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Artículos • Alina Danet, Lucas J. Ruiz Díaz
y principales defensores (capacitados por su fuerza y energía característica de la
edad) del espíritu nacional. Estamos, por tanto, ante una construcción de un modelo
de juventud inspirada en los rasgos tradicionalmente atribuidos al varón en la cons-
trucción social del género de fuerza, determinación, egocentrismo y lucha. En el eje
dentro/fuera, la supuesta idiosincrasia de la juventud española se retrató por antago-
nismo y confrontación con la población inmigrante, mientras que en el marco arriba/
abajo, la posición de la juventud se situó en un máximo de vulnerabilidad, como
consecuencia de las políticas sociales llevadas a cabo por los partidos tradicionales.
Por otra parte, a través de la estrategia propagandística, Vox hizo una clara llamada
de reclutamiento político e ideológico escorado a la derecha. Siguiendo la lógica de
sus aspiraciones continuistas, Olona y Abascal instaron a los jóvenes a abandonar la
«resignación», para dar el paso a la «rebeldía». Apelando a este sentimiento carac-
terístico de la juventud, los líderes de Vox pretendían legitimarse como abanderados
de los intereses y necesidades de este grupo poblacional (Díaz Moreno, 2023).
Dispuestos a desenredar la paradoja discursiva de la victimización juvenil y su si-
multánea heroización, todos los representantes de Vox desarrollaron durante su
campaña para el 19-J una fórmula de conexión directa, cuerpo a cuerpo con los
jóvenes, basada en dos tácticas: por una parte, buscando la conanza y proximidad
y, en segundo lugar, desde la proyección de un liderazgo vertical fuerte, encarna-
do por Santiago Abascal y secundado, desde un posicionamiento complementario
y subalterno, por la candidata a la presidencia, Macarena Olona. La paradoja de la
convivencia discursiva entre proximidad y autoritarismo se resolvió, como veremos a
continuación, aplicando el discurso de género como base diferencial en la conexión
con el electorado juvenil.
El abordaje discursivo de proximidad ─conrmado por el escaso contacto con los
medios de comunicación tradicionales, pocas entrevistas y ausencia de Vox en las
ruedas de prensa─ se basó en la organización de actos «a pie de calle», «muchos
seles que todavía están de moda» (Marzo, 2022), baños de masas, paseos en co-
che o andando por lugares públicos (Méndez, 2022; Ubajo, 2022) y varios mítines
electorales. A nivel discursivo, la proximidad supuso el uso de un lenguaje informal
y cercano en prensa y mítines, cargado de coloquialismos y frases hechas que se
colaron incluso en el programa electoral del 19-J (por ejemplo, «administración para-
lela», «sindicatos y partidos subvencionados», «personal enchufado a dedo», «leyes
ideológicas» y autonómicas «inútiles que sólo añaden burocracia», etc.), así como
de una forzada anidad de género, tinte característico del modelo de liderazgo fe-
menino ─amable, cómplice, comprometido y sacricado─, promovido por Macarena
Olona y la dirección del partido.
A nivel estético, la vestimenta informal y a veces de tipo militar, adaptada a los men-
sajes de mayor radicalización y agresividad, fue un guiño evidente al deseo de co-
nectar con la población joven, a la vez que dar una imagen de naturalidad y cercanía.
Por su parte, para la conexión con el público femenino, Olona buscó una imagen de
mujer «guapa», sencilla y tradicional, muy respetuosa con los valores tradicionales
y religiosos: el colgante en forma de cruz o la medalla de Nuestra Señora de Araceli
durante el acto de Lucena, fueron los complementos elegidos como exponentes de
la simbología religiosa, cultura local y tradiciones andaluzas más castizas.
En el otro extremo, el liderazgo al más puro estilo «pater noster» (atento, vigilante,
seguro e inamovible) de Santiago Abascal, envuelto en un aura de seriedad, respon-
sabilidad y fuerza, marcó de manera ininterrumpida la campaña de la candidata, en
una especie de acompañamiento y tutela, aparentemente «necesaria» para avalar