La noticia de la grave enfermedad que aquejaba al conocido arqueólogo gaditano F.J Sibón Olano, reunió entorno a su persona a multitud de amigos y colegas con la idea de organizar un encuentro donde, contando con su presencia, se dieran a conocer las investigaciones más recientes en el terreno de la arqueología gaditana. Su temprano e inesperado fallecimiento determinó que aquella iniciativa desembocara en este sentido homenaje que, bajo la coordinación de dos de sus más estrechas colaboradoras y amigas, A. Mª Niveau de Villedary y V. Gómez, se presentó en las pasadas “Jornadas sobre Nuevas Tendencias de Investigación en Arqueología Funeraria”, desarrolladas en la Universidad de Cádiz a principios de diciembre.
La amplia dedicación de F. J. Sibón al mundo funerario gaditano, de la que nos restan las numerosas intervenciones arqueológicas acometidas bajo su dirección en la necrópolis de Gadir/Gades, propició que la obra tuviera como tema monográfico los vestigios funerarios de la ciudad. En torno a este argumento los diversos autores que participan ofrecen novedades recientes y trabajos de síntesis o puesta al día que hacen de esta publicación una obra básica de consulta en este campo de estudio.
Las numerosas aportaciones han sido distribuidas en seis bloques generales, atendiendo tanto a aspectos cronológicos como metodológicos. Así, el primer bloque, constituido por el mayor número de intervenciones, está dedicado a los vestigios de época fenicio-púnica. Se inicia con dos trabajos de corte revisionista firmados por M. Torres y E. Ferrer respectivamente. Por una parte, M. Torres (Sobre la cronología de la necrópolis fenicia arcaica de Cádiz) acomete el análisis crítico de las evidencias funerarias gaditanas de mayor antigüedad, muchas de ellas consagradas por la historiografía tradicional como hitos de la necrópolis arcaica, como es el caso del oinochoe protoático, el sello de Nama’el, el denominado Sacerdote de Cádiz o la pyxis de la playa de Santa María del Mar, a fin de precisar la cronología de la necrópolis arcaica; esto le lleva a concluir que, con los vestigios actualmente existentes, no se puede ofrecer una datación anterior al segundo cuarto del s. VI a. C., aunque los recientes hallazgos del Teatro Cómico sugieren la existencia de sepulturas muy anteriores aún no localizadas. El trabajo de E. Ferrer (La necrópolis fenicio-púnica de Gadir. Reflexiones a partir de un discurso identitario no esencialista), por su parte, tiene por objeto ofrecer una nueva visión de la población gaditana aplicando modelos de interpretación propios de los estudios de etnicidad e identidad. Como resultado el autor aboga por cuestionar tanto la asumida supremacía político-religiosa de Gadir como la homogeneidad étnica de las comunidades fenicio-púnicas occidentales. Partiendo de un discutible análisis de los vestigios funerarios fenicios, en el que incluye la necrópolis de La Joya, reduce las diferencias de ritual y tratamiento del cuerpo y el espacio en las necrópolis arcaicas a cuestiones sociales, que concluirían en la cristalización de tradiciones funerarias locales de valor identitario desde el s. VI a. C. en las grandes ciudades púnicas.
Los trabajos restantes de este bloque exponen los resultados de intervenciones aún inéditas realizadas en la propia necrópolis de Gadir, en la contribución de F. Alarcón (Enterramientos fenicio-púnicos hallados en 1997 en un solar de la C/ Tolosa Latour, Cádiz), o en el entorno de la bahía, por lo que respecta a la amplia exposición de A. Sáez Romero y J. J. Díaz Rodríguez (La otra necrópolis de Gadir/Gades. Enterramientos asociados a talleres alfareros en su hinterland insular) sobre los enterramientos asociados a talleres alfareros en el extenso barrio industrial de la ciudad. A caballo entre época púnica y romana, los autores cierran este bloque incidiendo en las transformaciones del espacio funerario propiciadas por los nuevos modelos de explotación económica consolidados en época romana, y en concreto el desempeño de actividades industriales en el marco de las villae, con respecto a la tradición púnica. Entre ambas aportaciones, encontramos otros tres artículos centrados en distintos aspectos del mundo funerario. A. Mª Niveau de Villedary [De comensalidad funeraria: las fosas como testimonio de la celebración de banquetes funerarios. A propósito de dos fosas excavadas en la “Ciudad de la Justicia” (Cádiz)] retoma la cuestión de los rituales de comensalidad en la necrópolis gadirita presentando los resultados más recientes obtenidos en la excavación de la “Ciudad de la Justicia”, dirigida por el homenajeado J. F. Sibón, y donde se localizaron dos fosas datadas entre los ss. III-II a. C. con abundantes evidencias de estas prácticas. De novedosa y sugerente podemos calificar la hipótesis defendida por A. Abia Maestre (El sarcófago antropomorfo femenino de época púnica: ¿sacerdotisa de Gadir?), quien, a partir del análisis del ajuar, su localización espacial y diversos estudios sobre el sacerdocio femenino, identifica a la mujer sepultada en el sarcófago antropomorfo femenino de la c/ Ruiz de Alda como una sacerdotisa. Por último, E. López Rosendo (Urnas pintadas de tradición prerromana en la necrópolis de Cádiz) presenta un detenido análisis de las urnas pintadas localizadas en la necrópolis gadirita con una datación que se extiende desde el s. VI a. C. hasta el I d. C., con el objeto de dirimir, a partir del análisis de los contextos, su cronología y funcionalidad, el origen de esta tradición funeraria y la filiación de los individuos que hacen uso de ellas como contenedor cinerario. Identifica ejemplares arcaicos tipo “Cruz del Negro”, surgidos de prototipos orientales, urnas de tradición turdetana y un último grupo púnico-gaditano del que derivan las urnas empleadas en la necrópolis romana, lo que conduce a plantear nuevos interrogantes acerca de la pervivencia de tradiciones anteriores en época romana.
Será la necrópolis romana el eje temático del segundo bloque de trabajos y en el que contamos con un interesante texto de síntesis firmado por D. Vaquerizo Gil (Espacio y usos funerarios en Gades romano: ¿un lujo sacrificable…?) quien, tomando como referente exclusivo el material publicado, un porcentaje muy inferior respecto al amplio volumen de documentación aún inédita conservada en los informes técnicos, desarrolla con gran acierto una visión panorámica del mundo funerario de la Gades romana. Sin perder de vista las diversas tradiciones conocidas en la Bética romana, lo que le permite identificar paralelos y delimitar usos locales, llama la atención sobre las carencias de la investigación en este terreno, eclipsada o “sacrificada” en pos de la tradición fenicio-púnica. Esta síntesis se completa con el estudio presentado por D. Bernal y J. Lagóstena (Muriendo en Gades en la Antigüedad Tardía), quienes se ocupan de un periodo de la necrópolis gaditana aún más desconocido y peor estudiado, en parte debido a las propias dificultades que plantea el registro arqueológico en esta etapa, de ahí que los autores aboguen por el recurso a las dataciones absolutas para determinar la datación de las sepulturas. Y concluye este apartado con una publicación póstuma de J. F. Sibón Olano que junto con V. Gómez ofrecen los resultados de su última intervención arqueológica [La necrópolis altoimperial. Nuevos datos a partir de los resultados de la excavación arqueológica realizada en la Avenida de Andalucía, 35 (Cádiz)], emprendida en una de las zonas de mayor ocupación de la necrópolis romana y en la que se localizaron tres enterramientos de época altoimperial.
El bloque temático dedicado al poco conocido cementerio islámico se reduce a la aportación de F. Cavilla Sánchez-Molero (La maqbara de Cádiz). Tras un breve análisis de la localización y distribución espacial de la necrópolis, se presentan diversos materiales relacionados con posibles rituales post mortem y la única sepultura islámica bien documentada hasta la fecha procedente de un solar de la c/ Botica. No obstante, la gran necrópolis excavada recientemente en el Teatro Cómico, citada en el trabajo precedente de D. Bernal y J. Lagóstena y en la que se atisban ritos de tradición islámica, parece augurar un aumento considerable de la documentación sobre este periodo.
Los siguientes bloques temáticos se centran en las novedades aportadas desde diferentes disciplinas. Encontramos así dos estudios epigráficos, firmados respectivamente por J. A. Zamora López y A. Ruiz Castellanos. El primero de ellos (Epigrafía y cronología: el nuevo grafito fenicio procedente del solar de “la Calle Ancha” de Cádiz y su eventual datación paleográfica) corresponde al estudio paleográfico de una inscripción fenicia hallada en el casco antiguo de la ciudad y a la que se atribuyó en un primer momento una datación bastante antigua (inicios del s. IX a. C.); a través de un minucioso análisis de la pieza, el autor rechaza esta fecha situando su ejecución en el s. VII a. C. o fines del s. VIII a. C. El segundo trabajo (Epigrafía de la “Ciudad de la Justicia”, Cádiz) recoge un total de 17 epígrafes romanos procedentes de la necrópolis excavada en la futura “Ciudad de la Justicia” de datación altoimperial, destacando entre ellos las inscripciones funerarias de dos médicos.
Al terreno de la numismática pertenece el trabajo de A. Arévalo (Monedas para el Más Allá. Un primer acercamiento desde la necrópolis de Cádiz) quien apunta algunas interesantes consideraciones acerca de la presencia de monedas en los ajuares funerarios de las sepulturas gaditanas y el valor simbólico-religioso que pudieron detentar en este contexto.
De la importancia cada vez más notable de los análisis paleoantropológicos y las posibilidades de la aplicación de la antropología física y la paleopatología son prueba los contribuciones de Mª M. Macías López (Estudio bioantropológico de los restos óseos humanos cremados procedentes de la excavación del solar de Tolosa-Latour 1996 (Cádiz). Identificación de un agrupamiento familiar en una urna de incineración fenicia) y J. Fernández de la Gala (Perfil antropológico y paleopatológico del enterramiento nº 17 procedente de la necrópolis romana de la calle Arcángel San Miguel, en Cádiz), quienes, a través de sus estudios, aportan sugerentes conclusiones sobre los rituales funerarios, la ordenación social y los modos de vida de la población del Gadir/Gades fenicio-púnico y romano.
El último bloque lleva por título Varia y en él se han agrupado tres contribuciones de temática distinta de la funeraria pero cuyos autores se mostraron interesados en participar en este homenaje. Especialista en producciones anfóricas de la Betica, E. García Vargas ofrece en un arduo trabajo de síntesis (Ánforas béticas de época augusteo-tiberiana. Una retrospectiva) un panorama actualizado de esta temática, en el que realiza una descripción exhaustiva de los alfares documentados en las distintas regiones y los tipos anfóricos procedentes de cada uno de ellos. A partir de un análisis crítico de toda esta documentación y la bibliografía más reciente nos presenta la génesis del repertorio anfórico regional bético desde la segunda mitad del s. I a. C. hasta época altoimperial.
Las dos últimas contribuciones tienen como eje temático los alfares romanos bajo ópticas diversas. Por un lado, J. M. Parodi toma como referente la excavación del horno romano de El Gallinero en Puerto Real, dirigida por F. J. Sibón (El Horno Romano de El Gallinero (Puerto Real, Cádiz), año Cero), para realizar una revisión de la historiografía de este municipio y el papel que las intervenciones arqueológicas, de las que fue pionera la encabezada por el homenajeado, han jugado como estímulo de la conservación y divulgación del patrimonio histórico-arqueológico de la localidad. Finalmente, el equipo del Laboratorio de Arqueología Experimental – ERA (R. Benítez Mota, P. L. Ruiz Macías y Mª J. Torrejón García) recoge en su trabajo (Alfar romano) los resultados de la recreación de un horno de época romana y sus producciones en la que contaron con la colaboración de F. J. Sibón.
Esta voluminosa publicación en la que, con el objetivo común de homenajear al compañero, colega y amigo tristemente desaparecido, se reúnen trabajos de síntesis, reflexiones desde nuevas ópticas y aportaciones novedosas, ilustra los grandes avances que en las últimas décadas ha experimentado el conocimiento de la arqueología en la antigua Gadir/Gades y la bahía gaditana, y en especial de su necrópolis, señalando asimismo nuevas vías y campos de investigación aún poco conocidos o inexplorados. Con ello, los objetivos de aquel encuentro fallido al que no pudo asistir F. J. Sibón, han quedado bien satisfechos.
Ana Mª Jiménez Flores
Departamento de Historia Antigua
Universidad de Sevilla