 118 elementos tallados y 56 pulimentados, además de 6 nódulos colorantes (fig. 10: 1-13). La unidad 6 es la que cuenta con mayor cantidad de material: 61.86% del conjunto tallado, 71.42% del pulimentado y 50% del material colorante. En el conjunto tallado destacan de nuevo las formas laminares –42%– sobre las lascas –30%– y los restos de talla –28%–, y cuenta con 6 núcleos. La fragmentación es menor –41.5%– que la de los periodos anteriores, aunque los elementos completos se limitan fundamentalmente a lascas y restos de talla. La fragmentación del conjunto laminar de hecho no permite determinar cambios tipométricos respecto a las fases anteriores. La materia prima de soporte es esencialmente sílex –95.8%–, a excepción de 5 elementos de caliza, calcita fina y cuarcita. La diversidad de talones es mayor: lisos –36.4%–, facetados –6.8%–, puntiformes –6%– y diedros –3.4%–. La mayoría de las piezas siguen sin presentar córtex –83.9%–, aunque existen algunos casos con córtex de primera –1.7%–, segunda –1.7%– y tercera extracción –12.7%. El 17,8% del conjunto tallado presenta posibles estigmas de calentamiento. Entre las piezas retocadas, que alcanzan un 16.10% del conjunto, destacan escotaduras (fig. 10: 1), truncaduras (fig. 10: 2) y raspadores (fig. 10: 3 y 4). Existen retoques o estigmas de posible uso en el 25.6% del conjunto, especialmente en las láminas –de hecho, la mitad de ellas muestra tales evidencias–. La lítica pulimentada es más abundante y diversa que la de los periodos anteriores. Destacan, en cualquier caso, de nuevo, los elementos de molturación –48.12%– (fig. 10: 10), seguidos de útiles de uso indeterminado –16%–, percutores –10.71%– (fig. 10: 11), plaquetas sobre arenisca y caliza –7.14%– (fig. 10: 13), alisadores y piedras calefactoras –5.36% cada uno– (fig. 10: 9, 3 elementos de uso múltiple como molturador, yunque y percutor, y finalmente un afilador (fig. 10: 12).

Figura 10. Selección de materiales líticos adscritos al Neolítico Medio B (nº 1-13) y al Neolítico Final (nº 16-25) (Las piezas nº 14 y 15 pertenecen a la interface de contacto entre ambas fases). ^ 

El conjunto lítico adscrito al Neolítico Final, procedente íntegramente de la unidad 1, cuenta con 48 elementos tallados y 10 pulimentados (fig. 10: 16-25). El grupo tallado está compuesto por láminas –44%–, lascas –19% y restos de talla –38%–, encontrándose 2 restos de núcleo, uno de ellos termoalterado. La fragmentación alcanza casi la mitad del conjunto –41.7%–, predominando igualmente en las formas laminares. Los talones documentados son: lisos –25%–, facetados –8.3%–, y diedros y puntiformes en igual proporción –4.2%–. Sólo 5 piezas presentan córtex, siempre de tercera extracción. Los retoques se concentran en formas laminares, destacando un geométrico (fig. 10: 16), una lámina con borde abatido (fig. 10: 17), una escotadura (fig. 10: 18) y un fragmento de perforador (fig. 10: 19). Hay posibles huellas de uso en un 25% de las piezas, así como retoques de uso, sobre lascas, en un 28.6%. El 18.8% del conjunto presenta estigmas de calentamiento. Finalmente, el grupo de lítica pulimentada se compone por elementos de molturación en un 50% (fig. 10: 22 y 23), por hachas (fig. 10: 24) y percutores (fig. 10: 25) en un 20% cada uno, así como de una plaqueta y un útil indeterminado.

3.4. Dataciones radiocarbónicas ^ 

Se han seleccionado diversas muestras zoológicas y botánicas de diversos estratos, concretamente una de la unidad 4, otra de la 6, tres de Locus 2, dos de la unidad 9, dos de Locus 1, dos de la unidad 12 y dos de la 13. Las muestras se han analizado por AMS en el Centro Nacional de Aceleradores, Sevilla. De estas 13 muestras, 7 han resultado exitosas y han aportado resultados (tab. 3 –ver Anexo–).

Las dos dataciones radiocarbónicas pertenecientes a muestras de Neolítico Antiguo B coinciden con lo esperado, mostrando un rango común máximo de 5471-5036 cal BC. La muestra del estrato basal de la secuencia, unidad 13, arroja una cifra más antigua, 5471-5329 cal BC, que la procedente de Locus 1, correspondiente a un momento tardío de este periodo según los propios indicadores estratigráficos, la cual indica la cifra 5222-5036 cal BC.

Las tres dataciones radiocarbónicas de la parte de la secuencia datada en el Neolítico Medio A indican el rango máximo ca. 4840-4550 cal BC. Los estratos de este periodo conforman un depósito funerario ritual relativamente puntual. No obstante, los resultados radiocarbónicos sugieren una secuencia diacrónica en su formación. Mientras que uno de los cráneos humanos y el caprino infantil convergen en un intervalo aproximado de 4840-4680 cal BC, la muestra de carbón procedente del hogar –unidad 9– arroja la cifra ligeramente posterior ca. 4710-4550 cal BC. Un test de contemporaneidad de las tres muestras (cf. García-Rivero et al., 2020) permite asegurar significativamente la normalidad de las dos primeras, pero no de la última. Esta tesitura no es incoherente con la información estratigráfica: los dos cráneos humanos y el caprino se depositan inicialmente, tal vez coetáneamente a la construcción del Muro divisorio y de la Estructura 1, pero el hogar 7/9 se adosa claramente a dicho muro, siendo por tanto posterior. Esta información permite mantener una sucesión de eventos y por tanto un contexto funerario con cierto carácter dilatado, donde posteriormente al depósito de los cráneos y del caprino se llevaron a cabo actividades igualmente rituales mediante uso del fuego y seguramente de la Estructura 1, posiblemente a modo de altar.

La única datación disponible de la secuencia datada en el Neolítico Medio B, procedente de la unidad 6, confirma su naturaleza sedimentológica de un depósito de sedimentos arrastrados desde otras áreas superiores de la cavidad. La muestra ósea datada arroja la cifra ca. 5350-5220 cal BC, claramente anterior a lo esperado, pero coherente con la presencia de materiales arqueológicos residuales en estos estratos. Por tanto, la información material, especialmente cerámica, y la radiocarbónica ponen de manifiesto la mezcla de sedimentos y materiales arqueológicos en esta fase, así como sobre aviso de la cautela con la que hay que tomar las inferencias numéricas y estadísticas de dicho periodo.

Finalmente, la secuencia fechada relativamente en el Neolítico Final probablemente tenga un carácter sedimentológico similar a la anterior, especialmente la unidad 1. Sin embargo, el hogar denominado unidad 4, infrapuesto a aquélla, supone un evento antrópico puntual, cuya datación radiocarbónica cumple las predicciones cronológicas de la datación relativa según los materiales: la muestra de semilla arroja la cifra ca. 3960-3800 cal BC.

4. Discusión: comparativa sistemática entre los cortes C003 y C006 ^ 

4.1. Conjuntos cerámicos ^ 

Algunos de los estratos del corte C006 tienen un carácter geológico cuyos depósitos se producen por arrastre de sedimentos y materiales arqueológicos desde la sala más alta adyacente por el lado S. Esto explica que dichos estratos, especialmente los datados en el Neolítico Medio B y Neolítico Final, cuenten con materiales residuales de periodos más antiguos. Por otro lado, existen algunos materiales que han migrado inversamente, desde estratos superiores a inferiores, aunque estos casos son escasos y puntuales. Esta última situación se puede explicar por posibles intrusiones causadas por el uso y trasiego del espacio en sus correspondientes niveles de suelo, así como por filtraciones en el lado de la estratigrafía que se adosa a la pared de la cavidad. En esta zona la estratigrafía no está muy asentada y, de hecho, presentaba algunos resquicios que han podido detectarse durante el propio proceso de excavación.

Por ello, se generan dos muestras de datos: una primera con todo el material cerámico del corte C006, y una segunda que excluye el supuestamente residual según los criterios técnico-decorativos de índole cronológico-cultural establecidos tanto en nuestros estudios como también en el estado actual del conocimiento del registro material del Neolítico andaluz. A estas dos muestras, cuyas tablas de contingencia pueden verse en las tab. 4 a y b –ver Anexo–, respectivamente, se les realiza un PCA y un análisis cluster, por supuesto junto a la muestra disponible para el corte C003. Los resultados con sendas muestras son relativamente coherentes entre sí (figs. 11 y 12). Convergen en ubicar más próximos entre sí –con mayor similitud– los conjuntos homólogos –del mismo periodo– de ambos cortes, especialmente los de Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A. Los resultados de la muestra sin residuos (fig. 12) ubican muy próximos entre sí –y por tanto con gran solidez empírica y coherencia– sendos conjuntos homólogos correspondientes al Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A, tanto en el gráfico cartesiano como en el dendrograma, y sólo el periodo Neolítico Medio B resulta relativamente problemático. El gráfico de PCA de la muestra total (fig. 11a) coincide en esto, mostrando cierta distancia entre los conjuntos de Neolítico Medio B de ambos cortes, situación aún más grave en el dendrograma, llegando a interferir en la relación entre los conjuntos del Neolítico Antiguo B (fig. 11b). Este panorama podría deberse a diversas razones. Aunque no puede descartarse que se trate de un patrón realmente subyacente en los datos dada alguna razón desconocida, esta situación podría explicarse por el arrastre y depósito de elementos residuales procedentes de estratos más antiguos, hecho evidente según las propias características sedimentológicas de los correspondientes estratos del corte C006.

Figura 11. A) Gráfico obtenido del análisis de componentes principales (PCA) realizado sobre los conjuntos cerámicos totales de los cortes C003 y C006; y B) Dendrograma del análisis clúster con los conjuntos cerámicos totales de los dos cortes. ^ 

Figura 12. A) Gráfico obtenido del análisis de componentes principales (PCA) realizado sobre el conjunto cerámico del corte C003 y la muestra sin residuos del corte C006; y B) Dendrograma del análisis clúster con el conjunto cerámico del corte C003 y la muestra sin residuos del corte C006. ^ 

Aunque se conoce bien que algunas técnicas decorativas están presentes durante toda o gran parte de la secuencia neolítica, como la incisión o la impresión, también es cierto que otras decoraciones son características y exclusivas de algunos periodos, como de hecho había sugerido previamente la secuencia del corte C003 (García Rivero et al., 2018b). Las piezas residuales reconocibles son fundamentalmente algunas a la almagra o con decoración plástica en el caso de los estratos datados en el Neolítico Medio A, a las que se le suman algunas cerámicas excisas y más numerosamente incisas en seco o grabadas en los estratos relativos al Neolítico Medio B y Neolítico Final.

Es consistente mantener en cambio que las cerámicas a la almagra y las decoradas mediante aplicaciones plásticas suponen los dos rasgos cruciales del Neolítico Antiguo en los resultados obtenidos, así como el inciso en seco o grabado –a veces acompañado de excisión– supone el elemento vertebrador del Neolítico Medio A (fig. 12a). Las cerámicas impresas con concha dentada o con peine, dada su escasez numérica, aparecen como elementos secundarios en las ordenaciones obtenidas. Sin embargo, ambos géneros aparecen fundamentalmente en los estratos basales de sendos cortes, convirtiéndose por tanto en ítems asociados a momentos iniciales del Neolítico Antiguo B.

La convergencia de los resultados tras el uso de ambas muestras, señalando prácticamente los mismos patrones fundamentales, y también las claras evidencias sedimentológicas de arrastre de esta área, permitirían por tanto trabajar en adelante con la muestra sin residuos. Una simple comparación visual entre ésta y la muestra del corte C003 pone de manifiesto la fuerte similitud entre los conjuntos del mismo periodo y el gran contraste entre los conjuntos de periodos distintos (fig. 13). La estructura de la diversidad y las propias frecuencias relativas de los géneros cerámicos son notablemente similares entre los conjuntos de ambos cortes para los periodos Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A. Es efectivamente para el Neolítico Medio B donde la diversidad de los conjuntos es más disímil. Mientras en el corte C003 predomina claramente la incisión, en el corte C006 la incisión y la impresión simple son relativamente equitativas.

Figura 13. Gráfico de barras con los porcentajes relativos de las distintas técnicas decorativas cerámicas según los distintos periodos y cortes. ^ 

De cara a arrojar un poco más de luz sobre la incertidumbre que supone la disparidad aparentemente existente entre los conjuntos de ambos cortes datados en el Neolítico Medio B, se realiza un análisis de contraste de hipótesis mediante el test de Fisher. Aquí, la hipótesis nula (H0) que se pone a prueba es que los comparanda –es decir, las muestras coetáneas de ambos cortes– son suficientemente semejantes y homogéneas como para pertenecer a una misma población o conjunto global. El p-valor=0.00017 resultante del análisis supone una evidencia estadísticamente significativa para rechazar H0, lo que permitiría explorar posibles escenarios hipotéticos que explicasen la disimilitud entre sendos conjuntos cerámicos de ambos cortes y salas. En cambio, en la línea que se viene discutiendo, los resultados de este mismo análisis sobre las muestras cerámicas datadas en los periodos de Neolítico Antiguo B (p-valor=0.65) y Neolítico Medio A (p-valor=0.97) avalan la similitud de sendos conjuntos.

En Cueva de la Dehesilla se vienen definiendo, por lo tanto, dos fases con especial coherencia interna y personalidad propia en sus conjuntos cerámicos, como son el Neolítico Antiguo B de las almagras y decoraciones plásticas y el Neolítico Medio A de las incisas en seco o grabadas. El Neolítico Antiguo A se ha documentado hasta la fecha en el corte C003 (Taylor y García-Rivero, 2021), y los neolíticos Medio B y Final, según los datos expuestos aquí, requieren aún de análisis y estudio pormenorizado para avanzar en su conocimiento. Esta circunstancia no impide, sin embargo, una primera puesta en conjunto de los datos propios con aquellos de otros yacimientos neolíticos andaluces, aunque ésta se vea limitada en gran medida por las diversas características de los estudios realizados y de los datos publicados, siendo, en definitiva, escasos los conjuntos adecuados para el análisis comparativo. Concretamente, en el marco geográfico del cual podríamos extraer inferencias significativas, es decir en el centro sur peninsular, se disponen de pocos estudios cerámicos cuantificados y publicados de una forma relativamente sistemática, con la afortunada salvedad de dos enclaves neolíticos de gran relevancia historiográfica: Cueva de Nerja (cf. García Borja et al., 2014) y Los Castillejos (Montefrío, Granada) (cf. Gámiz Caro, 2018).

Tratándose ambos de yacimientos en cueva, un hecho que remite historiográficamente a los inicios del estudio del Neolítico Antiguo andaluz, los registros datados en las fases iniciales en Dehesilla y Nerja presentan una primera diferencia notable: mientras que en Dehesilla las cerámicas a la almagra son más abundantes, en Nerja sobresalen claramente las impresas, con mayor diversidad, y con la presencia de los tipos pivotantes y boquique o punto y raya, no documentados éstos hasta la fecha en Dehesilla. El boquique también se documenta en Los Castillejos. Las impresiones de punta múltiple –de peine o gradina–, son siempre minoritarias en los tres sitios, y aparecen en Los Castillejos durante el Neolítico Antiguo Avanzado (5400-5000 cal BC) (Cámara Serrano et al., 2016), en Nerja en su fase Neolítico Antiguo Pleno, mientras que en Dehesilla se hallan desde la base de la secuencia del corte C006, en sus estratos más antiguos, datados como hemos visto entre ca. 5470-5330 cal BC. En Nerja este tipo de impresión no parece convivir con las de concha dentada, como sí ocurre en los estratos 12 y 11 del corte C006 de Dehesilla. Ambas técnicas desaparecerían en momentos recientes del Neolítico Antiguo en Nerja (García Borja et al., 2014, p. 109 y ss.) y en el cambio de milenio en Los Castillejos (Gámiz Caro, 2018, p. 288 y ss.).

Mientras que la antigüedad y la entidad tecnológica de la cerámica a la almagra está muy asentada en el Neolítico Antiguo andaluz, los parámetros culturales indicados por las técnicas pivotantes, boquique y con concha dentada dentro de estos conjuntos y sus relaciones individuales de convivencia y/o de exclusividad, tanto conceptual como cronológico y/o poblacional, quedan por explorar y definir. A tenor de los datos nuevos, Cueva de la Dehesilla, en el panorama sur peninsular, ha de integrarse en las esferas culturales de la cerámica impressa (Pardo Gordó et al., 2021), del complejo cardial-impreso y de la cerámica a la almagra, lo cual en combinación con las nuevas fechas radiocarbónicas obliga a una revaloración de su lugar en la expansión neolítica de mediados del VI milenio. Recordemos, sin embargo, que en el entorno más próximo a Dehesilla son varios los sitios en los que se han documentado las cerámicas impresas con concha: la cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz) (Pellicer y Acosta, 1982), los asentamientos al aire libre de Esperilla (Espera, Cádiz) (Gutiérrez López et al., 1996) y el Retamar (Puerto Real, Cádiz) (Ramos y Lazarich, 2002) o los asentamientos de la antigua desembocadura del río Guadalquivir como Bustos y Adventus-el Nono (Trebujena, Cádiz o la calle Alcazaba y Los Pozos (Lebrija, Sevilla) (Escacena, 2014).

Como tal vez pudo dejar anticipar los ensayos estadísticos realizados, la comparación entre Dehesilla, Nerja y Los Castillejos es más problemática respecto al periodo Neolítico Medio. En Los Castillejos se ha propuesto la existencia de un hiato en su ocupación entre c. 4800-4200 cal BC (cf. Molina et al., 2017). Aunque las cronologías relativas podrían ser parejas, los conjuntos materiales son relativamente disímiles. La principal diferencia es que las abundantes cerámicas incisas en seco o grabadas de Dehesilla no existen en Nerja, sino únicamente algunos fragmentos clasificados como esgrafiados en el Neolítico Medio II (García Borja et al., 2014, p. 113). Se sitúan éstos cronológicamente en la segunda mitad del V milenio cal BC, mientras que las de Dehesilla tienen una cronología algo más antigua, en el segundo cuarto de dicho milenio (García Rivero et al., 2018b). Por tanto, el Neolítico Medio de Nerja podría asociarse más fácilmente con el Neolítico Medio B de Dehesilla, periodos caracterizados fundamentalmente por cerámicas incisas seguidas de las impresas. En ambos sitios, las incisiones e impresiones suelen ocupar el espacio justamente bajo el borde, aunque en Nerja parecen estar ausentes los motivos de chevrons incisos comunes en Dehesilla. Estos motivos sí están presentes en Los Castillejos durante su denominado Neolítico Reciente/Tardío (4200-3600 cal BC), especialmente en las Fases 12 y 13 (Gámiz Caro, 2018), así como en otros sitios de Andalucía oriental (Morgado Rodríguez et al., 2020, pp. 15).

4.2. Conjuntos líticos ^ 

Como se fundamenta en el apartado Métodos, la comparación sistemática entre conjuntos líticos de ambos cortes se limita a los periodos Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A. Se advierte inicialmente una diferencia general entre ambos cortes en cuanto a las proporciones relativas de industrias lítica tallada y pulimentada (tab. 5 –ver Anexo–). La última abunda en el corte C006 y es notablemente escasa en el corte C003, tanto para el Neolítico Antiguo B como para el Neolítico Medio A, mientras que la tallada es, tanto en términos absolutos como proporcionales, mucho más abundante en el corte C003. Se realiza una prueba Chi-Cuadrado de Pearson que compara los conjuntos coetáneos de sendos periodos y cortes en relación con la distribución relativa de líticas tallada y pulimentada. Los resultados obtenidos, p-valor=0.00000000371 para Neolítico Antiguo B y p-valor=0.0002 para Neolítico Medio A, permiten rechazar la hipótesis nula de igualdad, de modo que habría de explorarse en adelante los posibles porqués de tal diferencia entre salas.

Aunque este primer factor recién analizado manifiesta ya una diferencia entre ambos cortes, es la industria tallada la que se presta a un examen analítico más minucioso, pues cuenta con conjuntos de tamaños consistentes en las cuatro muestras a considerar. Un aspecto de gran interés en esta comparativa es el análisis de la propia diversidad tipológica. La tab. 6 –ver Anexo– muestra la frecuencia de los tipos fundamentales para sendos periodos y cortes. Los conjuntos tallados del corte C003 parecen ser ambos mayores y más diversos que los del corte C006. Los del corte C006 presentan fundamentalmente láminas y lascas sin retocar (fig. 14), seguidas de algunos restos o esquirlas de talla y un número reducido de elementos de tipo muesca, escotadura o diente de hoz. Sin embargo, los conjuntos del corte C003 presentan mayores proporciones de lascas y restos de talla, y además incluyen utensilios de diversas funcionalidades, como elementos de dorso, perforadores, buriles y raspadores. Estas evidencias del corte C003 podrían reflejar ocupaciones intensas, de carácter doméstico, de esta área, como ha sido documentado previamente en Andalucía (Rodríguez Rodríguez, 1999; Martín Socas et al., 2004; Gibaja et al., 2010) y en la región valenciana (García Puchol, 2005, p. 278-284). Esto se hace más evidente aún en los estratos del Neolítico Antiguo B, cuyo conjunto contiene muescas y escotaduras, elementos de hoz, dorsos, raspadores, buriles y un perforador. Se trata pues de un amplio conglomerado funcional derivado de actividades relativamente diversas en la sala de entrada, como por ejemplo de corte, raspado y perforado sobre materias animales y vegetales, incluyendo asimismo elementos vinculados con la siega y la caza según útiles bien definidos como dientes de hoz y puntas de dorso.

Figura 14. Gráfico de barras con las frecuencias de los distintos tipos líticos según los dos periodos y cortes. ^ 

Esta aparente diferencia entre la variedad tipológica de ambos cortes se experimenta mediante el test de Wilcoxon. La diferencia resulta estadísticamente significativa para las muestras del Neolítico Antiguo B, con un p-valor=0.03, pero no es suficiente para las muestras del Neolítico Medio A, con un p-valor=0.16. No sabemos hasta qué punto este último resultado pueda estar influenciado por la propia reducción de la diversidad tipológica lítica de este periodo respecto al anterior. La presencia de tipologías fundamentalmente vinculadas al trabajo de materia vegetal (piezas denticuladas, muescas, escotaduras y elementos de hoz) es coherente con patrones productivos agrícolas documentados previamente en el registro carpológico del Neolítico Medio A del corte C003, que ha llevado a sugerir una economía especializada en el monocultivo de trigo desnudo (García Rivero et al., 2019).

Otro aspecto a analizar es de carácter tipométrico, y compete al tamaño de las formas laminares, explorando si existen diferencias significativas en sus medidas entre los conjuntos. Este tipo de piezas aparece usualmente fragmentado, así que se considera su ancho máximo, rasgo normalmente conservado, asumiendo una correlación entre éste y la longitud. La tab. 7–ver Anexo– presenta las medidas tomadas de los conjuntos laminares. Parece advertirse cierto sesgo métrico, consistente en un conjunto de piezas de mayor tamaño medio en el corte C006 que en C003 (fig. 15). La tendencia hacia productos de mayor tamaño podría relacionarse con el supuesto carácter ritual del espacio, con evidencias de esta índole en ambos periodos, pues generalmente se localizan en estos contextos conjuntos más cuidados en cuanto a calidad y fragmentación (Gibaja, 2004). De cara a mantener o rechazar tal diferencia, se realiza un test de Student. Los resultados confirman una diferencia estadísticamente significativa entre las medidas de las láminas de ambos cortes para el Neolítico Antiguo B, con un p-valor=0.006. El resultado obtenido en relación con el Neolítico Medio A, p-valor=0.24, no permite en cambio rechazar la hipótesis nula de similitud entre los conjuntos de este último periodo. Al margen de esto, la comparación entre periodos permite observar que el tamaño de las láminas se acrecienta en el Neolítico Medio A, cuyas medidas en sus tres cuartiles centrales se comprenden aproximadamente entre 9 y 18 mm –en comparación con las del Neolítico Antiguo B, englobadas aproximadamente entre 7 y 13 mm–. Se ha sugerido previamente que, a lo largo del Neolítico, la incorporación de técnicas de talla más especializadas condujo a un incremento y una regularización de los valores medios de los soportes y las láminas (García Puchol, 2005, p. 284-292).

Figura 15. Gráfico de cajas comparativo para las medidas del ancho de láminas según ambos periodos y cortes. ^ 

5. Conclusiones ^ 

Las recientes excavaciones arqueológicas en Cueva de la Dehesilla amplían el conocimiento generado 40 años atrás. La excavación del sondeo C003 permitió asentar la periodización básica previamente propuesta (Acosta y Pellicer, 1990), si bien se advirtieron algunas diferencias respecto a las excavaciones antiguas (García Rivero et al., 2018b). La excavación del corte C006 permite ahora nuevos datos sobre una sala interior no conocida hasta ahora en términos estratigráficos y materiales, pero también una comparación plenamente sistemática entre los conjuntos de ambos cortes recientes. Dicha aproximación supone una revisión y puesta al día sobre el conocimiento de toda la secuencia neolítica del sitio y, por extensión, una valiosa aportación para el sur de la península ibérica.

El corte C006 cuenta con unas características sedimentológicas para algunos de sus estratos que se corresponden con depósitos formados a partir de arrastres superficiales de sedimentos y clastos calcáreos procedentes de la sala adyacente. No obstante, se documentan en la secuencia algunos otros eventos de naturaleza antrópica, como son sus dos estratos basales –unidades 13 y 12– y el depósito Locus 1, datados en el Neolítico Antiguo B, así como el depósito Locus 2, adscrito al Neolítico Medio A, y finalmente un hogar –unidad 4– correspondiente al Neolítico Final.

El análisis cerámico muestra patrones convergentes entre ambos cortes y salas, especialmente en relación con los periodos Neolítico Antiguo B y Neolítico Medio A, pudiéndose mantener consistentemente que las cerámicas a la almagra y las decoradas mediante aplicaciones plásticas –además de las impresas con concha dentada o gradina– suponen los rasgos cruciales del primer periodo, y las cerámicas incisas en seco o grabadas –a veces con motivos excisos– los del segundo. Dado que los caracteres analíticos de la aproximación sistemática codifican y consideran una parte de la realidad del registro relacionada sólo con las técnicas decorativas –y no con las formas, tamaños o tecnologías alfareras–, estos patrones convergentes indican pautas empíricamente estables a niveles cronológicos y culturales –reflejando además que el grueso de ambas secuencias no está alterado estratigráficamente–, pero no reflejan por sí solas las actividades y usos de ambas salas.

El Neolítico Medio B permanece no obstante problemático. Los estratos de este periodo presentan al menos en el corte C006 cierta cantidad de materiales residuales fruto de arrastres y traslación horizontal –corroborado por cerámica y radiocarbono–. La aproximación realizada sin estos elementos residuales también ha arrojado resultados que indican una diferencia estadísticamente significativa entre los conjuntos cerámicos de ambos cortes. Es probable que tal diferencia e inestabilidad empírica pueda reflejar un patrón subyacente a este registro, datado aproximadamente en la segunda mitad del V milenio cal BC. No podemos determinar aún su razón principal, pero es probable que durante este periodo la intensidad de la ocupación humana de la cavidad fuese menor, acorde con el descenso poblacional anotado previamente, al menos para el sur de la península ibérica (Molina et al., 2017).

El análisis de los conjuntos líticos sí ha permitido detectar patrones posiblemente relacionados con funciones relativamente distintas entre ambas salas. Los rasgos analíticos considerados –proporciones relativas de los conjuntos tallados y pulimentados, diversidad tipológica de los conjuntos tallados y finalmente tamaños de láminas– se relacionan con actividades más o menos específicas, de forma que pueden reflejar pautas funcionales y usos de cada contexto espacial. Los conjuntos líticos son generalmente coherentes entre sí porque son más estables los tipos predominantes: restos de talla, láminas y lascas. En cambio, existen numerosos patrones disímiles, en algunos casos especialmente consistentes incluso en términos estadísticos.

Tanto en el Neolítico Antiguo B como en el Neolítico Medio A las frecuencias y proporciones relativas de los conjuntos tallados y pulimentados suponen evidencias estadísticas que indican un fuerte contraste entre ambas salas. Mientras que la industria tallada es muy numerosa en el corte C003, próximo a la entrada de la cavidad, la presencia de la industria pulimentada es positivamente diferencial en el corte C006. Concretamente para el Neolítico Antiguo B se detecta un patrón significativo por el cual la variabilidad tipológica de la lítica tallada es mucho mayor en el corte C003. La diversidad tipológica es mayor durante este periodo debido a una economía más diversificada que el aparente monocultivo de trigo de la fase posterior (cf. García Rivero et al., 2019), y es además estadísticamente aún más pronunciada en el corte C003 que en la sala interior. Seguramente se trate de un claro indicador de la ocupación doméstica más intensa en las proximidades a la entrada de la cavidad. También existen diferencias respecto a las medidas de las láminas. La comparación entre periodos permite observar que el tamaño de las láminas es mayor en el Neolítico Medio A. Los resultados confirman además una diferencia estadísticamente significativa entre las medidas de las láminas de ambos cortes, mayores en el corte C006, para el Neolítico Antiguo B.

Estos patrones parecen indicar posibles actividades y pautas conductuales distintas entre ambos contextos espaciales. El área más cercana a la entrada de la cueva cuenta con una ocupación notablemente más intensa, muy posiblemente como lugar doméstico, pero donde se llevaron a cabo asimismo enterramientos, al menos durante el Neolítico Antiguo B, periodo en el que hoy sabemos se datan todas las sepulturas documentadas en las excavaciones antiguas. El área más recóndita donde se ubica el corte C006, al margen de los contextos de función indeterminada de sus dos estratos basales y el hogar superior del Neolítico Final, parece haber sido en cambio una zona de uso exclusivamente ritual –incluso más allá de las pautas funerarias más recurrentes y normativas–. Desde luego que el depósito Locus 1, del Neolítico Antiguo B, se trata de un hallazgo con restos humanos bien distinto a las coetáneas inhumaciones típicas de la sala de entrada. Algo similar muestran las características de los elementos integrantes de Locus 2, aunque a día de hoy no exista otro registro funerario coetáneo en toda la cueva. En cualquier caso, ambos loci materializan pues comportamientos rituales que evidencian un uso diferente del doméstico en esta sala durante al menos ambos periodos (García Rivero et al., 2020, 2021).

La aproximación sistemática de este trabajo ha descubierto patrones empíricos subyacentes al registro arqueológico cerámico y lítico, que se podrán contrastar con otras categorías de evidencias en curso de estudio. Los resultados obtenidos y las conclusiones expuestas permiten dilucidar poco a poco nuevo conocimiento sobre las tradiciones materiales y los comportamientos de las poblaciones de Cueva de la Dehesilla, un yacimiento ahora de obligada referencia, que ya está contribuyendo a algunas de las líneas de investigación más activas en la actualidad sobre el neolítico en la península ibérica.

Financiación y agradecimientos ^ 

Este trabajo ha sido realizado por el proyecto “High-resolution chronology and cultural evolution in the South of the Iberian Peninsula (circa 7000-4000 cal BC): a multiscalar approach” (PGC2018-096943-A-C22), financiado por: FEDER/Ministerio de Ciencia e Innovación – Agencia Estatal de Investigación. La Universidad de Sevilla patrocinó las campañas arqueológicas de 2016 y 2017 en Cueva de la Dehesilla. La última contó también con el patrocinio del Research Centre for Anthropology and Health, Universidade de Coimbra.

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Contribución a la autoría ^ 

Daniel García Rivero (DGR), María Barrera Cruz (MBC), Manuel J. Díaz Rodríguez (MDR), Juan C. Vera Rodríguez (JVR) y Ruth Taylor (RT).

ANEXO TABLAS ^ 

Tabla 1. Información numérica referente al conjunto cerámico del corte C006.

UE

Nº total fragm.

Nº fragm. sin forma/dec.

Nº fragm. con forma/decor.

Nº fragm. con decor.

% decor.

D.P.

Imp. Simple

Imp. Peine

Imp. Concha dentada

Incisión

Acanalado

Almagra

Grabado

Excisión

NF

UE 1

796

653

143

87

10,93%

3

14

16

6

3

48

6

UE 4

2

0

2

1

50%

1

NMB

UE 5

78

57

21

9

11,54%

1

6

2

UE 6

1074

872

202

119

11,08%

12

43

22

3

16

46

6

UE 6-6b

1018

893

125

77

7,56%

4

22

1

1

23

1

9

31

3

NMA

UE 7

77

61

16

8

10,39%

2

2

1

1

3

1

UE 9

2

0

2

0

0%

-

-

Locus 2

166

149

17

24

14,46%

4

6

7

11

2

NAB

Locus 1

63

49

14

10

15,87%

1

6

3

1

5

UE 8

549

448

101

47

8,56%

9

19

16

2

17

3

1

UE 11

358

283

75

43

12,01%

10

13

2

15

2

19

1

UE 12

69

52

17

11

15,94%

5

1

1

1

2

5

UE 13

7

6

1

1

14,28%

1

Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de los géneros líticos según las unidades estratigráficas y periodos del corte C006.

UE

LÍTICA TALLADA

LITICA TALLADA (UUEE)

% Lítica Tallada (UUEE)

LITICA PULIMENTADA

LITICA PULIMENTADA (UUEE)

% Pulimentada (UUEE)

NÓDULOS HEMATITE

NÓDULOS HEMATITE

NF

UE 1

48

48

20,60%

10

10

8,00%

0

0

UE 4

0

0

0

NMB

UE 5

5

118

50,64%

1

56

44,80%

0

6

UE 6

73

40

3

Contactos UUEE 5-6

0

1

0

Contacto UUEE 6-6b

40

14

3

NMA

Estructura 1

0

15

6,44%

2

12

9,60%

0

2

Locus 2

12

8

2

UE 7

2

2

0

UE 9

1

0

0

NAB

Locus 1

7

52

22,32%

1

47

37,60%

0

3

UE 8

20

20

2

UE 11

19

21

1

UE 12

6

5

0

TOTAL

233

233

100%

125

125

100%

11

11

358

Tabla 3. Fechas radiocarbónicas procedentes del corte C006.

Código

ID

Corte

UE

Muestra

% Rend. Extrac.

%C

%N

C:N

Fecha BP

pM

δ13C

(‰)

Cal BC - 2 σ

p*=

Referencia

Beta-485544

DH17-31

6

4

Semilla

5080±30

-22,80 o/oo

3960-3797

0,62

Inédito

CNA4902

DH17-30

6

6

Caprino – diente

2,07i

33,8

12,3

3,2

45,56±0,18

-19,58±1,50

5355-5221

1,00

Inédito

CNA4900

DH17-2

6

Locus 2

Caprino – Fémur

6,43i

40,5

14,6

3,2

48,18±0,18

-19,15±1,50

4804-4683

0,97

García Rivero et al,, 2020

CNA4494

DH17-22

6

Locus 2

Homo – Cráneo 1 PM1 derecho

0,94i

37,8

14,6

3

5900±30

47,96±0,18

-19,45±1,50

4840-4713

1,00

García Rivero et al,, 2020

CNA4485

DH17-3B

6

9

Carbón – Olea europaea

ii

5790±30

48,64±0,19

-17,72±1,50

4713-4551

1,00

García Rivero et al,, 2020

CNA4493

DH17-21

6

Locus 1

Homo – Cráneo

3,9i

31,9

11,6

3,2

6180±30

46,31±0,18

-18,17±1,50

5222-5036

1,00

García Rivero et al,, 2021

CNA4487

DH17-12

6

13

Olea europaea

ii

6420±35

44,98±0,19

-21,19±1,50

5471-5329

1,00

Inédito

i Tratamiento aplicado: Extracción y purificación del colágeno. Ultrafiltración.

ii Tratamiento aplicado: Limpieza Ácido-Base-Ácido.

Tabla 4. A) Tabla de contingencia del total de materiales de los cortes C003 y C006 según sus técnicas decorativas; y B) Tabla de contingencia del total de materiales del corte C003 y de la muestra sin residuos del corte C006 según sus técnicas decorativas.

A

B

NAB-C3

NAB-C6

NMA-C3

NMA-C6

NMB-C3

NMB-C6

NAB-C3

NAB-C6

NMA-C3

NMA-C6

NMB-C3

NMB-C6

DP

5

25

0

4

0

16

5

25

0

0

0

0

IMP SIMPLE

8

39

7

8

3

66

8

39

7

5

3

46

IMP PEINE

1

2

0

0

0

1

1

2

0

0

0

0

IMP CONCHA DENT

1

3

0

0

0

1

1

3

0

0

0

0

INCISIÓN

17

36

13

9

15

51

17

36

13

9

15

40

ACANALADO

1

5

2

1

0

4

1

5

2

1

0

4

ALMAGRA

13

46

0

1

0

25

13

46

0

0

0

0

GRABADO

0

4

27

14

0

79

0

0

27

14

0

0

EXCISIÓN

0

1

5

3

0

9

0

0

5

3

0

0

LISAS

271

934

302

213

163

1965

271

934

302

213

163

1965

Tabla 5. Frecuencia de las piezas líticas talladas y pulimentadas según periodos (NAB y MNA) y cortes.

NAB-C3

NAB-C6

NMA-C3

NMA-C6

Lítica Tallada

69

52

46

15

Lítica Pulimentada

3

47

3

12

Tabla 6. Frecuencia de piezas de cada tipo lítico según sendos cortes y periodos.

NAB-C3

NAB-C6

NMA-C3

NMA-C6

Lámina

16

20

6

5

Lasca

14

14

17

5

Elemento de hoz

2

2

1

0

Dorso

2

0

3

0

Raspador

2

0

0

0

Buril

2

0

0

0

Perforador

1

0

0

0

Muesca/Escotadura

3

4

2

1

Resto de talla

27

12

17

4

Tabla 7. Medidas máximas del ancho de láminas (mm) según en los dos periodos y cortes.

Medidas máximas tomadas sobre el ancho laminar (mm)

NAB-C3

9; 12; 13; 9; 9; 10; 8; 10; 7; 5; 15; 10; 8; 7; 9; 8; 5; 18; 6; 4; 10; 8; 14; 2; 6

NAB-C6

10; 14; 15; 14; 11; 9; 13; 11; 12; 10; 11; 11; 8; 11; 12; 7; 15; 9; 9; 9; 11; 11; 11; 19; 10; 14

NMA-C3

14; 19; 15; 11; 13; 8; 11; 7

NMA-C6

14; 15; 9; 18; 13; 20