Francisco Carmona Pozas
Magistrado emérito (j)
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (Sevilla), Sala de lo Social
f.carmonapozas@poderjudicial.es
0009-0005-0174-6407
e-Revista Internacional de la Protección Social ▶ 2025
Vol. X ▶ Nº 1 ▶ pp. 234-236
ISSN 2445-3269
Recibido: 10.02.2025 | Aceptado: 10.02.2025
El título del libro (“Tempus”), compuesto por siete capítulos y una conclusión final, está adjetivado por una expresión orientadora: “Reflexiones sobre el tiempo para una vida plena”, auténtico sintagma adjetival. Cada capítulo (escrito en latín y traducido) contempla diferentes fases y alternancias de la vida, siempre en función del Tiempo, enriquecidas por numerosas y cualificadas citas de inconfundible u ocasional dogmatismo semántico, con pinceladas de nostálgicos recuerdos infantiles y familiares.
El texto, básicamente es la moraleja de una vida engarzada en el factor Tiempo, matizada por diversos episodios temporales, con la transcripción de relatos poéticos o filosóficos de particular belleza y magistral oportunidad, rememorando, entre muchos, al poeta Jorge Luis Borges que, tras cursar una vida confusa y azarosa, aludía, como opción final de su existencia, a una vida en “segunda edición”.
Repara el autor en el Tiempo, desde una perspectiva científica con abundante historiografía y antiguas culturas, con referencias bíblicas, inclusive con la cita del Génesis, especulando, con diversos argumentos, sobre el transcurso del Tiempo y su medición, aludiendo a diferentes elementos determinantes de su representación temporal (tierra, agua, fuego, aire…), sosteniendo, entre otras reflexiones, que “de la percepción del paso del tiempo depende nuestra relación con él”. O conjugando los términos “perder el tiempo” o “ganar el tiempo”, advirtiendo de la irreversibilidad de su dinámica.
Asocia la noción del Tiempo con el trabajo, precedido o condicionado por la medición de aquél que, con independencia de su valor económico, puede ser germen de felicidad o una forma positiva de “vivir el tiempo”, mediando una flexible rentabilidad y aprovechamiento con perspectivas, inclusive, a un derivado capitalismo; en todo caso, requerido de la acción subjetiva valorativa (urgente, prioritaria, ordinaria…) en función del Tiempo disponible y su organización o planificación.
Hace asimismo asequible el efecto Tiempo a través de situaciones o expresiones coyunturales muy significativas de común uso (tiempo perdido, tener tiempo, con tiempo, matar el tiempo, perder el tiempo…), expresiones todas que revelan la dimensión operativa del Tiempo y evidencia el factor oportunidad y premura, con cita de las expresiones latinas concluyentes, tales como “tempus regit actum” y “carpe diem”, aforismos de indiscutible presencia temporal, de trascendentales efectos.
Especulando sobre los términos valor y precio, respecto del tiempo utilizado, reparando en D. Antonio Machado que afirmaba “todo necio confunde valor y precio”, después de varios razonamientos y argumentos, viene a concluir el autor que precio viene a ser una tasación económica determinada, en tanto que valor es un concepto variable de ámbito subjetivo, afectado y definido por diversos factores e influencias (salud, trabajo, felicidad, edad, familia…). Refiere, en este campo como un factor confuso, la influencia actual de la moderna y extendida tecnología (tema de complicada asunción y entendimiento), de prevalente uso, entre otras manifestaciones, en entidades bancarias, organismos públicos en general y empresas de cierto nivel y funcionamiento, con grave perjuicio o dificultad de su utilización, ocasional, por razón de edad u otras circunstancias de la persona; desconocimiento y fracaso que consolidaría, para el colectivo afectado, ante su deficiencia cognitiva, la reacción de la frase “viejos sí, estúpidos no”, ausente un mínimo sentimiento de identificación (empatía) por parte de la entidad o persona implicadas. En todo caso, sostiene, que no hay una “regla de oro” común de valoración circunstancial, es un objetivo que se individualiza por diversos factores potencialmente cambiantes.
Trata, García San José, de la fugacidad y fragilidad del Tiempo subrayando (con Séneca): “La naturaleza nos ha dado la posesión de este único bien fugaz y deleznable, del cual nos despoja cualquiera que lo desea”), sometida a las circunstancias de “nuestro tiempo”, relaciones sociales, familia, trabajo… elementos mutantes, favorecidos por la atomización del tiempo, sintetizados de forma magistral (por el filósofo coreano Byung-Chul Han), reproducidos por nuestro autor: “ La vida actual ha perdido la posibilidad de concluirse con sentido. De ahí proceden el ajetreo y el nerviosismo que caracteriza la vida actual. Se vuelve a empezar una y otra vez…”, concurriendo con una sociedad que mediatiza la evolución social de forma artificiosa, ambigua y cambiante ocasionando la sensación agobiante de que “nos falta tiempo”, como señala nuestro autor, aspecto que se evidencia al medir los resultados de nuestra actividad en función del tiempo invertido, de ahí la necesaria planificación del tiempo invertible para su rentabilidad o satisfacción personal, administración básica y concluyente de nuestro tiempo que, en otro aspecto, propicie o favorezca rasgos naturales de felicidad, glosando las pautas orientadoras sugeridas por el psicólogo (de la UCM) Ballenato Prieto, cuya síntesis queda íntegra y oportunamente reproducida en el texto.
Aborda igualmente, con cierto romanticismo nostálgico, la libertad en concurso con el Tiempo, el “uso” del tiempo. Valora la edad y sus efectos en el “Tiempo”, refiriendo un desgaste natural, que se traduce en una desconexión progresiva con el entorno social, raramente eludible. El Tiempo y el envejecimiento se asocian con una identificación individualizada consecuencia de numerosos factores, básicamente epigenéticos potencialmente atenuados por el carácter e índole de nuestro carácter personal y hábitos consecuentes, en general presididos por una reflexión oculta del irreversible futuro. Nuestra conducta, pretendidamente ejemplarizante, ilustra nuestro entorno y marca la entidad de nuestras relaciones sociales. El Tiempo, a modo de una medida espacial, con frecuencia determina el espacio que cursamos omitiendo su fijación cronométrica, configurando una especie de analepsis que refleja mejor el valor/uso del Tiempo (ejemplos como “voy enseguida”, o más precisamente “estoy a cinco minutos de tu casa”), presuntamente influidos por una especie de acoso temporal o imbuidos por la premura tácita del tiempo, obsesionados por su máxima y lógica rentabilidad.
Como epílogo del texto, el autor, en función del tenor de su obra, se pregunta: ¿qué darías por tener una segunda oportunidad de vivir al máximo? Más que una interrogación parece una reflexión de la vida cursada en función de su tiempo “personal”, analizada o sugerida con base en la experiencia obtenida; se configura como una subsistencia que corrige y planifica un futuro teórico inexistente, alejándose de las vicisitudes y emergencias el factor “imprescindible” llamado “tiempo presente”, bello sueño inalcanzable, al margen de las consideraciones ajenas, siempre concurrentes.
Como conclusión final, el autor hace un relato, nominado “Dominar los secretos del Tiempo para vivir una vida plena”. Cita diferentes pasajes (y su autor) que avalan su trayectoria, con incisos llenos de profundo sentido y humanidad, refiriendo los misterios del Tiempo, pero acentuando el tránsito y disponibilidad de “TU” tiempo personal, controlado, evitando las injerencias extrañas y consolidando nuestros recursos y facultades “conforme a nuestro proyecto de vida”. En ésta línea, asociando la idea de que el Tiempo es la vida (siguiendo a J. Borrás), transcribe los diez puntos que, según él, posibilitan, de alguna forma, “vivir para siempre”. Es un elenco de sugerencias o principios que conforman la posibilidad de alcanzar una vida plena, basada en conductas, tendencias, compromisos y objetivos razonablemente humanos y socialmente positivos, cuestiones anotadas de inexcusable lectura y cumplimiento.
Culmina el autor su obra señalando doce consejos, deducibles del conjunto del texto, que posibilitan, en relación con el Tiempo, gozar de una vida plena. Su atenta lectura, resumidos aquellos, ofrecen un paradigma de ética y humanidad reconfortante, caracterizados, en esencia por: 1) una especial reflexión sobre el paso del Tiempo, 2) su oportuno aprovechamiento, 3) la selección de los consejos, 4) un desarrollo humano preferente con flexibilidad coyuntural en su caso, 5) que tu vida esté configurada por objetivos concretos, sin ambiciones, 6) que seas realista, 7) que orientes y valores el aspecto positivo de tus actos, 8) que la felicidad no te obceque, es una meta transitoria, la paz de espíritu te compensará.
La obra, en síntesis, es un marco de esperanza basado en la utilidad de “tu” tiempo, perfilado por numerosas y cualificadas citas y referencias doctrinales que avalan y justifican su bondad.