Montero, S. y García Cardiel, J. (coords.): Santuarios oraculares, ritos y prácticas adivinatorias en la Hispania Antigua. Serie Investigación 23. Ediciones Complutense, Madrid, 2019. ISBN 978-84-669-3604-0. 401 pp.

La obra colectiva Santuarios oraculares, ritos y prácticas adivinatorias en la Hispania Antigua es el resultado de un proyecto de investigación I+D+i del mismo nombre, desarrollado desde 2017 en la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección del Prof. Santiago Montero Herrero, máximo especialista español en adivinación, oráculos y el papel que estos ritos y prácticas desempeñan en la religión y la sociedad romanas, tema al que ha dedicado una gran parte de su producción científica. Él es uno de los coordinadores del libro, lo que supone un aval para su contenido, y en esta ocasión se le une el Dr. Jorge García Cardiel, de la Universidad Autónoma de Madrid, especialista en ideología, imaginario e identidad de los pueblos prerromanos de Iberia. El libro recoge las intervenciones realizadas en un seminario celebrado en la Universidad Complutense en diciembre de 2017, a las que se han añadido aportaciones de otros especialistas en las religiones antiguas de Hispania. En total son trece estudios más el prólogo (9-19) que sirve como presentación y declaración de intenciones. Aunque en él los coordinadores exponen un breve estado de la cuestión, lo que plantean es sobre todo un concepto de la adivinación como construcción cultural, uno de los medios desarrollados por los antiguos para comprender el mundo. Por lo tanto resulta un elemento fundamental de su racionalidad, con importantes implicaciones políticas desde el momento en que la voluntad de los dioses directamente comunicada a los hombres puede tanto legitimar las decisiones del poder, como cuestionarlas. Los pueblos hispanos de la Antigüedad no escapaban a este fenómeno. Sin embargo sus prácticas oraculares y adivinatorias han sido, hasta la fecha, escasamente estudiadas, limitándose a cuestiones muy puntuales y sin un tratamiento global. Esta carencia es la que tratan de paliar los impulsores del proyecto de investigación, quienes han seleccionado autores y temas del libro en función de los intereses del mismo.

El resultado es de una heterogeneidad asumida: más que de una visión de conjunto, se trata de un conjunto de visiones que a modo de mosaico componen una imagen amplia del fenómeno oracular en Hispania, incluyendo técnicas de adivinación “regladas”, otras referidas a formas de consulta de la voluntad divina, presagios y prodigios más o menos espontáneos, en diferentes regiones y ámbitos culturales de la península ibérica y por extensión, del mundo mediterráneo y europeo. A pesar de ello y aunque no de manera explícita, se reconoce cierta organización de los contenidos en tres apartados: los primeros estudios están dedicados a los pueblos célticos tanto en la etapa previa como posterior a la conquista romana; les siguen los ámbitos ibérico y fenicio-púnico, y en tercer lugar se abordan las prácticas adivinatorias de la Hispania romana, con un capítulo final centrado en su transformación durante la etapa tardoantigua y cristiana que en cierto modo sirve de epílogo. La extensión de estas “secciones” es desigual en función de la información disponible y los casos estudiados. Puesto que cada trabajo cuenta con su propia bibliografía, muy abundante y actualizada en todos los casos, el libro se cierra únicamente con un índice común de citas de autores clásicos que resulta útil, aunque se echan de menos otros, por ejemplo de epígrafes o de nombres, que hubieran facilitado la consulta.

El bloque dedicado a oráculos y adivinación en la Hispania céltica comprende cinco textos. El de M. Almagro-Gorbea, “Sacra saxa y ritos populares de adivinación en la Hispania prerromana” (21-52), exhaustivamente documentado con una amplia variedad de ejemplos aunque demasiado dependiente de suposiciones y extrapolaciones, plantea una continuidad de claro trasfondo esencialista entre ritos de adivinación relacionados con las piedras –sacrificios sobre o ante rocas, guijarros que se arrojan a un determinado lugar de la piedra sagrada, amontonamientos deliberados de piedras con connotaciones funerarias– y ritos populares contemporáneos en sociedades tradicionales, sobre todo de Galicia y Portugal. El fondo común serían creencias animistas remontables a la Prehistoria, en un “dios-piedra” del que se pretende propiciación mediante los sacrificios, además de adivinar su voluntad. El estudio de M. V. García Quintela, “Sacrificio y adivinación en el área galaico-lusitana de Iberia” (53-86), propone una arqueología del sacrificio elaborada a partir de inscripciones, imágenes de las que realiza un acertado análisis iconológico, lugares de culto excavados y textos. Esto resulta muy interesante desde el punto de vista metodológico, aunque no siempre es fácil determinar la relación directa con la adivinación propiamente dicha de algunas de las prácticas descritas. F. J. Fernández Nieto, con una metodología comparatista y etnográfica similar a la empleada por Almagro-Gorbea, analiza en “Plynteria celtica. La ceremonia lustral de San Beturián” (87-110) presuntas pervivencias pre- / protohistóricas en un rito propiciatorio popular contemporáneo que se celebra en la comarca de Sobrarbe (Huesca), relacionado con el agua de una fuente sagrada, que pretende atraer la lluvia en tiempos de sequía. En él identifica de manera muy convincente elementos de origen celta, pero también griegos, en particular el empleo de la piel de bóvido y el arca o cofre que contiene un cuerpo humano o sus restos. La unión entre estos elementos, en los ritos antiguos y modernos, es el gesto de cubrir el arca con la piel de buey antes de sumergirla en el agua, lo que debe atraer la lluvia fecundante. Insiste en la misma senda el trabajo de P. R. Moya-Maleno “Prácticas adivinatorias y creencias oraculares en la Hispania Céltica: aportaciones etnoarqueológicas” (111-152), planteado como una recopilación general de prácticas oraculares y adivinatorias propias de la Europa céltica: sacrificios, predicciones según el calendario, combates entre animales, plantas de diverso tipo y saxa sacra como formas de augurio; aves y otros animales y plantas como fuente de agüeros inesperados. Se ocupa además de las visiones y sueños, tanto espontáneos como provocados, y dedica un último apartado, muy breve por falta de información, a los oficiantes e intérpretes. Estos datos se extrapolan a los pueblos peninsulares ante la falta de documentación directa sobre los mismos, reconocida por el autor y ante la cual solicita una cautela que no siempre parece aplicarse en el texto. Por último, J. C. Olivares Pedreño recurre en “Algunas precisiones sobre los rituales de sacrificio y adivinación en la céltica hispana” (153-182) a la documentación arqueológica, para realizar un exhaustivo estudio de los sacrificios humanos y su relación con la guerra, tanto en sentido oracular como propiciatorio y en calidad de ofrenda tras la victoria. La última parte muestra otras prácticas como la observación de aves, los sacrificios animales y los sueños, descritas por los autores latinos de forma sospechosamente parecida a los equivalentes romanos, sugiere Olivares que como medio de “suavizarlas” para sus lectores.

Con los matices propios de cada tema y de los planteamientos de sus autores, estos cinco estudios se sustentan en una idea base común: la unidad cultural (y por tanto también religiosa) de los pueblos célticos hispanos y extrahispanos. Igualmente tropiezan con un mismo inconveniente: la escasez de fuentes explícitas. Los autores, en su mayoría especialistas procedentes del campo de la Historia Antigua, juegan sobre todo con textos de escritores grecolatinos que casi siempre presentan estas prácticas como muestras de la barbarie y primitivismo de las comunidades conquistadas por Roma, pero estos testimonios son muy pocos, y menos aún los específicos de Hispania. El resultado es que los mismos pasajes de Estrabón, Livio, Tácito o san Martín de Dumio salen a relucir una y otra vez, no siempre interpretados en el mismo sentido. Utilizando el método comparativo y recurriendo a los paralelos etnográficos, testimonios de prácticas como los sacrificios humanos vinculados a augurios bélicos o la consulta oracular a piedras sagradas, constatados en diferentes áreas de Europa y la cuenca mediterránea desde la Prehistoria hasta la época romana, se extrapolan a la Hispania antigua aunque no haya constancia directa de los mismos en territorio hispano. El resultado en conjunto es coherente, brillante en ocasiones, pero en otras también desprende cierta sensación de construcción artificial. Los capítulos más sólidos acaban siendo los que más recurren a los datos arqueológicos, de los que los autores hacen en su conjunto un uso relativamente limitado y que son los que proporcionan una información vinculada de forma más directa a las comunidades que pretenden analizar.

A partir del trabajo de J. García Cardiel, “Agentes locales y prácticas oraculares durante la conquista romana de Hispania: el caso de las comunidades ibéricas” (183-218), entramos en una breve sección que incluiría también el texto de R. Barroso Romero, “Nuevas señales divinas para tiempos de cambio. La función simbólica de la palmera en el prodigio de Munda” (233-252), aunque en el libro no se presenten estos dos estudios de manera consecutiva. En ambos casos el interés se extiende al área ibero-púnica de la Península, aunque sin abandonar por completo la tradición céltica, y en ambos la documentación arqueológica, en particular iconográfica, desempeña un papel de gran importancia. El primer autor repasa las imágenes ibéricas interpretables como prodigia de origen divino, las referencias en diversos exvotos ibéricos al mandato directo de los dioses y su frecuente relación con la diosa púnica Tanit-Caelestis, así como los santuarios oraculares de origen fenicio con especial interés por el de Hércules Gaditano. Destacan sus interpretaciones críticas de un fragmento de Estrabón alusivo a sacrificios humanos de carácter oracular en Lusitania (Str. 3.3.6), que el resto de los investigadores hasta ahora reseñados acepta como una de sus fuentes fundamentales. En cuanto al trabajo de Barroso, parte de un prodigio acaecido en vísperas de la batalla de Munda, el nacimiento milagroso de una palmera en la roca, que tuvo una intensa utilización política por parte de Roma. Sin embargo se retrotrae a los orígenes orientales de la palmera y los significados simbólicos asociados a la misma, evidenciados en diversas imágenes de la Iberia púnica que el autor considera escasas y vinculadas sobre todo a ambientes funerarios; una opinión discutible, en vista del frecuente uso de la palma y la palmeta como motivos decorativos con valor simbólico en contextos religiosos y cultuales de la península ibérica. La impresión final es que el prodigium de Munda en sí mismo es poco más que un punto de partida –ni siquiera se incluye la narración completa– para el desarrollo del auténtico tema. Ambos trabajos destacan el enorme poder simbólico de los “discursos adivinatorios” y su intensa utilización política durante el proceso de la conquista romana de Hispania, en favor de los intereses de una y otra parte.

Los seis estudios restantes se refieren básicamente al desarrollo de técnicas adivinatorias / oraculares romanas en Hispania, aunque en ocasiones se implanten sobre o se relacionen con otras similares de las diferentes tradiciones locales, ya explicadas en los trabajos anteriores. S. Perea Yébenes se ocupa en “Omina mortis para Decimus Laelius, legado de Pompeyo en Hispania (año 76)” (219-232) de los augurios nefastos, típicamente romanos, recibidos por este personaje durante la Guerra Sertoriana, contexto a su vez de otros prodigios como el protagonizado por el propio Sertorio y la cierva oracular, que se menciona también en capítulos anteriores. El peso del estudio recae en el análisis de una serie de textos, que narran la derrota de una legión pompeyana al mando del citado legado sin mencionar ningún elemento premonitorio. Este sería añadido a posteriori quizás por Livio, para justificar una derrota aplastante excusando al Senado y al general en jefe, Pompeyo. S. Montero Herrero retoma uno de sus temas favoritos en “Aruspicina y arúspices en la Hispania romana” (253-292), tratando tanto los testimonios prerromanos de sacrificio animal con análisis de las vísceras, fundamentalmente púnicos e ibéricos, como los propiamente romanos. Se refiere a arúspices públicos y privados, a su probable origen local y a su regulación en la legislación colonial y municipal, comentando los dos únicos epígrafes hispanos que mencionan arúspices y la dificultad para interpretar con exactitud las referencias a los mismos en la literatura tardía cristiana. El exhaustivo análisis de los textos, y el esfuerzo del autor por evitar tanto los tópicos como la reiteración de temas ya tratados en el libro, incrementan el interés de este capítulo. El artículo de J. M. Abascal Palazón “Los testimonios epigráficos de auguracula y augures en las ciudades de la Hispania romana” (293-304), muy breve, constituye una útil recopilación de las inscripciones hispanas referidas expresamente a augures, depurándola de textos mal interpretados donde la abreviatura AVG. se refiere al culto imperial, pero no entra en el análisis de las mismas.

D. Serrano Ordozgoiti, autor de “Sueños e incubatio en la epigrafía hispana: las fórmulas ex visu y ex iussu” (305-342), se ocupa de un tema tan sugestivo como la comunicación directa entre los dioses y los devotos mediante visiones y sueños, espontáneos o deliberadamente buscados con la práctica de la incubatio. Se trata sobre todo de una recopilación inicial de datos que incluye tablas, porcentajes básicos y la descripción pormenorizada de unos pocos casos particularmente llamativos. En cambio no llega a un estudio de conjunto de las fórmulas epigráficas, de su significado, de los posibles vínculos con prácticas rituales comunes, o del carácter de los dioses implicados. El tono del texto evidencia a un investigador joven, que probablemente tendrá ocasión en estudios futuros de profundizar en cuestiones que aquí resultan un tanto confusas, en especial la distinción ente sueños / visiones con fines terapéuticos, augurios de futuro y reclamaciones de exvotos y monumentos por parte de dioses y difuntos insatisfechos. Igualmente deberá argumentar mejor la diferencia entre una incubatio “mediterránea” y otra “indígena”, más allá del lugar de hallazgo del testimonio. El tema de este trabajo está directamente relacionado con el del siguiente, “La adivinación en los cultos egipcios: testimonios de incubatio en la Hispania romana”, de A. González Romero (343-368). En este caso el interés del autor se restringe a los cultos de origen egipcio, en el mundo romano en general e hispano en particular, y su relación con la práctica del sueño oracular / adivinatorio, sea o no con fines terapéuticos; una cuestión –la del carácter sanador de Isis y Serapis y su actuación a través del sueño– en la que los investigadores no parecen haber alcanzado un acuerdo, como González Romero pone de relieve. Es interesante que insista en el escepticismo de la mayoría de los autores romanos acerca del carácter oracular de los sueños, un aspecto que el artículo anterior no menciona y que daría claves interesantes sobre el ambiente (social, cultural, etc.) que rodea esta forma de adivinación. El respeto del autor por sus predecesores en la investigación, evidente en la proliferación de citas textuales y la manera de referirse a ellos sistemáticamente como “profesores” (lo sean o no), no debe disuadirle de esta vocación crítica.

Como cierre de la obra, el capítulo de D. M. Escámez de Vera, “Evolución de la adivinación en la Hispania cristiana” (369-394), funciona como un epílogo acerca de continuidades y pervivencias. Destacan especialmente dos cuestiones. Por un lado, el cristianismo aplica a las prácticas adivinatorias romanas (y a toda la religión pagana en conjunto) los mismos argumentos denigratorios –reforzados por su atribución al demonio– que la religión oficial romana aplicaba tanto a la adivinación privada fuera de los cauces oficiales como a las religiones heterodoxas, cristianismo incluido. Este último asume ahora el papel de religión oficial que marca las pautas de lo correcto. Por otro, más que de supervivencia habría que hablar de una hibridación, donde acaba por hacerse difícil diferenciar entre rituales de diversos orígenes e incluso algunos de nueva creación, practicados por un bajo clero escasamente formado que conecta así fácilmente con sus feligreses de extracción más popular.

Habría sido deseable un mayor esfuerzo en las tareas de edición. Aunque el aspecto general es cuidado, las ilustraciones, muy reducidas y en blanco y negro, se ven oscurecidas por el tono crema del papel resultando a veces poco clarificadoras. Respetando el estilo particular de cada autor, revisarlo más a fondo de manera conjunta evitaría errores de puntuación, párrafos un tanto confusos (por ejemplo el segundo de la página 158) o repetitivos (como el segundo de la página 353), y hubiera permitido ajustar el texto a las nuevas recomendaciones de la RAE acerca de la acentuación de pronombres y adverbios, o las relativas al uso de las mayúsculas y minúsculas en nombres geográficos como el de nuestra península ibérica. Más grave resulta que se hayan dejado pasar algunas erratas como la producida en la página 324, donde al comenzar el estudio de las inscripciones que utilizan la fórmula ex iussu se utiliza por error ex visu, que es precisamente la que ha terminado de analizarse. En la página 358, nota 8 se restituye una inscripción dedicada a Serapis e Isis en Carthago Nova, añadiéndole una línea que no está en la publicación original que cita el autor y que además es contradictoria con la cronología propuesta. Las crecientes dificultades, sobre todo burocráticas y económicas pero también de plazos, que los investigadores sufrimos a la hora de publicar resultados se encuentran sin duda detrás de pequeños fallos como los comentados. Pese a todo, nos encontramos ante una obra muy estimable en conjunto que viene a cubrir, aunque sea en un aspecto muy concreto, un evidente vacío en la investigación sobre la religiosidad hispanorromana, poco abordada de manera global en los últimos tiempos.

Mercedes Oria Segura,

Universidad de Sevilla, Departamento de Prehistoria y Arqueología

c/ Doña María de Padilla s/nº

41004-Sevilla (España)

Correo-e: oria@us.es

https://orcid.org/0000-0002-9017-7752,

Researcher ID: <https://publons.com/researcher/L-7862-2017>.