http://dx.doi.org/10.12795/spal.2008.i17.14

Ojeda Nogales, D. (2008): “Un torso militar de época domicianea en Segobriga”, Spal 17: 323-328. DOI: https://dx.doi.org/10.12795/spal.2008.i17.14

UN TORSO MILITAR DE ÉPOCA DOMICIANEA EN SEGOBRIGA

A MILITARY TORSO OF THE TIME OF DOMITIAN FROM SEGOBRIGA

David Ojeda Nogales
Universidad de Sevilla

Resumen: Hoy día sorprende el alto número de publicaciones científicas en las que los elementos iconográficos de las estatuas militares son tenidos por genéricos y, por consiguiente, ignorados como criterios de identificación y datación[1], sobre todo habida cuenta de que algunos estudios han demostrado sobradamente su utilidad[2]. Objetivo del presente trabajo será incidir en la validez de aquellos estudios arqueológicos que han demostrado cómo el análisis estilístico de una escultura militar, unido al del mayor número posible de sus elementos iconográficos, permite formular hipótesis de datación e identificación que quizás no sean correctas, pero que al menos ofrecen una lista amplia de argumentos para juzgar su pertinencia.

Résumé: Au jour d’aujourd’hui est encore surprenant le grand nombre de publications scientifiques dans lesquelles les éléments iconographiques des statues militaires sont considérés comme génériques, et donc ignorés en tant que critères d’identification et de datation, surtout compte tenu du fait que quelques études ont démontrés plus que bien leur utilité. L’objectif du présent travail sera de mettre l’accent sur la validité de ces études archéologiques qui ont démontrés comme l’analyse stylistique d’une sculpture militaire, à laquelle est associée le plus grand nombre possible de ses éléments iconographiques, permet de formuler des hypothèses de datation et d’identification qui, peut-être, ne seront pas corrects, mais qui, au moins, offriront une longue liste d’arguments pour juger de sa pertinence.

Palabras claves: estatua, militar, imperial, flavia, Domiciano.

Mots clés : statue, militaire, impériale, flavienne, Domitien.

Los recientes hallazgos realizados en Segobriga (Cuenca) han sacado a la luz un amplio conjunto de esculturas, entre las que destaca el lote aparecido en las excavaciones de la basílica, constituido por ocho piezas datadas en su mayoría en época del emperador Claudio[3]. Sólo dos de ellas han sido consideradas como pertenecientes a época augustea, un fragmento de estatua femenina[4] y una thoracata masculina de tamaño mayor que el natural (fig. 1) cuyo análisis merece la pena retomar[5]. Pertenece al tipo de los “loricatos clasicistas con pteryges mixtos”[6] y se pondera sobre la pierna izquierda, quedando exonerada la derecha[7]. Por su parte el brazo izquierdo se encuentra relajado y el derecho, del que nada se conserva, debió alzarse[8]. El paludamentum conforma sobre el hombro derecho una bolsa de pliegues desde la que cae por la parte trasera de la estatua, para ser finalmente recogido por el brazo izquierdo de dentro hacia fuera. Como motivos decorativos de la coraza, la escultura presenta un gorgoneion y una pareja de grifos afrontados a un candelabro coronado por una llama; éstos apoyan sobre una orla vegetal que emerge de una palmeta invertida. Entre la coraza y los lambrequines –de cuyos motivos ornamentales se hablará con posterioridad– se dispone una cenefa finamente labrada con una panoplia de armas. El establecimiento del Augusto de Prima Porta como su paralelo tipológico más cercano, el diseño de la górgona y el “corte metálico” de la palmeta, han llevado a encuadrar esta estatua militar en época augustea y a identificarla con el propio Augusto[9].

Figura 1. Estatua militar hallada en la basílica de Segobriga. a: frente; b: dorso; c: lateral izquierdo; d: lateral derecho (de Noguera, Abascal, Cebrián 2008).

Una cronología y una identificación similar chocan con dos problemas fundamentales. El primero de ellos es que se conocen muy pocas estatuas militares de cronología augustea que fuesen representaciones de Augusto; de modo seguro tan sólo una, el Augusto de Prima Porta y ésta no proviene de ambiente público como es el caso de la estatua militar de Segobriga[10]. El segundo, que ninguna de las representaciones estatuarias imperiales masculinas, en tipo militar, que hasta el momento se conocen en Hispania puede ser datada en época augustea, indicando este hecho el aparente poco éxito de esta tipología imperial en la Península durante los primeros compases del Imperio. Respecto al primer punto, ya M. Cadario señaló que Augusto pareció renunciar a las imágenes thoracatas que fueron reservadas a sus príncipes/generales, dotados de imperium y verdaderos encargados de dirigir las campañas militares del Princeps[11]; era ésta la manera de establecer una distinción de rango entre Augusto y sus príncipes/generales, colocando el tipo militar en un segundo plano y reproduciendo así la relación entre Jupiter (Augusto) y Marte (príncipes/generales)[12]. Respecto al segundo punto, tan sólo ha sido propuesta una cronología augustea para una representación militar hispana, la de Pollentia[13], para la que una datación de entre época de Claudio y finales del siglo I d. C. parece la opción más razonable a partir de los trabajos de E. Rosso[14]. Por tanto, resulta difícil admitir a priori la identificación y la cronología propuestas para la estatua militar de la basílica de Segobriga.

Partiendo de la base de criterios estilísticos el torso parece datar de finales de época flavia. El fuerte movimiento de las caderas hacia el lado izquierdo y el resultante impulso de las launas hacia el derecho, es un detalle presente en muchas de las estatuas militares de esa época[15]. A la misma cronología apuntan la superposición tridimensional de las launas que cruzan la parte delantera de la figura, su labra individualizada, el trabajo detallista de su franja inferior y sus superficies inquietas y llameantes[16]. Típico asimismo de época domicianea es el trabajo minucioso de los bordes de los lambrequines, en los que los relieves presentan diferentes alturas[17]. Por último, el cabello ondulado del gorgoneion, en el que cada rulo de pelo se marca con un golpe de trépano en el centro, es también un detalle característico cuyo mejor paralelo se encuentra en un torso de Princeton datado en época del emperador Domiciano[18]. Los motivos iconográficos y los valores hermenéuticos que el torso segobrigense detenta, refuerzan esta propuesta cronológica.

En esta línea conviene empezar por resaltar que la estatua militar de Segobriga fue concebida para expresar una idea totalmente clara, la del triunfo. A ello contribuyen fundamentalmente dos elementos, el primero de los cuales es el friso inferior decorado con una congeries armorum, labrada en la zona de transición entre el torso y la cadera, referencia a los pueblos sometidos por el efigiado y a la celebración de su triunfo[19]. El segundo es el motivo decorativo central de la coraza, pues la pareja de grifos afrontada al candelabro apuntan al papel de éstos como guardianes del fuego de Vesta, el garante del imperium de Roma[20]. La conjunción de estos dos elementos permite pués proponer a modo de hipótesis que la escultura militar de Segobriga debió representar a un personaje eminente de la historia de Roma, que fue visto por los segobrigenses como garante y protector de la continuidad y subsistencia del Imperio por medio de una victoria militar, la evocada en la cenefa inferior de la coraza. El estilo tardo flavio de la labra, los valores hermenéuticos triunfalistas[21] y el contexto de aparición del torso[22], hacen razonable pensar en la posibilidad de que el representado fuese uno de los tres emperadores de la dinastía flavia.

A una propuesta más concreta de identificación y de cronología ayuda la iconografía de los lambrequines y del friso de armas, pues ambos parecen contener referencias a la campaña sármata de Domiciano[23]. Unas diez legiones fueron implicadas con seguridad en ese conflicto bélico, la I Adiutrix, I Italica, II Adiutrix, IIII Flavia, V Macedonica, VII Claudia, XIII Gemina, XIIII Gemina, XV Apollinaris y XXI Rapax[24]; los emblemas de algunas de ellas pueden observarse en la decoración de los lambrequines de la escultura de Segobriga (fig. 2)[25]. En primer lugar, el prótomo de león que decora dos de los lambrequines de la hilera superior podría estar haciendo referencia al emblema de la legión IIII Flavia[26]. En segundo, las dos cabezas de elefante que decoran dos de los lambrequines de la zona inferior de la coraza, podrían hacer lo propio con uno de los símbolos de la legión V Macedonica[27]. En tercero, la presencia de prótomos de águila en otros dos lambrequines, parece señalar en la dirección de los emblemas de las legiones XIII y XIIII Gemina[28]. En cuarto y último lugar, como ya señaló R. Gergel, la doble cabeza de carnero podría hacer alusión al emblema de la legión I Flavia Minervia Pia Fidelis Domitiana[29], creada en el año 83 d. C. por el emperador Domiciano y, posiblemente, participante también en la campaña de Domiciano contra los sármatas[30].

Figura 2. Detalle de los lambrequines. a: frente; b: lateral derecho (de Noguera, Abascal, Cebrián 2008).

Un último elemento iconográfico lleva a vincular el torso segobricense con la campaña sármata del emperador Domiciano, una extraña cabeza representada dentro de la congeries armorum, identificada como un simio y puesta en relación con un posible episodio bélico que pudo tener lugar en Mauritania o en el África negra (fig. 3)[31]. Aun cuando pudiese ser un simio, los rasgos de la cabeza me parecen más próximos a la representación humana de un bárbaro, por su fisiognomía y por su peinado de pelo largo tan sólo por la parte trasera. Su extraña y amorfa apariencia, con una frente prácticamente inexistente y un cráneo plano y extremadamente largo, podría explicarse si se considerase acertado el identificarlo con un sármata, pues se sabe por Tácito que los romanos los encontraban deformes, quizás debido a su costumbre de deformar sus cráneos desde niños[32]. El paralelo de la imagen de la escultura de Segobriga con el de un cráneo sármata artificialmente deformado, procedente de una necrópolis rusa, contribuye a reforzar esta hipótesis[33].

Figura 3. Detalle de la cenefa labrada con congeries armorum (de Noguera, Abascal, Cebrián 2008).

Si todo lo expuesto hasta ahora se aceptase, la estatua militar de Segobriga podría datarse entre los años 93 y 96 d. C., es decir, entre el año en el que Domiciano regresó a Roma tras su campaña sármata[34] y el año en el que fue asesinado. En cuanto a la identificación, la opción más razonable es que la escultura representase en origen al propio emperador Domiciano, aunque la posibilidad de que fuese alguno de los otros dos emperadores flavios obliga a dejar esta cuestión abierta hasta que se produzcan nuevos hallazgos.

Agradecimientos

Por diversa ayuda recibida mi agradecimiento a F. Albert, R. Gergel, P. León, J. M. Noguera y A. Peña. El presente trabajo se realiza gracias a la concesión de una beca F.P.U. del Ministerio de Ciencia e Innovación.

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Recepción: 15 de junio de 2009. Aceptación: 6 de noviembre de 2009


[1] Esto ocurre fundamentalmente con los lambrequines de las estatuas militares, aunque también es extensible a la decoración central de la coraza. El origen de esta tendencia puede reconocerse básicamente en el trabajo de K. Stemmer, cf. Stemmer (1978: 152, 165).

[2] El ejemplo más claro de esto último es el de los estudios de R. Gergel. Los títulos de algunos de ellos se encuentran a lo largo del artículo y en el apartado bibliográfico, cf. además Gergel (2004: 371-409). Desde un punto de vista metodológico es fundamental Fittschen (1976: 175-210). En esta línea es también de interés el trabajo reciente de M. Cadario, valga como ejemplo su puesta al día del caso de las estatuas militares decoradas con el coro de Nereidas. Cf. Cadario (2004: 328-341).

[3] Abascal, Almagro-Gorbea, Noguera y Cebrián (2007: 698). Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 302-324).

[4] Noguera, Abascal y Cebrián (2008: nº 6, 318-320, lám. 23 a-d).

[5] Dimensiones: 132 cm de altura máxima conservada. Para definición de formato colosal Kreikenbom (1992: 3-6), Ruck (2007: 17-50). Por otro lado, para el estado de conservación de la pieza cf. Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 309, nt. 90).

[6] Cadario (2004: 13-14).

[7] Así parecen indicarlo la posición de las caderas, lo conservado de la pierna izquierda y el movimiento de las launas.

[8] Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 310).

[9] Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 313-314, 329).

[10] Resumen actualizado de la problemática de la pieza, con bibliografía más antigua, en Cadario (2004: 251-282).

[11] Cadario (2004: 156).

[12] Este punto viene demostrado por algunas monedas, gemas y por las tazas de plata de Boscoreale. Cf. Cadario (2004: 156-159). Una idea similar ha sido recientemente recogida por Hölscher (2009: 48).

[13] Garriguet (2001: cat. nº 20, 13-14, lám. 6, 3), Cadario (2004: 248). Sobre la escultura militar de Pollentia cf. además, García y Bellido (1951: 61-64, lám. 12-17), Vermeule (1959-1960: 54, nº 174), Gergel (1987: 27).

[14] Rosso (2006: cat. nº 108, 318-320). Esta cronología ya fue propuesta por Acuña (1975: cat. nº 21, 97).

[15] Como ya indicó R. Gergel, “para un tratamiento similar de las tiras de cuero, véase Boston, Museum of Fine Arts 99.346; Paris, Musée du Louvre 1235; Roma, Museo Vaticani, Galleria delle Statue 248”. Cf. Gergel (1988: 5, nt. 5).

[16] Stemmer (1978: 127-128). Buenos paralelos para esta manera de trabajar se encuentran en las estatuas citadas anteriormente. Cf. nt. anterior.

[17] Gergel (1988: 5-7).

[18] Gergel (1986: 1-15 y 1988: 11-24), Varner (2000: 162), Meyer (2001: 27-33 neroniana), Gergel (2001: 199).

[19] Hölscher (1988: 356), Polito (1998: 27-29, 233), Schröder (2002: 14-15), Nogales (2007: 115-118), Beard (2009: 231-237). El mejor paralelo para la cenefa decorada del torso segobricense es la de la ya citada estatua militar domicianea del Museo de Arte de Princeton.

[20] Siebler (1988: 52-70). Por otro lado, si bien se encuentra en otras épocas, la decoración de los grifos afrontados a una candelabro es frecuente en época flavia (Gergel 1988: 10) tal y como demuestran las estatuas de Tito de Nápoles (Rosso 2009: 481; con la bibliografía más antigua) y Sabratha (Stemmer 1978: V11, 63, lám. 39, 1; con la bibliografía más antigua) y otra estatua flavia del Louvre, coronada por un retrato no pertinente (Stemmer 1978: VII7, 78-79, lám. 52, 1-2; con la bibliografía más antigua. Gergel (1986: 6-7), Kersauson (1996: cat. nº 68, 148-149), Boschung (2002: cat. nº 6. 4, 45, 47, lám. 29, 1; 31, 2, 4). Sobre el tema cf. también Cadario (2004: 145-146; 152, nt. 220), Rosso (2009: 481).

[21] Como recientemente ha demostrado T. Hölscher, este tipo de valores que ponen en primer plano la virtus de la gloria militar son muy típicos de época domicianea, pues el emperador Domiciano basó buena parte de la legitimidad de su principado en conceptos militares como la victoria y el triunfo. Cf. Hölscher (2009: 52, 59).

[22] Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 302-324).

[23] SUET. Dom. 6. Southern (1997: 110-111).

[24] Rodríguez (2001: 725). Posiblemente a estas diez legiones deba sumarse también la I Flavia Minervia Pia Fidelis. Cf. Rodríguez (2001: 61-62).

[25] Este método de trabajo con los lambrequines de las estatuas militares ha sido utilizado con un par de torsos de cronología domicianea por R. Gergel; en ambos casos con buenos resultados. Cf. Gergel (1986: 2-15 y 1988: 5-24). Para descripción de los lambrequines de la estatua militar de Segobriga cf. Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 312).

[26] Rodríguez (2001: 157).

[27] Rodríguez (2001: 193, nt. 860). Por otro lado, no se debe pasar por alto que las cabezas de elefante pudieron funcionar también como símbolos de la victoria y el triunfo, en cuanto referencias claras a los viajes conquistadores de Dionisos y a Alejandro en la India. Cf. Siebler (1988: 80-88).

[28] Rodríguez (2001: 337, 353). Un buen paralelo para la manera de labrar estos prótomos de águila, se encuentra en los lambrequines de la ya citada la estatua domicianea del Louvre.

[29] Gergel (1986: 12).

[30] Este hecho parece apoyarse en que a partir del año 89 d. C. hay una vexillatio de la I Minervia desplazada a tierras danubianas. Cf. nt. 22.

[31] Noguera, Abascal y Cebrián (2008: 310, 330, lám. 19b).

[32] TAC. Germ. 46, 1. Sulimirski (1970: 37-38), Lebedynsky (2002: 16-19).

[33] Sulimirski (1970: 36, fig. 8), Lebedynsky (2002: 19).

[34] Southern (1997: 111), Hölscher (2009: 58), La Rocca (2009: 228).