Recesión

Beltrán Fortes, J.; Fabião, C.; Mora Serrano, B., eds. (2019): La Historia de la Arqueología Hispano-portuguesa a debate. Spal Monografías Arqueología XXX. Sevilla: Editorial de la Universidad de Sevilla, Universidade de Lisboa, Universidad de Málaga. 324pp.

Spal, 30.2, pp. 357 - 359. https://dx.doi.org/10.12795/spal.2021.i30.28

Sumario

Bibliografía

La historia de la Arqueología como ciencia desde los anticuarios y coleccionistas hasta nuestros días es, indudablemente, uno de los temas más interesantes para el estudio del llamado “pensamiento arqueológico”. La obsolescencia de la visión creacionista y la ascensión del evolucionismo darwiniano son las dos caras de un proceso del cual la Arqueología formó parte a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Una perspectiva más amplia a nivel europeo (Trigger, 1992) ha permitido identificar no solo el desarrollo de las técnicas arqueológicas, sino (y, principalmente, en el caso que nos ocupa) las líneas generales de la representación e interpretación del pasado a través de sus vestigios materiales, antes incluso de que la Arqueología pudiese ser considerada como ciencia de pleno derecho.

La obra colectiva titulada La Historia de la Arqueología Hispano-portuguesa a debate. Spal Monografías Arqueología XXX constituye en este sentido una importante iniciativa interuniversitaria dirigida por los profesores J. Beltrán Fortes (Universidad de Sevilla), C. Fabião (Universidad de Lisboa) y B. Mora Serrano (Universidad de Málaga). Cabe señalar que hasta la fecha solo se habían publicado trabajos sobre la historia de la Arqueología portuguesa (Fabião, 2011, etc.) o española (Díaz-Andreu, 2002, etc.). En este contexto, la monografía reseñada constituye un importante hito, puesto que se publican por primera vez en un mismo volumen sendos estudios sobre la historia de la investigación arqueológica de los dos países.

Está dividida en tres grandes bloques: (I) Historiografía entre los siglos XVI y XX, (II) Coleccionismo e (III) Investigación y Gestión arqueológicas. De estos, la visión “hispano-lusa” solo se cumple plenamente en los trabajos de J. Salas Álvarez (pp. 27–5), de B. Mora Serrano (pp. 57–77) y J. L. Escacena (pp. 273–291), mientras que las demás contribuciones analizan figuras individuales portuguesas o españolas sin hacer hincapié en las relaciones institucionales y científicas, o incluso en la comparación, entre los dos países.

En el primer bloque los trabajos se focalizan en el estudio de personalidades, así como en reflexiones generales sobre el estudio de la ciudad de Évora y las relaciones entre numismáticos portugueses y españoles. En el segundo bloque se presenta una reflexión global sobre el coleccionismo en Andalucía, mientras que en el tercero se exponen interesantes aportaciones de tintes darwinistas y un texto sobre la administración patrimonial, una vez más centrado en Andalucía. La participación o representación portuguesa queda relegada a tres artículos de historiografía arqueológica y, aun así, incompleta si se tiene en cuenta la ausencia de trabajos sobre autores como J. Leite de Vasconcelos (1858–1941) o sobre instituciones como la Associação dos Arqueólogos Portugueses, entre otros temas que podrían figurar en el índice de esta obra colectiva y que, seguramente, podrían enriquecerla aún más. Empero, el valor de las diferentes aportaciones, aunque desigual, es innegable para conocer algunas de las principales etapas de la investigación arqueológica ibérica.

El primer capítulo del primer bloque, firmado por A. Carneiro (pp. 15–25), está dedicado al “padre” de la Arqueología portuguesa, André de Resende, cuyo floruit se sitúa en la primera mitad del siglo XVI. Por lapso, el autor de este artículo se refiere a este siglo como seiscentos. El estudio del contexto político, social y cultural, así como de la importancia del pasado romano como modelo para un presente decadente y la defensa de Évora como capital del reino, explica la producción escrita de Resende en torno a las “antigüedades” (monedas y epigrafía). El tema merecería, sin embargo, un estudio más extenso sobre esta figura que no se circunscribiera a una sola ciudad.

La ciudad de Évora es igualmente analizada por J. Salas Álvarez en el segundo capítulo (pp. 27–55), esta vez desde una perspectiva que compara las estrategias y legislación de la protección de las Bellas Artes y patrimonio por parte de los ilustrados portugueses y españoles, a la vez que destaca la importancia de la autopsia en la construcción del conocimiento sobre las antigüedades en autores como Velázquez de Velasco, Enrique Flórez, Frey Manuel do Cenáculo y, a finales del siglo XVIII, José Cornide. Además de un útil anexo documental (con cartas e imágenes), este capítulo caracteriza con rigor el pensamiento ilustrado respecto a los monumentos y a su catalogación.

El capítulo firmado por B. Mora Serrano (pp. 57–77) presenta, igualmente, una reflexión acorde con lo que deberían ser tanto los objetivos como los contenidos de esta obra colectiva. En este caso, el autor compara la actividad de los numismáticos de ambos países en un interesante estudio historiográfico y bibliométrico de las últimas décadas (básicamente desde los trabajos pioneros de Centeno 1995). Destacan las modestas (sic) relaciones entre los intelectuales de los dos países en este contexto, así como la falta de interés de los historiadores decimonónicos portugueses, como A. Herculano, tanto en la moneda antigua como en la islámica, lo que se justifica por intereses nacionalistas que identificaban el origen de la nación en la Edad Media cristiana. Ello contrasta con iniciativas como la de Martins Sarmento, otro intelectual de finales del siglo XIX, que buscaba las raíces patrias en la Antigüedad.

Los tres capítulos siguientes, de C. Fabião (pp. 79–103), J. P. Bernardes (pp. 105–119) y J. Beltrán Fortes (pp. 121–150), se dedican, respectivamente, a S. Ph. Estácio da Veiga, José Formosinho y A. García y Bellido. El primer autor forma parte de un proceso importantísimo de cambios ideológicos y metodológicos de la Arqueología de la segunda mitad del siglo XIX, tanto en Europa como en Portugal. La síntesis elocuente de Fabião permite entender la evolución científica de Estácio da Veiga, así como destacar su singularidad en el contexto intelectual y político portugués en una época de modernización. Esa singularidad se manifiesta, p.ej., en la importancia dada a la presencia islámica en su investigación, en la creación de una Carta archeologica en el territorio de Algarve, en el rechazo del modelo romántico y, principalmente, en el hecho de que fue el primer arqueólogo profesional que trabajó para el Estado.

El texto de Bernardes es, en cambio, fundamental para conocer la interesante personalidad (poco tratada antes en la bibliografía) de J. Formosinho, fundador del Museo de Lagos. Lo más relevante es cómo destaca la relación entre Formosinho, A. Viana y O. da Veiga Ferreira, así como con otros intelectuales europeos (p.ej., Schulten). Estos ayudaron a construir su actividad científica y a suplir algunas carencias de su formación. Esta reflexión, señala Bernardes, permite analizar la convivencia (no siempre fácil) entre una Arqueología amateur, representada por Formosinho, y otra, más científica, que reflejaba la cada vez más evidente profesionalización de esta disciplina en los medios lusos después de un periodo de letargia entre la implantación de la República y la I Guerra Mundial, y de un tímido desarrollo durante el Estado Novo (véase igualmente el texto de Fabião).

La tercera personalidad, A. García y Bellido, es el tema elegido por J. Beltrán para un acercamiento historiográfico a la antigua Lusitania y actual Extremadura, por su proximidad respecto a Portugal. El autor de este capítulo analiza magistralmente el contexto político e ideológico de aquel investigador, así como sus principales objetivos en el estudio de la Historia Antigua. Se trata de una síntesis de innegable utilidad, complementada por una amplia bibliografía, para conocer la obra, el pensamiento y los trabajos arqueológicos (un aspecto menos valorado) de García y Bellido.

La segunda parte de la obra está, como se dijo, dedicada al coleccionismo. Los tres capítulos que la componen tratan, exclusivamente, casos andaluces: las colecciones privadas de Málaga (ss. XVI–XIX), de P. Rodríguez Oliva (pp. 153–208); los procesos de adquisición de colecciones y formación de los museos arqueológicos públicos en Andalucía, de J. R. López Rodríguez (pp. 209–227); y la historia de los museos arqueológicos de Sevilla y Almería, firmado por M. Camacho, A. D. Navarro y C. San Martín (pp. 229–252).

Por último, la inclusión de tres brillantes artículos en el tercer bloque, de L. G. Pérez-Aguilar (pp. 255–271), J. L. Escacena (pp. 273–291) y M.ª L. Loza (pp. 293–324), compensa parcialmente las carencias identificadas en el bloque anterior. La primera aportación tiene un carácter más global y expone una promisora línea de investigación sobre el uso de la termodinámica en el discurso histórico y arqueológico, que, sin embargo, no se ha desarrollado entre los intelectuales lusos. La segunda, como se puso de manifiesto, propone un estudio de enorme interés sobre la posibilidad de que los rasguños de las figurillas calcolíticas, tradicionalmente interpretadas como tatuajes faciales, sean representaciones de duelo. La dimensión ibérica de este capítulo se manifiesta, más que nada, en el estudio de casos portugueses y españoles. La tercera, en cambio, versa sobre las comisiones consultivas de la administración patrimonial andaluza entre 1984 y 1991, lo que constituye una contribución de innegable interés para conocer aspectos relevantes de la gestión del patrimonio arqueológico andaluz.

A pesar de la calidad individual de cada aportación, llama la atención la escasa representación de casos portugueses fuera del bloque dedicado a la historiografía. Ello es, no obstante, un claro indicador de la potencialidad de una obra con estas características, a la que falta, en nuestra opinión, un epílogo o capítulo similar donde presentar una reflexión final sobre las aportaciones y propuestas de futuro.

En conclusión, una lectura de conjunto permite afirmar que la investigación de la historiografía de la Arqueología de estos dos países ibéricos sigue dispersa y sin estar en contacto, y que hace falta estrechar relaciones e intercambios en ese sentido. No obstante, la tarea de reflexionar sobre la historiografía arqueológica es una tarea bien consolidada tanto en Portugal como en España y ha originado una copiosa bibliografía. Por consiguiente, esta encomiable iniciativa debe tener continuidad en los años venideros, puesto que abre una importante (y, además, necesaria) vía de investigación hacia la consolidación de una Arqueología verdaderamente ibérica.

Bibliografía ^ 

Díaz-Andreu, M. (2002) Historia de la Arqueología. Estudios. Madrid: Ediciones Clásicas.

Fabião, C. (2011) Uma história da Arqueologia portuguesa. Lisboa: CTT

Trigger, B. (1992) Historia del Pensamiento Arqueológico. Barcelona: Crítica.

Pedro Albuquerque

FCT, Uniarq, Universidad de Sevilla

albuquerque@us.es 0000-0003-4800-7343R-5496-2018