http://dx.doi.org/10.12795/spal.2006.i15.10

Mateos Vicente, R. (2006): “Santuarios litorales y control del territorio”, Spal 15: 205-216. DOI: https://dx.doi.org/10.12795/spal.2006.i15.10

Santuarios litorales y control del territorio

COASTAL SANCTUARIES AND LAND CONTROL

Roberto Mateos Vicente[1]
Doctorante Pantheón Sorbonne, París I

Resumen: El autor hace un estudio de la localización de los santuarios y lugares de culto de la bahía de Cádiz, haciendo hincapié en la función económica de éstos y en el control efectivo de un territorio en tierra firme para la dotación de recursos como la madera.

Abstract: The author gives a proposal of localization of sanctuaries and worship places in the bay of Cádiz. He points out their economic role and their meaning for the effective control of a interior territory for the supply of different resources, as example, the case of wood..

Palabras clave: Santuarios, fenicio-púnicos, territorio, bahía de Cádiz, economía

Key words: Sanctuaries, phoenician, punics, territory, Cadix bay, economy

Hoy en día encontramos en los santuarios un lugar del culto a un dios de características todopoderosas y monoteístas, dios, al cual, por tradición semita y para preservar el posible albedrío no se realizan documentaciones gráficas del mismo. A pesar de este monoteísmo dogmático y argumentado por la prohibición al culto de los ídolos viene a reflejarse en nuestra cultura religiosa un sentido muy politeísta en las figuras de los Santos (o Santos Patrones). Si en el norte de Europa es mas común encontrar una capilla rural dedicada a un santo varón, como puede ser San Vicente, patrón del trabajo de la vid, en el sur de Europa se dedica a la Madre de Jesús y todas sus declinaciones[2]. Esta faceta multicultural puede, con gran seguridad, estar en relación con antiguas religiones o antiguos dioses o seres divinos “paganos”.

Es necesario para emprender esta composición precisar el papel de esos santos y lugares santos en la sociedad correspondiente. Es bien conocido que San Vicente es el patrón de las comunidades rurales dedicadas a la cultura de la vid; de la misma manera que la Virgen del Carmen[3] es una patrona común de los puertos pesqueros. En las sociedades medievales (siglo XI-XIII), la Iglesia no solo representaba el lugar de culto sino también unas dependencias terratenientes que se justificaban por la acción de Dios y del Santo en los beneficios de la tierra (hay que recordar que todo el orden clerical se descomponía bajo este dominio). Desde el Vaticano, manzana de la discordia de las grandes familias ­italianas, hasta las Órdenes Monásticas, el lugar se componía siempre de una parte cultual y de una parte doméstica. Es más, en muchos casos los santuarios correspondían a grandes fincas terratenientes, de hecho, el vino de Burdeos tomó su fama bajo el trabajo de la vid por los monjes. Estas líneas solo tienen la intención de recordar el papel de una institución religiosa pero también productiva. Recordemos también que durante el Antiguo Régimen la división territorial en vigor era la parroquia.

Tras esta introducción seguiremos con el tema de este artículo. Es cierto que a primera vista el principio no tiene nada que ver con el final, pero creo que solo a primera vista. El interés principal de estas líneas es identificar el papel de los santuarios fenicio-púnicos en el ámbito geográfico y socio-económico. Es cierto que unas páginas no bastan para describir la multitud de templos fenicio-púnicos encontrados y por encontrar por lo que nos centraremos en un ámbito geográfico preciso: la Bahía de Cádiz o las Gadeiras, pero creo que es necesario prestar alguna atención a los santuarios fenicio-púnicos en general.

En el Próximo Oriente se conoce bastante mal los santuarios fenicios, siendo la época arcaica la que tuvo más influencia sobre los templos de nuestra localidad. La cultura fenicia en la metrópolis, sino autóctona, por lo menos, descendiente de la Prehistoria reciente guardaba estigmatizado el concepto de lugar sacro prehistórico. La estructura es inexistente o natural en las primeras épocas. Con ese sentido se entiende la posibilidad de considerar las cuevas, los promotorios como un santuario por sí mismo. Un lugar geográficamente peculiar consistiría en un lugar santo para los dioses. Los santuarios más antiguos encontrados en Próximo Oriente están construidos sobre la roca misma. En este caso, un naos[4] está erigido directamente sobre el suelo rocoso. Se trata de una concepción que encuentra paralelo en el mito de fundación del mundo egipcio. Los diversos mitos de creación del mundo tiene por único origen la duna fluvial del Nilo. La tierra es el origen metafísico de la vida y de allí una concepción de la Tierra como actor dominante en la visión del mundo. Las cuevas son un ejemplo perfecto de esta relación de la naturaleza con la sacralidad próximo-oriental. Siendo en época paleolítica un lugar de refugio, algunas veces de reunión (Atapuerca), las cuevas se transforman en lugares místicos y religiosos. El dominio de la piedra y la posibilidad de depender de su propio esfuerzo para cubrirse tuvo que alejar las sociedades neolíticas de las cuevas.

Podemos observar un instinto de lugar de refugio en los últimos sobrevivientes de la venganza de Yahvé contra Sodoma (Gén. 19, 18). Ese lugar se transforma en el primer refugio de un padre y dos hijas, y también como primer lugar de coito de una cultura sodomita en extinción. Como muchas veces en la cultura próximo-oriental, el lugar del nacimiento se confunde con el lugar de la muerte. Abraham y Sara (Gén. 25, 9) encuentran su último recinto funerario en una cueva. Las cuevas, de hecho, son un recinto funerario común en el ámbito fenicio-púnico (Ibiza, Gorham’s Cave). El santuario en su concepción ritual también desciende de una tradición neolítica (y quizás paleolítica). Las estalagmitas, que algunas veces cogen formas peculiares (peculiaridad visual del mismo modo que la peculiaridad geográfica de la localización sagrada) eran identificadas con la divinidad. En los santuarios fenicios construidos esta concepción se observa con la presencia de un pilar como betilo. Es el caso entre otros muchos del templo de Sarepta, donde podemos observar un altar asociado a un pilar que tenía forma de ídolo. La presencia de esos pilares en las fuentes escritas suelen aparecer tanto en los santuarios fenicios puros como en el templo de Salomón. En el templo de Tiro esos pilares sostiene el simbólico acebuche en llama. El pilar es un elemento central del culto y del espacio sagrado. En épocas posteriores la estructura del templo se desarrolla bajo este modelo central. En Amrit en el siglo VI. a. C., el espacio sagrado se desarrolla alrededor del naos primitivo, que se aísla del resto de las dependencias del templo que rodean un patio central.

Es en Chipre donde encontramos las primeras evoluciones coloniales de los santuarios fenicios. El más importante es seguramente el de la ciudad misma de Kition. La estructura y el culto se desarrollan de una forma similar a la metrópolis. Encontramos en Chipre unas peculiaridades que me parece un punto de información primordial. En el barrio de Katari, el conjunto más monumental, templo I, se fecha en el siglo IX a.C. Este santuario esta rodeado de una serie de talleres de metalurgia. La asociación de un lugar sacro, santo e inmaculado con una actividad industrial pesada solo tiene una explicación: el control de esas minas por el propio templo. Tal control no es improbable. El dios poliado en el santuario es una faceta colonial del dios Milkishtart (suerte de sinopsismo entre Melkart y Astarté que encontramos ya en Imperio sumerio). El dios estaba relacionado con los trabajos de la minería. De una imagen común en el politeísmo observamos desde los primeros momentos un movimiento del concepto de los dioses. La asociación del mlkrt con la empresa comercial es indudable aunque la forma que ese coge en las colonias es ya un poco más turbia. El concepto divino evoluciona con el papel de ese dios. En Chipre, por ejemplo, mlkrt esta asociado a los trabajos de la metalurgia. Se trata de una información que no deja duda sobre el papel de los santuarios dentro de la economía colonial principal: las minas.

A menudo el santuario aparece como un complejo de capillas en el cual se desarrolla el culto a una divinidad específica. De tal manera, en el ámbito sacro de Kition se encuentran una estructura de menores dimensiones (17 m sobre 8, contra 32 m sobre 22 para el templo), el templo 4, que parece estar dedicado a Astarté. En él se encuentra toda una serie de exvotos con la representación de una mujer o de una mujer con un niño. Se puede tratar de un posible lugar dedicado a votos de fecundidad como lo podemos encontrar en el yacimiento del Tesorillo (La Algaida).

Creo que para el tema es interesante observar otro tipo de apoyo de esas mismas informaciones. Las monedas (aunque muy tardías) desde el siglo V a. C. nos permiten acercarnos al papel del templo en el mundo fenicio-púnico. La acuñación empieza en Oriente, y con más precisión en las ciudades de Tyro, Sidón, Arwad y Byblos. Son las cuatro ciudades de mayor importancia comercial en la franja sirio-palestina. Para darnos una idea de su influencia económica diremos que esas monedas se encontraban hasta Anatolia y Persia. Desde los primeros momentos de esta acuñación políada de la ciudad aparece representado en la moneda el dios; es el caso por ejemplo de Dagón en Arward y de Melkart en Tiro. El símbolo divino parece en muchos casos eclipsar el símbolo de la realeza. Solo se encuentra en las monedas de Biblos el nombre del rey y su título Mlk Gbl o B’l Gbl. La acuñación está asociada en todos los casos con la representación de un barco. Destacaremos aquí un elemento que creo de importancia. La franja palestina desde el Bronce, y todavía en época helenística, tiene un papel de primer orden en el comercio marítimo. La moneda simplemente retransmite la actividad por la cual la ciudad se conoce. Vemos aquí, si no una confusión, una cierta asociación entre el rey humano y el rey divino de la ciudad. Los dioses se representan de formas muy diversas. En Sidón aparece tanto el carro ritual de Astarté[5] como el rostro barbado de Baal Hammon; rostro del cual la representación en terracota más fiel me parece seguramente las dos figuras de Cagliari y de Cádiz (Punta del Nao). En Tiro aparece el rostro de Melkart.

La interpretación iconográfica me parece clara. El poder real y el poder religioso reivindican su importancia en el papel marítimo de la ciudad. El dios llega a confundirse en la iconografía con el barco marítimo o guerrero en una statera de Tyro fechada entre 400 y 350 a.C. Es bien conocido que Melkart está en relación directa con la expansión fenicia en el Mediterráneo. Milkistrt en Chipre es el patrón de las minas (al mismo modo que 2000 años después San Vicente lo es para las culturas de vid). Esta relación parece estar alimentada por el poder religioso y el poder divino. Hiram se sirve de la imagen del dios Milkrt para justificar su presencia en Occidente. La érgesis, renacimiento de los dioses por el fuego, y la asociación de la tumba de Mlkrt en Extremo Occidente son demostraciones. El rey y sus descendientes se servían de un símbolo persistente en la cultura, el dios, para justificar una empresa peligrosa y que seguramente tuvo que tener sus detractores. En algunas monedas el poder religioso está directamente asociado a la actividad económica principal. Ya no se representa el dios jugando con la confusión del rey, pero sí el propio templo. Es el caso en una moneda de colección privada. Esa vendría de Biblos (Lipinski ¿1992?).

Se distingue perfectamente en esta pieza la presencia de un betilo, recordando la relación entre la Tierra y el culto. Ese betilo está, tal vez, emplazado en una barca: elemento semicircular de donde parece salir una serie de elementos rectos (¿ramas?). La moneda es bastante tardía, teniendo en cuenta que la inscripción está en griego. Posiblemente se feche después de 330 a.C.

También se encuentra el caso de esta representación de un templo en la moneda, ya en época romana, en Adra, en la costa española. Los ejemplos son numerosos, pero a precisar. En Tyro se representan las dos piedras sagradas dichas Ambrosia Petrai. En Beyrouth se encuentra la representación de ‘strt y de Poseidón en sus templos.

El templo es aquí representado como el principal acuñador aunque es verdad que ese tipo de monedas muy tardías se limitan a un área local. Sin embargo, las monedas de comercio de larga distancia siguen siendo controladas por el poder imperial. Este fenómeno recuerda, para mi gusto, un papel más importante del templo antes del periodo helenístico. Otra de estas perduraciones la tenemos en el Nuevo Testamento. Es conocido el pasaje en el cual Jesús se enfada por la presencia de un mercado dentro del área sacra. Hablamos de área sacra porque la escena se sitúa en el patio del templo de Yahvé.

Esta presencia del templo dentro del papel económico (acuñador y posible control, o asociación, a la actividad principal) es más marcado aún en las colonias fenicias. Si en la metrópolis el rostro de la divinidad está asociado a una actividad marítima, el caso es diferente en Extremo Occidente. En la amonedación de Tánger, bajo la leyenda púnica de Tng, el rostro de Melkart-Hércules está relacionado con dos espigas de trigo. El símbolo recuerda la gran actividad agrícola constatada en la zona (las huertas instaladas por los púnicos desde los siglos VI-V a.C. siendo, sin duda, la actividad más destacada de la ciudad).

La salazón, aunque fuera importante, no era tan primordial como en la costa norte del Estrecho (los bancos de atún entrando por el Estrecho llenos, y saliendo por el Rift y Tánger vacíos). De hecho en la otra ribera, la acuñación presenta ante todo el atún; es el caso de Málaga, que se trata de una de las mayores factorías de la Península Ibérica de época romana. En la acuñación de la ciudad de ‘bdr (Adra) encontramos la asociación del templo en una cara y de la actividad de salazones en otra. Tenemos aquí otro ejemplo más cercano de nuestro ámbito geográfico de la asociación directa del templo a la actividad económica dominante: la salazón. Se trata también de un indicio más de la relación directa entre el templo y el control económico de la ciudad. En la Bahía de Cádiz, en una serie de monedas escritas en fenicio-púnico encontramos asociado el rostro de Melkart-Hércules a un atún, bajo la leyenda ‘gdr. Ese es uno más de los casos de la demostración del poder religioso sobre la actividad principal de la ciudad.

El templo de Hércules gaditano es, sin duda, uno de los ejemplos de esta multifuncionalidad del lugar sacro. Es muy probable que el área estimada al templo no se limite con el islote de Sancti Petri. Tenemos a algunos kilómetros las Torres de la Almadraba de Hércules, unas torres que se pueden documentar, por lo menos, desde el siglo XVII d. C. por vía cartográfica. En estos mapas se documentaban perfectamente una célula social aislada de la isla de Cádiz propiamente dicha. La grafía nos permite observar como los pescaderos tiran con unas redes los bancos de atunes. Alrededor de esta actividad principal se construye una aldea, un real poblamiento autónomo. Es muy probable, por la asociación de Hércules con las Torres y la salazón, que desde época púnica, la zona sea dependiente del templo de Hércules. Esta zona esta virgen de excavación y por consiguiente no se puede relacionar con material arqueológico, pero sólo diremos que está emplazado en un lugar estratégico para la comunicación entre la isla de Cádiz-San Fernando y el continente. Por tanto, se puede matizar la zona de influencia del templo. La Torres de Hércules como límite del conjunto de salazón dependiendo del templo es condicionado por el movimiento de las mareas. Es muy probable que en la época fenicio-púnica ésta área sea menos extensa y más cercana al templo.

Recordemos que las fuentes escritas nos indican perfectamente que el templo de Melkart no se limita al área cultual, o estructura del templo propiamente dicha. Hablo en ese caso del bosque sagrado. La imagen del bosque es una peculiaridad fenicia en el Próximo Oriente. Los egipcios consideraban los bosques como un lugar no apto al ser humano, poblado de monstruos y dioses tenebrosos como Seth. Al contrario, los fenicios consideraban el bosque y los árboles en particular como un símbolo divino. La palmera, o phoineke, representa el oasis que se puede encontrar en el desierto; una suerte de refugio natural dado a las caravanas mercantes; un punto de referencia en los trazados comerciales en todo el Próximo Oriente. Los fenicios, más que ningún pueblo tenían una relación privilegiada con los bosques. Conocemos gracias al viaje de Wenamon, que los fenicios comerciaban la madera. El hecho está averiguado tanto en bajorrelieves donde se ven los hippoi tirando madera como en el Antiguo Testamento donde se dice que los hombres de Hiram son los mejores en trabajar la madera (1 Reyes 5, 20). El árbol, y más precisamente la palmera, aparece como símbolo de los fenicios. Es corriente encontrar este símbolo, sobre todo, en lugares coloniales como son Cartago o Sicilia.

Creo que hay que precisar la localización de ese bosque sagrado para el templo del Hércules Gaditanus. Tras una observación exhaustiva de la Bahía de Cádiz, la posibilidad parece evidente. Estamos hablando de una posible fuente de madera consagrada y controlada por el templo de Melkart. Sin duda, dicha madera dependía del templo pero no podemos precisar su acción sobre éste. El bosque puede permitir al templo construir sus dependencias (bien es cierto que ya en época fenicia se utilizaban principalmente sillares en la construcción.) La madera también se utilizaba para la construcción de estructuras, y más precisamente de los templos. El pasaje de los reyes (1 Reyes 6, 9) muestra como los hombres de Hiram utilizaban la madera para hacer la techumbre. La madera tiene otras utilizaciones evidentes. Como hemos visto, el dios (y a veces el templo mismo) esta asociado a la diversas actividades de la ciudad. Una de ellas es el control comercial.

La vinculación del templo a la empresa marítima les obligaban a controlar las fuentes de madera (por lo menos una parte). Esta necesidad de madera es ya evidente cuando hablamos de los barcos pesqueros que tenían que navegar de un lado al otro de la salida de la bahía. Para una empresa marítima mayor, la necesidad en madera es aún mayor. La madera tenía que estar en la proximidad del templo. Hoy en día no podemos localizarla en el islote mismo. La cantidad de madera no puede corresponder con la superficie del islote. No olvidemos que no estamos solo hablando del símbolo del dios (el acebuche ardiente) sino de una necesidad real de madera. Esa misma fuente de madera tenía que estar al lado del islote pero en un sitio resguardado de los caprichos del mar. Tenemos que observar los alrededores del islote. Hoy en día hay varias fuentes de madera. La costa periférica continental de la bahía (Chiclana y Puerto Real) está rodeada de pinos. La otra fuente de madera puede ser el Cerro de los Mártires. Las dos localizaciones no han proporcionado material arcaico. En la costa continental los primeros hallazgos son romanos. En el Cerro de los Mártires, los primeros hallazgos son púnicos (Quintero 1932) pero muy mal documentados. Como lo he apuntado en Géographie Historique de la Baie de Cadix, las intervenciones arqueológicas en la zona de San Fernando representan 5% y 10% en la costa de Puerto Real. En ninguna de ellas poseemos una estratigrafía de más de 5 metros (generalmente necesaria para identificar estructuras arcaicas).

El lugar del Cerro de los Mártires como localización del bosque sagrado, como fuente de madera para las empresas marítimas del templo, es muy probable. Se guarda en el nombre de este Cerro las resonancias santas que se ha adaptado a los mártires cristianos. Recordemos que el templo de Mlkrt-Hércules Gaditano destacaba por contener la tumba del héroe caído. Se seguiría entonces el concepto de un lugar sacro recordando la sepultura de un mártir. La proximidad con el islote de Sancti Petri permite un contacto diario. La zona entre el islote de Sancti Petri y Cerro de los Mártires se llama Gallinera. Se han encontrado toda una serie de hornos y de villas, mostrando en época romana la posible localización de una zona portuaria. Añadiremos que hoy en día la Virgen del Carmen (posible pervivencia semita), sale del puerto de Gallinera. También es posible que el bosque sagrado y la zona de poblamiento que le corresponde se sitúen en Sancti Petri-La Barrosa. Hoy en día el lugar esta bajo influencia administrativa de Sancti Petri. Un lugar idóneo para instalar un puerto (o por lo menos una zona de contacto marítimo).

Evidentemente el templo no podía limitarse a un islote que era en gran parte cubierto por las mareas. Este islote correspondería en la zona cultual en sí mismo, perfecta demostración de un lugar geográfico peculiar. En este islote se situaría el templo de Melkart-Hércules, y quizás en la época púnica, un faro. Seguramente ya desde época arcaica existía, sino un faro, una hoguera que permita navegar con seguridad. El santuario como institución era uno de los poderes que podía y le interesaba construir un faro. La necesidad de piedra y madera supone una inversión de trabajo que solo podía corresponderle al santuario, mismo representante del rey. Pero por otra parte el área del santuario no podía limitarse a ese islote. Si consideramos su papel de mercado, de almacenamiento de mercancías, no era prudente dejar tantas mercancías y comerciar en un islote dependiendo de las mareas. Era entonces necesaria un área de contacto con el continente o una isla de mayor superficie y recursos.

La localización del templo de Hércules en la zona del islote de Sancti Petri se entiende perfectamente bajo este aspecto. El islote de Sancti Petri está perfectamente situado para controlar tanto la salida del río Arillo como el caño de Sancti Petri. Desde el islote de Sancti Petri se controlaban los barcos venidos desde Oriente que entraban en la Bahía. De la misma forma esta situación podía controlar los barcos que salían de la Bahía. Se entiende perfectamente aquí el papel cultual del templo de Melkart-Hércules. Es bien conocido el pasaje de Estrabon (III, 5, 5) describiendo las prisas de los marineros para ofrecer un exvoto u otro tipo de regalo en el templo de Melkart-Heracles. Ese acto era seguramente el primero y el último que hacían los marineros: agradecer la protección en el viaje y pedir esa misma para el próximo.

El templo del Hércules Gaditanus es, creo yo, un buen ejemplo de lo que tuvo que ser un santuario fenicio-púnico. Bien es cierto que no nos podemos imaginar una extensión tal del área del templo desde los primeros momentos de la presencia fenicia. La primera razón es que no observamos la utilización de los recursos locales hasta el principio del siglo V a.C. Como ya lo hemos visto, la asociación del templo con una zona industrial y de poblamiento está averiguada en Chipre en época arcaica. Para el caso del santuario del Hércules Gaditanus podemos suponer que por pervivencia púnica el poder del templo sobre la economía de la ciudad se afirma todavía hasta el siglo II a.C.

La zona citada no es virgen de hallazgos arqueológicos como ya hemos visto. Podemos documentar brevemente los datos aportados por la revisión del material coincidiendo con este asunto[6]. Un sondeo realizado en 1985 por Ángel Muñoz proporcionó material protohistórico desde el siglo VI a.C y con eje de apogeo en el III a.C., con la presencia de cerámica de Kuass. Hemos también tenido la ocasión de estudiar el material de unas prospecciones arqueológicas realizada en la desembocadura del Caño de Sancti Petri[7]. Documentamos una gran cantidad de ánforas desde la ultimas décadas del siglo I a.C. (Dressel 7/11 y de ánforas tardorromanas [Africana Cilíndrica, Almagro 50-51]). Destacamos en este yacimiento la fuerte presencia de material tardorromano de origen africano.

En la zona sur de la isla de León, la necrópolis del Cerro Batería se puede fechar en el V a.C[8], lo que apunta un posible poblamiento alrededor de San Fernando, diferente al de la necrópolis de Cádiz (Perdigones y otros 1990) y de Las Cumbres (Córdoba y Ruiz Mata 2000).

Se entiende mejor la referencia de Posidonio que apunta que las mareas ocurren en el mismo momento en el templo que en la escollera y un puerto de las Gadeira (Estrabón III, 5, 7). El primer apunte que podemos hacer es que Posidonio tenía que poder observar tanto el templo como el puerto de las Gadeira. Creo que es importante señalar que hablamos de uno de los puertos de la zona. Si se referiría al templo de Gades (a 18 km), la marea no ocurre en el mismo momento. Existe hasta 2 minutos de desfase entre ellas.

La acuñación, las salazones, la madera y una probable zona de contacto marítimo se añade a las funciones del lugar cultual y de enseñanza. El templo fenicio acoge un papel más amplio que el simplemente referido al culto. La visión de esos templos en un lugar recluido del mundo no corresponde con la funcionalidad real de esos santuarios. La idea de lugar santo en un promontorio o en una isla que se repite en las descripciones de los templos por las fuentes y que fue muy bien plasmado por Cintas (1970-73) nos puede inducir en error, por lo menos no tener una idea completa del área del santuario. Bien es cierto que los promontorios y las islas eran lugares idóneos para edificar un templo. La explicación es simple y hemos podido hablar de ella anteriormente. Los santuarios fenicios estaban erigidos en lugares geográficos destacados. Podemos identificar dos tipos de santuarios. Los santuarios continentales como pueden ser las cuevas del interior de la franja de Siria-Palestina, en lugares geográficamente destacados: monte con cuevas, oasis. El templo con esa noción de bendición divina, de lugar geográfico peculiar, constituye también un lugar de refugio para los mercaderes. La idea también es cierta en los santuarios litorales.

Creo que es necesario precisar esta idea de refugio para el templo. Es notable como solo se documenta una factoría fenicia en la costa española al oeste del Estrecho de Gibraltar cuando se documentan, ya en época romana, casi diez templos de resonancia fenicio-púnica. Sólo algunos están arqueológicamente documentados. Realmente solo se ha podido identificar una parte sacra. Es el caso de Gorham’s Cave que podría estar vinculado al Fanum Herculum de Estrabón. El sitio corresponde perfectamente a un lugar geográfico peculiar con resonancia sagrada (Pérez López ). Al otro lado del golfo de Cádiz está el santuario de Phosphoros, el Luciferi fanum. Notamos aquí una presencia simbólica de la luz, como guía para los marineros: por donde muere el sol (Corzo 1991). Es precisamente la dirección a seguir para poder cruzar el Estrecho y navegar por las costas andaluzas. No me adentraré en el tema del Tesorillo, solo querría precisar las condiciones necesarias allí de un “refugio litoral” desde los más simbólicos (culto a la luz, promontorio sagrado) hasta los elementos más prácticos y claramente una posible fuente en madera documentada desde época musulmana (Barbadillo 1951). Si la localización de esos santuarios se ha determinado, nunca se ha tenido una certeza arqueológica de su presencia en lugares como Cabo Trafalgar (Insula Iunonis) y Barbate.

En la costa atlántica existe una isla nombrada hoy en día Punta Paloma cerca de Tarifa. Allí se puede haber documentado tumbas fenicio-púnicas. La paloma está en el culto fenicio muy relacionado con Astarté y el vínculo entre la Tierra y el Cielo. También podemos encontrar una zona de interés en el área de Barbate. Allí podemos observar alrededor de un cerro de 88 m, cerca de lo que sería antes la antigua costa, una sucesión de topónimos relativos al culto de un símbolo femenino (Ermita de la Virgen del Carmen, Cerro del Carmen...), y con la luz y la oscuridad. Otro lugar de interés puede ser el sitio de Chipiona (antiguamente se conoce como una parada hacia el lacus Ligustinus).

Los santuarios fenicio-púnicos aparecen como unos altos, un refugio en una de las rutas comerciales más peligrosas. Podemos observar aquí una asociación entre el lugar peculiar y el lugar sacro. Toda la costa atlántica andaluza fue un lugar poco conocido por los orientales por los menos hasta el siglo VI a.C. La virulencia del océano obligaba a adaptarse al territorio. Las largas empresas en la costa tenían que estar guiadas por los diferentes santuarios litorales. No estamos hablando solo de un lugar de culto, sino de un poblamiento bajo la dependencia del templo. En esos lugares se podría repostar, reparar barcos, vender parte de su mercancía y pedir protección al dios. El tramo del viaje en tierras tan extrañas y de difícil navegación está bajo la protección de estos santuarios litorales. En muchos de ellos se advierte el carácter oracular... para guiar el marinero en el viaje: Lacus Ligustinus (lago de los augures), oráculo de Menesteo (Artemidoro en Estrabón III, 1, 9), o el líder en su batalla (el sueño de César tras su visita al templo de Hércules [Livio, epítome 110-111]).

Templo

Zona

Posible localización

Vestigios arqueológicos.

MLKRT-Hércules

Zona cultual

Islote de Santi Petri

Alrededor, submarino:I a.C-IV d.C

Zona de explotación de la salazón

Costa del Caño de Sancti Petri

La Almadraba, hasta por lo menos Torre de la Almadraba. Cerro de la Isleta

Prospecciones en el Cerro de la Isleta

Zona de explotación de la madera.

Cerro de los Mártires o Sancti Petri- La Barrosa.

Necrópolis del V a.C. hasta época romana (posible villa)

Zona de contacto marítimo-continental. ¿Acuñación?

Gallineras o Sancti Petri-La Barrosa.

Vestigios del I a.C al IV d.C

Moneda con asociación de Mlkrt

Zona de control (hoguera, faro)

Islote de Sancti Petri ¿Torres de Hércules? ¿Cerro de los Mártires?

No hay documentación

Es curioso observar que en la costa atlántica los templos están bien diferenciados entre los dioses principales: Mlkrt, ‘Strt y alguna vez B’l. El menos representado es B’l, con una localización en ‘gdr, venerado bajo la forma de Cronos (Estrabón III, 5, 3). Solo se documentan dos templos de Mlkrt en la zona, los dos en lugares geográficos muy peculiares: el Hércules Fanum del Estrecho de Gibraltar y el Hércules Gaditanus en las Gadeira. El templo gaditano de Mlkrt-Hércules es bien conocido por sus fenómenos físicos extraordinarios: la fuente de agua dulce y de agua salada que traen un rumbo contrario a las mareas (Estrabón II, 5, 7). El templo de Mlkrt esta relacionado con la empresa colonial más arcaica. Recordemos la cita de Pomponio Mela que afirma que en Lixus y en Gades el templo se fundó al mismo tiempo que la factoría (Mela III, 6). Es también el caso en la metrópolis como lo retransmite Herodoto para Tiro[9]. Los otros, al menos media docena, están dedicados a una figura divina femenina. Consideremos el papel de este símbolo femenino.

Como muy bien lo apuntó Corzo (1991), el culto en los santuarios litorales se vincula al ciclo de los astros. El Luciferi Fanum está documentado como el lugar por donde muere el día. Sin jugar sobre el posible desfase de orientación, el día suele morir por el oeste. Como apunté, anteriormente es la orientación que hay que seguir para navegar por la costa andaluza atlántica desde el Estrecho (encontramos de nuevo aquí el papel de guía en el viaje a través de los astros). Como señala Aubet (1994), era corriente la orientación a partir de ciertas estrellas muy destacables como la Osa Mayor y el planeta Venus. Esa misma brilla tanto en el cielo que se considera como una estrella: la estrella del pastor.

No es de extrañar el vínculo desde el Imperio sumerio de este símbolo añadido a la luna. Los dos astros (en el sentido de fuera del área terrestre), corresponden en la mitología próximo-oriental en la noción de guía. La luna era para los egipcios uno de los ojos del dios Horus que siempre vigilaba y protegía al hombre. En la simbología fenicio-púnica la luna y la estrella correspondían a la diosa de la guerra y de la fertilidad: Astarté-Tanit[10].

El símbolo de Tanit es corriente en la grafía fenicia y parece bastante bien demostrado[11], a primera vista. Solo presentaré su interés en el tema que estamos tratando. La discusión sobre este símbolo es demasiado vasta. Es muy frecuentemente encontrado en las tumbas fenicias: Necrópolis de Dermech[12], Las Cumbres[13], Puig dels Molins[14], etc. En las tumbas decoradas de Túnez[15] vemos como el símbolo de Tanit esta representando guiando al muerto hacía el más allá. También se puede observar en la numismática de Málaga como los aspectos astrales están acentuados en la diosa femenina. Así se entiende mejor la sucesión de una palmera y de una estrella en las monedas de Cartago: Astarté aparece como guía y refugio. No es de extrañar entonces que se relacione con la mayor parte de los santuarios litorales de la costa andaluza atlántica. Es el caso del santuario de la Venus Marina.

En la Bahía de Cádiz es un tema bastante más discutido que el santuario de Melkart-Hércules. Se ha identificado con la Punta del Nao (Ramírez Delgado 1982). La localización es muy probable vistos los hallazgos de material arqueológico: quemaperfumes, busto negroide, ánforas. El material es conocido por todos. Solo subrayaré la presencia de un morro de bóvido, a menudo en relación con el culto de Astarté bajo su aspecto de diosa de la fertilidad. También entre los otros bustos se puede apreciar un posible b’l que encuentra paralelo en Cagliari, y una terracota orientalizante. Este último busto también tiene un particular interés. Se ha fechado del siglo V o IV a.C. Está fecha coincide con la del viaje de Hannon[16]. Este viaje describe una expedición fenicia hasta Guinea. Los siglos V y IV a.C., a lo mejor por el nuevo ajedrez geo-político a partir de la llegada de los focenses, son siglos de descubrimientos navales. Se emprenden expediciones hacía África o Portugal. La representación de un indígena de un nuevo mundo se entiende perfectamente como ofrenda tras una larga expedición. El templo como lugar de refugio sagrado se convertía también en centro cultual. Como lo apunta Corzo (1991) en la zona del Tesorillo subraya las procedencias muy diversas del material arqueológico: Iberia, Cartago, Etruria.

Otra probabilidad es la Santa Cueva (Pérez López 1989). Es cierto que el lugar es idóneo. Su localización cerca del puerto hace de ella un sitio adaptado al papel marítimo del templo. La cercanía con uno de los posibles puertos púnico-romano de la bahía permitiría tener un control directo sobre las mercancías que entraban en la isla de Cádiz. La localización del templo en la Santa Cueva permitiría también el observar gran parte del interior de la bahía; si se entiende bien la concepción de un templo como control de la entrada de la bahía. Según mi propio juicio, no puede referirse a esta localización. Desde el lugar de la Santa Cueva, en la pendiente del cerro que culmina en Torre Tavira y plaza Mina, la localización misma de la Santa Cueva le impide observar los barcos llegar desde Oriente u Occidente. Es más, de allí no se puede observar la entrada de la bahía. Habría que replantear aquí el papel de guía para los marineros.

Existe otra teoría recientemente difundida (Pérez López 1989; Álvarez Rojas 1992) que incluye la Santa Cueva en un conjunto territorial de mayores dimensiones. Según lo que ha sido documentado, los vestigios de la Punta del Nao, de Cine Cómico, el pozo de la calle Ancha estaría centrado alrededor de ese templo de Astarté. Es cierto que esta concepción coincide muy bien con la idea de un templo como centro territorial. Desde la Punta del Nao puede observarse la llegada de los barcos desde Gibraltar o del Occidente. El control visual se añadiría con la visibilidad desde Torre Tavira. Arqueológicamente creo que esta divinidad de la zona no puede ser demostrada. Los hallazgos encontrados en ambas áreas no coinciden. Para la Punta del Nao, Ramírez Delgado (1982) y los hallazgos casuales, la cronología es desde el siglo V a.C hasta el siglo II d.C. En lo que se refiere a los hallazgos de la parte oeste de la isla: en el cine cómico, en Cánovas del Castillo y Calle Ancha no se ha documentado una ocupación de la zona del siglo VI hasta el siglo III a.C. Creo entonces que no se puede aún hacer una conexión entre los hallazgos de la Punta del Nao y los nuevos hallazgos arcaicos de Cádiz.

Hoy en día no hay material arqueológico in situ que nos pueda localizar con exactitud el templo de Astarté. Si hablamos del área cultual las teorías tradicionales para localizar el templo son en parte fiables La Caleta, Punta del Nao... Pero hay que resituarlas en sus varios papeles. Consideraría la zona como dependencias del lugar sacro propiamente dicho. Recordemos lo obtenido sobre los altares fenicios. Es necesario identificar el lugar sacro con un lugar guía para el marinero: el faro. Recordemos también la peculiaridad geográfica de los santuarios que nos hace situar el lugar de culto en un promontorio o una isla. La descripción puede corresponder al islote de San Sebastián del cual no se sabe mucho. Habilitar esta posibilidad es no tener en cuenta el papel de guía de navegación. Con el objetivo de provocar una nueva vía de investigación señalaré una posible localización del altar fenicio-púnico. Era necesario un lugar que se viera desde la desembocadura del Guadalete para poder coger la dirección del Océano. Por otra parte tenía que ser visible desde el Océano al entrar en la bahía. Creo que tenemos que fijar nuestra atención sobre la entrada de la bahía. Es el lugar más adecuado para vigilar la bahía, un punto de referencia para los marineros. La visibilidad desde La Caleta no es tan evidente en lo que se refiere a la entrada de la bahía.

El lugar más adecuado para vigilar el tránsito marítimo es la misma entrada de la bahía. Desde ese sitio se puede observar perfectamente los barcos venidos desde el Guadalete como los que vienen del Océano. Por el mismo sentido, los navíos podrían observar este lugar viniendo desde el Océano o el Guadalete. Dentro de este espacio de 6 km que limito por los dos castillos de Santa Catalina buscamos una isla o un promontorio que podría reunir la función de guía marítima y espiritual. Para identificar este lugar idóneo para emplazar un altar y un faro tenemos que referirnos a un mapa de un anónimo francés fechado en el siglo XVII o XVIII. El mapa de gran interés marítimo ayudaba a guiar los marineros para entrar en la bahía. Una de las temáticas del mapa es cómo evitar los bajos llamados de la Galera y el Diamante (La Galère et le Diamant en el mapa). Estas dos islas no están representadas hoy en día. Podemos encontrarlas documentadas en los mapas marítimos actuales como bajos: Bajo del Diamante y Bajo de la Galera. Estas dos islas corresponden a mi juicio al carácter del templo de Astarté gaditano. La Galera es un bajo de 500 m de longitud de forma semi-circular. Hace frente a la ciudad de Cádiz y al Diamante por el este. El Diamante tiene una longitud de 50 metros. Estos dos bajos no se consideran en al actualidad como posibles islotes en la Antigüedad[17]. Tenemos que acordarnos del mapa de César Pemán[18] que representan dos islotes en el medio de la bahía de la entrada de la Bahía. Los últimos trabajos de paleogeografía de la región han apuntado una pérdida de terreno sobre el mar debido a las erosiones. La Galera y el Diamante están en un flujo de corrientes que ha tenido que provocar una erosión de importancia. Así creo que es prudente considerar estos elementos como una isla, o por lo menos planteárselo.

No creo que sea prudente ignorar el Diamante y La Galera. Hoy en día separan la entrada de la Bahía entre Canal del Norte y el canal principal. El Diamante y La Galera gozan también de una visibilidad interesante como lo documenta el mapa francés. Desde allí se podía observar parte del Océano y toda la bahía: Puerto de Santa María, San Antonio, el Muelle de Cádiz, la Sierra de San Cristóbal, Puerto Real, Medina Sidonia. Estos elementos corresponden perfectamente al papel marítimo del altar. Una hoguera, o un faro, instalados allí permitían guiar a todos los navíos que transitaban por la bahía. Es más, este punto tenía que ser señalizado por lo peligroso que podía ser. Creo también que estos dos elementos corresponden perfectamente a la idea de peculiaridad geográfica del altar fenicio. Dos rocas nacidas del mar que tenían que depender del ritmo de las mareas. Una gran parte de esos islotes tenía que desaparecer durante la mareas, dando la impresión de un nacimiento y una muerte continúa bajo las olas. Una imagen que corresponden perfectamente con la faceta marítima de la diosa. Señalaré también la forma peculiar de los islotes. Una forma que tuvo que ser apreciada por los fenicios mismos.

El Diamante y La Galera tenían que corresponder a lugar de orientación marítima y espiritual en su sentido más puro. Como para el templo de Hércules tenía que desarrollar unas dependencias permitiendo un asentamiento duradero como punto fijo para los marineros. Si el templo de Astarté estaba vinculado a algún papel comercial. No tenemos ningún indicio de eso, al contrario del de Mlkrt-Hércules, el almacenamiento se haría en un punto de la isla de Cádiz. Es necesario en el futuro definir con más precisión la localización de estas dependencias continentales (recursos en madera, recursos en agua dulce) que tuvieron que depender de muchos factores, tanto territoriales como políticos.

Es evidente que el templo de Astarté, como lo hemos podido señalar para otro caso anteriormente, tenía varios papeles: culto, control del territorio y posible actividad agro-pecuaria. En lo que se refiere a su papel de comercio y de zona de contacto marítimo lo tuvo que tener en algún momento. En esa sucesión de escalas (representada por los posibles santuarios), no podemos considerar el templo de Astarté y el templo de Melkart como una misma zona de población. Según las fuentes escritas (Estrabón III, 5, 3) el templo de Astarté está situado al oeste de la ciudad y el de Hércules al este. Tenía que haber por lo menos 18 km entre esos dos puntos. Eso corresponde a medio día de navegación de costa en época fenicio-púnica[19]. Esa distancia es demasiado grande para considerar los dos santuarios como perteneciendo al mismo poblado. Sabemos por ejemplo que Cartago y Útica, dos enclaves fenicio-púnicos bien diferenciados, están a unos 30 km el uno del otro. Esta distancia también corresponde con la sucesión de ciudades en Siria-Palestina: Arward, Biblos, Sidon y Tyro. La distancia se repite en los asentamientos de la costa de Sicilia, Cerdeña y Málaga.

En lo que se refiere a la bahía de Cádiz y su entorno más próximo podemos constatar una situación similar. Desde Cádiz hasta el Guadalete nos encontramos con Doña Blanca a unos 12 km de la entrada de la bahía. Sin meternos en detalle con la identificación de Doña Blanca (Ruiz Mata 1999), no podemos negar la localización de una célula social autónoma como lo ha demostrado dicho investigador. La ciudad de Hasta Regia, unos 12 km más allá siguiendo el Guadalete, se puede también identificar con un centro poblacional de gran importancia desde época orientalizante. Por la costa oeste del Océano y desde la entrada de la bahía a unos 20 km, nos encontramos con Chipiona. No se ha documentado arqueológicamente ningún poblado fenicio-púnico, pero el paisaje es idóneo a una escala. No entraré mucho en su descripción, solo constataré algunos indicios toponímicos interesantes: Antigua Laguna Regia, Santuario de Nuestra Señora de Regla, Pinar Marín, El Olivar, La Salinera ... Éstos topónimos desvelan la presencia en algún momento de recursos adecuados a la implantación de un asentamiento fenicio-púnico. Pero habría que interesarse más detalladamente en este lugar para averiguar esta afirmación. También hay que recordar la presencia de un posible templo de Astarté en el sitio.

Podemos constatar que los poblamientos en la bahía y su alrededor están situado a unos 20 a 40 km de distancia. Esta constatación también funciona para los posibles santuarios desde la Bahía de Cádiz hasta el Estrecho de Gibraltar. No es el caso de considerar estos poblamientos como unas factorías. Pero creo que no hay que dudar de que estos santuarios litorales sirvieran de escala para los navegantes. Debemos considerarlos no como Ports of Trade (Polanyi y otros 1976) sino como refugios. El templo como refugio tendría que tener la extensión y los recursos para poder contar con flujo de viajantes. Creo que hay que señalar otra vez la necesidad de comprender el territorio cultual como un conjunto autónomo. Notaremos también una diferencia probable entre los santuarios litorales. Como hemos visto dos de ellos están documentados como templos de Hércules, recurriendo a la colonización fenicia más arcaica. Uno de ellos está en Gibraltar (Herculum fanum) y otro es el Hércules gaditano. Esos dos puntos son claves para la navegación Mediterráneo-Atlántico y corresponden a dos “ciudades” de importancia: Cerro del Prado-Carteia y Gadir-Gades. Como lo hemos visto antes se ha demostrado para el templo del Hércules Gaditano su papel en la actividad principal del comercio gaditano. Este papel no parece ser tan importante en el templo de Astarté.

En lo que se refiere a la datación de esos santuarios, es un tema bastante complicado. Como lo he señalado al principio solo tenemos dos de esos santuarios arqueológicamente documentados para la época fenicia-púnica en esa costa. Creo que tenemos que considerarlos como un conjunto de escala que se van desarrollando a medida que se instala la expansión fenicia. Los lugares serían en principio unas escalas hacía Huelva o Portugal. Escalas que no necesitan en un primer tiempo mucho apoyo logístico: un altar para agradecer a la divinidad y un hábitat de primera necesidad. Cuando los contactos entre la Bahía de Cádiz y Abul (Mayet y Tavares 2005) se hicieron más duraderos (durante el siglo VI a.C.), esos se convertirían en puesto de refugio y de descanso: unos hogares para guiar el viajero y un templo algo más integrado. Es muy probable que desde este momento, el poblado se asiente. La necesidad en algunos puntos de la costa de refugio permanente supondría un poblamiento permanente y una explotación mínima de los recursos locales. La explotación de los recursos de forma permanente y su comercialización supondría ya un poblamiento más amplio y con su propia área de influencia. Creo que es determinante en este proceso el cambio económico que se puede observar en el Mediterráneo. La comercialización de la salazón es la forma arqueológicamente más destacada de este cambio económico, quizás debido a la aparición de nuevos clientes, nuevos gustos y necesidades a partir del primer tratado romano-cartaginés.

Espero que estas páginas puedan ser una aportación a la comprensión del paisaje fenicio-púnico en la Bahía de Cádiz como lo han sido para mí los numerosos trabajos efectuados desde Pelayo Quintero. Creo que hay que destacar de estas observaciones varios puntos. El santuario tiene que ser considerado como un conjunto de actividades que suponen una extensión territorial. Desde los primeros momentos de la colonización el santuario ha sido el centro de la empresa marítima. Supone entonces para algunos de ellos un poblamiento duradero (Hércules Gaditanus) y para otros una evolución más adaptada a la noción de una escala o un refugio.

Otro punto que quiero señalar es la presencia de por lo menos dos asentamientos diferenciados en la bahía de Cádiz. Estos asentamientos no suponen un poblamiento urbano sino un territorio centrado alrededor del templo. Estos asentamientos eran necesarios desde el primer momento que se quiso dominar la navegación en la Bahía. Es más, pienso que en la Bahía misma es muy probable que otros puntos supongan un mínimo asentamiento por lo menos desde el siglo VII y el apogeo del comercio del metal[20]. No hay que ignorar las necesidades reales de los marineros para poder establecer un contacto directo entre el Guadalete y el Océano en la Antigüedad. Así mismo, creo que no hay que ignorar la gran necesidad de puntos de referencias que suponen un poblamiento mínimo. Un ejemplo muy característico es, creo yo, el Diamante y La Galera, puntos que por su localización responden perfectamente al papel de punto de referencia para los marineros y punto geográfico peculiar. Un altar, quizás natural, alrededor del cual se desarrollaría las dependencias del santuario de Astarté.

Estas observaciones tienen sin duda que ser precisadas. Hay muy poca base arqueológica para poder dar una cronología a la expansión de los santuarios en la franja atlántica. En el siglo V a.C. estos asentamientos tenían que ser poblamientos diferenciados. En época romana se diferencia muy bien el templo de Hércules y Gades. Quizás el poblamiento abastecido en agua pero que no aparece como ciudad romana, entre Camposoto y Gallinera[21]. También hay que precisar la jerarquización de esos poblamientos. Dos vías evidentes de diferenciación son las posibilidades prácticas para la navegación y el paisaje en sí mismo. Es interesante destacar la diferenciación entre los templos de Hércules y de Astarté por lo menos en la Bahía de Cádiz. El poblamiento del templo tuvo que confundirse con la propia ciudad de Gades lo que en algún momento se tendrá que precisar, al contrario del templo de Hércules Gaditano, que por su alejamiento de la entrada de la bahía tuvo que ser un poblamiento autónomo bien diferenciado de Gades.

BIBLIOGRAFÍA

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RUIZ MATA, D. (1999): “La fundación de Gadir y el Castillo de Doña Blanca: contrastación textual y arqueológica”, Complutum 10: 279-317.


[1] El Consejo de Redacción de la revista Spal recibió el manuscrito de este artículo meses después del prematuro fallecimiento de su autor. Su novia, Maribel Guerrero, lo hizo llegar a la redacción ya que tenía pensado entregarlo a la misma en breve, pero el inesperado desenlace no le permitió finalizarlo. Presentamos en estas páginas –como modesto homenaje a un joven investigador francés que sentía pasión por las tierras gaditanas– el manuscrito original, sólo modificado por algunas correcciones ortográficas y por la anexión de los resúmenes, de algunas citas y de la bibliografía final, para la adaptación del texto a las normas editoriales de la revista.

[2] No discutiremos la causa o la consecuencia de esta fractura teológica que podría corresponder con la herejía protestante.

[3] Quizás podría ser una persistencia del término fenicio: Crm’n...ou la reine de la cité?

[4] Capilla de forma cuadrada y de pequeña dimensiones. Tiene sus origines en Egipto pero se puede encontrar hasta el Mediterráneo central, Lipinski (1992).

[5] A modo de los simpecados de las rosarias.

[6] Revisión del material mueble del museo de Cádiz en curso, S 311 : Sancti Petri

[7] Revisión del material S 306/ Sancti Petri Lavaculos. 1994 Abarzuza.

[8] Cerro Batería, Quintero ¿?.

[9] Hérodote et les prêtres du temple de Mlkrt.

[10] Référence de Cintas.

[11] Cintas, Actas ...

[12] Simbolo de Tanit en Demerch

[13] Référence de Tanit en las Cumbres

[14] Référence de Tanit en Puig del Molins

[15] Référence tombes de tunisie de Fantar.

[16] Viaje de Hanon

[17] Ausencia en las reconstrucciones actuales de la Bahía: Corzo (1980); Arteaga y Roos (2002).

[18] Mapa de C. Pemán (1941) de la costa antigua.

[19] Cintas.

[20] El Carambolo y Carmona son asentamientos orientalizantes que suponen un comercio ya duradero y contactos frecuentes entre las dos culturas.

[21] Darío Bernal.