Artículos • Gladys Karina Sánchez Juárez
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En esa lógica de diversicación productiva, los cacultores campesinos del sur de
México son un claro ejemplo, de manera particular en este trabajo nos referimos a
quienes se localizan en el estado de Oaxaca que mantienen sus formas de produc-
ción campesina aunque tienen la producción y comercialización del aromático, lo
cual lo han logrado en gran medida por sus procesos de organización que tienen al
menos 30 años de existencia. Puesto que, a través de sus estrategias organizativas,
los cacultores orgánicos y del comercio justo incursionaron en el camino de la au-
togestión productiva y se vincularon al mercado internacional al tiempo que también
mantuvieron sus formas propias de producción como el cultivo de la milpa, asimismo
su producción de traspatio dirigida al autoconsumo (Sánchez, 2015).
Ahora bien, el proceso de permanencia del campesinado en el sur de México no ha
resultado sencillo, en tanto, enfrentaron la profundización de las políticas neolibera-
les a nales de la década de los ochenta, puesto que las políticas de ese momento
privilegiaron a las empresas agrícolas que demostraban capacidad de competitividad
en el mercado, preferentemente internacional, asimismo toda la producción campe-
sina se consideró casi innecesaria por tener bajos rendimientos, dirigirse al autocon-
sumo primordialmente, contar con pequeñas extensiones de tierra y ser de temporal.
En ese mismo periodo, los precios de garantía para algunas producciones agrope-
cuarias que el Estado ofrecía desaparecieron (Calva, 1996), al mismo tiempo se
desmantelaron las diversas instituciones gubernamentales que tutelaban a campe-
sinos que lograron convencer de contar con una producción comercial como lo es el
grano aromático, altamente demandado en países fríos, de tal forma, que aquéllos
campesinos que aprendieron a depender del Estado porque contaban con asistencia
técnica, crédito, comercialización segura del grano y un precio garantizado de la no-
che a la mañana se quedaron sin esos apoyos (Sánchez 2015).
Al mismo tiempo, en el marco internacional se liberó el mercado del café, puesto
que, hasta 1989 se controlaba la oferta del grano para mantener estabilidad en los
precios, se controlaba en general la producción con el objetivo de asegurar estabi-
lidad a los productores; sin embargo, cuando se decide que era necesario liberar el
mercado por el proceso de globalización que exigía la “libre competencia”, los ca-
cultores campesinos fueron quienes enfrentaron la peor de las crisis comercial del
grano porque los precios decayeron totalmente, además de que en ese mismo año
devino una crisis productiva por el embate de una plaga y afectaciones por el clima.
Por tanto, después de que el Estado se retiró con la asistencia técnica, nancia-
miento y comercialización del grano aromático, además de abrir el mercado a la libre
competencia internacional, para los campesinos este contexto fue muy crítico, no
obstante, ya estaban incursionando en la producción del café y no podían abando-
nar de forma absoluta su cultivo debido a que cuentan con pequeñas extensiones
de tierra que imposibilita hacer cambios, además de tratarse de un cultivo perenne,
por estas razones, su producción agrícola no puede manejarse de acuerdo con las
demandas favorables del mercado o las conveniencias institucionales.
De tal forma, los campesinos que aún mantenían parte de sus extensiones de tierra
con cultivos de milpa se pudieron sostener con la producción de autoconsumo, al
tiempo que también encontraron estrategias para superar la crisis institucional, co-
mercial y climática, una de estas fue precisamente organizarse en colectivos para
buscar soluciones en principio de carácter comercial, ya que necesitaban vender el
grano aromático en grandes volúmenes para encontrar mejores condiciones comer-
ciales, pues de otro modo, las ínmas cantidades de su producción serían práctica-
mente una pérdida en un mercado que comenzó a funcionar bajo la lógica de la libre