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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
COCINAS COMUNITARIAS PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL EN
BARRIOS DESFAVORECIDOS. PROPUESTAS VECINALES EN
LAS PALMERAS (CÓRDOBA, ESPAÑA)
COMMUNITY KITCHENS FOR SOCIAL INCLUSION IN
DISADVANTAGED URBAN AREAS. NEIGHBOURS’
PROPORSALS IN LAS PALMERAS (CORDOBA, SPAIN)
Antonio Sianes
Universidad Loyola Andalucía
asianes@uloyola.es
https://orcid.org/0000-0001-6861-9473
Rocío Vela-Jiménez
Universidad Loyola Andalucía
mrvela@uloyola.es
https://orcid.org/0000-0002-4957-385X
Rocío López-Montero
Universidad Loyola Andalucía
rlopezm@uloyola.es
https://orcid.org/0000-0003-3968-9119
Antonio Delgado-Baena
Universidad Loyola Andalucía
adelgadob@uloyola.es
https://orcid.org/0000-0002-5910-2349
Resumen
Con origen en los movimientos urbanos “de
base” de la década de 1980, las Cocinas
Comunitarias son programas que se carac-
terizan por empoderar a las personas par-
ticipantes, aumentando su autosuciencia
pero también su dignidad. Por ello, comun-
mente, entre las actuaciones de inclusión
social solicitadas por los vecinos de barrios
desfavorecidos, destaca la creación de
cocinas comunitarias. El objetivo de esta
investigación es analizar las visiones del
vecindario de Las Palmeras, en Córdoba
(España), sobre las características de una
cocina comunitaria para su barrio. Aplican-
do una metodología de Investigación Ac-
ción Participativa se recogen las opiniones
de los vecinos mediante debates de grupo.
Los resultados aportan matices a la litera-
tura previa, destacando los temores sobre
las fórmulas de gestión así como las expec-
tativas de coordinación con las estructuras
existentes. La investigación muestra cómo,
para las intervenciones en barriadas des-
favorecidas es conveniente abrir espacios
participativos donde la voz vecinal adquie-
ra centralidad y exprese sus necesidades y
cómo abordarlas.
Palabras clave: Cocinas Comunitarias;
Inclusión Social; Investigación Acción Par-
ticipativa; Agenda 2030; Zonas urbanas
desfavorecidas; Cambio Social.
Abstract
Originating in the “grassroots” urban
movements of the 1980s, Community
Kitchens are programs characterized by
empowering participants, thus increasing
their self-sufciency and also their dignity.
For this reason, among the social inclusion
actions commonly requested by residents
of disadvantaged neighborhoods, the
creation of community kitchens stands out.
The objective of this research is to analyze
the visions of the neighborhood of Las
Palmeras, in Cordoba (Spain), about the
characteristics of a community kitchen for
their neighborhood. Applying a Participatory
Action Research methodology, the opinions
of the neighbors are collected through
group discussions. The results provide
nuances to previous literature, highlighting
fears about management formulas as
well as expectations of coordination with
existing structures. The research shows
how, for interventions in disadvantaged
neighborhoods, it is desirable to
open participatory spaces where the
neighborhood voice acquires centrality and
expresses their needs and how to address
them.
Keywords: Community Kitchens; Social
Inclusion; Participatory Action Research;
2030 Agenda; Disadvantaged Urban Areas;
Social Change.
Cómo citar este artículo / Citation: Sianes, Antonio; Vela-Jiménez, Rocío; López-Montero, Rocío; Delgado-Baena,
Antonio (2024). Cocinas Comunitarias para la Inclusión Social en Barrios Desfavorecidos. Propuestas Vecinales en
las Palmeras (Córdoba, España). ANDULI 26 (2024) pp. 89-110. https://doi.org/10.12795/anduli.2024.i26.05
Recibido: 11.12.2023 Revisado: 05.02.2024 Aceptado: 21.05.2024
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1. INTRODUCCION
En los últimos años, a nivel general en España y quizá con especial énfasis en An-
dalucía, parece observarse un emergente interés por abordar la situación de los
barrios especialmente marginados. Barrios que, a pesar de los niveles de desarrollo
alcanzados por el conjunto de la sociedad, parecen ignorados por este proceso y se
mantienen estancados en una deciente situación socioeconómica (Sianes & Vela-
Jiménez, 2020).
Se trata de barrios que experimentan una realidad de empobrecimiento y margina-
ción tal que diculta, de un lado, la capacidad de acceso a una vida digna para sus
vecinos y vecinas, y de otro, la convivencia natural y mutuamente beneciosa con
otros entornos y realidades de los núcleos urbanos en que se ubican. Por ello, no es
desmedido armar que dichos barrios enfrentan una situación de emergencia social,
que es ineludible abordar (Vela-Jiménez & Sianes, 2021).
Lamentablemente, en la mayoría de las ocasiones, las soluciones planteadas para
revertir esta situación por parte de las diferentes Administraciones Públicas, sea de
forma directa o delegada a través de entidades sociales, se han mostrado inecaces
para revertir la profunda y multidimensional situación de exclusión vivida por los ha-
bitantes de dichos barrios (Ruiz-Lozano et al., 2021).
Por otro lado, es importante recordar que, dentro de los barrios, siempre han existido
colectivos y asociaciones que han querido participar en este proceso de reversión de
su propia situación de exclusión, demandando para ello un papel más protagonista en
las propuestas de solución a una problemática que conocen y sufren de primera mano.
Estas entidades, integradas mayoritariamente por vecinos y vecinas del barrio, han
mostrado una clara voluntad de adueñarse de su propio destino, para desprenderse
del estigma social que diculta su plena integración en la sociedad y sus posibilidades
de alcanzar una vida plena, digna de ser vivida (Vela-Jiménez et al., 2022).
Sin embargo, los actores endógenos de estos barrios no siempre se han visto su-
cientemente incorporados a los procesos de desarrollo puestos en marcha para
abordar su situación de marginalidad. Esta baja participación en el diseño de las
medidas ha supuesto que, en numerosas ocasiones, éstas no se hayan alineado
con su visión e intereses. A consecuencia de estos desajustes en el alineamiento de
intereses, no es de extrañar que se observe una baja apropiación de dichas medidas
por parte de los actores del barrio, lo que inevitablemente ha contribuido a reducir la
viabilidad de las mismas (Doustmohammadian et al., 2022).
En un contexto global que demanda que las ciudades pongan en marcha procesos
de desarrollo que garanticen la sostenibilidad y favorezcan la inclusión de toda su
población, en línea con las demandas de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible
y la Nueva Agenda Urbana Habitat-III (Sianes, 2021; Sianes et al., 2022), se impone
la necesidad de buscar nuevas lógicas y metodologías de actuación que permitan
abordar estos desafíos.
1.1. ¿Qué es (y qué no es) una Cocina Comunitaria?
La literatura académica parece coincidir en el origen de las Cocinas Comunitarias, tal
y como las concebimos en la actualidad, en los movimientos “de base” que tuvieron
lugar principalmente en entornos urbanos de todo el mundo en torno a la década de
1980 (Ibrahim et al., 2019). En ese momento, más que verdaderas Cocinas Comu-
nitarias, se ponen en marcha lo que podría denominarse cocinas colectivas: grupos
mayoritariamente de mujeres, que se reunían para cocinar alimentos normalmente
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a granel, con el n de ahorrar dinero y estirar sus presupuestos, para ofrecer una
alimentación más rica y variada a sus propias familias (Tarasuk & Reynolds, 1999).
Rápidamente, las autoridades de salud pública adoptaron estas Cocinas para pro-
mover la educación nutricional y aliviar la inseguridad alimentaria en los territorios y
entre las comunidades con ingresos más bajos (Iacovou et al., 2013). Los objetivos
perseguidos por esas intervenciones de iniciativa y/o refuerzo público eran, funda-
mentalmente: mejorar las habilidades culinarias, reforzar la capacidad de afronta-
miento ante restricciones presupuestarias, y aumentar la diversidad de alimentos en
la dieta (Engler-Stringer & Berenbaum, 2005).
Con el tiempo, tanto las personas beneciarias de la puesta en marchas de las Coci-
nas, como los objetivos perseguidos por las mismas, se fueron desbordando, hasta
derivar en lo que hoy se conoce como Cocinas Comunitarias.
Al respecto de los objetivos perseguidos, cada vez más las Cocinas Comuni-
tarias se han ido caracterizando por empoderar a las personas participantes,
aumentando su autosuciencia, pero también su dignidad (Mundel & Chapman,
2010). Al hacerlos protagonistas de su propio cuidado, y por tanto menos de-
pendientes de las organizaciones benécas, muchas Cocinas han acabado por
animar a los participantes a desarrollar sus propios grupos y redes de apoyo
social, reduciendo así sus sentimientos de aislamiento social (Engler-Stringer &
Berenbaum, 2005).
Al respecto de las personas participantes, igualmente se ha ido aumentando
el alcance, pasando primero de las personas participantes a sus familias, y de
las familias participantes a la comunidad al completo (Tarasuk, 2001). Así, una
Cocina Comunitaria que solo empodera y cohesiona a las familias participantes,
incluso entre sí, se considera que no está explotando todo su potencial transfor-
mador (Engler-Stringer & Berenbaum, 2007).
Tras esta evolución, el término Cocina Comunitaria alude hoy a todos aquellos
programas de cocina que están centrados en la comunidad, han sido iniciados o
promovidas por estas, y están destinados a acabar siendo gestionados por dicha
comunidad (Iacovou et al., 2013). Y ello, aunque generalmente hayan sido iniciados
por facilitadores o entidades presentes en la comunidad (Doustmohammadian et al.,
2022). Como señala la literatura, para que se pueda considerar una verdadera Coci-
na Comunitaria, su planicación ha de ser con vocación de volverse autosostenible
después de un período inicial de apoyo (Mundel & Chapman, 2010).
La iniciativa por tanto debe estar centrada en aumentar la capacidad de resiliencia
de las personas participantes, especialmente aquellas que sufren una mayor insegu-
ridad alimentaria y/o aislamiento social, en lugar de generar y perpetuar un ciclo de
dependencia de la ayuda alimentaria de emergencia. Su labor debería promover, por
tanto, el desarrollo de habilidades alimentarias y el empoderamiento de las personas,
no centrándose únicamente en la educación nutricional o las habilidades culinarias.
1.2. ¿Qué se sabe sobre las Cocinas Comunitarias?
A lo largo de las últimas décadas, en paralelo al crecimiento y a la difusión de las Coci-
nas Comunitarias, se ha ido produciendo todo un cuerpo de literatura técnica y cientí-
ca que ha generado una serie de aprendizajes sobre el funcionamiento e impacto de
estas. En este apartado, se recogen algunos de esos elementos, que ayudan a expli-
car y de hecho refuerzan algunas de las solicitudes vecinales que se recogerán en los
siguientes apartados. Estos aprendizajes se pueden agrupar en una serie de bloques.
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1.2.1. La importancia del contexto.
A lo largo y ancho del planeta, existen todo tipo de experiencias relacionadas con
cocinas colectivas: propuestas que hacían hincapié en la realización de cocina a gra-
nel, propuestas que resaltan los componentes de educación y la interacción social,
propuestas que buscan la empleabilidad de sus miembros, e incluso propuestas que
intentan equilibrar estos y otros elementos. Así, un estudio de 2005 realizado por
Engler-Stringer y Berenbaum (2005) llegó a caracterizar hasta 21 tipologías o grupos
de cocinas colectivas. Pero lo más importante es que en todos ellos emergía el mis-
mo criterio clave de éxito: la adaptación a las necesidades del contexto (Loopstra,
2018).
En contextos de alta vulnerabilidad, como el de Las Palmeras, parece claro que el
carácter de autoayuda, voluntario y comunitario de cualquier intervención culinaria
parece ser un elemento importante para el éxito (Desmaison et al., 2022). Igualmen-
te, en este tipo de contextos, para que las Cocinas Comunitarias den lugar a una
mejora de la salud social y nutricional, deben ser participativas y promover apoyo
social (Marquis et al., 2001). Estas dos condiciones, de comunidad de autoayuda
y de participación, son identicadas como claves en la literatura por el estudio de
Iacovou y otros (2013).
En esta línea, ya Tarasuk (2001) dejó escrito que una característica clave de los
comedores comunitarios que los distingue de otros programas de asistencia alimen-
taria es su formato participativo y su potencial para fomentar el apoyo mutuo entre
los participantes. Lo que estudios posteriores han venido a raticar es que el apoyo
mutuo no surge de la mera preparación comunitaria de la comida, sino que tiene que
estar cuidadosamente diseñado, siempre con un objetivo explícito de apoyo social
(Marquis et al., 2001).
1.2.2. La cocina como estrategia para combatir la inseguridad alimentaria.
Aunque la inseguridad alimentaria de base que normalmente justica la puesta en
marcha de una Cocina Comunitaria suele estar relacionada con los ingresos, y por
tanto requiere de soluciones estructurales y a largo plazo, la propia existencia de
la Cocina se ha demostrado capaz de aumentar la concienciación de la comunidad
sobre estos problemas (Pollard & Booth, 2019), a la vez que proporciona alimentos
nutritivos y habilidades alimentarias para reducir la inseguridad alimentaria a corto
plazo (Desmaison et al., 2022; Garcia et al., 2016). Por tanto, otro efecto derivado de
la existencia de las Cocinas es que, al disminuir la necesidad de acceder a fuentes
de alimentos caritativas, han demostrado mejorar la dignidad de los participantes
(Farmer et al., 2018).
Sin embargo, tras casi cuatro décadas de funcionamiento, los investigadores argu-
mentan que las Cocinas Comunitarias siguen presentando algunas limitaciones rele-
vantes, que han de ser consideradas a la hora de iniciar una nueva propuesta.
Así, existen dudas sobre el impacto de estas Cocinas para mitigar la inseguridad
alimentaria estructural existente en los territorios en que se ubican (Reicks et al.,
2018). Antes de recomendar la puesta en marcha de una Cocina Comunitaria como
una estrategia ecaz de salud pública para combatir la inseguridad alimentaria, hay
que tener en cuenta que debe estar prevista una salida estructural para las personas
que participan en ella (Marquis et al., 2001). Las Cocinas, por sí mismas, no bastan,
si no se construye en torno y a continuación de ellas toda una red de apoyo.
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1.2.3. La importancia de la amistad y fraternidad para alcanzar un apoyo mutuo.
Todos los estudios sobre Cocinas Comunitarias coinciden sorprendentemente en un
resultado, y es que la inmensa mayoría de las personas que son entrevistadas sobre
los efectos que la Cocina ha tenido sobre ellas, coinciden en destacar los aspectos
sociales de participar en una cocina colectiva (Engler-Stringer & Berenbaum, 2005;
Iacovou et al., 2013; Reicks et al., 2018). Los testimonios explican cómo, a pesar de
que empezaron a participar por la comida, con el tiempo las experiencias sociales
empezaron a superar en importancia a la comida. Aquellos temas que recurrente-
mente aparecen señalados como los más signicativos de su experiencia en la Coci-
na son “entablar amistades”, “romper el aislamiento social”, “tener a alguien a quien
acudir en busca de apoyo social” o “disfrutar cocinando y comiendo con los demás”
(Iacovou et al., 2013). Pero para que estas relaciones sociales positivas orezcan,
también coinciden la mayoría de las participantes en que es fundamental que se
creen entornos cómodos. Estos resultados coinciden en todos los análisis de la lite-
ratura, como el realizado por Fano y otros (2004), el realizado por Engler-Stringer y
Berenbaum (2007) o más recientemente el de Ibrahim y otros (Ibrahim et al., 2019).
La amistad es por tanto un hilo común en todas las experiencias de Cocina Comu-
nitaria. Para las personas que participan en ellas, resulta siempre destacable este
aspecto, así como la forma en que estas amistades continuaban fuera de la Cocina
Comunitaria y más allá de la duración del grupo. Se habla de los miembros del grupo
como “familia” y como “hermanas”, lo que sienta las bases para recomponer en los
barrios esa sensación de camaradería, que solo se recupera cuando en las relacio-
nes impera la diversión y compartir momentos de crecimiento conjunto (Desmaison
et al., 2022; Rausky et al., 2023)a type of community kitchen.
1.2.4. Las Cocinas como instrumento de apoyo social para romper el aislamiento.
Si entendemos el apoyo social como el desarrollo de redes sociales, de contactos
sociales y en denitiva de participación en actividades comunitarias, podríamos de-
nir el aislamiento social como la falta de estas redes y estos contactos, que deriva en
la falta de participación en la vida del barrio. En barriadas desfavorecidas como Las
Palmeras, este aislamiento social es experimentado por muchas personas, debido a
situaciones vitales difíciles derivadas de la pobreza o, en algunos casos, de la pérdi-
da del apoyo de los miembros de la familia (Sianes & Vela-Jiménez, 2020).
A este respecto, las Cocinas Comunitarias tienen muchísimo que aportar (Lunds-
tröm, 2023; Mundel & Chapman, 2010). Proporcionan una razón para salir de casa,
una oportunidad de encontrar alguien con quien hablar. Algunos estudios han de-
mostrado cómo esto afecta especialmente a madres solteras o divorciadas con hijos
pequeños, a personas mayores y a personas inmigrantes. Hay dudas sobre el impac-
to sobre personas con movilidad reducida, pues algunas ven esto como un estímulo
para desplazarse, mientras otras se sienten incómoda si la cocina no está adaptada
(Iacovou et al., 2013). Lo que también parece claro es que llegar a las personas que
se encuentran en una situación de soledad muy profunda es especialmente compli-
cado, a la vez que especialmente necesario (Rausky et al., 2023).
1.2.5. Las Cocinas como oportunidad para participar en actividades comunitarias.
La participación de las personas en las Cocinas Comunitarias no solo muestra efec-
tos beneciosos en el momento de vinculación directa. De hecho, es importante
destacar esto, pues muchas personas participantes sienten que, cuando nalice su
periodo de vinculación, dejarán de sentirse beneciadas o impactadas por la existen-
cia de la Cocina en el barrio. Sin embargo, esto es completamente erróneo.
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Los estudios realizados han demostrado sistemáticamente que las personas que
pasan por la Cocina, una vez terminada su experiencia, muestran un deseo de ma-
yor implicación en todo lo que ocurre en su barrio (Iacovou et al., 2013; Lundström,
2023). Esto es especialmente notorio en aquellas personas que habían estado más
aisladas antes de unirse a una cocina colectiva. A consecuencia de ello, la implica-
ción con iglesias, centros comunitarios y otras organizaciones de base comunitaria
parece aumentar para algunos participantes después de unirse a la cocina colectiva.
Por ello, es clave que la Cocina se vincule con estas otras iniciativas presentes en el
barrio, para trabajar en clave de red de apoyo.
Todos estos elementos ponen de maniesto cómo las Cocinas Comunitarias pueden
constituir una práctica resiliente en las zonas urbanas especialmente desfavoreci-
das. La resiliencia comunitaria se basa en la capacidad de reorganizarse y mejorar
su estructura ante las adversidades, mejorando los recursos o desarrollando proce-
sos de resolución de necesidades por parte de la comunidad. Desde la adversidad
se mejora la capacidad de respuesta vecinal, si se cuenta con estructuras para ello.
Y las Cocinas Comunitarias parecen ser un buen vehículo de transformación social.
Puesto de maniesto el potencial movilizador y transformador de las Cocinas Comu-
nitarias, el objetivo de esta investigación es analizar las visiones del vecindario de
Las Palmeras, en Córdoba (España), sobre las características que debería tener una
Cocina Comunitaria para su barrio. Como se detallará en el siguiente apartado, este
objetivo se alcanza sistematizando el proceso vecinal llevado a cabo en el barrio de
Las Palmeras, Córdoba, donde se inició un debate comunitario sobre qué tipo de
Cocina Comunitaria se quiere implementar en el barrio, arrojando los resultados que
se recogen en los apartados subsiguientes.
2. MATERIALES Y METODOS
2.1. Metodología de trabajo para soñar una Cocina Comunitaria en Las Palmeras
Como se verá en la presentación del estudio de caso, el barrio de Las Palmeras
presenta una nota peculiar, y es que en 2015 sus vecinas y vecinos, animados por la
Asociación de Vecinos Unión Y Esperanza de las Palmeras (AVUYEP), comenzaron
un proceso para dotarse de un plan integral de desarrollo del barrio: el Plan Integral
Palmeras (AVUYEP, 2017).
Dentro del barrio se constituyó en 2019 un Equipo Impulsor para dinamizar el proce-
so de promoción del Plan. Compuesto por vecinas y vecinos del barrio, junto a per-
sonal técnico de las entidades sociales del barrio, se instituyó con el n último de dar
vigor al Plan Integral, y facilitar el desarrollo de los proyectos que el propio vecindario
estableció como cruciales para combatir su situación de exclusión.
Dentro del Equipo Impulsor, en 2021 se constituyeron cuatro Grupos de Trabajo. El
objetivo de estos grupos era dinamizar diferentes aspectos clave del Plan. Dado que
uno de los proyectos más señeros del Plan Integral era la propuesta de dotar al barrio
de una Cocina Comunitaria, se constituyó el Grupo de Trabajo – Cocina.
La experiencia, todavía infructuosa, de demandar desde hace años una cocina para
Las Palmeras, hizo al Grupo muy consciente de que el proceso de puesta en marcha
de una Cocina Comunitaria es complejo, largo, y lleno de vicisitudes. Para darle un
nuevo impulso a esta idea y hacerlo de manera útil y que pudiera aplicarse en el corto
plazo, en el seno del Grupo se decidió contar con un plan de trabajo que permitiera
organizar y sistematizar los avances, para compartirlos.
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Para ello, se siguió un manual disponible en abierto, en la web de Impulsando Comu-
nidad (www.impulsandocomunidad.es), llamado “Guía para la construcción y desa-
rrollo de Cocinas Comunitarias. Cuidando contextos de bienestar y convivencia”. En
dicha guía aparece un proceso de trabajo, que fue el seguido como referente, y que
se recoge a continuación.
Figura 1. Proceso de trabajo seguido.
Fuente: www.impulsandocomunidad.es
A n de alcanzar el objetivo perseguido por la investigación, éste es, analizar las
visiones del vecindario de Las Palmeras sobre las características que debería tener
una Cocina Comunitaria para su barrio, las personas miembros del Grupo de Trabajo
– Cocina siguieron una metodología de Investigación Acción Participativa (IAP). En
línea con los principios de la IAP, se articularon como un equipo de investigación y
una mesa de trabajo, para: de un lado, repasar todo lo que se sabía acerca de las
Cocinas Comunitarias: cómo se gestionan, qué ha funcionado mejor y peor en ellas,
etc.; y, de otro lado, ir indagando qué esperaban las vecinas y vecinos de Las Palme-
ras de una cocina para el barrio, y cómo concretar esta idea en el barrio.
En concordancia con la metodología de IAP, el Grupo de Trabajo – Cocina estu-
vo compuesto por un grupo mixto de vecinas y vecinos del barrio, junto a personal
técnico de algunas entidades sociales del barrio y de las dos universidades de la
ciudad, Universidad de Córdoba y Universidad Loyola Andalucía, y coordinados por
el personal investigador de esta última universidad. Los miembros estables del Gru-
po fueron Nuria, Paqui, Alba, Luz, Isabel, Isa y Antonio. A estos se fueron sumando
puntualmente otras personas del Equipo Impulsor pertenecientes a otros Grupos de
Trabajo, como Conchi y Javi, así como personas de fuera del equipo impulsor con
experiencia en Cocinas Comunitarias, como Elena.
A pesar de ser un grupo numeroso y representativo de las diferentes realidades del
barrio, y de que todas sus propuestas se basaban en la búsqueda de información
y en el diálogo con otras personas, todas las deliberaciones del Grupo de Trabajo
– Cocina se volcaban y discutían con el Equipo Impulsor al completo. Este proce-
so de trabajo continuo siguió las directrices de todo proceso de IAP, mezclando la
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aproximación teórica al problema, el contacto con lo práctico, y en un diálogo cons-
tante entre todos los actores implicados. Se trata de un proceso que ha resultado muy
rico para llegar a las conclusiones y propuestas que a continuación se plantearán.
2.2. Proceso de recogida de la información.
El trabajo de recogida de información y materiales, así como de debate comunitario,
ha tenido lugar fundamentalmente entre los meses de Febrero de 2022 (constitución
del Grupo de Trabajo – Cocina en el seno del Equipo Impulsor) y Diciembre de 2022
(cierre y puesta a disposición del Plan Integral de las conclusiones alcanzadas). En
esos meses de trabajo, aparte de las reuniones quincenales en el Equipo Impulsor,
han tenido lugar los siguientes hitos que han permitido llegar a los resultados y con-
clusiones que se presentan en este artículo:
Celebración de hasta 4 debates comunitarios sobre qué es una Cocina Comuni-
taria y qué necesidades especícas tiene el barrio (28 de marzo, 21 de abril, 17
de mayo y 27 de septiembre).
Celebración de diversas visitas a otras experiencias similares, especialmente la
Cocina Comunitaria de la entidad social Fundación Don Bosco, en el también
cordobés Barrio Guadalquivir (12 de mayo y 16 de junio).
Reunión con la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba,
en el Centro de Servicios Sociales Comunitarios La Foggara, para conocer las
limitaciones de las instalaciones existentes y transmitir las primeras propuestas
(16 de marzo).
Asistencia del equipo vecinal a encuentros y jornadas sobre la temática, como
las “Jornadas del Pacto de Milán sobre soberanía alimentaria”, para conocer ini-
ciativas parecidas o complementarias en otros barrios de Córdoba y el resto de
Andalucía (27 y 28 de octubre), o a las “Jornadas La persistencia de la desigual-
dad urbana: territorio, estigma y participación”, para conocer iniciativas parecidas
o complementarias en otros barrios de España (20 y 21 de octubre).
2.3. Presentación del caso de estudio.
La ciudad andaluza de Córdoba, situada en la Comunidad Autónoma de Andalucía,
al sur de España, es una ciudad de rica tradición cultural, contando hasta con cuatro
declaraciones UNESCO de la Humanidad. Sin embargo, junto a este rico capital pa-
trimonial, la ciudad cuenta con cuatro de los quince barrios más pobres de España
(INE Instituto Nacional de Estadística., 2022), siendo uno de ellos es el barrio de Las
Palmeras.
El Barrio de las Palmeras tuvo su origen en los albergues provisionales que, con
motivo de las inundaciones del año 1963, acogieron a la población desplazada desde
diferentes zonas de la ciudad. El barrio se sitúa en el extremo oeste de la ciudad,
limitando al oeste y al norte con terreno agrario, al sur por la carretera de Palma del
Río y al este con la barriada Electromecánicas, con dos edicios públicos a modo
de frontera física. Todos estos elementos arquitectónicos y naturales producen una
exclusión urbana de facto, que se ve corroborada por la exclusión social de las per-
sonas que habitan el barrio (Ramos Muslera, 2010).
La dinámica poblacional de la ciudad, la falta de recursos y la segregación espacial
ha perlado el barrio con indicadores cada vez más altos de exclusión social como
una zona urbana desfavorecida (Sianes & Vela-Jiménez, 2020). De tal modo, y de
acuerdo a los datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística de 2019, los
Artículos • Antonio Sianes, Rocío Vela Jiménez, Rocío López Montero, Antonio Delgado Baena
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vecinos de Las Palmeras apenas cuentan con una renta per cápita de 4825 euros
anuales, el paro alcanza casi el 70%, y algunos estudios cifran el índice de Aban-
dono Escolar en torno al 90% (Macías & Millán, 2019). La persistencia de estos
estándares de exclusión, a pesar de ser un barrio altamente intervenido por la ad-
ministración pública, es lo que llevó en 2015 a vecinos del barrio a autoorganizarse,
siguiendo la tradición de lucha social del barrio, y elaborar un Plan Integral. El Plan
Integral Palmeras (AVUYEP, 2017) es la propuesta de desarrollo que las vecinas
y vecinos han establecido para su barrio, con el que espolear a la administración
pública para que desarrolle políticas más ecaces contra la desigualdad social del
barrio.
En este marco, la idea de disponer de una Cocina Comunitaria en Las Palmeras ha
sido un sueño que el barrio ha tenido desde siempre. Este sueño se ha convertido
en expectativa desde que, hace ya más de 5 años, se incorporase al Plan Integral
Palmeras (AVUYEP, 2017). No en vano, el de la Cocina Comunitaria ha sido siempre
uno de los proyectos bandera planteados en dicho Plan Integral y, como no podía ser
de otro modo, ha sido uno de los primeros con los que el Equipo Impulsor del Plan se
ha comprometido y ha iniciado un proceso especíco de trabajo.
Para soñar colectivamente cómo querría Las Palmeras que fuera su proyecto de Co-
cina Comunitaria, en el seno del Equipo Impulsor se ha creado el Grupo de Trabajo
– Cocina. Este Grupo de Trabajo tiene como eje vertebrador los siguientes objetivos:
conocer otras experiencias similares en barrios asimilables a Las Palmeras, apren-
der qué ha funcionado mejor y peor en estas experiencias, y perlar el proyecto de
Cocina Comunitaria en Las Palmeras basándose tanto en este aprendizaje, como en
los deseos de las vecinas y vecinos consultados.
En el presente artículo se presenta el resultado sistematizado de lo investigado de
forma participativa hasta la fecha por dicho Grupo de Trabajo. De un lado, se presen-
ta el trabajo de investigación realizado para conocer qué es exactamente una Cocina
Comunitaria, destacando qué experiencias previas podrían iluminar la de Las Pal-
meras. Ese trabajo ha estado liderado por el equipo investigador de la Universidad
Loyola. De otro, se presenta el proceso de conocimiento vecinal de esas experien-
cias, y sus reexiones sobre las mismas, derivado en una serie de ideas principales
y vectores a considerar para el proyecto concreto de Cocina Comunitaria en Las
Palmeras. Ese trabajo ha sido sistematizado por el Grupo de Trabajo – Cocina.
3. RESULTADOS
3.1. El punto de partida: ¿qué entiende Las Palmeras por una Cocina Comuni-
taria? Algunas experiencias inspiradoras.
Como se ha visto, el término Cocinas Comunitarias ha sido utilizado para describir
diferentes tipos de programas y propuestas de corte social y comunitario, en torno a
la producción y distribución de comida, normalmente emplazados en barriadas des-
favorecidas y/o dirigidos a colectivos especialmente vulnerables.
Dada la propia naturaleza de su actividad (cocinar colectivamente) y los nes más
evidentemente perseguidos (ofrecer alimentación saludable en territorios y/o a colec-
tivos vulnerables), las Cocinas Comunitarias han sido y siguen siendo confundidas
en ocasiones con otras iniciativas ciudadanas similares, como los comedores comu-
nitarios, los comedores sociales o las cocinas populares.
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Más allá de las precisiones terminológicas (que existen, aunque sigan estando so-
metidas a debate), cuando el grupo de investigación hace referencia al término Co-
cinas Comunitarias lo hace entendiendo aquella imagen que las vecinas y vecinos
del barrio tienen sobre la misma, cuya propuesta ha sido recogida en el Plan Integral
Palmeras (AVUYEP, 2017). Así, en Palmeras se entiende por Cocina Comunitaria:
Un espacio físico.
Donde grupos pequeños de personas del barrio se reúnan regularmente.
Con el objetivo de preparar comida de manera comunitaria.
Para proveer de una alimentación saludable a familias necesitadas del barrio.
Es decir, inevitable y deseadamente, una cocina. Pero no solo. Si la cocina se que-
dase en eso, el barrio no lo consideraría suciente. Para que se trate de una Cocina
Comunitaria debería estar gestionada buscando que, dado ese estrecho contacto,
se propicien relaciones e interconexiones que favorezcan e impulsen un proceso
de desarrollo comunitario más amplio. Esto es, un proceso de desarrollo en que la
comunidad se constituye en sujeto protagonista de los cambios, de manera tal que
se auto-organiza y auto-gestiona las soluciones a las diversas problemáticas que le
afectan (Sarduy & Campos, 2014).
Es decir, una Cocina que sea un proceso Comunitario. Un proyecto que, bajo las
premisas de ser abierto y de base vecinal, impacte directamente en el bienestar de:
las personas que cocinan, las personas para las que se cocina, y el barrio en general.
Afortunadamente, y como ha quedado de maniesto en el marco teórico, la concep-
ción de Cocina Comunitaria presente en Las Palmeras es coincidente con la mayor
parte de la literatura al respecto. Esto ha permitido no sólo delimitar muy claramente
lo que se quiere poner en marcha, sino ante todo aprender de la experiencia previa
en otros contextos similares.
Al respecto de aquellas experiencias previas que han resultado inspiradoras para
el barrio, a lo largo de Córdoba, Andalucía y España, existen toda una serie de ex-
periencias similares, que han servido para aprender las ventajas e inconvenientes,
las potencialidades y las limitaciones, que la puesta en marcha de una Cocina Co-
munitaria puede tener. Igualmente, algunas de ellas han generado ya informes de
evaluación o de sistematización de los que se ha podido aprender mucho. En otras,
el aprendizaje ha sido por contacto directo.
Este último caso ha sido especialmente notable con el proyecto de “Inserción social
a través de la cocina” que la Fundación Dos Bosco tiene en el Barrio Guadalquivir,
en la propia ciudad de Córdoba. A esta iniciativa se han podido realizar cuatro visitas
cruzadas: dos de vecinas y vecinos de Palmeras a la Cocina de Guadalquivir, y otras
tantas de personas vinculadas a esta Cocina al barrio de Palmeras.
La forma de trabajo y los principios que rigen la Cocina que Don Bosco está promo-
viendo en el barrio Guadalquivir han sido una fuente de inspiración impagable para
Las Palmeras, lo que pone de maniesta la importancia de las redes inter barriales
para los procesos de desarrollo local.
Así, elementos como la lógica de corresponsabilidad, la organización de la cocina
de forma participativa, la vinculación de la actividad de cocinar con la de formarse y
sensibilizarse, o la gestión intercultural de los equipos de cocinado, han sido todos
elementos inspiradores durante el proceso de investigación llevado a cabo en Las
Palmeras.
Artículos • Antonio Sianes, Rocío Vela Jiménez, Rocío López Montero, Antonio Delgado Baena
• 99 •
Otras experiencias que han aportado importantes insumos, con las que se ha contac-
tado o que han presentado su propuesta en el barrio, han sido:
Catering social “Abre caminos del Sur” - Polígono Sur (Sevilla) - Entre Amigos.
Cocina Comunitaria “La Olla” – Polígono El Valle (Jaén) – Don Bosco.
Cocinas sociales y comunitarias – Coordinación Baladre.
Cocinas sociales y comunitarias – Red Urgenci.
Catering social - Ayuntamiento de Orduña.
Proyecto Alimenta – Ayuntamiento de Barcelona – Varias fundaciones.
El conocimiento en mayor o menor grado de todas estas experiencias ha permitido
delimitar mejor lo que Las Palmeras quiere y no quiere para la Cocina Comunitaria
del barrio, y además, a efectos aplicados, ha permitido iniciar una red de contactos
que será muy interesante explorar cuando ésta se ponga denitivamente en marcha.
3.2. Aspectos a tener en cuenta para poner en marcha la Cocina Comunitaria
de Las Palmeras: incorporando la visión vecinal.
Tras el conocimiento extraído de la literatura académica, presentado en el marco
teórico, y los aprendizajes destilados del conocimiento de otras experiencias previas,
presentado en el apartado anterior, hay un aspecto inicial que emerge con claridad:
las mejores Cocinas Comunitarias, y aquellas que acaba perviviendo en el territorio,
son aquellas que saben adaptarse al entorno en que se ubican, integrando las ex-
pectativas y preferencias de las personas a quienes van dirigidas, e incorporándolas
en la mayor medida posible en todas las fases de su gestión.
Por tanto, el grupo de investigación quiso sistematizar los aprendizajes vecinales
extraídos para diseñar la mejor cocina para Las Palmeras, ordenando y teniendo en
cuenta toda la serie de elementos que se detallan a continuación. En la mayoría de
ellos, idealmente, sería importante incorporar la visión vecinal sobre cómo afrontarlo
una vez puesta en marcha la misma. Pero constituyen ya una guía de cómo realizar
la adaptación de este tipo de procesos a un contexto concreto en exclusión.
3.4.1. Contexto.
El primer elemento indispensable que se debe tener en cuenta al poner en marcha
una Cocina Comunitaria es el contexto en el que se va a cocinar, el territorio que va a
ponerse manos a la obra. Las circunstancias que se dan en unos lugares y en unos
momentos no tienen por qué darse en otros.
En Las Palmeras, el equipo de investigación ha identicado una serie de circunstan-
cias que hay que tener en consideración, y que las vecinas y vecinos han manifes-
tado de forma clara.
Por ejemplo, la primera idea que toma fuerza es que se trata de un barrio que se en-
cuentra ya “aburrido de promesas, de propuestas que se anuncian a bombo y platillo
y luego se implementan tarde o de manera puntual o discontinua”. Para las vecinas y
vecinos es muy importante que la Cocina se ponga en marcha lo antes posible, pero
igual de importante es que, cuando lo haga, sea para tener continuidad. Por ello, no
quieren que la Cocina sea “un proyecto más, que se pone en marcha 4 meses y lue-
go se para hasta la siguiente convocatoria”. Se quiere que la Cocina sea un proyecto
de barrio, que dure el año completo y durante muchos años.
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Sin embargo, y aunque se habla de Cocina “del barrio”, es interesante destacar que
las vecinas y vecinos ven muy bien que sea “una cocina compartida con personas
necesitadas de otros barrios” del Distrito, como Miralbaida o Parque Azahara. “No
podemos pensar solo en las Palmeras: hay que incorporar Miralbaida y alrededores”.
Igualmente, se considera que un proyecto de este tipo es “clave [usar esto] para que
la gente del barrio y de fuera salga y entre”.
Se valora muy bien que la Cocina sea un lugar de encuentro para “que gente de
fuera del barrio se relacione con personas del barrio”, y normalice esta convivencia.
Igualmente, que personas del barrio conozcan a gente de otros barrios, con lo que
salgan de su contexto diario, se ve algo bueno.
3.4.2. ¿Dónde y con qué vamos a cocinar? ¿Cómo se obtiene el equipamiento?
La Cocina Comunitaria que ahora mismo mejor podría cumplir la función pretendida
debería partir de las instalaciones existentes en el Centro de Servicios Sociales Co-
munitarios (CCSSCC) La Foggara. Se trata por tanto de una cocina que se encuentra
en un recurso público, lo que puede afectar a su modo de funcionamiento en cuanto
a días y horarios de apertura, y a su cobertura esperada, ya que debe prestar servicio
a todo el Distrito. Se trata de una cocina que actualmente está equipada en toda su
infraestructura, si bien quedaría pendiente de que se dotase del menaje propio de
una Cocina Comunitaria.
Al respecto de la cocina como equipamiento, se han recogido una serie de reexio-
nes sobre aspectos a considerar para que dicha Cocina Comunitaria cumpla con las
expectativas y deseos del barrio.
En primer lugar, en cuanto al acceso, “es obvio que no cualquier persona puede
entrar en cualquier momento en la cocina”. No solo por razones de horario, sino
también de higiene y respeto. No obstante, se ha recalcado mucho que, cuando
cocinamos en un recurso comunitario, debemos tener claro que la Cocina ha de ser
abierta. Abierta, además, “a todo el mundo que tenga interés legítimo por acercarse
a ella”. Eso no signica en ningún caso que la cocina deba estar disponible para
cocinar todas las personas, pero sí que no se sienta que es un recurso privativo, al
que solo pueden acceder “determinadas personas elegidas o seleccionadas, que
además siempre son las mismas”. Ese tipo de distinciones generan mucho malestar
en el barrio. Todo el mundo debería poder acceder en condiciones de igualdad, y
todo el mundo debería poder interesarse, si bien el acto de cocinar debería quedar
muy claramente reglado y limitado en cuanto a acceso.
Una manera que se ha visto muy interesante de facilitar esta sensación de aper-
tura y de recurso para el barrio, sin que eso afecte a los criterios de acceso, es la
de habilitar la sala lateral a la cocina para eventos y actividades comunitarias. Se
puede habilitar, de esta manera, “para visitas de colegios” en las que se destaquen
las bondades de una comida saludable, “para actividades con personas mayores y
otros colectivos” que puedan tomarlo como espacio de socialización, y otro tipo de
encuentros vecinales. La cocina como espacio de Educación y de Vida Comunitaria.
Por último, ha sido señalado reiteradamente, en lo referente al equipamiento disponi-
ble, “lo importante que sería contar con, al menos, un buen par de ollas basculantes”.
Buena parte de la cocina que se elabora en un recurso de este tipo requiere de estas
grandes ollas para guisos dirigidos a varias docenas de personas, y lo disponible
hasta la fecha son más fogones y hornos tradicionales de tamaño familiar, no comu-
nitario. Se recomienda encarecidamente también por personas expertas, y no solo
por vecinos y vecinas, poder contar con estas ollas basculantes.
Artículos • Antonio Sianes, Rocío Vela Jiménez, Rocío López Montero, Antonio Delgado Baena
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3.4.3. ¿Qué vamos a cocinar? ¿Cómo se obtienen los productos?
Como ya han demostrado evaluaciones realizadas sobre experiencias previas, como
la de Iacovou y otros (2013)improving food and cooking skills and empowering parti-
cipants. The aim of the present paper was to investigate whether community kitchens
can improve the social and nutritional health of participants and their families. Design
A systematic review of the literature was conducted including searches of seven da-
tabases with no date limitations. Setting Community kitchens internationally. Subjects
Participants of community kitchens across the world. Results Ten studies (eight qua-
litative studies, one mixed-method study and one cross-sectional study, la cuestión
de la sostenibilidad es un aspecto crucial a tener en cuenta a la hora de planicar
la implantación de una Cocina Comunitaria, especialmente si se quiere emplear la
misma como estrategia de salud pública para mejorar la seguridad alimentaria.
Por ello, es clave “que se llegue a acuerdos estratégicos con supermercados”, coo-
perativas, administraciones y otros actores que puedan garantizar un suministro de
materia prima sostenido y sostenible. Sostenido, para “que el proyecto de Cocina no
se pare por la falta de acceso a alimentos”. Y sostenible, pues las Cocinas Comu-
nitarias han de tener una vinculación lo más próxima posible al territorio, primando
contar con productos ecológicos, producidos en la zona, de kilómetro cero, y lo más
saludables posible. La Cocina no solo debería proveer alimentación saludable, sino
que además debería concientizar sobre dicha alimentación saludable. Lo cual es
especialmente relevante en contextos de exclusión como Las Palmeras, donde se da
mayor presencia de comida basura.
En las propuestas realizadas, se ha enfatizado a este respecto que es esencial vin-
cular la Cocina Comunitaria con otra propuesta incluida en el Plan Integral Palmeras
(AVUYEP, 2017), que es la de “contar con Huertos Comunitarios en el barrio”. La
relación de la Cocina con los Huertos tendría ese triple efecto positivo, comunitario,
de alimentación saludable y de concientización, que tanto necesita un barrio como
Las Palmeras.
3.4.4. ¿Quiénes van a cocinar?
Este elemento ha sido esencial en todos los debates, pues, sobre todo en la fase de
arranque, es un elemento que puede resultar conictivo y generar incluso una reac-
ción inicial en contra de la Cocina. Por tanto, requerirá “prestar mucha atención en
la selección de las personas que van a cocinar”, retención de aquellas que puedan
perder la motivación, así como de expulsión si fuera necesario de aquellas que no
estén aprovechando el recurso desde las claves de la corresponsabilidad.
Para evitar eso, y sin entrar en detalles, lo que parece claro es que tiene que haber
un núcleo del que provengan y al que puedan dirigirse las personas que participan
en la Cocina. Por así decirlo, “una puerta de entrada única”, que sea transparente y
a la que todas las personas puedan acudir en condiciones de igualdad. Por ejemplo,
en la experiencia existente en el Barrio Guadalquivir, esa puerta de entrada son los
Servicios Sociales Comunitarios. Aunque se maniestan opiniones diversas sobre si
esa solución sería válida para Las Palmeras, lo claro es que los criterios de selección
deben ser “compartidos, transparentes y justos”.
Aparte de esta gestión de las personas participantes, que deberá ser tenido en cuen-
ta con el equipo que promueva la gestión de la cocina, se han destacado algunos ele-
mentos transversales de suma importancia. Por ejemplo, se ha reiterado en diversas
ocasiones que “hay que buscar la manera de que la Cocina no cierre al barrio más en
sí mismo”. El hecho de que la cocina sea un recurso del Distrito puede ayudar a ello,
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pero es importante normalizar “que gente de fuera venga al barrio, y que gente del
barrio salga fuera”, aunque sea en las actividades conexas a la Cocina (formación,
visitas, etc.). Otro elemento transversal que se ha destacado es que aunque deter-
minadas personas vengan fundamentalmente por el tema de la alimentación, es im-
portante que se trabajen todas las necesidades a cubrir (formación, educación, etc.).
3.4.5. ¿Para quiénes se va a cocinar?
Tan importante cómo quiénes van a cocinar, es para quiénes se va a cocinar. De
nuevo aquí las propuestas y posibilidades son múltiples, en función de los recursos
disponibles y de qué tipo de intervención se acabe congurando. El peligro, que en
cierta manera es inevitable, es que los benecios de la Cocina, a corto plazo, impac-
tarán más en determinadas personas y familias que en otras. Esto, que es efectiva-
mente inevitable, debe ser acompañado siempre de transparencia y de pedagogía
para transmitirlo, y han surgido algunas propuestas vecinales para minimizarlo.
Por ejemplo, se destaca en todo momento que la Cocina debe estar no solo relacio-
nada con las familias participantes, sino “lo más vinculada al barrio que sea posible”.
Por ejemplo, se podría utilizar la cocina para preparar la comida para eventos del
barrio, como recientemente se está retomando la celebración de la Cruz de Mayo,
la Milla de Córdoba o la Verbena del Padre Claret. Igualmente, para las actividades
escolares de n de curso o similares, se podría contar con este recurso.
Una cosa muy importante que se destaca es que si la cocina, nalmente, incorpora
una componente formativa (formación para cocineros y cocineras, formación para
catering, o equivalentes), “que toda la comida que se prepare esté siempre a dispo-
sición de que se la lleve gente del barrio”. En denitiva, que se sea siempre sensible
a que hay muchas familias, muchas más de las que podrán participar en la Coci-
na, que tienen verdaderas necesidades de alimentación, especialmente de comida
saludable.
3.4.6. ¿Qué obtienen las personas que cocinan?
Como ya se ha visto, los benecios personales, a nivel alimenticio y social, son in-
mensos y muy diversos. Pero para llegar a alcanzarlos, también ha quedado claro
que es necesario que estas personas alcancen un “sentimiento de pertenencia” a
todo el proceso. Este sentimiento es esencial no solo para que se maximicen los
benecios durante su participación en la Cocina, sino sobre todo al terminar su vin-
culación más directa a la misma. Para que esto sea posible, la Cocina tiene que
promover y cuidar las redes de contacto, para que se produzcan esas necesarias
interconexiones con las diferentes realidades que ya existen en el barrio.
Las personas del barrio que han sido consultadas destacan también que “la cocina
podría aprovecharse para facilitar otros benecios” derivados a las personas par-
ticipantes. Por ejemplo, se menciona que sería muy relevante intentar “vincular la
Cocina en la mayor medida de lo posible a la creación de empleo”. Se comentan in-
cluso algunas propuestas, como facilitar que las personas que van pasando por ella
pongan en marcha un “catering social”, que pueda proveer de comida a domicilio a
las personas con mayores dicultades de movilidad en el barrio, o para colegios. Se
habla mucho, aunque se conocen las limitaciones de instalaciones en la cocina de
Foggara, de que habría que intentar promover formaciones en restauración.
Por último, también en este aspecto se destaca de nuevo que es muy importante
entender que la cocina no es una ayuda asistencial, sino que se basa en el principio
de la corresponsabilidad: “si la persona no va, la cocina no sale adelante”. Por ello se
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considera también muy importante que las bajas sean voluntarias, sin penalización
para las familias que abandonan, si estas ven que ese recurso no se adapta a sus
necesidades o no les aporta los benecios esperados.
3.4.7. ¿Con quién me voy a relacionar?
Los diferentes documentos y manuales consultados resumen perfectamente los re-
tos que tienen las Cocinas Comunitarias hoy en día, y a este respecto se quiere
destacar aquí la cuestión de los equilibrios que tiene que encontrar la Cocina en
función del barrio en que se ubica. Equilibrio entre la tradición y la experimentación.
Equilibrio intergeneracional, para que tengan cabida niños, niñas, adultos y personas
mayores. Equilibrio entre la cocina de km 0 y lo exótico e intercultural. En denitiva,
una Cocina debe tener en cuenta la diversidad del territorio en que se ubica, y las
distintas necesidades.
Para la Cocina de Palmeras, las vecinas y vecinos destacan, como ya ha sido men-
cionado, que “es muy importante que se vincule a otras iniciativas ya existentes en
el barrio”. Aparte de los huertos, se menciona muy especialmente Cáritas y el Banco
de Alimentos, que “a veces reparten productos que algunas familias no saben apro-
vechar”. Productos sanos que sin embargo no entran en las recetas habituales. Es
esencial que la Cocina ayude a instaurar una cultura de “no tirar nada de comida”.
La vinculación en este aspecto debe ser continua. Se destaca esto mismo para la
puesta en marcha de los huertos urbanos en el barrio. “No todos los productos de
huerto (cardos, borraja, etc.) se saben cocinar en todas las familias”, y a ello podría
ayudar la Cocina, repartiendo recetas, etc.
También se destaca como absolutamente esencial “que la Cocina se apoye en los re-
cursos de otras entidades” sociales ya presentes en el barrio. Aunque se ve normal y
deseable que la Cocina la gestione alguna entidad experta en este tipo de iniciativas,
si tal actor no es de los que ya está presente y conoce el barrio, se ve muy importan-
te “que quien venga se coordine” con las entidades presentes para otros elementos
transversales, como formación, vinculación con educación, etc. La legitimidad de la
Cocina solo llegará de la mano de lo que las vecinas y vecinos ya conocen y valoran,
sin que resulte una iniciativa paracaidista y desconectada de la red ya existente en
Palmeras.
3.4.8. ¿Cómo hacer de la Cocina un proyecto comunitario integrador?
Las Cocinas más exitosas son aquellas que no solo se centran en las habilidades
culinarias o la producción de alimentos, sino aquellas que hacen hincapié en los
aspectos sociales de la participación. La participación e involucración plena de las
personas es la que garantiza que esta dimensión social emerja, y ello implica dedicar
tiempo de calidad a compartir vivencias y hablar de los acontecimientos de la vida, a
realizar visitas y salidas conjuntas, tanto al barrio como fuera de éste, etc. A este res-
pecto, la opinión vecinal es clara y contundente: “Que en todo lo posible se gestione
con una visión familiar y comunitaria”.
El conocimiento que han tenido las vecinas y vecinos de otras experiencias les ha
permitido comprobar de primera mano que no todas las iniciativas se diseñan así. Por
tanto, insisten en que, cuando se ponga en marcha la Cocina de Palmeras, se parta
de dialogar con aquellas experiencias que mejor han funcionado. Algunos ejemplos
que se mencionan expresamente son la Cocina de Don Bosco en el Guadalquivir, el
proyecto “La Olla” de esta misma organización en Jaén, o el catering “Abre Caminos
del Sur” de Entre Amigos en Polígono Sur.
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3.4.9. ¿Quién va a gestionar la Cocina?
La cuestión de la gestión de la Cocina (acceso, compra, cocinado, reparto, justica-
ción…) es, probablemente, la decisión más sensible e importante, pues condiciona-
rá cómo se llevan a cabo todas las anteriormente señaladas. Por ello, y dado que
depende completamente de los recursos disponibles y de las decisiones que tome
la iniciativa pública (la cocina es un recurso dentro del Centro de Servicios Sociales
Comunitarios), las vecinas y vecinos solo se han sentido con la legitimidad de enu-
merar una serie de recomendaciones con su opinión al respecto. A continuación se
listan algunas de ellas:
Parece bastante asumido, e incluso deseado, que para el arranque y los prime-
ros años de gestión de la Cocina se cuente con una entidad técnica.
Pero, a la vez, se considera muy importante que poco a poco se prevea un tras-
paso de la gobernanza de la Cocina lo más cercano posible al nivel vecinal.
Para estas primeras fases, se considera absolutamente esencial que para la
dirección de la Cocina y para las formaciones se cuente con profesionales con
experiencia. Incluso, se dice, aunque sean actores que ahora mismo no tienen
tanta presencia en el barrio.
Pero, de nuevo, que esa entidad no sea meramente empresarial, sin sensibilidad
por la situación del barrio y sin experiencia de trabajo en contextos parecidos.
Hay muchas entidades sociales con experiencia en Cocinas Comunitarias, y ésta
es la opción preferida.
Igual que para la gestión de la Cocina en sí hay que contar con profesionales de
esto, se enfatiza mucho que para el resto de las iniciativas (formaciones, visitas
escolares, etc.), se cuente con la gente y las entidades presentes en el barrio.
En toda esta parte de formaciones, se insiste mucho en que la formación que se
imparta sea la que surja del interés de vecinas y vecinos.
Otro elemento que se destaca mucho es que no se consulte con los vecinos solo
ahora, en el momento de puesta en marcha de la Cocina. Sino que para todas
las cosas que haga la Cocina, se les consulte. Hay un deseo sincero de crear un
equipo vecinal que siga formándose y conociendo sobre el funcionamiento de las
Cocinas Comunitarias.
En varios momentos se ha destacado que la corresponsabilidad y el compromiso
es clave, y que tiene que afectar a la continuidad de las personas. Pero en este
momento también se destaca que la entidad que gestione la Cocina tiene que ser
sensible y, si alguien empieza a fallar, primero hay que averiguar qué pasa. La
problemática del barrio es diversa y compleja, y esto hay que tenerlo en cuenta.
En denitiva, todo lo que se destaca siempre es que la clave ha de ser el trato
cercano, el seguimiento y el compromiso sincero con el barrio y con los vecinos.
Hay un rme convencimiento de que eso no lo puede dar una empresa de cate-
ring totalmente ajena a realidades como la de Las Palmeras.
Por último, desde el Grupo de Trabajo - Cocina perteneciente al Equipo Impulsor del
Plan Integral Palmeras (AVUYEP, 2017), como equipo investigador del proceso, se
quiere destacar que todas las personas que han sido consultadas o que han dado
su opinión sobre la Cocina Comunitaria de Las Palmeras, se han mostrado entu-
siasmadas con su posible puesta en marcha. El Grupo quiere aprovechar todos los
espacios, incluido este de carácter más cientíco, para ponerse a disposición del
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Ayuntamiento y de las entidades que corresponda para seguir pensando conjunta-
mente en la mejor Cocina para Palmeras. Pero, sobre todo, anima a que la Cocina
pueda ser una realidad, pues es algo muy necesario para el vecindario, y sería muy
bien valorado por todo el mundo.
4. DISCUSION DE RESULTADOS, IMPLICACIONES PARA
LOS ACTORES, LIMITACIONES Y LÍNEAS FUTURAS DE
ESTUDIO
La presentación de resultados ha respetado en la mayor medida posible los resul-
tados y conclusiones emergidos del proceso de Investigación Acción Participativa,
estrategia de investigación seguida consistente en desarrollar técnicas de investiga-
ción y estrategias de acción que alcancen resultados útiles, dirigidos a la transforma-
ción social, a través de la participación activa de los sujetos investigados (Reason &
Bradbury, 2008; Delgado-Baena et al., 2022). Así, los resultados se han presentado
siguiendo las 9 preguntas que el Grupo de Trabajo – Cocina siguió para realizar su
análisis de base vecinal.
En este momento, cabe recordar que el objetivo de esta investigación era analizar las
visiones del vecindario de Las Palmeras, en Córdoba (España), sobre las caracterís-
ticas que debería tener una Cocina Comunitaria para su barrio. A modo de sistema-
tización, ¿qué conclusiones emergen tras poner en diálogo las propuestas vecinales
en Las Palmeras con lo previamente elaborado por la literatura experta?
A efectos individuales, las Cocinas Comunitarias tienen la capacidad de ser un
entorno social en el que hacer amigos, con los que socializar en el presente
pero también en el futuro, y a los que se puede acudir cuando las personas
necesitan ayuda. A este respecto, las preocupaciones de Las Palmeras están
relacionadas fundamentalmente con el acceso, dado que se convive con el te-
mor de que puedan acceder a ellas ciertos colectivos o personas que suelen
ser tradicionalmente “priorizados” frente a otros. Esta percepción de potencial
agravio comparativo, manifestada en la doble vertiente de quiénes van a cocinar
y para quiénes se va a cocinar, puede enturbiar el potencial positivo de la cocina
a efectos individuales.
A efectos de barrio, las Cocinas Comunitarias están bien reconocidas por ser
un catalizador para que las personas participantes se impliquen más en otros
tipos de actividades comunitarias. No obstante, las preocupaciones de Las Pal-
meras están relaciones con la capacidad real de la cocina para integrarse con
otros proyectos ya existentes en el barrio. Por ejemplo, existe en la barriada una
propuesta de huertos comunitarios que debería incorporarse a la gestión de la
cocina si se quieren aprovechar esos efectos barriales.
No obstante, en ambos casos, los benecios sociales que se derivan de las
cocinas colectivas son resultados que se alcanzan especialmente a través de la
participación. De hecho, es habitual que sean las personas participantes las que
acaben manifestando su deseo de que el Grupo de Trabajo - Cocina haga más
hincapié en la interacción social. Esto conecta con la que sin duda es la preocu-
pación principal en la barriada, que es la gestión de la cocina y la gestión de las
actividades conexas, como la formación, que ésta implica. En el barrio hay mu-
cha experiencia de tercerización de servicios, que caen en manos de entidades
sociales ajenas al territorio y sin compromiso estructural con el barrio. Aquí se
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coincide con la literatura, que destaca que, sin participación vecinal, las Cocinas
tienen un impacto limitado.
E igualmente, tal como se ha visto, también hay indicios de que las Cocinas
Colectivas podrían estar limitadas en su capacidad de localizar a las personas y
colectivos más aislados. En el barrio, esto conecta de nuevo con las preocupa-
ciones sobre el acceso, en línea con la literatura.
Llevando las conclusiones más allá de lo recopilado, del estudio realizado se pueden
extraer también importantes implicaciones para todos los actores implicados. Estas
implicaciones podrían resumirse en las siguientes recomendaciones, que aplican no
solo a la hora de promover nuevos proyectos de Cocinas Comunitarias en barrios
desfavorecidos, sino que también pueden iluminar los ya activos:
Parece adquirir centralidad que se fomenten, promuevan y cuiden las interac-
ciones sociales entre los participantes. Los descansos y otros momentos de
relajación pueden facilitar estas interacciones sociales, pero deben estar acom-
pañados y dotados de contenido, sobre todo en los momentos de conguración
de los grupos.
En general, las actividades que animan a los participantes a socializar y entablar
relaciones con otras personas que tienen circunstancias vitales similares son un
aspecto importante de las cocinas colectivas, y sería recomendable enfatizarlas
siempre que sea posible.
La Cocina por tanto no puede estar cerrada sobre sí misma. Es valorado por
sus destinatarios que ésta busque imbricarse con el resto del barrio, y de los
recursos positivos existentes en el mismo. Si no, sus impactos no encontrarán
continuidad en el tiempo.
En esa conexión con el barrio, es importante activar y apoyarse en todos los
recursos existentes para localizar a las personas más excluidas dentro de los
excluidos. No solo animan a esta estrategia razones de justicia, sino que también
está demostrado que los efectos sobre estas personas son multiplicativos.
Cerrando este apartado con las limitaciones del estudio, es preciso tener en cuenta
que, por su propia naturaleza, recoge las opiniones de un barrio concreto en un mo-
mento concreto de su proceso de organización vecinal. Por tanto, generalizaciones
inmediatas a otros contextos, aun cuando tengan una composición sociodemográca
asimilable, han de hacerse solo tras un proceso de deliberación participativa. De
igual modo, se podría complementar la información recogida de manera cualitativa
con instrumentos más cercanos al encuestado, que también podrían llegar a una
mayor base vecinal. Ambas estrategias, de diversicar el ámbito de estudio y las
metodologías empleadas, podrían alumbrar líneas de investigación futura.
5. CONCLUSIONES
La Cocina Comunitaria ha sido y es una de las propuestas centrales del Plan Integral
Palmeras (AVUYEP, 2017) desde hace más de 6 años, y el proceso de investigación
recogido en este artículo no tiene mayor intención social que reforzarlo, incorporando
el trabajo comunitario también al debate académico. Es muy importante no perder
de vista, por tanto, que la Cocina Comunitaria se inserta en un proceso vecinal más
amplio, como es el Plan Integral.
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Para que esto se mantenga, es clave que un proceso tan interesante para un barrio,
como puede ser la puesta en marcha de una Cocina, no pierda la lógica de diálogo y
participación presente en todo el proceso. En el barrio hay un cierto temor de que la
cocina pueda adjudicarse sin contar más con la voz de los vecinos, y hacerla constar
en todos los espacios (sociales, vecinales, pero también académicos) es un modo de
poner en valor su dedicación.
Es muy importante que, dado el momento en que se encuentra el barrio en su pro-
ceso de desarrollo vecinal y comunitario, la Cocina se monte en coordinación con
la estructura del Plan Integral (equipo impulsor y comisión de seguimiento) y con el
Centro de Servicios Sociales Comunitarios La Foggara. Aunque se dé atención a
todo el Distrito (lo que además está bien valorado por las vecinas y vecinos, como
se ha visto en la presentación de resultados), hay que dedicar una parte importante
a familias de Las Palmeras, que llevan años demandando el recurso y han hecho un
trabajo previo sobre el mismo.
Por último, y esto es algo aplicable tanto a Las Palmeras como a cualquier barrio des-
favorecido, es importante que propuestas como la puesta en marcha de una Cocina
se hagan cuando se tenga una cierta garantía de continuidad: se ha hecho mucho
hincapié en evitar vincular la cocina a proyectos nanciados competitivamente de
duración corta. Si este tipo de proyectos busca aumentar la capacidad de resiliencia
en un barrio, es clave no volver a despertar el interés vecinal para que luego todo
se pare de repente, porque penaliza procesos mayores de transformación, como en
este caso el Plan Integral Palmeras (AVUYEP, 2017).
Esta discontinuidad en las intervenciones sociales repercute en la conanza de los
vecinos y las vecinas en las Administraciones, las entidades sociales, y por supues-
to también las instituciones académicas. Entre todas y todos podemos y debemos
hacer de proyectos precisos y necesarios para el barrio, como éste, una realidad
sostenible en el tiempo que contribuya a su transformación social en positivo de
manera sostenida.
Contribuciones de los autores
Como proceso de investigación colaborativo, todos los autores de esta investigación
han contribuido igualmente a todos sus apartados.
Financiación:
Esta investigación ha sido apoyado por la nanciación recibida en el “Convenio de
Transformación Social en Zonas Desfavorecidas” del Ayuntamiento de Córdoba.
Agradecimientos
Es necesario mostrar un agradecimiento sincero a las vecinas y vecinos del barrio
Las Palmeras, especialmente a las que dentro del Equipo Impulsor del barrio han
conformado el Grupo de Trabajo – Cocina, de cuya actividad y reexiones ha bebido
este proceso de investigación. Sus nombres han sido reconocidos en el apartado de
metodología.
Conictos de intereses:
Los autores declaran no tener ningún conicto de intereses.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 26 - 2024
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© 2024 por los autores Licencia a ANDULI, Editorial de la
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