Rodríguez González, E. (2018): El poblamiento del valle Medio del Guadiana durante la I Edad del Hierro. (Bibliotheca Praehistorica Hispana 34). Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 277 páginas. ISBN: 978-84-00-10353-8.
La obra de Esther Rodríguez González, fruto de su tesis doctoral, supone un estudio exhaustivo sobre el poblamiento del valle Medio del Guadiana durante la Primera Edad del Hierro. Dicho trabajo supone una revisión necesaria del estado de la cuestión, mostrando una visión actualizada sobre la cultura tartésica en Extremadura.
El libro se estructura en ocho capítulos que, según su contenido, se podría dividir en cuatro partes.
En una primera parte se muestra la concepción de Tarteso como un amplio espacio comprendido entre el estrecho de Gibraltar y la línea del Guadiana, incluyendo los territorios del Bajo Guadalquivir, parte del Guadalquivir Medio y el Bajo y Medio Guadiana. En dicho espacio se ha diferenciado una zona nuclear tartésica, correspondiendo con las actuales provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla y sur de Córdoba, y una zona de influencia en la que se incluye el norte de la provincia de Córdoba, Badajoz y el sureste del Bajo Alentejo y el Algarve. En este espacio se sitúan una serie de comunidades que, siguiendo la propuesta de Arruda (2013), pueden denominarse tartésicas, sin que ello implique la superioridad de las poblaciones del área nuclear sobre el resto. Dichas comunidades no conformarían una unidad cultural, ya que existen particularidades que definen a cada una de ellas, aunque se pueden trazar elementos culturales comunes de tipo oriental que justifican su integración en Tarteso. Este fenómeno cultural comenzaría, según sus planteamientos de corte profenicio, a partir de la colonización semita, por lo que se restringiría a la Primera Edad del Hierro y a partir del siglo VIII a.C. Esta idea también queda recogida en otras obras recientes que la autora firma conjuntamente con el Dr. Sebastián Celestino, su director de tesis doctoral (Celestino y Rodríguez González 2017).
Esta concepción cronológica y cultural de Tarteso/Taršiš/Tartessos, que no es compartida por el grupo de investigadores que apuntan un origen autóctono del Bronce Final para la cultura tartésica, define el criterio que justifica para la Dra. Rodríguez González la integración del valle medio del Guadiana en Tarteso. Esta visión de equidad cultural también le permite plantear un mismo uso terminológico para la denominación de las etapas que caracterizan este fenómeno cultural en los diferentes territorios que integran Tarteso.
En una segunda parte se realiza una revisión historiográfica sobre el concepto “orientalizante” que tanto ha arraigado en los estudios de la cultura tartésica. En dichos estudios, en los que grosso modo se han diferenciado tradicionalmente dos grandes etapas (Bronce Final y Primera Edad del Hierro), se ha empleado el término de “Periodo Orientalizante” para definir la etapa correspondiente con la Primera Edad del Hierro. En su revisión del término, derivado de los estudios de la Historia del Arte, reivindica la sustitución de “Periodo Orientalizante” por el de época tartésica. Sin embargo, esta propuesta no sería aceptada por aquellos autores que defienden unas teorías proautóctonas para el origen de la cultura tartésica, ya que ellos también integrarían en la “época tartésica” la fase correspondiente al Bronce Final. Esta visión proautóctona es poco valorada o criticada en la obra, aun cuando en la actualidad existe una escuela, entre los que destaca Almagro-Gorbea (2008) o Mariano Torres (2002, 2017), que sigue dichos postulados.
En la tercera parte, que corresponde con el cuerpo principal del libro, aborda el estudio de las dos variables básicas en cualquier análisis histórico: el espacio y el tiempo. En el estudio del espacio, el valle medio del Guadiana, dedica una especial atención al concepto “frontera” que tradicionalmente se ha establecido entre el Bajo Guadalquivir y el Guadiana Medio. En su estudio, la autora desmiente la supuesta presencia de barreras naturales lo suficientemente relevantes para dificultar la interacción entre ambas regiones y, por lo tanto, haber generado una realidad cultural distinta. También sugiere la línea del Guadiana como el límite a partir del cual empieza a desdibujarse la cultura tartésica.
En lo relativo al tiempo, comienza con un estado de la cuestión sobre el Bronce Final en el valle medio del Guadiana, un periodo difícil de reconstruir dada la naturaleza de la información disponible, como ocurre en otras regiones peninsulares como el Bajo Guadalquivir o el Alto Guadiana. Una de las aportaciones más importantes son los resultados de los trabajos realizados en el yacimiento de Cerro Borreguero (Zalamea de la Serena, Badajoz), aunque las fases más antiguas de este yacimiento corresponden a la transición del Bronce Final a la Primera Edad del Hierro. Si se tiene en cuenta que la mayor parte de la documentación del Bronce Final en Extremadura se halla fuera de contexto, se entiende la relevancia de la información que ofrece Cerro Borreguero, aportando fechas absolutas radiocarbónicas que permiten seguir avanzando en la delimitación cronológica de estas fases culturales.
El estudio de la Primera Edad del Hierro comienza con una reflexión sobre la teoría de la colonización tartésica, que algunos autores han planteado para explicar la expansión de este fenómeno cultural desde la zona nuclear hacia las tierras del interior. Aparte de mostrar una hipótesis alternativa a través de la interacción entre el Bajo Guadalquivir y lo que tradicionalmente se ha considerado la “periferia de Tarteso”, revisa el modelo de poblamiento que se ha venido sustentando para este entorno geográfico. Dicho poblamiento se ha fundamentado en la existencia de grandes poblados tipo oppidum que articularon el espacio circundante y en el que se localizaron enclaves de menor entidad con funciones económicas diversas. Uno de estos grandes poblados sería el de Medellín (Badajoz), situado en el cerro del castillo de esta localidad. En esta labor se han revisado los fundamentos arqueológicos que han sustentado este modelo de poblamiento, cuestionando si verdaderamente se cuenta con una información lo suficientemente sólida para mantenerlo.
También se analiza uno de los tipos de construcción más característicos del valle medio del Guadiana, como son los edificios de Cancho Roano o La Mata, insertos en fechas tardías respecto al fenómeno tartésico y que algunos autores han incluido en el denominado “Periodo Post-orientalizante” (Jiménez Ávila, 2008). De igual forma, también se incluyen los resultados de los trabajos efectuados en el túmulo del Turuñuelo (Casas del Turuñuelo, Badajoz), codirigidos por la autora y el Dr. Sebastián Celestino. Estas construcciones, de planta rectangular y paredes de adobe sobre un basamento pétreo, se cubrían por un túmulo de tierra para su amortización, legando unos materiales in situ que permiten reconstruir los rituales de clausura de este tipo de construcciones.
La cuarta y última parte corresponde con las conclusiones, en las que se hace una valoración de conjunto y se plantean las nuevas vías de investigación para el estudio del desarrollo cultural en el valle medio del Guadiana durante la primera mitad del primer milenio antes de Cristo.
En definitiva, la contribución de la Dra. Rodríguez González supone un trabajo fundamental e ineludible en el estudio de la cultura tartésica en el valle medio del Guadiana, ofreciendo una visión actualizada de este fenómeno a la luz de los nuevos hallazgos como los de Cerro Borreguero o el Turuñuelo. La obra de referencia de la cultura tartésica en Extremadura ha sido la de Almagro-Gorbea (1977) desde finales de los años setenta, por lo que esta aportación supone una importante puesta al día en la que se incluyen todos los trabajos y avances que se han desarrollado desde entonces.
De este libro destacaría el enfoque empleado, ya que ofrece algunas herramientas metodológicas para el estudio de la cultura tartésica en otras regiones peninsulares del interior, como el Alto Guadiana, en las que las evidencias arqueológicas están constatando una cultura material de filiación tartésica elaborada por las poblaciones locales. También sería destacable la labor de revisión sobre las teorías y modelos vigentes a partir del estudio de las evidencias arqueológicas que lo sustentan, planteando nuevos enfoques y modelos alternativos. Igualmente reseñable es el magnífico aparato gráfico del libro, con ilustraciones a color que facilitan la comprensión de los contenidos teóricos.
Pedro Miguel Naranjo
Universidad de Castilla-La Mancha
https://orcid.org/0000-0003-4356-4511
ResearcherID de Publons: AAY-7589-2020
Almagro-Gorbea, M. (1977): El Bronce Final y el Periodo Orientalizante en Extremadura. Bibliotheca Praehistorica Hispana 14. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Almagro-Gorbea, (dir.) (2008): M. La necrópolis de Medellín. Bibliotheca Archaeologica Hispana 26, Studia Hispano-phoenicia 5 (3 vols). Madrid. Real Academia de la Historia.
Arruda, A. M. (2013): “Do que falamos quando falamos de Tartesso?”, en J. Campos y J. Alvar (eds.), Tarteso. El emporio del metal: 211-222. Córdoba, Almuzara.
Celestino, S. y Rodríguez González, E. (eds.) (2017): Territorios comparados: Los valles del Guadalquivir, el Tajo y el Guadiana en época tartésica. Anejos de Archivo Español de Arqueología 80. Mérida, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Jiménez Ávila, J. (ed.) (2008): Sidereum Ana I. El río Guadiana en época post-orientalizante. Anejos de Archivo Español de Arqueología 46. Mérida, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Torres, M. (2002): Tartessos. Bibliotheca Archaeologica Hispana 14, Studia Hispano-phoenicia 1. Madrid, Real Academia de la Historia.
Torres, M. (2017): “El paisaje funerario en las necrópolis tartésicas”, en Arquitecturas funerarias y Memoria. La gestión de las necrópolis en Europa occidental (ss. X-III a.C.). Actas del coloquio del 13-14 de marzo de 2014 celebrado en la Casa de Velázquez (Madrid): 359-398. Madrid. Osanna Edizioni.
Recepción: 26 de mayo de 2020. Aceptación: 15 de septiembre de 2020