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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
¿SE HABLA O NO SE HABLA? LA TOMA DE DECISIONES
EN EL REPARTO DEL TRABAJO DOMÉSTICO
DO YOU TALK OR DON’T YOU TALK? DECISION
MAKING IN THE DISTRIBUTION OF DOMESTIC WORK
Jesús Jurado
Serrano
jurado@ugr.es
Universidad de Granada
https://orcid.org/
0000-0001-7960-7005
José Jiménez
Cabello
josejicabello@ugr.es
Universidad de Málaga
https://orcid.org/
0000-0001-7518-2134
Diego Becerril
Ruiz
becerril@ugr.es
Universidad de Granada
https://orcid.org/
0000-0002-5876-8034
Resumen
Este trabajo se centra en analizar las
diferencias y desigualdades de género
que se producen en la toma de decisio-
nes sobre el reparto del trabajo domésti-
co en una relación de pareja. El objetivo
es examinar las diferentes formas en que
las parejas toman las decisiones, y la re-
lación que esto tiene con la distribución
de las tareas. Metodológicamente, se
aplican técnicas cuantitativas mediante
análisis de frecuencias a una submues-
tra de población andaluza obtenida a
través de la Encuesta Social General de
España (3201 de 2018). Los resultados
muestran que la desigualdad de género
es más acusada entre las parejas en las
que la toma de decisiones sobre el repar-
to de tareas en el hogar se produce de
forma implícita. Las principales conclu-
siones del estudio muestran que las pa-
rejas que hablan sobre el reparto y llegan
a un acuerdo presentan los porcentajes
más altos de corresponsabilidad.
Palabras clave: desigualdad de géne-
ro; roles de género; toma de decisiones
explícita; toma de decisiones implícita;
Andalucía.
Abstract
This paper focuses on analyzing the
gender differences and inequalities
that occur in decision-making about
the distribution of domestic work in a
couple’s relationship. The objective is to
examine the different ways that couples
make decisions, and the relationship
that this has to the distribution of tasks.
Methodologically, quantitative techniques
using frequency analysis are applied to a
subsample of the Andalusian population
obtained via the Spanish General Social
Survey (3201 of 2018). The results show
that gender inequality is more pronounced
among couples in which decision-making
about household distribution of tasks
occurs implicitly. The main ndings of the
study show that couples who talk about
sharing and come to an agreement have
the highest percentages of domestic
co-responsibility.
Keywords: gender inequality; gender
roles; explicit decision making; implicit
decision making; Andalusia.
Cómo citar este artículo/ citation: Jurado-Serrano, Jesús; Jiménez-Cabello, José; Becerril-Ruiz, Diego (2024). ¿Se
habla o no se habla? La toma de decisiones en el reparto del trabajo doméstico. ANDULI. Revista Andaluza de
Ciencias Sociales, (25), 71-92. https://doi.org/10.12795/anduli.2024.i25.04.
Recibido: 18.04.2023 ; Revisado: 19.07.2023 Aceptado: 11.11.2023. DOI: https://doi.org/10.12795/anduli.2024.i25.04.
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1. INTRODUCCIÓN
Pese a que en los últimos años la igualdad de género forma parte del discurso do-
minante, las desigualdades de género en el reparto doméstico continúan existiendo
en los hogares de la sociedad española (Julià y Escapa, 2021). Si bien, en la última
década, el tiempo que los varones dedican al trabajo doméstico ha aumentado y el
tiempo que dedican las mujeres ha disminuido (Ajenjo y García, 2014; Domínguez-
Folgueras, 2012), lo cierto es que la corresponsabilidad sigue siendo un asunto pen-
diente en la sociedad española en tanto que persiste el rol de las mujeres como
principales responsables de las tareas del hogar (García, 2020; Sanz y Pérez, 2021).
Para tratar de explicar los mecanismos que contribuyen a mantener esta desigual-
dad, la teoría de las relaciones de género se erige como uno de los principales mar-
cos de análisis (Lachance-Grzela y Bouchard, 2010; Kolpashnikova y Kan, 2021;
Tobío et al., 2021). Esta teoría parte del postulado de que existen diferencias asimé-
tricas en los roles de género que condicionan las expectativas y el uso del poder de
mujeres y varones obstaculizando el desarrollo de relaciones de género igualitarias
y corresponsables que concedan el mismo valor a las actividades domésticas de tipo
reproductivo y a las actividades de carácter productivo (Dema, 2006; Torns y Recio,
2013; Lázaro et al., 2022).
Partiendo de este marco analítico, este trabajo tiene el objetivo de analizar las dife-
rencias y desigualdades de género producidas a través de la toma de decisiones so-
bre el reparto doméstico. Se busca indagar en las distintas formas en que las parejas
toman decisiones sobre la división de las tareas domésticas y la relación que esto
tiene con el reparto. Ya que, según distintos estudios (Wiesmann et al., 2008; Agirre,
2016) estos procesos de comunicación y negociación de las parejas inuyen en la
división sexual del trabajo doméstico.
En base a estos antecedentes, el trabajo se plantea desde una óptica cuantitativa
con la que obtener un conocimiento descriptivo de la toma de decisiones, las dife-
rentes percepciones de varones y mujeres y quién nalmente realiza las tareas del
hogar. Así como el análisis de los distintos grados de desigualdad de género que se
producen en función del tipo de tarea doméstica que se lleva a cabo. Utilizando la
Encuesta Social General Española (3201 de 2018) se acota la población objeto de
estudio a la sociedad andaluza con la intención de llenar el vacío de información que
existe sobre esta Comunidad Autónoma.
La estructura del artículo está congurada de la siguiente forma: un marco teórico
que sirve de conceptualización. El método donde se explica el tipo de muestreo y
análisis utilizado. La parte de los resultados donde se exponen los principales hallaz-
gos sobre el reparto y la toma de decisiones sobre el trabajo doméstico. Y, por último,
un apartado de discusión y conclusión.
2. MARCO TEÓRICO
Trabajo doméstico y género
El trabajo doméstico es una pieza clave para el funcionamiento y el mantenimiento
de cualquier hogar, familia o sociedad (Coltrane, 2000). Sin embargo, pese a su
carácter central, es un tipo de trabajo que no está remunerado y solamente en las
últimas décadas se le ha reconocido el valor que aporta a la sociedad en términos
económicos. Esta falta de reconocimiento había supuesto tener una visión parcial y
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errónea de la economía productiva en la medida que no se contemplaba las implica-
ciones que el trabajo doméstico tenía para el PIB (Moltó y Uriel, 2007).
A esta omisión del impacto que el trabajo doméstico tiene para la economía se le
añade que su división en la sociedad presenta una fuerte brecha de género en tanto
que las mujeres han sido y son las principales responsables de su gestión y ejecu-
ción (Durán, 1987; Lanchance-Grzela y Bouchard, 2010; Sanz y Pérez, 2021). Desde
la perspectiva de género se argumenta que este carácter feminizado e invisibilizado
del trabajo doméstico está relacionado con la construcción de roles de género jerar-
quizados que perpetúan la desigualdad social entre mujeres y varones y una orga-
nización socioeconómica que relega a un segundo plano el trabajo de las mujeres
(Torns y Recio, 2013; Hagaman, 2023). A este respecto cabe mencionar cómo, pese
a que las creencias sobre los roles de género han cambiado hacia una tendencia de
corte más igualitario, un 21,8% de varones y un 15,4% de mujeres entrevistadas en
la encuesta de Familia y Género 2012 opinaban que el deber de un hombre seguía
siendo ganar dinero y el de una mujer cuidar de su familia y del hogar (Julià y Esca-
pa, 2021).
Puesto que el trabajo doméstico engloba un conjunto de tareas distintas entre sí,
éste no puede ser considerado como algo unitario. Hacer la compra, planchar, coci-
nar o hacer pequeñas reparaciones son tareas que implican inversiones de tiempo
y sentimientos distintos. Hay tareas que pueden ser más aburridas o satisfactorias
y tareas que son más rutinarias u ocasionales, estando la brecha de género más
o menos acentuada en función del tipo de actividad. Mientras que las labores más
rutinarias o repetitivas son hechas mayormente por mujeres, las tareas espontáneas
y que menos inversión de tiempo requieren son realizadas por los varones (Bianchi
et al., 2000; Domínguez-Folgueras, 2012). Asimismo, también existen variaciones
en la brecha de género dentro del conjunto de tareas realizadas por las mujeres. Un
ejemplo de esto lo tenemos en la colada donde la brecha de género es superior res-
pecto a tareas como hacer las compras con un grado mayor de corresponsabilidad
(Julià y Escapa, 2021).
Si comparamos el tiempo que mujeres y varones invierten en el trabajo doméstico,
las diferencias son sustanciales. Según la información ofrecida por el INE en su En-
cuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010, aunque las diferencias se han reducido
respecto al año 2002-2003, las mujeres siguen dedicando casi dos horas más de su
tiempo al trabajo doméstico. Situación similar para el caso de Andalucía (2009-2010)
donde las mujeres invierten 4 horas y 31 minutos diarias frente a las 2 horas y 35
minutos de los varones. En este sentido, como señala Tobío et al. (2021) cuestionar
la desigualdad de género supone que una sociedad desarrolle actitudes correspon-
sables y establezca las condiciones necesarias para el mantenimiento del equilibrio
de poder entre mujeres y varones. Si bien, en la vida cotidiana cabe distinguir entre
parejas con prácticas domésticas con alta reproducción de las relaciones de género,
parejas que reproducen el género de forma parcial y parejas que pueden llegar a
deshacer el género (Botía-Morillas, 2019).
En cualquier caso, para explicar la persistente brecha de género en el trabajo domés-
tico, los estudios han delimitado distintos factores tales como el tiempo disponible
(Dotti, 2014), los recursos relativos que aporta cada miembro de la pareja (Gonzá-
lez y Jurado-Guerrero, 2009), el nivel educativo (Gershuny y Sullivan, 2003; García,
2021) o las creencias de género de carácter tradicional o igualitario (González y
Jurado, 2015). Sin embargo, el modo en que inuye la toma de decisiones sobre el
reparto doméstico ha sido un asunto que ha recibido menos atención por parte de las
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investigaciones (Carlson y Hans, 2020). En este sentido, analizar desde la perspec-
tiva de género el modo en que se toman las decisiones sobre el reparto doméstico
y su relación con la división del trabajo doméstico resulta relevante para seguir pro-
fundizando en las condiciones necesarias para un reparto doméstico corresponsable
(Rodríguez et al., 2010).
Toma de decisiones y género
Como en toda organización social, la toma de decisiones funciona como un mecanis-
mo a través del cual establecer una división del trabajo. En el caso de la relación de
pareja, la toma de decisiones es un aspecto fundamental para analizar las dinámicas
de negociación y reparto del trabajo doméstico (Carlson y Hans, 2020). En líneas
generales, la toma de decisiones se dene como un proceso dinámico en el que las
personas deciden qué resultados y división esperan obtener y cómo alcanzarlos.
Las negociaciones y los acuerdos alcanzados a través de aquellas son realidades e
instrumentos que construyen determinadas formas de relación social (Sillars y Kalb-
esch, 1989). En el proceso de toma de decisiones las personas buscan planes de
acción y que las decisiones alcanzadas se adecuen a las circunstancias (Taniguchi
y Kaufman, 2022).
La toma de decisiones adopta dos principales formas. Así, en función del modo en
que las parejas interactúan podemos hablar de una toma de decisiones explícita o
implícita. La toma de decisiones explícita se caracteriza por ser organizada, delibera-
tiva y con una conciencia proactiva donde las personas hablan, discuten y participan
en conictos por discrepancias de intereses que tratan de negociar y resolver de
forma constructiva. Mientras que una toma de decisiones implícita se dene por ser
indirecta, no reexiva y más espontánea. Es una toma de decisiones donde suele
primar acuerdos silenciosos, es decir, no hablados y sin discusión, y basados en una
evitación de los conictos (Scanzoni y Szinovacz, 1980). En el caso de una relación
de pareja la toma de decisiones hablada y discutida es de vital importancia para
crear un sentimiento de entendimiento y de acoplamiento mutuo. Precisamente el no
entendimiento, en cualquier punto de la relación, abre la puerta a un posible conicto
y a que la dinámica de una pareja pueda verse afectada (Caruso, 2003; Jiménez-
Cabello y Ayuso, 2022). Tal entendimiento es necesario para la coordinación y coo-
peración de la pareja. Sin embargo, como se ha visto más arriba la relación de pareja
está también condicionada por la división sexual del trabajo doméstico a través de la
cual tiende a perpetuarse relaciones de género desiguales.
Siendo el género un factor que mediatiza la experiencia comunicativa de uno y otro
miembro de la pareja (Tannen, 1996), la toma de decisiones sobre aspectos que es-
tán fuertemente sexualizados hace que el acto comunicativo entre mujeres y varones
no tenga por qué ser vivido de la misma forma por ambas partes. Las diferencias
en los códigos de comunicación pueden llevar a que ciertas mujeres no se sientan
escuchadas, atendidas o tenidas en cuenta, ocasionándoles frustración por la falta
de empatía que sienten estar recibiendo. De tal modo que, aunque ambos participen
de una conversación, una y otra parte no tienen por qué sentirse reconocidos por la
forma en que se están tratando (Bengoechea, 2004).
Por otra parte, diferentes estudios muestran que cuando la toma de decisiones se
produce de un modo implícito y el reparto se realiza de forma silenciada existen se-
rias dicultades para cambiar la dinámica de roles que promueva un reparto domés-
tico corresponsable. Mientras que una toma de decisiones explícita está relacionada
con un reparto de carácter más equitativo, si las decisiones no se discuten es la
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mujer quien termina por decidir y realizar el trabajo doméstico (Mui-Teng y Knudson-
Martin, 2006; Wiesmann et al., 2008; Agirre, 2016; Garcia y Tomlinson, 2021).
Siguiendo a Dema (2006) se puede decir que esta toma de decisiones implícita sería
un efecto de la desigualdad de género congurada por la diferencia en las expec-
tativas normativas de género interiorizadas y la asimetría en el uso del poder en
la relación de pareja. Por una parte, las expectativas normativas de género están
relacionadas con la tendencia a construir lo “femenino” simbólicamente más sujeto
a los intereses de la familia o la pareja, dejando en un segundo plano los intereses
personales. Mientras que la construcción de lo “masculino” se representaría bajo un
mayor desentendimiento, menor responsabilidad sobre el hogar y una mayor defen-
sa de la propia autonomía (Julià y Escapa, 2021).
A su vez, la asimetría de poder expresaría la mayor legitimidad que los varones
creen ostentar para no mantener una relación de pareja de carácter equitativo. La
asimetría se reejaría en el mayor privilegio que buscan tener los hombres al impli-
carse en menor medida en un trabajo invisibilizado y no remunerado. Defensa del
privilegio que se observa en las resistencias que éstos ejercen para no implicarse
de forma equitativa en el trabajo doméstico frustrando los intentos de negociación
por parte de las mujeres (Rodríguez et al., 2010). Estando este carácter asimétrico
también inscrito en parejas que practican una toma de decisiones explícita al llegar
a acuerdos donde el varón obtiene un mayor benecio sobre lo pactado (Hochs-
child y Machung, 2021).
En el caso de las mujeres, la tendencia a priorizar los intereses de la pareja, la
compatibilidad con aquella y la gestión del hogar, constituyen obstáculos a la hora
de negociar conictos de intereses con el varón. Como señala Coria (2016) esta
prioridad por los otros puede generar en la mujer una imagen de la negociación
como algo violento cuando en realidad se está realizando una defensa legítima del
interés personal. El ideal de pareja como ausencia de conictos y la construcción de
lo “femenino” como renuncia de misma diculta que las mujeres puedan llegar a
plantear acuerdos en términos de equidad. Cuando lo cierto es que la confrontación
y la defensa de intereses personales resulta ser intrínseca a toda relación humana
(Coria, 2016: 191-194).
Bajo esta serie de aspectos la toma de decisiones y el reparto doméstico estarían
mediados por una asimetría de género que beneciaría en mayor medida a los varo-
nes. Lo cual diculta plantear un nuevo escenario más equitativo.
3. MÉTODO
La metodología empleada es de carácter cuantitativo. De forma concreta, para res-
ponder al objetivo planteado, se utiliza la Encuesta Social General Española (Estudio
3201 de 2018) del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La razón que sus-
tenta la selección de la misma es que contiene información precisa sobre el objeto de
estudio permitiendo la desagregación de datos por Comunidad Autónoma.
La encuesta es de ámbito nacional, cuyo universo es la población residente de am-
bos sexos de 18 años y más. El muestreo utilizado fue bietápico, estraticado por
conglomerados, teniendo una muestra nal de 5.365 personas. La fecha de realiza-
ción se produjo entre el 20 de febrero de 2017 y el 12 de junio de 2018.
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Para obtener la sub-muestra necesaria, la población andaluza, se ha procedido a
la selección de casos mediante la variable “Comunidad Autónoma”. De esta for-
ma, se ha extraído un total de 512 individuos, de los cuales 260 son hombres y
252 mujeres. Señalar que en esta investigación se analiza el caso de personas
heterosexuales.
Para el análisis de datos se ha trabajado a dos niveles: en primer lugar, se ha op-
tado por utilizar un análisis descriptivo, mediante elaboración de frecuencias. Esta
técnica es una herramienta poderosa que, entre otras cosas, ayuda a evidenciar
y a comprender los cambios producidos en la sociedad (Vázquez et al., 2010). Así
mismo, ofrece una base para el conocimiento de una realidad social no explorada
hasta el momento (Veiga de Cabo et al., 2008). La elección de esta técnica se sus-
tenta, principalmente en dos razones: por un lado, el objetivo de la investigación no
está encaminado a realizar análisis referido a la dependencia o interdependencia
de variables, modelos predictivos o comparaciones entre grupos. Por otro, y sobre
todo por la población sobre la que se focaliza el análisis, este estudio supone el
primer acercamiento a esta realidad social en Andalucía.
En segundo lugar, con la intención de reforzar el análisis realizado, se aplica el esta-
dístico Chi-cuadrado para medir la asociación entre variables. Las variables analiza-
das pueden consultarse en la siguiente tabla.
Tabla 1. Indicadores y variables utilizadas
Indicador Variables
Decisión sobre reparto de tareas domésticas
en general Reparto de las tareas domésticas (p71_1)
Tareas diarias
Hacer la colada (p70_D1)
Pequeñas reparaciones (p70_D2)
Limpieza (p70_D5)
Hacer la comida (p70_D6)
Hacer la compra(p70_D4)
Planchar (p70_D7)
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
4. RESULTADOS
La brecha de género en el reparto del trabajo doméstico y la toma de decisiones
A continuación, se presentan los resultados obtenidos mediante la técnica especi-
cada. En la tabla 2 podemos observar una clara desigualdad de género en la reali-
zación de las tareas domésticas. A excepción de las pequeñas reparaciones, tarea
más esporádica en el tiempo y realizada mayoritariamente por los varones, son las
mujeres quienes asumen la responsabilidad de realizar siempre o habitualmente
el trabajo doméstico. En línea con otros estudios (Sanz y Pérez, 2021), podemos
ver que las tareas rutinarias siguen estando altamente feminizadas. Esta brecha
de género continua la tendencia mostrada por las dos oleadas realizadas en las
encuestas de Empleo del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística (2002-2003
y 2009-2010).
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Tabla 2. Sobre la realización de tareas (%)
Siempre/
Habitual-
mente Ud.
Más o
menos por
igual, o
ambos a la
vez
Siempre/
Habitual-
mente su
cónyuge/
pareja
Lo hace
una terce-
ra persona
NS/NC Total
Hacer la colada
Hombre 6,1 19,9 71,2 2,3 0,4 100
Mujer 78,8 16,8 1,6 2,8 0,0 100
P-valor ,002
Pequeñas reparaciones
Hombre 72,5 11,5 6,5 8,8 0,4 100
Mujer 7,2 13,2 64,1 14,0 1,6 100
P-valor ,000
Hacer la compra
Hombre 16,4 53,1 28,7 1,9 0,0 100
Mujer 41,2 45,2 9,6 2,8 1,2 100
P-valor ,000
Limpieza
Hombre 3,8 33,0 57,8 5,0 0,4 100
Mujer 64,0 28,0 1,2 6,0 0,8 100
P-valor ,000
Preparar comidas
Hombre 13,4 27,6 56,3 2,3 0,4 100
Mujer 68,8 22,0 5,2 3,2 0,8 100
P-valor ,000
Planchar
Hombre 2,7 13,0 70,8 5,4 2,3 100
Mujer 78,1 9,6 3,6 6,4 2,0 100
P-valor ,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
Teniendo en cuenta el hecho de que son las mujeres quienes asumen la mayor res-
ponsabilidad doméstica, vemos que existen diferencias en el grado de implicación
de los varones según el tipo de tarea. Planchar y hacer la colada son las tareas con
menor corresponsabilidad mientras que hacer la compra y limpiar, seguido de la pre-
paración de las comidas, son las tareas con mayor grado de corresponsabilidad. Un
53,1% de los varones y un 45,2% de mujeres dicen corresponsabilizarse de hacer la
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compra. Mientras que la limpieza es la segunda tarea más compartida según un 33%
de los varones y un 27,6% de las mujeres. Frente a un 13% y 19,9% de varones y un
9,6% y un 16,8% de mujeres que dicen, respectivamente, corresponsabilizarse de la
plancha y la colada.
Sin embargo, si atendemos al porcentaje de varones que dicen realizar la tarea siem-
pre o de forma habitual encontramos el porcentaje más bajo en la limpieza con un
3,8% seguido de hacer la colada y planchar con un 6,1% y un 8,4% respectivamente.
Mientras que la compra y la preparación de las comidas con un 16,4% y un 13,4%
son las labores que los varones asumen más responsabilidad.
Por otra parte, en esta tabla podemos observar diferencias en los porcentajes que
ofrecen mujeres y varones sobre la frecuencia de participación en las tareas. De-
pendiendo de si responde uno u otro sexo, la percepción sobre la implicación en el
trabajo doméstico cambia. Hay una clara tendencia a sobrerrepresentar la propia
participación doméstica y, por consiguiente, a infrarrepresentar la participación de la
pareja. Sin embargo, las diferentes expectativas de género interiorizadas por mujeres
y varones hacen que sea más probable que los varones estén sobrerrepresentando
en mayor medida su participación en tanto que las expectativas sobre lo “masculino”,
más desvinculadas de lo doméstico, les conduzca a pensar que, cuando participan,
participan más de lo que realmente lo están haciendo.
Asimismo, estas diferencias están más acusadas cuando se les pregunta sobre
quien es el principal responsable de preparar la comida. Un 13,4% de los varones
se autoperciben como principales responsables frente a un 5,2% de las mujeres que
dicen que son sus parejas las principales responsables. Por el contrario, un 68,4% de
las mujeres dicen ser las responsables de esta tarea mientras que según los varones
este porcentaje disminuye hasta un 56,3%.
Cabe resaltar el caso de las “pequeñas reparaciones” porque la percepción sobre
quien realiza mayoritariamente este trabajo no sigue la misma dinámica. En este
caso lo que cambia es la percepción sobre el grado en que esta tarea es delegada a
una tercera persona. Frente a un 8,8% de los varones que dicen delegar las peque-
ñas reparaciones en un tercero encontramos que el porcentaje se incrementa a un
14% cuando son las mujeres quienes responden.
Centrándonos en la toma de decisiones sobre el reparto del trabajo doméstico, pode-
mos observar en la gráca 1 que, en líneas generales, las parejas tienden a hablar y
coincidir sobre cómo debe hacerse el reparto de las tareas. Un 64,6% de los varones
y un 59,4% de las mujeres dicen hablar y coincidir en el reparto. Estos datos no son
baladís ya que el desarrollo de la relación de pareja puede no resultar sencillo debido
a que debe lograrse la integración de dos individualidades (Collins y Gillath, 2012).
En este sentido, el hecho de hablar y coincidir en el reparto doméstico puede signi-
car para las parejas una manera de crear cierta cohesión a n de lograr un acopla-
miento mutuo. Como indica Vogler et al. (2008) quizás las parejas puedan creer que
una decisión compartida produce más benecios positivos para la relación que una
gestión más monopolizada por uno de los dos miembros.
Artículos • José Jiménez Cabello, Jesús Jurado Serrano, Diego Becerril Ruiz
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Gráca 1. Toma de decisiones sobre el reparto de las tareas domésticas según sexo (%)*
*P-valor ,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
Asimismo, también es signicativo el porcentaje de parejas que no hablan sobre el
reparto doméstico y tiende a prevalecer la decisión de la mujer. Un 29,9% de ellas
dicen no hablar sobre el reparto y ser ellas mismas quienes deciden sobre la forma
de realizarlo. En el caso de los varones el porcentaje es considerablemente inferior.
Un 16,2% de ellos informan que no se habla y tiende a prevalecer la decisión de la
mujer. En cambio, según los varones solo el 2,3% de ellos dice hacer prevalecer su
decisión cuando no hablan sobre el reparto. Es decir, cuando no existe una toma de
decisiones explícita es mayoritariamente la mujer la responsable de decidir sobre el
reparto. En este sentido, el hecho de que las parejas no hablen sobre el reparto do-
méstico tiende a reproducir las dinámicas de desigualdad de género donde la mujer
es la principal encargada de decidir y gestionar lo doméstico (Wiesmann et al., 2008;
Agirre, 2016).
Por otra parte, en esta gráca 1 también son signicativas las diferencias en las
percepciones entre varones y mujeres. En primer lugar, hay un porcentaje mayor de
mujeres que dicen no hablar sobre el reparto del trabajo doméstico. Un 32,3% de
mujeres frente a un 18,5% de varones. Esto estaría indicando que varones y mujeres
interpretan la situación de comunicación de un modo diferente. Mientras los varones
piensan más que ha habido una comunicación explícita sobre el reparto doméstico,
las mujeres sienten que no se han comunicado con sus parejas. Hablar sobre el re-
parto tiene unas connotaciones diferentes para unas y otros.
Estas diferencias parecen estar señalando una tendencia por parte de las mujeres
a no sentirse escuchadas por sus parejas. Mientras que los varones creen estar
participando de una conversación, las mujeres no se están sintiendo reconocidas
(Bengoechea, 2004). Para ellos, perciban o no que han coincidido en la toma de
decisiones, creen haberlo hablado. Ellos sienten que en las decisiones del reparto
doméstico hay una comunicación con la pareja y la dan por “suciente”, creyendo
satisfactorio el intercambio que han mantenido. En cambio, las mujeres entienden
que no se ha llegado a hablar sobre el reparto doméstico y que, por tanto, no se ha
producido un acto comunicativo. En base a esta diferencia, según las mujeres esta-
rían tomando la decisión del reparto en solitario sin sentir que se están comunicando
con sus parejas. Una y otra parte parecen estar viviendo en mundos paralelos.
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En segundo lugar, centrándonos en los porcentajes de las parejas que hablan sobre
el reparto doméstico y tiende a prevalecer la decisión de la mujer, podemos observar
una diferencia también signicativa entre el porcentaje de varones y mujeres que
arman que lo hablan y tiende a prevalecer la decisión de la mujer. Un 14,2% de
varones arma que prevalece la decisión de su pareja frente a un 2,8% de mujeres
que piensa que prevalece su propia decisión. Esto indicaría que existen también
diferencias de percepción sobre los resultados de la negociación. Mientras que para
las mujeres hacer explícita la toma de decisiones les hace suponer que ambas partes
han coincidido en los acuerdos alcanzados, para los varones este supuesto acuerdo
no se ha producido. Es decir, mientras que las mujeres sienten que ambos han llega-
do a un acuerdo en el que ambos se sentirían reconocidos, los varones se muestran
exteriormente de acuerdo, pero interiormente no se reconocen con lo acordado. Esto
supondría que el varón estuviese en términos de Goffman (2012) manteniendo una
fachada de consenso que le haría pensar a su pareja que han llegado a un acuerdo
cuando en realidad ellos piensan que se han limitado a aceptar las condiciones de
su pareja. Sin embargo, al contrario, no existe tal disparidad en los porcentajes.
Cuando la mujer está de acuerdo no nge estarlo. Esta fachada de consenso podría
estar relacionada, por una parte, con una falta de responsabilidad de los varones
sobre la toma de decisiones que delegan en la mujer, en última instancia, la respon-
sabilidad de gestionar lo doméstico minimizando así su implicación en el proceso.
Pero también podría estar indicando que sienten que su privilegio relacionado con la
menor implicación en lo doméstico se está viendo cuestionado por las demandas de
implicación de la mujer. Lo que les haría percibir que es ella la que manda, como si la
mujer estuviera “imponiendo” sus criterios, cuando en realidad lo que se puede estar
demandando es una mayor equidad.
La toma de decisiones y la división del trabajo doméstico
Una vez visto la forma en que se toman las decisiones del reparto doméstico y la
complejidad que esto entraña, pasamos a analizar la toma de decisiones y la relación
que ésta tiene con la forma con que la tarea se ejecuta. Como puede verse en la
tabla 3, en lo que respecta a la colada, en líneas generales, cuando la decisión sobre
el reparto la toma la mujer es ella quien también realiza la tarea. Aunque existen dife-
rencias en los porcentajes en función de si la decisión se ha llevado a cabo de forma
explícita o implícita. Si la decisión sobre el reparto se ha hecho explícita un 87,5% de
las mujeres hacen la tarea frente a un 94,7% de mujeres que realizan la tarea cuando
la decisión sobre el reparto no se ha hablado. Igualmente, un 97,7% de los varones
informan que el hecho de no hablarse y que la mujer tome la decisión del reparto de
forma implícita supone que sea ella quien realice la tarea. Porcentaje que disminuye
al 73% si la pareja habla sobre el reparto.
Por otra parte, los porcentajes más bajos de brecha de género donde la mujer es la
principal responsable son aquellos en los cuales las parejas hablan y coinciden en el
reparto (63,9% según los varones y 68,5% según las mujeres). Asimismo, dentro de
que los porcentajes de corresponsabilidad son bajos, encontramos que los más altos
están en estos grupos de parejas que hablan y coinciden en la decisión. Un 28,4% de
los varones y un 26,2% de las mujeres que lo hablan y coinciden en el reparto dicen
repartir la tarea de forma equilibrada.
Artículos • José Jiménez Cabello, Jesús Jurado Serrano, Diego Becerril Ruiz
• 81 •
Tabla 3. Decisión de reparto de tareas domésticas por hacer la colada según sexo (%)
HACER LA COLADA
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
su decisión
Lo hablan
y tiende a
prevalecer la
decisión de
su pareja
Lo hablan y
coinciden
No lo hablan
y la decisión
la toma Ud.
No lo hablan
y la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 10,8 (4) 6,5 (11) 16,7 (1) 0,0 (0)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 0,0 (0) 10,8 (4) 28,4 (48) 0,0 (0) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 100,0 (1) 73,0 (27) 63,9 (108) 83,3 (5) 97,7 (42)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 5,4 (2) 1,2 (2) 0,0 (0) 2,3 (1)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (1) 100 (37) 100 (169) 100 (6) 100 (43)
Mujeres
Siempre/habitualmente Ud. 87,5 (7) 100,0 (4) 68,5 (102) 94,7 (71) 100,0 (6)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 12,5 (1) 0,0 (0) 26,2 (39) 4,0 (3) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 0,0 (0) 2,7 (4) 0,0 (0) 0,0 (0)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 0,0 (0) 2,7 (4) 1,3 (1) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (8) 100 (4) 100 (149) 100 (75) 100 (6)
P-valor
,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
En lo que respecta a las pequeñas reparaciones (tabla 4) hay que destacar, en pri-
mer lugar, que pese a ser una tarea que realizan mayormente los varones, no son los
varones quienes deciden sobre su reparto. La mujer sigue siendo la responsable de
tomar las decisiones incluso en las tareas que menos realiza.
Por otra parte, y a diferencia de la colada, en el caso de las pequeñas reparaciones los
porcentajes se invierten. Si tomamos la opinión de los varones y comparamos aquellas
parejas donde la mujer toma la decisión sobre el reparto, encontramos que el porcentaje
de varones que asumen la responsabilidad de las pequeñas reparaciones es mayor en
aquellas parejas donde se habla (81,1%) frente a aquellas parejas donde no se habla
(73,8%). En este mismo sentido, si buscamos cómo el hecho de hablarlo o no hablarlo
afecta al tiempo que la mujer invierte en esta tarea vemos que el hecho de no hablarlo
supone que la mujer asuma más este tipo de tareas (2,7% frente a un 14,3%). Esto
supone una inversión de las dinámicas respecto al resto de tareas domésticas. Como
son los varones los que realizan mayoritariamente este tipo de tareas, la intuición haría
pensar que el hecho de no hablarlo produciría un aumento del porcentaje de varones
que realizan la tarea. Sin embargo, resulta lo contrario. Cuando no se habla sobre el
reparto de las pequeñas reparaciones el porcentaje de mujeres que asumen esta tarea
se incrementa.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 25 - 2024
• 82 •
En las respuestas que dan las mujeres se puede observar estas mismas diferencias.
Según la opinión de ellas, cuando dicen hablarlo y prevalecer su decisión, un 75% de
mujeres dice que es la pareja quien realiza la tarea. Porcentaje que disminuye a un
68% cuando la decisión sobre el reparto no se habla. Sin embargo, lo que no varía
es el porcentaje de mujeres que dicen compartir la tarea se hable o no de ello (12,5%
y 12% respectivamente).
En el caso de las parejas que lo hablan y coinciden en el reparto, aunque sigue
siendo mayoritario que el varón realice la tarea, en esta forma de tomar la decisión
sobre el reparto los porcentajes de corresponsabilidad aumentan a 16,1% según los
varones y a 15,3% según las mujeres.
Tabla 4. Decisión de reparto de tareas domésticas por hacer reparaciones según sexo (%)
REPARACIONES DEL
HOGAR
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
su decisión
Lo hablan y
tiende a pre-
valecer la
decisión de
su pareja
Lo hablan y
coinciden
No lo hablan
y la decisión
la toma Ud.
No lo hablan
y la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 81,1 (30) 71,4 (120) 42,9 (3) 73,8 (31)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 100,0 (1) 2,7 (1) 16,1 (27) 28,6 (2) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 2,7 (1) 5,4 (9) 14,3 (1) 14,3 (6)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 13,5 (5) 6,5 (11) 14,3 (1) 11,9 (5)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,6 (1) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100,0 (1) 100,0 (37) 100,0
(168) 100,0 (7) 100,0 (42)
Mujeres
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 0,0 (0) 8,7 (13) 6,7 (5) 16,7 (1)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 12,5 (1) 20,0 (1) 15,3 (23) 12,0 (9) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 75,0 (6) 60,0 (3) 61,3 (92) 68,0 (51) 66,7 (4)
Lo hace una tercera persona 12,5 (1) 20,0 (1) 12,0 (18) 13,3 (10) 16,7 (1)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 2,7 (4) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100,0 (8) 100,0 (5) 100,0
(150) 100,0 (75) 100,0 (6)
P-valor
,006
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
En cuanto a hacer la compra es la tarea donde encontramos las diferencias de por-
centajes más signicativos en función de si la toma de decisiones se ha hablado
o no. Las mujeres informan que, cuando la toma de decisiones no se habla y son
ellas quienes deciden, un 70,7% asumen la responsabilidad de hacer la compra. En
cambio, este porcentaje disminuye a un 42,9% si la pareja habla sobre el reparto. En
esta misma línea, los porcentajes de corresponsabilidad también varían en función
Artículos • José Jiménez Cabello, Jesús Jurado Serrano, Diego Becerril Ruiz
• 83 •
de si se habla o no del reparto. Según la opinión de las mujeres cuando se habla y
tiende a prevalecer su decisión un 42,9% comparten la tarea frente a un 24% que
dicen compartirla cuando la decisión se ha tomado de forma implícita o no hablada.
Sin embargo, cuando se les pregunta a los varones las diferencias porcentuales
en términos de corresponsabilidad apenas varían en función de si se habla o no se
habla. Un 40,5% dicen compartir la tarea cuando hablan con la pareja y ella decide,
frente a un 44,2% que dicen compartirla cuando no lo hablan y su pareja decide.
Ahora bien, donde sí encontramos diferencias signicativas es en los porcentajes de
varones que dicen hacer la compra siempre o habitualmente. Un 21,6% de los que
hablan sobre el reparto y prevalece la decisión de su pareja dicen ser los principales
responsables de hacer la compra frente a un 7% que dicen no hablarlo y ser ellos los
principales responsables.
Por último, las parejas que hablan sobre el reparto y coinciden en la decisión tienen
el porcentaje más alto de corresponsabilidad en un 58%. Porcentaje que coincide
para ambos sexos:
Tabla 5. Decisión de reparto de tareas domésticas por hacer la compra según sexo (%)
HACER LA COMPRA
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
su decisión
Lo hablan
y tiende a
prevalecer la
decisión de
su pareja
Lo hablan y
coinciden
No lo hablan
y la decisión
la toma Ud.
No lo hablan
y la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 21,6 (8) 18,9 (32) 16,7 (1) 7,0 (3)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 100,0 (1) 40,5 (15) 58,0 (98) 33,3 (2) 44,2 (19)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 35,1 (13) 21,9 (37) 50,0 (3) 48,8 (21)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 2,7 (1) 1,2 (2) 0,0 (0) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (1) 100 (37) 100 (169) 100 (6) 100 (43)
Mujeres
Siempre/habitualmente Ud. 42,9 (3) 40,0 (2) 24,7 (37) 70,7 (53) 66,7 (4)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 42,9 (3) 20,0 (1) 58,0 (87) 24,0 (18) 16,7 (1)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 14,3 (1) 40,0 (2) 12,0 (18) 4,0 (3) 16,7 (1)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 0,0 (0) 3,3 (5) 1,3 (1) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 2,0 (3) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (7) 100 (5) 100 (150) 100 (75) 100 (6)
P-valor
,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
Cuando se trata de hacer la limpieza (tabla 6) encontramos que cuando la decisión
sobre el reparto no se habla y la mujer decide sobre este, según un 88,4% de los
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 25 - 2024
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varones y un 89,2% de las mujeres la tarea la hace la mujer. Cuando las parejas lo
hablan y la decisión sobre el reparto la toma la mujer encontramos fuertes diferencias
de percepción. Un 85,7% de las mujeres dicen ser en estos casos las principales
responsables. Mientras que un 56,8% de los varones dicen ser ellas las principales
encargadas de limpiar. Aunque la percepción de uno y otro sexo es notablemente
diferente, también es cierto que estos porcentajes son inferiores a aquellos otros
donde la decisión se toma de forma implícita. En este sentido, dentro del grupo de
mujeres, si comparamos porcentajes, cuando la mujer toma la decisión sobre el re-
parto aquellas parejas que lo hablan de un modo explícito tienen un porcentaje de
corresponsabilidad mayor que aquellas otras parejas que no hablan sobre el reparto
(14,3% frente a 6,8%).
En lo que respecta a las parejas que hablan y coinciden en la decisión sobre el re-
parto de la limpieza, los porcentajes de parejas corresponsables son notablemente
superiores. Un 42% de los varones dicen compartir la tarea y un 41,3% de las muje-
res igualmente dicen compartir la limpieza. Si bien, los porcentajes de parejas donde
la mujer sigue siendo la principal responsable de la limpieza sigue siendo alto. Un
50,9% según los varones y un 49,3% según las mujeres.
Tabla 6. Decisión de reparto de tareas domésticas por hacer la limpieza según sexo (%)
LIMPIEZA
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
su decisión
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
la decisión
de su
pareja
Lo hablan
y coinciden
No lo
hablan y la
decisión la
toma Ud.
No lo
hablan y
la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 2,7 (1) 3,6 (6) 16,7 (1) 4,7 (2)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 0,0 (0) 29,7 (11) 42,0 (71) 33,3 (2) 4,7 (2)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 100,0 (1) 56,8 (21) 50,9 (86) 50,0 (3) 88,4 (38)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 10,8 (4) 3,0 (5) 0,0 (0) 2,3 (1)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,6 (1) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (1) 100 (37) 100 (169) 100 (6) 100 (43)
Mujeres
Siempre/habitualmente Ud. 85,7 (6) 100,0 (4) 49,3 (74) 89,2 (66) 100,0 (6)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 14,3 (1) 0,0 (0) 41,3 (62) 6,8 (5) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 0,0 (0) 2,0 (3) 0,0 (0) 0,0 (0)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 0,0 (0) 6,0 (9) 4,1 (3) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 1,3 (2) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (7) 100 (4) 100 (150) 100 (74) 100 (6)
P-valor
,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
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Si hablamos de la preparación de la comida vemos que los porcentajes del reparto
son similares a los de la limpieza. Cuando el reparto no se habla y decide la mujer un
90,5% de los varones y un 93,2% de las mujeres dicen que es la mujer quien prepara
la comida. En el caso de que la pareja hable sobre el reparto y prevalezca la decisión
de la mujer sigue siendo la mujer quien realiza habitualmente el trabajo, aunque
existen diferencias considerables en los porcentajes en función de quien responda.
Mientras que un 85,7% de las mujeres responden que son ellas quienes realizan la
tarea, ese porcentaje baja a un 59,5% cuando se les pregunta a los varones.
Estos porcentajes disminuyen considerablemente cuando las parejas hablan y coin-
ciden en la decisión. Un 47,6% de los varones y un 53,4% de las mujeres de este gru-
po de parejas dicen que es la mujer la principal responsable de preparar la comida.
Dentro de este grupo de parejas, aunque son las mujeres quienes en mayor medida
se siguen responsabilizando de la tarea también encontramos los porcentajes más
altos de corresponsabilidad. Según la opinión de los varones este porcentaje es de
un 36,3% y un 33,1% según las mujeres.
Tabla 7. Decisión de reparto de tareas domésticas por preparar la comida según sexo (%)
PREPARAR COMIDAS
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer
su decisión
Lo hablan
y tiende a
prevalecer la
decisión de
su pareja
Lo hablan y
coinciden
No lo hablan
y la decisión
la toma Ud.
No lo hablan
y la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente Ud. 0,0 (0) 13,5 (5) 14,3 (24) 16,7 (1) 2,4 (1)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 100,0 (1) 24,3 (9) 36,3 (61) 0,0 (0) 4,8 (2)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 59,5 (22) 47,6 (80) 66,7 (4) 90,5 (38)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 2,7 (1) 1,8 (3) 16,7 (1) 2,4 (1)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (1) 100 (37) 100 (168) 100 (6) 100 (42)
Mujeres
Siempre/habitualmente Ud. 85,7 (6) 100,0 (4) 53,4 (79) 93,2 (69) 83,3 (5)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 14,3 (1) 0,0 (0) 33,1 (49) 5,4 (4) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre su
cónyuge o pareja 0,0 (0) 0,0 (0) 8,1 (12) 0,0 (0) 16,7 (1)
Lo hace una tercera persona 0,0 (0) 0,0 (0) 4,1 (6) 1,4 (1) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 1,4 (2) 0,0 (0) 0,0 (0)
Total 100 (7) 100 (4) 100 (148) 100 (74) 100 (6)
P-valor
,004
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
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En último lugar, la decisión sobre el reparto de la plancha (tabla 8) presenta un patrón
similar a las tareas anteriores. Cuando la mujer toma la decisión, las parejas que lo
hablan presentan unos porcentajes más bajos de desigualdad de género frente a
las parejas que no lo hablan. Cuando las parejas no hablan sobre el reparto un 93%
de los varones y un 91,9% de las mujeres dicen que la mujer es la responsable de
planchar. Porcentaje que disminuye según las mujeres a un 85,7% cuando la pareja
habla sobre el reparto y a un 68,4% según los varones.
Teniendo en cuenta que los porcentajes de corresponsabilidad son bajos en todas
las modalidades de respuesta, aquellas parejas que lo hablan y coinciden en la deci-
sión presentan los porcentajes más altos de corresponsabilidad. Según los varones
un 17,9% y según las mujeres un 14,8%.
Tabla 8. Decisión de reparto de tareas domésticas por planchar según sexo (%)
PLANCHAR
DECISIÓN REPARTO DE TAREAS DOMÉSTICAS
Lo hablan
y tiende a
prevalecer su
decisión
Lo hablan
y tiende a
prevalecer la
decisión de
su pareja
Lo hablan y
coinciden
No lo hablan
y la decisión
la toma Ud.
No lo hablan
y la decisión
la toma su
pareja
Varones
Siempre/habitualmente
Ud. 0,0 (0) 7,9 (3) 10,1 (17) 16,7 (1) 2,3 (1)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 0,0 (0) 13,2 (5) 17,9 (30) 0,0 (0) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre
su cónyuge o pareja 100,0 (1) 68,4 (26) 65,5 (110) 66,7 (4) 93,0 (40)
Lo hace una tercera
persona 0,0 (0) 10,5 (4) 4,8 (8) 16,7 (1) 2,3 (1)
Otras situaciones 0,0 (0) 0,0 (0) 1,8 (3) 0,0 (0) 2,3 (1)
Total 100 (1) 100 (38) 100 (168) 100 (6) 100 (43)
Mujeres
Siempre/habitualmente
Ud. 85,7 (6) 60,0 (3) 71,1 (106) 91,9 (68) 100 (6)
Más o menos por igual, o
ambos a la vez 14,3 (1) 0,0 (0) 14,8 (22) 0,0 (0) 0,0 (0)
Habitualmente/siempre
su cónyuge o pareja 0,0 (0) 20,0 (1) 5,4 (8) 1,4 (1) 0,0 (0)
Lo hace una tercera
persona 0,0 (0) 0,0 (0) 7,4 (11) 4,1 (3) 0,0 (0)
Otras situaciones 0,0 (0) 20,0 (1) 1,3 (2) 2,7 (2) 0,0 (0)
Total 100 (7) 100 (5) 100 (149) 100 (74) 100 (6)
P-valor ,000
Fuente: elaboración propia a partir de la Encuesta Social General Española (2018)
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5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El presente estudio ha empleado datos a partir de la Encuesta Social General Espa-
ñola (2018) sobre preguntas relacionadas con la toma de decisiones y la ejecución
del trabajo doméstico en parejas heterosexuales que conviven en Andalucía. Los
datos indican que continúa habiendo una fuerte brecha de género en el reparto del
trabajo doméstico en tanto que las mujeres siguen siendo las principales responsa-
bles de las tareas del hogar. Dentro de la existencia de esta brecha, encontramos
desigualdades de distinto grado. Hacer la compra era la labor que más compartían
las parejas frente a planchar que tenía los porcentajes más bajos de corresponsa-
bilidad. Asimismo, tareas como hacer la limpieza y la colada eran los trabajos que
menos asumían los varones de forma solitaria. En este sentido, podemos decir que
existen tareas más o menos sexualizadas por lo que la reproducción de la desigual-
dad de género varía.
Por otra parte, también existían diferencias notables en la percepción sobre quién
hacía el trabajo doméstico. Uno y otro grupo tendían a sobrerrepresentar su implica-
ción doméstica y con ello a infrarrepresentar el trabajo de la pareja. Estas diferencias
en la percepción del trabajo coinciden con el estudio de Sanz y Pérez (2021) que
señalan el error que sería pensar que el trabajo doméstico es percibido por varones
y mujeres del mismo modo. En línea con las explicaciones basadas en la interiori-
zación de expectativas normativas de género (McClelland y Sliwa, 2023; Rinaldo y
Whalen, 2023) se apuntaría a que los varones están sobrerrepresentando en mayor
medida su participación en tanto que la construcción de lo “masculino”, más desvin-
culado de lo doméstico, inuye en que, cuando participan, se perciban a mismo
participando más de lo que realmente lo están haciendo. Aunque estas diferencias
también podrían estar inuidas por un sesgo egoísta que condiciona la percepción
que ambas partes tienen sobre su implicación con el trabajo doméstico (Tartakovsky,
2023).
En cuanto a la forma en que las parejas decían tomar las decisiones sobre el repar-
to, mayoritariamente hablaban y coincidían en cómo debía de realizarse. Aunque
también se han constatado diferencias signicativas en la percepción de varones y
mujeres sobre la toma de decisiones. Había un porcentaje considerablemente mayor
de mujeres respecto de varones que decían no haber hablado sobre el reparto do-
méstico con la pareja. Esto parece indicativo de que se están produciendo interpreta-
ciones diferentes sobre la comunicación. Hay mujeres que no se sienten escuchadas
y, consecuentemente, creen estar tomando la decisión en solitario. Para ellas la co-
municación no sería satisfactoria en tanto que no creen haber mantenido una toma
de decisiones compartida. En cambio, los varones parecen creer que es suciente y
se dan por satisfechos con la comunicación que han mantenido, creyendo que lo han
hablado y pensando que ambos se han sentido reconocidos del mismo modo en el
acto comunicativo.
Asimismo, había un porcentaje más alto de varones respecto de mujeres que arma-
ba que era la pareja quien en última instancia decidía sobre el reparto mientras que
ellas no tenían esta percepción sobre el asunto. Mientras que para las mujeres el he-
cho de hablarlo implicaba coincidir en la toma de decisiones. En términos de Goffman
(2012) estas diferencias podrían estar indicando que los varones ngen una fachada
de consenso que hace creer a la pareja que la decisión ha sido consensuada cuando
internamente ellos piensan que ha sido la mujer quien ha tomado la decisión. Esta
fachada podría estar relacionada con una menor responsabilidad de los varones que
delegan, en última instancia, la gestión de lo doméstico en la mujer. Aunque también
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podría estar indicando que ellos sienten que su mayor privilegio respecto a lo domés-
tico se está viendo cuestionado por demandas de equidad de la mujer que les hace
sentir que es ella la que decide. A este respecto, también era signicativo el hecho
de que cuando las parejas no hablaban sobre el reparto era la mujer quien asumía la
mayor carga de decidir reproduciendo los estereotipos de género que representan a
la mujer como la principal responsable de la gestión (Wiesmann et al., 2008).
En cuanto a la relación entre la toma de decisiones y el reparto doméstico observamos
diferencias signicativas en los porcentajes en función de si las parejas hablaban o
no sobre el reparto. Aunque, en todas las formas de decisión la brecha de género es
dominante, había una correlación entre una toma de decisiones en la que se había
hablado y coincidido y un reparto más equitativo. Estos hallazgos estarían indicando
que la comunicación y la participación de ambas partes en la toma de decisiones es
un factor importante para el fomento de relaciones basadas en la corresponsabilidad
doméstica (Mui-Teng y Knudson-Martin, 2006; Wiesmann et al., 2008; Agirre, 2016;
Garcia y Tomlinson, 2021). Si bien, estos porcentajes de corresponsabilidad dismi-
nuían cuando a pesar de que las parejas lo hablaban no había una coincidencia en la
decisión, siendo la mujer en última instancia quien decidía sobre el reparto.
Por otro lado, las parejas con una mayor desigualdad de género en el reparto eran
aquellas donde las decisiones sobre el reparto la tomaban las mujeres de un modo
implícito o no hablado. Incluso en las pequeñas reparaciones, tarea que mayoritaria-
mente hacen los varones, si las parejas no hablaban sobre su reparto el porcentaje
de mujeres que asumían esta tarea era mayor. Siguiendo a Vogler et al. (2008) pue-
de que se esté produciendo una retroalimentación entre la baja participación en la
toma de decisiones y la baja implicación en el trabajo doméstico.
En último lugar, pese a que los hallazgos alcanzados son relevantes para los estu-
dios sobre la desigualdad de género y las dinámicas de toma de decisiones sobre el
reparto doméstico, este trabajo presenta una serie de limitaciones. En primer lugar,
los hallazgos sobre las diferencias en las percepciones de la toma de toma de de-
cisiones son signicativos, pero sería necesario un estudio cualitativo que permita
ahondar más en las diferentes interpretaciones que se están produciendo del acto
comunicativo relacionado con el sentido de “decidir”. Por otra parte, otros estudios
que analizan la relación entre la brecha de género y la toma de decisiones sobre el
reparto doméstico han observado la inuencia que tiene tanto los ingresos de uno y
otro cónyuge (Moore, 2008) como el nivel educativo (Albert y Escardíbul, 2017). En
futuros trabajos se deberían profundizar en estos aspectos que complejizan los con-
dicionantes que afectan a la toma de decisiones. Asimismo, el enfoque cuantitativo
presenta limitaciones a la hora de no poder describir la toma de decisiones y el re-
parto doméstico de forma interrelacionada dentro de una misma pareja. En la medida
en que la toma de decisiones es dinámica y en el reparto existe una interconexión
de unas tareas con otras, las técnicas cualitativas ayudarían a saldar el escollo y
profundizar en este asunto.
CONTRIBUCIÓN DE AUTORES
Los autores han contribuido a la elaboración del artículo de la siguiente forma:
-Jesús Jurado Serrano: ha elaborado el marco teórico, los objetivos de investigación,
resultados y conclusiones del artículo
-José Jiménez Cabello: ha redactado el diseño metodológico y ha contribuido a la
redacción de los resultados y las conclusiones.
Artículos • José Jiménez Cabello, Jesús Jurado Serrano, Diego Becerril Ruiz
• 89 •
-Diego Becerril Ruiz: ha contribuido a la elaboración del marco teórico, la revisión de
los objetivos de investigación y la redacción de las conclusiones.
FINANCIACIÓN
El trabajo de Jesús Jurado Serrano está nanciado por un contrato predoctoral
(FPU19/04584) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España.
El estudio es parte de su tesis doctoral en el Programa de doctorado de Ciencias
Sociales de la Universidad de Granada.
CONFLICTO DE INTERÉS
Los autores declaran que no hay conicto de interés.
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