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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
NUEVA PORNOGRAFÍA Y SEXTING DE RIESGO EN JÓVENES
DE GRANADA (ESPAÑA)
NEW PORNOGRAPHY AND RISKY SEXTING AMONG YOUTH
IN GRANADA (SPAIN)
Samira Umpiérrez-Vega
Universidad de Granada
samiraavegaa@correo.ugr.es
https://orcid.org/0009-0006-2152-3937
Alina D. Corpodean
Universidad de Granada
alinadcorp@ugr.es
https://orcid.org/0009-0003-4598-295X
Alejandra Fernández-Roldán
Universidad de Granada
alejandraferro@correo.ugr.es
https://orcid.org/0009-0007-9223-2640
Rubén J. Burgos-Jiménez
Universidad de Granada
rubenbj@ugr.es
https://orcid.org/0000-0003-1156-6483
Resumen
La juventud constituye una etapa clave en
el desarrollo de la sexualidad. Actualmen-
te, las nuevas tecnologías adquieren una
gran importancia en la socialización juvenil,
promoviendo prácticas como el sexting y
el consumo de “nueva pornografía”, lo que
puede inuir negativamente en las actitudes
sexuales. La Educación Sexual Integral (ESI)
busca responder adecuadamente a estas
situaciones y fomentar la conciencia crítica.
Este estudio analiza la relación entre el con-
sumo de nueva pornografía y el sexting de
riesgo en jóvenes de Granada, considerando
las experiencias de ESI. Se aplican 41 cues-
tionarios en jóvenes de 14 a 21 en Granada
(36,6% hombres y 63,4% mujeres), realizan-
do un análisis estadístico bivariado. Entre
los resultados destacan el alto consumo de
nueva pornografía (82,9%) con impactos en
las relaciones sociales y sexuales (80%), y
que el 53,3% lo considera real. El 85,3% ha
practicado sexting, y el 19,5% fue coaccio-
nado. Aunque el 61% recibió ESI, el 95,1%
demanda su actualización por lo que se re-
comienda una ESI crítica y contextualizada
para prevenir la violencia digital.
Palabras clave: juventud; pornografía; edu-
cación sexual; comportamiento sexual; Edu-
cación Sexual Integral (ESI), España
Abstract
Youth is a key stage in the development
of sexuality. Currently, new technologies
are playing a signicant role in youth
socialization, promoting practices such
as sexting and consumption of “new
pornography”, which can negatively
inuence sexual attitudes. Comprehensive
Sexuality Education (CSE) seeks to
respond appropriately to these situations
and promote critical awareness. This
study analyzes the relationship between
consumption of new pornography and risky
sexting among young people in Granada,
considering their CSE experiences. Forty-
one questionnaires were administered to
young people aged 14 to 21 in Grenada
(36.6% males and 63.4% females),
performing a bivariate statistical analysis.
Among the results, the high consumption of
new pornography (82.9%) stands out, with
impacts on social and sexual relationships
(80%), and that 53.3% consider it real.
85.3% practiced sexting, and 19.5% were
coerced. Although 61% received CSE,
95.1% demand its updating. A critical and
contextualized CSE is recommended to
prevent digital violence.
Keywords: youth; pornography;
sex education; sexual behaviour;
Comprehensive Sexuality Education
(CSE); Spain
Cómo citar este artículo/ citation: Umpiérrez-Vega, Samira; Corpodean, Alina D.; Fernández-Roldán, Alejandra;
Burgos-Jiménez, Rubén J. (2025). Nueva pornografía y sexting de riesgo en jóvenes de Granada (España).
ANDULI 28 (2025) pp.197-222, https://doi.org//10.12795/anduli.2025.i28.08
Recibido: 25.02.2025; Revisado 28.04.2025; Aceptado: 18.05.2025
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1. INTRODUCCION
La juventud constituye un período complejo en el desarrollo humano, representando
una transición entre la niñez y la adultez, que abarca aproximadamente entre los
15 y los 24 años (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2020). Durante este
proceso, el individuo construye su identidad en diversas dimensiones, como la social,
emocional y psicológica, inuido por múltiples factores diferenciados que inciden en
su desarrollo, pudiendo generar situaciones de vulnerabilidad y fragilidad (Fondo de
las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF], 2024). Por ello, la juventud es una
fase de gran interés cientíco y socioeducativo, abordada desde diversas disciplinas,
perspectivas y enfoques a lo largo del tiempo (Burgos-Jiménez et al., 2020, 2021).
La juventud puede dividirse en distintas etapas de crecimiento que responden a ran-
gos de edad especícos, características evolutivas y necesidades psicosociales. En
concreto, siguiendo a Güemes-Hidalgo et al. (2017), el presente trabajo se centra,
especialmente, en la “adolescencia tardía” o “pre-adultez”, que abarca de los 18 a
los 21 años (Burgos-Jiménez et al., 2020). Este periodo se caracteriza por una prio-
rización del disfrute y la satisfacción de necesidades, especialmente las recreativas,
que conllevan a una abstracción de la rutina y cotidianidad. Esta etapa implica un
aumento del interés en actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre, así
como una mayor relevancia de las amistades y los círculos sociales (Burgos-Jiménez
et al., 2021).
La sexualidad también adquiere un papel crucial en la juventud. Este fenómeno abar-
ca la dimensión sexual de la persona, incluyendo su identidad, necesidades, deseos
y conductas sexuales, las cuales están inuenciadas por factores culturales, socia-
les, psicológicos, políticos, educativos, éticos y religiosos, entre otros (Ballester et al.,
2019; Barriga, 2013; Hincapié y Quintero, 2012; Navarro y Arroyo, 2017). Aunque la
sexualidad está presente a lo largo de toda la vida, en la juventud se construyen as-
pectos clave de la autoimagen, la identidad y la orientación sexual (Johansson, 2016;
Moles-López et al., 2023). En este sentido, según Burgos-Jiménez et al. (2020), el
100% de los jóvenes españoles residentes en la ciudad de Granada maniestan un
estilo de vida en el cual las actividades recreativas y los encuentros sexuales adquie-
ren un mayor valor.
Asimismo, es importante tener en cuenta el contexto digital y la trascendencia que
éste supone en la socialización actual de los jóvenes, proporcionando un espacio
recreativo de encuentros e interacción (Alonso y Romero, 2019; Gómez, 2018; Mo-
jica-Bautista, 2023). Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías
de Información y Comunicación en los Hogares del Instituto Nacional de Estadística
(INE, 2024), el 96% de los adolescentes entre 10 a 15 años utiliza habitualmente las
tecnologías digitales, y el 69,6% dispone de un teléfono móvil con acceso a internet.
Estos datos muestran un aumento respecto a 2019, con el 92,9% de adolescentes
con un uso habitual de tecnologías y un 66% que tenía móvil (INE, 2019). Esta incre-
mento puede relacionarse con el impacto que generó la pandemia de COVID-19, que
intensicó el uso de tecnología en la vida cotidiana y como medio de socialización
(Burgos-Jiménez et al., 2021). En el grupo de jóvenes de 16 a 24 años, el uso de
internet alcanza prácticamente la totalidad, con un 99,6 % (INE, 2024).
Es importante señalar que las posibilidades de interacción que proporcionan estos
nuevos medios generan ciertos factores de riesgo sociales y actitudinales que pue-
den impactar de manera negativa en la sexualidad juvenil (Gámez-Guadix y Cal-
vete, 2018). En este sentido, se produce un aumento signicativo del consumo de
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
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pornografía digital a través de dispositivos móviles y ordenadores. Este fenómeno,
denominado “nueva pornografía”, ha sustituido progresivamente los formatos porno-
grácos tradicionales en soporte físico o en vídeos, debido a su facilidad de acce-
so y el anonimato que ofrece internet. Esta transición no solo ha evolucionado los
sistemas de producción de contenido pornográco, sino que también ha generado
implicaciones relevantes en términos de patrones de consumo, y sus posibles reper-
cusiones (Ballester et al., 2014, 2019; Kor et al., 2014). Según Sedano et al. (2024),
el 90,5% de los jóvenes de las Islas Baleares, entre los 13 y 18 años, había consumi-
do nueva pornografía en los últimos años. En Reino Unido, Scott Max (2023) muestra
que el 55% de jóvenes había consumido nueva pornografía alguna vez y el 44% la
había consumido en múltiples ocasiones, con una edad media de inicio de 13 años.
Tanto Ballester et al. (2014, 2019) como Save the Children España (2020) señalan
que la falta de capacidad crítica frente al consumo de pornografía, sumado a su uso
excesivo, diculta en los jóvenes la distinción entre realidad y cción, lo que inuye
en sus actitudes sexuales, valores morales e incluso en sus propias prácticas sexua-
les. Esta situación es especialmente notable en hombres heterosexuales, dado que
los contenidos de estas plataformas están enfocados en satisfacer generalmente
los deseos de este público, proyectando una imagen de feminidad hipersexualizada
como ideal de atracción masculina (Cobo, 2017). En consecuencia, el 61,3% de los
jóvenes hombres heterosexuales se identican con contenidos basados en jerar-
quías de poder entre géneros, sin reconocer situaciones de desigualdad y violencia
(Save the Children España, 2020). Esta situación se ve agravada en consumos ex-
cesivos, lo que puede generar mayores dicultades en el desarrollo de relaciones
sociales, afectivas y sexuales (Prause et al., 2015; Velasco y Gil, 2017).
En este sentido cabe destacar la exposición y las posibilidades de comunicación
que ofrecen los nuevos medios digitales, especialmente las redes sociales (Mojica-
Bautista, 2023). Estas plataformas han dado lugar a nuevas formas de expresión de
la sexualidad juvenil, pero también conllevan riesgos psicosociales y actitudinales
que pueden inuir en el desarrollo de la sexualidad (Burgos-Jiménez et al., 2021;
Gámez-Guadix y Calvete, 2018).
Entre éstos destaca el sexting, que se dene como la publicación, recepción o inter-
cambio de mensajes, fotografías o vídeos de contenido erótico y/o sexual en medios
digitales (Peris y Maganto, 2018). En este sentido, Alonso y Romero (2019) hacen
una distinción entre sexting activo, donde la persona envía contenido de índole se-
xual, y sexting pasivo, donde se recibe dicho contenido. Según Morillo et al. (2022) el
29,4% de los jóvenes en Colombia ha practicado sexting alguna vez. Estas prácticas
pueden beneciar el desarrollo de la identidad, competencias emocionales, expresi-
vidad erótica y autoconcepto sexual.
Sin embargo, el sexting también puede convertirse en un factor de riesgo cuando
se utiliza como única vía de relación y expresión entre jóvenes, lo que podría ge-
nerar impulsividad, ansiedad y falta de autocontrol (Alonso y Romero, 2019; Peris
y Maganto, 2018). En este sentido, se entiende como sexting de riesgo aquellas
conductas no deseadas y/o que tienen lugar en contextos de vulnerabilidad, presión,
falta de consentimiento o carencia de una conciencia crítica, y que pueden tener
consecuencias negativas psicoemocionales para la persona que las realiza (Resett,
2019). Estas situaciones pueden dar lugar a la coacción o las amenazas para com-
partir contenidos sexuales virtuales, conocido como sextorsión, o a sexting pasivo
de riesgo, caracterizado por la recepción de contenidos sin consentimiento (Gámez-
Guadix y Calvete, 2015).
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Valenzuela García (2023) identica una relación signicativa entre el sexting de
riesgo y el consumo excesivo de nueva pornografía entre jóvenes. Este vínculo se
asocia, en ocasiones, con la aparición de situaciones de violencia sexual digital, ca-
racterizadas por dinámicas de sumisión y subordinación, así como con casos de aco-
so (Gámez-Guadix y Calvete, 2018). En esta línea, Cala y Martínez (2022) reportan
que el 62,5% de los jóvenes de la provincia en Almería han sido víctimas de alguna
forma de ciberviolencia sexual o sextorsión, entendida como amenazas y coacciones
para forzar la publicación de contenido sexual sin consentimiento (Moles-López et
al., 2023). Además, estos autores subrayan la importancia de incorporar la perspecti-
va de género en estas situaciones, dado que las mujeres presentan mayores índices
de victimización.
En respuesta a esta situación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educa-
ción, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2018) remarca la importancia de proporcionar
una Educación Sexual Integral (ESI) adecuada a cada edad y etapa del desarrollo.
La UNESCO (2018) dene la ESI como un proceso educativo continuo que fomenta
el aprendizaje y la preparación de los individuos en aspectos cognitivos, emociona-
les, físicos y sociales de la sexualidad, con un enfoque centrado en los derechos
humanos, la igualdad de género, la promoción de la salud y el desarrollo afectivo.
No obstante, el sistema educativo actual no contempla adecuadamente la importan-
cia de abordar estos contenidos en el aula y, además, enfrenta desafíos y tabúes que
dicultan su transmisión en el entorno familiar (Orte et al., 2022). En este sentido,
Burgos-Jiménez et al. (2020) señalan que el 57,2% de los jóvenes en Granada ar-
man no haber recibido una formación adecuada en educación sexual, tanto en el ám-
bito escolar como en el familiar. A nivel internacional, Olaleye et al. (2020) observan
que solo el 16% de los jóvenes del suroeste de Nigeria han recibido charlas educa-
tivas formales con contenidos de educación sexual. Esta falta de formación supone
un riesgo socioeducativo que limita el desarrollo de valores, autonomía y bienestar
en la población joven (Soler et al., 2017; Úcar et al., 2017), y aumenta la probabili-
dad de comportamientos sexuales inseguros y violentos (Hincapié y Quintero, 2012),
actualmente con una gran incidencia en el ámbito digital (Moles-López et al., 2023).
Con todo, el presente artículo tiene como objetivo realizar un análisis de casos explo-
ratorio sobre la relación entre el consumo de nueva pornografía y el sexting de riesgo
en jóvenes residentes en la ciudad de Granada (España), considerando su impacto y
los riesgos asociados, con el n de realizar posibles propuestas socioeducativas de
mejora desde la ESI.
2. MATERIALES Y MÉTODOS
En este capítulo se presentan los fundamentos metodológicos del presente estudio.
En primer lugar, se describe el diseño metodológico, su enfoque y carácter. A conti-
nuación, se exponen los criterios de selección de la muestra, así como el diseño del
instrumento de recogida de información. Finalmente, se detallan las medidas adop-
tadas y técnicas utilizadas de procesamiento de la información.
2.1. Diseño
Se lleva a cabo un estudio de casos múltiples, con enfoque socioeducativo. Se em-
plea un diseño transversal y un enfoque descriptivo-interpretativo, de carácter cuan-
titativo, a n de identicar las características de la población y muestra objeto de
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
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estudio, además de comprender la problemática abordada, así como su multidimen-
sionalidad (Guevara et al., 2020).
Este estudio se orienta a comprender de forma exploratoria las características de
la población y muestra estudiada, y a examinar el fenómeno del consumo de nueva
pornografía y sexting de riesgo entre jóvenes desde la perspectiva de la ESI. De
acuerdo con Mejía (2000), los estudios descriptivos exploratorios en Ciencias So-
ciales ofrecen un análisis preliminar de las evidencias que sustentan un fenómeno
contextualizado, sin pretender conrmar conocimientos establecidos, de manera que
sus hallazgos puedan replicarse posteriormente en ámbitos más amplios.
Esta investigación se realiza en el marco del Proyecto de Innovación Docente de
la Universidad de Granada (UGR), titulado “Dinamización de la cultura educativa:
una propuesta de trabajo con la comunidad educativa en los espacios universitarios”
(código 22-129), coordinado por la profesora María del Mar García Vita y nanciado
por la propia Universidad.
2.2. Selección de la muestra
La población objeto de estudio estuvo compuesta por jóvenes de entre 14 y 21 años,
residentes en la ciudad de Granada. Para la selección de la muestra, se contactaron
con 5 Institutos de Educación Secundaria (IES) de los 18 presentes en la ciudad de
Granada (Ayuntamiento de Granada, 2012), de manera no aleatoria y por convenien-
cia, basándose en criterios de accesibilidad, colaboración y ubicación. Posteriormen-
te, los centros participantes contactaron a los estudiantes y egresados que cumplían
con los criterios de edad y lugar de residencia establecidos, seleccionándolos me-
diante un muestreo aleatorio estraticado.
La muestra nal fue de 41 jóvenes, de los cuales 15 fueron hombres (36,6%) y 26
mujeres (63,4%). Respecto a la distribución por edad, predominan los jóvenes de
18 años (39%) y de 20 años (31,7%). En cuanto a su situación educativa y laboral,
el 34,1% cursan estudios universitarios; el 31,7% se encuentran matriculados en
estudios de educación secundaria (el 9,8% Educación Secundaria Obligatoria y el
21,9% bachillerato), el 9,8% participan en programas de Formación Profesional de
Grado Medio o Superior, el 14,6% trabaja y el 9,8% ni estudia ni trabaja. Este grupo
muestral permite realizar un estudio de casos preliminar sobre el problema de estu-
dio (véase Tabla 1).
Tabla 1. Características sociodemográcas de los jóvenes participantes.
Frecuencia
N
Porcentaje
%
Sexo Hombre
Mujer
15
26
36,6%
63,4%
Edad
14 años
15 años
16 años
17 años
18 años
19 años
20 años
21 años
2
2
4
2
16
1
13
1
4,9%
4,9%
9,8%
4,9%
39%
2,4%
31,7%
2,4%
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
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Frecuencia
N
Porcentaje
%
Situación educativa/laboral
ESO
Bachillerato
Formación Profesional
Universidad
Trabaja
Ni estudia ni trabaja
4
9
4
14
6
4
9,8%
21,9%
9,8%
34,1%
14,6%
9,8%
Fuente: Elaboración propia
2.3. Instrumento
El instrumento utilizado para la recolección de la información fue un cuestionario
estructurado, diseñado Ad hoc por el equipo investigador, teniendo en cuenta los
objetivos de investigación planteados, las características de la población objeto de
estudio, los antecedentes investigadores y el estado de la cuestión de la temática
estudiada. La validación de este instrumento se hizo por juicio de expertos, contando
con 9 expertos en pedagogía, educación sexual, métodos de investigación y educa-
ción social.
El cuestionario consta de 35 ítems estructurados y cerrados con opciones dicotómi-
cas o de respuesta múltiple. En concreto, se divide en 4 bloques temáticos:
1. Información y datos sociopersonales.
2. Consumo de nueva pornografía.
3. Prácticas de sexting.
4. Educación Sexual Integral: experiencias y valoración.
2.4. Medidas y procesamiento de la información
En el marco del Proyecto de Innovación Docente de la UGR (código 22-129), se con-
tactó telefónicamente los 5 IES seleccionados. Posteriormente, se presentaron los
objetivos del proyecto a las instituciones educativas, y se permitió la citación de los
jóvenes estudiantes o egresados que cumplieran con los criterios de edad y residen-
cia establecidos y aceptaran participar de manera libre y voluntaria.
La recogida de información se realizó durante el mes de abril de 2024. Este proceso
se realizó cumpliendo con los principios éticos establecidos tanto a nivel internacio-
nal, según la Declaración de Helsinki, como a nivel nacional, por el Comité de Ética
para Estudios e Investigaciones con Seres Humanos de la Universidad de Grana-
da (CEIH). Asimismo, se garantizó el anonimato y la condencialidad de todos los
participantes.
Para ello, se implementó un cuestionario online (véase Apéndice o Anexo A) utilizan-
do la herramienta Google Forms, el cual debía ser completado de forma autónoma
por los participantes. Tras ser convocados en un aula asignada de la Universidad de
Granada y una vez informados sobre el marco y los objetivos del proyecto, se les
proporcionó un código QR con información adicional sobre el objetivo principal del
estudio y los requisitos de participación. Cabe destacar que los menores de edad
fueron citados junto con sus padres, madres o tutores legales, en cumplimiento con
la normativa de protección de los derechos del menor.
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
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Antes de la aplicación del cuestionario, se obtuvo la autorización de las instituciones
educativas, así como el consentimiento informado de todos los participantes. En el
caso de los menores de edad, también se obtuvo el consentimiento de sus padres,
madres o tutores legales. La cumplimentación del cuestionario se realizó de forma
individual, en un entorno cómodo y de conanza, sin la presencia de familiares ni del
profesorado, con el n de garantizar el anonimato y la sinceridad de las respuestas.
Asimismo, la participación fue completamente libre y voluntaria.
El procesamiento de la información obtenida se llevó a cabo mediante un análisis
estadístico bivariado. Este análisis comprendió la combinación de tablas de frecuen-
cias, tablas de contingencia y contrastes de independencia, aplicándose el Test Chi-
cuadrado con corrección por continuidad para la identicación de relaciones entre
variables de interés. Para ello, se diseñó una base de datos estadística utilizando el
software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 23.
Concretamente, se analizaron las siguientes variables:
Variables independientes:
- Sexo.
- Edad.
Variables descriptivas dicotómicas (sí/no):
- Consumo de nueva pornografía.
- Consumo de nueva pornografía en los últimos 30 días.
- Formas de consumo de nueva pornografía.
- Percepción sobre tener una adicción a la nueva pornografía.
- Inuencia de la nueva pornografía en las relaciones sociales y sexuales.
- Percepción sobre el realismo de los contenidos pornográcos.
- Prácticas de sexting.
- Coacción en compartir contenido sexual.
- Recibir contenido sexual sin consentimiento.
- Formación en ESI.
- Dicultades percibidas para recibir ESI en el ámbito familiar.
- Dicultades percibidas para recibir ESI en el ámbito educativo.
Variables descriptivas nominales politómicas:
- Edad inicio de consumo de nueva pornografía.
- Motivación del consumo de nueva pornografía.
- Frecuencia de consumo de nueva pornografía.
- Formas de consumo de nueva pornografía.
- Percepciones sobre el impacto de la nueva pornografía.
- Edad de inicio en las prácticas de sexting.
- Frecuencia de las prácticas de sexting.
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- Contenido compartido en las prácticas de sexting.
- Figuras con las que se practica sexting.
- Contextos donde se ha recibido formación en ESI.
- Valoración de la formación en ESI.
Los análisis realizados permitieron, además de describir la prevalencia y distribución
de estas variables en la muestra estudiada, identicar también posibles asociacio-
nes y patrones entre ellas. Esto facilitó una interpretación más precisa de los datos,
proporcionando información relevante sobre el impacto del consumo de nueva por-
nografía y las prácticas de sexting en los jóvenes.
3. RESULTADOS
Los resultados obtenidos se presentan a continuación en tres epígrafes. En primer
lugar, se aborda el consumo de nueva pornografía entre los jóvenes, destacando
su impacto y las percepciones asociadas. A continuación, se analizan las prácticas
de sexting, sus conductas y los riesgos vinculados. Finalmente, se exponen las ex-
periencias y consideraciones de los jóvenes en relación con la Educación Sexual
Integral.
3.1. Consumo de nueva pornografía: impacto y percepciones
En primer lugar, se observó que el 82,9% de los jóvenes encuestados arman haber
consumido nueva pornografía en algún momento de su vida. En cuanto a la edad de
inicio, los datos revelan que el 41,5% comenzó antes de los 14 años, mientras que el
22% inició a los 14 años y el 9,8% a los 15 años.
Entre los principales motivos de consumo, predomina la curiosidad y el interés
(58,5%), aunque el 14,6% señala que fue debido a la presión social ejercida por el
grupo de iguales. En relación con la frecuencia, la mayoría de los participantes indicó
consumir estos contenidos una vez a la semana (34,1%), no obstante, destaca que
el 19,5% manifestó hacerlo más de tres veces por semana. En este sentido, el 27,5%
de los jóvenes declaran consumir más pornografía de la que les gustaría, aunque el
72,5% no considera que su comportamiento sea excesivo y/o de riesgo. Asimismo,
según su propia percepción, cabe destacar que el 7,5% considera que podría tener
una adicción a la nueva pornografía.
Al analizar las formas de consumo, el 75,6% de los jóvenes indicó consumir nueva
pornografía en solitario, mientras que el 24,4% restante lo hace en compañía de su
pareja sexual o amistades. Sin embargo, el 17,5% declaró haber sido forzado o inci-
tado a consumir nueva pornografía en grupo, a pesar de no desearlo.
En cuanto al consumo de nueva pornografía, atendiendo al género de la muestra,
en la Tabla 2 se observa que el 100% de los hombres la ha consumido alguna vez,
mientras que en el caso de las mujeres, el porcentaje disminuye al 73,1%. Esta dife-
rencia resultó estadísticamente signicativa (χ²= 4,87; gl= 1; p=,027). Asimismo, con
respecto al consumo en los últimos 30 días, el 100% de los hombres arma haberlo
realizado, mientras que en las mujeres la cifra se reduce al 41,7%, presentando tam-
bién una asociación estadísticamente signicativa (χ²= 16,755; gl= 1; p=,000).
Por otro lado, se muestra que el 46,7% de los hombres y el 15,4% de las mujeres
consideran que consumen más nueva pornografía de la que les gustaría (χ²= 4,742;
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
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gl= 1; p=,029). Cabe destacar que el 53,3% de los hombres considera que los conte-
nidos que transmiten los nuevos medios pornográcos son similares a las prácticas
sexuales reales, pero en las mujeres este porcentaje disminuye al 11,5% (χ²= 8,464;
gl= 1; p=,004). Ambas asociaciones resultaron ser estadísticamente signicativas.
Al analizar la percepción de los jóvenes sobre el impacto que el consumo de nueva
pornografía ha podido generar en sus vidas, el 50% de los encuestados perciben un
impacto signicativo. De este porcentaje, el 20% identican una inuencia notable y
el 2,5% reporta gran inuencia. En relación con la inuencia especíca de la nueva
pornografía en las relaciones sociales y sexuales, el 80% de los hombres conside-
ran que este consumo ha tenido un impacto en este ámbito, en comparación con el
42,3% de las mujeres que lo arman (Tabla 2). Esta relación se presenta estadística-
mente signicativa (χ²= 5,487; gl= 1; p=,019).
Tabla 2. Consumo de nueva pornografía en jóvenes y su impacto en función del género1
Hombres (n, %) Mujeres (n, %) p-valor
Consumo de nueva pornografía
Ha consumido alguna vez en su vida 15 (100%) 19 (73,1%) 0,027*
No ha consumido alguna vez en su vida 0 (0,0%) 7 (26,9%)
Percepción sobre sus contenidos
Considera que se asemeja a las prácticas
sexuales reales 8 (53,3%) 3 (11,5%)
0,004**
No considera que se asemeja a las prácticas
sexuales reales 7 (46,7%) 23 (88,5%)
Inuencia en relaciones sociales y sexuales
Considera que inuye en sus relaciones socia-
les y sexuales 12 (80%) 11 (42,3%)
0,019*
No considera que inuye en sus relaciones
sociales y sexuales 3 (20%) 15 (57,7%)
Fuente: Elaboración propia
3.2. Prácticas de sexting: conductas y riesgos asociados
Respecto a las prácticas de sexting, referidas como el envío y/o la recepción fotos, vi-
deos o mensajes con contenido sexual a través de internet o redes sociales, el 73,2%
de los jóvenes arman haberlo realizado en alguna ocasión, especialmente a través
de redes sociales (82,9%). En concreto, el 100% de los hombres indican haber man-
tenido este tipo de encuentros sexuales, mientras que en las mujeres disminuye al
57,7%. Esta diferencia fue estadísticamente signicativa (χ²= 8,673; gl= 1; p=,003).
En referencia a las edades en las que se iniciaron las primeras prácticas de sexting,
el 51,2% de los jóvenes señalan que fue entre los 14 y 16 años, mientras que el
9,8% lo hizo entre los 10 y 13 años. Conforme a las frecuencias de estas prácticas,
se destaca que el 36,6% de los participantes arma realizarlas una vez a la semana,
seguido del 7,3% que las practica unas 3 veces a la semana. En este sentido, el
40% de los hombres y el 30,8% de las mujeres arman haber realizado prácticas de
1 *** Signicativas al 99% ** signicativas al 95% * signicativas al 90%.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
• 206 •
sexting en los últimos 30 días (véase Tabla 3). Sin embargo, esta relación no resultó
ser estadísticamente signicativa (χ²= ,360; gl= 1; p=,548).
En relación con el sexting activo, respecto al contenido compartido en estas prác-
ticas, se observó que el 29% corresponde a fotografías de carácter provocativo o
sexual en ropa interior o completamente desnudo, seguido por mensajes de texto
con contenido provocativo o de índole sexual (25,8%). Asimismo, el 9,7% de los
participantes reportó el envío de vídeos con contenido provocativo o sexual en ropa
interior o sin vestimenta, mientras que el 6,5% comparte imágenes de este tipo man-
teniendo la ropa puesta.
Las principales guras con las que estos jóvenes practicaron sexting activo son las
parejas (55,9%), seguido de amistades o personas conocidas de conanza (23,5%).
También, resulta relevante que el 11,8% de los participantes indicó haber practicado
sexting activo con personas desconocidas.
Por otro lado, en cuanto al sexting pasivo, el 65,8% de los jóvenes indicaron haber
estado en situaciones de riesgo, recibiendo contenido sexual digital sin su consen-
timiento. Esta situación destacó especialmente en las mujeres, con el 73,1%, en
comparación con el 53,3% de los hombres (véase Tabla 3). Esta diferencia no resultó
ser estadísticamente signicativa (χ²= 1,649; gl= 1; p=,199).
Respecto a la sextorsión, el 19,5% de los jóvenes manifestaron que alguna vez ha-
bían sido obligados/as o coaccionados/as a compartir contenido sexual digital contra
su voluntad.
Al analizar las situaciones de sextorsión en función del género, destacan las mujeres
con el 26,9%, frente al 6,7% de los hombres (véase Tabla 3). No obstante, la correla-
ción obtenida no fue estadística signicativa (χ²= 2,485; gl= 1; p=,115). Las principa-
les guras responsables de sextorsión según la muestra general han sido personas
desconocidas (10%), parejas (7,5%) y amistades (2,5%). Asimismo, el 12,2% de los
jóvenes declara haber sido víctima de difusión de contenidos sexuales digitales sin
su deseo o consentimiento.
Es importante mencionar, que el 67,5% de los jóvenes encuestados perciben que
el consumo de nueva pornografía puede inuir en la realización de sexting. En este
sentido, el 85,3% de los jóvenes que han consumido nueva pornografía han practica-
do alguna vez sexting (χ²= 14,910; gl= 1; p=,000). Asimismo, el 41,2 % de los jóvenes
que consumieron nueva pornografía en los últimos 30 días también practicaron sex-
ting en ese mismo período (χ²= 4,377; gl= 1; p=,036). Por otra parte, el 63,6 % de los
jóvenes que realizaron sexting en los últimos 30 días consideran que los contenidos
consumidos de nueva pornografía se asemejan a una relación sexual real (χ²= 5,814;
gl= 1; p=,016). Todas estas correlaciones resultaron estadísticamente signicativas.
En consecuencia, el 40% de los jóvenes declaran haber experimentado malestar o
emociones negativas como resultado de compartir (sexting activo) o recibir (sexting
pasivo) contenidos sexuales digitales.
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 207 •
Tabla 3. Prácticas de sexting en jóvenes y sextorsión en función del género2
Hombres (n, %) Mujeres (n, %) p-valor
Prácticas de sexting
Ha realizado sexting alguna vez en su vida 15 (100%) 15 (57,7%)
0,003**
No ha realizado sexting alguna vez en su
vida 0 (0,0%) 11 (42,3%)
Presión/coacción para compartir contenido
sexual
Ha sido presionado/a y/o coaccionado/a
para compartir contenido sexual 1 (6,7%) 7 (26,9%)
0,115
No ha sido presionado/a y/o coaccionado/a
para compartir contenido sexual 14 (93,3%) 19 (73,1%)
Recibir contenido sexual sin consentimiento
o deseo
Ha recibido contenido sexual sin consenti-
miento o deseo 8 (53,3%) 19 (73,1%)
0,119*
No ha recibido contenido sexual sin consen-
timiento o deseo 7 (46,7%) 7 (26,9%)
Fuente: Elaboración propia
3.3. Educación Sexual Integral: experiencias y consideraciones
Asimismo, se exploran las experiencias y consideraciones de estos jóvenes sobre la
ESI recibida. Los resultados indican que el 61% del total de la muestra ha recibido
algún tipo de formación en este ámbito; sin embargo, el 95,1% de ellos considera que
los contenidos necesitan ser actualizados y adecuados. Además, solo el 17,1% de
los jóvenes calican estos contenidos de manera positiva, mientras que el 26,8% los
evalúa como regulares y el 21,9% negativamente.
Es importante destacar que el 61,8% de los jóvenes que han consumido nueva por-
nografía, consideran haber recibido una ESI insuciente (χ²= 2,597; gl= 1; p=,107).
Esta situación también se presenta entre quienes han practicado sexting, puesto que
el 63,3 % indicó haber tenido una ESI inadecuada (χ²= 2,377; gl= 1; p=,123). Sin
embargo, en ambos casos, las correlaciones obtenidas no fueron estadísticamente
signicativas.
En concreto, estos jóvenes mencionan que los contextos donde más han recibido
formación en ESI han sido mediante internet y medios digitales (29,3%), seguido de
amistades y círculos sociales cercanos (29,3%). Los centros educativos son mencio-
nados por el 19,5% de los encuestados y la familia solo por el 12,2%. En este sentido,
se les pregunta a los jóvenes sobre las dicultades o limitaciones que perciben para
recibir una formación adecuada en ESI, tanto en el contexto familiar como en el edu-
cativo. El 52,5% señaló percibir dicultades en su entorno familiar para abordar este
tipo de contenidos, mientras que el 41,5 % las percibió en los centros educativos.
2 *** Signicativas al 99% ** signicativas al 95% * signicativas al 90%.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
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La Tabla 4 presenta un análisis de estos datos en función del género. Se observó que
el 66,7% de los hombres ha recibido formación en ESI, mientras que en las mujeres
esta cifra disminuye ligeramente al 57,7% (χ²=,322; gl= 1; p=,036; p=,570). Esta dife-
rencia no resultó estadísticamente signicativa.
Además, los hombres perciben mayores dicultades para recibir estos contenidos,
tanto en la familia, con el 66,7% frente al 42,3% de las mujeres (χ²= 2,529; gl= 1;
p=.133), como en los centros educativos, con el 60% frente al 30,8% de las mujeres
(χ²= 3,349; gl= 1; p=,067). Sin embargo, no fueron estadísticamente signicativas.
Tabla 4. Experiencias y percepciones de la educación sexual integral
en jóvenes en función del género3
Hombres (n, %) Mujeres (n, %) p-valor
Formación en Educación Sexual Integral (ESI)
Ha recibido contenidos en ESI 10 (66,7%) 15 (57,7%) 0,570
No ha recibido contenidos en ESI 5 (33,3%) 11 (42,3%)
Dicultades para recibir ESI en el ámbito
familiar
Percibe dicultades para recibir ESI en su
familia 10 (66,7%) 11 (42,3%)
0,133
No percibe dicultades para recibir ESI en su
familia 5 (33,3%) 15 (57,7%)
Dicultades para recibir ESI en el ámbito
educativo
Percibe dicultades para recibir ESI en los
centros educativos 9 (60%) 8 (30,8%)
0,067
No percibe dicultades para recibir ESI en los
centros educativos 6 (40%) 18 (69,2%)
Fuente: Elaboración propia
Finalmente, es importante resaltar que el 95,1% del total de los jóvenes encuestados
considera que es necesario impartir más contenidos de ESI durante la juventud, ya
que resulta insuciente.
4. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Los resultados obtenidos en este estudio de casos proporcionan información valiosa
que permite explorar los objetivos de investigación, contextualizándolos en el entor-
no analizado. Cabe recordar que el objetivo de este estudio es realizar un análisis
de casos exploratorio sobre la relación entre el consumo de pornografía y el sexting
de riesgo en jóvenes residentes en la ciudad de Granada (España), considerando su
impacto, riesgos asociados y las experiencias de ESI, con el n de realizar posibles
propuestas socioeducativas de mejora. A continuación, se resumen y discuten estos
hallazgos.
3 *** Signicativas al 99% ** signicativas al 95% * signicativas al 90%.
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 209 •
Se conrman las tesis de Ballester et al. (2019) y Rodríguez et al. (2021) para quie-
nes el avance tecnológico actual ha transformado los estilos de vida jóvenes, espe-
cialmente en sus formas de comunicación, socialización y recreación, dando lugar
a nuevas expresiones en su sexualidad. En este contexto, se observa un consumo
masivo de nueva pornografía digital entre jóvenes, facilitado por el acceso inmediato
que ofrece internet, lo que ha contribuido a la conguración de nuevos modelos de
relaciones interpersonales y sexuales, así como de deseos e intereses.
En el caso estudiado para la ciudad de Granada, el 82,9% de los jóvenes encues-
tados ha consumido nueva pornografía al menos una vez en su vida, superando
el 74,6% registrado por Alonso-Ruido et al. (2022) en jóvenes españoles. A nivel
internacional, el estudio de Fibrila et al. (2020) en Indonesia reveló que el 97,4% de
los jóvenes de entre 15 y 19 años había consumido algún tipo de pornografía, de los
cuales el 89,6% correspondían a nueva pornografía.
Se destacó que el 100% de los hombres encuestados ha consumido nueva porno-
grafía, disminuyendo al 73,1% de las mujeres. Estos datos se alinean con los hallaz-
gos de Ballester et al. (2014, 2019), quienes reportaron un mayor consumo de nueva
pornografía entre jóvenes hombres de las Islas Baleares (91,7%) en comparación
con las mujeres (89,3%). Igualmente, el estudio de Paulus et al. (2024) sobre jóvenes
australianos muestra una prevalencia de consumo de nueva pornografía del 84% en
hombres frente al 60% en mujeres. Todas estas tendencias reejan una masculini-
zación del consumo de pornografía, atribuida, según Valenzuela García (2023) a un
mercado patriarcal que reproduce predominantemente intereses y deseos masculi-
nos heterosexuales y normativos. Este fenómeno se sustenta en la representación
de una gura femenina reducida a la estimulación y satisfacción sexual masculina, lo
que podría representar un riesgo signicativo para el desarrollo social y sexual de los
jóvenes (Ballester et al., 2021; Cobo, 2015).
En cuanto a la edad de inicio en el consumo de nueva pornografía, el 41,5% de los jó-
venes encuestados señalan haber comenzado antes de los 14 años. Este dato coin-
cide con los resultados de Sedano et al. (2023) en Baleares, quienes obtuvieron una
edad media de inicio de 12 años. De manera similar, Fibrila et al. (2020) documenta-
ron en Indonesia que la mayoría de los jóvenes comenzaron a consumir pornografía
entre los 12 y los 15 años, con el 48,7%, seguidos por el 17,5% que inició antes
de los 12 años. Este fenómeno tiene importantes implicaciones socioeducativas, ya
que, según Jhe et al. (2022), existe una correlación entre el consumo de pornografía
a edades tempranas y el inicio precoz de relaciones sexuales, muchas veces en
contextos de inconsciencia, falta de sensibilidad y afectividad. Esta situación puede
derivar en prácticas sexuales inseguras y de alto riesgo, afectando negativamente
el desarrollo emocional y social de los jóvenes (Burgos-Jiménez, 2020; Valenzuela
García, 2023).
La curiosidad y el interés son los motivos más señalados por los jóvenes encuesta-
dos para consumir esta pornografía (58,5%), coincidiendo con los resultados de Ba-
llester et al. (2022). Además, Jhe et al. (2022) identican motivaciones relacionadas
con factores psicopersonales e individuales, tales como el estado de ánimo, la impul-
sividad y conductas orientadas a la búsqueda del placer. Por otro lado, cabe destacar
que Alonso-Ruido et al. (2022) señalan que las interpretaciones de estos contenidos
dieren entre géneros. En concreto, los hombres tienden a usar la pornografía como
una herramienta para la excitación sexual, mientras que las mujeres la perciben en
su mayoría como una fuente de información sexual, como también mencionan Ba-
llester et al. (2014, 2019, 2022).
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
• 210 •
Asimismo, resulta preocupante que el 53,3% de los hombres encuestados en este
estudio consideren que los contenidos representados en la pornografía son similares
a las prácticas sexuales reales, mientras que entre las mujeres este porcentaje se
reduce al 11,5%. Al respecto, Rodríguez et al. (2021) señalan que la nueva porno-
grafía actúa como un medio social que inuye en la perpetuación y modelado de las
relaciones sociales, emocionales y sexuales, así como en la conguración de los
roles de género entre los jóvenes, con un impacto particularmente signicativo en los
hombres (Cobo, 2015).
En este sentido, el 85,5% de los encuestados reconocen que el consumo de esta
nueva pornografía ha afectado sus estilos de vida. Y es que el 20% de los partici-
pantes declara una inuencia notable, especialmente en sus relaciones sociales y
sexuales, observándose una mayor incidencia entre los hombres. El consumo exce-
sivo de pornografía a edades tempranas y la falta de una conciencia crítica pueden
generar diversas consecuencias socioeducativas y en las conductas sexuales de los
jóvenes, tales como la disociación del ideal de cuerpo, particularmente el femenino,
y la distorsión de la sexualidad (Rodríguez et al., 2021). Asimismo, el contexto digital
propio de la nueva pornografía promueve la inmediatez de las relaciones sexuales, la
descontextualización de la sexualidad y la afectividad, así como la simplicación de
las relaciones humanas en esta población (Ballester et al., 2019; Paulus et al., 2024).
El 73,2% de los jóvenes encuestados reportan haber practicado sexting al menos
una vez, una prevalencia considerablemente mayor que la registrada en estudios an-
teriores: 29,1% en Italia (Remondi et al., 2024), 29,4% en Colombia (Morillo-Puente
et al., 2022) y 39,9% en España (Alonso y Romero, 2018). En este estudio, se obser-
vó que el 100% de los hombres ha practicado sexting, frente al 57,7% de las mujeres,
un resultado que contrasta con los resultados obtenidos por Morillo-Puente et al.
(2022), donde estas prácticas eran más frecuentes entre las mujeres.
En cuanto a la edad de inicio, el porcentaje más alto se sitúo entre los 14 y 16
años (51,2%). Esta tendencia coincide con los hallazgos de Gámez-Guadix y Calvete
(2018), quienes identicaron que, aunque los 17 años representan la etapa con ma-
yor prevalencia de sexting en jóvenes, se observan inicios desde los 12 años, facilita-
dos por el acceso a través de dispositivos móviles y redes sociales como Facebook.
Estos medios son concebidos por la población joven como nuevos espacios de ocio
y recreación, lo que ha transformado su socialización y estilos de vida (Moles-López
et al., 2023; Sedano et al., 2024).
Es importante resaltar que el 11,8% de los jóvenes encuestados arman haber prac-
ticado sexting con personas desconocidas que conocieron en Internet. De acuerdo
con Gámez-Guadix y Calvete (2018), esta situación es un riesgo para el grooming de
menores, una forma de abuso sexual online en la que adultos contactan y manipulan
a través de medios digitales a menores de edad para conseguir material sexual y, en
algunos casos, intentar establecer encuentros físicos. En este sentido, Finkelhor et
al. (2022) obtiene que el 5,4% de los jóvenes de Estados Unidos ha sufrido grooming
durante su adolescencia, generando importantes consecuencias psicoemocionales
y conductas antisociales.
El 19,5% de los jóvenes arman haber sido coaccionados para compartir contenidos
sexuales, siendo más frecuente en mujeres y, principalmente, por personas descono-
cidas. Sin embargo, las parejas también son reconocidas como guras que ejercen
presión para la divulgación de contenido sexual digital. De manera similar, el estudio
de Cala y Martínez (2022), realizado con jóvenes de Almería, revela que el 62% ha
sido víctima de ciberagresiones en sus relaciones de pareja; adicionalmente, el 54%
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 211 •
admite haber ejercido estas conductas y el 48,4% las justica y normaliza dentro de
sus dinámicas y relaciones afectivas.
Valenzuela García (2023) señala que, en las relaciones de pareja heteronormativas
jóvenes, las mujeres tienden a adoptar roles sumisos y a satisfacer las demandas
sexuales de sus parejas masculinas sin considerar sus propios deseos. Esta tenden-
cia está inuenciada en gran medida por los contenidos transmitidos a través de la
nueva pornografía (Ballester et al., 2019). En este sentido, se destaca que el 85,3%
de los jóvenes encuestados que han consumido nueva pornografía reporta haber
practicado sexting en alguna ocasión, y el 67,5% considera que dicho consumo ha
inuido en su desarrollo sexual y en la realización de estas prácticas.
Asimismo, se identica una relación signicativa entre el consumo de nueva porno-
grafía y las prácticas juveniles de sexting: el 85,3 % de los jóvenes que han consumi-
do este tipo de contenidos han practicado sexting, y el 67,5 % percibe una inuencia
directa entre ambos fenómenos. Esta asociación también ha sido corroborada por
Paulus et al. (2024) y Valenzuela García (2023), quienes resaltan el impacto del
consumo pornográco en las conductas sexuales de los jóvenes, especialmente en
la incidencia de posibles de situaciones de acoso y agresión sexual, con mayor fre-
cuencia en contextos digitales. Por su parte, Gómez (2018) destaca que la virtualidad
y sus posibilidades de acceso pueden generar una despersonalización de las relacio-
nes sociales, lo que facilita la realización de acciones violentas sin ser consciente de
su impacto (Prause et al., 2015; Velasco y Gil, 2017).
Así, los entornos virtuales contribuyen a la reproducción de jerarquías y patrones
machistas, estructurales y estereotipados que afectan a la población joven. En este
sentido, Vílchez-Jaén et al. (2022) identican una relación entre la aceptación de
actitudes sexistas y la violencia ejercida por los hombres hacia las mujeres, espe-
cialmente en el ámbito sexual y dentro de la población joven, donde la virtualidad
inuye en la construcción de las concepciones sobre la libertad y la coerción sexual
(Moles-López et al., 2023)
Ante ello, la ESI se congura como un modelo pedagógico y socioeducativo orienta-
do a la protección y empoderamiento juvenil (Soler et al., 2017; Úcar et al., 2017). Su
implementación resulta esencial para prevenir la formación o distorsión de actitudes
antisociales, machistas o violentas, así como la alteración de valores emocionales
y afectivos, promoviendo un enfoque crítico de pensamiento y relaciones humanas
fundamentadas en el respeto y la tolerancia (Ballester et al., 2021; Hincapié y Quin-
tero, 2012; Paulus et al., 2024; Sedano et al., 2024; UNESCO, 2018). La violencia es
un fenómeno multifactorial que requiere una diversidad de acciones socioafectivas y
educativas de atención prioritaria, capacitación y prevención desde una perspectiva
interseccional de género (Araiza y Cagliero, 2024).
No obstante, solo el 61% de los jóvenes que participaron en este estudio arman
haber recibido algún tipo de formación en ESI, además, el 95,1% demanda una ac-
tualización y adecuación de los contenidos a sus necesidades. Asimismo, Araiza y
Cagliero (2024) maniestan que los programas y acciones en violencia de géne-
ro y sexualidad humana son invisibilizados en el sistema educativo universitario
mexicano.
Por tanto, los medios digitales y las amistades destacan como las fuentes de informa-
ción más frecuentes entre los jóvenes, quienes señalan dicultades para recibir esta
formación en el ámbito familiar y escolar. De manera similar, Burgos-Jiménez et al.
(2021), en su estudio realizado con jóvenes residentes en Granada, encuentran que
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
• 212 •
solo el 57,2% ha recibido formación en educación sexual, principalmente a través
de sus amistades e Internet, seguido de el 67,1% que demanda mejoras en estos
contenidos.
Asimismo, se observa una relación entre recibir una ESI insuciente, el consumo de
nueva pornografía (61,8%) y las prácticas de sexting (63,3%) en jóvenes, aunque
estas asociaciones no fueron estadísticamente signicativas. Esta situación resulta
preocupante, pues, según Franco-Morales et al. (2016), la falta de conocimientos
adecuados sobre el disfrute, respeto y diversidad sexual inuye negativamente en el
desarrollo de valores y actitudes sexuales vinculadas a la violencia y el abuso. Ante
ello, resulta esencial promover formación integral a edades tempranas que promue-
va el desarrollo adecuado de la sexualidad humana.
Este estudio presenta algunas limitaciones que deben ser tomadas en cuenta al
interpretar los resultados y denir su alcance. El diseño investigador se basa en
modelo preliminar de análisis de casos contextualizado, lo que implicó un tamaño de
muestra limitado y dicultó la realización de análisis estadísticos más complejos. Sin
embargo, los resultados y la evidencia obtenida, desde una perspectiva exploratoria,
fueron adecuados para abordar los objetivos de investigación planteados, lo que po-
dría servir como base para replicar el estudio en un contexto autonómico o nacional,
así como para diseñar acciones e intervenciones socioeducativas contextualizadas.
5. CONCLUSIONES
La juventud constituye una etapa clave en el desarrollo humano, donde la sexualidad
adquiere una gran relevancia e inuye de manera signicativa en las actitudes y com-
portamientos de esta población. El avance de los medios digitales ha transformado
los estilos de vida y las pautas de ocio, especialmente entre los jóvenes, quienes se
ven inuenciados por la nueva pornografía digital y la socialización online, lo que ha
dado lugar a prácticas como el sexting y la sextorsión.
No obstante, el presente estudio evidencia carencias en la oferta y calidad de la
formación en Educación Sexual Integral (ESI), especialmente en los contextos fami-
liares y educativos, donde persisten dicultades y una falta de competencias en este
ámbito. Estas limitaciones pueden inuir en las actitudes sexuales de los jóvenes,
aumentando el riesgo de agresiones y violencia sexual, especialmente en contextos
digitales. Por tanto, es necesario un enfoque más concreto y fundamentado para la
implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en el sistema educativo actual,
que ayude a superar los posibles estereotipos y tabúes tradicionales asociados a la
sexualidad y favorezca la implicación de las familias.
Asimismo, los contenidos implementados son vistos por los jóvenes como carentes
de una actualización que reeje los estilos de vida, así como las formas de ocio y re-
creación de los jóvenes en la sociedad actual. Esto resulta especialmente relevante
ante el impacto de las nuevas tecnologías en la socialización y sexualidad de esta
población, donde emergen nuevas dinámicas digitales que inuyen en sus relaciones
afectivas y sexuales, en particular a través del consumo de nueva pornografía y la
práctica del sexting. Además, se observa un marcado componente de género que in-
uye en estas acciones, así como en la percepción de los jóvenes y en su capacidad
crítica frente a las representaciones de las relaciones de género en la pornografía,
las cuales suelen reejar desigualdades que afectan a las mujeres. Esta inuencia
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 213 •
es especialmente notable en los hombres, lo que puede aumentar las situaciones de
riesgo y reforzar dinámicas de desigualdad en las relaciones de género.
Para futuros estudios, resultaría relevante considerar la perspectiva de de familiares
y docentes implicados en relación con la formación de los jóvenes en Educación
Sexual Integral (ESI), sus contenidos, así como las conductas sexuales, riesgos e
impacto.
Contribuciones de los autores
Las contribuciones de los autores/as se justican a continuación, de acuerdo con la
taxonomía CRediT. Conceptualización y diseño del estudio: Samira Umpierrez-Vega;
Rubén J. Burgos-Jiménez. Búsqueda documental y bibliográca: Samira Umpierrez-
Vega; Alina D. Corpodean; Alejandra Fernández-Roldan; Rubén J. Burgos-Jiménez.
Recolección de datos: Samira Umpierrez-Vega. Análisis e interpretación crítica de los
resultados: Samira Umpierrez-Vega; Rubén J. Burgos-Jiménez. Revisión y aproba-
ción de las versiones: Alina D. Corpodean; Alejandra Fernández-Roldán.
Financiación
Esta investigación fue nanciada por la Universidad de Granada, en el marco del
Proyecto de Innovación Docente de la Universidad de Granada (UGR), titulado “Di-
namización de la cultura educativa: una propuesta de trabajo con la comunidad edu-
cativa en los espacios universitarios” (código 22-129), coordinado por la profesora
María del Mar García Vita.
Agradecimientos
Al proyecto de Innovación Docente “Dinamización de la cultura educativa: una pro-
puesta de trabajo con la comunidad educativa en los espacios universitarios” (código
22-129), de la Universidad de Granada, en el marco del cual se desarrolla el pre-
sente artículo. Agradecemos profundamente a las y los jóvenes que participaron de
manera voluntaria y desinteresada en este estudio, cuya colaboración ha permitido
generar una reexión enriquecedora sobre la sexualidad humana.
Conictos de intereses:
Los autores declaran no tener ningún conicto de intereses. Asimismo, los nancia-
dores no tuvieron ningún rol en el diseño del estudio; en la recopilación, análisis o
interpretación de datos; en la redacción del manuscrito o en la decisión de publicar
los resultados.
Declaración de uso de IA:
En la elaboración de este manuscrito, no se ha utilizado ninguna Inteligencia Articial
para crear contenido autónomo o intelicectual, tales como organizar datos, hacer
algoritmos o manejar datos.
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de personalidad y consecuencias psicosociales en un año de seguimiento. Anales de
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© 2025 por los autores Licencia a ANDULI, Editorial de la
Universidad de Sevilla. Es un artículo publicado en acce-
so abierto bajo los términos y condiciones de la licencia
“Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar
4.0 Internacional”
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
• 218 •
Apéndice o Anexo A
Cuestionario nueva pornografía y sexting de riesgo en jóvenes.
Este cuestionario es completamente anónimo y garantiza la privacidad de tus datos.
Por favor, primero lea y cumplimente el consentimiento informado.
Responda con total sinceridad. ¡Gracias por todo!
INFORMACIÓN Y DATOS SOCIOPERSONALES
1. Sexo
Hombre
Mujer
Otro
2. Edad
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
3. Situación educativa-laboral
Cursando la Educación Secundaria Obligatoria (ESO)
Cursando bachillerato
Cursando estudios universitarios
Cursando estudios de Formación Profesional (Grado Medio o Superior)
Trabajando
Ni estudio ni trabajo
CONSUMO DE NUEVA PORNOGRAFÍA
4. ¿Has consumido alguna vez nueva pornografía (digital)?
No
5. ¿A qué edad consumiste este tipo de pornografía por primera vez?
Antes de los 10 años
A los 10 años
A los 11 años
A los 12 años
A los 13 años
A los 14 años
A los 15 años
A los 16 años
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 219 •
Después de los 16 años
No procede (no he consumido nueva pornografía -digital-)
6. ¿Qué factores consideras que han motivado tu consumo de nueva pornografía
(digital)?:
Curiosidad/interés
Aliviar el estrés
Por presión de mis amistades/grupo socia
Otros: ¿Cuál?
No procede (no he consumido nueva pornografía -digital-)
7. ¿Con qué frecuencia sueles consumir nueva pornografía digital?:
Más de 3 veces a la semana
De 1 a 3 veces por semana
Aproximadamente 1 vez a la semana
No procede (no consumo nueva pornografía -digital-)
8. ¿Has consumido nueva pornografía (digital) en los últimos 30 días?
No
9. ¿Cómo sueles consumir nueva pornografía (digital)?:
En solitario
En compañía de mi pareja y/o compañero/a sexual
En compañía de amistades
En compañía de otras personas
No procede (no consumo nueva pornografía -digital-)
10. ¿Consideras que consumes más nueva pornografía (digital) de la que te
gustaría?
No
11. ¿Crees que eres adicto a la nueva pornografía (digital)?
No
12. ¿Crees que los contenidos que muestra la nueva pornografía (digital) se pare-
cen a las relaciones sexuales reales?
No
13. ¿Consideras que consumir nueva pornografía (digital) ha inuenciado en tus
relaciones sociales y/o sexuales?
Si
No
14. ¿Alguna vez tu grupo social te ha presionado o forzado a consumir pornogra-
fía digital en grupo, aunque no te apeteciera realmente?
No
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
• 220 •
15. ¿Consideras que el consumo de nueva pornografía (digital) inuye en la prác-
tica del sexting (enviar o recibir contenido sexual a través de internet o redes
sociales)?
No
16. ¿Crees que el consumo de nueva pornografía (digital) tenido algún impacto
en tu vida?
Ha tenido un gran impacto
Ha tenido un impacto notable
Ha tenido un impacto mínimo
No ha tenido ningún impacto
No procede (no consumo nueva pornografía -digital-)
PRÁCTICAS DE SEXTING
17. ¿Has usado alguna vez las redes sociales para practicar sexting?
No
18. ¿Has realizado alguna vez sexting (enviar o recibir fotos, videos o mensajes
con contenido sexual a través de internet o redes sociales)?
No
19. ¿A qué edad practicaste sexting por primera vez?:
Antes de los 10 años
A los 10 años
A los 11 años
A los 12 años
A los 13 años
A los 14 años
A los 15 años
A los 16 años
Después de los 16 años
No procede (no he practicado sexting)
20. ¿Con quién sueles practicar sexting (compartir contenido sexual a través de
internet o redes sociales?:
Con mi pareja y/o compañero/a sexual
Con una amistad o persona cercana de conanza
Con personas desconocidas
No procede (no he practicado sexting)
21. ¿Has practicado sexting en los últimos 30 días?
No
22. ¿Con qué frecuencia sueles realizar sexting:
Más de 3 veces a la semana
De 1 a 3 veces por semana
Artículos • Samira Umpiérrez-Vega, Alina D. Corpodean, Alejandra Fernández-Roldán, Rubén J. Burgos-Jiménez
• 221 •
Aproximadamente 1 vez a la semana
No procede (no he practicado sexting)
23. ¿Qué tipo de contenido suele ser el que compartes en tus prácticas de
sexting?:
Mensaje de texto provocativo o sexual
Foto provocativa o sexual con ropa
Foto provocativa o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a
Vídeo provocativo o sexual con ropa
Video provocativo o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a
No procede (no he practicado sexting)
24. ¿Alguna vez te han presionado, obligado o amenazado para que compartieras
contenido sexual digital (sexting) sin tu consentimiento o sin que realmente lo
desearas?
No
25. ¿Alguna vez has recibido contenido sexual digital (sexting) sin tu consenti-
miento o sin que realmente lo desearas?
No
26. ¿Has experimentado alguna dicultad o malestar al recibir contenido sexual
digital (sexting), como miedo, inseguridad, malestar psicológico, amenazas,
burlas o acoso?
No
EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL: EXPERIENCIAS Y VALORACIÓN
27. ¿Has recibido alguna vez algún tipo de formación o contenido relacionado con
la Educación Sexual Integral?
No
28. ¿Cómo valoras la formación y/o contenidos recibidos en Educación Sexual
Integral?
Buena
Regular
Mala
No procede (no he recibido Educación Sexual Integral)
29. ¿Consideras que la formación o los contenidos que recibiste sobre la Educación
Sexual Integral deberían actualizarse y adaptarse mejor al contexto digital?
No
30. ¿Cuál es la gura-medio donde más has recibido formación en Educación
Sexual Integral?:
Internet y medios digitales
Familia
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 28 - 2025
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Centros educativos y profesorado
Amistades
Otros
No procede (no he recibido Educación Sexual Integral)
31. ¿Consideras que existen dicultades dentro de tu familia para hablar o recibir
contenidos relacionados con la Educación Sexual Integral?
No
32. ¿Consideras que existen dicultades en tu centro educativo o con el profeso-
rado para abordar o recibir contenidos relacionados con la Educación Sexual
Integral?
No
33. ¿Crees que es necesario impartir más educación afectivo-sexual en la
adolescencia?
No
34. Comentarios y sugerencias relacionadas con el consumo de nueva pornogra-
fía (digital) y prácticas de sexting en jóvenes:
35. Comentarios y sugerencias relacionadas con la Educación Sexual Integral en
jóvenes: