1524-2024: 500 años de los 12 (+1) apóstoles franciscanos de México

1524-2024: 500 years of the 12 (+1) franciscan apostles of Mexico

Cristina Sánchez-Rodas Navarro

Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

Universidad de Sevilla

csrodas@us.es 0000-0001-9780-7860

e-Revista Internacional de la Protección Social 2024

Vol. IX Nº 2 pp. 200-202

ISSN 2445-3269

Recibido: 04.11.2024 | Aceptado: 14.11.2024

RESUMEN

PALABRAS CLAVE

Se conmemoran en 2024 los 500 años de la llegada a Nueva España de la primera misión apostólica compuesta por doce frailes franciscanos y el custodio fray Martín de Valencia.

Franciscanos

México

Hernando Cortés

Fray Martín de Valencia

ABSTRACT

KEYWORDS

The year 2024 marks the 500th anniversary of the arrival in New Spain of the first apostolic mission composed of twelve friars and the custodian, friar Martín de Valencia.

Franciscans

Mexico

Hernando Cortes

Friar Martin of Valencia

Los franciscanos, la primera orden mendicante en llegar a la Nueva España, fueron pioneros en la difusión del cristianismo y en la defensa de los derechos de la población nativa. El protagonismo que estaban llamados a jugar los franciscanos en la forja espiritual de Nueva España es anterior incluso al propio descubrimiento del Nuevo Mundo y se remonta a la estrecha vinculación que desde 1485 mantiene Cristóbal Colón con el convento franciscano de Santa María de la Rábida (Huelva), donde encontrará un apoyo decisivo por parte de fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena.

Cuando en agosto de 1521 Hernando Cortés conquista Tenochtitlán lo acompañaban los franciscanos Pedro de Melgarejo y fray Diego Altamirano. Franciscano fue también el primer europeo martirizado en 1541 por la defensa de la Fe en Nueva España: el hermano lego fray Juan Calero, oriundo de la provincia de Sevilla.

Fue en mayo de 1524 cuando arribó a San Juan de Ulúa el grupo organizado por el general de los franciscanos, fray Francisco de los Ángeles, y liderada por el custodio fray Martín de Valencia. Su llegada supuso el punto de arranque para la evangelización sujeta a orden y método pues los franciscanos que habían llegado antes carecían de autoridad apostólica y del mandato del ministro general.

Ello explica que se tome 1524 como el año de referencia del inicio de la evangelización Nueva España a la que Hernando Cortés, por entonces gobernador y capitán general de la misma, daría su total apoyo. Tal fue el impacto de la llegada de este grupo de franciscanos que, según las crónicas de la época, los indios se referían al año 1524 como “el año que vino Nuestro Señor, el año que vino la Fe”.

Al grupo de franciscanos liderados por fray Martín de Valencia que salieron del convento de San Francisco del Berrocal (Belvís de Monroy, Cáceres) se les conoce como los “doce apóstoles de México”.

Pero, en puridad, México no existía en aquella época: el territorio conquistado por Hernando Cortés fue bautizado por el conquistador extremeño como la Nueva España, que no coincide con el del Virreinato de la Nueva España que a lo largo de los siglos llegaría a ser mucho más extenso. Tampoco se puede identificar el Virreinato de la Nueva España con la actual república mexicana puesto que en el s. XIX México cedió a los Estados Unidos de América el cincuenta y cinco por ciento de su territorio en virtud del tratado de Guadalupe Hidalgo.

Aunque el número doce está dotado de gran carga simbólica, puesto que doce fueron los apóstoles de Cristo, en 1524 salieron de Extremadura y llegaron a Nueva España trece franciscanos. Tal y como corrobora el franciscano Jerónimo Mendieta, en su “Historia Eclesiástica Indiana”: “se partió el general de la corte, y fue derecho a visitar la provincia de San Gabriel…y después de haber hecho un razonamiento espiritual al siervo del Señor fray Martin de Valencia, le mandó por santa obediencia, que tomando doce compañeros escogidos conforme a su espíritu, según el número de los doce apóstoles de Cristo nuestro Redentor, pasase a predicar el santo Evangelio a las gentes nuevamente descubiertas por Don Fernando Cortés en las Indias de la Nueva España”.

Mendieta menciona por su nombre a todos los franciscanos que componían la misión::“los muy amados y venerandos padres fray Martin de Valencia, confesor y predicador docto, y los otros doce frailes de la Orden de los Menores que debajo de su obediencia han de ser enviados a las partes de los infieles…es a saber, fray Francisco de Soto, fray Martin de la Coruña, fray José de la Coruña, fray Juan Xuarez, fray Antonio de Ciudad Rodrigo y fray Toribio de Benavente, predicadores y también confesores doctos, y a fray García de Cisneros y fray Luis de Fuensalida, predicadores, y fray Juan de Ribas y fray Francisco Ximénez, sacerdotes, y a los hermanos fray Andrés de Córdoba y fray Bernardino de la Torre, religiosos legos devotos”.

Y, por si quedara el más mínimo resquicio a la duda, lo más oportuno es recurrir al testimonio del propio fray Martín de Valencia quien en sendas cartas dirigida al Emperador Carlos V (una fechada en Guatitán a 17 de noviembre de 1532, y otra en Teguantepeque el 18 de enero de 1533) repite la misma frase: “que luego que el año de veinticuatro entró, yo el Custodio, con doce hermanos que conmigo partieron de esos reinos para estas partes, descendimos entre la grandeza de estas provincias…”.

No cabe sino concluir, que fueron trece, y no doce, los franciscanos que integraban la primera misión de evangelización autorizada por el Papa en la Nueva España.

Aunque Hernando Cortés había solicitado al Emperador Carlos V que enviara frailes, no clérigos, para evangelizar a los naturales es seguro que Cortés se sintió defraudado en sus expectativas antes el exiguo número de frailes que llegaron con fray Martín de Valencia puesto que a los pocos meses de la llegada de los franciscanos escribió al Emperador el 15 de octubre de 1524 en su Cuarta Carta de Relación: “todas las veces que a Vuestra Majestad he escrito he dicho a Vuestra Alteza el aparejo que hay en algunos de los naturales de estas partes para se convertir a nuestra santa Fe Católica, y he enviado a suplicar a vuestra Cesárea Majestad, para ello, mandase proveer de personas religiosas de buena vida y ejemplo. Y porque hasta ahora han venido muy pocos, o cuasi ningunos, y es cierto que hay grandísimo fruto, lo torno a traer a la memoria a Vuestra Alteza, y le suplico lo mande proveer con toda brevedad”.