Proyecto, Progreso, Arquitectura. N33 (2025)

Arquitectura y agua

Noviembre 2025

ISSN 2171–6897 / ISSNe 2173–1616

© 2025. Editorial Universidad de Sevilla.

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EL AGUA COMO PRINCIPAL CONDUCTOR DE VIDA EN LA COMUNIDAD MULTIESPECIE DE HARIE

WATER AS THE FUNDAMENTAL CONDIT OF LIFE IN THE MULTISPECIES COMMUNITY OF HARIE, JAPAN

Nekane Azpiazu 0009-0000-6479-4960

Persona de contacto / Corresponding author: nazpiazu006@ikasle.ehu.eus. EHU Universidad del País Vasco. España

Íñigo García Odiaga 0000-0001-6020-7968

Recepción: 15-03-2025. Aceptación: 25-09-2025

Cómo citar:

AZPIAZU, Nekane y GARCÍA ODIAGA, Íñigo. El agua como principal conductor de vida en la comunidad multiespecie de Harie. En: Proyecto, Progreso, Arquitectura. Sevilla: Editorial Universidad de Sevilla, noviembre 2025, nº 33, Arquitectura y agua, pp. 102-119. https//dx.doi.org/10.12795/ppa.2025.i33.06

RESUMEN La masiva artificialización del entorno derivada del crecimiento y del progreso, ha cambiado la relación con el agua, ocultando su trazado y anulando su función en los ecosistemas urbanos. En este contexto, se plantea la necesidad de integrar modelos híbridos o mixtos en la gestión del agua que integran soluciones donde los habitantes de la ciudad puedan interactuar directamente con el agua. La metodología del presente estudio se centra en el análisis del agua como elemento abiótico mediador en la configuración de encuentros multiespecie. El artículo adopta un enfoque de caso de estudio, centrándose en los tanques denominados kabata del sistema hídrico de la aldea japonesa de Harie. El agua se reutiliza y se depura mediante la colaboración entre distintas especies donde las principales protagonistas son las carpas. Sin embargo, todo el ecosistema local se beneficia de esa sinergia debido a la biodiversidad que fomenta. El análisis se complementa en diálogo con otros ejemplos de arquitecturas relacionales a fin de extraer patrones y lecciones transferibles. En este marco, se propone un urbanismo anfibio que reintegre el agua en la ciudad, fomentando resiliencia y transformando la infraestructura en un dispositivo de relaciones más-que-humanas para remediar las urgencias ecológicas de los entornos urbanos.

PALABRAS CLAVE soft path; kabata; coexistencia; interespecie; ecología urbana; life environmentalism.

SUMMARY In urban areas, the flow of water has been hidden and its ecological role annulled. The extensive artificialisation of the environment, a result of economic growth, and progress has changed our relationship with water. To address this current reality, there is a strong case to be made for the integration of hybrid or mixed models of water management that include mechanisms which allow urban populations to interact directly with water. This paper focuses on water as an abiotic element that mediates multispecies encounters. It adopts a case study approach and focuses on the kabata system of pools found in the Japanese village of Harie. In this system, water is reused and purified through collaboration between different species, with carp playing a primary role. Further synergies promote biodiversity and benefit the entire local ecosystem. The analysis of this case is complemented by dialogue with other examples of relational architectures that identifies patterns and transferable learnings. Within this framework, an amphibious urbanism emerges as a potential paradigm for the reintegration of water into cities. This would offer valuable opportunities to increase resilience and transform infrastructure into a device integrating more-than-human relationships, able to address ecological crises in urban environments.

KEYWORDS soft path; kabata; coexistence; interspecies; urban ecology; life environmentalism.

INTRODUCCIÓN

El agua es el principal enlace que posibilita la coexistencia entre especies, por ello se ha convertido en un recurso crítico y esencial. Su función principal como unión ha sido desplazada para abastecer las necesidades humanas, consolidando un modelo de gestión del agua basado en la extracción y el consumo inconsciente. Desde las primeras civilizaciones, las sociedades humanas han modelado y transformado el entorno hídrico como parte integral de sus procesos de organización territorial, dando lugar a una progresiva transformación antrópica que ha debilitado profundamente el vínculo simbólico, ecológico y cultural con el agua[1]. No obstante, existen precedentes históricos, como en la antigua Roma, donde infraestructuras monumentales como acueductos no solo aseguraban el abastecimiento hídrico, sino que reconfiguraban el paisaje urbano, evidenciando una relación profundamente deliberada con este recurso. A pesar de ello, ese equilibrio en la gestión y presencia del agua se ha debilitado de forma acelerada a partir del siglo XIX mediante la consolidación de infraestructuras sanitarias modernas en ciudades como Londres y París, debido a la adopción institucional de una concepción tecnocéntrica del agua como producto que se desvincula del ciclo natural. Esta tendencia hacia la artificialización se ha intensificado durante los siguientes siglos propiciando la construcción de miles de grandes estructuras hidráulicas, como presas y embalses, cuyos efectos ecológicos reflejan los límites de un modelo de gestión acelerado. La política del agua se ha basado tanto en dar respuesta al crecimiento previsto de la población y la economía como a implementar medidas de protección frente al agua, y, en consecuencia, su importancia crítica y esencial ha aumentado de forma significativa. Esta acumulación de capas duras e impenetrables, diseñadas exclusivamente para dar respuesta a las necesidades y dinámicas del ser humano, representan la disociación entre las funciones ecológicas y la ciudad, expulsando a toda forma de otredad[2].

La dualidad que presenta es cada vez más evidente, por un lado, fuente indispensable de vida, pero también agente de destrucción en un panorama de crisis climática cada vez más agudo. Frente a este escenario resulta indispensable cuestionar el enfoque antropocéntrico[3] y extractivista que ha dominado la ordenación, e impulsar una rearticulación que reconozca el agua como entidad interactiva interespecie[4], en el marco de una arquitectura que restablezca los lazos entre naturaleza cultura y comunidad.

A lo largo de los años, el agua ha pasado de ser un símbolo de vida e intercambio ecológico, a convertirse en un recurso más al servicio del crecimiento económico, y, sin embargo, esta visión se muestra desacertada para afrontar los desafíos presentes de la emergencia climática. Los problemas relacionados con la calidad y cantidad del agua se han visto agravados, afectando a la desigualdad social y a las migraciones, provocando desplazamientos desde las zonas rurales a la ciudad[5]. El agua ya no es solo un objeto pasivo o un recurso instrumental exclusivo para los seres humanos, sino que forma parte de un conjunto dinámico y relacional en el que convergen infraestructuras, cuerpos, paisajes y estructuras[6].

Actualmente, el urbanismo se encuentra en un punto de inflexión que contrariamente a estas concepciones, se debe identificar al agua como interlocutor de vida en múltiples procesos; “saber cuándo parar y permitir que las otras especies puedan construir libremente[7]. Este retroceso debe, pues, reintegrar el gran ciclo del agua, y hoy es necesario pasar de un enfoque de gestión basado esencialmente en el riesgo, a otro que eleve el agua a la categoría de recurso vital para los ecosistemas tanto ambientales como sociales.

Esta sustancia vital necesita florecer la relación multiespecie[8] que ha sido reemplazada por la visión antropocéntrica que prioriza las necesidades y el confort humano sobre el equilibrio natural. Esta situación conduce a una reflexión sobre los sistemas convencionales de gestión del agua, orientándose hacia sistemas híbridos o mixtos que permitan desartificializar el ciclo hídrico para poder recuperar la interacción previamente anulada. En este marco general, el caso de Harie en Japón brinda un paradigma excepcional de cómo las infraestructuras tradicionales pueden inspirar nuevas formas de gestión hídrica.

KABATA, UN MODELO HÍDRICO INTEGRADOR DE INTERACCIONES ENTRE ESPECIES

En las intersecciones de ciertas culturas con la naturaleza se observan lecciones donde el agua recupera su carácter ecológico creando un entorno de armoniosa convivencia más-que-humana[9], como se evidencia claramente en el caso de la aldea de Harie en Japón. Estas perspectivas buscan el equilibrio entre la infraestructura existente convencional y el ciclo natural del agua, impulsando una distribución más sostenible y resiliente.

En este marco, el sistema hídrico en Harie representa un caso paradigmático del enfoque soft path, que se estructura de manera descentralizada adaptándose al contexto local con el objetivo de integrar a la comunidad y a los habitantes no humanos en un ciclo sostenible. Este modelo de sistema es similar a la propuesta del concepto the soft path of water, de Gary Wolff y Peter H. Gleick que buscan reducir la dependencia del agua importada a las ciudades y disminuir los volúmenes de aguas residuales y pluviales vertidos en el medio ambiente[10]. El termino soft path fue originariamente generalizado por Amory Lovins quien lo utilizó para describir su teoría sobre la energía, y luego se fue adaptando al ámbito del agua[11]. Existen dos maneras fundamentales de cubrir las necesidades relacionadas con el agua. La primera, the hard path, se basa exclusivamente en infraestructuras y toma de decisiones centralizadas, como presas, embalses y tuberías, y la segunda, the soft path, se complementa con trazados descentralizados basados en la eficiencia y estructura social, a pesar de que puede incluir infraestructuras centralizadas. El adjetivo ‘suave’ se refiere a los componentes no estructurales de un enfoque integral de la gestión y el uso sostenibles del agua, que incluye el acceso equitativo al agua, la aplicación y el uso adecuados de la economía, los incentivos para un uso eficiente, los objetivos sociales de calidad del agua y fiabilidad del suministro y la participación pública en la toma de decisiones[12].

Harie, una localidad próxima al lago Biwa en la prefectura japonesa de Shiga, emplea un sistema de circulación de agua referente en términos de gestión ecológica, que se considera ejemplar debido a la coexistencia armoniosa entre humanos y otras especies en la estructura funcional del proceso. Este modelo de gestión hídrica, suministra agua dulce a hogares desde hace 300 años conformando un ecosistema único entre las cadenas montañosas de Hira, el río Harie-Okawa y el río Koike. A lo largo de su recorrido, varios manantiales encuentran un espacio privado en cada casa, dentro de un tanque llamado kabata, abastecido a través de tubos y toboganes de bambú.

El potencial ecológico de este conjunto se produce en las pequeñas construcciones arquitectónicas denominadas como kabata, donde tiene lugar la canalización del agua hacia el hogar, ya que esos espacios se convierten en lugares donde beber, lavar, conversar e incluso cuidar a otredades más-que-humanas. En cada kabata habita al menos una carpa, que se alimenta de los desechos vegetales y que tiene la función de reciclar los residuos manteniendo limpio el fondo de los canales y los tanques. Esta relación de especies compañeras nos permite pensar en distintas formas de domesticación, observando casos en los que lo doméstico y lo salvaje se difuminan de algún modo, permitiendo la aparición de distintos acuerdos entre especies[13] (figura 1).

1. Ecosistema de cooperación multiespecie generado en torno al agua. Mapeo transescalar de una kabata.

Elementos fundamentales

Kabata consiste en una instalación tradicional dentro o junto a una casa, que canaliza el agua de manantial a unos tanques de piedra o madera interconectados a diferentes alturas para diversas aplicaciones de abastecimiento, permitiendo posteriormente su reciclaje y depuración. El suministro proviene de entre 10 y 24 metros de profundidad y mantiene una temperatura constante de aproximadamente 13 ºC. Cada kabata está enlazada a un canal artificial que pasa por todas las casas, del cual una cantidad del agua entra y sale continuamente del nivel más inferior del estanque, garantizando el flujo constante que elimina la suciedad acumulada en la superficie baja. De esta manera, todo el sistema se mantiene claro y limpio, y contribuye a la preservación de la calidad del agua evitando la acumulación de residuos. En general, el agua de cada kabata está conectada con el río cercano a través del canal que pasa junto a cada vivienda, y finalmente desemboca en el lago Biwa. En particular, en el poblado de Harie, se concentra una mayor cantidad de dependencias en la zona sur debido a la mayor abundancia de agua subterránea del manantial en esa área. En total, se calcula un número de 107 construcciones kabata en Harie[14] (figura 2).

2. Mapa de distribución del agua y de la localización de las kabata en la localidad de Harie.

La kabata puede clasificarse como interior o exterior, según su disposición en relación a la vivienda. Las consideradas exteriores son volúmenes independientes respecto a la casa principal, y son más comunes al ofrecer una mayor flexibilidad en cuanto a su ubicación, lo que permite colocarlas donde se pueda garantizar un flujo de agua constante y eficiente. Generalmente su morfología se asemeja a la de un cobertizo, pese a que la mayoría carecen de cubierta, y se utilizan materiales locales donde predomina un sistema constructivo sobrio basado en la sencillez. La madera destaca sobre el resto de materiales gracias a su fácil alcance, y se complementa con elementos de hormigón, hierro galvanizado y policarbonato.

La kabata se compone por tres estanques de agua vinculados entre sí, para cumplir una variedad de funciones mientras se reutiliza el agua dentro de cada hogar, optimizando el uso y reduciendo el consumo (figuras 3 y 4).

3. Funcionamiento interior de la kabata, cooperación entre especies.

4. Sección y planta de la arquitectura menor que envuelve la kabata, realiza la transición entre el espacio doméstico y el espacio público.

  1. Motoike, estanque moto (estanque original). Depósito que recoge el agua de mayor calidad, destinada al consumo, para beber y cocinar, y que contiene el agua más limpia y pura.
  2. Tsuboike, estanque tsubo (estanque intermedio). Depósito conectado al estanque moto, utilizado para lavar y enfriar productos agrícolas.
  3. Hataike, estanque hata (estanque final). Depósito conectado al estanque tsubo, que captura las aguas residuales de este último y se emplea para lavar utensilios de cocina. Hata, es el estanque final en la secuencia del ciclo del agua, donde además se crían carpas que actúan como un sistema natural de tratamiento de aguas residuales, disminuyendo la cantidad de residuos generados por cada hogar, y filtrando el agua antes de que esta regrese al lago Biwa, a través del canal. Este depósito se ubica parcialmente fuera del edificio para permitir una buena circulación de aire, para que el espacio interior de la kabata se ventile adecuadamente, y así poder almacenar alimentos como frutas, verduras y encurtidos, ya que en caso de que el depósito hata se coloque completamente dentro del edificio aumenta considerablemente la humedad, siendo necesarias dos o más aberturas para permitir el flujo del aire. La posición del estanque hata tanto dentro como fuera del edificio kabata facilita a cualquier usuario el acceso al agua desde el exterior. De esta manera los residentes pueden utilizar el agua libremente para actividades tales como regar las plantas o lavar sus automóviles, mientras que el espacio interior de las pequeñas construcciones se reserva para usos privados restringidos como cocina y baño de la vivienda.

Espacios, características y dinámicas

El sistema de gestión hídrica de Harie genera un ecosistema único repleto de interacciones entre diversos agentes alrededor de los elementos propios de este modelo, que trascienden el concepto de una simple red de distribución. El hecho de que el proceso sea tan visible fomenta entre los residentes una mayor conciencia ecológica que promueve una relación de conciencia y cuidado responsable entre todos los agentes reunidos por la necesidad de agua.

En este contexto de elemento esencial para la vida, el agua es quien conecta todas las formas de existencia actuando como nexo de equilibrio entre comunidades más-que-humanas, y la kabata representa su esencia como espacio construido.

Esta concepción del agua comparte características con propuestas arquitectónicas como Naturbad Riehen, una piscina natural diseñada por Herzog & de Meuron en Suiza (figuras 5 y 6). En ella, el agua se filtra a través de sistemas biológicos y materiales naturales sin el uso de productos químicos, conformando un paisaje recreativo en el que la calidad del agua no se oculta tras mecanismos técnicos, sino que se materializa a través de procesos ecológicos[15]. Las plantas acuáticas actúan como agentes naturales de purificación, filtrando el agua, y al mismo tiempo, ofrecen resguardo a la biodiversidad local. Esta comparación ilustra al igual que en Harie, un vínculo directo en el paisaje entre lo construido y lo natural, que muestra la relevancia de procesos visibles y participativos en distintos contextos.

5. Piscina natural Naturad Riehen, proyecto de Herzog & De Meuron en Suiza.

6. Esquema de instalaciones del ciclo del agua.

Kabata como espacio multifuncional

Los espacios que conforman la pequeña infraestructura no solo sirven de cocinas, baños y cuartos de servicio, sino que también se utilizan como cobertizos de jardín, áreas de trabajo, zonas de descanso y puntos de encuentro, conformando una hibridación entre domesticidad, comunidad y ecología. En ellos, se pueden criar animales y cultivar plantas, integrando así distintas actividades de la vida cotidiana[16].

Los canales exteriores, parte del espacio público, se cuidan como jardines donde se plantan una gran variedad de especies florales que atraen insectos, desde libélulas de venas rojas hasta la mariposa poco común Asagi Madara[17], fomentando la biodiversidad de la zona. Estas áreas suponen un refugio para la fauna local, y el cuidado hacia ellas alimenta un sentido de pertenencia y responsabilidad entre los residentes, quienes crean un vínculo con el ecosistema local.

Los tanques de agua entendidos como espacios multifuncionales donde se combinan usos domésticos, productivos y comunitarios, integran infraestructura cotidiana con el entorno natural, fomentando el vínculo con la biodiversidad que reside en el paisaje. Para entender cómo esta integración de infraestructura, comunidad y ecología puede trasladarse a otros contextos, se pueden tomar como referencia propuestas contemporáneas como Block Party, un proyecto de UrbanLab que plantea estaciones locales de tratamiento de aguas residuales en entornos urbanos que, más allá de su función ambiental, actúan como equipamientos públicos que visibilizan la dinámica de flujos hídricos (figura 7). El ciclo del agua se vuelve visible insertándose activamente en la experiencia diaria de los ciudadanos. De este modo, mostrando cómo distintos enfoques pueden converger en objetivos similares, ambas propuestas, pese a su distancia en escala y contexto, coinciden en reimaginar la infraestructura como un medio de conexión entre seres humanos, territorios y ecosistemas.

7. Axonometrías de las variantes del proyecto Block Party de UrbanLab. Estaciones visibles de tratamiento de aguas residuales donde se integran usos mixtos.

El agua para el consumo y la conservación de alimentos

El agua que se utiliza para el consumo se obtiene del estanque moto, y es la alternativa al sistema convencional de abastecimiento de agua. Los habitantes extraen agua directamente del motoike utilizando sistemas tradicionales de filtración y bombeo, favoreciendo la conexión con las prácticas sostenibles y el respeto por el agua.

Preservar la calidad del agua es clave para mantener sano el ecosistema más-que-humano que forma la aldea de Harie, y es por ello, que las especies también actúan como indicadores naturales de la calidad del agua. Una especie de alga acuática llamada baikamo[18] florece todo el año, y es la muestra visual del estado del agua, ya que esta planta solo es capaz de sobrevivir en hábitats sin contaminantes. El agua permanece clara excepto a finales de abril, debido a que el arado del arroz de los campos de cultivo circundantes la enturbia, y oculta a las carpas, pudiendo únicamente identificar su presencia mediante sus característicos ruidos de gorgoteo.

Para ampliar esta comprensión de cómo el agua puede actuar como sensor ecológico entre especies humanas y más-que-humanas, se puede establecer un paralelo conceptual en el proyecto Amphibious Architecture del estudio The Living en colaboración con xDesign, que propone unas estructuras sumergidas y flotantes capaces de detectar y comunicar la calidad del agua en entornos urbanos como el East River de Nueva York (figura 8). Las instalaciones están equipadas con sensores que monitorean parámetros ambientales y la actividad de peces, estableciendo una comunicación directa entre las personas y el entorno acuático. El diseño interactivo de interfaces que exploren la subjetividad animal en el espacio urbano supone un reto para una arquitectura fundamentada en la reciprocidad[19]. De la misma manera que en Harie, donde otras especies vivas ejercen de indicadores sensibles del estado del ecosistema, este proyecto revela lo que usualmente permanece oculto bajo la superficie, evidenciando la capacidad de ambos casos de articular relaciones empáticas a través del agua.

8. Amphibious Architecture, instalación de xDesign y The Living.

El rol de las carpas en la gestión de residuos

Cuando los platos con restos de comida se colocan en el estanque hata las carpas se acercan para proceder a su lavado. Estas criaturas ingieren los restos y limpian los utensilios, en definitiva, alimentándose de lo mismo que comen los humanos. En este tercer y último ciclo del agua de la kabata se cumple la gestión de residuos, que supone no sólo la nutrición de las carpas, sino la contribución de estas en el ciclo sostenible de los desechos.

Las carpas se han convertido en símbolo de Harie, sin embargo, para sus habitantes estos seres forman parte de la familia, y las protegen dentro de la kabata de aves como garzas, y otros depredadores que se alimentan de peces como comadrejas, zorros y mapaches[20]. Las carpas no son realmente animales domésticos, pero tampoco son totalmente salvajes. En el estanque hata se pueden encontrar, además, variadas especies acuáticas que se acercan interesados en comida y refugio, como el gobio de fango o las gambas de agua dulce.

Esta interacción simbiótica entre infraestructura, residuos y vida no humana encuentra un eco conceptual en el proyecto Oyster-tecture, desarrollado por SCAPE para la zona industrial costera de Brooklyn, conocida por su alto nivel de contaminación (figuras 9 y 10). La propuesta consiste en el diseño de estructuras modulares sumergidas, hechas de redes y materiales biodegradables, que permiten el crecimiento de arrecifes de ostras en zonas costeras vulnerables. Las ostras, al igual que las carpas en Harie, actúan como agentes biológicos de filtración, mejorando la calidad del ecosistema marino. No obstante, por encima de su función técnica, estos arrecifes ofrecen una infraestructura viviente que protege la ciudad frente a la erosión y el aumento del nivel del mar, de la misma manera en que restablecen hábitats degradados promoviendo la biodiversidad de forma comparable a la función ecológica de las kabata. Entendiendo esta red de interdependencia como un nuevo paradigma urbano, SCAPE propone una infraestructura de animales marinos para remediar la calidad del agua y los efectos del aumento del nivel del mar[21]. Así, tanto en la aldea japonesa, como en este proyecto, la infraestructura hídrica modela las relaciones ecológicas del entorno compartido, evidenciando cómo la interacción enrte humanos, fauna y elementos constructivos puede generar ecosistemas sostenibles.

9. Visualización del proyecto Oyster-tecture del estudio SCAPE, infraestructura ecológica costera que combina sistemas de filtración natural a través de ostras en Nueva York.

10. Diagrama del sistema FLUPSY (Floating Upwelling System) aplicado al canal Gowanus.

Los residentes se sienten en sintonía con sus kabata, y la vinculación directa que esta pequeña infraestructura arquitectónica les proporciona con el agua genera un compromiso de cuidado hacia ella. Son parte de un ciclo sostenible, el cual es posible mediante alianzas multiespecie que se han sabido entrelazar en el ecosistema del paisaje. Las carpas se han convertido en un tema de comunicación entre los vecinos[22], por el cual se ha conseguido afianzar una relación vecinal basada en el respeto y el cuidado del entorno en el que cohabitan. Cuidan el exterior de sus hogares de modo que se preocupan para que exista una armonía con el paisaje urbano, considerando ese espacio como un lugar que otras especies pueden habitar y apropiarse. Este tipo de interacciones reflejan un principio general de diseño y gestión de infraestructuras que integran la vida no humana. La visibilización de los procesos ecológicos y la participación de distintas especies puede fortalecer los vínculos comunitarios y fomentar un compromiso compartido con el cuidado del entorno.

INFRAESTRUCTURA VIVA EN TRANSFORMACION

El sistema kabata de Harie constituye un ejemplo singular de infraestructura viva, donde el agua más allá de recurso, es un agente que estructura la vida comunitaria y la relación simbiótica entre humanos y no humanos. Este modelo de arquitectura tradicional plantea múltiples interrogantes sobre la adaptación y el futuro de este tipo de prácticas frente a los modelos globalizados.

La expansión de infraestructuras modernas de abastecimiento enfrenta amenazas crecientes que comprometen la viabilidad del sistema como patrimonio hídrico y cultural, y la dependencia de factores específicos otorga una especial fragilidad frente a los efectos del cambio climático. La reciente valorización turística, abre posibilidades de preservación al mismo tiempo que plantea riesgos de exposición y de pérdida de sus funciones cotidianas, transformando el sistema vivo en objeto de consumo cultural. Este contexto se subraya la necesidad de estrategias de gestión que integren la dimensión patrimonial y la resiliencia climática para salvaguardar prácticas como la de los estanques kabata, y recuerda que su preservación no implica inmovilizar el sistema, sino que mantenerlo útil y dinámico.

Frente a estas vulnerabilidades, el entramado hídrico tradicional de Harie ofrece oportunidades para reinterpretar las infraestructuras desde una lógica más-que-humana. Este sistema simboliza principios emergentes del urbanismo ecológico, así como la descentralización, la gestión circular del agua, la cohabitación multiespecie y la resiliencia comunitaria (figura 11). Representa un paradigma que puede inspirar estrategias de infraestructura verde y azul[23] en ciudades densas, donde la experiencia directa visibiliza los ciclos hídricos fomentando una ética del cuidado.

11. La kabata cubre las necesidades cotidianas, y crea espacios donde se refuerzan las interacciones de los residentes y los visitantes con el entorno local.

Kabata desafía el paradigma tecnocéntrico[24] de las infraestructuras ocultas, proponiendo un pacto ecológico donde el agua es un tejido de relaciones. En un contexto de crisis hídrica, este modelo tradicional se erige como laboratorio vivo para imaginar futuros urbanos basados en la mutualidad.

HABITAR EL AGUA: ARTES MENORES Y ARQUITECTURAS RELACIONALES

La comunidad de Harie, con sus manantiales y estanques domésticos abiertos al vecindario, constituye una red hidráulica que define un modo de habitar ecosistémico. Los dispositivos vernáculos de pequeña escala, donde el agua se articula en secuencias de consumo y depuración, establecen relaciones de cuidado que vinculan a los habitantes con su entorno y entre sí. En dialogo con este planteamiento, cuatro intervenciones contemporáneas exploran otras formas de articular arquitectura, paisaje y comunidad, que atraviesan la escala territorial y la doméstica, así como dimensiones que oscilan entre el cuidado material y la experiencia sensorial.

En Momonoura, tras el tsunami de 2011, el agua se ha convertido en una presencia ambigua, ya que supone tanto posibilidad como amenaza. El proyecto de Atelier Bow-Wow propone una estrategia de mínima intervención basada en la reconstrucción de la comunidad[25]. La Core House es un módulo básico y expandible, que como los kabata, se inserta en el paisaje de manera sencilla sin imponerse sobre la configuración territorial, integrándose con su entorno y generando un vínculo directo entre infraestructura y comunidad (figura 12). Para los habitantes de la isla, el agua representa una memoria traumática que condiciona el habitar, y la propia arquitectura se ajusta a este enfoque mediante un soft path constructivo, que se caracteriza por la utilización de materiales locales, y técnicas tradicionales que respetan el conocimiento cultural del lugar. Asimismo, la participación activa de los habitantes en la gestión y la evolución de la Core House refleja el principio de comunidad compartido con los kabata, la infraestructura adquiere sentido y valor a través de la involucración de la gente en su cuidado y su uso cotidiano. La reconstrucción del entorno se ejecuta mediante un proceso participativo que involucra a los habitantes, de forma similar a cómo los kabata requieren prácticas continuas de mantenimiento. La Core House se concibe como una infraestructura mínima que adquiere sentido en la medida en que es habitada y transformada colectivamente.

12. Core House de Atelier Bow-Wow. Vivienda mínima y ampliable desarrollada tras el tsunami de 2011 en Momonoura.

En otro marco completamente diferente, adaptada a una escala doméstica urbana, Moriyama House de Ryue Nishizawa traduce la sensibilidad de los cursos de agua entre las construcciones kabata en el vacío espacial que organiza el habitar en medio de los diez volúmenes que conforman el proyecto (figura 13). Las pequeñas arquitecturas generan un microcosmos permeable, y los espacios intersticiales como jardines y patios, se convierten en lugar de intercambio[26]. Esta configuración espacial se vincula con el carácter relacional de las arquitecturas de Harie, debido a que ambos promueven formas de cohabitación que transcienden el concepto de vivienda más allá de un contenedor cerrado. El patio se configura como un espacio doble, exterior al quedar expuesto al agua que desciende en forma de lluvia, pero también interior al pertenecer al ámbito privado de la vivienda. Esta condición ambigua, en la que lo doméstico es atravesado por las fuerzas naturales, convirtiendo el patio en escenario donde el agua se hace presente de forma tangible estableciendo un vínculo inmediato entre naturaleza, espacio y vida cotidiana. Moriyama House opera como una infraestructura porosa que invita a la existencia colectiva, como hace el conjunto de viviendas y kabatas, que fusionan la participación humana y la presencia de otras especies dentro del paisaje construido.

13. Moriyama House de Ryue Nishizawa en Tokio. Vivienda donde la coexistencia se construye entre los vacíos.

En paralelo, el Pabellon Suimei de Kazuyo Sejima en los jardines Hama-Rikyu, en Tokio, eleva la reflexión sobre el agua a un plano más sensorial y simbólico (figura 14). Suimei visibiliza la presencia del agua con una experiencia perceptiva que persigue recuperar su valor como elemento vital. A través de juegos de luz, reflejos y sonidos sutiles, el pabellón invita a una interacción reflexiva con el agua, generando un espacio de contemplación[27] y atención hacia el entorno. La instalación puede ser interpretada como una metáfora contemporánea del curso del agua que atraviesa los kabata, y pese a que pertenecen a contextos diferentes, ambas convergen en la búsqueda de revalorizar la relación entre el recurso hídrico y la comunidad que lo habita. De manera comparable, Suimei muestra cómo la infraestructura líquida puede promover un vínculo consciente de un recurso esencial. La presencia del agua de lluvia en el exterior enfatiza la dimensión temporal y dinámica del espacio, donde la caída del agua transforma superficies, genera sonidos efímeros y activa la percepción sensorial, invitando a los usuarios experimentar directamente la interacción entre arquitectura, clima y naturaleza.

14. Intervención efimera de Kazuyo Sejima, que explora la disolución entre materia, luz y entorno, evocando corrientes y ondulaciones acuáticas.

La propia Kazuyo Sejima profundiza esta exploración con el Inujima Art House Project, una búsqueda de conciliación entre el turismo y la vida cotidiana de la pequeña comunidad insular de Inujima[28]. El proyecto pretende dar forma a un nuevo modelo que reconecte arquitectura, paisaje y comunidad con los nuevos visitantes, justamente el reto que enfrenta el referente de Harie. Estas intervenciones que se muestran como infraestructura patrimonial viva, no solo cumplen funciones materiales o técnicas, más bien operan como mediadoras de prácticas sociales con el contexto. La arquitectura en la escala del paisaje genera nuevos elementos abstractos que resaltan de la lectura habitual del territorio, de esa forma haciendo visibles las capas históricas, sociales y naturales del lugar (figura 15). La estrategia busca reactivar un territorio marcado por la crisis demográfica mediante procesos de participación comunitaria en torno al arte y la arquitectura. La isla está en una fase de transición hacia un modelo de participatory landscape donde la comunidad local recupera un rol activo en la gestión y el significado del lugar. Si en Harie el agua es el elemento que estructura el paisaje y las relaciones, en Inujima las actuacions como el Art House Project se convierten en soporte de nuevas prácticas comunitarias, para ayudar a que comunidades y visitantes puedan compartir un territorio sin anularse mutuamente. Se organizan infraestructuras y se conectan habitantes para evidenciar la vinculación entre patrimonio, territorio y ecosistema.

15. Inujima Art House Project, diseñado por Kazuyo Sejima. Fusión entre arte, arquitectura y paisaje, en el tejido urbano de la isla.

Cada ejemplo, muestra arquitecturas mediadoras entre cuerpos y paisajes, entendiendo la dualidad del agua, y comparten una relación transversal con el sistema kabata, mostrando dispositivos adaptativos y ecosistémicos. En Momonoura, la modularidad de la Core House acompaña el proceso de recomposición comunitaria. En Moriyama, la fragmentación espacial permite formas de cohabitación abiertas y dinámicas. En Suimei, la arquitectura despierta afectos y memorias sobre el agua en la ciudad. Y en Inujima, la escala del paisaje se convierte en el escenario de un experimento patrimonial que busca reconciliar comunidad y contemporaneidad.

Entre las diversas reflexiones de estos casos, la más significativa se constituye en el enfoque hacia las ‘artes de hacer menores’, prácticas cotidianas de cuidado, mantenimiento y adaptación que sostienen las dinámicas de la vida colectiva. Así el Kabata de Harie deja de ser una curiosidad vernácula, un modelo de infraestructura situada y colectiva que, reinterpretado en contextos contemporáneos, inspira modos de habitar capaces de enfrentar el colapso ambiental desde la humildad, la atención a lo menor y el compromiso con lo común.

CONCLUSIÓN

El análisis del caso de estudio del sistema kabata en Harie, resulta fundamental para entender dinámicas visibles en la gestión del agua, debido a su capacidad para sostener ciclos ecológicos, promover la biodiversidad y fortalecer el tejido social. Esta observación impulsa a repensar las políticas hídricas y las formas de urbanismo actuales, en un contexto marcado por la crisis climática y la escasez de recursos naturales. Esa situación actual plantea un doble desafío, prevenir que siga siendo un recurso gestionado por infraestructuras invisibles, y reactivar prácticas comunitarias de cuidado, con el objetivo de adoptar medidas para impedir la desvinculación y el deterioro ambiental de todas las formas de vida.

La localidad japonesa se basa en el concepto life environmentalism[29] (seikatsu kankyo shugi), que pretende remediar problemas ambientales considerando las racionalidades y prácticas de los residentes del área afectada. Este particular punto de vista, formulado por sociólogos ambientales japoneses en 1980, se fue desarrollando como una investigación para abordar las desafortunadas consecuencias de la industrialización.

A diferencia de otros marcos, como el natural environmentalism, centrado en la preservación de la naturaleza ‘pura’, o el modern technocentrism, basado en tecnologías modernas para resolver problemas ambientales, el life environmentalism sostiene que, para generar políticas y prácticas ambientales efectivas, es crucial entender y adoptar las formas en que los residentes interactúan con su entorno local y los recursos a lo largo del tiempo. Regularmente se basa en valores y prácticas específicas del lugar que pueden no ser completamente comprendidas por la ciencia moderna.

En Harie, este enfoque particular se refleja en la manera en que los residentes crean relaciones armoniosas con su entorno[30], utilizando tecnologías apropiadas y prácticas tradicionales para mantener un equilibrio sostenible entre múltiples agencias[31].

Su sistema hidrológico, sin ser replicable literalmente, puede inspirar estrategias urbanas contemporáneas para diseñar paisajes participativos y resilientes. De esta forma, los sistemas soft path, y las ‘artes menores de hacer’ sirven de herramienta para reconectar las ciudades con sus ciclos hidrológicos. El diseño apunta a una ciudad donde el agua no sea un elemento ornamental, sino una infraestructura ecológica activa, promoviendo un pensamiento más-que-humano que reconocer a otras especies como cohabitantes del espacio urbano. Estos conceptos no se limitan a Harie, diferentes contextos urbanos muestran que visibilizar el agua y regenerar interacciones multiespecie permite fomentar resiliencia ecológica y social, reforzando la idea de que la infraestructura puede ser un agente activo en la vida comunitaria. La ciudad del futuro, debería funcionar como una kabata extendida, una plataforma ampliada de convivencia interespecie, donde el agua convoca a todas las formas de vida a participar en prácticas de cuidado mutuo. Esta visión se traduce en una serie de principios para un urbanismo anfibio[32], que desimpermeabiliza la ciudad para hacer visible el ciclo del agua en edificios y espacios públicos, para generar microclimas y corredores verdes y azules que mitiguen los efectos del cambio climático y fomenten comunidades que gestionen el agua como bien común, como se ha demostrado en Harie.

Para alcanzar esos objetivos, la ciudad debe metamorfosear de manera progresiva a través de actuaciones factibles que garanticen una transformación gradual pero constante, con la finalidad principal de visibilizar la presencia del agua y fomentar su interacción.

Estas estrategias de actuación buscan fomentar una relación armónica con el agua en los centros urbanos, resolviendo situaciones de riesgo al mismo tiempo que se habilitan espacios de encuentro y convivencia. Como demuestra el caso de estudio de Harie, la infraestructura más resiliente es la que sabe comprender el paisaje y es capaz de adaptarse a sus ritmos fomentando el vínculo hacia el territorio. Recuperar la presencia de agua en la superficie, no solo es una necesidad ecológica, sino también constituye una acción que ayuda en la regeneración de las múltiples formas de vida urbana.

Formular la ciudad como un cuerpo anfibio, capaz de adaptarse y convivir con el agua supone un cambio de paradigma, que permite pasar del control a un sistema de cohabitación. La incorporación del ciclo del agua como eje central de la dinámica de la ciudad permite progresar hacia entornos construidos inclusivos, donde el cuidado entre especies fundamenta la resiliencia. “El urbanismo líquido podría ser un esfuerzo mutualista que otorgue al líquido su propia agencia y permita su dinasmismo[33]. El agua se concibe como un punto de encuentro vital en el espacio construido, conectando a seres más-que-humanos y facilitando relaciones de interdependencia que enriquecen la experiencia arquitectónica ambiental.

Aportación de cada autor CRediT

Nekane Azpiazu Lejardi (NAL), Iñigo García Odiaga (IGO): Conceptualización, investigación, metodología y redacción: NAL (50%), IGO (50%). Autoría: NAL (50%), IGO (50%)

Todos los/las autores/as declaran que no existe ningún conflicto de intereses con los resultados del trabajo

Financiación

Artículo desarrollado con el apoyo del Departamento de Arquitectura de la EHU

Biografía de los autores

Nekane Azpiazu Lejardi (Azpeitia, 1997). Arquitecta por la ETSA Donostia EHU y doctoranda en la misma institución en el programa de Patrimonio Arquitectónico, Civil, Urbanístico y Rehabilitación de Construcciones Existentes. Investiga temas relacionados con la visión más-que-humana de la ciudad para imaginar futuros arquitectónicos donde sobrevivir frente a las emergencias actuales. Su práctica profesional se define como un ejercicio transversal que abarca desde la parte práctica hasta la teórica con el objetivo de entrelazar ambas visiones en cada proyecto. Actualmente trabaja en el estudio de arquitectura y urbanismo VAUMM, y colabora quincenalmente en la revista cultural Zazpika (7K) para promover la difusión de temas relacionados con la arquitectura.

Íñigo García Odiaga (Bilbao, 1977) Arquitecto por la ETSA Donostia EHU, donde es profesor de Proyectos Arquitectónicos. Doctor por la misma institución ha publicado diversos artículos de investigación y varios libros como La Vivienda Productiva o La Piel Mediadora. Socio de VAUMM, un estudio de arquitectura que media entre la producción de edificación, la investigación y el análisis de la estructura territorial. El trabajo de VAUMM ha sido publicado en múltiples libros y revistas nacionales e internacionales como Mark, Capba, Pasajes de Arquitectura y Crítica, C3, Summa+, Detail, On Diseño o Future. Sus obras han sido expuestas en exposiciones colectivas como 22 Couples & Co, Mirror Stories of Spanish Architecture (2000-2015) en la embajada de España en Berlín, o en la muestra itinerante ABOVE MM arquitectura más allá del 2000.  Entre sus reconocimientos, destacan la Nominación a los Premios Mies van der Rohe en 2013 y 2022. Finalistas del XXI Premio de Cerámica ASCER. Seleccionado en la XII y en la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo 2013, 2015.

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[1] GONZALEZ VIVES, C. Arquitectura antidesertización. Fluidez, biodiversidad, hidrofilia y transpirabilidad [en línea]. Director: Iñaki Ábalos Vázquez. Tésis Doctoral. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Madrid, 2014 [consulta: 8-07-2025]. Disponible en: https://doi.org/10.20868/UPM.thesis.33774.

[2] POIRIER, F., VIGNAL, B. Terres fértiles. Paris: Backland éditions, 2023, p. 64. ISBN 978-2-9588234-0-5.

[3] El término antropocéntrico se refiere a una perspectiva que sitúa al ser humano en el centro de interpretación del mundo, priorizando sus necesidades, valores y experiencias sobre las de otras entidades o formas de vida. En contextos ecológicos suele señalarse como una visión que ha contribuido al desequilibrio ambiental y al dominio de la naturaleza.

[4] Se entiende por interespecie aquellas relaciones o formas de interacción que ocurren entre seres de diferentes especies. El concepto se utiliza para cuestionar la centralidad humana y promover vínculos más simétricos entre humanos y no humanos.

[5] AA.VV. No hacer, rehacer, deshacer para construir ciudad. Madrid: n’UNDO, 2024, p. 31. ISBN 978-84-1090-086-8.

[6] GUERRERO LOZADA, A. Posthuman Water. En: FRANCH, E.; LUZÁRRAGA, M.; MUIÑO, A. 100 Words for Water: A projective Ecosocial Vocabulary. Zürich: Lars Müller Publishers, 2025. p. 170. ISBN 978-3-03778-791-5.

[7] AA.VV., op. cit. supra, nota 5, p. 67.

[8] El concepto multiespecie remite a contextos en los que conviven, interactúan o coevolucionan múltiples formas de vida, humanas y no humanas. Se refiere a los ensamblajes vitales que desbordan las fronteras entre especies, desafiando las nociones clásicas de autonomía y agencia exclusivamente humanas.

[9] Más-que-humano (more-than-human) es una noción desarrollada en el marco de los estudios posthumanistas y la ecología crítica, que propone descentrar al ser humano como eje central de interpretación. El término abarca redes de relación entre humanos, otras especies, entornos y tecnologías, reconociendo la agencia distribuida entre múltiples formas de vida. Aspira a ser un sustantivo compuesto que abarque las plantas, los animales y todas las demás formas de vida, sustituyendo palabras como “no humano” o “inhumano”.

[10] WOLFF, G., y GLEICK, P. The Soft Path for Water. En: GLEICK, P. The world’s water 2002-2003. The Biennal Report on Freshwater Resources. Washington: Island Press, 2002, pp. 1-32. ISBN 978-1-55963-949-1.

[11] LOVINS, A. Soft energy paths: Toward a durable peace. Cambridge: Ballinger, 1977. ISBN 978-0-88410-614-2.

[12] WOLFF, G.; GLEICK, P., op. cit. supra, nota 10, p. 3.

[13] PETERMANN, S. The guide to designing with animals, plants, and other critters. Amsterdam: Stichting Archis, 2024, p. 28. ISBN 978-90-77966-98-3.

[14] KAMETANI, Y. The “KABATA”, a system of unique water utility spaces in japan. En: Science and Technology Reports of Kansai University. Osaka: Kansai University, 2012, n.º 54, p. 84. ISSN 0453-2198.

[15] LALUETA, I. Naturbad Riehen, una piscina natural por Herzog & De Meuron. En: Metalocus [en línea]. Madrid: Metalocus Arquitectura, 2016 [consulta: 15-07-2025]. ISSN 1139-6415. Disponible en: https://www.metalocus.es/es/noticias/naturbad-riehen-una-piscina-natural-por-herzog-de-meuron.

[16] KAMETANI, Y., op. cit. supra, nota 14, p. 85.

[17] PETERMANN, S. op. cit. supra, nota 13, p. 29.

[18] Baikamo (Callitriche japónica) es una planta acuática sumergida que funciona como bioindicador de la calidad del agua. Su presencia y condición fisiológica responden a variables fisicoquímicas, lo que permite evaluar es estado ecológico del agua. De este modo, baikamo refleja interacción dinámica entre factores bióticos y abióticos en los ecosistemas acuáticos.

[19] HARRISON, A.L. Amphibious Architecture. En: Architectural theories of the environment: posthuman territory. New York, NY: Routledge, Taylor & Francis Group, 2013. ISBN 978-0-203-08427-4.

[20] PETERMANN, S., op. cit. supra, nota 17.

[21] HARRISON, A.L. Oyster-tecture. En: Architectural theories of the environment: posthuman territory. New York, NY: Routledge, Taylor & Francis Group, 2013. ISBN 978-0-203-08427-4.

[22] KAMETANI, Y., op. cit. supra, nota 14, p. 91.

[23] Es una red coordinada de espacios naturales y cuerpos de agua, que ofrecen servicios ecosistémicos fundamentales en áreas urbanas y rurales. La infraestructura verde abarca elementos de vegetación, mientras que la infraestructura azul comprende los sistemas acuáticos responsables de la gestión del agua. Una infraestructura que integra ambos elementos fomenta la biodiversidad y el equilibrio ambiental.

[24] El término tecnocéntrico designa una perspectiva que sitúa a la tecnología y el progreso técnico como motor principal del desarrollo humano. Esta visión tiende a priorizar soluciones técnicas para problemas ambientales y sociales, a menudo subestimando las dimensiones culturales, éticas o ecológicas.

[25] CCAchannel. “Island and Villages. Atelier Bow-Wow in Momonoura” [en línea]. Youtube [consulta: 10-07-2025]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=rjBBLHtHaqs

[26] LALUETA, I. Moriyama House. En: Metalocus [en línea]. Madrid: Metalocus Arquitectura, 2010 [consulta: 15-07-2025]. ISSN 1139-6415. Disponible en: https://www.metalocus.es/en/news/moriyama-house.

[27] BARBA, J. El agua como conductor entre el ayer y el hoy. Pabellón Suimei Pavilion por Kazuyo Sejima. En: Metalocus [en línea]. Madrid: Metalocus Arquitectura, 2021 [consuta: 15-07-2025]. ISSN 1139-6415. Disponible en: https://www.metalocus.es/es/noticias/el-agua-como-conductor-entre-el-ayer-y-el-hoy-pabellon-suimei-pavilion-por-kazuyo-sejima.

[28] CCAchannel. “Island and Villages. Kazuyo Sejima on Inujima” [en línea]. Youtube [consulta: 10-07-2025]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=pZzHDX1hT8g.

[29] YAMAMOTO, D. Life Environmentalism. En: The Blackwell Encyclopedia of Sociology [en línea]. Nueva York: Wiley, 2019, pp. 1-2. ISBN 9781405124331. Disponible en: 2019 [cit. 09.03.2025]. DOI: 10.1002/9781405165518.wbeosl047.pub2”,”plainCitation”:”YAMAMOTO, D. Life Environmentalism. En RITZER, G. ed. The Blackwell Encyclopedia of Sociology [en línea]. Wiley, 2019 [cit. 09.03.2025]. DOI: 10.1002/9781405165518.wbeosl047.pub2”,”noteIndex”:14},”citationItems”:[{“id”:145,”uris”:[“http://zotero.org/users/13021169/items/8ULAAGRM”],”itemData”:{“id”:145,”type”:”chapter”,”abstract”:”Life environmentalism (\n seikatsu kankyo shugi\n https://doi.org/10.1002/9781405165518.wbeosl047.pub2.

[30] YAMAMOTO, D., NODA, T. Unpacking conflict-ridden everyday life: Perspectives from life-environmentalism. En: Progress in Environmental Geography [en línea]. Nueva York: Sage, 2024, pp 231-249 [consulta: 15-09-2025]. ISSN-e 2753-9687 Disponible en: https://doi.org/10.1177/27539687241276538.

[31] La agencia se refiere a la capacidad de un agente, ya sea humano, animal, vegetal o incluso objeto, para actuar, influir o generar efectos dentro de un sistema o contexto determinado. En estudios sociales y ecológicos contemporáneos, el concepto se amplía para incluir formas no humanas de agencia, reconociendo la capacidad activa de elementos no humanos en procesos y relaciones.

[32] El urbanismo anfibio se entiende como un modelo que integra y visibiliza el agua como agencia activa en la ciudad, preservando su capacidad para moverse, infiltrarse, fluir y conectar con otros sistemas naturales, a la vez que resulta capaz de adaptarse a fenómenos hidrológicos como inundaciones, mareas o lluvias intensas.

[33] CARPENTER, T. “Liquid Urbanism”. En: FRANCH, E.; LUZÁRRAGA, M.; MUIÑO, A. 100 Words for Water: A projective Ecosocial Vocabulary. Zürich: Lars Müller Publishers, 2025, p. 144.