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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
METODOLOGÍA PARA ESTUDIAR CARNAVALES, Y EL
CASO DE LA COMARCA CINCO VILLAS (ARAGÓN,
ESPAÑA)
METHODOLOGY FOR STUDYING CARNIVALS, AND THE
CASE OF THE “CINCO VILLAS” REGION (ARAGÓN, SPAIN)
María Nogueras-Edo
Universidad de Zaragoza
noguerasm@unizar.es
https://orcid.org/0000-0001-8724-6748
Resumen
El carnaval, cuyos orígenes son precristia-
nos, es una de las estas más extendidas
entre las diferentes culturas del mundo,
pero su celebración ha sufrido prohibicio-
nes por lo que su caracterización requiere
apoyarse en testimonios generacionales.
Nuestro objetivo consiste en establecer
una metodología cualitativa para recons-
truir la celebración de la esta del carnaval
en distintos territorios y aplicarla al caso
del carnaval de la comarca aragonesa
“Cinco Villas”, compuesta de 31 pueblos.
La metodología de la investigación con-
siste en: contextualización del territorio,
trabajo de campo para la recopilación de
testimonios orales mediante historias de
vida, entrevistas focalizadas y grupos de
discusión; y luego trabajo de gabinete y
de interpretación. Los resultados prueban
que el carnaval tradicional de “Cinco Villas”
contiene ritos de fertilidad y fecundidad en
forma de bromas y juegos; con alusiones a
cosechas, la tierra y rebaños. Aunque ac-
tualmente reducido a esta infantil, la esta
duerme esperando que las elites políticas
o económicas agenden su recuperación
para cohesión social de la Comarca.
Palabras clave: patrimonio inmaterial, his-
torias de vida, grupos de discusión, entre-
vistas focalizadas, antropología cultural.
Abstract:
Carnival, the origins of which are pre-
Christian, is one of the most widespread
festivals among the different cultures of
the world, but its celebration has suffered
prohibitions so that its characterization
requires relying on generational
testimonies. Our objective is to establish
a qualitative methodology to reconstruct
the celebration of the carnival festival in
different territories and apply it to the case of
the carnival of the Aragonese region “Cinco
Villas”, which is composed of 31 villages.
The research methodology consists of:
contextualization of the territory, eldwork
for the collection of oral testimonies
through life histories, focused interviews
and discussion groups, and then cabinet
and interpretation work. The results prove
that the traditional carnival of “Cinco Villas”
contains fertility and fecundity rites in the
form of jokes and games with allusions to
crops, land and herds. Although currently
reduced to a children’s festival, the festival
sleeps waiting for the political or economic
elites to schedule its recovery for the social
cohesion of the region.
Keywords: intangible heritage, life stories,
discussion groups, focused interviews,
cultural anthropology.
Cómo citar este artículo/ citation: Nogueras-Edo, María (2023). Metodología para estudiar Carnavales y el caso de la
Comarca Cinco Villas (Aragón, España). ANDULI. Revista Andaluza de Ciencias Sociales, (24), 151-171. https://
doi.org/10.12795/anduli.2023.i24.07
Recibido: 24.10.2022. Revisado: 28.02.2023 Aceptado: 15.06.2023 DOI: https://doi.org/10.12795/anduli.2023.i24.07
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1. INTRODUCCIÓN1
El carnaval es una de las estas más extendidas entre las diferentes culturas del
mundo, por ello, no han sido pocas las investigaciones llevadas a cabo enmarcadas
dentro de las disciplinas de la Historia y la Antropología2.
Nuestro artículo pretende establecer una metodología cualitativa adaptada al estudio
de las estas locales de los carnavales y aplicarla al análisis del caso del carnaval
de la comarca aragonesa de las Cinco Villas desde sus orígenes hasta su situación
actual.
A continuación, se presenta el origen histórico y características de las estas de
carnaval en general, según los estudios realizados por distintos autores, a lo que se-
guirá la explicación de la metodología cualitativa que se ha diseñado para reconstruir
manifestaciones de carnaval a nivel local y que documentan la esta (basándonos en
la memoria colectiva de varias generaciones). En tercer lugar, se exponen los resul-
tados de la recogida de datos, categorización e interpretación realizada del caso del
carnaval de la comarca Cinco villas explicando. los diferentes rituales y simbolismos,
sobre todo, del carnaval tradicional. Por último, aludiremos la pérdida actual de esta
tradición debido al periodo de prohibición de su expresión que encumbró la tradición.
1.1. Origen y características
Para comenzar a explicar el carnaval, primero es necesario exponer su contexto
histórico con el objetivo de conocer su origen y las características de los elementos
que le otorgan su fuerte personalidad.
El carnaval es una esta de tránsito entre el invierno y la primavera, encuadrada
en los términos de puricación y fertilidad. Debemos distinguir tres periodos en su
historia: el periodo precristiano, en el que se solía jar la festividad según los ciclos
lunares y el calendario agrícola, por lo que el carnaval se celebraba en la última luna
nueva del periodo de deshielo, es decir, antes de empezar la temporada de siembra;
el periodo cristiano, donde la esta se establece según el calendario litúrgico; y, nal-
mente, el periodo posfranquista, donde se reanuda la festividad tras su interrupción
a causa de la Guerra Civil española primero y por su supresión posterior por parte
de la dictadura.
Varios autores coinciden respecto al origen pagano del carnaval, como Caro Baroja
(1983) y Roma Riu (1980), entre otros. Sopeña Genzor (1987), por ejemplo, cita la
recriminación de San Paciano a los que danzaban vestidos de ciervos en la época
romana.
Para los celtas, en esta época del año celebraban el Imbolc (1 de febrero), una de
las estas titulares de esta antigua cultura, que tenía como protagonista al fuego pu-
ricador en honor a la diosa Brigit. El ritual más conocido que se realizaba durante la
celebración consistía en verter leche de oveja sobre la tierra como símbolo de fertili-
dad (Arduini, 2003: 36). Como veremos más adelante, se ha mantenido en el tiempo
esta tipología de ritos de preservación agrícola.
1 El artículo que a continuación se presenta corresponde a una parte de la tesis doctoral sobre el
Patrimonio Cultural Inmaterial de la comarca de las Cinco Villas, que se está realizando desde el
2018, dentro del programa de doctorado: Patrimonio, sociedades y espacios de frontera pertene-
ciente al Consorcio Campus Iberus de la Universidad de Zaragoza.
2 Destacamos: Carnavales y esta de locos de Jacques Heers (1988), El carnaval: análisis histó-
rico-cultural Julio Caro Baroja (1965), El carnaval y sus rituales: algunas lecturas antropológicas
Joan Prat i Carós (1993), y El carnaval: ensayos de mitología popular Claude Gaignebet (1974).
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También guarda relación con las Lupercales romanas, festividad de los pastores don-
de se veneraba al dios Fauno -en Grecia llamado Pan-. Según Ovidio (Fastos II),
durante el 15 de febrero3, los Lupercos después de sacricar y despellejar a un ma-
cho cabrío, corrían desnudos por los montes con las tiras de piel en la mano, siendo
su objetivo golpear las espaldas de mujeres, acto permitido por ellas, puesto ese
gesto proporcionaba fertilidad (Gaignebet, 1984: 14-15). Según Caro Baroja (1983),
además de esta clara relación con la con la fertilidad y la fecundidad, esta festividad
suponía también un rito de preservación y protección pastoril contra lobos y zorros4.
En cualquier caso, el origen del carnaval es complejo y se escapa a los objetivos de
este estudio por lo que nos centraremos en el segundo periodo, a partir del comienzo
de la cristianización del carnaval.
La llegada del cristianismo intentó reorientar la festividad dándole un sentido más
casto. A nales del siglo V, el Papa Gelasio I, al observar el descontrol que se pro-
ducía en las Lupercales, decide sustituir la festividad por la de la Candelaria, que
rememora la Puricación de la Virgen 40 días después de su parto (Cortázar, 1944:
275). Curiosamente y según Torres Sevilla (2010: 35-42), esta esta cristiana adoptó
características de las Lupercales y de la esta celta de Imbolc, sobre todo la presen-
cia del fuego como uno de los elementos protagonistas de la celebración.
Lo cierto es que esta esta se celebraba durante todo el ciclo invernal (diciembre,
enero y febrero), y en ella se englobaban otros festejos cuya característica solía ser
la alteración de las normas de conducta esperadas. Entre ellos podemos citar los
Santos Inocentes o las numerosas hogueras (de nuevo el fuego como protagonista)
que se celebran en honor a diversos santos como: San Antón, San Sebastián, Santa
Lucía, San Babil, entre otros (Del Campo Tejedor, 2020: 7).
Parece claro que la naturaleza pagana de la tradición hizo que el citado intento de
reorientación no tuviera éxito y triunfase el “todo está permitido”. Eran días donde
se eludían las legislaciones eclesiásticas y de orden público, hecho que se ha man-
tenido a lo largo del tiempo como ha quedado constancia en varias obras literarias.
Así nos lo muestra el Arcipeste de Hita (1333), en su obra Libro del buen amor y la
constante lucha de don Carnal y doña Quaresma; o, dos siglos más tarde, François
Rabelais quien nos retrata el mismo escenario cómico y burlesco, (Bajtin,1987). Y, no
debemos olvidarnos de la novela costumbrista de Foz y Burges (1985), donde plas-
ma en la Vida de Pedro Saputo algunas de las características del carnaval durante la
primera mitad del siglo XIX en Aragón5.
3 El origen etimológico de febrero proviene del latín februare, que dio nombre al mes, pero su sig-
nicado primitivo es “puricar”, “expiar” (Equipo de redacción CAI, 2000: 16). También, se asocia
a este mes el dios etrusco Februus, divinidad de ultratumba y de la ebre, pero también de la
puricación (Montserrat, 2013: 374).
4 Según Caro Baroja (1983), eran frecuentes en el carnaval los ritos de preservación del ganado,
base fundamental de la economía, contra los animales que los atacaban. Nos expone el ejemplo
de la esta vasca de Otsabilko, cuya etimología signica “recoger para el lobo”, consistía en que
los niños de la localidad recolectaban chorizo, jamón o huevos para dar de comer al lobo y así
dejarlo satisfecho con el n de que no atacara al rebaño.
5 Pedro Saputo nace en Almudévar, que es una población situada en la provincia de Huesca, a 20
kilómetros del pueblo más cercano de las Cinco Villas (Marracos). A lo largo de su vida, el perso-
naje de dicha novela visitó otros municipios oscenses como: Alquézar, Aínsa, San Victorián, Jaca
y San Juan de la Peña, además de las ciudades de Huesca y Zaragoza.
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Lo cierto es que es reconocido por diferentes autores6 como una el imagen del
folclore aragonés, y aunque no lo nombre directamente, se reconocen elementos
carnavalescos como: el nombrar a un loco casi bufonesco que se podría asimilar a
la concepción de Bajtín (1987) cuando explica la “esta de los locos”. Así como, los
pasacalles de la tuna, el sermón de la bofetada o su transgresión al disfrazarse con
un hábito de monja para ingresar en un convento, todo ello alude a una realidad gro-
tesca y fantástica que se asimila con el carnaval.
Es en este contexto donde se desarrolla el carnaval tradicional de las Cinco Villas por
lo que a continuación describiremos sus rituales y símbolos generales y particulares
de cada municipio o grupo de municipios.
2. METODOLOGÍA Y MATERIALES
El objetivo de esta investigación consiste en establecer una metodología cualitativa
para reconstruir la celebración de la esta del carnaval en distintos territorios y apli-
carla al caso del carnaval de la Comarca Aragonesa “Cinco Villas”, compuesta de 31
pueblos.
Puede considerarse al carnaval como una tradición innata en nuestra identidad cul-
tural ya que para el hombre la necesidad de celebrar estas traspasa incluso al plano
antropológico y biológico, siendo una de nuestras razones vitales (Gil Calvo, 1991:
26). Por otra parte, cuando hablamos de festividad tradicional, hablamos del nexo
de unión entre el pasado y el presente, condición que le da las características de
estar en continuo cambio, con dinamismo, y ser adaptativa a cualquier circunstancia;
como dice Marcos Arévalo (2004), en su perpetuidad está en continuo cambio, como
ocurre con muchos elementos pertenecientes al patrimonio inmaterial. De hecho, si
no lo hiciese, acabaría por desaparecer, ya que no se ajustaría a las condiciones de
vida del grupo.
La revalorización de la esta tradicional y la transmisión de este conocimiento hacia
las nuevas generaciones provoca que se perpetúe en el tiempo la memoria colecti-
va. Y para que esto suceda, es decir, para recuperar cualquier elemento del pasado
que se ha transmitido de forma oral y por la observación, debemos registrar aquellos
testimonios y darles un valor documental, también para su estudio e interpretación
(Pérez Taylor, 2002: 12).
En este sentido, las actividades más adecuadas son: su documentación a través de
la investigación y trabajo de campo, además de su plasmación en soportes materia-
les como grabaciones de entrevistas o registros audiovisuales. Por ello, en la pre-
sente investigación de una esta de carnaval local se ha concebido llevar a cabo una
metodología sintética que ha reunido a tres ciencias sociales interconectadas entre
sí: la Etnografía, a través de la recopilación y estudio de datos mediante un trabajo
de campo (fuentes primarias); la Etnología, gracias al trabajo de gabinete (análisis de
fuentes secundarias); y la Antropología cultural para la fase interpretativa de nuestro
estudio. No debemos perder de vista, sin embargo, que este trabajo se analiza desde
un punto de vista patrimonial.
6 Destacamos: Ynduráin Hernández (1969) De nuevo sobre el Pedro Saputo (notas de estructura-
lismo en la narrativa popular), Beltrán Martínez (1919) Introducción al folklore aragonés, López
García (1999) La vida de San Pedro Saputo como construcción folclórica y Villalba Sebastián
(1987) [Tesina] Aproximación al estudio del folclore en «La vida de Pedro Saputo»: importancia
del cuento popular.
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La metodología de la investigación se compone de varias etapas y técnicas aplica-
das: la contextualización del territorio, el trabajo de campo de recopilación de testi-
monios orales mediante las técnicas de historias de vida, entrevistas focalizadas y
grupos de discusión; junto con el posterior trabajo de gabinete y de interpretación. A
continuación, se justica el uso de las distintas técnicas de estudio propuestas y los
criterios para su aplicación al caso del carnaval de la Comarca Cinco Villas (Aragón,
España):
2.1. Trabajo de campo
Angrosino (2012) dene el trabajo de campo como una investigación social realizada
en los entornos naturales donde las personas viven o trabajan. Es la metodología
aplicada para la recopilación de distintos testimonios orales acerca de la festividad
del carnaval, que tiene como epicentro el proceso etnográco. Alvar López (1981),
insiste sobre este hecho, puesto que por muy grande que sea nuestra formación
teórica, nos faltará siempre la realidad vivida por el “otro”.
Es por esto por lo que hemos considerado la movilidad una parte elemental de la
investigación, visitando las distintas localidades de las Cinco Villas con objeto de
recopilar y asimilar los recuerdos del carnaval.
Una vez se entablaba la conanza suciente, se planteaba la entrevista cuya es-
tructura describiremos más adelante. Cabe decir que no solo se trataba el tema del
carnaval sino de todos los elementos pertenecientes al patrimonio inmaterial del mu-
nicipio, comenzando con cuestiones sencillas abiertas e informales para, a conti-
nuación, indagar en los datos que considerábamos importantes con preguntas más
concretas (Bohannan, 1996: 39).
Hay que destacar que la necesidad de la conanza entre el entrevistador y el entre-
vistado es de vital importancia, más si cabe para el caso del carnaval pues, al ser
un elemento inmaterial prohibido en determinados periodos (vid infra), a muchos
informantes les causaba reparo hablar de esta festividad y hasta pasado un tiempo
de entrevista -incluso tras esta-, no nos proporcionaban datos más allá de los mera-
mente descriptivos.
Partiendo de esta premisa, para recabar estas valiosas fuentes primarias hemos
empleado la combinación de tres técnicas cualitativas: historias de vida, entrevistas
focalizadas y grupos de discusión. Debemos indicar que, aunque nuestra metodo-
logía se encuadre, como hemos apuntado, en la etnografía, estas técnicas también
son utilizadas por otras disciplinas, entre ellas la Sociología.
2.1.1. Técnicas cualitativas: historias de vida, entrevistas focalizadas y grupos
de discusión.
Como punto inicial, para el proceso de selección de los informantes hemos elaborado
una división entre generaciones. A este respecto, coincidimos con la teoría estableci-
da por Ortega y Gasset (1964), que nos habla de que en un mismo tiempo conviven
tres tiempos vitales distintos, es decir; vive un muchacho, un hombre maduro y un
anciano, por lo que el mismo periodo tiene tres signicados diferentes.
Si este pensamiento lo aplicamos a la presente investigación, la misma tradición no
ha sido vista ni vivida de la misma forma por los informantes, puesto que las creen-
cias de cada tiempo van cambiando (Martin, 2008: 103). Por lo tanto, se debe contar
con todas las generaciones aun presentes y que hayan vivido la cuestión investiga-
da, para comprender la evolución del patrimonio cultural inmaterial.
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Aunque hemos tenido en cuenta la línea de autores anteriores, que han realizado es-
tudios similares7 al nuestro, hemos ampliado el tamaño de la muestra. No solo hemos
considerado a las personas de más edad como informantes sino también a aquellos
más jóvenes (Generación X y Millenials) que han intentado recopilar y recuperar los
elementos inmateriales, su memoria colectiva. Además, son los que han vivido en pri-
mera persona cómo los habitantes de cada localidad contaban sus recuerdos más
cercanos y personales.
Por otra parte, estos nuevos informantes (en su mayoría de la Generación X) han sido
seleccionados para participar en nuestro estudio por su gran conocimiento respecto a
los elementos inmateriales, cuya información la han obtenido también por medio de su
trayectoria laboral, su participación en actos sociales o por tradición familiar.
La división generacional que estamos mencionando y que proponemos está basada
en la teoría de Strauss y Howe (1991) según la cual esta, dependiendo del país y de
su contexto histórico, puedevariar en número de años. Por ello, hemos optado por la
clasicación establecida por Zemke, Raines y Filipczak (2013), por ser la que más se
ajusta a la situación histórica-social de España8.
En la siguiente tabla se muestran las cuatro generaciones y la herramienta cualtitativa,
que hemos utilizado para recopilar la información que nos ha proporcionado cada una.
Tabla 1: Metodología cualitativa aplicada según generación al que pertenece el informante.
Fuente: Elaboración de la autora mediante la clasicación de generaciones
propuesta por Zemke, Raines y Filipczak (2013).
7 Bajén García y Gros Herrero (1994), en su estudio Archivo de tradición oral” La tradición oral en las
Cinco Villas. Cinco Villas, Valdonsella y Alta Zaragoza entrevistaron durante dos años (1990-1992)
a las personas más ancianas de cada municipio de las Cinco Villas. Aunque, debemos recordar
que en este estudio excluye a las localidades de Valpalmas, Puendeluna, Luna, Ardisa, Piedrataja-
da, Marracos, Las Pedrosas, Sierra de Luna y Castejón de Valdejasa. Se debe a que la ordenación
territorial de Aragón tal y como la conocemos hoy, tiene su origen en la Ley 10/1993, de Comar-
calización de Aragón, pero no fue hasta el 2002 cuando se instauraron los límites de la Comarca
de las Cinco Villas. En su investigación se incluyen habitantes de la Generación Grandiosa o G.I
(1915-1927) e incluso de nales del siglo XIX, puesto que muchos seguían con vida. Arbués Possat
(2012), Tradiciones, costumbres y lengua en Fuencalderas. Este autor utiliza el método autobiográ-
co, puesto que investiga sobre sus propias vivencias. Del mismo modo, Sierra Sangüesa (2004)
realizó el Vocabulario general de las Cinco Villas, que se compone de grabaciones que reejan la
manera de hablar tradicional de cada localidad, antes de que se homogeneizara el lenguaje.
8 De las actuales 5 generaciones que conviven, hemos excluido a las Generaciones Z y Alfa ya
que no pueden incluirse en nuestra investigación al no haber vivido el carnaval tradicional y/o no
haberse podido interesar, debido a su corta edad, por su recuperación.
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Gráco 1: Muestra de informantes según generación a la que pertenecen.
Fuente: Elaboración de la autora mediante los datos obtenidos de las entrevistas.
Respecto al tamaño de la muestra, hemos visitado un total de 31 localidades, de las
cuales se ha obtenido un tiempo de grabación de 25 horas y 41 minutos. Estas gra-
baciones corresponden a un total de 44 entrevistas y cuatro grupos de discusión. La
media de edad de los 66 informantes ha sido de 68’4 años.
De esta muestra, 30 informantes no tenían ningún recuerdo del carnaval, y 6 de ellos
conocían de su existencia, pero no tenían ningún recuerdo. Únicamente 23 informan-
tes han hablado en primera persona de recuerdos propios. Mientras que los otros 7
nos han proporcionado información de recuerdos de familiares cercanos de cómo
era, todos ellos de la Generación X. Para mejor comprensión, hemos elaborado el
siguiente gráco con el objetivo de expresar con mayor claridad el tipo de recuerdo
que hemos compilado con las técnicas cualitativas.
Gráco 2: Tipo de recuerdos de los informantes sobre el carnaval de “Cinco Villas”.
Fuente: Elaboración de la autora mediante los datos obtenidos de las entrevistas.
A la hora de elegir a los informantes y el número de entrevistas realizadas, también
hemos tenido en cuenta la posibilidad de lo que hemos denominado como “fallo de
memoria”: posibles errores provocados por causas naturales como la edad. Por ello,
hemos visto coherente realizar un mínimo de dos entrevistas en cada municipio de
la comarca, número que no es muy elevado porque debemos tener en cuenta que
alguna de las localidades estudiadas apenas cuenta actualmente con habitantes.
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2.2. Trabajo de gabinete
El trabajo de gabinete ha estado presente en momentos anteriores a las entrevistas
a través del análisis de fuentes secundarias para todos los aspectos introductorios y
teóricos; y también después del trabajo de campo, para abordar el estudio etnológico.
A través de la comparación y estudio obtendremos el análisis cientíco que es el que
nos proporciona resultados para entender la evolución social de los pueblos, y su
situación actual y deja entrever las perspectivas futuras (Münch Galindo, 1994: 40).
Esta fase, en nuestro caso, se ha basado en la consulta de los estudios elaborados
sobre el carnaval en nuestro país generales o particulares, es decir, referidos a un
territorio concreto; y también en el análisis de determinadas fuentes primarias pro-
porcionadas por los informantes. También incluimos aquí todas las tareas llevadas a
cabo con las entrevistas realizadas.
Las fuentes secundarias que describen aspectos relativos al carnaval tradicional es-
tán condicionadas por la prohibición de esta festividad a partir de 1937 (vid infra),
factor que explica que todas las publicaciones y estudios sobre dicha tradición sean
posteriores a los años 80. Anterior a esa fecha tan solo hemos podido consultar El
carnaval: análisis histórico-cultural, de Caro Baroja (1965). Bien es cierto que esta
carencia inicial se suplió en las primeras décadas posfranquistas, momento en el que
sucedió un “boom” de investigaciones y publicaciones sobre esta esta9.
En cuanto al trabajo de gabinete con las fuentes primarias, han sido de nuevo los
informantes los que nos han facilitado diarios, fotografías y cartas privadas. Entende-
mos que la compilación de esta documentación se hace necesaria en cualquier estu-
dio de estas características para evitar, entre otras cosas, su desaparición inminente
ante la fragilidad de los soportes (Asiáin Ansorena, 2016: 111-136).
Por su parte, el material obtenido de las grabaciones de las entrevistas propiamen-
te dicho hubo de ser trabajado para poder disponer de un registro más exhaustivo
(Seid, 2016: 3). Ha sido necesaria la transcripción de las grabaciones mediante un
sistema de escritura, herramienta fundamental para el desglose y la comparativa de
la etnología. Se ha realizado de manera textual y completa, sin suprimir los posibles
errores de expresión, reiteraciones, interjecciones y contradicciones10. Cualquier mo-
dicación u omisión en esta fase de registro de información implicaría una alteración
en los datos nales (Seid, 2016: 3).
Cada entrevista, después de ser transcrita, ha sido codicada para obtener el análi-
sis cualitativo completo. Con base a eso, cada vez que hablamos de una entrevista
(focalizada o historia de vida), en el epígrafe de resultados, hemos utilizado la letra
E. acompañada de un número que va asociado a un informador, seguido de otras
cifras indicativas del párrafo donde se ha citado dicha información. Por otra parte, no
hemos mostrado el nombre del informador por protección de datos, si bien contamos
con su consentimiento rmado. De igual manera, los grupos de discusión se han
codicado como: G.D. y el número de grupo, seguido de los números de párrafo. Los
números que se han asignado corresponden al orden cronológico según el cual los
hemos organizado.
9 Entre ellas, hemos destacado las siguientes: Roma Riu, Aragón y el carnaval (1980), Garmendia
Larrañaga, Carnaval en Navarra (1984), Castañar Ramos, El peropalo: un rito de la España má-
gica” (1985), Mariño Ferro, Entroido en Galicia (1987).
10 En muchas ocasiones, lo que nosotros hemos considerado errores lingüísticos, pueden ser ex-
presiones o construcciones gramaticales hechas en lengua aragonesa, es por ello por lo que
debemos prestar atención y no armar que simplemente es un error de expresión.
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Como hemos comentado anteriormente, lo que aquí se presenta es una parte de una
tesis doctoral sobre el patrimonio inmaterial de las Cinco Villas, por lo que también
debemos mencionar que en esta tarea de codicación hemos realizado una sistema-
tización temática, que ha consistido en el ordenamiento y la clasicación de datos e
informaciones. Cada elemento inmaterial está numerado dentro del inventario gene-
ral correspondiente, pero como lo que aquí se presenta versa únicamente sobre el
carnaval, no hemos visto oportuno incluir esta cifra.
2.3. Interpretación
La última fase de nuestra investigación es la interpretación desde el punto de vista
de la Antropología cultural, que persigue el objetivo de producir reexiones teóricas
mediante los resultados empíricos obtenidos por la Etnología, es decir, es la etapa
que se ocupa de la descripción y análisis de las culturas (Harris et al., 1990: 3).
En nuestro caso, no nos hemos limitado a la descripción, sino que hemos buscado
su origen factible y su posible explicación. No debemos olvidar que, con base a las
disciplinas de estudio anteriormente citadas, hemos comparado los diferentes carna-
vales de los municipios visitados, puesto que, las estas de carnaval se celebraban
habitualmente y en todas las comunidades, en cada una de ellas hay una historia
diferente que queda reejada en la plasmación material de esa tradición (Rodriguez
Becerra, 1982: 31).
Al hilo de lo anterior, en muchos casos se ha obtenido información de un acto concre-
to en un solo municipio o un pequeño grupo de ellos, por lo que a veces, a tenor de
los datos de los que disponemos, nos es imposible generalizar si toda esa costumbre
se realizaba en todo el territorio de las Cinco Villas.
3. RESULTADOS
En el presente capítulo se presentan los resultados obtenidos de la aplicación de la
metodología diseñada más arriba, a la reconstrucción de las características propias
del carnaval tradicional de las Cinco Villas. En primer lugar, se contextualiza el terri-
torio en que se sitúan las localidades. En segundo lugar, se describen los rituales,
costumbres y símbolos que caracterizaron al carnaval antes de su prohibición en
1937 (las guras faunísticas, las bromas y engaños, las costumbres relacionadas con
la agricultura y las trasgresiones). Y, para terminar la presentación de resultados, se
expone la prohibición del carnaval y sus características postfranquistas y actuales.
3.1. La Comarca de las Cinco Villas
La Comarca11 de las Cinco Villas se sitúa en la parte noroccidental de la provincia de
Zaragoza. Limita al este con la comarca de la Hoya de Huesca, al sur con la Ribera
Alta del Ebro, la Comarca Central y con el Campo de Borja, al norte con la Jacetania
y al oeste con la Comunidad Foral de Navarra.
11 “Comarca” es una división administrativa del territorio aragonés recogida en el Estatuto de Au-
tonomía de Aragón (1982). Su denición se encuentra en el artículo 83: “Las comarcas son
entidades territoriales, constituidas por la agrupación de municipios limítrofes, vinculados por
características e intereses comunes, fundamentales para la vertebración territorial aragonesa”.
Se rige por el Decreto Legislativo 1/2006, de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley de Comarcalización de Aragón.
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Figura 1: Mapa de localización de la comarca aragonesa de las Cinco Villas.
Fuente: Elaboración propia a partir de la herramienta QGIS.
La supercie que ocupa es de 3.062 km²; es por lo tanto la más extensa de Aragón,
aunque en censo poblacional se sitúa en quinto puesto. La población se distribuye
de una forma desigual puesto que, a pesar de los numerosos pueblos existentes, el
55,3% del total se agrupa en Ejea de los Caballeros, capital de la comarca.
Desde el punto de vista geográco, el territorio está dividido en dos unidades mor-
foestructurales distintas; por un lado, las Altas Cinco Villas12 con un relieve prepire-
naico que surge en la orogenia alpina, y, por otro lado, la zona baja con depresiones
de la era terciaria, considerándose un territorio de transición de la montaña al llano
(Bajén García y Gros Herrero, 1994: 29).
Las barreras geológicas naturales han originado el aislamiento geográco respecto
a ciertas zonas y han fomentado el ujo poblacional hacia otras. A este respecto,
existen regiones naturales como la Valdonsella, un valle de formaciones rocosas
con salida natural a tierras navarras que permite el contacto constante entre ambos
territorios. Lo mismo sucede en la zona baja de la depresión del Ebro, río que ha
permitido una continua conexión con Zaragoza.
La comarca de las Cinco Villas es considerada un territorio de frontera, no solo des-
de el punto de vista geográco, sino también por los límites políticos que le han
afectado a lo largo de la historia. Se considera que las primeras fronteras políticas
documentadas en el territorio de las Cinco Villas actuales se formaron en el periodo
12 La división entre las dos partes del territorio de las Cinco Villas es la siguiente: Las Altas Cinco
Villas, compuestas por los municipios de Bagüés, Biel, Castilliscar, El Frago, Isuerre, Lobera
de Onsella, Longás, Los Pintanos, Luesia, Navardún, Orés, Sos del Rey Católico, Uncastillo y
Urriés; y Las Bajas Cinco Villas con Ardisa, Asín, Biota, Castejón de Valdejasa, Ejea de los caba-
lleros, Erla, Las Pedrosas, Layana, Luna, Marracos, Piedratajada, Puendeluna, Sádaba, Sierra
de luna, Tauste y Valpalmas.
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prerromano13. En el límite fronterizo convivían las etnias prerromanas de los suesse-
tanos, sedetanos, iacetanos y vascones.
En el año 197 a.C., se realizó la primera división de la península ibérica en dos
grandes provincias: Hispania Citerior e Hispania Ulterior, para pasar en el año 27
a.C. a ser tres: Bética, Tarraconense y Lusitana. Posiblemente también en época de
Augusto, estas se dividieron en límites administrativos más pequeños: los conventus
(Andreu Pintado, 2007: 268-272). La zona donde actualmente se sitúa la Comarca
de las Cinco Villas pasó a formar parte del Conventus Iuridicus Caesaragustano, de
mayor extensión que el actual límite de Aragón, un lugar estratégico de paso14 entre
las dos importantes ciudades de Caesaragusta (Zaragoza) y Pompaelo (Pamplona).
Con la llegada de los musulmanes, en el año 714, las Cinco Villas vuelven a jugar
un papel importante en cuanto a su posición lindante, en este caso entre estos y los
cristianos15. Mientras la cultura islámica se desarrollaba en la mayoría del territorio
de lo que hoy conocemos como Aragón, en el norte, los cristianos empezaron a or-
ganizarse como Estados Condales. Las Altas Cinco Villas pertenecieron al Condado
de Aragón desde prácticamente su creación debido a que el río Onsella realizaba
la función de frontera natural. Este fenómeno se materializó y aún es visible hoy en
día a través de las numerosas forticaciones situadas en Sangüesa-Sos-Uncastillo-
Luesia-Biel-Agüero-Murillo de Gállego (Sesma Muñoz, 1980: 108).
En cualquier caso, las fronteras constituidas en la Alta y Baja Edad Media, con es-
casas variaciones, son los actuales límites entre la Comunidad Foral de Navarra y la
Comunidad Autónoma de Aragón16.
Así las cosas, a la hora de llevar a cabo un tipo de estudio como el presente hemos
tenido en cuenta que el patrimonio cultural inmaterial reeja los cambios sociales,
políticos, económicos y culturales de un territorio. Por esa razón, hemos seleccio-
nado dicha comarca puesto que goza de un patrimonio cultural envidiable, en gran
parte gracias a su ubicación, que como hemos visto ha provocado un encuentro
continuo de culturas que han repercutido en la identidad actual de la población y sus
tradiciones.
13 Marco Simón (2003) expone la dicultad de conocer el proceso formativo de estos pueblos,
puesto que existe una carencia de documentos literarios, epigrácos y arqueológicos, siendo la
mayoría de información que tenemos procedente de las fuentes romanas
14 La vía de comunicación de mayor importancia fue construida por las legiones VI y X (Aguarod
Otal y Lostal Pros apud Espinosa Criado y Magallón Botaya, 2013), y transcurre por las localida-
des de Castilliscar, Sofuentes, Sos del Rey Católico y ya en Navarra, Sangüesa y Pompelo. De
igual forma, se une con la calzada de Hispania in Aquitania que atraviesa el paso fronterizo de
Roncesvalles. Otra de gran importancia es la Vía Ravenate que discurre por Cara (Santacara,
Navarra), Teracha (Los Bañales) y Segia (Ejea de los Caballeros). Por último, se destaca la Vía
de La Canal de Berdún, ruta secundaria que se desarrolla de forma paralela al curso del río Ara-
gón (Espinosa Criado & Magallón Botaya, 2013).
15 Son numerosos los autores que citan la frontera que dividía las Cinco Villas: por un lado, Sénac
(2000) en su investigación sobre las fronteras en el norte del Ebro, establece una línea desde las
Cinco Villas hasta el Valle del Segre hipótesis apoyada por Cabañero Subiza (2007) que esta-
blece el límite navarroaragonés de asentamientos musulmanes en Valtierra-Arguedas-Sádaba-
Biota-Malpica de Arba-Yéqueda.
16 Un caso curioso a este respecto es Petilla de Aragón, un municipio situado en territorio cin-
covillés: para pagar la deuda que el rey Pedro II de Aragón contrajo con Sancho VII el Fuerte
(1194 - 1234), rey de Navarra, el aragonés empeñó este territorio (Martinena Ruiz, 2015: 32-54).
Tampoco pudo pagar el préstamo su hijo, Jaime I, así que renunció a cualquier privilegio sobre
Petilla, hasta el día de hoy, que sigue perteneciendo a los navarros.
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3.2. El carnaval tradicional de las Cinco Villas: ritual, costumbres y símbolos.
Alegoría de los animales en el carnaval
Algunos animales cumplen funciones protagonistas en muchos rituales carnavales-
cos. A continuación, se muestran los hallados en la memoria colectiva de los habitan-
tes de las Cinco Villas.
El oso, en el contexto de esta interpretación, es una de las guras faunísticas más
arraigadas en todo el territorio europeo y que aún pervive en el Pirineo español. Este
animal era considerado el vaticinador del n de las nevadas y el inicio de la prima-
vera y del renacimiento de la vida. Según la tradición, al llegar la fecha de carnaval,
se despierta de su largo letargo invernal: si al despertarse observa claridad -siempre
asociada a la luna llena-, vuelve a su hibernación durante cuarenta días más; pero
si, por el contrario, observa oscuridad -es decir luna nueva-, signica el inicio de su
actividad y por lo tanto el n del invierno (Bidador, 2016: 8).
Claude Gaignebet (1984) establece la fecha del 2 de febrero como el día concreto en el
que el oso sale de su escondrijo para examinar el tiempo. Además, también nos indica
que, si el oso decide retornar a su guarida, el invierno durará hasta el 10 de marzo.
Esta creencia es similar al conocido Día de la Marmota que se celebra todos los días
2 de febrero -misma fecha que establece Gaignebet- en Estados Unidos y Canadá.
Es la práctica folclórica que utilizaban los agricultores con el n de estimar cuándo
debían comenzar a preparar los campos para su cultivo (Yoder, 2003: 43), siendo,
por tanto, un acto de predicción de tiempo (Prat i Carós, 1993: 281) que podemos
decir que está asociado a la puricación y fertilidad de la tierra.
La gura del oso es perceptible en las vestimentas típicas del carnaval de las Altas
Cinco Villas. Es en el municipio de Layana donde hemos encontrado más informa-
ción al respecto: se vestían con lana de oveja simulando ser osos, portando una ca-
dena alrededor del cuello a modo de correa. De ella tiraba el denominado amo, que
con un pandero le marcaba el ritmo para “brincar” (G.D. 1. 311- 318). Este acto tam-
bién está presumiblemente asociado a la tradicional costumbre de demostrar triunfo
del hombre sobre el animal (González-Hontoria et al., 1983: 3-9).
Figura 2: L’Onso y el domador a nales de los años 70 en Bielsa.
Fuente: museodebielsa.com
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Los trajes solían ser de colores oscuros y las caras se “enmascaraban” con hollín
para favorecer esa oscuridad durante la luna nueva. Observamos ejemplos similares
en otros personajes de los carnavales del Pirineo español, como L’Onso en Bielsa
(Figura 2), que sigue los mismos patrones que el explicado en Layana, al igual que
los personajes de Espuy, Son del Pino, Espot, Ferrera y Rialp (Violant Simorra, 1949:
572). Asimismo, en Segura (Guipúzcoa) los vecinos han recuperado la tradición de
“Hartzaren Esnaera” (Llegada del oso), la cual, de nuevo, tiene las mismas caracte-
rísticas que la ya relatada.
También existen alegorías de animales híbridos con algún elemento zoomórco,
como los de cuernazos y esquilones, que portaban cuernos de macho cabrío en
la cabeza (Figura 3) y se identicaban con la potencia sexual viril (Marcos Arévalo,
2004:243).
Figura 3: Izda. Personaje del carnaval cuernazos. drcha. Personaje esquilones.
Fuente: recreación de disfraces según testimonios orales recogidos.
Elaboración: Fotos y disfraces de la autora.
Bromas y engaños
Durante los días de celebración carnavalesca, era común entre los vecinos de los
municipios el realizar todo tipo de bromas. El carácter picaresco resaltaba en todas
ellas, al igual que en el resto de la esta, y el objetivo era pasar un rato divertido sin
buscar ningún tipo de conicto. Como expresa Gil Calvo (1991) era una esceni-
cación pública de algo que no debía tomarse en serio, puesto que se celebraba de
forma simbólica en clave de broma. Sin esa “pequeña infracción” la esta no podría
ser reconocida como tal.
En primer lugar, hablaremos de las que hemos llamado “bromas destinadas a asustar
a los niños”. Se consideraba una esta de adultos, por lo que los niños no podían ni
debían participar y, por lo tanto, se intentaba que se quedasen en casa, sobre todo al
llegar la noche. Además, la inocencia de los niños y su reacción temerosa provocaba
el disfrute del adulto.
Los disfraces ya eran un elemento que causaba temor entre los más pequeños, es el
caso por ejemplo del personaje del “Amortajau” presente en Navardún, que se vestía
con una sábana con dos agujeros para poder ver y un palo de escoba encima de la
cabeza, lo que recordaba a los gigantes, por lo que los niños al verlo huían de él (E.8.
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97-114). Igualmente, las caras tiznadas de negro o con harina y las máscaras son los
otros elementos que provocaban el temor a los niños. El trepar por las fachadas de
los edicios para llegar a ellos y aterrorizarlos por las ventanas era común en Longás
(E.26. 69-82).
En denitiva, el jugar a asustar a los niños formaba parte del carnaval, y, de hecho, se
convirtió en una costumbre, según nos han comentado distintos informantes de Biota
(G.D.4. 181-182), Longás (E.24 72-74) y en Luna (G.D.3. 485-486), que se mantuvo
de manera clandestina durante su prohibición.
Por el contrario, en Luna existía un personaje que entretenía a los niños: el hombre
del higo17. Su vestimenta constaba de ropas viejas, una sábana blanca cubriendo
la cara y una boina. En el rabillo de esta se ataba una cuerda y del otro extremo un
higo, y su función era pasear por las calles dándole vueltas al higo mientras los niños
intentaban morderlo (G.D.2. 471-472).
En segundo lugar, también eran comunes las bromas de carácter lascivo. Vamos a
diferenciar entre dos tipos no necesariamente excluyentes entre sí: las que tenían
el objetivo de cortejar (y por tanto relacionadas con la misión arcaica de esta festivi-
dad, según hemos visto más arriba) y las que buscaban incomodar, exhibiendo los
atributos sexuales.
Comenzaremos hablando de las primeras, que hemos denominado como “juegos
de coqueteo”, donde los hombres y las mujeres utilizaban los bailes para chincharse
y perseguirse (E.22. 313-316). Según los testimonios recogidos por Bajén García y
Gros Herrero (1994), el personaje cuernazos que vestía con una sábana, un cerne-
dor y dos cuernos en la cabeza con címbalos (Figura 3), citado anteriormente, tenía
como broma principal el hostigar a las mujeres con la intención de levantarles la
falda. Estos autores también citan a otro personaje, en este caso vestido con ropas
viejas, que llevaba en su espalda una rama de arto para refregarse contra ellas; su
nombre era allaga.
El personaje por excelencia que mejor dene la simbología de fertilidad en los juegos
de coqueteo son las madamas, muy extendido entre los carnavales de Aragón, por lo
que no podía ser menos su presencia en la comarca de las Cinco Villas.
Según la denición de Rafael Andolz (1977), madama es el nombre de disfraz genéri-
co de carnaval, además, añade que podían ir de “tonelet” o de “garreta”. Si buscamos
la denición de ambos términos, tonelet – tonelete en español- designa a una falda
que cubría hasta las rodillas, mientras que garreta, sería el lazo para sujetar por la
pata a una oveja. Estas deniciones las podemos completar con lo investigado en
Bielsa, donde se ha conservado un personaje llamado Garreta. El disfraz se compo-
ne por una camisa de manga larga y un pantalón hasta la rodilla, además, portaban
en la cabeza una boina con numerosas cintas de colores que recuerdan a la falda de
las madamas. Es por ello por lo que interpretamos la denición de Andolz como que
el traje podía componerse por una falda o por un pantalón, pero ambos por la rodilla.
Otra característica de este disfraz era la ostentosidad puesto que las mujeres saca-
ban sus mejores y más caras vestimentas (Rubio, 2010: 53-58), entre ellas, joyas,
mantones de manila, mantillas, varias enaguas y sombreros. En denitiva, el traje
de las madamas era más corto del que habitualmente solían vestir las mujeres, por
17 En otras partes de España y Aragón se conoce como Hombre del higuico, Higuín, Tío Higueta
o Figuero (Equipo de redacción CAI, 2000: 54). Además, se ha detectado que era diferente la
forma en que llevaba el famoso higo, ya que, solía portar una caña donde ataba el higo con un
hilo y no en la boina como en Luna.
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lo que llamaba la atención de los mozos a los que les permitían ver las pantorrillas
(Bajén García y Gros Herrero, 1994: 158).
En cuanto a las otras bromas lascivas, su función principal era el escándalo, que se
traducía en numerosas escenas de exhibicionismo a través de “actos obscenos”. En
Layana, por ejemplo, era común la frase “pasen y vean el mundo por un agujero” y
una vez que el espectador se asomaba, hallaba al otro lado genitales masculinos
(G.D.2. 481-483). Asimismo, de forma habitual se producían carreras y paseos de
vecinos desnudos, eso sí, guardando el anonimato que les ofrecía las máscaras o la
cara tiznada (Layana y Longás) (E.22. 316-319).
Para nalizar, hablaremos de lo que hemos denominado como “bromas blancas”,
actos de comedia sin una necesaria connotación sexual.
A modo de ejemplo, podríamos citar un caso del que hemos tenido noticia durante
esta investigación: un grupo de jóvenes disfrazados entraron en una casa de la loca-
lidad de Luesia y, como parte de la broma carnavalesca, sacaron todos los muebles
de la casa a la calle (E.1. 60-61). También era habitual el uso de utensilios cotidianos
de forma diferente a la que les corresponde, como ponerse un orinal en la cabeza
(Lobera de Onsella) o parodiar ciertas labores de campo (Longás), pero esto lo vere-
mos en el apartado siguiente.
Costumbres relacionadas con la agricultura
No es de extrañar la alusión constante al mundo pastoril y agrícola en las manifes-
taciones carnavalescas (E.1. 42-46), patrón que se repite en todas las localidades
investigadas, puesto que nos encontramos ante una sociedad rural y el carnaval
marcaba la nueva etapa agrícola del inicio de la primavera.
Existen numerosas creencias pastoriles que siempre han buscado la protección de
la tierra, las gentes, los ganados y las casas, algo que hunde sus raíces en la Pro-
tohistoria de nuestro país (D’o Río Martínez, 1979:184). Aunque hoy en día no se
practican, puesto que se reconoce la desmiticación de todas estas creencias (Valle
Molero, 2022), sigue presente su carácter primigenio mediante símbolos, bromas y
actos, que a continuación exponemos.
Como es bien sabido, se esquila a los animales para preservar su salud, labor que
suele realizarse en los meses nales de primavera e inicio de verano antes de reali-
zar la trashumancia. La broma de cortarles el pelo a personas (Longás) como si de
ganado se tratase, formaba parte de un rito de paso que se puede asociar al cambio
de estación, al inicio de una nueva temporada (E.1. 58-61).
Asimismo, en estos días de celebración tenían lugar distintos ritos de propiciación en
los que se recreaban las labores agrícolas (Equipo de redacción CAI, 2000: 59). En
Longás, los mozos portaban una alforja llena de ceniza y actuaban como si sembra-
ran las calles de la localidad (E. 26. 69-74). La ceniza se utiliza en el campo como
abono para aportar nutrientes y favorecer la fertilidad de la tierra. En otras localida-
des (Sádaba, Pintano y Uncastillo), se realiza el mismo acto, pero usaban yugos por-
tados por dos mozos que encarnaban el papel de mulas, y también utilizaban otros
aperos de labranza (Equipo de redacción CAI, 2000: 59).
La transgresión, característica principal
Podríamos denir estos días como el tiempo en que se invertía la realidad y con ello
las reglas del trato cotidiano. La característica de rebeldía propia del carnaval, en
la que la eterna lucha entre diferentes estamentos de la sociedad deja de ocultarse
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para ser mostrada libremente, hace que el pueblo entre en un estado de catarsis,
que a su n produzca el retorno a la situación anterior (Marcos Arévalo, 2009). No
suponía una escenicación concreta, sino un modo de vida durante la duración de
la celebración (Bajtin, 1987: 13). Esto se plasmaba con la permutación de la lógica
original, es decir, darle la vuelta a la vida ordinaria mediante una parodia en busca
del humor festivo (Bajtin, 1987: 16-17).
Las formas más comunes de transgresión las encontramos en el cambio de género:
hombres disfrazados de mujeres y viceversa. Las mujeres se ataviaban con ropajes
masculinos y cambiaban la voz, que junto a la cara tiznada era una forma de poder
actuar con el rol de hombres, pero sin ser descubiertas (E.9. 448-452). En Casti-
lliscar, el atuendo más común de las mujeres era el de tratante de ganado (Equipo
de redacción CAI, 2000: 51), ocio que no podían ejercer. Además, los hombres se
disfrazaban de embarazadas en Luesia y Sádaba (Equipo de redacción CAI, 2000:
50). En Biel, de la misma forma, tomaban prestados, sin consulta previa, vestidos y
faldas de familiares suyos como disfraz (E.27. 237-239). También, encontramos un
intercambio de edades que a veces se sumaba al anterior, jóvenes vestidos de an-
cianas (Sos del Rey Católico).
3.3. La prohibición del carnaval y su posterior recuperación
El contexto sociológico, independientemente de la época, nos habla de una sociedad
que siempre está sometida a unas normas de conducta impuestas. Dichos cánones,
durante la celebración de los días carnavalescos daban un giro de 180 grados puesto
que se permitían excesos fuera de lo común, de la vida rutinaria. Asimismo, durante
este periodo de celebración, para que este quebranto de conductas se cumpliese,
se utilizaba el anonimato de cada individuo que participaba en el carnaval, a base de
cubrir el rostro de diferentes maneras.
El 3 de febrero de 1937 en España, por orden del Gobierno Civil de Burgos18 se
suspenden los carnavales como respeto a la situación bélica que se estaba viviendo.
Esta decisión se ratica en 1940, con la promulgación desde el Ministerio de la Go-
bernación de “la Orden de 12 de enero resolviendo mantener la prohibición absoluta
de la celebración de las estas de carnaval.”.
Esta prohibición reside, por un lado, en la poca concordancia del sistema de gobierno
español19 de la época con todo lo que rodeaba a celebración; y, por otro lado, según
los testimonios recogidos, en el odio y rencor aún patente en la población después
de la guerra, lo que hacía que cualquier ocasión se convirtiese en idónea para tomar
represalias. “Hubo en pueblos de aquí cerca que se mataron, aprovechando que no
te conocían, se mataban…” (E.9. 437-440)
Surge de nuevo la idea de que el carnaval, la esta, los bailes y las diversiones son
el obstáculo del progreso de la sociedad, como así sucedió siglos atrás en la época
de la Reforma y la Contrarreforma (Gil Calvo, 1991: 201).
18 En Burgos se estableció el 24 de julio de 1936, pocos días después de comenzar el conicto -
lico, la Junta de Defensa Nacional, que dirigía administrativa y militarmente al bando sublevado
(Thomas, 1983: 309-310). El Gobierno Civil es el órgano legislativo de esa Junta.
19 Una de las señas de identidad ideológicas del régimen franquista era el nacionalcatolicismo. A
causa de esto, tenían mayor peso los sectores poblacionales tradicionalistas, entre ellos, la Igle-
sia, que consideraban el carnaval una fuente de desorden y de males diversos (Antuna Gancedo
, 2016: 195).
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Figura 4: Izda.- Orden circular “Suspendimiento de las estas de carnaval del 3 de febrero de
1937”. Fuente: BOE, nº108, pág. 9. Drcha.- Orden de prohibición de los carnavales.
Fuente: BOE, nº13, pág. 277
Hasta pasados unos años después del n de la dictadura, no se volverá a celebrar
con libertad los carnavales. A lo descrito hay que añadir que numerosas localidades
no se pudieron recuperar por la gran despoblación que hubo en las zonas rurales
durante las siguientes décadas.
3.3.1. Carnavales postfranquismo
Una vez restaurada la democracia en España, volvieron los carnavales, por lo que en
muchas localidades que aún seguían densamente pobladas comenzaron un nuevo
carnaval con diferentes rasgos, apuntando más hacia una verbena con disfraces que
a su auténtico signicado.
La villa de Tauste, a principios de los años 80, era uno de los principales destinos
carnavalescos de la comunidad autónoma (E. 30. 277-280). El resurgimiento de los
carnavales se produjo con características contemporáneas, una nueva esta que
consistía en grandes desles y pasacalles, en las que participaban las cuadrillas de
muchachos disfrazados, lleno de festejos como las verbenas (E.1. 27-30). Su des-
contextualización, provocada por la adaptación a la época, hizo que los rituales y la
parte más mágica se perdiera, y así lo expresan los ancianos que tuvieron la oportu-
nidad de vivir el carnaval tradicional (E.30. 282-285).
Este fenómeno estuvo generalizado en todo el territorio español, puesto que coin-
cidió con el movimiento de la contracultura. Además, no existió un arraigo en la po-
blación local y la celebración menguó en pocos años (E.30. 292-296). La parte más
residual, que es la que actualmente encontramos, es un carnaval limitado al ámbito
más infantil, dejando a los adultos aparte como a continuación desarrollaremos con
más detalle.
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3.3.2. Carnavales actuales
Continúan celebrándose en el n de semana antes del inicio de la cuaresma, pero su
enfoque ha cambiado de forma radical. Los carnavales actuales están destinados al
público infantil (E.30. 295-296), donde la mayoría de los actos son pintacaras, espec-
táculos de magia o cantajuegos.
Para el público joven se celebran discomóviles por las noches, en la que un bajo
porcentaje de personas van disfrazadas. Sobre los disfraces, su temática también ha
cambiado, predominando los de personajes de cción, poco elaborados y compra-
dos en grandes supercies comerciales.
Durante dos años, la asociación cultural Boira Ligallo Zinco Billas, formada por veci-
nos de esta comarca, intentó recuperar alguno de los elementos tradicionales, como
los disfraces, pero se trató de una iniciativa fallida (E.1. 99-102) que desde el 2012
no se volvió a intentar.
4. CONCLUSIONES
Respecto al principal objetivo que se ha perseguido con la presente investigación de
establecer una metodología cualitativa, con el n de reconstruir la celebración de la
esta del carnaval en distintos territorios y aplicarla al caso del carnaval de la comar-
ca aragonesa “Cinco Villas”. Se concluye que ha resultado realizable y la información
obtenida, gracias a la implicación ciudadana, podría ser una contribución a la difusión
del conocimiento sobre las tradiciones y, eventualmente, como eje para impulsar ini-
ciativas con el n de su recuperación y difusión. En cualquier caso, las oportunidades
para recoger historias de vida sobre las celebraciones tradicionales de los carnava-
les en España están limitadas en el tiempo, puesto que se necesita aprovechar la
memoria de las generaciones que están actualmente en la tercera edad.
A continuación, se exponen las conclusiones más destacadas obtenidas de los ha-
llazgos del caso de estudio.
Respecto a la información recogida en las historias de vida, comprobamos que la
memoria colectiva sobre el carnaval de Cinco Villas se está perdiendo, puesto que,
de 66 informantes, tan solo el 35% nos habla en primera persona. No debemos olvi-
dar tampoco el fuerte cambio social acontecido en los últimos decenios a causa de la
globalización, la aparición de las tecnologías y el éxodo rural, fenómenos todos ellos
que vinieron a sumarse a la principal razón de que esta tradición fuera poco a poco
cayendo en el olvido: su prohibición durante más de cuarenta años.
Por lo que se reere a la diversidad interna de los carnavales en el territorio de la
Comarca Cinco Villas, se trata de un territorio se encuentra entre fronteras, hecho
que sumado a las propias características geográcas de la comarca provoca que
existan diferencias entre los municipios. Aquellos que están más alejados de la ribera
del Ebro, hacia el norte, comparten elementos más propios de montaña: los osos,
vestimenta de pieles y cornamentas, y guardan relación con los carnavales de sitios
cercanos como los navarros y los de Bielsa. Por el mismo motivo es donde más se
han conservado favorecidos por el aislamiento de los grandes centros poblacionales.
En denitiva, hablamos de un carnaval con variaciones internas en la comarca, se-
gún la situación geográca del pueblo.
En cuanto a los rituales, se ha observado que los ritos de fertilidad y fecundidad se
encuentran implícitos en el carnaval, aunque en su mayoría disfrazados de bromas y
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juegos. De hecho, muchos de los elementos citados están relacionados con la cose-
cha y la fertilidad de la tierra y de los rebaños como, por ejemplo:
Los juegos de coqueteo entre hombres y mujeres.
Personajes con cuernos de macho cabrío que persigue a mujeres.
Actos y bromas que muestran partes íntimas.
Actos con elementos agrícolas que fertilizan los campos.
La inversión de roles sociales, sobre todo de los sectores poblacionales menos
favorecidos, como eran las mujeres, que suponía una liberación de la represión
sexual (Roma Riu, 1980).
Respecto a las similitudes del carnaval Cinco Villas con los carnavales en sentido
universal, comparte ritos ya que el carnaval en su historia ha estado estrechamente
relacionado con el calendario agrícola y los ritos paganos pastoriles. Asimismo, el ini-
cio de la actividad, en febrero, desencadenaba la celebración de diferentes ritos rela-
cionados con la fecundidad y fertilidad, no solo de la tierra, sino también del hombre.
No olvidemos que muchas culturas asimilan este mes como el tiempo de puricación.
Por lo que se reere a su evolución como festividad, en general, hay en el último si-
glo una pérdida de identidad que es evidente y su importancia social ha descendido
hasta el punto de dejar de interesarle, en gran medida, a la población local. Se ha
relegado la llamada “esta de las estas” al nivel de esta infantil. Se conrma así lo
dicho por Caro Baroja (1965), en su armación de que el carnaval ha muerto, en su
faceta más tradicional.
Para nalizar, concluimos de nuevo que la metodología sintética utilizada ha sido co-
rrecta, puesto que los resultados arrojados nos han acercado a la realidad coherente
sobre los carnavales. Además, la aplicación conjunta de las herramientas cualitativas
ha permitido observar el fenómeno social desde los diversos aspectos de su multi-
plicidad contextual.
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