https://dx.doi.org/10.12795/spal.2020.i29.31
María Dolores Sánchez de Prado, La vajilla de vidrio en el ámbito suroriental de la Hispania romana. Comercio y producción entre los siglos I-VII d.C. Alicante, Publicacions de la Universitat d’Alacant, 2018, 408 págs. ISBN 978-84-9168-078-9
La investigación en torno al vidrio aparecido en contextos arqueológicos peninsulares está marcada por una producción científica de carácter intermitente. Sus esfuerzos por dar mayor relevancia a este material en el registro arqueológico se enfrentan, indudablemente, a dificultades inherentes en el propio material vítreo: su fragilidad provoca que no sea tan duradero como otros materiales, razón por la que aparecen en menor cantidad y, generalmente, peor conservados. La falta de atractivo derivada de estos hechos genera que el número de investigadores versados en esta temática sea muy bajo. Igualmente, muchos de aquellos que inician sus andanzas por esta línea de investigación terminan trasladando su interés a otros campos.
En el caso del vidrio de Hispania, encontramos dos grandes motores que permiten que el interés dentro de esta área no desaparezca totalmente: por un lado, el movimiento de los especialistas en círculos internacionales donde sí se potencia esta actividad, ya nos refiramos a la prestigiosa Association Internationale pour l’Histoire du Verre y sus congresos o a publicaciones de gran impacto, como las proporcionadas por el Journal of Glass Studies del Corning Museum of Glass; por el otro, el resultado de distintas tesis doctorales que con cierta periodicidad aparecen en el marco académico peninsular y que, si bien son pocas en número, proporcionan información de gran interés acerca de la cadena operativa del vidrio durante la Antigüedad, aunque suelan estar limitados a un punto concreto de la geografía. Dentro de este segundo ámbito se encuadra la reciente monografía La vajilla de vidrio en el ámbito suroriental de la Hispania Romana, firmada por la Dra. María Dolores Sánchez de Prado y extraída de su tesis doctoral.
El trabajo en cuestión es de gran interés por presentar un estudio muy completo, abarcando el vidrio procedente de contextos del sureste peninsular entre los siglos siglo I-VII d.C. Dicho estudio se presenta como un documento de fácil lectura y comprensión para especialistas y no especialistas, siendo destacable que su amplio marco cronológico resulta de gran importancia para comprender la evolución de las tendencias de consumo de vidrio en época Antigua en el espacio geográfico indicado. Su aporte al análisis morfo-funcional y la clasificación tipológica del vidrio antiguo en el sur peninsular mantiene actualizada la investigación en este campo y en esta región, cuya última monografía se retrotrae a la publicación de El vidrio romano de Córdoba (Salinas Pleguezuelo 2003). También el conjunto de referencias bibliográficas, que no solo se basa en las obras canónicas como los trabajos de Morin-Jean (1923) o Isings (1957), da a conocer autores y compendios tipológicos poco o nada conocidos para muchos investigadores de la materia, aspecto del que trataremos de nuevo más adelante. Esta herramienta bibliográfica completa el discurso presentado acerca de las adscripciones culturales y cronológicas dadas a los objetos y contextos estudiados. Asimismo, confiere un carácter versátil y global a su estudio que permite no reducirlo a límites regionales.
El objetivo principal tras la realización de esta reseña no ha sido valorar de forma exhaustiva la estructura interna y externa de este trabajo. En su lugar, se pretende resaltar los factores que hacen del mismo un manual de interés para quienes estudian el vidrio antiguo y, sobre todo, para aquellos que se inician en este tipo de investigaciones, destacando en este aspecto la sencillez con la que abarca el análisis de los diversos tipos identificados en el ámbito geográfico suroriental hispano.
El índice de este trabajo supone una declaración de intenciones: anuncia un contenido que no solo versa sobre la clasificación de materiales arqueológicos y la búsqueda de paralelos, sino que da gran importancia al estudio de sus contextos, así como a su relación con áreas de producción y consumo que transciende de las propias fronteras geográficas de este trabajo.
Para ello, la autora divide la monografía en cinco grandes bloques, a través de los cuales trata los yacimientos de los que proceden los vidrios analizados (cap. I), el material altoimperial situado entre los siglos I y III d.C. (cap. II), el material tardorromano adscrito a los siglos IV a VII d.C. (cap. III), una breve actualización de la producción vidriera en Hispania (cap. IV) y, a modo de conclusión, un amplio comentario acerca de la evolución de la vajilla de vidrio estudiada en los apartados anteriores (cap. V). Con ello presenta un esquema simple pero completo, adecuándose a lo que debe ser todo estudio de un conjunto de materiales arqueológicos: contexto (cap. I), estudio per se del material (cap. II y III), relación con un marco de interés más amplio (cap. IV) y conclusiones relevantes que realizan aportes al estado de la cuestión (cap. V).
Son muchos los trabajos de este tipo que muestran casi un exclusivo interés por la descripción tipológica y que, a modo de introducción, se acompañan de resúmenes acerca del origen del vidrio en el mundo antiguo para dar una mayor entidad a su contenido. En este aspecto, la monografía de Sánchez de Prado se distingue de los usuales catálogos de piezas. En lugar de buscar la reflexión teórica a partir del comentado tipo de introducciones sobre la historia del vidrio, se inclina por el estudio de los aspectos productivos y funcionales del material analizado, cuyo maduro desarrollo es una clara conclusión del trabajo publicado por la autora durante los últimos años. Quizás, en relación con este apartado, la ausencia a destacar sea la de la caracterización físico-química del material y el análisis de su composición, de gran interés en cuanto al estudio de la producción de vidrio se refiere. Sin embargo, tal y como señala la propia autora, el principal objeto de estudio de este trabajo es el recipiente de vidrio y su evolución, en menor medida el origen de la materia prima empleada para su producción. Igualmente, otra publicación se ha encargado de caracterizar algunos vidrios tardorromanos del conjunto procedente de Portus Ilicitanus, identificando muchos de ellos en el denominado grupo HIMTa, de pastas producidas en el Este mediterráneo entre finales del siglo IV d.C. y principios del V d.C. (De Juan Ares et al. 2019).
Con respecto a la presentación de los conjuntos materiales a lo largo del capítulo I, procedentes de varios yacimientos de Murcia (Carthago Nova/Spartaria, Colonia Iulia Ilici Augusta, o Portus Ilicitanus entre otros), Alicante (Lucentum, El Albir, o Baños de la Reina), Albacete (Villa de las Torres y Pozo de la Peña) y Cuenca (Segobriga), consideramos un acierto la ordenación contexto-catálogo-valoración de cada yacimiento de procedencia por la que aboga la autora. La última de estas tres partes puede considerarse un buen aporte de carácter cuantitativo y funcional, y sirve de antesala a los estudios más globales de los dos siguientes capítulos y a la valoración de la evolución de la vajilla desarrollada en el capítulo V. Si bien el aspecto cuantitativo carece de mucha ilustración en este trabajo, aborda de manera sencilla el agrupamiento de la vajilla en tipos morfo-funcionales, también diferenciando a veces las variantes a partir de criterios decorativos. Resulta igualmente reseñable la distinción entre los contextos de procedencia dentro de un mismo yacimiento, como en el caso de la factoría de salazones de Picola-Portus Ilicitanus, donde separa los objetos documentados en contextos de amortización y abandono de aquellos que proceden de enterramientos (pp. 82-83). Esta cuestión, aunque aparentemente sencilla, suele generar grandes problemas interpretativos en cuanto al período de uso y pervivencia de las distintas formas de vidrio, y su correcto tratamiento en este trabajo ha de apreciarse como un valor añadido.
Los dos capítulos referentes a la contextualización del material y la descripción de las tipologías documentadas se ven enormemente enriquecidos por la amplia diversidad de tipos existentes en los yacimientos tratados, cada uno de los cuales está bien acotado siguiendo criterios cronológicos y morfológicos. De igual manera, complementando los argumentos para tal clasificación, la autora realiza una gran tarea de síntesis de la investigación internacional del vidrio a partir de la extensa bibliografía, cohesionando los aportes de autores muy diversos y aplicándolos a los casos de estudio. Ejemplo de ello es el uso de las aportaciones de fuentes más clásicas, como el volumen de Isings, y otras menos difundidas en la investigación española, como el trabajo monográfico sobre los vidrios de Augusta Raurica (Rütti 1991). Este complemento de autores conocidos y no tan conocidos, notable en el capítulo sobre los vidrios altoimperiales, cobra mayor fuerza en el estudio de los vidrios tardorromanos del capítulo III, pues es aquí donde se observa con mayor claridad la relación entre objetos de vidrio de diferentes espacios locales-regionales. Ejemplo de ello es el estudio realizado acerca de los cuencos de borde engrosado del tipo Feyeux 81 (pp. 318-322 y 343-348), hallados en contextos merovingios (Feyeux 1995), pero que claramente también se producen y consumen en Hispania del siglo V d.C.
Es, quizás, necesario señalar que Sánchez de Prado emplea los términos “bajoimperial” y “antigüedad tardía” para designar el período situado entre los siglos IV y VII d.C. Actualmente, y desde hace algunas décadas, el término “bajoimperial” está en desuso, utilizándose en su lugar “tardorromano”, opción por la que se aboga en la redacción de esta reseña. Sin embargo, esto no altera el hecho de que ambos capítulos gozan de fortaleza estructural y argumental, de tal forma que genera interés por un trabajo que abarque un mayor espacio geográfico y un mayor número de materiales.
El capítulo IV, por otra parte, constituye una reafirmación de la trayectoria investigadora de la autora y su contenido. Para aquellos que han leído sus trabajos anteriores no resulta de gran novedad, pero sí de gran utilidad. En él se reúnen los estudios previos de la autora sobre los talleres de vidrio hispanos datados entre los siglos I y VII d.C. (treinta y dos en total), y analiza algunos casos concretos. Este capítulo facilita argumentos para hipotetizar acerca de la popularización de talleres de soplado de carácter productivo local-regional en Hispania entre los siglos III-V d.C. Que esto fuera posible también implicaría la presencia de una actividad comercial de productos semielaborados (vidrio bruto) procedentes de talleres primarios externos. La falta de análisis de los componentes de las pastas ha impedido que la autora pueda adentrarse totalmente en la problemática.
Lo mismo sucede en cuanto al estudio de los distintos talleres de vidrio, identificados siempre por la aparición de elementos materiales productivos en el registro arqueológico. El hallazgo de herramientas de soplado, vidrio bruto, deshechos de fabricación y otras evidencias de producción de carácter macroscópico no son habituales, y su ausencia suele acompañarse de un descarte total del desarrollo de la actividad vidriera. El análisis arqueométrico aplicado a estructuras, así como a otros desechos derivados de esta actividad, como la ceniza, pueden arrojar cierta luz en caso de ausencia de otros elementos. Empero, a pesar de su utilidad, aún son muy escasos los trabajos arqueométricos aplicados a posibles hornos hispanos de producción de vidrio, y es posible que muchas de estas estructuras se hayan descartado como parte de esta industria erróneamente.
Las conclusiones ofrecidas en el capítulo V proporcionan una síntesis más que adecuada y gráficamente interesante de la evolución de la vajilla estudiada. Los esquemas referentes a la pervivencia de las formas estudiadas son de gran utilidad, pues la cronología de aparición y desaparición de la mayoría de la vajilla de vidrio romana presenta límites difusos y, generalmente, resulta complejo ser preciso. Además, su presencia y ausencia tienen mucho que ver con los ámbitos de consumo que, claro está, no son iguales en todo momento ni en todo el espacio. Esto también condiciona la proliferación de talleres y la clara hegemonía de unos sobre otros, así como el movimiento de productos más o menos populares entre áreas cercanas del Mediterráneo occidental. En esta línea, puede considerarse acertado que la autora mantenga un discurso sobre las tendencias de consumo y la evolución de los recipientes desde la perspectiva funcional. Al contrario de lo que sucede con muchos estudios de conjuntos de vidrio, las tipologías empleadas son un complemento que ayuda a la comprensión y a la interpretación, sin ocupar el tema central del discurso. Lejos de presentar una simple enumeración y clasificación individualizada, el trabajo propone un modelo de estudio basado en la identificación de producciones, evitando problemas cotidianos de los estudios tipológicos clásicos como los errores de clasificación de las piezas o la acusada limitación de su marco cronológico. Siguiendo dicho modelo, puede destacarse la diferenciación realizada entre la presencia de objetos procedentes de talleres externos a la península y el gradual desarrollo de los talleres locales-regionales hispanos a partir de época flavia (pp. 381) y, sobre todo, en cronologías más tardías (pp. 284 y 286).
Respecto a las conclusiones realizadas sobre la funcionalidad de los objetos analizados, resulta llamativo que el mayor porcentaje de formas identificadas se corresponda con vasos para beber. Se puede suponer que este resultado se debe a que los contextos estudiados, la mayoría correspondientes a fases de amortización de espacios, se asocian a momentos y actividades relacionadas con ámbitos de consumo doméstico. Igualmente, el bajo número de ungüentarios presentados en este trabajo encuentra su razón de ser en que no tiene como principal objetivo el estudio de contextos funerarios. Tampoco las lámparas, bastante comunes en las fases tardías, componen un número representativo en el estudio a pesar de la gran cantidad de material tardorromano estudiado, quizás por lo complicada que resulta la problemática de su alto grado de fragmentación, así como la distinción de estas formas de los muy parecidos vasos y copas cónicas integrados en la vajilla de mesa.
Esta monografía marca un hito importante para los estudios recientes del vidrio en el sur peninsular y, sin duda, entra a formar parte del estante de volúmenes esenciales para la investigación del vidrio romano en Hispania. Como señala la propia autora al final de sus conclusiones, es necesario que estudios como este sigan apareciendo para «subsanar los grandes vacíos existentes» (p. 392) en el conocimiento general de la vajilla de vidrio en época antigua, así como su papel en los distintos reflejos culturales del mundo romano peninsular y en las distintas capas de sus sociedades. Para aquellos que iniciamos nuestras andanzas en la investigación del vidrio antiguo, este volumen resulta gratificante no solo por su contenido, sino también porque reafirma la continuidad de este tipo de estudios más allá del boom experimentado en la primera década de este siglo y, además, lleva a una actualización de los paradigmas que, a nosotros, los nuevos e inexpertos investigadores, nos permite no sentirnos del todo desamparados.
https://orcid.org/0000-0002-8976-794X
ResearcherID: https://publons.com/researcher/M-4561-2018
De Juan Ares, J. (2019): “The supply of glass at Portus Ilicitanus (Alicante, Spain): a meta-analysis of HIMT glasses”. Archaeometry 61.3: 647-662.
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Salinas Pleguezuelo, M. E. (2003): El vidrio romano de Córdoba. Córdoba, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba.
Recepción: 12 de junio de 2020. Aceptación: 9 de septiembre de 2020