https://dx.doi.org/10.12795/spal.2020.i29.29
Regev, Dalit. (2020): New Light on Canaanite-Phoenician Pottery. Worlds of the Ancient Near East and Mediterranean Series, Sheffield, Equinox Publishing Ltd. 223 pp. ISBN: 978-1-78179-822-5.
Los estudios sobre la producción, tecnología y consumo de la cerámica fenicio-púnica han crecido de forma exponencial en las últimas décadas tanto en calidad como en cantidad. Esto ha sido resultado de un mayor número de excavaciones a lo largo y ancho del Mediterráneo, de equipos científicos interdisciplinares en los cuales el estudio de la cerámica se ha convertido en clave para determinar dinámicas comerciales, cronologías o funciones (en muchos casos haciendo uso de técnicas arqueométricas), y de la creciente necesidad de contar con corpus que permitan identificar las tipologías propias de los centros alfareros ubicados en las colonias y ciudades cananeas y fenicio-púnicas. En esta dinámica se inserta el volumen que motiva estas páginas, cuyo objetivo fundamental es proporcionar una panorámica mediterránea sobre las principales clases, tipos y características técnicas de las producciones cerámicas consideradas como cananeas o propias del mundo fenicio y púnico, enlazando de forma diacrónica la evolución tipológica de las mismas entre su momento de génesis en la Edad del Bronce con las transformaciones sufridas por estos repertorios muchos siglos después ya bajo el dominio de Roma.
La obra, sin embargo, es mucho más que un detallado corpus tipológico que recorre más de tres mil años de desarrollo de grupos tipológicos y técnicos de cerámicas asociadas al mundo cananeo-fenicio, sino que explora de forma reflexiva y coherente aspectos como la perduración de gustos, formas y tecnologías durante ese largo periodo no solo en el área levantina, sino también en otros muchos rincones del Mediterráneo salpicados por asentamientos fundados por los fenicios desde inicios de la Edad del Hierro. La propuesta de la autora, apoyada en el concepto de longue durée, fija su atención en las particularidades locales y regionales que se advierten tanto en el propio motherland fenicio como en los ámbitos coloniales y del posterior “mundo púnico”, pero también en la perduración de tradiciones y patrones de producción o consumo que son rastreables desde la Edad del Bronce y visibles aún -en muchos casos indirectamente- en muchas clases cerámicas fabricadas en el mundo romano imperial o incluso tardoantiguo. La monografía toca así cuestiones de mucho mayor proyección y calado que la seriación de cerámicas, constituyendo una ventana a preguntas clave sobre identidades, la difusa frontera entre “lo clásico” y el mundo fenicio, y el crecimiento y complejidad del comercio transfronterizo (en lo físico y cultural) de la época.
La autora comienza precisamente reflexionando sobre conceptos como “cananeo” o “fenicio” y sus implicaciones en lo relativo al estudio de la cerámica, tanto desde la perspectiva cultural como cronológica, y sobre todo en torno a la definición de qué elementos se incluyen dentro de lo que entiende como Phoenician Assemblage, es decir, la cerámica “de tradición cananeo-fenicia” y sus patrones de distribución y consumo dentro y fuera del Levante. Se acompaña a esta síntesis con las primeras ilustraciones, que son toda una declaración de intenciones de lo que la autora quiere subrayar, ya que se muestra en cada una de ellas (5) un resumen de las principales formas de cada uno de los periodos objeto de estudio, desde la edades del Bronce y del Hierro a las etapas persa, helenística y romana.
El segundo capítulo está dedicado a las ánforas, lo que conecta la obra con su gemela dedicada al comercio marítimo (Regev 2020), y con una creciente literatura científica que está permitiendo sistematizar la producción, uso y circulación de los llamados Maritime Transport Containers [MTC] (y los productos contenidos en ellas) en el mundo mediterráneo de la Edad del Bronce y del I milenio a.C., tanto en su parte oriental (Lawall y Lund 2013, Demesticha y Bernard Knapp 2016, Bernard Knapp y Demesticha 2016, entre otros) como central y occidental (Ramon Torres 1995, Bechtold 2015, además de un innumerable conjunto de estudios regionales y locales). En las páginas dedicadas a esta cuestión de los envases de transporte, que casi son una cuarta parte del total del libro, Regev repasa de forma diacrónica las principales características formales, detalles técnicos, marcas y dipinti y conexiones formales de los tipos de ánforas identificadas como cananeas, fenicias o púnicas desde la Edad del Bronce hasta el periodo bizantino, sin entrar en profundidad en cuestiones íntimamente ligadas a ellas como la identificación de sus contenidos o sus mecanismos de comercialización.
El estudio de la “cerámica decorada” (Decorated Ware) ocupa un lugar central en el texto, dedicándole la autora un extenso capítulo tercero en el cual incide de nuevo en la combinación del examen tecno-tipológico con la reflexión sobre cuestiones identitarias derivadas del uso ceremonial de ciertas cerámicas (apartado 3.II), y la revisión de la transmisión de la tradición del engobado rojizo típicamente fenicio hasta enlazar con la producción de la Eastern Sigillata A en la etapa romana tardorrepublicana e imperial (apartado 3.III). El resto del espacio de este capítulo se dedica a revisar con detalle la génesis y evolución de otras cerámicas con decoración pintada pertenecientes a contextos cronológicos, económicos y geográficos muy distintos, como las denominadas Black-on-Red, las cerámicas pintadas bícromas o diversos grupos característicos de los asentamientos originados tras la diáspora colonial hacia occidente, como las “cerámicas grises” o las finewares de época helenística (apartados 3.IV a 3.IX).
La autora prosigue dedicando el Capítulo 4 al estudio de las cerámicas no decoradas, entre las cuales distingue tres grandes bloques en virtud de criterios funcionales: un primer apartado destinado a las de “uso doméstico” (entre las cuales se incluyen diversos tipos de jarras o ánforas “de mesa” y las “cerámicas de cocina o de fuego”), las de “uso comercial” (esencialmente pequeñas jarritas, frascos y anforiscos para perfumes y unguentaria) y las de “uso ritual” (que comprenden cráteras, urnas, jarritas, lucernas y lámparas diversas y los morteros-trípode). El capítulo se cierra con una panorámica sobre la transmisión de estas formas hacia los asentamientos coloniales y su reinterpretación local o regional en estos contextos del Mediterráneo central y occidental. Aunque el apartado globalmente da continuidad al mismo tono y enfoque analítico de las diversas categorías cerámicas, cabe preguntarse las razones que han llevado a la autora a cambiar la fórmula de presentación (en el capítulo 3 por “familias” ampliamente reconocidas en la historiografía, en el 4 agrupados por funciones) y si la asunción en muchos casos de su uso preponderante en el ámbito doméstico, comercial o ritual no resulta contraproducente, socavando la posibilidad de una exposición más aséptica del estado de los conocimientos sobre estos grupos principales de la cerámica fenicia no decorada.
El breve Capítulo 5 queda consagrado al estudio crítico de algunos “casos especiales” que la autora sitúa al margen de las producciones tratadas en los apartados precedentes, dado que permiten de una forma muy nítida tratar casos de “préstamos” formales, técnicos y/o funcionales con los repertorios anatólicos, rodios o egeos de la Edad del Bronce y de inicios de la Edad del Hierro. Se incide así en las mismas cuestiones ya planteadas a propósito de muchos de los grupos tipológicos de ánforas, de cerámicas decoradas o sin tratamiento de los capítulos anteriores, resultando de especial interés el debate abierto en torno a las Bent Bottles o lasana, bien conocidas en el ámbito griego (Papadopoulos 1992), que a tenor de la documentación rodia y levantina promete proporcionar novedades sugerentes en el futuro próximo sobre la interacción de ambas esferas de producción cerámica.
Finalmente, las conclusiones redundan en formato telegrama en las ideas esenciales diluidas a lo largo del texto principal, tanto en lo relativo a la identificación de una “cerámica fenicia” con una tradición y estilo propio reconocible, como en aspectos particulares de las cerámicas de las diversas etapas históricas objeto de consideración en el libro.
El libro editado por Equinox acompaña al texto con un abundante y cuidado aparato gráfico (27 figuras y 62 fotografías), en el cual sobresale la inclusión de un gran número de dibujos de los principales grupos tipológicos objeto de estudio. Cabe destacar que se representan estas piezas con un criterio homogéneo, en color y siempre con la misma escala, salvo para el caso de las ánforas, lo que convierte la monografía en una herramienta de consulta muy útil para la resolución de problemas de clasificación al menos a un nivel general. No es escasa tampoco la utilización de fotografías a color de piezas de diversa tipología, reproducidas generalmente a buen tamaño y con escala, a partir de las cuales es posible apreciar detalles técnicos de pastas y revestimientos, y sobre todo los patrones decorativos reflejados en los propios dibujos bidimensionales. Quizá lo único reprochable en este apartado sea el que se echa en falta un cuadernillo final o al menos la inclusión en apartados como el dedicado a las ánforas de imágenes en color dirigidas específicamente a mostrar las características técnicas particulares (macrofotos de pastas o engobes, graffiti o marcas, etc.) de cada área de producción, o de clases cerámicas particularmente significativas por su amplia distribución o papel económico, algo particularmente acusado para los envases de transporte. Con todo, las ilustraciones de la monografía dan perfecto soporte al discurso y proporcionan al lector una buena guía introductoria al concepto y evolución de la “cerámica fenicia”.
En el debe de la obra podemos anotar también algunas cuestiones que hubiesen terminado de perfilar algunas de las líneas exploradas y que habrían dotado a la herramienta generada de una mayor proyección y “usabilidad”. Por una parte, se echa en falta la inclusión de una síntesis breve sobre aspectos arqueométricos (y en especial sobre las pastas cerámicas), que habría sido de gran utilidad en particular para el capítulo dedicado a las ánforas, haciendo posible a partir de un catálogo con macrofotografías la clasificación de estos materiales; por otra parte, habría enriquecido también el discurso sobre las influencias y/o transferencias tecnológicas el haber dedicado un pequeño espacio a la presentación de un estado de la cuestión sobre los talleres cerámicos, tipologías fornáceas, tornos, etc., aspecto cuya información se encuentra muy dispersa y que además arrojaría luz de forma clara sobre particularidades regionales en el Levante y en la dinámica de transmisión de la “tradición cerámica fenicia” a sus colonias; por último, un apartado sobre metrología habría sido deseable, en especial en relación al estudio de los MTC, dado que es un aspecto clave para la lectura de las interacciones comerciales entre las diversas esferas culturales y económicas mediterráneas y que ha generado en las dos últimas décadas una amplia literatura científica (Docter 1990, Pedrazzi 2005, Bernard Knapp y Demesticha 2016: 172-184, entre otros).
La monografía de la Dra. Regev es, a pesar de estas parcelas que han contado con una atención secundaria en el texto, un excelente manual introductorio para el estudio de la cerámica cananea y fenicio-púnica, con una óptica transmediterránea poco frecuente hasta el momento en este tipo de estudios. El hilo conductor tipológico de la obra se une a consideraciones relativas a los estilos y tendencias decorativas y a las diversas funciones de los grupos cerámicos estudiados, ofreciendo una panorámica general muy completa de la problemática de la génesis, transmisión a occidente, evolución local/regional y “romanización” de las principales series cerámicas propias de las comunidades de origen levantino. Se trata por tanto de una obra instrumental de ágil consulta que no deja de lado la reflexión sobre la trascendencia del análisis minucioso y en detalle de estos ítems cerámicos como expresión de la evolución de los modos de vida de las poblaciones de origen cananeo, tanto en las área de origen como en los muchos puntos fundados en el Mediterráneo y también más allá del estrecho de Gibraltar a lo largo del I milenio a.C.
De este modo, consideramos que uno de los principales activos que pone sobre la mesa este volumen sobre la cerámica fenicia es el subrayar un problema fundamental en la investigación de los materiales fenicio-púnicos, y del mundo antiguo en general, como es la existencia de demasiados compartimentos estancos académicos e ideológicos para lograr una percepción histórica completa de un mundo mediterráneo que ya a finales de la Edad del Bronce comenzaba a “globalizarse” y que a lo largo de la Edad del Hierro y de la fase romana alcanzaría altísimas cotas de integración e interdependencia. Resulta difícil entender desde una perspectiva histórica científica la separación que en muchas ocasiones se realiza entre “orientalistas” y “clasicistas”, del mismo modo que tampoco resulta correcta la distancia (historiográfica y de intercambio de información) que existe aún entre el Mediterráneo oriental y el resto de la cuenca, dos áreas que desafortunadamente suelen orbitan en paralelo y raramente se cohesionan, de la mano de unos pocos autores, para dar lugar a una visión integrada de hallazgos y hechos históricos como los que aquí se tratan. La atomización en entidades políticas estatales urbanas fue generalizada en el Mediterráneo antiguo, pero sin embargo es evidente la asimetría de enfoque a la hora de abordar el análisis del mundo egeo y sus apéndices coloniales frente al más frecuente análisis regional que se aplica al estudio arqueológico de la historia de los colectivos de origen fenicio (algo para lo que consideramos decisiva la menor disponibilidad de fuentes literarias y epigráficas, y por tanto la menor capacidad de los historiadores para tejer un hilo común entre el Levante y el Atlántico).
La obra de Regev tiene su foco de atención principal fijado en el Levante pero considera también otros datos procedentes de los asentamientos fenicio-púnicos de Chipre, del Mediterráneo central y del lejano occidente. Esto último podría parecer una obviedad pero no lo es a la luz de la falta de conexiones que se observan en la bibliografía disponible para el mundo fenicio (y que desde luego exceden ampliamente los déficits aquí resaltados respecto a la cerámica). En los últimos años se está caminando en la dirección de derribar las barreras académicas entre los supuestos “bloques” del mundo antiguo, y en especial entre la esfera helénica y la próximo-oriental (Van Dommelen y Knapp 2010, Sherrat 2010, Hodos 2017, Lemos y Kotsonas 2020), como se ha puesto de relieve a propósito del consumo y producción cerámica en un buen número de trabajos (influencias griegas en Levante, influencias levantinas en el Egeo, etc.; Morris y Papadopoulos 1998, Fletcher, 2011, entre otros). Convendrá en el futuro inmediato tratar de desarrollar investigaciones sobre las comunidades fenicio-púnicas que aborden las problemáticas históricas desde unos presupuestos epistemológicos y metodológicos que permitan desterrar los tradicionales apriorismos y lograr un discurso mediterráneo más completo y rico en matices. La cerámica, como pone de relieve este libro, tendrá mucho que decir en este cambio de rumbo coast to coast y en la posibilidad de aportar nuevos argumentos sólidos para profundizar en las particularidades locales o regionales, en la interculturalidad y en la progresiva cohesión de mentalidades, gustos, tecnologías y economías que se operó en esta etapa.
Antonio Sáez Romero
Departamento de Prehistoria y Arqueología
Universidad de Sevilla
https://orcid.org/0000-0001-7071-9748
ResearcherID: https://publons.com/researcher/E-3654-2013
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Recepción: 30 de abril de 2020. Aceptación: 16 de septiembre de 2020