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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
BIENESTAR ANIMAL: POLÍTICAS Y SOCIEDAD
ANIMAL WELFARE: POLICIES AND SOCIETY
Francisco Sánchez-Herrera.
Universidad Pablo de Olavide.
fsanher@alu.upo.es
ORCID: https://orcid.org/0009-0008-3079-8304
Resumen
Los países europeos están reconociendo
gradualmente los derechos de los anima-
les e implementando políticas sociales
especícas. Particularmente en España,
el debate se intensica con la aprobación
de la ley 17/2021 sobre bienestar animal.
Esta investigación busca analizar los prin-
cipales argumentos sobre los animales
como sujetos de derecho en nuestras
sociedades. La metodología consiste en
una revisión sistemática de la literatura
especializada. Los resultados revelan
cuatro ejes argumentativos. El primero se
enfoca en políticas europeas y nacionales
que desde la década de 1980 consideran
a los animales como seres sintientes, vin-
culando su buen trato con las ayudas de
la PAC. El segundo destaca los bene-
cios físicos y psicológicos de la relación
humano-animal. Un tercer eje aborda la
inclusión social de los animales por par-
te de partidos políticos socialdemócratas.
Finalmente, un cuarto eje surge con la
ampliación del concepto de ciudadanía a
los animales, liderado por “Zoopolis” en
2011. Como principales conclusiones, el
bienestar animal se vislumbra como un
concepto revisable, que se aproxima ha-
cia el de ciudadanía, en conexión y siner-
gia con el de bienestar social.
Palabras clave: política social; animalis-
mo; inclusión; relación humano-animal.
Abstract
European countries are gradually
recognizing animal rights and
implementing specic social policies.
Particularly in Spain, the debate is
intensifying with the approval of law
17/2021 on animal welfare. This research
seeks to analyze the main arguments
about animals as subjects of rights in our
societies. The methodology consists of
a systematic review of the specialized
literature. The results reveal four
argumentative axes. The rst focuses on
European and national policies that since
the 1980s consider animals as sentient
beings, linking their good treatment with
the EU’s common agricultural policy
(CAP) aid. The second highlights the
physical and psychological benets of the
human-animal relationship. A third axis
addresses the social inclusion of animals
by social democratic political parties.
Finally, a fourth axis emerges with the
extension of the concept of citizenship
to animals, led by “Zoopolis” in 2011. As
main conclusions, animal welfare is seen
as a revisable concept, approaching the
concept of citizenship, in connection and
synergy with that of social welfare.
Keywords: social politics, animalism,
inclusion; human-animal relationship.
Cómo citar este artículo / Citation: Sánchez-Herrera, Francisco (2024). Bienestar Animal: políticas y sociedad.
ANDULI 26 (2024) pp. 21-41. https://doi.org/10.12795/anduli.2024.i26.02
Recibido: 25.09.2023 Revisado: 09.02.2024 Aceptado: 26.04.2024
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1. INTRODUCCION
En un mundo en constante transformación, donde la globalización y los avances cien-
tícos han alterado nuestra visión y comprensión de los animales, los movimientos
sociales antiespecistas y defensores de los derechos de los animales como Anima-
Naturalis o Especismo Cero (Méndez, 2014) están generando una nueva conciencia
cultural en la relación entre humanos y animales .
La sociología ha estudiado la relación entre los humanos y los animales, analizando
cómo la presencia de animales puede inuir en la vida social de las personas, re-
ejando y reforzando ciertos valores culturales y sociales. Además, se ha explorado
cómo la estructura social y las desigualdades pueden afectar el bienestar de los
animales y cómo el bienestar de ambas comunidades puede favorecer mutuamente,
ampliando la perspectiva de derechos y convergencias. Nibert (1994) ofrece aporta-
ciones desde la sociología entrelazando la liberación animal con el resto de colec-
tivos históricamente discriminados. Así, el historiador Jason Hribal (2007) pretende
visibilizarles y resignicarles desde los conceptos de la agencia y la clase1.
La política actual ha sido inuenciada por un cambio en la percepción de los anima-
les en relación con la sociedad. Aunque, todavía falta mucho para poder armar que
la no violencia hacia el mundo animal es algo “no aceptado” en nuestras sociedades
occidentales, ya se exigen medidas más rigurosas para garantizar su bienestar en la
industria alimentaria, de entretenimiento y en la investigación cientíca.
En muchos países, se han establecido nuevas regulaciones y políticas para mejorar
el bienestar animal, lo que demuestra un compromiso creciente de las autoridades
en este tema. En España, la nueva ley 17/2021 sobre bienestar animal ha producido
un cambio relevante en el país al considerar a los animales como seres sintientes y
no como bienes muebles e inmuebles (Marín Morell, 2022). Aunque, para Méndez
Rocasolano y Cantero Berlanga (2024) todavía existen desafíos como la implemen-
tación efectiva, la sensibilización social, acción continua y actualización del marco
legal, entre otros. Un aspecto que resaltan Saura y Banqué (2023), es que esta nor-
mativa se contradice al excluir determinadas categorías de animales.
Sin embargo, en los países en desarrollo, las leyes sobre el bienestar animal suelen
ser insucientes, incluso no consensuadas (Reimert et al., 2023). En países lati-
noamericanos, como Colombia, muchos departamentos han introducido leyes que
protegen a los animales, sin embargo, el sistema económico capitalista y la presión
estadounidense nublan estos avances explotando recursos y a los animales con
granjas industriales (Mendoza et al., 2019).
El bienestar animal se ha convertido en un tema político y social importante, que
trasciende las barreras ideológicas y culturales. Los partidos políticos de diferentes
tendencias incluyen el bienestar animal en sus agendas y programas, y los ciudada-
nos exigen un cambio en la forma en que se trata a los animales.
1 Se reere a que estos grupos no son solamente objetos de discriminación, sino que tienen ca-
pacidad de actuar y resistir frente a estas situaciones. La agencia les permite no ser únicamente
sujetos activos en sus vidas, sino también agentes de cambio social. El autor está interesado en
analizar cómo las dinámicas de clase y las relaciones de poder dentro de la sociedad inuyen en
la opresión experimentadas por estos colectivos, así como la lucha contra estas injusticias puede
estar vinculada a reivindicaciones más amplias.
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1.1. Concepto de bienestar y maltrato animal
El bienestar animal es el estado en que se encuentra un animal en relación con
sus esfuerzos para afrontar su entorno y las posibles dicultades que pueda causar
(Broom, 1986). La Organización Mundial de Salud Animal (OMSA) apuesta por un
concepto multidimensional de bienestar en el que un animal se encuentra en un
estado satisfactorio de bienestar cuando puede expresar su comportamiento innato
sin sufrir dolor, miedo o distrés, cuando está sano, confortable y bien alimentado
(Manteca y Salas, 2015). Aunque, inicialmente, este concepto surge como respuesta
ética al tratamiento de los animales, al día de hoy recoge diferentes aspectos que
van más allá de la condición de salud de los animales como seres sintientes (Iglesias
y Nelson, 2009). Autores como Blasco y Mateu (2001) arman que, socialmente, se
acepta que los animales tienen algún tipo de conciencia, lo que provoca que las insti-
tuciones y organismos brinden cobertura a sus cuidados. Planteando, que el debate,
y el enfoque, radica en nuestra ética con ellos, en su consideración como sujetos de
derechos, o al menos sujetos para los que los humanos tenemos obligaciones.
En contraposición, se entiende por maltrato animal el conjunto de violencias en sus
diversas facetas hacia los animales. Este puede ser considerado un indicador de
riesgo social y de alteración de la salud pública puesto que el maltrato animal está
muchas veces ligado a otras expresiones de violencia en el contexto del individuo o
de una comunidad (Mutuberría et al., 2009).
Muchos pensadores y lósofos dentro de los Estudios Críticos Animales han reexio-
nado acerca de la estrecha relación entre la violencia hacia seres humanos margina-
lizados e históricamente animalizados y la violencia hacia los animales subrayando
que se construyen en las mismas lógicas antropocéntricas (León, 2020). En este
sentido, Nibert (2002) imbrica la opresión de los animales con la de los humanos bajo
el capitalismo y disciplinas cientícas que han construido el especismo.
El maltrato animal y el maltrato a seres humanos marginalizados se construyen en
la misma lógica (fundada básicamente en la idea de la oposición humanidad-anima-
lidad, cuerpo-mente). Agamben (2020), destaca la importancia del lenguaje como
articulación de un ámbito micro con uno macro, entendiendo que se producen resis-
tencias que consideran la articulación de ambos, tanto para el sujeto dominado como
para el soberano.
La característica principal de este tipo de políticas es garantizar condiciones de vida
que respeten, al menos, las “cinco libertades” propuestas por la OMSA reconocidas
desde 1965, que agrupan aspectos como el hambre, el sed y la desnutrición, el mie-
do y la angustia, las molestias físicas y térmicas, el dolor, las lesiones y la enferme-
dad, y la capacidad de los animales para mostrar su comportamiento natural (Iglesias
y Nelson, 2009). Para ello, se establecen criterios para medir y controlar el bienestar
animal, un ejemplo en Europa sería la Convención Europea para la Protección de
Animales en Explotaciones Ganaderas que apuesta por estándares mínimos en ex-
plotaciones intensivas (Iglesias y Nelson, 2009).
Desde el punto de vista comercial, y como cuestión contextualizada en un sistema
social de mercado, las políticas de bienestar animal suponen un diferenciador en la
calidad del producto nal, por eso, aspectos como el transporte y sacricio causan
una disminución de la calidad del producto a vender (Manteca et al., 2012). De esta
manera, la Responsabilidad Social Empresarial se desarrolla como un conjunto de
prácticas con múltiples nes que van más allá de los estándares legales establecidos
en el ámbito nacional, para abordar los desafíos evidentes en la agenda global. En
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esta iniciativa participan no solo los Estados, sino también los empleados, gerentes,
propietarios, clientes, proveedores, acreedores, comunidades cientícas, organiza-
ciones de consumidores y organizaciones no gubernamentales (Agüera, 2013).
1.2. Políticas públicas y políticas sociales
La política, en un sentido general y amplio, está relacionada con el poder, las eleccio-
nes electorales y demás elementos propios institucionales y organizacionales; mien-
tras que las políticas públicas tienen que ver con soluciones concretas para manejar
los problemas públicos2.
Cuando se habla de políticas públicas se reere a los procesos, las decisiones, los
conictos de intereses, y las tensiones entre diferentes alternativas con respecto a un
determinado problema (Astorga y Facio, 2009). Una de las intenciones y aportacio-
nes de las políticas públicas es rescatar el carácter público de las políticas valorando
la intervención de los agentes sociales y la sociedad civil en su conjunto. En este
contexto, el concepto de gobernanza es central ya que permite reexionar acerca
de la dirección de la sociedad así como de sus valores y objetivos considerados im-
portantes. Los gobiernos asumen esta responsabilidad y autoridad compartida para
materializarlo en políticas públicas (Aguilar, 2005).
Autores como Canto (2002) denen el concepto de políticas públicas como el curso
de acción tendente a la solución de problemas públicos, denidos desde la interac-
ción de sujetos sociales en una situación compleja en términos de poder. Preten-
diendo ser ecientes y tomar decisiones a través de mecanismos democráticos y
participativos.
Para otros, la política pública es el conjunto de reglas que el gobierno tiene sobre una
problemática especíca y los programas u objetivos que tiene en un campo especí-
co (Subirats, 1989).
Según Cardozo Brum (2013), las políticas públicas son un fenómeno social, adminis-
trativo y político que es el resultado de un proceso de toma de posición que consiste
en un conjunto de decisiones, acciones u omisiones tomadas principalmente por los
gobiernos en un lugar y periodo especícos con respecto a problemas públicos que
experimenta una sociedad civil especíca.
Es por esto que, dentro de las políticas públicas, la política social tiene peso a la hora
de defender el bienestar de las personas desde la acción social y la riqueza de la so-
ciología, la historia, la economía, el derecho y la losofía. Es un estudio multidiscipli-
nar que funciona en un marco normativo que incluye un debate moral y de objetivos
políticos sobre la naturaleza de las aspiraciones y sus resultados (Adelantado, 2000).
Las políticas sociales se centran en valores como la igualdad, el bienestar o la justi-
cia social. Sin embargo, estos valores se enfrentan a desafíos como, por ejemplo, la
producción. De este modo, el estado queda cuestionado como monopolio del bien-
estar lo cual lleva al surgimiento de fundaciones religiosas o de diferentes ONG que
dividen el epicentro de la política social. Otro eje de debate es la problemática de dis-
tribución de recursos. Esto ha generado polarización entre distribuciones públicas y
privadas atendiendo a la calidad del servicio, a la heterogeneización de la estructura
social y a la caducidad de los contratos sociales (Adelantado, 2000).
2 En la lengua inglesa, esta distinción ha sido marcada a través de la diferenciación entre los tér-
minos “politics” y “policies” (Lahera, 2004).
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Como apuntan Abramovich y Pautassi (2016), El reconocimiento de los derechos
también implica reconocer un campo de poder que restablece el equilibrio en si-
tuaciones desiguales. El tipo de institucionalidad que implementa las políticas con
enfoques de derechos, así como los valores y prácticas de los actores sociales en la
institucionalidad, afectan el poder ciudadano, por ello valores e instituciones no son
independientes (Grau, 2010). Así, el poder es productor de identidades, formas de
vida y comportamientos, sujetos a normas de adecuación y armaciones de conoci-
mientos que entrelazan poder y relaciones de dominación (Weldon, 2019).
Cuando se menciona el concepto Institucionalidad, se pretende aludir a aquellos me-
canismos por los que las interacciones políticas, económicas y sociales son posibles.
De acuerdo con Carballeda (2008), las instituciones contemporáneas son, en última
instancia, una manifestación de la sociedad, pero siempre dentro de un sistema en el
que se integran mecánicamente con otras instituciones mediante una coordinación,
regulación sistematizada y organización estatal. Además, destaca que las políticas
públicas deben ser adaptables y capaces de adaptarse a situaciones únicas, sin per-
der su signicado y perspectiva en función del Estado y la Nación.
Dicho todo esto, esta investigación se centrará en algunos de los aspectos más re-
levantes de la relación humano-animal desde una perspectiva ecológica e inclusiva.
Se seguirá la línea de la ecología política posthumanista, la cual ofrece nuevas vías
para pensar y explorar nuestras culturas incorporando lo no humano, reexionando
sobre las limitaciones de lo que signica ser humano hoy, brindando oportunidad a
construir una ética alejada del interés individual para centrarse en la dependencia de
unos y otros (Durand y Sundberg, 2019).
Abarcando pues, desde la incorporación ciudadana del bienestar animal hasta las
dinámicas de convivencia y las implicaciones políticas y éticas de los nuevos mo-
delos relacionales. A través de la revisión crítica de distintas teorías, perspectivas y
estudios, se buscará examinar los principales argumentos y fundamentos sobre los
animales como sujetos de derecho en nuestras sociedades contemporáneas.
2. MATERIALES Y METODOS
Este trabajo emplea una metodología cualitativa como forma multidisciplinar de acer-
carse al conocimiento social (Pérez, 2002). La técnica de investigación principal ha
sido la revisión bibliográca de buena parte de la literatura referida a los animales
como elementos políticos, y sus singularidades o aportaciones, a la construcción de
una identidad política de los mismos, con especial énfasis en la obra de Zoopolis
(Tafalla, 2012). Para ello, se ha usado una revisión sistemática (Sánchez, 2010) de
visiones losócas, históricas, políticas y sociales, con el objetivo de estudiar a los
animales como seres marginalizados en la construcción de lo contemporáneo.
La técnica utilizada fue el análisis de contenido de una cuarentena de artículos de re-
vistas cientícas, publicaciones de libre acceso o documentos encontrados en bases
de datos de scopus, mayoritariamente españoles, norteamericanos o latinoamerica-
nos, que identica, organiza y analiza la información recolectada mediante lectura y
relectura para brindar resultados que contribuyan a un conjunto de hipótesis. (Braun
y Clarke, 2006).
De este modo, se ha tratado de presentar algunos aspectos teórico-conceptuales
relativos al Bienestar animal para desarrollar una reexión crítica en torno a la con-
sideración de los animales como minoría social. Más especícamente, se discute la
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relación entre las políticas de Bienestar animal y el tema de la ciudadanía, el valor de
la izquierda política en la cuestión, así como la manera en que el Bienestar animal
puede contribuir al bienestar social e individual de la población.
3. RESULTADOS
Finalizada la metodología, se presentan los resultados de la revisión bibliográca or-
ganizada en cuatro apartados. En primer lugar, un breve recorrido sobre las normati-
vas de bienestar animal, haciendo hincapié en el ámbito europeo. En segundo lugar,
un apartado donde se reexiona sobre el valor de los animales para las sociedades
humanas. En tercer lugar, se insta a la izquierda socialdemócrata española contem-
poránea a repensar sobre su tratamiento de la cuestión animal y a incorporarla en
su discurso político desde otros ángulos. En cuarto, y último lugar, se propone un
nuevo marco para entender y ampliar el término de ciudadanía, incorporando a los
animales.
Una de las entidades que inspiran legislaturas y generan cogobernanza es la Unión
Europea. Sotillo Lorenzo (2017) arma que las políticas públicas fomentan el desa-
rrollo desde una perspectiva pluridimensional y desde una perspectiva de gestión
democrática de las políticas que buscan alcanzar ese objetivo. La Unión Europea es
un ejemplo a nivel interno y externo de esto. Para transformar la realidad socioeconó-
mica, a pesar de los obstáculos, necesita impulsos como actor internacional, ya que
actúa en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
El fenómeno de la europeización de las políticas de los países miembros ha gene-
rado modicaciones en el contenido de las políticas sociales y del cómo se generan
estas políticas “policy-making” (Lombardo, 2003) en las distintas materias compe-
tenciales de los Estados, siendo una variable independiente con la capacidad de
generar transformaciones a nivel nacional (Closa, 2001).
Donati (2004) plantea que las sociedades europeas siguen entablando sus políticas
sociales en un esquema que mezcla el liberalismo y el laborismo (lib-lab) producien-
do a largo plazo crisis irreversibles. Así pues, propone una nueva tendencia para
congurar las políticas caracterizándolas con dos novedades: primero, conar la in-
clusión social a una ciudadanía compleja en la cual los sujetos colectivos de la so-
ciedad civil tienen un papel fundamental; segundo, denir el bienestar y los derechos
sociales en un código simbólico de tipo relacional para pasar a un cuarto modelo del
Estado del bienestar llamado Estado social relacional.
Para hablar de políticas de bienestar es imprescindible abordar la inuencia de la
ideología en el diseño, el desarrollo y la aplicación de las políticas públicas. Todos
los teóricos y teóricas cargan con un bagaje ideológico y de valores que resulta
innegable y del que es imposible deshacerse, aun en el camino hacia la objetivi-
dad. Esta interdependencia entre las instituciones y los valores ya la menciona Grau
(2010) cuando expone que La cuestión clave es que las instituciones que se oponen
a su enfoque normativo basado en la equidad, la cooperación, la participación y la
construcción de ciudadanía no pueden llevar a cabo una política con enfoque de
derechos.
[...] la apelación a los derechos humanos remite al menos a la exigibilidad de de-
terminados servicios o prestaciones, a la integralidad en su diseño y suministro y a
la universalidad de su provisión para toda la población. [...] en cuanto a la cuestión
de la “universalidad”, hay un logro que puede explicar de manera precisa por qué
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en los últimos años ha surgido la idea de políticas públicas enfocadas en los de-
rechos, desde dos fuentes diferentes. Obviamente, la universalidad establece una
nueva categoría de políticas públicas de carácter social que tiene un impacto en el
mundo actual. la atención en las políticas (Grau, 2010).
Es en este contexto donde la intervención toma un papel signicante en lo relativo a
una visión social de cambio e integralidad. La colaboración con las organizaciones
de la sociedad civil y las políticas públicas es esencial para entender la intervención
como un dispositivo (Carballeda, 2008).
3.1. Breve recorrido por las normativas actuales y estrategias europeas sobre
bienestar animal.
A principios de los años 80, con la entrada del Reino Unido y Dinamarca y en cum-
plimiento de los convenios del Consejo de Europa, la Unión Europea comenzó a
prestar atención al bienestar animal. A medida que la opinión pública se hacía más
consciente de la cuestión y los informes demostraban la importancia sanitaria y eco-
nómica de estos temas, el interés de las autoridades comunitarias se ha ido intensi-
cando. La aparición de la “enfermedad de las vacas locas” a nales de los años 80
y su impacto en la salud pública marcaron un punto de inexión.
El Tratado de Ámsterdam (1997) incorporó el tema del bienestar animal en la agenda
política europea al reconocer en el artículo III-121 que los animales son seres vivos
con capacidad de sentir emociones3. Posteriormente, el Tratado de Lisboa (2007) le
dio el rango máximo como principio que debe impregnar las políticas comunes.
El bienestar animal ha sido abordado principalmente en relación con los animales de
granja, siendo menos evidente en otros escenarios (laboratorios, caza y pesca, ac-
tividades recreativas y de ocio, etc.).Probablemente porque las granjas industriales
generan problemas para el ecosistema y porque allí notamos cómo la explotación de
las personas y los animales se entrelazan.
La razón estriba en que la UE solo tiene competencias para regular las actividades
en el sector agroalimentario a través de la Política Agraria Común (PAC).
No obstante, incluso en el ámbito de la PAC, la Unión Europea ha mostrado gran
precaución al tomar decisiones y convertirlas en reglamentos y directivas, solicitando
informes a especialistas y creando “libros blancos” para analizar a fondo un tema
complejo y de importantes repercusiones económicas (García-Morales, 2017).
Según Moyano Estrada, Castro y Prieto Gómez (2015), a través de una serie de
medidas, el bienestar animal se pone en el centro de la agenda política europea.
Algunos son generales, mientras que otros incluyen directrices y sugerencias (planes
de acción, estrategias, mecanismos de colaboración, etc.). Mientras que otras, son
de carácter sectorial como formas de regulación integradas en políticas comunes, en
las que se incluye el bienestar animal como condición para cobrar los pagos directa-
mente de la Política Agraria Común (PAC).
a. El Plan de Acción (2006-2010)
En febrero de 2006, la UE aprobó la comunicación de la Comisión al Parlamento
Europeo y al Consejo, que incluía una serie de medidas generales para el período
3 Los estudios losócos de Jacques Derrida y su libro “El animal que luego estoy si(gui)endo”
(2008) nos acerca a sus reexiones acerca del sufrimiento de los animales y de su capacidad de
percibir el dolor desde una perspectiva losóca (Derrida y Wills, 2002).
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2006-2010 destinadas a garantizar la protección y el bienestar de los animales, no
solo en las granjas.
El acuerdo reconoce que los animales son seres sintientes y que los requisitos de
bienestar animal deben tenerse en cuenta al desarrollar o aplicar políticas.
Los objetivos básicos del programa son denir estándares mínimos de bienestar
animal, promover el desarrollo de la investigación cientíca (para avanzar en el
desarrollo de indicadores y protocolos), incrementar y mejorar la información sobre
estos temas para profesionales y consumidores, y fomentar la cooperación inter-
nacional. Otros objetivos son aclarar la legislación comunitaria sobre el bienestar
animal, garantizar la coherencia y la coordinación de la política nacional y propo-
ner recomendaciones donde se observen deciencias evidentes.
Con la aprobación del Plan de Acción, la Comisión Europea ha puesto en marcha un
debate sobre el etiquetado de los productos de consumo con el n de concienciar
a los consumidores europeos sobre el bienestar animal, para que los consumidores
puedan encontrar y elegir productos que respeten el bienestar animal y motiven a los
productores a mejorar sus procesos para satisfacer la demanda.
El informe permite al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y
Social y al Comité de las Regiones orientar el debate en los siguientes ámbitos:
i) concienciación del consumidor sobre el bienestar animal;
ii) acceso de productores de terceros países a un sistema de certicación volun-
tario, de conformidad con los principios de la Organización Mundial del Comercio
(OMC);
iii) Desarrollo de indicadores y establecimiento de métodos de medición del bien-
estar animal;
iv) Coordinación de centros de investigación cientíca.
b. La Estrategia Europea de Salud Animal (2007-2013)
La Comisión Europea ha desarrollado la Estrategia Europea en materia de Salud
Animal (EESA) con el objetivo de establecer sus metas y objetivos estratégicos por
un período de seis años (2007-2013). Esta estrategia surgió en respuesta a la apari-
ción de nuevas enfermedades, como la gripe aviar y la ebre aftosa, y la necesidad
de actualizar la normativa comunitaria para adaptarse al aumento del comercio de
productos animales en un mercado único europeo cada vez más grande.
La EESA reconoce los avances logrados en la UE en la coordinación de las diferen-
tes normativas nacionales en materia de salud animal, vigilancia sanitaria y control
de enfermedades, pero también identica las áreas en las que se puede mejorar así
como las medidas que podrían ser tomadas para lograr con tal objetivo. Además, se
enfoca en la preocupación de los ciudadanos europeos en cuanto a la salud pública,
la seguridad alimentaria y los costos económicos de las enfermedades animales, así
como en el bienestar de los animales.
Cabe destacar que la EESA no se centra únicamente en el bienestar animal, sino
en garantizar un elevado nivel de salud pública y sanidad alimentaria. Asimismo,
persigue la prevención de enfermedades animales y la mejora del crecimiento, la
cohesión y la competitividad económica, manteniendo un equilibrio entre la libre cir-
culación de los animales y el riesgo de introducción y propagación de enfermedades,
así como el bienestar animal durante el transporte.
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En resumen, la EESA es una estrategia integral para gestionar los riesgos biológicos
y químicos asociados con la salud animal, estableciendo indicadores para preve-
nir y detectar enfermedades, y deniendo protocolos para gestionarlas cuando sea
necesario.
c. La Estrategia Europea de Bienestar Animal (2012-2015)
La Estrategia Europea de Bienestar Animal (EEBA) se enfoca en subir las condicio-
nes de bienestar animal en las granjas, los zoológicos y en el contexto de las expe-
rimentaciones con animales, y cumplir con los Tratados de Amsterdam y Lisboa que
reconocen a los animales como seres capaces de sentir dolor y placer.
La EEBA propone medidas para asegurar que los animales en las explotaciones
ganaderas sean tratados sin abuso, maltrato, dolor o sufrimiento, y para lograr esto,
la Comisión Europea ha trabajado en cooperación intergubernamental y en sensi-
bilización social. También estudian la creación de una red de centros de referencia
para formar adecuadamente a los ganaderos y funcionarios responsables del bien-
estar animal, coordinar la investigación aplicada y proporcionar información técnica
actualizada.
La EEBA tiene como objetivo mejorar el conocimiento de los diversos actores involu-
crados en el proceso para que los mercados y consumidores reconozcan el bienestar
animal como un valor añadido, mejorando la competitividad de la agricultura euro-
pea. La estrategia será exitosa si los ganaderos, funcionarios y consumidores de la
UE trabajan juntos en un esfuerzo de responsabilidad compartida.
Hoy en día, el bienestar animal ha adquirido una creciente importancia en la agenda
política europea. No obstante, su inclusión se está produciendo de manera gradual
y se enfoca principalmente en sectores especícos, especialmente en la aprobación
de normativas relacionadas con la salud y el bienestar de los animales de granja.
En este contexto, se puede notar que la regulación de las explotaciones ganaderas
se lleva a cabo mediante la aprobación de reglamentos dentro del marco de una
política común, la Política Agraria Común (PAC). Por otro lado, en ámbitos como
el uso de animales en laboratorios o zoológicos, la acción de las instituciones eu-
ropeas se limita a buscar cooperación intergubernamental y aprobar directivas y
recomendaciones.
La PAC es la única política verdaderamente común de la Unión Europea en materia
de agricultura y ganadería. Los Estados miembros delegan en las instituciones de la
UE su soberanía nacional en estas áreas, asumiendo que sea a nivel europeo donde
se dicten las normas más adecuadas para regular el sector agroalimentario.
La PAC se estructura en dos pilares: el Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEA-
GA), encargado de distribuir los pagos directos a los agricultores y nanciado com-
pletamente por el presupuesto común de la UE, y el Fondo Europeo Agrícola de
Desarrollo Rural (FEADER), conanciado en colaboración con los Estados miembros
y con los gobiernos regionales.
En cuanto a la cuestión del bienestar animal, se puede observar su inclusión en las
“condicionalidades” que se exigen a los ganaderos para recibir los llamados “pagos
directos” en el primer pilar de la PAC. Además, en el segundo pilar, existen líneas de
actuación especícas destinadas a promover la modernización de las explotaciones
ganaderas con el objetivo de mejorar el bienestar de los animales estabulados.
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La incorporación del bienestar animal en las condiciones para el pago de los pagos
directos y en las acciones para mejorar las explotaciones ganaderas representa un
avance signicativo, ya que los agricultores reciben un incentivo económico para
cambiar sus prácticas tradicionales e incorporar sistemas de gestión más innovado-
res. De esta manera, se puede mejorar signicativamente la calidad de vida de los
animales y la sostenibilidad general del sector agroalimentario.
3.2. El valor de los animales
Si bien la relación humano-animal ha ido variando a lo largo de la Historia y diferentes
culturas se han relacionado de diferentes formas con los animales, en las sociedades
modernas los animales han sido utilizados por los humanos principalmente para su
benecio (entretenimiento, comida, progreso cientíco) (Serpell, 2000).
Una característica de los animales que engloba a sus valores es la “capacidad vin-
culante”, tanto a nivel humano-animal, como a nivel agregado de especies. Como se
cita en Gutiérrez, Grados y Piar (2007), un vínculo se dene por la interacción afecti-
va especial y duradera con un individuo único, no intercambiable con otro (Ainsworth,
1991; Carrillo & Gutiérrez, 2000). Sin embargo, los humanos necesitamos de cuatro
elementos para establecer vínculos: seguridad, intimidad, anidad y constancia (Kat-
cher, 1993).
Las reexiones que realiza el autor en torno a estos factores se centran en la indivi-
dualidad del humano frente a la individualidad del animal, que en este caso es una
mascota. Sin embargo, lo interesante en el planteamiento es llegar a aplicar estos
cuatro ítems a nivel comunitario, es decir, no establecer únicamente vínculos entre la
mascota y el ser humano guardador, sino dilatar el lazo entre comunidades de espe-
cies (siguiendo a Weber (1969), entiendo por comunidad al medio de realización de
los nes compartidos).
Para Gutiérrez, Granados y Piar (2007) el valor, por ejemplo, de la intimidad necesita
de comunicación y espontaneidad y el de la seguridad de la compañía o protección
como servicio útil. No obstante, si tomamos como ejemplo otros valores, como por
ejemplo la anidad, se puede plantear no como similitud o feedback, sino como una
predisposición racional unidireccional, como una perspectiva más amplia en la que la
anidad se entienda como gesto, preferiblemente por parte del humano, de renuncia
del interés propio, por el interés-bienestar de ambos para la convivencia, dedicando
tiempo y esfuerzo para entender los comportamientos y las necesidades del animal.
Esta propuesta puede, mayoritariamente, enlazarse con una postura o esencia uti-
litarista, en la que el cuidado y la acción positiva no se plantean per se, sino por
benecio humano en un sentido implícito.
Existen múltiples benecios producidos por los animales (especialmente los domes-
ticados o amaestrados) hacia las personas y el conjunto social.
En primer lugar, el benecio físico. Numerosos estudios han demostrado que la
presencia de una mascota contribuye al proceso de recuperación de la salud física
(Friedman, Katcher, Lynch, y Tomas, 1980). Autores como Anderson, Reed y Jen-
nings (1992) estudiaron varios factores de riesgo cardiovascular en dueños y no
dueños de mascotas en una investigación en Australia.
Se descubrió que los dueños de mascotas hacen más ejercicio, tienen mejor presión
arterial y niveles más bajos de colesterol y triglicéridos que los que no son dueños.
También se ha argumentado que los benecios siológicos pueden resultar del es-
tado de relajación que se observa a menudo en presencia de mascotas, o de los
Artículos • Francisco Sánchez Herrera
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efectos reductores del estrés al acariciar a las mascotas (Gutiérrez, Granados y Piar,
2007). A pesar de estas investigaciones, Cabra Martínez (2012) sostiene que todavía
hay que profundizar en los estudios y potenciar los valores de delidad y compañía
de los animales en benecio de las terapias asistidas con animales, sin embargo,
conrma las ganancias para las personas. Además, es fundamental para disfrutar
de estos benecios considerar el carácter de la persona y del animal, acorde a las
circunstancias y características (Muro et al., 2023).
En otras investigaciones, se ha observado que mirar a los animales o interactuar con
ellos puede tener efectos positivos para la salud, como la reducción del estrés.
Friedmann (2000) arma que las personas que adoptan una mascota experimentan
una disminución de síntomas reportados a sus médicos, ya que una mascota implica
al dueño mayor movimiento, paseos y comportamientos constructivos (Beck, 1997).
En segundo lugar, se encuentra el benecio psicológico, también demostrado con
estudios cientícos como, por ejemplo, el de Quigley, Vogel y Anderson (1993). En
este, se realizó una encuesta para conocer los aspectos más positivos de la interac-
ción con mascotas, en la que participaron tanto propietarios como no propietarios
de mascotas. Los resultados mostraron que existen diferencias signicativas entre
ambos grupos en cuanto a la compañía (75% vs 66%), el afecto (67% vs 37%) y el
placer (58% vs 21%). Estos aspectos se reeren a las emociones que los entrevis-
tados experimentaron durante la interacción con las mascotas (Quigley, Vogel, &
Anderson, 1993).
Según otras investigaciones, los niños que han participado en programas educativos
sobre el trato ético hacia los animales no solo han mostrado progresos con respecto
a la forma en que tratan a los animales, sino que también han demostrado un aumen-
to en su capacidad de sentir empatía hacia otros seres humanos (Ascione & Weber,
1996).
Otro ejemplo puede ser la Terapia Equina Asistida (TEA), puesto que ha sido utilizada
como una herramienta psicoterapéutica en niños que han sido víctimas de violen-
cia de género. Estos niños se encuentran en una situación de alto riesgo, ya que
pueden experimentar problemas de comportamiento, trastornos de salud mental y
pueden ver afectado su sistema de representaciones de las relaciones. Por lo tanto,
la TEA ha sido implementada para desarrollar en ellos habilidades como la empatía,
la responsabilidad y la resolución de conictos. De esta manera, se busca mejorar su
bienestar emocional y psicológico. (Schultz, Barlow, & Robbins, 2007).
Otro caso ocurrió en una residencia de ancianos, donde se llevó a cabo un estudio
para determinar si la presencia de una mascota en el entorno de los residentes afec-
taba sus interacciones. La población de ancianos se dividió en dos grupos: experi-
mental y control. El estudio encontró que el grupo experimental que convivió con una
mascota mostró más recuerdos positivos y menos negativos que el grupo control.
En consecuencia, se concluyó que cohabitar con una mascota puede reducir los
sentimientos negativos de soledad, abandono, estrés y depresión en las personas
mayores (Balazote, 1999).
Por último, los animales ofrecen benecios sociales, ya que pueden actuar como
facilitadores sociales y fomentar la cohesión y la cooperación entre las personas.
También pueden promover el contacto social con otros seres humanos, lo que puede
mejorar el bienestar emocional de sus guardadores. Además, los animales también
fomentan la responsabilidad y el cuidado, lo que puede ayudar a sus dueños a desa-
rrollar habilidades sociales y emocionales.
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La presencia de una mascota también puede fomentar el contacto social en sus
cuidadores, tanto con personas conocidas como desconocidas. Se ha observado
que las mascotas actúan como un “lubricante social” (De Waal y García, 2007) al
facilitar la interacción entre sus dueños y otras personas, lo que puede mejorar sus
relaciones interpersonales incluso después de que la mascota ya no esté presente.
Este efecto se debe a que las mascotas pueden ayudar a sus cuidadores a esta-
blecer una conexión emocional y a que los extraños perciban a las personas con
mascotas como menos amenazantes y más dispuestas a interactuar (Ruckert, 1994).
Dicho esto, y como se apuntaba anteriormente, el carácter utilitarista no debe ser
el motor para encajar a los animales en la res pública (Latour y Weibel, 2005) de la
misma manera que no cuidamos de personas dependientes, vegetativas, de los be-
bés (o de otros colectivos con nula capacidad organizadora y participativa del tejido
asociativo, de los movimientos sociales) porque aporten, sino porque formen parte
de lo común, de la ciudadanía, de un modelo de relaciones que protege, cuida, valora
y acompaña desde valores sociales que recentralizan lo vulnerable.
El otro gran paradigma es el conictivismo y aquí se plantea la cuestión desde la
justicia, lo inclusivo, desde la minoría social y desde la relectura de la historia y los
individuos, desde la liberación de clase y la liberación animal. Un paradigma que se
contrapone al utilitarista y que aporta una mirada fértil a la cuestión4.
3.3. La izquierda política española contemporánea y los animales
La socialdemocracia ha introducido a los animales en sus programas electorales, en
promesas políticas matizables en contextos rurales y urbanos. Las diferentes alas de
los partidos socialdemócratas en Europa, pero concretamente en España, diferen-
cian posturas según las cosmovisiones ideológicas marcadas por la territorialidad.
En otras palabras, la posición en defensa de los animales, que tiene formaciones po-
líticas consideradas progresistas, varía según si el terreno político se dene por una
producción, subsistencia económica y prácticas marcadas por la relación desigual
y/o utilitarista entre especies (un ethos propio), o bien, si los animales (especialmente
las mascotas) forman parte de la cotidianeidad de los ciudadanos como compañeros
de tiempo, espacios, afectos y vida.
A grandes rasgos, se podría armar que la izquierda española se sitúa en el marco
de la sensibilidad hacia los animales, no obstante, muchos de sus votantes (vo-
tantes históricos del socialismo/socialdemocracia) llegan a considerar amenazantes
muchas propuestas en benecio de los animales, bien sea por cómo ocupa espacio
en el debate institucional la fauna silvestre, por ejemplo, que desplaza los debates
sobre los problemas reales de la gente (Romero, 2022). Bien sea por incomprensión
con respecto a cómo el bienestar animal inuye en el bienestar social de los seres
humanos y viceversa, o por cómo la protección y legislación positiva en torno a todo
ser sintiente es sumativa y no restante, entre otros motivos, como si de un oxímoron
político se tratara.
Por ende, el especismo como análogo de discriminaciones, adopta múltiples signi-
cados como otras cristalizaciones de violencia (como puede ser el racismo, el machis-
mo, el sexismo, la capacitismo). La normalización cultural de actitudes desiguales no
4 Existen otras posturas en disputa, según Pezzetta (2024), como los planteamientos abolicionis-
tas (se fundamenta en corrientes diversas que buscan la liberación de toda forma de opresión de
los animales) y los bienestaristas (se limita a plantear cambios políticos basados en el sufrimien-
to innecesario de los animales).
Artículos • Francisco Sánchez Herrera
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excusa la anáfora estructural de elementos similares al resto de violencias. Siendo
así la negación del logos (palabra y razón) justicación fundamental de violencias
(Clavería, 2016).
La izquierda entiende el especismo como una ideología reaccionaria, que natura-
liza y justica las clases dominantes de las sociedades civilizadas, las relaciones
destructivas de producción, la explotación y opresión de las especies basadas en la
apropiación del excedente. La ideología de una especie es así un conjunto de ideas,
creencias y valores que se presentan como naturales, comunes y benignos (Arenas,
2021). La ideología como estructuran por la que se ve, se piensa y se actúa sobre el
mundo (Moreno, 2015).
A lo largo de la Historia, las sociedades humanas se han construido junto con los
animales, nos han acompañado (desde la desigualdad) en la caza, en el manteni-
miento de la temperatura corporal, en las detecciones de peligros, pero el cambio
tecnológico les aparta a otros espacios. Incluso en la actualidad, la “mascotización”
como sistematización de grupos de animales ocupa un peso y espacio relevante en
la cotidianeidad de los humanos, es decir, los perros (como mejor ejemplo) están
comenzando a congurar nuevos modelos afectivo-relacionales y, en consecuencia,
su adaptación y accesibilidad al medio urbano.
Para el historiador Jason Hribal (2014) los animales forman parte de la clase trabaja-
dora, así cita a Proudhon armando que:
“El caballo y el buey que tiran de nuestros carros producen con nosotros, pero no
están relacionados con nosotros; cogemos su producto, pero no lo compartimos
con ellos. La relación entre nosotros y los animales a quienes empleamos sigue
siendo la misma. No hacemos nada por justicia, sino por pura bondad” (Hribal,
2014).
Cuando Joseph Proudhon formalizó su concepción de la clase trabajadora, este
anarquista del siglo XIX, no se adentró en utilizar la categoría de especie como eje
convergente de desigualdades y objeto de violencias. En contraposición, autoras
como Alice Walker, deenden desde posturas feministas que los animales tienen sus
propias razones para existir. No han sido creados para ser explotados por los huma-
nos, de la misma manera que la población negra no fue creada para los blancos, o
las mujeres para los hombres (Walker, s.f. leído en Núñez, 2017).
Para Hribal (2014), al igual que las personas no venden su fuerza laboral natural-
mente, los animales no se convierten “naturalmente” en propiedad privada. Han sido
y están siendo tratados como productos y esclavos vendidos, ahora los animales
se convierten en mercancías vivientes. De la misma manera que la cultura europea
campesina experimentó la transformación social y económica de los primeros esta-
dios del capitalismo, los cerdos, las vacas, las gallinas fueron lanzados a este nuevo
modelo productivo.
Por lo tanto, los humanos y los demás animales están interconectados, comparten
no solo espacios, recursos, sino violencias estructurales (Galtung, 2016), así pues, si
se reforma o se abole la de unos, los otros no quedan indiferentes, por esto la libertad
debe ser comunitaria, realizada en sociedad con igualdad y solidaridad entre y por
sus miembros (Bakunin, 2008). Se puede decir que la historia del capitalismo va más
allá de la historia de los humanos, se entrelaza con lo colectivo, con toda la ecología.
Las políticas sociales además de verdes y feministas, deben recoger entre sus ejes
vertebradores a los animales por la deuda histórica que tenemos con esta minoría
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social. Es un desafío y una tarea necesaria, para los historiadores del trabajo, visibili-
zar a los animales al igual que se visibilizan otras minorías dentro de las sociedades
humanas.
Existe por ello, el reto de crear una nueva categoría cientíca que supere a las de-
niciones clásicas de, por ejemplo, clase social o especie, por sus ligaduras, para
analizar las dinámicas sociales desde una mirada amplia, inclusiva y no especista.
La izquierda contemporánea, por ello, debe empezar a reexionar en estos términos
si bien sus dirigentes o ideólogos no han sabido incorporar a los animales en su
discurso sin que este acto suene agresivo para la población (incluso población de
izquierdas) y se convierta en conicto. Incorporar a los animales como camaradas
con los que entrelazar horizontes políticos, entenderlos no como otredad, sino como
tarea y objetivo pendiente de nuevas corrientes y marcos de convivencia.
3.4. Los animales desde un nuevo modelo de ciudadanía
Como respuesta al malestar y explotación de los animales no humanos, autores
como Donaldson y Kymlicka (2011) en su obra zoopolis proponen elevar la cuestión
de especies de la crítica ética para proponer una visión política conjunta.
Zoopolis (2011) implica un análisis post-abolicionista que utiliza un revelador enfoque
relacional, no basado en aspectos cognitivos o emocionales, sino fundamentado en
las interacciones entre humanos y animales (Arguelles, 2019). Es una apuesta que
sale de lo moral y del bienestar en el sentido más naif, para comprender a los ani-
males no humanos desde el estatus político y nuevos modelos relacionales (Henny,
2020).
Una aportación de ciudadanía contemporánea condicionada por nuevos paradigmas
relacionales y cambios éticos-políticos que cuestionan qué es la ciudadanía, quiénes
son ciudadanos y cómo se llega a serlo. Entendiendo a las ciudades y a los sujetos
políticos vinculados a ellas como temática de suma actualidad, retomando a colecti-
vos históricamente olvidados (Urabayen y Pereira, 2022).
Mientras la ciudadanía en su versión clásica ha estado ligada al Estado y a la
nacionalidad(es), por razones históricas, sociales y políticas, las ciudades se impli-
can en el proceso de conguración de los ciudadanos a través de la aplicación de
derechos y convenciones cívicas, sociales, culturales y políticas. Por eso, su tras-
curso fenomenológico es relevante para comprender los nuevos roles, su proceso
continuo de transformación, para una expansión e institucionalización universal de la
ciudadanía (Díaz, 2011).
Aunque Villalobos (2005, citado en Díaz, 2011) expone que la ciudadanía no se con-
cede, sino que se gana y se asume, la deuda histórica anteriormente mencionada
hacia los animales nos invita a no repensarles como paisanos o conciudadanos des-
de la condescendencia, sino desde la justicia restaurativa (McCold y Norfolk, 2016).
Si bien, las sociedades humanas son sistemas de cooperación institucionalizados
(Henny, 2020), la vinculación indirecta, o no, entre especies, demanda la suma de
sus totales para nuevos horizontes de ciudadanía.
Para generar nuevos espacios de convivencia, Ramírez (2005) deende incorporar
al debate los avances ético-políticos que posibiliten el ensanchamiento del bienestar,
la protección y los derechos. Así, las ciudades tornarían a ser entornos amables,
adecuados y sensibles con la sociedad y quienes las componen (Zulategui, 2022).
Permitiendo, en consecuencia, la conciliación y cuidados de distintas realidades
Artículos • Francisco Sánchez Herrera
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colectivas y la aplicación de perspectivas inclusivas en modelos urbanísticos (San-
cho 2022).
A pesar de que el punto de partida sean los derechos negativos aplicables a todos
los seres con una experiencia subjetiva del mundo (como no hacer sufrir, no matar,
omisión de acción perjudicial, etcétera), se debe complementar con una perspecti-
va que valore los diferentes tipos de relaciones humano-animal y de este modo se
procuren formulaciones éticas/morales diferentes en sensibilidad a estas relaciones
(Henny, 2020).
La articulación política frente a la explotación de las especies no humanas no puede
darse en nuestra sociedad a través de la sola defensa del valor de los animales indi-
viduales. Más bien, hace falta una respuesta en común y en comunidad que consi-
dere las “relaciones que se establecen entre los animales y nuestras instituciones y
prácticas políticas” (Tafalla, 2020, p. 84).
La pertenencia a comunidades políticas es propia de los animales en términos gene-
rales (sea directa o indirecta), los animales no humanos pues, ya son miembros de
comunidades políticas diferentes a las nuestras, y en consecuencia interdependien-
tes de las humanas en convivencia con nuestras responsabilidades, aunque estos no
reconozcan nuestras representaciones colectivas como comunidad.
Esta proximidad comunitaria debe considerarse uno de los factores de organización
inter-especie, y no criterios con sesgo especista como los cognitivos o emocionales.
Respondiendo a estas cuestiones, la apuesta de Arguelles (2019) de codicar polí-
ticamente a los animales desde la “agencia dependiente” nos permitiría comprender
la ciudadanía como elemento colaborativo de intereses subjetivos articulados, en
este caso con lo común y desde el bien común (aplicando en este caso la gura del
colaborador/a como persona que se responsabiliza de las garantías de protección,
bienestar o igualdad, entre otras). Entendiendo el bien común como un elemento no
neutro y conictivo que pone en cuestión aquello que se daba por sentado (Darat,
2022).
Utilizando la analogía de las personas con discapacidad mental, la comunicación
de los intereses individuales puede manifestarse de manera “corporeizada” (lo que
implica la “agencia”) y ser representada en las decisiones políticas por un “colabora-
dor” (lo que se reere a la “dependencia”), según lo argumentado por autores como
Francis y Silvers (2007).
Las críticas realizadas a la obra de zoopolis apuntan a la ausencia de deberes atri-
buibles a los animales, concentrados en la responsabilidad humana hacia ellos y
nosotros. Arguelles (2019), por su parte, reconceptualiza las deniciones clásicas del
cosmopolitismo e incluso del poscosmopolitismo, entendido como modelo de rela-
ciones poliédricas donde la toma en cuenta del impacto de los otros y hacia los otros
denen el contrato entre pares.
La autora añade el elemento “zoo” a su poscosmopolitismo para realzar la existencia
de deberes positivos hacia los animales desde una lectura no simétrica, corrigiendo
la inconsistencia de las propuestas previas y repartiendo equitativamente los impac-
tos a los que sometemos a otros seres humanos y a los animales, pudiendo expresar
como responsabilidades políticas de las comunidades desarrolladas que reajusten
su modelo productivo, además de evidenciar esta lógica no recíproca de los debe-
res. Al igual que esto no se les exige a las comunidades humanas marginalizadas,
tampoco con ello, a los animales, pues son ellos los que se encuentran en situación
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 26 - 2024
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de vulnerabilidad y perjuicio, en última instancia, por nuestras acciones, y no al revés
(Arguelles, 2019).
La teorización política de esta cuestión quedaría incompleta si no se aplicaran, si-
guiendo el hilo anterior, una propuesta ambiciosa de políticas públicas. Una aplica-
ción metodológica holística de las tipologías de las políticas públicas en cada una de
sus vertientes, tanto distributivas y redistributivas como institucionales y regulativas
(Lowi, 1992). Un pulso no liberal a las relaciones inter-especie donde la regulación
pública permita asegurar la mejor circulación de sinergias entre humanos y animales
(Tafalla, 2012). Es pues, un acercamiento a las “zoo-post-cosmo-policies” como cris-
talización de estas lógicas bottom-up (Torres, 2016).
Siguiendo esta línea de políticas públicas que aproximen a los animales nuevas vi-
siones de ciudadanía, cabe abrir espacio a la incorporación de los mismos como
nuevos usuarios de los Servicios Sociales Especializados por sus particularidades
como minoría social.
Si bien no todos los grupos que conforman la sociedad tienen cobertura respecto a
sus necesidades, los Servicios Sociales se dirigen a todo ciudadano por principio de
universalidad (Alemán Bracho, 1993).
Entender pues, los servicios sociales como servicios dedicados a la promoción y
protección de la interacción humana y a la integración relacional, permite incluir a
los animales como consecuentes y partícipes del mismo, entenderles en esta pro-
puesta beneciarios del bienestar y actuaciones de los Servicios Sociales (Fantova,
2014). Así, se impediría que los animales ocuparan un lugar de interdependencia en
relación con la sociedad en su conjunto, evitando quedar relegados a un no-lugar
(Simmel, 1986).
Los animales como perjudicados por las dinámicas de vulnerabilidad-exclusión, como
último eslabón de las sociedades y por el abandono histórico e institucionalmente re-
cibido, podrían ser nuevos usuarios de los Servicios Sociales Especializados. Esta
propuesta se fundamentaría en un contexto de Administración relacional donde una
mirada relacional fuerte integradora y que valore las propuestas de los movimientos
sociales sea capaz de predominar valores democráticos y la participación de la ciu-
dadanía en su nuevo conjunto (Gómez, 2012).
Se incorporaría, por ejemplo, a los refugios de perros abandonados, en una nueva
área temática para atender sus necesidades especícas como un sector de la pobla-
ción concreta y singular, a través de técnicas, formación e instrumentos especializa-
dos que den respuestas a la garantía de su bienestar.
No solo se dirige a cumplir con objetivos de corrección política o legitimidad institu-
cional, sino que también responde a la necesidad estratégica de dirigir, adaptar e
innovar las políticas sociales (Arenas Martínez, 2016). Orientado, pues en la mejora
democrática, ampliación de derechos y libertades y a la reconguración de prácticas
sociales (Pausch, 2023).
4. DISCUSION DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Al inicio del presente artículo, se planteaba analizar los principales argumentos sobre
los animales como sujetos de derecho en nuestras sociedades. Así, se extraen dife-
rentes conclusiones relativas a los distintos apartados planteados, teniendo presente
el análisis de contenido de la literatura disponible sobre el tema.
Artículos • Francisco Sánchez Herrera
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Respecto al primer apartado se resalta que la atención al bienestar animal ha sido
más evidente en el sector agroalimentario, debido a su impacto en el ecosistema.
Además, la Política Agraria Común (PAC) ha sido el principal instrumento regulato-
rio en este sentido. Así, la inclusión del bienestar animal en las acciones de mejora
de las explotaciones representa un avance importante, ya que proporciona incen-
tivos económicos para promover prácticas más éticas y sostenibles en el sector
agroalimentario
En el segundo punto, se subraya la evolución histórica de la relación entre humanos
y animales, subrayando su utilización primordialmente en benecio humano. Se des-
taca la noción de “capacidad vinculante” de los animales y la propuesta de expandir
estos lazos a nivel comunitario, más allá de las relaciones individuales, hacia comuni-
dades de especies. Se evidencian los múltiples benecios físicos, psicológicos y so-
ciales derivados de la interacción con animales, respaldados por estudios cientícos,
pero se advierte sobre el riesgo de adoptar una perspectiva puramente utilitarista en
su integración en la sociedad, destacando la importancia de proteger su bienestar
desde valores sociales que promuevan la inclusión y el cuidado mutuo. Además, se
plantea el paradigma del conictivismo como una mirada alternativa.
En el tercer apartado, se revelan la variabilidad de posturas dentro de la izquierda
española actual hacia los animales, marcada por factores como la territorialidad. Se
entiende que conceptualización del especismo como una forma de discriminación se
presenta como un desafío para la izquierda contemporánea, que debe reexionar
sobre su inclusión en agendas políticas sin generar conictos y promoviendo una
convivencia solidaria e igualitaria entre especies. Además, la visibilización de los
animales como una minoría social dentro de las políticas sociales emerge como un
reto necesario para abordar las dinámicas sociales desde una perspectiva amplia y
no especista.
Con relación al cuarto apartado, se plantean conclusiones derivada de la obra “Zoo-
polis”, que deende una perspectiva política conjunta para aproximarse a la cuestión
de especies desde la crítica ética y proponer una nueva perspectiva política y ética
en relación con los animales no humanos.
Esto implica comprender la ciudadanía como un elemento colaborativo de intereses
subjetivos articulados, aplicando la gura del colaborador/a como persona que se
responsabiliza de las garantías de protección, bienestar o igualdad, entre otras. La
conceptualización de la ciudadanía se amplía para abarcar a los animales como
parte de comunidades políticas interconectadas, desaando visiones tradicionales
y promoviendo políticas públicas que consideren sus necesidades y derechos como
una minoría social. La propuesta de integrar a los animales como usuarios de los
Servicios Sociales Especializados representa un paso hacia una administración rela-
cional más inclusiva y democrática, reconociendo su lugar en la sociedad y buscando
garantizar su bienestar y protección.
Estas conclusiones conrman la importancia y necesidad de aportar al debate sobre
el bienestar animal, un abordaje que priorice el impacto positivo en el bienestar social
de las personas mejorando la empatía, responsabilidad, resolución de conictos e
interacción social, reubicando la cuestión animal en un vector de las políticas socia-
les, retroalimentando ambos espacios. Es clave que esta relación se base en valores
sociales que protejan y valoren a los animales como parte del bien común.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 26 - 2024
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