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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
LOS SISTEMAS NACIONALES DE PARTIDOS
DURANTE LA CRISIS ECONÓMICA. EL CASO DE
PORTUGAL (2009-2022)
NATIONAL PARTY SYSTEMS DURING ECONOMIC
CRISES IN THE CASE OF PORTUGAL (2009-2022)
Alberto Díaz Montiel.
Universidad de Jaén.
amontiel@ujaen.es
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-3097-2516
Resumen
Uno de los efectos clásicos de las crisis
económicas es su impacto en la estabili-
dad del sistema de partidos políticos en
las sociedades democráticas, pero en el
caso de Portugal los datos iniciales so-
bre la crisis de 2008 apuntan a que se
trata de una excepción. El objetivo de
este estudio es analizar el grado de esta-
bilidad del sistema de partidos portugués
a lo largo de las últimas 5 elecciones ge-
nerales (2009, 2011, 2015, 2019 y 2022),
generando hipótesis para interpretar sus
particularidades. La metodología apli-
cada consiste en realizar un análisis
estadístico, elaborando indicadores de
evolución electoral, competitividad, vola-
tilidad y fragmentación con los datos que
ofrece el Ministerio de Administración
Interna del Gobierno de Portugal. Entre
los resultados destaca que la crisis del
2008 favoreció alternancia en el gobier-
no entre los dos grandes partidos, pero
se mantuvo la estabilidad del sistema de
partidos. Se concluye como hipótesis in-
terpretativa de la estabilidad, la alta ca-
pacidad de pacto que los partidos lusos
mantuvieron.
Palabras clave: sistemas de partidos;
elecciones; estabilidad política, gobier-
nos; Portugal, sociología política.
Abstract
One of the classic effects of economic
crises is their impact on the stability of
the political party system in democratic
societies; however, in the case of Portugal
initial data on the 2008 crisis suggest that
this is an exception. The aim of this study
is to analyse the degree of stability of
the Portuguese party system during the
last ve general elections (2009, 2011,
2015, 2019 and 2022), and to generate
hypotheses to interpret its particularities.
The applied methodology consists of
performing a statistical analysis using
data provided by the Ministry of Internal
Administration of the Portuguese
Government to elaborate indicators of
electoral evolution, competitiveness,
volatility and fragmentation. The results
show that the 2008 crisis favored
alternation in government between the
two major parties, but stability of the party
system was maintained. An interpretative
hypothesis is that the high capacity for
pacts maintained by the Portuguese
parties was responsable for this stability.
Keywords: party systems; elections;
political stability, governments; Portugal,
political sociology.
Cómo citar este artículo/ citation: Díaz-Montiel, Alberto (2023). Los sistemas nacionales de partidos durante las
crisis económicas. El caso de Portugal (2009-2022). ANDULI. Revista Andaluza de Ciencias Sociales, (24), 57-79.
https://doi.org/10.12795/anduli.2023.i24.03
Recibido: 11.03.2022. Revisado: 01.01.2023 Aceptado: 30.06.2023 DOI: https://doi.org/10.12795/anduli.2023.i24.03
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1. Introducción
El estallido de la crisis que se inició en 2008 tuvo una profunda incidencia, no sólo
sobre la economía mundial, sino también sobre multitud de sistemas políticos, con
especial incidencia en los países europeos. Las caídas de ejecutivos, el paso a la
irrelevancia de partidos de gobierno o la eclosión de nuevos partidos que venían a
poner en cuestión el status quo, fueron algunos de los episodios recurrentes que
salpicaron estos años.
De tal forma, el análisis de la literatura cientíca a nivel comparado ha demostrado
que esta crisis supuso una compleja trama de causas y consecuencias que han
transformado la política, generando un conjunto de desafíos para los diferentes go-
biernos de las democracias avanzadas (Plaza-Colodro, 2015). Por otro lado, res-
pecto a la incidencia que la crisis pudo haber tenido sobre los sistemas de partidos,
Bartels (2014) señaló que más que haber provocado un seísmo profundo, supuso la
aceleración de tendencias que ya venían apreciándose con anterioridad.
En este mismo sentido, para Morlino y Raniolo (2017), la crisis económica conllevó la
aceleración y el ensanchamiento de procesos y factores que ya comenzaban a con-
gurarse dentro de los sistemas políticos del sur de Europa. Pinto y Texeira (2019)
sintetizan estos factores en el surgimiento de nuevos actores políticos, el cambio
en una participación política cada vez más radicalizada, la reformulación del clivaje
izquierda-derecha y la aparición de otras nuevas líneas de fracturas (como la consoli-
dada en torno a los dos polos de proeuropeo o antieuropeo), así como una tendencia
hacía la tripolarización de los sistemas de partidos.
Por otro lado, Bosco y Verney (2012) consideraron que la llegada de la crisis supuso
el origen de una “democracia sin elección”. Además, las dicultades en torno a la
formación y consolidación de los gobiernos y la necesidad de repetir elecciones son
síntomas que se originaron en Grecia pero que amenazan con llegar para quedarse
en el resto de países del sur del viejo continente (Bosco y Verney, 2016; 2020).
Otro de los elementos que la crisis parece haber traído a los países del sur de Europa
es el aumento de la polarización, y en concreto la polarización afectiva. Aunque se
llegó a señalar la especial incidencia de la misma en el sur de Europa (Gidron et al.,
2020), otras investigaciones más recientes han señalado que los sistemas políticos
de esta región muestran unos niveles similares a otras regiones del mundo (Torcal y
Comellas, 2022).
La crisis derivada de la pandemia de Covid19 fue otra las convulsiones que han
sufrido los sistemas políticos durante el último tiempo. En el caso de Portugal, se ha
sostenido que hubo poca politización de la pandemia, con la excepción de Chega
(Santana-Pereira y De Giorgi, 2022), el partido de derecha radical que ha irrumpido
en el sistema de partidos luso en los últimos años (Díaz-Montiel et al., 2022).
En lo que sigue, este artículo se estructura de la siguiente manera: en el próximo
apartado se abordarán los principales referentes teóricos relacionados con el estudio
de los sistemas de partidos, así como de sus procesos de institucionalización y evo-
lución. Seguidamente se expone el diseño metodológico y las técnicas e indicadores
aplicados al análisis de datos. Posteriormente se describen los resultados del estudio
que se estructuran en tres apartados. Finalmente, se concluye con el capítulo de
discusión de resultados y conclusiones.
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1.1 Clasicaciones y tipologías sobre sistemas de partidos
Los estudios e investigaciones relacionadas con los sistemas de partidos han sido
uno de los ámbitos de la Ciencia Política más prolíco a lo largo de la historia de
nuestra disciplina. De hecho, Wolinetz, (2006: 51) sostiene que los sistemas de par-
tidos han sido un factor clave a la hora de estudiar los partidos políticos, y más
concretamente, a la hora de realizar análisis comparados. Por ello, en los siguientes
párrafos se van sintetizar algunas de las clasicaciones teóricas más importantes,
dentro de la Ciencia Política, sobre sistemas de partidos.
Maurice Duverger (2012) [1957], a partir del número de partidos como principal cri-
terio de clasicación, distinguió entre sistemas de dos partidos o sistemas multipar-
tidistas. Posteriormente, Robert Dahl (1966), partiendo de la interrelación entre la
estrategia utilizada y la arena en la que se desarrolle la misma, creó una tipología
compuesta por cuatro modelos: sistemas estrictamente competitivos, sistemas coo-
perativos-competitivos, sistemas de fusión-competitivos y sistemas estrictamente de
fusión.
Otras clasicaciones clásicas que conviene mencionar son la de Blondel (1968), en
función del número de partidos y su peso relativo; Rokkan (1968) a partir del número
de partidos, la posibilidad de mayorías de un solo partido y la distribución de fuerzas
entre los minoritarios. Resulta obligado hacer referencia también al conspicuo trabajo
de Rookan junto a Lipset (1967) en el que hay cuatro líneas de división, o clivajes
(centro-periferia, iglesia-Estado, campo-industria y capital-trabajo), a partir de las que
se generararon los diferentes sistemas de partidos europeos.
Otra de las clasicaciones de mayor transcendencia es la de Giovanni Sartori (2005)
[1976], en la cual el politólogo italiano creaba distintas categorías a partir de dos cri-
terios, el número de partidos y la distancia ideológica entre ellos.
Así, Sartori desarrolla las siguientes categorías: bipartidismo, que combina baja frag-
mentación de partidos y poca diferencia ideológica entre ellos; multipartidismo pola-
rizado, caracterizado por el predominio de partidos de uno u otro extremo ideológico;
multipartidismo moderado, con niveles medios de fragmentación de partidos y una
competencia que tiende hacia el centro; y multipartidismo segmentado, con un alto
número de fragmentación de partidos pero con una competición centrípeta.
En este sentido, Peter Mair (2002) sostuvo que la categorización de Sartori le re-
sultaba la más exhaustiva y completa respecto a los casos nacionales analizados,
además de permitir que el sistema de partidos pueda operar como variable indepen-
diente englobando, e incluso dirigiendo, las preferencias electorales.
Alan Siaroff (2000), a partir de una reformulación de la clasicación de Blondel (1968)
anteriormente citada, elaboró un modelo en el cual dene ciertas categorías a partir
del cálculo del indicador del Número Efectivo de Partidos.
Cuando estamos ante un sistema de dos partidos el Número Efectivo de Partidos se
sitúa en torno a 1,92 y de dos partidos y medio en 2,56. Puede hablarse ya de multi-
partidismo a partir de 2,95, siendo moderado con un partido dominante en este caso,
moderado con dos partidos principales cuando el indicador se sitúa en 3,17 y mode-
rado con equilibrio entre los principales partidos en 3,69. Si alcanza la cifra de 3,96
ya entramos en el multipartidismo extremo, en este caso con un partido dominante,
si llega a 4,41 estamos ante multipartidismo extremo con dos partidos principales y,
nalmente, multipartidismo extremo con equilibrio entre partidos si alcanza el dato de
5,56 en el Número Efectivo de Partidos.
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Tabla 1. Clasicación de los sistemas de partidos de Alan Siaroff (2000)
Sistema de partidos Número Efectivo
de Partidos
Dos partidos 1,92
Dos partidos y medio 2,56
Multipartidismo moderado con un partido dominante 2,95
Multipartidismo moderado con dos partidos principales 3,17
Multipartidismo moderado con equilibrio entre los principales partidos 3,69
Multipartidismo extremo con un partido dominante 3,96
Multipartidismo extremo con dos principales partidos 4,41
Multipartidismo extremo con equilibrio entre los partidos 5,56
Fuente: elaboración propia a partir de Siaroff (2000).
Posteriormente, Alain Ware (2004) elaboraba una clasicación que añadió una con-
sideración sobre el peso relativo de los partidos que conforman un determinado sis-
tema, pudiendo distinguirse entre cuatro posibles escenarios:
-Sistemas de dos partidos y medio: con dos partidos mucho más importantes que el
tercero, con frecuencia ningún partido gana con el 50% de los escaños.
-Sistemas con un partido grande y otros muchos más pequeños: el grande acostum-
bra a tener el 45% de los escaños, pero no el 50%.
-Sistemas con dos partidos grandes y varios más pequeños: los dos grandes suelen
obtener el 65% de los votos, pero ningún otro consigue más del 14%.
-Sistemas de partidos equilibrados: el partido de mayor peso obtiene menos del 45%
de los escaños y los dos mayores juntos obtienen menos del 65% de los escaños.
De tal forma, y en síntesis, para Peter Mair (2006: 63), podemos hablar de dos gran-
des enfoques para clasicar los sistemas de partido: el tradicional, que trata de es-
tablecer clasicaciones (Duverger, Blondel, Sartori…). Y otro que evita, en parte,
realizar categorizaciones para, en lugar de ello, utilizar variables numéricas con el
objeto de denir los sistemas de partidos.
Por último, y con relación a estas grandes tipologías teóricas referentes a los siste-
mas de partidos, Marco Lisi (2019: 3) ve en ellas dos problemas principales: por un
lado, el hecho de ser excesivamente deterministas, enfatizando aspectos del medio
y largo plazo, pero obviando los del corto plazo. Por otro lado, el segundo problema
estriba en la enorme dicultad que entraña la elaboración de teorías indiscutibles y
consistentes, cuyo objeto es ser aplicadas a cantidad de casos muy dispares y con
características propias.
De tal forma, estas categorías teóricas nos permitirán arrojar luz y sintetizar mejor
tanto las características previas del sistema de partidos portugués, como su evolu-
ción durante el período analizado y si, tal y como nos preguntábamos al principio del
artículo, y diferencia de otros sistemas de partidos de su entorno inmediato, el caso
portugués se ha mantenido estable, a pesar de las distintas que vicisitudes que le ha
tocado afrontar.
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1.2 Institucionalización, evolución y condicionantes de los sistemas de partidos
En primer lugar, y con relación a la emergencia y consolidación de los partidos y de
los sistemas de partidos, Casal Bértoa y Mair (2012) distinguen cuatro períodos: el
primero de ellos es el que engloba a los casos que surgieron a principios del siglo
XX, coincidiendo con la extensión del sufragio masculino (y, en algunos pocos casos,
femenino); el segundo está constituido por aquellos sistemas de partidos nuevos
o renacidos tras las experiencias tras la caída de los autoritarismos y el nal de la
Segunda Guerra Mundial (como por ejemplo son los casos de Austria, Alemania Oc-
cidental o Italia), el tercero lo constituyen las democracias de la tercera ola surgidas
durante la década de los setenta y, por último, un amplio grupo de casos conformado
fundamentalmente por las democracias postcomunistas. El caso de estudio del pre-
sente artículo, Portugal, habría de incluirse dentro de la tercera fase señalada.
Respecto a la institucionalización, nos dice Peter Mair (1997) que, en primer lugar,
hablar de sistema de partidos como tal ya supone hablar de cierta estabilidad den-
tro del sistema político dado, y que, además, cuanto más predecible es un sistema
de partidos más institucionalizado se encuentra. A este respecto, este autor (Mair,
1997)) identica cuatro factores para dilucidar si un sistema de partidos está más o
menos institucionalizado:
1. La frecuencia del cambio. Constituyendo la misma la frecuencia en el reempla-
zo del gobierno conformado por un determinado partido por otro conformado
por otro (u otros) partidos distintos. Dicho cambio puede ser total o parcial. En
sistemas muy institucionalizados, lo habitual es que los cambios en el gobierno
sean relativamente pocos y regulares. Es decir, que habitualmente ocurran tras
y no entre elecciones.
2. Alternancia en el gobierno. Existiendo tres opciones: alternancia completa (el
gobierno es sustituido por un partido o grupo de partidos totalmente distinto),
alternancia parcial (el nuevo gobierno lo conforman tanto nuevos partidos como
otros que ya lo conformaban previamente) y no alternancia.
3. Innovación o familiaridad de las alternativas de gobierno. Analiza si las coali-
ciones de gobierno están conformadas por la misma coalición de partidos o no.
4. Acceso al gobierno. Mide si todos los partidos tienen opción de formar parte del
ejecutivo o si, por el contrario, existen partidos que están permanente excluidos
de participar en el mismo.
Tabla 2. Resumen sobre la institucionalización del sistema de partidos
y formación de gobierno.
Propiedades Sistemas fuertemente
institucionalizados
Sistemas débilmente
institucionalizados
Frecuencia del cambio Baja Alta
Alternancia de gobierno Total/ninguna Parcial
Fórmula de gobierno Familiar Innovadora
Acceso al gobierno Cerrado Abierto
Fuente: elaboración propia a partir Mair (1997).
De tal forma, estamos ante estructuras de competencia cerrada y predecibles (Mair,
2002) cuando se produzcan pocos o ningún cambio a través del tiempo en la varie-
dad de las alternativas gobernantes o en el patrón de alternancia y resulte imposible
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a los partidos nuevos y/u outsiders entrar a formar parte del gobierno. Por el con-
trario, estamos antes estructuras abiertas e impredecibles cuando hay frecuentes
cambios en la composición de las alternativas gobernantes y con nuevos partidos
obteniendo acceso al gobierno de manera relativamente fácil.
Por otro lado, y más allá de lo anterior, en un sistema político dado pueden darse
determinados condicionantes que inuyen en la conformación y evolución de su sis-
tema de partidos. En este sentido, Bardi y Mair (2008), señalaron que la capacidad
de un sistema político de contar con más de un sistema de partidos, incluso de dife-
rentes tipos, puede estar relacionada con la existencia de determinadas divisiones
insertas dentro del propio sistema político. Tales divisiones pueden ser verticales, las
cuales se dan en aquellos sistemas de partidos determinados por la fuerte incidencia
de una segunda dimensión (como el idioma, la religión o la etnia); horizontales, deter-
minadas por la existencia de varios niveles de gobierno, pudiendo existir un sistema
de partidos nacional (o dominante) y otros de carácter subnacional; y funcionales; las
cuales pueden surgir por la existencia de varios niveles de competencia en el mismo
nivel de gobierno. Es decir, por una diferenciación, por ejemplo, en la competencia
entre la arena electoral y la parlamentaria (las cuestiones más relevantes en la arena
electoral pueden no serlo en la arena parlamentaria).
Con relación a ello, se ha sostenido también que la estabilidad de un sistema de par-
tidos puede no ser solo el resultado de legados culturales y sociales, sino también el
efecto de las restricciones institucionales (sistema electoral y nanciamiento de los
partidos) que refuerzan el poder de los partidos políticos existentes y obstaculizan el
surgimiento de nuevas fuerzas políticas (Casal-Bértoa, 2014: 194).
Posteriormente, se le ha dado la vuelta al concepto de institucionalización del sis-
tema de partidos, pudiendo hablarse por ello de desinstitucionalización del mismo
(Chiaramonte y Emanuele, 2017). Para que tal situación se produzca han de produ-
cirse las tres siguientes condiciones. En primer lugar, la presencia de un escenario
electoral muy inestable, con niveles muy altos de volatilidad.
En segundo lugar, esta situación de inestabilidad electoral ha de generar también
una regeneración del sistema de partidos, en la cual los partidos tradicionales desa-
parecen e irrumpen con fuerza nuevos partidos que los sustituyen.
En tercer y último lugar, esta continuidad de elecciones inestables, con una regene-
ración signicativa de los partidos que conforman el sistema, no se ha de producir
una única vez.
Por otro lado, Casal-Bértoa y Enyedi (2021) revisitaron la teoría de Mair (1997) sobre
la institucionalización, apertura y cierre de los sistemas de partidos. Para estos auto-
res, el mejor indicador para analizar la institucionalización de un sistema de partidos
radica en la manera en que han evolucionados los patrones en torno a la competen-
cia por el gobierno, relacionando este proceso al concepto de cierre sistémico. De
tal forma, la cooperación partidista y la previsibilidad pesan más que la competencia
de cara al cierre del sistema. Además, postularon que la combinación entre una fuer-
te institucionalización, una larga exposición democrática y una baja fragmentación
alienta la previsibilidad del sistema de partidos (Casal Bértoa y Enyedi, 2021).
De tal forma, a lo largo del artículo, relacionaremos las cuestiones teóricas del pre-
sente apartado, referentes al grado de institucionalización de los sistemas de parti-
dos, con el caso portugués. Por ello, se tratará de indicar si, al hilo de lo sostenido
por Mair, se han mantenido siempre fórmulas familiares de gobierno, o qué tipo de
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alternancia en el mismo ha venido habiendo, o si ha habido partidos que, sistemáti-
camente, se han visto privados de formar parte del gobierno.
2. Metodología y materiales
Este artículo tiene por objetivo vericar si el sistema de partidos portugués se ha
mantenido estable durante el período que va del comienzo de la crisis económica de
2008 hasta 2022, explorarando interpretaciones del proceso. Para ello se realiza un
análisis estadístico de la evolución del sistema de partidos portugués durante el mar-
co temporal que va desde las elecciones generales que se celebraron en ese país
en el año 2009, hasta las últimas celebradas hasta la fecha, el 30 de enero de 2022.
La pregunta en torno a la que se estructura la investigación es conocer en qué me-
dida han afectado al sistema de partidos portugués las vicisitudes políticas y econó-
micas que han vivido las democracias europeas al hilo de la crisis iniciada en 2008.
La hipótesis con la que se pretende responder a tal cuestión es que, a pesar de los
diferentes retos políticos y económicos que han caracterizado este momento histó-
rico, el sistema de partidos luso se ha mantenido estable gracias a la capacidad de
pacto de sus partidos.
La relevancia y particularidad de este estudio de caso radica, precisamente, en la
estabilidad que ha mantenido el sistema de partidos portugués durante este tiempo.
A diferencia de lo que ha ocurrido en muchos de los países de su entorno más inme-
diato, como son los casos de España y Francia, países en donde el sistema de par-
tidos ha experimentado modicaciones extremadamente profundas durante la última
década. La máxima expresión de esta estabilidad ha tenido lugar a consecuencia de
las elecciones que tuvieron lugar el pasado 30 de enero de 2022, en las cuales el
Partido Socialista Portugués (PS) obtuvo una mayoría absoluta, algo del todo muy
inusual en los sistemas de partidos europeos hoy día.
La investigación constituye un estudio de caso de tipo explicativo (Bartolini, 1986: 72),
el cual se caracteriza por tratar de dar explicación a aspectos concretos, utilizando
para ello teorías y generalizaciones que ya forman parte de la literatura cientíca, y
aplicando tales teorías a las condiciones especícas del caso de estudio en cuestión.
Además, el artículo se desarrolla a partir del análisis de indicadores tales como: la
evolución electoral, la competitividad (a escala electoral y parlamentaria), la volatili-
dad (tanto a nivel general, como entrebloques e intrabloques), la fragmentación y el
número efectivo de partidos (también igualmente tanto a nivel electoral como parla-
mentario) en Portugal durante el periodo estipulado (2009-2022).
Respecto a las fuentes de las que obtener los datos, a partir de los que se calcularán
los índices, provienen de la información que al respecto ofrece el Ministerio de Admi-
nistración Interna del gobierno de Portugal.
La evolución electoral se medirá a través del análisis de los resultados electorales de
las principales fuerzas políticas de Portugal entre 2009 y 2022. Dicho lo cual, resulta
necesario puntualizar que serán los resultados obtenidos por los partidos en las elec-
ciones a la Asamblea de la República.
La competitividad, que fue categorizada por Sartori (2005) [1976] como una de las
propiedades principales de la competición política, se mide a través de la proximidad
en los resultados electorales y parlamentarios entra las principales fuerzas políticas
de un sistema político dado.
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Por otro lado, la fragmentación trata de dar respuesta a la cuestión relacionada con
el número de partidos que operan en un sistema de partidos. Este índice fue, en pri-
mer término, ideado por Rae. En este sentido, una alta fragmentación viene a indicar
que estamos ante un sistema multipartidista, mientras que una baja fragmentación
nos viene a indicar que estamos ante un sistema de pocos partidos, en situaciones
de bipartidismo o de partido único en casos de regímenes no democráticos en los
que no existe una verdadera competencia electoral (Ruiz Rodríguez y Otero Felipe,
2013: 122).
La volatilidad se utiliza para dilucidar el grado de lealtad del electorado hacia los
distintos partidos políticos que forman parte de un sistema de partidos. Dicha lealtad
se analiza mediante las transferencias de votantes entre diferentes partidos y de una
elección a otra. Dentro de la volatilidad podemos encontrar la volatilidad entre blo-
ques, la cual mide la existencia de cambios en los apoyos que obtienen los partidos
mediante la comparación de dos bloques ideológicos opuestos en dos momentos
en el tiempo. Y la volatilidad intrabloques, que reeja los cambios en los apoyos que
reciben los partidos de un mismo bloque ideológico (Ruiz Rodríguez y Otero Felipe,
2013: 143).
Por lo que respecta al Número Efectivo de Partidos (NEP), diseñado por Laakso y
Taagepera en 1969 y perfeccionado por Taagepera y Shugart en 1989, nos señala
el número de partidos que consiguen una proporción importante de votos o escaños
(Ruiz Rodríguez y Otero Felipe, 2013: 144).
Por último, de cara a conceptualizar la institucionalización del sistema de partidos
portugués, así como la evolución de la misma y su grado de apertura, se utilizará
lo estipulado al respecto por Peter Mair (1997), Chiaramonte y Emanuele (2017) y
Casal-Bértoa y Enyedi (2021).
3. Resultados
A continuación, se exponen los resultados del estudio, organizados en cuatro suba-
partados. El primero aborda el contexto histórico-político previo del sistema de parti-
dos luso. En el segundo se exponen las principales pautas de evolución en el período
2009-2022. En el tercero se presenta el análisis de la evolución del sistema de indi-
cadores seleccionados para la investigación. Finalmente, se analiza la institucionali-
zación del sistema de partidos portugués.
3.1 Marco contextual e histórico-político previo
Tras la “Revolución de los Claveles” de 1974, Portugal se dotó de una Constitución
de corte semipresidencial en la que, durante sus primeros años, los militares ejercie-
ron un relevante papel político. No obstante, la revisión constitucional de 1982 resultó
un punto de inexión en este aspecto, al reducir los poderes del presidente, algo que
provocaría un aumento del poder de la gura del primer ministro (Costa Lobo, 2012:
356-359).
Sin embargo, y a pesar de lo anterior, se ha venido demostrando que el presidente ha
seguido gozando de amplios poderes (legislativos y no legislativos) y que todos sus
titulares, en mayor o menor medida, han hecho uso de ellos (Amorino Neto y Costa
Lobo, 2009).
En denitiva, puede señalarse que estamos ante un sistema semipresidencial, pero
con nítidas tendencias hacia el presidencialismo. Algo provocado tanto por las típicas
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dinámicas intrapartido de conguración de liderazgos, como por el incremento de la
concentración de poder en torno a la gura del primer ministro (Costa Lobo, 2005).
Por otro lado, con respecto a las pautas que han caracterizado al sistema de parti-
dos portugués, puede señalarse que, tras un rápido proceso de institucionalización
del mismo, se dio paso a un sistema cuyas pautas de funcionamiento durante las
décadas siguientes se caracterizaría por un contexto de competición en torno a dos
polos: el Partido Social Demócrata (PSD) en el centroderecha, y el Partido Socialista
(PS) en el centroizquierda; la conguración de un eje a la izquierda del PS confor-
mado en torno al Partido Comunista Portugués (PCP) y, posteriormente, al Bloque
de Izquierdas (BE).
Estos dos últimos fueron excluidos sistemáticamente de la gobernabilidad del país
durante décadas. Mientras, el partido de centro-derecha Centro Democrático Social
(CDS) se convirtió en el principal actor político para sumar mayorías cuando alguno
de los dos grandes partidos no la alcanzaba por sí solo, algo a lo que también termi-
narían sumándose PCP y BE tras las elecciones legislativas de 2015 (Jalali, 2019:
213).
Además, conviene añadir que el sistema de partidos luso se ha caracterizado tam-
bién por la poca incidencia de los clivajes de clase o religión, así como por la inexis-
tencia de clivaje o fracturas de índole regional (Jalali, 2007).
Por lo que respecta a los patrones que caracterizaron la formación de gobierno hasta
el estallido de la crisis de 2008, pueden encontrarse dos fases diferentes: una prime-
ra, coincidiendo con el proceso de consolidación de la democracia que vive el país,
caracterizada por un proceso de “ensayo-error”, en la que no hay unas pautas esta-
bles de formación de gobiernos. Y una segunda fase, que se inicia a partir de 1987,
caracterizada por un patrón denido y estable de alternancia de gobiernos monocolor
y de mayoría liderados por alguno de los dos partidos principales, PSD o PS (Bosco
y Verney, 2016).
A partir de las elecciones de 2009, tal y como veremos, estos dos partidos comen-
zarían a perder apoyo, lo cual generó la necesidad de crear gobiernos en minoría,
algo que reforzó el papel desempeñado por el parlamento (Costa Lobo, 2012: 359).
No obstante, esta última tendencia se ha visto, como veremos, amenazada por el
resultado de los últimos comicios, en los que el PS ha cosechado cotas históricas de
apoyo, las cuales le han permitido obtener una mayoría absoluta.
3.2 Principales pautas de evolución durante el periodo (2009-2022)
Durante el periodo analizado han tenido lugar 5 elecciones legislativas en Portugal,
en 2009, 2011, 2015, 2019 y 2022. A los comicios de 2009 llegaba el socialista José
Sócrates al frente de un gobierno que gozaba de una cómoda mayoría tras las ante-
riores votaciones que habían tenido lugar en 2005.
En las mencionadas elecciones de 2009, y a pesar de unas pérdidas importantes
(con una caída de 7,5 puntos porcentuales porcentaje de votos), el PS aún logró ob-
tener una cómoda victoria, disfrutando de una ventaja de 7 puntos sobre el principal
partido de oposición, el PSD. Sin embargo, esta vez al PS no alcanzó la mayoría
absoluta.
Una vez más, el sistema de partidos portugués iba a mostrar una de sus caracterís-
ticas más resistente hasta la fecha: el desequilibrio entre la izquierda y la derecha
en términos de potencial para la formación de coaliciones de gobierno, debido a la
enorme distancia programática e ideológica que había venido separando al PS de
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los partidos a su izquierda, es decir PCP y BE. De hecho, desde la recuperación de
la democracia en Portugal hasta este momento, nunca se había producido una coali-
ción a nivel nacional entre socialistas y comunistas (Magalhães, 2012: 312).
La pérdida de la mayoría absoluta por parte del PS en la cita electoral de 2009 tam-
bién se interpretó como un rechazo del electorado a los gobiernos de mayoría abso-
luta de un solo partido, además de a la falta de consenso que parecía desprenderse
del gobierno de Sócrates (Freire, 2010).
Las siguientes elecciones, celebradas en 2011, ya tienen lugar en medio de todas las
consecuencias relacionadas con el estallido de la crisis de 2008. A causa de ello, la
ciudadanía portuguesa prerió no renovar la conanza en el PS que volvía a enca-
bezar José Sócrates en los comicios de 2011, debido a que parecían no ver capaz al
gobierno que encabezaba este último de solucionar los problemas originados por la
crisis, motivo por el cual o bien decidieron no votar, o bien cambiaron su apoyo a la
principal alternativa, el PSD (Magalhães, 2012).
Además, la abstención aumentó considerablemente en estos comicios, con solo un
58% de participación, siendo este el porcentaje más bajo de participación a lo largo
de la historia de las elecciones legislativas democráticas del país (Magalhães, 2012).
A pesar de todo ello, se ha sostenido que Portugal pareció ir en contra de la tenden-
cia dominante en el sur de Europa durante este período, ya que entre 2009 y 2011
los principales partidos tradicionales aumentaron ligeramente su porcentaje de votos
(Bosco y Verney, 2016: 387). Algo que, como se verá a lo largo del presente artículo,
volvería a reforzarse en las recientes elecciones de 2022, a causa de la mayoría
absoluta obtenida por el PS.
Cuatro años después, en las elecciones legislativas de 2015, la alianza electoral de
centro derecha (que aglutinaba a PSD y CDS) denominada Portugal al Frente obtuvo
la victoria con un 36,8% de los votos, mientras el PS, que en ocasión concurría con
el antiguo alcalde de Lisboa, Antonio Costa, como candidato, obtuvo un 32,3% de
los votos.
En tercera posición quedó en esta ocasión el BE, con un 10,1%, seguido del PCP
con un 8,25%. Resulta obligado señalar que, ya desde nales del siglo XX, el Partido
Comunista Portugués (PCP) concurre a las a las elecciones en alianza con el Partido
Ecologista los Verdes (PEV), dentro de la denominada Coalición Democrática Unita-
ria (CDU). Puede señalarse también que en esta ocasión el partido animalista PAN
consiguió un escaño con el 1,3% de los votos.
Con relación a este resultado, se ha sostenido que la victoria de la conuencia elec-
toral de centroderecha que había venido gobernando el país e implementando las
medidas exigidas por la Troika a causa del rescate nanciero que tuvo que solicitar
Portugal, no puede interpretarse como una victoria de la austeridad, sino más bien
como el primer paso hacia unas dinámicas de funcionamiento del sistema político
luso más cercanas a al parlamentarismo (De Giorgi y Santana-Pereira, 2016).
Todo ello se conjugó también con el mantenimiento de la estabilidad del sistema de
partidos, así como con el hecho de que un gobierno que había implementado fuertes
medidas de austeridad no tenía por qué sufrir un fuerte varapalo electoral, a diferen-
cia de lo que había ocurrido en otros países europeos (De Giorgi y Santana-Pereira,
2016).
Por otro lado, también se ha interpretado que la crisis que caracterizó ese contexto
político produjo una polarización creciente, algo debido especialmente a la dureza
Artículos • Alberto Díaz Montiel
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de unas medidas de austeridad que fueron mucho más allá del acuerdo exigido por
la Troika, lo cual llevó a los partidos de derecha a un fuerte giro hacia ese lado del
tablero electoral (Freire, Lisi y Lima, 2015).
Tras los comicios, el presidente Anibal Cavaco Silva encargó formar gobierno al can-
didato de la citada coalición de centroderecha, Passos Coelho, quien no contaba con
mayoría absoluta y a sabiendas de que el PS había manifestado que no lo apoyaría
ni de forma activa ni pasiva (mediante su abstención). A causa de ello, el gobierno de
Passos Coelho caería a los 11 días de su nombramiento, tras una moción de censura
apoyada por los tres partidos de izquierdas de la asamblea (PS, BE Y PCP).
Tras ello, el PS liderado por Antonio Costa volvió a encabezar el ejecutivo del país
luso. “La principal novedad del gobierno que encabezó el antiguo alcalde de Lisboa
radicaría en que, por primera vez, se produjo una estrecha colaboración entre el PS
y los otros dos partidos situados a su izquierda (Lisi, 2016). Nacía con ello la denomi-
nada gerigonça, tal y como fue calicada la entente entre las tres organizaciones de
izquierdas por el entonces líder del CDS, Paulo Portas.
Sin embargo, y al hilo de lo que mencionábamos respecto a la institucionalización
de los sistemas de partidos (Mair, 1997), esta innovadora colaboración entre el PS y
los partidos su izquierda, no evitó que estos último se siguiesen viendo excluidos de
formar parte del gobierno a través de alguna cartera ministerial.
No obstante, todo lo anteriormente mencionado, también muestra una peculiaridad
que explica la estabilidad del sistema y diferencia el caso portugués de algunos de los
países de su entorno inmediato (como Francia y España). Es decir, la capacidad de
pacto que las fuerzas políticas mostraron, tanto las del lado derecho (con la coalición
Portugal al Frente entre PSD y CSD) como las de izquierda (con la citada gerigonça,
que suponía una pionera colaboración entre el PS y las fuerzas a su izquierda).
Tras cuatros de años de gobierno, en las elecciones legislativas de octubre de 2019,
el pueblo portugués validó mediante su voto la gestión de Antonio Costa y de la ci-
tada gerigonça, de forma que el PS obtendría el 36,3% de los votos y 108 escaños,
mientras que el PSD, ahora liderado por Rui Rio, perdió apoyo tras conseguir el 27,7
de los votos y 79 diputados. Le seguían el BE con un 9,5% de los votos y 19 escaños,
el PCP con un 6,2% y 12 escaños, y el CDS (que en esta ocasión volvía a concurrir
por separado) un 4,2% y 5 diputados. Mientras, el grupo animalista PAN triplicó sus
resultados alcanzando un 3,3% de los votos y 4 escaños.
Destacable fue también que, por primera vez en mucho tiempo, un partido de extre-
ma derecha, Chega, consiguió representación parlamentaria, lo cual ponía n a la
excepcionalidad portuguesa respeto a la ausencia de partidos de extrema derecha
con representación en las instituciones dentro del ámbito europeo (Marchi, 2020;
Díaz-Montiel et al., 2022).
Además, también obtuvieron un escaño respectivamente dos grupos de sustrato y
origen liberal, aunque muy diferenciados: Livre (L), posicionado en el ámbito del
centro-izquierda, y con una ideología y unos postulados típicos de las organizaciones
socioliberales. E Iniciativa Liberal (IL), ubicado en el centro-derecha y con postulados
pertenecientes al denominado neoliberalismo de derecha.
Tras tres años de legislatura, y una pandemia de por medio, el desacuerdo entre los
grupos de izquierdas para aprobar los Presupuestos en noviembre de 2021, llevaba
al jefe del Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, a disolver el legislativo y convocar elec-
ciones generales a celebrar el 30 de enero de 2022.
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Mientras tanto, se estaba produciendo un duelo por el liderato en el PSD, entre un
candidato más moderado, Rui Rio, que era además el líder del partido, y el eurodi-
putado, Paulo Rangel, más escorado a la derecha. Finalmente, Rui Rio venció, por
estrecho margen, en las primarias y pudo revalidad el liderazgo y la candidatura del
partido.
Por lo que respecta a la campaña, el presidente del gobierno saliente y líder del PS,
Antonio Costa, dedicó la primera parte de la misma a pedir al electorado una mayo-
ría absoluta que le permitiera componer un gobierno fuerte y libre de ataduras. Sin
embargo, ante el empate técnico que pronosticaban muchas encuestas entre PS y
PSD, durante la última semana de campaña Costa viró su mensaje, dejó de pedir la
mayoría absoluta y tendió la mano al resto de partidos, con la excepción de Chega,
el ya mencionado partido de derecha radical.
El resultado de todo ello fue que, a pesar de los pronósticos de las encuestas, el PS
se alzó con la mayoría absoluta, con un 41,3% de los votos y 120 escaños, reco-
giendo mucho voto proveniente de los grupos a su izquierda, dado que el BE pasó
de obtener un 9,5% de los votos en 2019 a un 4,4 en 2022, y el PCP de un 6,2% en
2019 a un 4,3 en 2022.
Por otro lado, el PSD, a pesar de mantener unos resultados muy similares a los co-
sechados en 2022, no podía evitar una cierta sensación de derrota, debido, en gran
parte, a las expectativas que las encuestas habían generado durante la campaña.
Mientras, el CSD desaparecía de la Asamblea de la República portuguesa, y Chega
multiplicaba sus votos y su presencia en el legislativo con respecto a la 2019, pasan-
do de un 1,2% del voto a un 5,1, y de un solo escaño a 12.
Tabla 3. Evolución electoral de Portugal (2009-2022).
2009 2011 2015 2019 2022
PS 36,5 28 32,3 36,3 41,3
PSD 29,1 38,6 36,8* 27,7 27,6
CDS 10,4 11,7 - 4,2 1,6
CDU/PCP 7,8 7,9 8,25 6,2 4,3
BE 9,8 5,1 10,1 9,5 4,4
PAN - - 1,3 3,3 1,6
Chega - - - 1,2 7,1
IL - - - 1,2 4,9
L - - - 1,1 1,3
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
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Tabla 4. Evolución de escaños en la Asamblea de la República portuguesa (2009-2022).
2009 2011 2015 2019 2022
PS 97 74 86 108 120
PSD 81 108 107 79 77
CDS 21 24 5 -
PCP/CDU 16 8 19 19 6
BE 15 16 17 12 5
PAN - - 1 4 1
Chega - - - 1 12
IL - - - 1 8
L - - - 1 1
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
3.3 Evolución de los principales indicadores del sistema de partidos
En primer lugar, vamos a comenzar analizando la evolución de la competitividad del
sistema de partidos portugués durante el período analizado. La competitividad fue
conceptualizada por Sartori (2005) [1976] como una de las características fundamen-
tales de la competición política, viniendo expresada mediante la proximidad en los
resultados electorales y parlamentarios entra las principales fuerzas políticas de un
sistema político dado.
En este sentido, conviene comenzar señalando que los dos primeros partidos en
liza durante el período analizado han sido siempre PS y PSD, intercambiándose la
primera y la segunda posición entre ambos en todas las citas electorales.
Puede comprobarse también que siempre ha habido cierta distancia entre el partido
vencedor y su perseguidor. La máxima se había registrado, tanto a nivel electoral
como parlamentario, durante las elecciones de 2011, con 10, 6 y 14,7 respectiva-
mente, algo seguramente explicado por el hecho de estar en los años centrales de la
crisis económica y el fuerte desgaste que la misma supuso para el ejecutivo del PS
que encabezaba José Sócrates. No obstante, en las recientes elecciones de enero
de 2022, se superó el techo anteriormente citado, alcanzándose un 13,7 a nivel elec-
toral y un 17,8 a nivel parlamentario. Lo concentración de voto al torno al PS, la cual
ninguna encuesta supo ver, explica está notable subida con respecto a 2019.
Por otro lado, la ocasión en la que más estrecho fue el margen fue durante las elec-
ciones de 2015, en las que la coalición de PSD y CSD obtuvo la victoria, con un 4,5
a nivel electoral y un 6,9 a nivel parlamentario. Esta situación de mayor equilibrio
entre las dos primeras fuerzas políticas dio lugar, como hemos visto, al fracaso en el
intento del líder y candidato de la coalición Portugal al Frente (que incluía a PSD y
CDS) de consolidar su gobierno tras el pacto de los grupos de izquierdas en torno a
la denominada gerigonça que gobernó el país entre 2015 y 2019.
Un factor explicativo relevante radica en el hecho de que, tal y como puede verse y
como ya se ha destacado anteriormente, los dos grandes partidos han sabido coali-
garse, con otras organizaciones de su espectro, cuando les ha resultado necesario,
para mantener su posición y, con ello, aportar estabilidad al sistema.
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Gráco 1. Evolución de la competitividad del sistema de partidos portugués
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
En cuanto a la fragmentación, índice ideado en un primer momento por Rae y cuyo
objetivo está relacionado con el número de partidos que operan en un sistema, hay
que comenzar señalando que, durante la primera parte del período analizado, el
sistema de partidos portugués ha venido mostrando un nivel relativamente bajo de
fragmentación, algo que se ha explicado en gran parte por el hecho de que apenas
hayan venido surgiendo nuevo actores políticos signicativos, así como tampo-
co apareciesen partidos extremistas o populistas durante mucho tiempo (Marchi,
2013).
Tras los comicios de 2019, lo anterior ha de ser matizado, tras la irrupción en la
Asamblea de la República del grupo Chega, irrupción que se ha visto fuertemente
acentuada tras las últimas elecciones de enero de 2022, en las que el grupo de
derecha radical pasó de 1 a 12 escaños (Díaz-Montiel et al., 2022).
A pesar de ello, al hilo de lo señalado en el párrafo anterior, la pauta que ha carac-
terizado la evolución de la fragmentación durante el período aquí estudiado es la
estabilidad y un nivel relativamente bajo. Con relación a ello, puede señalarse que
este indicador, como puede observarse en el siguiente gráco, se ha mantenido
muy constante durante el marco temporal analizado, uctuando entre 0,74 y 0,77
a nivel electoral, y entre 0,64 y 0,68 a nivel parlamentario, como puntos máximos
y mínimos.
Artículos • Alberto Díaz Montiel
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Gráco 2. Evolución de la fragmentación del sistema de partidos portugués.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
Por lo que respecta a la volatilidad, el índice que nos ayuda a establecer el grado de
cambio y lealtad del electorado, entre dos elecciones consecutivas, hacia las distin-
tas formaciones políticas que conforman un sistema de partidos, pueden destacarse
algunos aspectos. En primer lugar, durante el período analizado la volatilidad total ha
ido uctuando entre 8,9, el número más bajo y que tuvo lugar en las elecciones de
2009, y el 14,8 que se produjo en los últimos comicios, celebrados en 2022.
En referencia a ello, no ha de resultar casual que la cifra más baja de volatilidad se
produzca precisamente en las elecciones de 2009, para ir incrementándose en las si-
guientes citas electorales, cuando el seísmo provocado por la crisis iniciada en 2008
empezó a hacerse notar con más fuerza en las dinámicas políticas y los procesos
electorales.
No obstante, hay que señalar también el hecho de que en todas las elecciones ana-
lizadas la volatilidad total está por debajo de 15, siendo la cota más alta al respecto
el citado 14,8 de 2022, dato explicado, en gran parte, por la concentración de voto en
torno al PS, así como por el enorme incremento del voto que obtuvo Chega respecto
a 2019, pasando de un 1,2 a un 7,3% del voto,
En cuanto a la volatilidad entre-bloques, resulta llamativo el hecho de que esta au-
mentó en aquellos momentos en que hubo elecciones que terminaron provocando
un cambio de gobierno: en las de 2011, a causa del desgaste sufrido por el ejecutivo
socialista encabezado por José Sócrates como consecuencia de la crisis, se produjo
un trasvase votos del centro izquierda (PS) al centro derecha (PSD). Algo similar
ocurrió en la cita electoral de 2015, a pesar de que el PSD mantuvo el tipo y resultó
ganador de las elecciones (algo en gran parte explicado también por la alianza elec-
toral con el CDS que dio lugar a la candidatura de Portugal al Frente), se produjo
cierto trasvase de votos desde la derecha hacia la izquierda, también a causa de las
duras medidas que había tenido que tomar el gobierno de centro derecha a raíz de la
crisis y del rescate al que había tenido que recurrir el país (Freire, Lisi y Lima, 2015).
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En lo referido a la volatilidad intra-bloques, destaca la ratio al respecto que se al-
canzó en las legislativas celebradas en 2019, en las cuales se alcanzó la cifra más
alta de la seria con un 10,8. Algo explicado por el hecho de no haberse repetido la
alianza electoral en el centro-derecha entre PSD y CDS, y las transferencias de voto
que hubo entre estos partidos del mismo espectro ideológico, así como por una cierta
concentración del voto de izquierdas en el PS.
Cabe destacar también en este punto como, en las dos mayorías absolutas cose-
chadas por el PS, casualmente en la primeras elecciones del período (2009) y en las
últimas (2022), encontramos dígitos muy similares (5,2 y 5,8) de volatilidad intra-blo-
ques, datos explicados, en gran parte, por la concentración del voto de izquierdas en
torno al PS en ambas citas, a lo que se une, para los comicios de 2022, el conside-
rable y ya citado aumento del voto recibido por Chega, así como por el hundimiento
del CDS, dentro del ámbito de la derecha.
Gráco 3. Evolución de la volatilidad del sistema de partidos portugués.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
Por último, en lo referido al índice del número efectivo de partidos, también pueden
observarse ciertas pautas de estabilidad durante el período. Por lo que tiene que ver
con el nivel electoral de este indicador, vemos que durante las tres primeras citas
electorales incluidas en el análisis el número de apenas varía, pasando de 4 en las
elecciones de 2009 a 3,9 tanto en 2011 como en 2015.
Sí que puede observarse un incremento en los comicios de 2019, ascendiendo la
cifra a 4,4, algo explicado por el incremento del voto de partidos como los animalistas
del PAN, que pasó de 1,1% a un 3,3, o la ya citada aparición de los dos grupos de
índole liberal, Livre e Iniciativa Liberal (el primero, como veíamos, de centro-izquierda
y el segundo perteneciente a los postulados neoliberales de derecha), y el partido de
extrema derecha Chega, volviendo a reducirse en las elecciones de 2022 hasta el
3,8, algo explicado, por ejemplo, por el ya citado hundimiento del CDS.
También permanece relativamente estable este índice a nivel a parlamentario, en las
dos primeras citas electorales del periodo el número repite en el 3,1, descendiendo
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levemente a 2,8 tanto en los comicios de 2015 como en los de 2019, bajando aún
más en las últimas elecciones de 2022, en las que este indicador se situó en 2,5.
Según la clasicación, a partir del número efectivo de partidos, ideada por Siaroff, el
caso luso se encontraría entre un multipartidismo moderado con un partido dominan-
te y multipartidismo moderado con dos partidos principales. Por otro lado, a la luz de
la también mencionada clasicación elaborado por Alan Ware, el caso portugués se
habría mantenido durante todo el período analizado como un sistema con dos parti-
dos grandes y varios más pequeños, dado que los dos partidos grandes han sumado
siempre más del 65% de los votos, pero ninguno otro ha conseguido más del 14%.
Gráco 4. Evolución del Número Efectivo de Partidos del sistema de partidos portugués.
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del
Ministerio de Administración Interna del Gobierno de Portugal.
3.4 Institucionalización del sistema de partidos portugués (2009-2022)
Tal y como puede observarse en la tabla, el sistema de partidos portugués, siguiendo
lo estipulado al respecto por Mair (1997), se ha mantenido durante todo el período
analizado como un sistema cerrado, estable y fuertemente institucionalizado.
De tal forma, en todos los cambios de gobierno que han tenido lugar en Portugal
durante esta etapa, se han cumplido prácticamente todas las condiciones formuladas
por Mair (1997) al respecto: la frecuencia del cambio de gobierno ha sido regular,
todas ellas tras la celebración de unas elecciones.
Además, la alternancia ha sido completa siempre que se ha producido el cambio. Es
decir, el gobierno ha sido sustituido en todas las ocasiones por un partido distinto,
conformándose también en todas las ocasiones una fórmula familiar, conformada
fundamentalmente por ministros del PS o del PSD (aunque en este caso, y tal y como
ya había venido ocurriendo, se han incluido cargos ministeriales provenientes del
CDS), y excluyéndose sistemáticamente a determinados partidos de la posibilidad
de formar parte del ejecutivo, concretamente a PCP y BE, así como, de momento, al
grupo de derecha radical Chega.
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Dicho lo cual, el gobierno conformado por Antonio Costa (PS) a nales de 2015
que trajo consigo algunas novedades. En primer lugar, este gobierno se ha interpre-
tado como una consecuencia del período de austeridad y gestión de la crisis econó-
mica por parte de las instituciones europeas y del gobierno de centroderecha (Lisi,
2016). Además, este ejecutivo supuso una colaboración sin precedentes durante las
últimas décadas entre el PS y los partidos situados a su izquierda (básicamente
PCP y BE). No obstante, el ejecutivo no supuso ninguna innovación en términos de
fórmula de gobierno, dado que no generó la entrada de nuevos partidos al mismo
(Jalali, 2019: 223).
Tabla 5. Institucionalización del sistema de partidos portugués 2009-2022
Propiedades 2009 2011 2015 2019 2022
Alternancia Ninguna Completa Completa Ninguna Ninguna
Fórmula Familiar
(en minoría)
Familiar
(coalición en
minoría)
Familiar
(en minoría)
Familiar
(en minoría)
Familiar
(mayoría
absoluta)
Acceso Cerrado Cerrado Cerrado Cerrado Cerrado
Fuente: elaboración propia a partir de Mair (1997).
Si se analiza también la evolución del sistema de partidos luso a partir de lo estipu-
lado por Casal Bértoa y Enyedi (2021), según lo cual la combinación de una fuer-
te institucionalización, una larga exposición democrática y una baja fragmentación
alientan la previsibilidad del sistema, puede volver a incidirse en la previsibilidad y
estabilidad del caso portugués.
Por otro lado, si nos basamos en lo estipulado por Chiaramonte y Emanuele (2017)
en relación con las premisas que ha de experimentar un sistema de partidos de cara
a producirse un proceso de des-institucionalización del mismo, podemos comprobar
que ninguna de ellas se ha producido en el caso luso: no se ha dado un escenario
electoral inestable con muy altos índices de volatilidad; de hecho, en todas las elec-
ciones del período analizado este indicador siempre estuvo por debajo de 15.
A lo anterior se une también el hecho de no haberse producido tampoco una regene-
ración del sistema de partidos, según la cual nuevos partidos hayan reemplazado a
los partidos tradicionales. En este sentido, el sistema portugués ha seguido pivotan-
do en torno a los mismos partidos durante el período: con PS y PSD como partidos
mayoritarios que se han venido turnando en el gobierno, y con CDS en el centro-
derecha y PCP y BE en el centroizquierda como partidos auxiliares. La ya citada
capacidad coaligarse de los grandes partidos con los socios menores de su espectro
ideológico, ayuda a explicar que esto haya sido así.
4. Discusión de resultados y conclusiones
Al inicio del presente artículo nos hacíamos la cuestión de si las consecuencias deri-
vadas de la crisis iniciada en 2008 habían tenido algún efecto notorio en las caracte-
rísticas y las pautas principales de funcionamiento del sistema de partidos portugués,
para lo cual hemos analizado la evolución tanto de algunos de los principales indica-
dores al respecto, como su institucionalización a partir de los establecido con respec-
to a ello por Mair (1997) y Casal-Bértoa y Enyedi (2021).
Artículos • Alberto Díaz Montiel
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Puede señalarse, al hilo de la hipótesis de partida que se presentaba, que el sistema
de partidos portugués se ha mantenido relativamente estable durante el período ana-
lizado (2009-2022), y todo ello a pesar de los diferentes retos políticos y económicos
que han caracterizado este momento histórico. Con relación a ello, Jalali (2019) ha-
bía señalado que el sistema de partidos luso había resistido comparativamente bien
la crisis económica y el rescate entre 2011 y 2014, y Pinto y Texeira (2019) que no se
habían producido grandes terremotos ni realineamientos electorales.
Dicho lo cual, y una vez celebradas y analizadas las elecciones legislativas de enero
de 2022, puede establecerse que la situación anteriormente mencionada no ha sufri-
do grandes modicaciones. De tal forma, el sistema de partidos luso se ha mantenido
estable, tal y como nos indica la evolución y el análisis de indicadores como la com-
petitividad, la fragmentación, la volatilidad o el número efectivo de partidos.
Además, hemos podido comprobar cómo el sistema de partidos portugués ha segui-
do pivotando en torno a dos grandes partidos: PS en el centroizquierda y PSD en
el centro-derecha, con partidos de menor tamaño (CSD, PCP y BE) en los que los
anteriores se apoyan a la hora de conformar mayorías. Destacable resulta el hecho
de que tras los comicios de 2015, por primera vez en las últimas décadas, el PS miró
a los partidos de su izquierda a la hora de sumar mayoría de gobierno y aprobar pre-
supuestos y leyes. No obstante, y tal como había venido siendo habitual, los partidos
a la izquierda del PS (principalmente PCP y BE) han seguido siendo excluidos de
formar parte del gobierno.
Conviene volver a destacar que en las últimas elecciones legislativas, acontecidas
en enero de 2022, se produjeron circunstancias que, sin alterar signicativamente
las pautas del sistema de partidos portugués, sí que interesa volver a reseñar. Por
un lado, uno de los partidos predominantes del sistema, el PS, volvió por sí solo a
cosechar una mayoría absoluta, tras concentrar con más fuerza aún el voto de la
izquierda. Por otro lado, mientras el PSD se mantenía en los guarismos de 2019, el
CDS desaparecía de la Asamblea de la República, y Chega multiplicaba exponen-
cialmente su presencia en dicha cámara, pasando de 1 a 12 escaños.
Dicho lo cual, hay que incidir de nuevo en la gran estabilidad y el caso tan particular
que ha sido el sistema de partidos luso. Algo que sobresale si se compara con, por
ejemplo, países vecinos como España o Francia. En donde, durante estos años, el
sistema de partidos se trasformó profunda y radicalmente.
El factor explicativo de esta particularidad lusa es, como se ha visto, la capacidad de
pacto que los partidos lusos mantuvieron en momentos en los que otros sistemas de
partidos estaban saltando por los aires. Otras investigaciones recientes han destaca-
do también la tradicional tendencia a la cooperación de las élites políticas portugue-
sas (De Giorgi y Santana Pereira, 2020).
Un ejemplo de ello tuvo lugar en 2015, cuando la derecha portuguesa (PSD y CDS)
supo coaligarse, conformando la coalición electoral Portugal al Frente. Algo que les
permitió mantener niveles similares de apoyo electoral, siendo primeros en la cita
electoral de ese año.
También, en esa misma ocasión, la izquierda fue capaz de unirse -por primera vez
en décadas- para evitar el gobierno de la derecha, conformando la denominada geri-
gonça. Todo ello contrasta con, por ejemplo, lo que estaba pasando en España esos
mismos años (2014 y 2015), en los que su sistema de partidos estaba experimen-
tando profundas mutaciones. Esto se vio agravado por la falta de entendimiento de
los partidos en ese país, tanto de derecha como a izquierda. Dando lugar a no se
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pudiese formar gobierno tras las elecciones de diciembre de 2015, produciéndose
una situación de bloqueo y una repetición electoral. Algo que volvió a ocurrir en 2019.
Por último, convendrá mantener la vista puesta, por ejemplo, en cómo evoluciona la
presencia en el sistema luso de las nuevas organizaciones políticas que han hecho
acto de aparición. Con especial atención al caso de Chega, dado que este partido ha
terminado con el hecho de que la extrema derecha no tuviera presencia signicativa
en la política lusa (Marchi, 2015; Díaz-Montiel et al., 2022).
También resultará de interés comprobar si las mencionadas pautas de estabilidad
del sistema se mantienen en los próximos años y si sigue habiendo partidos (como
PCP y BE) a los que se les priva sistemáticamente de formar parte de los ejecutivos.
Financiación:
Esta investigación no recibió nanciación externa.
Conictos de intereses:
El autor declara no tener ningún conicto de intereses.
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