*No es menester argumentar lo delicado de una problemática como la tratada en los dos primeros monográficos del presente número. De ahí que, en aras de la necesaria pluralidad de opiniones con que hacer frente a suspicacias, Araucaria remarcara a los coordinadores la conveniencia de abrir la participación a investigadores de las diversas posiciones políticas concernidas. No fue necesario dialogar al respecto porque aquéllos conocían de sobra el riesgo que los prejuicios inhieren en la materia y se habían adelantado a evitarlo. No fue tarea fácil y al final tampoco todo lo fructífera que habíamos planificado. Especialmente decepcionante fue que, por quedarnos sólo en el primer monográfico, dos profesores –turco uno e iraquí el otro– renunciaran de repente y sin explicación al compromiso contraído. Y algo similar ocurrió con el segundo monográfico. Ignoramos las razones y omitiremos sus nombres. Entendemos que fue su decisión y la respetamos. Pero aprovechamos la ocasión para decirles que tienen las puertas abiertas para publicar en una revista que se impuso preceptivamente desde su fundación el ser una République des Lettres en miniatura, y que la única condición al respecto será la exigida a los demás autores, empezando por quienes sí respetaron su palabra, a saber: la calidad de su trabajo.